La Revelación (Almas Perdidas...

By Ariana_Godoy

14.1M 1.6M 1.1M

[COMPLETADA] Ella es un vampiro convertido. Él es un vampiro purasangre. Ella aún se aferra a su humanidad, é... More

Prefacio
1. Taken
2. Bitten
3. Caught
4. Bled
5. Fought
6. Bound
7. Unbent
8. Dreamt
9. Fed
10. Dug
11. Found
12. Frozen
13. Felt
14. Shaken
15. Burst
16. Hurt
17. Known
19. Brought
20. Revealed.
21. Kissed
22. Wanted
23. Awaken
24. Confronted
25. Reunited
26. Controlled.
27. Loved
28. Marked
29. Unbound
30. Challenged.
31. Spoken
32. Frozen
33. Struck
34. Purified
35. La Revelación (Capítulo Final)
Almas perdidas en papel + Tour Latam

18. Born

371K 47K 36.2K
By Ariana_Godoy

"Un asesino frío no se molestaría tanto en demostrar que lo es."

-Morgan.

XVIII

«Esto es lo que usaste para matar a nuestros padres hace ochenta y cinco años».

Sus palabras me atraviesan, llegando directas a mi corazón, causando una sensación horrible. Aprieto mi pecho, cerrando los ojos.

No...

Yo no puedo haberlo hecho.

Destellos de recuerdos pasan por mis ojos cerrados hasta que el peor momento de mi vida se abre en mi mente.

Era mi dieciocho cumpleaños. Mi madre había organizado una hermosa fiesta para mí. No tenía muchos amigos, pero ella invitó a todos nuestros vecinos. Aceptaron venir porque nuestra casa era la más hermosa e intrigante del vecindario.

Después de todas las decoraciones, el jardín estaba lleno de sillas y mesas azules. Mi madre sabía que ese era mi color favorito. Milosh no estaba en casa; se encontraba en un viaje con algunos amigos. Desde el día en que se enteró de que era una especie de vampiro, pasaba mucho tiempo con sus amigos vampiros. Al menos, él era el mismo conmigo, todavía éramos muy cercanos. Solíamos pasar el rato y hablar durante horas. Él regresaría ese día para mi cumpleaños. Subí a mi habitación para vestirme; estaba pasando frente a la puerta de mis padres cuando los oí hablar.

—Ella merece tener una fiesta de cumpleaños, Brorian. —La voz de mi madre tenía un aire reprochante.

—Ella no es humana. No puedes seguir tratándola como una —replicó mi padre, con ese tono frío que lo caracterizaba.

—Se merece una noche de celebración. Ya sabes lo que ha pasado, Brorian. Ella lo necesita —dijo mi madre con tristeza. Ella tenía razón. Lo necesitaba. Necesitaba una noche de felicidad, una noche sin dolor.

—Haz lo que quieras. Pero recibiré nuevas órdenes esta noche y tengo la sensación de que no son buenas. Estás advertida. —Y tras eso escuché los pasos de mi padre. Corrí a mi habitación y cerré la puerta detrás de mí, presionando la espalda contra ella. Contuve la respiración cuando escuché a mi padre pasar por la puerta de mi habitación.

Levanté la vista y encontré a Shadow sentado en mi cama. Siempre me pareció gracioso la contradicción de su presencia en mi habitación. El Purasangre, que siempre iba de negro, con esa aura tenebrosa a su alrededor, en medio de mis paredes rosadas y sábanas de colores alegres se veía tan fuera de lugar. Sus ojos rojos encontraron los míos.

—Esta no es una buena noche para hacer una fiesta, Morgan.

—¿En serio? No es necesario que me lo digas. Acabo de escuchar a mis padres discutiendo sobre eso. —Dejé escapar un largo suspiro.

—La organización de tu padre tiene una reunión hoy. Están decidiendo sus nuevos objetivos. Mi líder me ha advertido que esté preparado para cualquier cosa —explicó, poniéndose de pie.

—A veces no te entiendo a ti ni a mi padre. ¿Por qué si ambos son Purasangres no están en la misma organización? —pregunté, lanzando mis brazos en el aire con exasperación—. Además, ¿qué tiene que ver esa reunión conmigo?

—Porque tu padre y yo tenemos visiones diferentes del mundo. Los objetivos de su organización no son los mismos que los míos. Y esta reunión tiene mucho que ver contigo. Están decidiendo tu futuro.

Me quedé atónita por un momento.

—¿Mi futuro? ¿Quiénes son ellos para decidir mi futuro? Estoy tan harta de esta mierda. Se supone que debo ser especial, pero no soy un ser humano y no soy un vampiro. Entonces, ¿qué demonios soy? ¿Y por qué todos están tan obsesionados con este poder que se supone que tengo?

Alguien llamó a la puerta antes de que Shadow pudiera responder.

—¿Morgan? —me llamó la suave voz de mi madre al otro lado de la puerta. Hice un gesto a Shadow para que se fuera. Cuando desapareció, abrí.

—Hola mamá. —Forcé una sonrisa.

—¿Con quién estabas hablando? —preguntó, mirando detrás de mí—. ¿Es ese amigo imaginario que tienes desde que eras una niña?

Mis padres no sabían de la existencia de Shadow o Aidan. Cuando era niña, había intentado contárselo, pero no me creyeron, así que dejé de hacerlo. Además, Shadow me dijo que no deberían saber nada de él.

—Estaba hablando sola —mentí. Mi madre entró y colocó una caja blanca en mi cama.

—Tu vestido, espero que te guste —dijo con una sonrisa. Ella era dulce y cálida, tan diferente de mi padre. No entendía cómo podía estar con él—. ¿Morgan?

—Lo siento, estaba pensando en la fiesta.

—Deberías darte prisa, cariño. Vístete, ya casi es hora. Nuestros primeros invitados están al llegar —indicó mientras caminaba hacia la puerta. Sabía que había estado ocupada los últimos días; ella había hecho un esfuerzo para tener todo perfecto para mí.

—Madre —llamé antes de que pudiera irse. Necesitaba que supiera que apreciaba su esfuerzo—. Te amo. —No era muy expresiva con mis sentimientos después de todo lo que mi padre me había hecho pasar, pero ella era mi madre y aún la amaba.

Su rostro se contorsionó en arrepentimiento y dolor. Sabía que se odiaba a sí misma por no haber detenido a mi padre, pero también sabía que no podía hacer nada: él era mucho más fuerte que ella. Si intentaba dejarlo, la atacaría y nos separaría.

—Yo también te amo, cariño, mucho. —Sus labios se curvaron en una sonrisa triste—. ¡Ahora, apúrate! —Una lágrima escapó de sus ojos, pero la limpió, saliendo de la habitación.

El agua fría cayó sobre mí cuando me di una ducha rápida. Me lavé el pelo, mirando algunas grietas en la cerámica del baño. Milosh y yo habíamos hecho eso, peleando cuando éramos niños.

«Lo extraño», pensé, pasando los dedos por las grietas en la pared del baño. Me preguntaba dónde estaba y si estaba bien. Sabía que el mundo fuera de esa casa era peligroso, al menos eso me había dicho mi padre. A veces, me sentía celosa de Milosh. Él compartía los detalles de sus aventuras de sus viajes conmigo, mientras yo nunca había puesto un pie fuera de esa propiedad. Padre me había dicho que siempre necesitaría protección debido a mis poderes especiales. Ni siquiera sabía el porqué de todo esto. Pero para mí era una prisionera de mis propios poderes.

Después de vestirme, me enfrenté a mi espejo. Mi vestido azul era impresionante. La parte superior era un corsé apretado que hacía que mi cintura luciera más pequeña de lo normal; más allá de mis caderas era suelto y cómodo, apenas llegando a mis rodillas.

Hermosa.

Mi reflejo me devolvió la mirada con aprecio. Había ojeras debajo de mis ojos, había sido una semana agitada. Mi mirada jade tenía un brillo inusual. Mi largo cabello negro me caía por la espalda y los brazos. Lo había cortado recientemente, pero todavía estaba largo. Lo peiné a los lados de mi cara. Sentí una presencia detrás de mí; no necesitaba darme la vuelta para saber que era Shadow.

—No creo que esta fiesta sea una buena idea. Ellos... —Se detuvo bruscamente cuando me giré hacia él. Sus ojos se abrieron ligeramente de sorpresa.

—¿Qué? —pregunté, revisando mi vestido para ver si había algo mal con el mismo o si tenía una mancha. Levanté la mirada hacia su rostro, confundida. Él apartó la vista.

—No es nada. Solo tengo un mal presentimiento sobre esta noche.

Decidí ignorar su advertencia. Shadow podía arruinar el entretenimiento de otra persona: «No hagas eso», «No hagas esto», «Es demasiado peligroso».

El silencio cayó sobre nosotros y sus ojos rojos volvieron a mí. Vestía su uniforme negro junto con esa máscara que cubría su rostro. Siempre me pregunté cómo se vería Shadow. Aidan era hermoso, solía tener un crush infantil con él hacía dos años, pero era demasiado frío conmigo. Era misterioso. Pero Shadow estaba más allá del misterio, ni siquiera había visto su cara. Sonreí cuando una idea vino a mi mente.

—¿Qué? —preguntó él, frunciendo el ceño—. Conozco esa mirada, estás tramando algo.

—Hoy es mi cumpleaños. —Le sonreí.

Él me dio una mirada cautelosa

—¿Y?

—¿No me darás un regalo?

Shadow no era muy sociable o hablador, pero, por lo general, me daba todo lo que le pedía en mi cumpleaños; excepto cuando le pedí que me sacara de la casa para dar una vuelta, aparentemente era demasiado peligroso. Dejó escapar un largo suspiro

—¿Qué es lo que quieres?

—Muéstrame tu cara —respondí rápidamente.

Él ni siquiera parpadeó.

—No.

—¿Por qué no? Te conozco desde que era niña. ¿Qué hay de malo en verte la cara? —crucé los brazos sobre el pecho.

—Dije que no.

—Pero...

—No.

Tomé una respiración profunda, bajando la cabeza.

—Por favor, necesito que esta noche sea diferente.

Nos quedamos en silencio por un tiempo.

Shadow dio unos pasos hacia mí. Mi mirada se centró en el suelo, así que lo primero que vi fueron sus botas negras de combate. Mis ojos subieron, pasando por sus piernas bien formadas, sus brazos y hombros y pecho definido. Mi mirada llegó a su mandíbula y me congelé: no estaba usando su máscara.

Mi corazón latía desbocado al ver la cara de Shadow por primera vez en mi vida.

Su mandíbula inferior era cuadrada y conducía a los pómulos muy definidos, que se elevaban hasta su desordenado cabello, el cual era del color de la oscuridad pura. Sus cejas eran del mismo color que su cabello, pero eran más gruesas y más llenas que sus pestañas, lo que acompañaba a sus hermosos ojos de color rojo oscuro. Tenía el tipo de nariz que solo podía describirse como perfecta y la clase de labios carnosos que tenían marcado el arco de cupido.

Estaba sin palabras, lo miré boquiabierta.

—¿Morgan? —La voz de Shadow me sacó de mis pensamientos. Aparté la vista, sonrojándome.

No podía creer que esta criatura tan hermosa hubiera estado conmigo durante toda mi existencia. Su belleza no era natural; por supuesto que no lo era, él era un Purasangre, un ser sobrenatural.

Le di la espalda, tratando de controlarme frente al espejo. Me peiné con dedos temblorosos. Traté de mantener la mano firme, pero estaba demasiado nerviosa. Mi respiración se había vuelto pesada. Mis pechos subían y bajaban rápidamente debajo del material de mi apretado corsé. Podía ver sus ardientes ojos rojos a través del espejo. Ya no era una niña y mi cuerpo parecía ser muy consciente de la hermosa criatura detrás de mí.

«Relájate», dije dentro de mi cabeza. Me coloqué el cabello hacia un lado, exponiendo mi cuello un poco mientras me colocaba un collar con un colgante. Cuando terminé, sentí una respiración cálida en mi nuca. Eché un vistazo al reflejo del espejo y vi a Shadow justo detrás de mí. Todavía estaba desenmascarado; sus ojos llameantes me atrapaban, tenían tanta intensidad que era imposible mirar hacia otro lado.

—Yo... debería irme. Los invitados ya deben estar en los jardines.

Me estaba ahogando en el mar rojo de sus ojos. Se inclinó hacia delante. ¿Qué estaba haciendo? Puso ambas manos en mis caderas y las apretó suavemente.

—Morgan... —susurró en mi oído, enviando escalofríos por mi espina dorsal.

«¿Qué demonios está pasando? ¿Por qué me estoy muriendo por su toque?». Besó mi piel suavemente. Era demasiado verlo hacer eso a través del espejo. De repente, su lengua lamió mi cuello como un depredador le haría a su presa antes de comerla.

—¿Qué estás haciendo? —Me retorcí, tratando de escapar, pero él era demasiado rápido. Sus manos agarraron mis dos muñecas y las sostuvieron detrás de mi espalda.

—Quédate quieta —exigió, sus colmillos rozaron mi piel. Entonces me di cuenta: quería morderme. Quería alimentarse de mí y no tenía idea de por qué la mera idea de que lo hiciera me excitó—. Hueles tan bien... —Mordisqueó mi piel con lujuria. Sus ojos se veían más rojos que negros. Su sed de sangre destellaba en sus ojos, pero también, ¿deseo?

Parecía que él me deseaba, no solo mi sangre. Luché para liberar mis manos, pero no pude. Me mordió el cuello juguetonamente, me estremecí. Sus labios carnosos se sentían suaves contra mí. Me pregunté cómo se sentiría besarlo.

—Shadow... —Mi voz era solo un susurro.

Él me soltó y me volví para enfrentarlo. Acaricié su mejilla, acercándome a él. No estaba pensando, solo quería besarlo. Acerqué su rostro hacia mí, pero él me tomó la mano, deteniéndome, y dio un paso atrás.

El sabor amargo del rechazo me hizo sentir náuseas. Nunca me había sentido tan estúpida en toda mi existencia.

—Ve, tus invitados ya están aquí. —Su tono volvió a ser frío. Forcé una sonrisa, tratando de ocultar mis sentimientos heridos.

—Tienes razón. —Me dirigí a la puerta sin mirar atrás.

Las lágrimas nublaron mi visión sin importar cuánto tratara de controlarlas. Bajé las escaleras rápidamente, mi pulso aún estaba acelerado, ¿Qué diablos había sido eso? Había intentado besarlo y, por supuesto, él me había rechazado. Él no me deseaba, simplemente se dejó llevar por su sed. Él solo quería mi sangre, eso era todo.

Había algunas personas en el jardín. Tomé una respiración profunda y limpié mis lágrimas. Traté de fingir la mejor sonrisa falsa, incluso cuando estaba tan enojada y herida en el interior.

Siempre supe que tenía sentimientos por Shadow. Cuando era una niña, lo había visto como mi ángel guardián; conocía todos mis secretos y me protegía de todo. Bueno, salvo de mi padre... Me había explicado que no podía interferir con las acciones de mi padre. Porque si lo hiciera, lo separarían de mí para siempre.

Sin embargo, Shadow me había preguntado si quería que matara a mi padre, pero le dije que no. Decidí soportar el dolor. Además de que él era mi padre después de todo, no lo quería muerto. Siempre me había importado Shadow, incluso cuando era tan misterioso. La curiosidad y el respeto fueron las principales cosas que causó en mí desde que era una niña. Pero cuando me convertí en un adolescente, todo cambió. Me di cuenta de cómo todos esos sentimientos se transformaron en algo más maduro, una gran atracción hacia él.

—¡Morgan! —Escuché la llamada de mi madre desde atrás—. ¡Ven conmigo! ¡Ahora! —Sonaba urgente. Caminamos hasta que estuvimos detrás de algunas cortinas azules en la parte posterior de la mesa principal del jardín.

—¿Qué pasa, madre?

—Tu padre acaba de recibir sus nuevas órdenes. Tenía un mal presentimiento, pero luego me dijo que quería dar un discurso para presentarte frente a todos en la fiesta. —Estaba más que emocionada.

—¿De verdad? —No podía creerlo, mi padre no era del tipo afectivo.

—Sí, espéralo aquí. No te muevas.

Asentí, sonriendo como una tonta.

Esperé lo que me parecieron los veinte minutos más largos de mi vida. Podía escuchar los murmullos de la gente en el jardín; moví la cortina un poco para echar un vistazo. Ya había muchos vecinos allí. Algunos de ellos se sentaron en las sillas mientras otros estaban de pie hablando.

Estaba a punto de poner la cortina en su lugar cuando mis ojos se encontraron con un grupo de personas que estaban de pie y conversando. Una de ellas era una hermosa chica rubia con un vestido blanco; me percaté de que tenía esa marca en el cuello, la marca de Purasangre. Todos eran Purasangres; tal vez mi padre los había invitado porque eran sus amigos o algo así. Suspiré y volví a poner la cortina en su lugar.

—Morgan —saludó fríamente la voz de mi padre.

Me volví hacia él y le sonreí

—Padre.

—Estás hermosa, hija mía. —Su voz cambió de fría a triste.

—Gracias —dije honestamente. Era la primera vez que mi padre me decía algo bueno. Él miró hacia abajo por un momento y sacó algo de su bolsillo: era una hermosa daga, tal vez se trataba de mi regalo.

—Lo siento.

¿Por qué? ¿Por qué lo sentía? Recibí mi respuesta de inmediato. Levantó la mano con el arma y luego la bajó para cortarme. Solo podía jadear, en estado de shock. Por instinto, di un paso atrás, poniendo los brazos frente a mí en un intento inútil de protegerme. El filo de la daga me cortó ambos antebrazos superficialmente. Sentí la sangre rodando por mis brazos. Estaba temblando, completamente desconcertada.

—¿Padre? —llamé, sin poder moverme. Él solo miró hacia otro lado.

—Esto es por tu propio bien.

Las lágrimas brotaron de mis ojos. Los cortes me picaban y ardían, haciéndome respirar profundamente para soportar el dolor. Levantó la mano nuevamente.

—Brorian. —La voz de mi madre lo detuvo. Ella parecía tan sorprendida como yo, podía verlo en sus ojos—. ¿Qué estás haciendo? ¡Oh, Dios mío!

Caminó hacia mí.

—No interfieras, Margaret —ordenó mi padre, serio.

Lágrimas silenciosas cayeron de mis ojos. No pude moverme ni hablar. Mi madre me agarró de los brazos, revisando los cortes.

—¿Morgan? —me llamó, pero su voz parecía muy lejos de mí—. Vamos adentro para que pueda curarte. —Mi madre era una sanadora. Mi padre agarró un puñado de su cabello, alejándola de mí.

—Te he dicho que no interfieras —La tiró al suelo violentamente.

Sabía que debería haberme movido, debería haber gritado, debería haber dicho algo..., pero mi mente estaba paralizada y también mi cuerpo. Las heridas físicas no me dolían, pero las psicológicas me estaban consumiendo. Él levantó la mano una vez más.

—Padre... —Mi voz se quebró; mi padre quería matarme.

—No te preocupes, hija mía, estarás bien —dijo en un susurro. Mi madre se puso entre nosotros.

—No dejaré que mates a mi hija. —Había determinación estaba en su tono. Ella nunca había desobedecido a mi padre y ahora lo estaba haciendo por mí.

—Eres una criatura egoísta, Margaret. Esto es para un bien mayor. Está más allá de ti, de mí o de ella —habló como si sus palabras fueran la pura verdad.

—Ella es mi hija. No me importan tus objetivos, ha sufrido lo suficiente. Te dejaremos y seremos felices por nuestra cuenta.

—Si la llevas contigo, no podrás protegerla —replicó él amargamente.

—Al menos será feliz. Es una gran chica, Brorian, deberías saberlo. Tiene el corazón más dulce de la tierra. Ni siquiera tu cruel tortura ha dañado su alma pura. Es una luchadora, una superviviente y mi hija. Estoy orgullosa de ella y Dios sabe cuánto la amo. —Las palabras de mi madre aliviaron mi corazón herido.

—Oh, Margaret, eres débil. Acabas de sonar como una humana. No entiendes que mi visión de este mundo está más allá de los sentimientos familiares y patéticos.

¿Cómo podía mi padre decir eso tan calmado? Entonces me atacó en un movimiento rápido, pero mi madre se puso frente a mí y lo detuvo sosteniendo su antebrazo.

—No —dijo desafiante.

Pero mi padre se soltó para agarrarla y clavó la daga en el estómago de mi madre, salpicándome de sangre. Empecé a temblar sin control cuando ella tosió sangre.

«No, no, no...».

—No...—logré susurrar. Mi padre tiró del arma y ella cayó al suelo —Madre..., no... —Mis labios temblaron mientras lágrimas calientes caían por mi rostro. Mi mente no podía procesarlo, pero necesitaba reaccionar por ella. Me las arreglé para caminar hacia ella, pero mi padre me agarró por el antebrazo herido. Lo miré fijamente.

—Seré rápido.

Levantó la mano con la daga ensangrentada, pero antes de que pudiera cortarme, la hoja de una espada cruzó su pecho, salpicándome sangre en la cara.

Vi a Shadow detrás de él. Mi padre tosió un par de veces cuando el arma se retiró de su pecho. Cayó en el suelo, justo al lado de mi madre. Me arrodillé frente a mi madre, desesperada. Sostuve su mano fría. Estaba muy pálida y tenía los ojos cerrados.

—Madre... Te salvaré, espera. Te sanaré, buscaré ayuda. Dejaremos esta tierra y seremos felices juntos, solo tú, Milosh y yo. Por favor, quédate conmigo. —No podía parar de hablar.

—Morgan, ella está... —comenzó Shadow.

—No, ella estará bien. Es fuerte —seguí balbuceando—. Mamá, respira... Te necesito, por favor —repetía una y otra vez. Mi padre se movió a su lado. Encontré sus ojos, la ira y la impotencia corriendo a través de mí.

—La insipidez de la muerte nos brinda la solución —susurró antes de que Shadow le arrancara la cabeza en un movimiento rápido.

—Los Purasangre están atacando este lugar. Tengo que luchar contra ellos, Morgan. Quédate aquí, no mires detrás de las cortinas, sin importar lo que oigas —dijo Shadow antes de marcharse.

Miré hacia abajo a mi hermoso vestido ahora manchado de sangre. De hecho, estaba sentada en un charco de sangre..., la sangre de mis padres. No lloré. Estaba completamente en silencio. Mi mente decidió bloquear lo que realmente estaba sucediendo. Me toqué la cara y me manché la nariz y los labios con sangre. Extendí la mano frente a mí.

—Madre... —susurré, mirando al pálido cadáver de mi madre. Junto a ella estaba el cuerpo mutilado de mi padre; vi la daga en su mano y se la quité.

Estaban muertos.

Mi madre estaba muerta.

No pude contener mi dolor por más tiempo. La realidad me golpeó, las lágrimas rodando por mi cara. Lloré en silencio. Todo mi cuerpo tembló. Me levanté y caminé hacia la cortina azul. Utilicé la daga para cortar la tela sin control, en un intento inútil de liberar mi dolor.

Grité y lloré moviendo la mano rápidamente, cortando la cortina, escuchando los gritos aterrorizantes detrás de ella. Las piezas de tela comenzaron a caer al suelo, permitiéndome ver todo el jardín, mi corazón casi se detuvo. No respire por unos segundos.

La sangre y los cadáveres manchaban la hermosa hierba verde que había amado con todo mi corazón. Tripas, brazos y piernas estaban por todos lados.

Vi a Shadow peleando contra otro Purasangre. Se movían realmente rápido. Shadow lo había cortado varias veces con su espada; el vampiro tenía heridas en el pecho. Reconocí a esa dama Purasangre que había visto antes. Estaba bailando y riendo encima de los cuerpos, con su vestido blanco lleno de sangre.

No podía soportarlo. Todos mis vecinos estaban muertos por mi culpa; mi madre estaba muerta por mi culpa. Tal vez mi padre tenía razón: no debería vivir. Todo lo que había causado era muerte y sufrimiento. Di un paso atrás, viendo la escena frente a mí.

«Esto no es real. No puede ser».

Apreté la daga en mi mano, caminando hacia el cuerpo de mi madre. Me arrodillé junto a ella.

—Iré contigo, madre. No hay razón para que viva, estoy... —Mi voz se quebró—. Yo solo... —Nunca había experimentado un dolor tan profundo, era como un espacio vacío dentro de mí que me estaba tragando—. Todo lo que hago es herir a la gente. —Finalmente, grité—: ¡Todo lo que causo es sufrimiento!

—Morgan...Esa voz... Levanté la mirada, pero mi vista estaba borrosa por las lágrimas.

—Milosh, yo... —No sabía qué decir. Me limpié las lágrimas con la parte posterior de mi mano ensangrentada. Mi hermano estaba congelado. Sostenía una caja decorada en su mano izquierda, parecía un regalo.

—¿Qué has hecho? —Dejó caer la pequeña caja.

—Yo... —Me puse de pie.

—Perdiste el control, ¿no? —gritó—. ¡Perdiste el control y los mataste!

No podía creer que realmente pensara que lo había hecho. Estaba a punto de responder, pero sentí una fuerte bofetada en la cara que me envió al suelo. Aterricé sobre mi trasero, él me quitó la daga

—¡¿Cómo has podido?!

—No quise...

—¿No quisiste hacerlo? —Estaba fuera de control. Lo entendía: acababa de encontrar los cadáveres de sus padres—. ¡Maldición! —exclamó una y otra vez, apretando los puños. Levantó la mano con la daga, pero se detuvo, dudoso, las aletas de su nariz moviéndose rápidamente mientras respiraba con furia.

M dio la espalda para irse.

—¡Milosh! —lo llamé, tratando de levantarme. Resbalé en el charco de sangre y caí entre los cuerpos de mis padres.

—La próxima vez que nos veamos, te mataré. —Sus palabras estaban llenas de desprecio y enojo. ¿Cómo podía creer que había matado a mis padres? Pero, antes de que pudiera añadir nada, desapareció.

—¡Milosh! —grité cuando intenté levantarme y nuevamente fallé.

—No... no... No me dejes, Milosh. No... por favor.

Mis manos comenzaron a temblar y brillar, mi poder se estaba activando. A veces podía controlarlo, pero era difícil. Lloré en voz alta, golpeando el suelo sin esperanza, haciendo agujeros en el.

—¿Morgan? —La voz de Shadow sonó detrás de mí, pero ya no estaba escuchando.

—¿Por qué? ¿Por qué? ¿Qué he hecho mal? ¿Qué he hecho para merecer esto? ¿Por qué? —grité, sintiendo que mi poder llegaba a cada célula de mi cuerpo. Un viento frío movió las ramas de los árboles y las flores—. ¡Ah, madre! ¿Por qué? —Se escuchó un fuerte trueno. Un aura rodeada de círculos me rodeaba.

—Cálmate, Morgan. —La voz de Shadow sonaba muy lejos.

Nubes oscuras llenaron el cielo de manera rápida y poco natural; se vieron relámpagos y luego se escuchó otro trueno.

—¡Madre! —exclamé, creyendo que ella despertaría y me diría que todo estaría bien.

—Morgan. —Shadow se dirigió a mí.

—Ya no quiero vivir. Por favor, mátame —le supliqué—. Por favor... —Sentí una presencia detrás de mí. Me volteé para encontrar a Aidan mirándome. Automáticamente, mi aura lo hizo retroceder. Pero entonces sentí un par de manos frías que me cubrían los ojos y todo se volvió oscuridad. Mientras perdía el conocimiento, lo único que podía pensar era «No quiero estar sola, por favor, no me dejen sola».

Abro los ojos con desconcierto. Mi respiración es rápida e inconsistente. Parpadeo un par de veces. El agua fría que cae sobre mí me hace darme cuenta de dónde estoy. Miro la daga en mi mano; es la misma que mi padre usó para tratar de matarme, la misma que usó para matar a mi madre. La tiré.

—Recuerdas ahora, ¿no? —dice Milosh detrás de mí.

Me pongo de pie, apretando los puños. Está lloviendo a cántaros. Mi mente no ha asimilado lo que acaba de recordar. Levantó la mirada como si estuviera pensando en algo.

—Milosh... — murmuro, captando su atención—. Mátame —susurro.

Sé que es una decisión cobarde, es la forma más fácil de escapar del dolor, de escapar de los hechos. Pero cargar con todo esto es imposible, ser la causa de tantas muertes, de tanto sufrimiento. No puedo soportarlo más. No puedo respirar ni vivir con esas imágenes dentro de mi cabeza. Me he esforzado tanto durante mi vida para contener el dolor, para ser fría, para que nada me afecte. Pero hay un punto en el que es imposible continuar. Me desprecio a mí misma, la vida es algo hermoso que resguardar, pero mi alma está manchada con sangre y marcas que nunca podrán eliminarse. Además, estoy muy débil, no hay nada que pueda hacer para detener a mi hermano. Él me observa en silencio.

—¿Eres suicida ahora, hermanita?

—Solo hazlo rápido. —Los relámpagos iluminan la cara confundida de Milosh por un instante. Inclina la cabeza hacia un lado.

—¿Qué pasa contigo? Sé que estás débil y no puedes evitar que te mate, pero ¿Nno lucharás por tu vida?

No respondo y camino hacia él. Le ofrezco la daga y él la toma con cautela. Sostengo su mano y la apunto a mi pecho.

—Solo hazlo.

Mi hermano me da una palmada en la mano.

—¡Deberías estar avergonzada! Mi madre se avergonzaría de ti en este momento. No crió a una estúpida cobarde; ella crió una luchadora, crió a una niña que pelearía por su vida hasta su último aliento.

Bajo la cabeza, pensando en mi madre. La extraño mucho y también extraño a mi hermano. El chico amable que siempre me estaba apoyando y ayudando.

—Te extraño, hermano. —Las palabras salen de mi boca por sí mismas.

—No eres mi hermana. Dejaste de serlo cuando mataste a nuestros padres. —Su tono está lleno de rabia.

—No los maté.

—Como si fuera a creerte.

—Tú me conocías, Milosh. ¿Cómo pudiste pensar que haría algo así? —pregunto, herida. É solo me mira—. Pero me quieres muerta, ¿no? Entonces, mátame. No tengo energía ni fuerza para luchar. No tengo voluntad ni ganas de seguir viviendo. Puedes llamarme cobarde, pero no puedo con todos los hechos dolorosos que rodean mi existencia.

—Terminemos esto, entonces. —Da algunos pasos hacia mí. Retrocedo y me golpeo la espalda contra un árbol. Él envuelve su mano fría alrededor de mi cuello.

Parece dudar, está pensando en algo. Miro directamente a sus ojos verdes. Las lágrimas ruedan por mi cara, pero se mezclan y se confunden con la lluvia. Milosh se inclina hacia mí lentamente; nuestras frentes se tocan, su cálido aliento acaricia mi rostro. Sé que puede matarme en cualquier momento; solo tiene que romper mi cuello para paralizarme, y para un vampiro eso es algo fácil de hacer. Luego, puede terminar conmigo fácilmente.

—¿Me odias? —pregunto honestamente porque estas pueden ser mis últimas palabras. Milosh respira profundamente, presionando su frente contra la mía.

—Eres mi hermanita, por supuesto que no te odio —responde, como solía hacer cuando éramos niños.

Mi corazón se salta un latido. Y lo abrazo, llorando desesperadamente.

Lo he extrañado...

Lo he necesitado...

Él es mi único hermano, después de todo.


Continue Reading

You'll Also Like

4.7K 246 22
No puedo prometerte que vayas a sentirte identificado con todo que vas a leer a continuación, tampoco puedo prometerte que vayas a interpretarlo todo...
26.1K 1.6K 20
La vida de Lesya después de abandonar a Christopher Mayer, se resumió en un descontrol total. Día y noche sembraba el mal en las calles a petición de...
108K 9K 70
Kara tiene sentimientos confundidos, no sabe si debe de luchar por el amor que no le corresponde o por el cariño de una mujer que la ama
7.4K 577 12
En esta historia Aqua y Ruby tienen otra hermana, en este caso son trillizos, Tn es idéntica a su madre, no sólo en físico si no también en su manera...