Pasión Italiana (Ya en Físico)

By danielacgalvis

13.3M 747K 228K

Bruno Lombardi. Frío,calculador y el hombre más poderoso de la mafia italiana, su mundo gira en reglas que na... More

《Sinopsis 》
-Personajes-
《Booktrailer》
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPITULO 15
CAPITULO 16
CAPITULO 17
CAPITULO 18
CAPITULO 19
CAPITULO 20
CAPITULO 21
CAPITULO 22
CAPITULO 23
CAPITULO 24
CAPITULO 25
CAPITULO 26
CAPITULO 27
CAPITULO 28
CAPITULO 29
CAPITULO 30
CAPITULO 31
CAPITULO 32
CAPITULO 33
CAPITULO 34
CAPITULO 35
CAPITULO 36
CAPITULO 37
CAPITULO 38
CAPITULO 39
CAPITULO 40
CAPITULO 41
CAPITULO 42
CAPITULO 43
CAPITULO 44
CAPITULO 45
CAPITULO 46
CAPITULO 47
CAPITULO 48
CAPITULO 49
CAPITULO 50
CAPITULO 51
Epilogo
Capítulo Extra
Próximamente en físico
Información sobre la venta del libro

CAPITULO 4

306K 17.3K 8.1K
By danielacgalvis

Canción: Delicate - Taylor Swift

- ¿El "Don"?

- Así es, es el alto rango en la familia.

- Responde algo ¿has tenido que ver algo con lo acontecido aquella noche en el bar?

- Sí, yo hacía parte de ese grupo de hombres.

- ¿Qué hay del señor Levis?

- Solo diré que su hotel sirve de fachada, entre menos sepas de mis negocios, mejor.

- Yo, yo... – estoy presa de miedo nunca imagine que esto sucediera.

- ¿Porque no cumplió algo tan sencillo como no bajar? Le dije lo que tenía que hacer.

- No lo sé.., pensé que algo malo sucedía, lo mejor es que me vaya, no quiero ocasionar problemas, ni mucho menos tenerlos – empiezo a rebuscar entre el closet la única prenda que traía conmigo cuando me mude a su casa.

- ¿Y a donde iría señorita Steinfeld? No tiene un lugar donde quedarse.

Él tiene razón, no sé dónde quedarme, pero tampoco puedo quedarme allí viviendo con el peligro de ser asesinada por cualquiera de esos tipos.

- Eso no tiene importancia – trago saliva-. Puedo arreglármelas por si sola.

- ¿Por qué en todo este tiempo no ha vuelto a su casa? ¿Qué la ha detenido?

Jamás he sido abierta en lo que ha sucedido en mi vida con una persona que no sea Laurent. No tengo la facilidad de confesarles a las personas las razones que me orillaron a trabajar sin descanso en el hotel.

Suspiro y me mira esperando una respuesta de mi parte.

- Es una historia larga.

- Tengo todo el tiempo del mundo – se sienta en una de las esquinas de la cama dispuesto a escuchar. Su fragancia se mete poco a poco en mis fosas nasales. Este hombre es alucinante, incluso su aroma es como si te elevara a otro universo.

Le confieso todo a Bruno de mi vida, incluso la situación con mi madre, del tipo de relación que ambas manejamos desde hace tres años, de lo sucedido con mi hermana. No se la razón por la cual lo hago, creo que la única que he encontrado es porque él es la única persona a la cual tengo para desahogar mi dolor en estos momentos.

- ¿Porque te culpas de algo que no sabía que iba a suceder? Esa no ha sido tu culpa.

- Porque mi madre ha tenido razón. Debí hacer algo por mi hermana, pero me quede estática viendo como la asesinaban en frente mío. No hice nada.

- No mereces eso, estoy seguro que eres una buena hija para recibir ese trato de su parte.

Tomo un fuerte suspiro antes de acercarme a la puerta.

- Tienes un rostro muy bello para que lo empañe por lágrimas – me toma de la quijada levantando mi vista-. Te quedaras acá, la única razón por la que no te dejo bajar es porque me reúno con hombres muy peligrosos por las noches, si te ven, habrá problemas.

- Y esa es una razón para irme, es peligroso para ti y para mí, más si te meto en problemas.

Bruno me da una leve sonrisa.

- Por el contrario, ellos tendrán problemas conmigo si intentan algo, estarás segura en la habitación. Desde que no salgas de ella.

Esto era completamente una locura. Él era apenas una persona nueva en mi vida, ni siquiera podía clasificarlo como amigo. Solo era un hombre al que había conocido en mis peores circunstancias.

- Jamás alcanzaré a pagarle todo lo que ha hecho por mí señor Lombardi. Si algún día vuelvo a cruzármelo espero que este en una mejor situación por la que ahora atravieso.

- Deja de decirme señor Lombardi, dime Bruno. Me haces ver como un anciano.

- Gracias por todo, Bruno – sonrío.

- Ya te lo he dicho, lo hago por una dama en apuros, descansa, no quiero que vuelva a suceder lo de hoy. Buenas noches.

- Buenas noches.

Bruno sale de la habitación dejándome sola de nuevo, aunque sea un hombre caballeroso y atento, no puedo olvidar lo que acabo de escuchar, la sensación de miedo de que convivo con él y con hombres que se dedican al crimen organizado y no precisamente cualquier crimen no me dejan una sensación de tranquilidad.

No había considerado importante el salir de esa lujosa habitación, pero después de ver tal escena abajo, no deseo bajar y conocer su oscuro mundo.

**

Atravieso las puertas del living del hotel para encontrarme con la figura de una Laurent en la recepción canturriando una melodía romántica mientras una enorme sonrisa se dibuja por todo su rostro.

- Y ahora tú ¿porque estas tan alegre? – enarco una ceja.

- Me casaré, Richard me ha propuesto matrimonio – me muestra una sortija con una preciosa piedra que resalta en su dedo.

- Oh Dios, es hermoso. Creí que pasaría después de que se mudasen.

- ¿Por qué esperar? La boda se hará este mismo fin de semana, sobra decir que estas invitada.

- ¿Este fin de semana? ¿Tan pronto?

- Sí, será una boda sencilla. Ya sabes que no tiene mucha familia. Y mi abuela es la única con la que puedo contar.

- Por supuesto que iré. No pienso perdérmela por nada del mundo.

- Puedes llevar un acompañante – chasquea su lengua.

- ¿A quién llevaría? Sabes que no tengo a nadie.

- ¿Qué hay del señor Lombardi?

- Apenas lo conozco, no voy a decirle de la nada que lo voy a llevar de invitado tu boda.

- ¿Qué tiene de malo? He visto chicas que incluso alquilan hombres por internet para que vayan con ellas.

- Laurent, el señor Lombardi tiene cosas más importantes que hacer. No voy interrumpir sus negocios.

- ¿Ya sabes a que se dedica?

Por supuesto que lo sé, pero era más que claro de que Laurent no debía saberlo, aunque fuera mi mejor amiga.

- Es un hombre muy ocupado. Por esa razón no creo que tenga el tiempo para ir a eventos.

- Nada pierdes con mencionárselo – me guiña un ojo.

- Casarte, ¡Dios...!

- Ni me la creo. Oh por poco, lo olvidaba, esta es tu paga de este mes – me entrega un sobre con el sello del hotel–. Has hecho un buen trabajo.

- Gracias Laurent. Lo estaba esperando tanto, dividiré mis gastos e iré a donde mi madre.

- Camila, espero que estés ahorrando seriamente, y no estés pensando en darle todo el dinero a tu madre.

- Laurent te he dicho que no puedo darle la espalda ni desentenderme de ella tan fácil, ¿porque es tan difícil de entender?

- Sé que tu madre está enferma, pero ahora tú esas en otra situación. Necesitas con urgencia un apartamento.

- No pienso quedarme para siempre con el señor Lombardi si es a lo que te refieres, me siento lo suficiente avergonzada con abusar de su confianza. No está bien que me quede tanto tiempo con él.

- Vi algunos anuncios en el periodico y los guarde para ti – me extiende la sesión en mis manos-. Echa un vistazo y después lo decides.

**

Me detengo en la puerta de casa tocando una tras otra vez, hasta que su la figura de mi madre aparece. Está en pijama aun, y hay unas enormes ojeras dibujadas en su rostro.

Su aspecto es descuidado y temo que enferme.

- ¿Qué haces aquí?

- No he venido a quedarme, solo he venido a traerte algo de dinero para tus gastos.

- ¿Dinero? – Enarca una ceja-. Déjame ver, dinero que seguro ganaste saliendo con quien sabe cuántos hombres. No lo quiero.

Aprieto mis manos conteniendo todo lo que siento en ese instante.

- Mamá, no gano dinero de esa forma, ya he sido clara contigo. Por favor recíbelo, no estás bien – lo entrego en sus manos pero ella reacciona arrojándolo al suelo.

- Te he dicho que no lo quiero.

Mis ojos se inundan de lágrimas. Me agacho dispuesta a recoger el dinero hasta que una voz me detiene.

- Camila deja eso –Es Bruno quien se encuentra a escasos centímetros. - No tienes que humillarte de esta manera – me toma de uno de mis brazos para levantarme del suelo.

Fijo mis ojos en los suyos azules como el mismo cielo.

- ¿Quién es usted? – pregunta mi madre.

- La persona que no va permitir que la humille más, no sé qué dolor atraviese su alma, porque jamás lo he experimentado en mi vida, solo le diré que Camila no merece este trato, no se preocupe por tener dinero, ya me encargaré de que no le falte nada.

- Bruno, no. ¿Qué haces?

- Deja ese dinero. Si tu madre lo quiere bien, y si no, que lo recoja cualquiera. Ahora, vámonos – me aleja de la entrada.

- No puedo dejar a mi madre a su suerte, ella me necesita.

- Ha dejado claro que no – se acomoda el traje quitando todas las arrugas que se dibujan-. Por un demonio Camila ¿Porque te aferras a eso? ¿Porque te gusta ver cómo te humillan? Nunca he visto una persona que soporte tanto en su vida.

- Porque se trata de mi madre, no la dejaría sola, a pesar de que no es una buena persona. Eso a mí no me importa.

- Sigo sin entender la forma en la que actúas con ella.

- Lo voy a seguir haciendo las veces que sean necesarias. Dime ¿Cómo supiste que estaba aquí?

- He pasado por el hotel y no te he encontrado allí, tu amiga mencionó que era posible el que estuvieses acá. Ahora escucha, si vuelves a tu casa, lo harás acompañada por mí ¿Capisci?

- No puedo prometer eso. Hay decisiones que tomo por mí misma.

Suelta un profundo suspiro.

- Sube al auto – abre la puerta del asiento trasero y me invita a que ingrese-.Y quita esa expresión en tu rostro, nadie ha muerto.

Es autoritario cuando se lo propone.

Subo al auto y decido que es el momento adecuado de decirle si quiere acompañarme a la boda de Laurent, lo cual es totalmente absurdo. El hecho de que vivamos bajo el mismo techo no nos convierte en amigos cercanos. De hecho no sé porque he sacado a relucir esa posibilidad en mi cabeza.

- Mi amiga se casará este fin de semana.

- Esa si es una buena noticia. Los matrimonios son responsabilidades. ¿No crees?

- Por supuesto.

¿Cómo lo digo? Sé más clara Camila.

- ¿Le gustaría acompañarme? Sera solo por un momento.

- Agradezco tu invitación, pero esos ambientes no van conmigo.

- Entiendo, no hay problema en verdad.

Menuda tontería he dicho.

- Lamento si he sido grosero. La realidad es que no asisto a eventos como esos. Pero agradezco que me hayas consideres como acompañante.

Está bien lo intente ¿A quién engaño? Bruno jamás iría conmigo ¿En que estaba pensando cuando lo invite?

El móvil de Bruno suena en ese instante despejándome de toda distracción.

- ¿Hola? – dice contestándolo–. Bella, ¿cómo estás?

- Añoraba escuchar tu voz bella.

¿Con que mujer hablará Bruno? A juzgar por su expresión, es importante para él, lo he podido notar por la sonrisa dibujada en su rostro.

¿Pero a mí que podría importarme el hecho de que hablara con ella?

- Estaré allí encantado, adiós bella, cuídate – cuelga el móvil casi enseguida-. Simone, cancela mis reuniones la próxima semana, Danielle está aquí.

- Como ordene señor.

- Y asegúrate de comprar un ramo de rosas blancas, el más bello que encuentres en la floristería más lujosa de New York , quiero darle una sorpresa.

- Será un gusto señor.

Ignoro todo aquello o al menos eso es lo que intenta mi cerebro en esos instantes.

Llegamos finalmente a la mansión, pero Bruno se queda abajo, al parecer tiene cosas que resolver ese ha sido la razón por la que se ha encerrado en su oficina. –

- Dime Simone ¿porque el señor Lombardi siempre desayuna y come solo?

- Él no deja que nadie lo acompañe en la mesa para compartir la comida, porque siempre le ha gustado hacerlo solo, pero hubo una vez que hizo excepción-

- ¿Quién?

- Una mujer.

- ¿Acaso es la misma...?

- Se trata de una que aprecia mucho, lamento no poder decirle más señorita Steinfeld pero ese es mi trabajo, no revelar la vida del jefe. Hasta aquí llego yo- se detiene justo en el marco de la puerta-. Que tenga buenas noches - Dice dejándome en la entrada.

¿Una que aprecia? ¿Acaso es la misma mujer que lo llamo?

Frustración de que haya aceptado una invitación de ella y no mía, ahora tengo esa extraña sensación de rabia aunque no tendría por qué tenerla.

**

Los días han transcurrido y junto con ellos la boda de Laurent.

He estado ocupada en estas últimas dos horas tratando de darle los últimos detalles al vestido negro de tubo que las empleadas han traído para mí, junto a unas zapatillas doradas.

Me doy un último vistazo al espejo.

Creo que es todo.

Bajo los escalones de la casa para ir directo hasta al auto que me espera para llevarme a la recepción de la boda.

- Se ve muy hermosa esta noche señorita Steinfeld, espero se divierta.

Aquella voz varonil me detiene antes de cruzar la puerta de la casa.

- Gracias Bruno, no creo tardar mucho, estaré de vuelta temprano.

- Carlo te llevara, envíale mis felicitaciones a tu amiga.

- Lo haré – respondo mientras salgo de la mansión y subo al auto que me llevara.

**

La sonrisa de Laurent se dibuja por todo su rostro, nunca la había visto tan feliz como ahora, se ve radiante llevando puesto un vestido con corte sirena de encaje, se merece buenas cosas en su vida, ambas hemos crecido juntas y ambas conocemos todo lo uno de la otra.

Richard es buen tipo, espero no equivocarme.

La ceremonia termina después de una hora en la que los novios han dicho sus votos. Tomo lugar en una de las mesas de la familia y me siento al lado de su abuela. La conozco desde que tengo uso de razón, ella crio a Laurent desde muy niña.

Asi que es admirable que aun tenga energías para estar de pie bailando una conga.

- Los broches de bronce en forma de plumas son de lo más elegantes – la mujer anciana que tengo a mi lado no se ha detenido ni un segundo en hablarme de estos.

- ¿Cómo está todo por aquí? – Laurent aparece después de unos segundos-. Y, ¿dónde está mi abuela?

- Todo está de maravilla, estábamos hablando de los broches. Isabella esta por allí – la anciana saluda a la abuela de Laurent que ríe mientras se menea al ritmo de la música.

- Era de imaginar.

Laurent suelta una risa.

- ¿Camila estas bien? Lamento que el señor Lombardi no haya venido.

-Sabía que no lo haría – bebo de la copa de champagne que tengo en mis manos-. Él es un hombre que...

Ni siquiera tengo una oportunidad de terminar mis palabras porque la voz de Laurent y la expresión de su rostro se llevan toda mi atención.

- Por una mierda... – abre los ojos mirando a mis espaldas.

-¿Que? – enarco una ceja.

-Mira por ti misma quien ha llegado – señala con su quijada la entrada de la puerta a mis espaldas.

Giro mi rostro y lo veo, se trata de Bruno, todas las miradas se posan en él, es un hombre impactante, elegante, es el tipo de hombre que jamás ignorarías al verlo. Las mujeres se asoman intentando descifrar de quien se trata tan misteriosa figura masculina.

Trago saliva y quito rápidamente mi vista de él, no quiero que me pille que lo he visto como una tonta.

- Buenas noches – su mano se posa en mi hombro, se siente cálida y suave.

Como una leve pluma haciendo contacto con la piel descubierta que deja ver mi vestido.

Me quedo en silencio, incapaz de decir algo.

- Señoras, espero estén disfrutando de la noche – les está hablando a las mujeres ancianas que están sentadas en la mesa conmigo, mientras yo lo estoy ignorando.

La abuela de Laurent rápidamente deja de bailar en medio de la pista y se acerca asomando su cabeza entre todos.

- Ese si es un hombre – susurra pero todos la hemos escuchado.

- ¡Abuela! - Le reclama Laurent.

- Felicidades por su matrimonio señora Davis.

Bruno, retira su mano de mi hombro y saca una silla vacía que hay justo a un lado mío.

Mis mejillas se enrojecen. Mis manos empiezan a sudar. Bruno Lombardi tiene esa extraña sensación en mí.

- Gracias señor Lombardi – contesta ella.

Me cuesta creer que este aquí sentado a escasos centímetros de donde me encuentro, fue claro en mencionar que estas reuniones no iban con él.

- Creo que termine aceptando su invitación un poco tarde señorita Steinfeld, espero no se moleste – ahora se ha cruzado en mi campo de visión, no puedo ignorar aquellos ojos azules menos ese aspecto que siempre logra con sus trajes hechos a la medida.

- Por supuesto que no.

- ¿De dónde lo sacaste linda?- me pregunta una de las mujeres de la mesas

- Yo...

-Por favor, dejen que me presente, soy Bruno Lombardi – besa la mano de cada una de ellas.

Las ancianas se abanican con el gesto.

Laurent se ríe.

- ¿Lombardi? Es un apellido italiano.

- Así es, nací en Sicilia.

- Me retiro, iré al lado de mi esposo – Laurent abandona la mesa, mientras me dedica un gesto de sorpresa por la repentina presencia de Bruno.

El mesero pasa con una copa de champagne y termino tomándome otra de un solo sorbo, no esperaba que viniese, de hecho deseche esa posibilidad al escucharlo hablar con aquella misteriosa mujer por el móvil y ahora estaba allí mientras todos posan su mirada en él y hablan de lo perfecto que se ve.

Está conversando con las mujeres con una confianza que solo él pude dar, con solo abrir su boca, porque es el tipo de hombre que quisieras tener al lado, es el tipo de hombre con el cual conversarías con total agrado. Cualquiera quedaría pasmado si pudiera escucharlo hablar de inclusive el clima.

Alone Again de Gilbert O'sullivan resuena al fondo del salón, es lenta y perfecta para el momento. Las parejas se levantan a acompañar a los novios en su primer baile de casados y yo me quedo mirando la botella de champagne que reposa a unos metros de mí.

Necesito alcohol en mi cuerpo para que todo se sienta más ligero.

- ¿Le apetecería bailar? – lo escucho y casi escupo mi bebida.

- ¿Qué?

- ¿Que si me concedes esta pieza Camila? – extiende su mano hacia mí y las ancianas fijan sus rechonchos rostros arrugados en mí, asienten para que le responda que sí. Pero no es necesario que lo hagan, porque mis piernas por voluntad propia se han puesto de camino a la pista.

- Por supuesto.

Bruno pone sus manos en mis caderas y yo hago lo mismo con las mías en sus hombros, me dobla la estatura es alto, unos uno noventa y dos, no tengo un numero en mi cabeza exacto para clasificarlo. Miles de sensaciones se acumulan en mi cuerpo, me pone nerviosa, me pone en un estado de total sumisión.

Bruno Lombardi es íntimamente.

Nuestro acercamiento, me deja apreciar más sus facciones, una incipiente barba adorna su mentón, unos ojos azules que enamoran a cualquiera, es extremadamente atractivo. Y pronto tengo que dirigir mi mirada hacia otro punto del lugar para que no se dé cuenta de que lo he apreciado, en su totalidad.

- Bailas muy bien – me dice cortando el silencio creado entre los dos.

- Por supuesto que no, soy pésima.

- Es la mejor mujer con la que ha bailado.

Acerca su mano para quitar un cabello que sea escapado de mi peinado.

La canción termina, me despego de él, necesito aire, necesito asimilar todo lo que pasa en mi interior. Creo que soy un volcán en este instante.

- Regreso en unos minutos – le digo.

- Te espero

Voy directo al tocador y me miro al espejo, me empapo el rostro con agua.

¿Qué me pasa? Cálmate Camila, no puedes..., no con ese hombre.

- ¿Qué haces aquí?– la voz de Laurent me hace pegar un brinco.

- ¡Dios santo, que susto! – llevo mi mano a mi pecho.

- Te he visto bailando con el señor Lombardi, lucían muy bien. Dime ¿Te gusta?

- No pienso responder a esa pregunta,

- Te conozco, te gusta, no tengas pena de aceptarlo ¿Qué mujer no se volvería loca por él? Es claro ¿no?

- Y por esa misma razón es no debo involucrarme con él.

- ¿Porqué? Me parece un excelente partido para ti. Es caballeroso, es amable y muy profesional en su trabajo.

- No es el hombre para mi Laurent.

- ¿Acaso tiene otra mujer?

- Ya no me hagas más preguntas – le refuto.

- Está bien, no hare más preguntas. Ven – me toma de la mano-. Regresemos a afuera.

**

La boda termina y decido devolverme junto a Bruno hasta la mansión, no hemos mencionado nada desde que salimos del salón, solo está concentrado en su móvil.

- La boda estuvo hermosa – soy la primera en romper el silencio entre los dos.

- Tu amiga se veía muy feliz, me recuerda a mi madre, se casó con mi padre en la catedral de Sicilia, tenía tan sólo dieciocho y él veintitrés.

- Se casó muy joven.

- Ella lo amaba, era el amor de su vida. Y lo sigue siendo.

- ¿Dónde está tu madre ahora?

- En Italia, suelo visitarla a menudo.

- Señor, lamento interrumpir, pero nos siguen – interviene Simone.

Bruno pasa su mano por su quijada.

- Detén el auto - le ordena al chofer-. Camila baja, vete en el otro auto.

- ¿Qué?

- Es una orden, vete en el otro auto.

Mis ojos se centran en la pretina de su pantalón lleva consigo un arma.

- ¿A dónde irás tú? Estamos en medio de la nada.

- Perderemos el auto que nos sigue, tú sólo obedece. Nos veremos en la casa, quiero saber quién es el que se atreve a seguirme.

- Esta bien - Bajo del auto y subo al que venía delante de nosotros, el auto en el que iba junto a Bruno se desvía por una carretera adversa.

- El jefe se encargará de esos cabrones - le dice uno de sus hombres a otro.

LA CANCIÓN QUE SE DESCRIBE EN EL CAPITULO ES ESTA:  Disfruten del capitulo.


Continue Reading

You'll Also Like

823K 42.3K 35
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
280K 20.3K 195
Descripción en la primera parte.
621K 51.3K 38
Nikos Mounsmith escribe un Best Seller por año y Anna Bianconi se encarga de entrevistar a estrellas como él. Este libro cuenta una historia donde el...
4.6K 700 21
Continuación de "Automatic" Actualizaciones : Lunes, Miércoles, Viernes y domingos