Pasión Italiana (Ya en Físico)

By danielacgalvis

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Bruno Lombardi. Frío,calculador y el hombre más poderoso de la mafia italiana, su mundo gira en reglas que na... More

《Sinopsis 》
-Personajes-
《Booktrailer》
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPITULO 15
CAPITULO 16
CAPITULO 17
CAPITULO 18
CAPITULO 19
CAPITULO 20
CAPITULO 21
CAPITULO 22
CAPITULO 23
CAPITULO 24
CAPITULO 25
CAPITULO 26
CAPITULO 27
CAPITULO 28
CAPITULO 29
CAPITULO 30
CAPITULO 31
CAPITULO 32
CAPITULO 33
CAPITULO 34
CAPITULO 35
CAPITULO 36
CAPITULO 37
CAPITULO 38
CAPITULO 39
CAPITULO 40
CAPITULO 41
CAPITULO 42
CAPITULO 43
CAPITULO 44
CAPITULO 45
CAPITULO 46
CAPITULO 47
CAPITULO 48
CAPITULO 49
CAPITULO 50
CAPITULO 51
Epilogo
Capítulo Extra
Próximamente en físico
Información sobre la venta del libro

CAPITULO 9

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By danielacgalvis

Canción: Fall Again - Glenn lewis

Subí al jet privado en compañía de Bruno, y se sienta a leer el periódico que reposa sobre una de las sillas, me siento incómoda, me siento como si no encajara en todo esto, él es un hombre que deslumbraría a cualquiera, un hombre que no se detiene por nada, es estricto, y meticuloso con cada cosa y paso que da en su vida.

- ¿Deseas pedir algo? – su voz me arroja lejos de mis pensamientos.

- No, gracias estoy bien.

- Usted ¿que desea señor? - la azafata coloca sus ojos en él y relame sus labios al igual que se acomoda el pañuelo que adorna su escote.

- Podrías traer una copa de vino tinto.

- En un segundo la traeré – se alejó de allí moviendo sus caderas de un lado a otro.

- Camila debo decirte algo – suspira y deja a un lado el periodico.

- Dime.

- Mi madre no sabe que me dedico a esto, todos estos años ha pensado que me dedico a los negocios que dejo mi padre, ella sufre de demencia senil, olvida ciertas cosas y como veras ningún hijo querría que su madre se enterara de su vida oscura.

- No te preocupes, no le mencionare nada.

- Grazie – me devuelve una sonrisa-. Puedo confiar abiertamente en ti.

El vuelo fue largo hasta que aterrizamos en una pista instalada en Sicilia. Los hombres de Bruno ayudaron a bajar las cosas del avión, y después de eso condujeron a una mansión alejada. El lugar en el que vive la madre de Bruno es inmensa, está más custodiada que la de estados unidos y es un camino algo complicado para llegar hasta ella.

Cruzamos el jardín principal hasta que el auto no deja en la entrada de la puerta que se despliega separando el interior con el exterior, una mujer elegante, de cabellos blancos sale disparada desde la cocina para recibirnos.

- Bruno mio fligio (Bruno hijo mio) – lo abraza y fija su vista asombrada en mí.

- Mamma (mamá)- dice él besando sus dos mejillas-. ¿Cómo ha estado la mujer de mi vitta?

- hai portato con te una donna (has traido contigo una mujer) – susurra.

- lei è Camila Steinfeld (ella es Camila Steinfeld) – responde mientras me toma de las manos-. Camila ella es mi madre, Elisabetta Lombardi

- Mucho gusto señora Lombardi.

- Bienvenida, ¿eres americana?

- Mi padre lo era, mi madre es latina.

- Eres una mujer muy exótica y muy bella – le guiña un ojo a él.

- Usted es muy hermosa y elegante señora.

- Ya estoy vieja, por ese motivo necesito nietos, unos nietos tan apuestos como mi hijo, la próxima vez que me visites trae contigo un bambino.

- Madre – le reclama él-. La señorita Steinfeld es una invitada, no es mi pareja.

- Me hago anciana y no tengo nietos, considera a tu madre por el amor a dio.

- Eres muy graciosa mamma - besa su frente. - Iré a cambiarme de ropa, ustedes conversen, estás en tu casa Camila.

Bruno sube las escaleras mientras me quedo en el piso de abajo junto a su madre.

- Ven linda ¿quieres tomar un poco de jugo? - me conduce a la cocina que no está muy alejada de allí.

La madre de Bruno saca una jarra de jugo y sirve en un vaso su contenido, para después dármelo.

- Dime, ¿A qué te dedicas cara?

- Trabajo en un hotel, estudie por cinco años hotelería y turismo.

- Entonces.. ¿Mi hijo está ciego que no ve la mujer tan bella que tiene su lado? Siempre la ha pasado solo, nunca he visto que traiga consigo a una mujer. La soledad en ocasiones no es tan buena.

- Señora... el señor Bruno ha hecho mucho por mí, es una persona a la que le guardo mucho respeto.

- Escucha, eres una mujer muy bella, conozco ese tipo de sentimiento, cuando conocí a su padre, yo era una mujer italiana muy torpe, no tenía modales y era un total desastre, tanto así que lo golpee con un pan.

Rio con su comentario.

- ¿Lo golpeo con un pan?

- Así es – se carcajea-. El padre de Bruno era un hombre que se llevaba las miradas de todas las mujeres, yo venía de la panadería y lo golpee con un pan justo en su cabeza, era casi imposible que no llamase su atención, Flavio era idéntico a Bruno, miento, Bruno es más apuesto, después de todo es hijo mío – me devuelve un guiño.

- Estoy segura de eso.

- Mi Flavio era un amante increíble, si no fuese así, mi hijo no hubiera salido tan apuesto.

Suelto una carcajada, la madre de Bruno es una mujer muy graciosa. Podrá sufrir perdida de la memoria pero aun atesora las cosas más importantes de su vida.

- ¿De qué tanto hablan? – Bruno aparece en nuestro campo de visión, se acomoda la corbata de lino azul que hace una perfecta combinación con camisa blanca que lleva ajustada a su perfecto cuerpo, junto a un pantalón negro y unos zapatos cafés.

- De hombres apuestos, como tu padre.

- Mamma

- Tu padre era un hombre en todo el sentido de la palabra, como lo eres tú, te crie bien ¿eh?

- Si mamma, me criaste bien. Porque fuiste mi mentora en muchas cosas.

- Mi Bruno es un caballero con las damas, es algo que le enseñe de niño.

- Y ha sido la mejor lección que me has dado.

- ¿Estas ciego entonces que no ves la mujer tan hermosa que tienes a tu lado? No todos los días te cruzas con una así.

- Se lo bella que es, soy consciente de ello.

- ¿Entonces qué pasa? Acaso esperas a que otro hombre se la lleve.

- Mamma haces muchas preguntas, vamos al jardín.

Nos dirigimos al jardín de la mansión y mi vista se posa en las flores que hay allí. En especial unos girasoles. Son mis flores favoritas.

- Son de mi madre, ella misma las planto.

- Son hermosas. Las flores son muy bellas.

- ¿Cuál es tu flor favorita?

- ¿Que? Eh... bueno los girasoles.

- Son mis favoritos también - dice sonriendo.

- Creo que tu madre tiene una buena memoria

- Mi madre lo único que logra atesorar en su memoria es a mi padre, lo amaba, para ella murió hace tres años, cuando en realidad lleva muerto ocho años.

- Eso es algo triste.

- Era el amor de su vida, no puedes olvidar a alguien tan importante en tu vida.

¿Acaso lo dice por Danielle? ¿No la puede sacar de su corazón?

- ¡Bruno! Enséñale Sicilia a la dama.

- Si mamma. Ven, iras conmigo en el auto, espérame junto a Simone.

- Esta bien.

Me dirijo hasta el auto para esperarlo junto a Simone.

- Dime Simone ¿Que tan importante es Bruno es Sicilia? Es decir...

Simone suelta una risa.

- Señorita es el don, y este es el lugar donde nació y creció, los hombres le tienen miedo. Por eso lleva el apodo del "diablo"

Solo espero que no existan problemas. Hasta el momento las cosas se han mantenido muy calmadas.

- Andiamo - dice Bruno mientras sube al auto.

- ¿Manejaras tú?

- Si. Puedo ir solo en mi auto cuando quiera.

- Creí que siempre manejabas el mismo auto.

- Este es uno nuevo que adquirí, un jaguar XF, te llevare a almorzar a un restaurante muy reconocido de la zona.

- ¿Tu madre no viene con nosotros?

- Ella está feliz con sus flores, hace rato que no le van estos planes, estará mejor acá.

- De acuerdo.

Bruno conduce hasta que damos con una carretera que tiene vista al mar de Sicilia, sus aguas son trasparentes y por un segundo parecieran el cuadro de un museo.

- ¿Ves aquella catedral? – señala una estructura a lo lejos de donde nos encontramos.

- Si.

- Allí se casaron mi padre y mi madre.

- Que romántico.

- Eran amantes del romance.

- ¿Tú lo eres?

- No puedo contestar esa pregunta, me gusta sorprender a las mujeres.

No hacía falta preguntarlo, sabia de sobra el tipo de hombre que era, una vez llegamos a aquel restaurante bruno tuvo que abandonar la mesa porque su móvil no dejaba de hacer ruido.

- Camila, discúlpame una vez más, pide lo que desees. Me tengo que ir.

- Pero acabamos de llegar. Es..

- Me necesitan. Simone prepara el auto y pide que custodien a Camila de regreso.

- Sí señor.

- Amos te llevara de vuelta. Nos vemos más tarde – se alejó de allí subiendo al auto en compañía de una caravana de autos que le seguían.

Aquello no me dejo tranquila, esto era Italia, la mayoría de enemigos provenían de aquí ¿y si eran los rusos?. Terminé almorzando sola como lo había hecho muchas veces, lo único que quería era charlar un poco con él acerca de irme de su casa así evitaría inconvenientes, pero de nuevo se marchaba sin mencionar ni dar tantos detalles. Regresé a la mansión una vez abandone el restaurante. Bruno había hecho lo mismo al aparcar su auto en ese mismo segundo.

- ¿Cómo te ha ido?

- Muy bien, las pastas estaban deliciosas. Creo que son las mejores que he probado.

- Me alegro que te hayan gustado.

Cuando estamos a punto de entrar a la mansión, varios autos que llegaron, un Lamborghini color vino tinto, aparca en frente de nosotros, Bruno dibuja una expresión de furia en su rostro. Un hombre alto, de cabellos castaños, casi cobrizos baja del interior, no puedo ver sus ojos porque están ocultos por unas gafas de sol, junto a él bajan dos mujeres, una de ella es rubia y la otra peli roja.

- Bruno, amico (amigo) – sonríe mientras guarda el dispositivo de alarma en su saco.

- ¿Qué carajos se supones haces aquí Giorgio? Esta es la casa de mi madre.

- Primero que todo, deja el malhumor, te dará úlcera - dice en acento italiano-. Ya me entere de lo que han hecho los rusos, así que he mandado a mis hombres a resolver a mi manera las cosas.

- Sal de la casa de mi madre, este no es un lugar para tratar negocios – refunfuña entre dientes.

- Tu madre me quiere como si fuera un hijo, quizás debamos conversarlo en un bar – se quita las gafas y observo que sus ojos son azules también, no con la misma intensidad de los de Bruno, los de él son más claros.

- Giorgio caro (querido) – Elisabetta aparece con sus brazos extendidos corriendo hacia el

- Elisabetta, mírate, estas hermosa – le da un medio giro.

- ¿Dos chicas? – levanta una ceja ella-. Mi hijo nunca trae a una mujer, pero tú siempre traes a más de una.

- Ya sabes, nadie se resiste a los italianos, que lo diga Bruno ¿verdad?

Bruno le dedica una mirada fulminante.

- Cállate la boca. Te he dicho que no vengas a mi casa de esta manera.

- ¿Quién es tu compañía? ¿Una nueva socia? ¿O tan solo..

- Su nombre es Camila. Camila Steinfield y no responderé preguntas de tu parte.

- Camila, mi nombre es Giorgio, Giorgio Bonatti, italiano por si no lo notas - dice besando mi mano.

- ¿Porque no entramos todos? Carlota ha hecho galletas.

- Por supuesto, en un momento comeré de esas galletas de avena. Debo hablar algo contigo - le masculla Giorgio entre dientes a Bruno. Pero es inútil puedo escuchar todo desde donde me encuentro.

- ¿Ahora qué pasa?

- ¿Qué mierdas le pasa a Dimitri? Tuve que cambiar mi número, ni las mujeres fastidian tanto como él. No pienso tapar sus mierdas de nuevo, tengo miles de defectos y no soportarlo a él es uno de ellos.

- ne parleremo più tardi (hablaremos de esto después) – fija su vista en mí.

- va bene (esta bien)

La tarde trascurre en compañía del amigo de Bruno y algunas historias, Elisabetta no deja de mencionar en ningún momento a su esposo, creo que Bruno tiene razón, ella lo atesora en su memoria, porque ya ha contado más de tres veces el cómo se conocieron. Por la noche cenamos en compañía de Elisabetta. Después de aquello Bruno coloco la misma canción que estaba escuchando la vez que fui a su oficina.

- Mamma bailemos - dice extendiendo su brazo hacia ella.

Elisabetta toma su mano y empieza a bailar con él riéndose.

- Estoy muy vieja para esto, baila mejor con la señorita Steinfeld, anda - dice entregándome a él.

- Pero.. – respondo-. Yo no sé bailar.

- Yo traeré el vino - ella salió y nos dejó a solas en la sala.

- No se bailar esto.

- Solo sigue mis pasos – dijo colocando mis manos en sus hombros, mientras él colocaba las suyas en mi cintura, empezamos a movernos a un ritmo lento con la melodía.

Siempre que estaba a su lado me sentía cálida, me sentía protegida. Me sorprendí cuando me dio una media vuelta, haciendo que me pegase más a él. Aquello me hizo detallar sus perfectos labios. Sentía su respiración junto a la mí, temblaba porque era la primera vez que me sentía de este modo. Su rostro se pegó hasta mí, cierre los ojos y recibí el mejor y más cálido beso que podría haber imaginado.

- Te he dicho la razón por la que los hombres como yo estamos solos, no esperes algo de mi Camila – se separó avergonzado de lo que había hecho, pero quería confesarle que no me había sentido incomoda con aquello.

- Bruno, no..

- Se lo que pasa por tu cabeza. Y soy un idiota por haber hecho lo que hice, te pido que me disculpes.

Quiero decirle en ese instante que me gusta, que es el único al que quiero tener a mi lado y que estaría dispuesta a arriesgarme con él. Pero no me creo en el derecho de hacerlo, porque no quiero escuchar de sus labios que me rechaza. Me suelto de sus brazos para irme a una esquina.

¿Qué mierdas me pasa? Reacciona Camila, no es para ti, te lo está dejando claro. Te está alejando de esto.

- Yo.. he buscado a donde mudarme. La próxima semana abandonare tu casa.

- ¿Que? – enarca una ceja.

- Lamento no haberlo dicho antes, pero era necesario.

- Sube a la habitación hablaremos después de esto, es la tercera del segundo piso. Debes estar cansada del viaje. Yo.. debo arreglar ciertas cosas, me quedaré aquí.

No le respondo nada. Solo salgo de allí, subiendo por las escaleras dejando derramar mis lágrimas. Le he entregado mi corazón a un hombre que no me corresponde, a un hombre que me ha dado alegría y compañía, que ha llenado con sus pocos gestos mi solitaria vida.

Pero debo regresar a la realidad, esto acabara, volveré a ser la misma mujer vacía y solitaria que he sido durante estos tres años, porque sé que no estaré a su lado. Todo es temporal. Y se siente tan estúpido sentirme de esta manera, pero es la única muestra de cariño que he recibido de alguien ajeno a mí.

Me dejo caer en la cama desecha, inclusive peor que cuando mi madre me saco de la casa, llorando pero con el cuidado de que no escuche mi llanto, hasta que logro caer dormida.

Los rayos del sol me hacen despertar, me levanto de la cama y lo primero que veo es un ramo de hermosos girasoles en una de las mesas de la habitación, me acerco a la mesita de noche y leo la tarjeta que esta pegada a este.

No son del jardín de mi madre, pero son italianos, discúlpame por lo de ayer, tengo que ser honesto contigo, espero te agraden, dea.

Atentamente, B. Lombardi

Es la primera vez que me regalan flores, es la primera vez que un hombre tiene un detalle así conmigo, es la primera vez que no me siento segura de hacer las cosas. Bruno es la primera persona que he dejado entrar a mi corazón.

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