Es el día en que finalmente Louis decide ir a la clínica a hacerse las pruebas que Niall le pidió en el chequeo, que fue hace aproximadamente dos semanas. Por su salud mental, y por sugerencia del mismo Harry, fueron a la clínica en la que el rizado tenía un empleo como mensajero. Aunque casi siempre él solía hacer cualquier labor que se presentase en el momento, pero ese no era el punto. Si bien, esa clase de lugares no eran los favoritos del castaño, prefería mil veces estar en la clínica dónde Harry trabajaba que ir a la otra, en la cuál no tenían muy gratas experiencias. Harry había decidido acompañarlo, ya que Zayn también había decidido salir, por lo que ambos aprovecharon la ausencia del morocho para hacer la visita al lugar sin que éste hiciese muchas preguntas. Harry sostenía la mano de un amargado Louis, que caminaba con ceño fruncido, en una muy mal disimulada cara de pocos amigos.
— Tú realmente odias estar en los hospitales. —Harry comentó, como si fuera un hecho más que evidente. Louis entornó los ojos, dejándose caer en una de las sillas de la sala de espera.
— Qué comes que adivinas. —Soltó con sarcasmo, cruzando sus brazos.—No entiendo cómo puedes tener un empleo aquí, el olor a hospital me causa nauseas. Y no sólo eso. Si hay una cosa a la que le tengo fobia es a las agujas, Harry. La última vez me desmayé.
El rizado rió, y el mayor lo fulminó con la mirada.
— Vamos, cielo. Piénsalo así. Cambia el pinchazo de una aguja, por Niall dándote medicación para los cólicos. Un pequeño dolor por uno más hijo de puta. — Resolvió con sencillez, y Louis pareció planteárselo.
— Touché. — Murmuró, bostezando y apoyando su cabeza del hombro del más alto. Tenía el pequeño recipe con las pruebas a practicarse entre los dedos, y lo abrió con curiosidad, leyendo algunas cosas que no entendió, pero dándose cuenta de algo.— Harry.
— ¿Sí?
— Aquí dice que me debo realizar una prueba de embarazo. Niall está demente. —Susurró, para que sólo ellos dos pudiesen escuchar— Es decir, las pruebas hormonales son cosas que puedo hacerme, sin que sea demasiado raro, pero creo que será algo bastante extraño. Es más, creo que hasta podría llamar la atención demasiado.—Consideró, imaginando las posibilidades. Ninguna era buena, así que decidió rápidamente.— Necesitamos tachar esta.
Harry no lo cuestionó, y se levantó rápidamente a recepción en busca de un corrector de tinta. La chica de la recepción le sonrió amablemente, y Harry entornó los ojos, a lo que ella soltó una pequeña risa un poco más estridente.
—Louis te tiene mareado, he de imaginar. —Perrie rió, haciendo a Harry negar con la cabeza.
— Cariño, no tienes idea.—Contestó en un resoplido, apoyándose para poder conversar con ella cómodamente.— ¿Qué tal todo por aquí, Pezz?
— Ya sabes, lo normal. Nick preguntando por ti, al parecer sigue sin recordar que estás de vacaciones. Jesy y yo muriendo de aburrimiento con las formas y demás. Contamos los días para que regreses a trabajar, necesitamos a nuestro niño favorito de vuelta.— Ella bromeó, extendiendo una de sus manos para alborotar los rizos de Harry molestamente, pero tenía el ceño fruncido.
—Nick es excesivamente extraño, ¿sabes? —Comentó en voz baja, casi como algo confidencial.— Aún no puedo creer que siempre pida exclusivamente que yo sea quién le lleve el café, las formas y esas cosas. Honestamente me asusta un poco.
Perrie se encogió de hombros.
—Todos tenemos claro que el doctor Grimshaw es un sujeto extraño. Todo bien en tanto no aceptes ninguna de sus invitaciones con segundas intenciones, ya sabes.
— ¿Pero él no tiene esposa? —Murmuró el rizado con la cabeza ladeada, la rubia le restó importancia con un gesto.
— Otra vez, es un tipo raro. Tú sólo mantén tu distancia. Por cierto, ¿qué los trae por acá? Por la cara que tiene tu novio, parece que lo encadenaste al auto para traerlo.
Harry se mordió el labio, inventado algo rápidamente.
— El médico le mandó un par de exámenes de rutina, por el accidente, ya sabes. Nada muy grave. —Contestó, tomando el corrector de tinta que estaba en el recibidor, para tachar la indicación de la prueba de embarazo rápidamente. Perrie asintió, sin hacer preguntas. Harry esperó a que el corrector se secara para entregarle los recipes, y ella le guiñó un ojo.
— Vayan a la zona de toma de muestras. Brenda está libre, los atenderá de una vez. Saluda a Louis por mí.
Harry asintió, marchándose hasta dónde Louis estaba sentado, ya prácticamente dormido, encogido sobre sí, lo que hizo al más alto sonreír bobamente.
Ambos fueron a la sala de toma de muestras, donde Louis le apretó la mano tan fuerte a Harry que éste temió por su integridad. Salieron de la clínica, con Perrie despidiéndose de ambos y prometiendo mandarle un texto a Harry en cuanto los exámenes estuviesen listos, para que pudiesen retirarlos más rápido.
Louis estaba más somnoliento que de costumbre. El castaño durmió en el corto trayecto a casa, e incluso Harry no quiso despertarlo al llegar, pero tuvo que hacerlo. Sin embargo, no se quejó en el momento en que el más bajo buscaba encaramarse a él, como un niño pequeño, y sostuvo su cintura con premura, mientras Louis se escondía en el hueco de su cuello en el ascensor. Normalmente era su forma de actuar cuando tenía mucho sueño, así que ya estaba acostumbrado. Al llegar al departamento, le costó separarse de él, y Louis caminó directo hacia su habitación, cambiándose, al colocarse un suéter de Harry sólo con sus boxers debajo. Oliver le siguió a la cama, y se acostó en su pecho. Los suaves ronroneos del animal arrullaban al castaño, que se volvió a quedar dormido en menos de diez minutos. El rizado sonrió desde el umbral de la puerta, para tomar a Oliver del pecho de Louis, para que éste no se despertase con alergia, y lo cubrió con una manta. Depositó un beso en su frente, antes de abandonar la habitación.
Decidió ver algo de televisión, ya que no tenía sueño y prefería dejar que Louis durmiese lo suficiente como para ir más tarde donde Niall. El pequeño gato dormía en las piernas de Harry, y el rizado observaba algunos episodios de "Dr. House". Se levantó a la cocina por algo de comer, y volvió al sofá. Instantes después, la figura de un adormilado Louis se hizo presente en el pasillo que daba a la sala, refregando uno de sus ojos.
— ¿Hazz? — Murmuró con voz rasposa, el rizado volteó a mirarlo y Louis caminó hacia él, extendiendo sus brazos.— ¿Por qué no vienes a la cama? Tengo frío. —Protestó pobremente, ya entre los brazos del rizado. Éste soltó una pequeña risa ante el comportamiento infantil del más bajo, besando su cabeza.
— Estamos particularmente tiernos hoy. — Murmuró contra su cabello, y el castaño se escondió nuevamente en su cuello, soltando un pequeño ruido de fastidio. Harry sonrió, rodeándolo en brazos. La respiración caliente en su cuello le relajaba ligeramente, y decidió meter sus manos dentro del suéter que Louis tenía, sin segundas intenciones, simplemente para acariciar el abdomen del más bajo, a sabiendas que era una efectiva manera de arrullar a Louis, que ronroneó en aceptación contra su cuello.— Y con ganas de mimos también. ¿Ha pasado algo y me lo he perdido, o...?
— Calla, idiota.—Murmuró Louis flojamente, aún preso del sueño.— Tengo muchísimas ganas de dormir por lo menos una semana. No sé que sucede. Y tengo hambre. Deberías hacerme pancakes.
— ¿Pancakes? —Harry frunció el ceño— Lou, es la una de la tarde. ¿Quieres almorzar con eso?
El castaño asintió esbozando un mohín.
— Con chocolate, y frutas. Fresas.
Ahora sí, Harry lo miró con extrañeza.
— Boo, tú odias las fresas.
El castaño se encogió de hombros.
— No lo sé. Pienso que podría saber bien. ¿Por favor, Hazz? —Murmuró nuevamente con un puchero, y Harry negó con la cabeza ante sí mismo y el como Louis lograba convencerlo inclusive ante las cosas más estúpidas. Además, siendo sinceros, a Harry también se le antojaba algo así. Se levantó del sofá, con Louis tras sí.
Cuando recién habían acabado de comer, a Harry le llegó un texto al celular. De Perrie, avisándole que los exámenes estaban listos. Decidió irlos a buscar por su cuenta, dándole tiempo a Louis de dormir un poco más si quería y arreglarse.
Suspiró en cuánto se subió al auto, manejando a velocidad moderada. La clínica no estaba muy lejos, eran apenas unos quince minutos en auto, por lo que escuchaba música a través de alguna estación radial, con sus dedos golpeando suavemente el volante. Al llegar, aparcó en un sitio cercano a la puerta, y entró al lugar, buscando a Perrie con la vista. No la encontró, por lo que supuso que debía estar llevando las formas a sala de emergencias o algo así.
Harry trabajaba como mensajero de la clínica desde hacía ya casi dos años. Consiguió el trabajo gracias a un compañero de la facultad, y realmente no se quejaba. Tenía un buen sueldo y había hecho varios amigos, considerando lo tímido que era por naturaleza. La primera de ellas había sido Perrie, una estudiante del colegio de enfermería que hacía sus pasantías allí. Era rubia, y de ojos azules. Sus facciones eran afinadas, y tenía una personalidad dulce y amable, por lo que congeniaron de inmediato, y el rizado se sentía cómodo a su alrededor, además de que ella era, prácticamente, la única chica de su edad ahí.
Había una mirada que escrutaba a Harry a través de su distracción.
Ojos grandes, color marrón claro. El hombre tenía puesta una bata blanca, típica de su profesión, y una enfermera le hacía un par de preguntas, pero él no estaba escuchándola. Una sonrisa retorcida pintaba su rostro, cuyas líneas de expresión eran un ligero tinte, ya que apenas atravesaba los treinta. Tenía el cabello rizado y corto. Y el muchacho estaba a punto de sentirse incómodo ante aquella mirada, aún sin saber de dónde provenía ésta.
— Doctor Grimshaw, ¿me está escuchando? —Cuestionó al hombre, que hizo un gesto amago con una de sus manos.
— Administrale media dosis más de Azidotimidina, si es que presenta un cuadro sintomático muy fuerte. Estamos hablando de un paciente con VIH. Realicen una prueba ELISA para confirmar, y un Western Blot para saber si ya podría catalogarse como SIDA. Déjenlo en observación. —Murmuró fríamente, ya acostumbrado a esa clase de planteamientos. La enfermera se retiró, y Nick presenció el momento en que Perrie le entregaba los exámenes a Harry, que le dedicó una sonrisa hoyuelada y un pequeño abrazo. Apartó la mirada, desapareciendo hacia su despacho.
El rizado se marchó de la clínica con los resultados de las pruebas en sus manos, y le texteó a Louis para que lo esperase afuera, así sólo sería cuestión de que se subiese al auto y fuesen directo a dónde Niall. Fue así, y llegaron al consultorio del rubio en menos de diez minutos más.
Niall les abrió la puerta con una brillante sonrisa, haciéndoles pasar. Cómo sólo venían a que Niall hiciese una lectura de los exámenes, no era necesaria la realización de ninguna ecografía por el momento. Bueno, al menos eso pensaron ellos.
El rubio se sentó en su escritorio, observando los exámenes en silencio. Tenía una expresión un tanto indescifrable, entre concentración, e incertidumbre, lo que hizo a Louis y Harry voltear a mirarse las caras, y Niall suspiró antes de quitarse los lentes. Su cara no arrojaba nada bueno, y Louis se sintió palidecer ante su mirada. Harry tragó saliva audiblemente.
— ¿Por qué no te hiciste la prueba de embarazo? —Cuestionó a Louis en tono de reproche. El castaño se sobresaltó ante la pregunta.
— N-no creí que fueran a hacérmela, soy un chico, Niall.
El rubio negó con la cabeza.
— Podrías haber tomado la muestra, y llevarla como si no fuera tuya. Era importante.—Niall murmuró, negando con la cabeza. La preocupación se hallaba como un tinte oscuro en sus ojos azules y Louis prácticamente temblaba en su silla. — Tienes un nivel de estrógenos excesivamente alto. Incluso para una mujer, y si estás fuera de tu ciclo, puede ser peligroso. Tenemos que averiguar por qué es. Puedes estar teniendo una hiperestrogenia. Al igual que... — Pareció pensárselo unos segundos, negó con la cabeza—. Imposible, no. Supongo que ustedes toman sus previsiones a la hora de tener relaciones sexuales, ¿no? —Cuestionó, con una ceja arqueada.
Louis estaba prácticamente mudo, y Harry habló por él, en una voz tan temblorosa que no parecía ser la suya.
— D-de hecho... N-nosotros no-bueno, no solemos usar... y-ya sabes, s-se supone que los dos estamos limpios. —Murmuró el rizado con nerviosismo, y Niall abrió sus ojos hasta más no poder, incluso cuestionándose el hecho de lanzarle una silla por la cabeza a su mejor amigo.
— Harry. Louis tiene un útero, ¿verdad? —Explicó, buscando la paciencia dónde no la tenía, y el rizado asintió casi de manera mecánica—. Un útero produce óvulos. Óvulos, Harry. Louis es hombre, y al tener un útero en su interior sin una vagina, el ano hace la función de ésta, por así decirlo. Ahí está conectado lo que vendría a ser su cérvix. —Continuó, siendo lo más claro posible ante la severidad del asunto.— Tú, cómo todos los hombres, produces espermatozoides. No te voy a dar la charla de primaria, ¿sabes hacia dónde voy, verdad?
Ambos se habían congelado, y ninguno de los dos pudo asentir.
— De ser lo que estamos pensando, ambos están metidos en un rollo muy, muy grande. —El rubio concluyó, levantándose de su escritorio, y colocándose los guantes de látex. El castaño palideció, y Niall le indicó.— Acuéstate en la camilla. Tenemos que hacerte un eco lo más antes posible.