Todo parecía un mar de sensaciones. Los sonidos eran inconexos y la oscuridad reinaba como la noche más negra, le costaba distinguir entre el mar de ruido las voces a su alrededor. Se levantó, sintiendo su cuerpo como si llevara cien kilos extra encima, le dolía absolutamente todo. Con confusión y sin saber muy bien que hacer hizo el esfuerzo por levantarse, pero solo cayó de bruces al piso.
Parpadeó varias veces para aclarar su visión, intentando reconocer el lugar donde se encontraba. Aunque no lo logró, pudo por lo menos ponerse en pie después de muchos intentos, dio algunos pasos tanteando objetos para no volver a caer.
No recordaba exactamente la razón por la cual sentía como si un peso de cien kilogramos la hubiese aplastado, solo sabía que un dolor abrasador envolvía su cuerpo como si de una serpiente se tratase, lo siguiente fue despertar de un sueño nada reparador.
—Presiento que esto no ha terminado. — la voz tensa de su abuela Jocelyn la puso en alerta, la puerta entreabierta dejaba a Sky oír con claridad la conversación. — No estamos seguros en ningún lugar, nadie, de hecho.
—Esta vez no tenemos ningún plan B. — Sky reconoció esa voz, juraba que la había oído en algún momento de su vida. Suave y calmada, masculina, definitivamente. — Tenemos que preparar la retirada si las cosas no salen bien.
—Retirada... — susurró Sky para sí.
Los recuerdos comenzaron a regresar de a poco, solo imágenes inconexas y sin sentido, nada que pudiera serle de utilidad para comprender la situación.
—¿De qué situación están hablando? — decidió entrar a la habitación para intervenir en algo que no entendía, admitía que no fue la mejor idea.
Ninguno de los presentes respondió, solo la miraron como si de un fantasma se tratara. Las expresiones boquiabiertas no se hicieron esperar, su abuela Jocelyn, junto con el hombre calvo y a la que reconoció como la Consúl, retrocedieron unos pasos.
—¿Qué está pasando? — insistió frunciendo el ceño. — ¿Por qué me miran... tanto?
—¿Eres Sky Morgenstern? — preguntó la voz masculina de hace unos minutos. El hombre frente a ella lucía confundido, pero no tenía la misma expresión muda del resto, a su lado una mujer castaña la miraba con curiosidad.
—Si, esa soy yo. — respondió con cautela.
—Me llamo Jem C...
La presentación fue interrumpida por el leve resplandor que iluminó la mitad de la sala repentinamente.
—Lamento llegar tarde. — se disculpó su hermano menor con Esther a su costado, cosa extraña, porque la vieron morir. — Me tomó más tiempo... Sky... ¡estás aquí! — exclamó Chris antes de lanzarse de lleno a sus brazos. Por supuesto que lo abrazó, aunque seguía sin entender la razón de tanto misterio.
—¿Alguien me dirá que rayos está sucediendo? — cuestionó con frustración oprimida.
—Moriste, pero regresaste. — explicó su hermano sin filtro alguno. — Un demonio te atravesó, nos enviaron devuelta al Instituto...
La rubia negó con fuerza, los muertos no reviven, era simplemente imposible. Otros recuerdos llegaron, aunque seguía sin entender del todo la situación. Logan, el nombre de su hermano mayor resonó fuerte en su mente, estaba en peligro, o al menos lo había estado cuando...
—¿Dónde está Logan? — inquiría Sky sin querer saber la respuesta. — ¿Por qué todos hablan de un plan B? ¿Y por qué Esther está contigo, Chris? Se supone que está muerta.
—La traje de vuelta. Tengo un plan. — dijo Christopher para aparente sorpresa de todos. — Pero, necesitaré su ayuda.
—¿Qué más necesitas? — preguntó Jem dando un paso al frente para haciéndose cargo de la situación.
—La Espada Mortal. — afirmó su hermano con convicción. — Y el libro Gris.
William, Josie, Laura y Lucas se abrían paso entre la batalla para intentar llegar a Logan, el cual solo contemplaba todo con una sonrisa en su rostro desde su torre de marfil. El maldito ni siquiera lucía despeinado.
Sus padres y el resto de la familia estaban en la misma situación que ellos, su tía Nina no se veía por ningún lugar, y Jonathan... bueno, el se hacía pasó por donde sea que fuera pasando. Los demonios seguían llegando, como si la puerta al Infierno estuviera abierta a sus anchas.
—¿Alguien ha visto a Max? — preguntó Laura mientras esgrimía su látigo para destruir a un demonio tras de él.
—Ni idea. — respondió una jadeante Josie. — Creí que estaría con ustedes, aunque...
Una explosión sacudió el lugar, haciendo que el suelo temblará bajo sus pies. Una pequeña oportunidad para acercarse a su primo.
—Lamento llegar tarde. — anunció un alterado Max rodando por el suelo por muy cerca de ellos, ¿de dónde había salido? — ¡Cierren los ojos! — exclamó su primo. — Esto se pondrá blanco.
Will siguió la vaga instrucción de Max, cerró los ojos sin dejar de moverse, oyendo el sonido de chillidos y gritos, sintiendo el olor a carne e icor a su alrededor. Cuando abrió los ojos, lo que sea que Max haya hecho, había eliminado a una buena cantidad de demonios.
—¡Bien hecho, Maxie! — exclamó su hermana con júbilo, haciendo que el susodicho se sonrojara y desviara la mirada.
—No fue nada. — se encogió de hombros. — No sé que tanto durará, así que, cualquiera que sea el plan, será mejor hacerlo rápido.
William centró su vista en Logan, uno un poco desorientado por el alboroto. Asintió a los demás para que se dispersaran, su hermana cogió a Max de la mano, llevándoselo consigo y sumamente confundido. No importaba, ya le explicaría con rapidez.
Esto terminaría, de alguna u otra manera, lo haría.
Hacía mucho tiempo que Tessa no invocaba cualquier cosa. Le costaba creer que un niño de escasos doce años la guiara a través de un dudoso ritual prohibido. Por supuesto que Edward y Anne se opusieron de inmediato, aunque para sorpresa de todos, el tranquilo y siempre agradable Jem, fue quien los noqueó.
—Nunca me han agradado. — fue su excusa, y nadie replicó absolutamente esa verdad.
Jocelyn continuaba explicándole a su nieta lo ocurrido, vio en el rostro de la chica la forma en que su mente procesaba todo y tomaba forma, creyendo cada vez un poco más esa inverosímil historia.
—¿Por qué la habrán traído de vuelta? — se cuestionó Tessa en voz alta sin darse cuenta.
—Esa no es la pregunta mas importante en este momento. — interrumpió el menor de Morgenstern su línea de pensamiento. — ¿Estás segura de que quieres hacerlo? — volvió a Christopher frunciendo el ceño.
—Quizá no lo sepas, Chris, pero tus padres me ayudaron mas de lo que merecía, es tiempo de devolverles el favor. — aseguró la bruja con convicción.
—De acuerdo. — asintió el menor sin decir nada más. — Todos saben que hacer, ¿cierto? — cuestionó a los demás, que solo asintieron. — Mi plan tiene un 70% de probabilidad de funcionar.
—¿Y el otro 30%? — preguntó Jem con tranquilidad.
—Puede que ardamos, pero con algo de suerte no sucederá. — admitió el niño con un simple encogimiento de hombros. Antes de que alguno replicará, miró a Tessa directamente, una mirada casi suplicante para que comenzara.
¡NUEVO CAPÍTULO! Yes! Al fin le traigo una pequeña rebanada, solo para decirles que el siguiente está casi listo. Faltan un par de capítulos a lo mucho para el final, yep, triste pero cierto. Así que... ¿Qué creen que pase? Me gustaría oír sus teorías, solo les puedo adelantar la muerte de alguien, aunque sabrá Dios de quién ;)