El Playboy tiene un Secreto...

By CheekyBrothers

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Todo empezó cuando descubrió su pequeño secreto. Aria había estado mintiendo y necesitaba arreglar la situaci... More

El Playboy tiene un Secreto
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25. Del cómo arreglarlo todo

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-Es broma, ¿verdad? –Jake me miró a los ojos, sus cejas desaparecieron de inmediato en un desordenado cabello negro cubriendo su frente. La preocupación en sus ojos fue reemplazada por un shock puro e incredulidad, haciendo que mi corazón se comprimiera de dolor. De repente, me sentí mal por no haber mantenido las noticias sobre mi futuro en silencio.

-Estoy lejos de bromear, -dije con tono ronco. Mi garganta se volvió increíblemente seca y cruda y tuve que obligarme a hablar a pesar del dolor punzante que sentía cada vez que pronunciaba una sola palabra.

Jake apretó la mandíbula con frustración y giró bruscamente la cabeza hacia un lado. Debería haber esperado esa reacción, pero aún así, me dolió verlo actuar de esa manera. Probablemente no podría soportar mirarme más, pero no podía culparlo, ¿verdad? Tenía maldito derecho a estar enojado porque lo dejaba solo con todos los problemas. Me sentí mal después de decepcionarlo, pero estaba demasiado cansada para luchar. Había logrado levantarme cada vez que caía miserablemente, pero esta vez estaba demasiado débil para ello. La caída era demasiado devastadora para que pudiera volver a levantarme.

Cuando exhaló cansado, su cabello voló en el aire por un solo segundo, solo para cubrir sus ojos otra vez. Inesperadamente, momentos más tarde se puso en cuclillas, manteniendo la cabeza baja y mirando el suelo. Se revolvió el pelo con un gruñido fuerte y resignado y puso una mano en la nuca. –Supongo que se acabó, -masculló más para sí mismo, pero había escuchado cada palabra con claridad.

Mordiéndome el labio inferior, me puse en cuclillas junto a él, abrazándome las rodillas. –La compañía de mi padre va a abrir un nuevo restaurante y lo necesitan allí, -le expliqué lentamente, simplemente tratando de parecer menos culpable en sus ojos, esperando que no lo hiciera. Culparse a sí mismo o a Walter-. No es tu culpa, tampoco la culpa de Walter. Mudarme era cuestión de tiempo.

Jake levantó su cabeza y sus ojos se fijaron en los míos, una débil sonrisa en sus ojos. –Los dos sabemos que está muy lejos de la verdad, Aria, -soltó un bufido, sacudiendo la cabeza-. Caray, ¿por qué tengo la sensación de que soy la única persona que está tratando de arreglar todo? –su mirada era penetrante, casi insoportable para mí y finalmente fue mi turno de mirar hacia otro lado. No tenía una respuesta a su pregunta. Ni siquiera pensé que hubiera ninguna porque Jake tenía razón, él era el único que estaba intentándolo todo hasta el final. Me di por vencida hace mucho tiempo y a Walter... ni siquiera le importó desde el principio.

Por el rabillo de mis ojos lo vi ponerse de pie con un suspiro tranquilo y cansado. Miré hacia mis zapatos, como si fuera la cosa más fascinante del mundo y luego Jake volvió a hablar con voz baja y ronca. –Haz lo que quieras. Estoy demasiado cansado de esta mierda.

Y sin decir más, sin esperar que dijera algo o me diera una segunda mirada, comenzó a caminar rápido ya que estar cerca de mí lo hacía sentir aún peor. Mientras escuchaba el ruido de sus zapatos golpeando el suelo con cada paso, escondí la cabeza entre mis brazos y cerré los ojos cuando la sensación de ser la persona más inútil y sin esperanza sacudió todo mi cuerpo. Me mordí el interior de la boca cuando me comenzaron a escocer los ojos: estaba a punto de llorar, pero tenía que aguantar. No más llanto, Aria, ¿recuerdas?

La campana rompió el silencio, anunciando el final de las clases pero no me levanté ni me moví de mi lugar. Cerré los ojos aún más fuerte, como si pudiera ayudarme a deshacerme de los pensamientos en mi cabeza. La comprensión de que no podía hacer nada me molestaba.

Utilicé todas las posibilidades de hacer que la vida de todos volviera a la normalidad y estaba en un callejón sin salida.

▬▬▬▬❀▬▬▬▬

Cogí una magdalena del plato colocado sobre la mesa de la cocina y le di un pequeño mordisco. Sonreí para mí misma, inhalando el dulce olor a vainilla y fresa flotando en la habitación. Tener un padre que pudiera cocinar y hornear definitivamente era una bendición para mí, a pesar de que significaba luchar con un posible sobrepeso en el futuro. Pero mientras pudiera verlo dibujándolos con una sonrisa en su rostro, estaba bien con ganar kilogramos adicionales y el riesgo de rodar como una pelota por la ciudad después de cumplir veinte años.

Comiendo el último trozo, me volví para encontrar un vaso en la pila de cajas de cartón con nombres escritos en ellas. Miré a mí alrededor. Todo estaba ya lleno, a pesar de que todavía teníamos que pasar cuatro días en esta casa. A mis padres les gustaba tener todo bajo control y empacar nuestras cosas el último día no era una opción para ellos. De alguna manera, la vista de todas las habitaciones prácticamente vacías me deprimía más de lo que pensaba que estaría. Aunque las últimas semanas fueron un completo desastre, todavía tenía algunos buenos recuerdos relacionados con este lugar y la gente que conocía aquí.

Tener a Iris quien se había abierto a mí, enamorarme por primera vez, conocer a Jake, todo me hacía más experimentada, más madura. Me ayudaron a crecer un poco y estaba agradecida por eso.

Sabía que les había quitado mucho, sin dar nada a cambio. Finalmente me di cuenta el día anterior después de mi pequeña conversación telefónica con Taylor. Como siempre, ella era un gran apoyo, ayudándome a ver todo bajo una luz diferente. Gracias a ella hoy era valiente, lista para poner las palabras en acción.

Poniendo el vaso en el fregadero después de beber agua, agarré mi chaqueta y me dirigí al pasillo. Sin querer, recordé sus palabras de ayer. Era gracioso cómo podía hacer su propia interpretación del comportamiento de Walter en dos minutos. Sonreí para mis adentros, recordando exactamente lo que dijo cuando finalmente decidí contarle el hecho de que Walter ni siquiera intentara besarme todo el tiempo. Era ridículo perder el tiempo pensando en ello, pero aún así, sabiendo que estaba besando fácilmente a otras chicas sin dudar un solo segundo, me pregunté qué le pasaba, qué era lo que le impedía hacer el movimiento.

-Quizás para él no eres como las otras chicas, -dijo Taylor con un asomo de seriedad que no le satisfacía en absoluto.

Me reí amargamente. –Si, dijo que doy asco. Eso me hace diferente.

-No quise decir eso, idiota, -me regañó de inmediato-. ¿De verdad lo escuchaste de él directamente?

-No... -murmuré, sentándome en la cama y cambiando el teléfono de mi mano izquierda a la derecha-. Me lo dijo Jules...

-Exacto, -me interrumpió-. Ambas sabemos que ella es la última persona a la que deberías escuchar. Aún así, lo que estoy tratando de decir es que tal vez, estoy diciendo que tal vez, para Walter eres alguien más importante que esas chicas medio desnudas que se arrojan a él con desesperación. Tal vez no hizo ningún movimiento porque realmente te respetaba a ti y a tu elección.

-O tal vez solo estás delirando, -dije en respuesta, ahora acostada en la cama con los pies todavía en el suelo.

-Tal vez, -estuvo de acuerdo, y sonreí para mis adentros, sabiendo que probablemente me estaba sacando la lengua, a pesar de que estábamos hablando por teléfono y no podía verla-. Pero tú fuiste la única que hizo un esfuerzo por conocerlo y comprenderlo mejor. Estoy segura de que se dio cuenta.

No era tan segura como Taylor, yo siempre había sido la pesimista de nuestro dúo. Ella, por otro lado, podría encontrar aspectos positivos en el peor de los casos.

Tomando sus últimas palabras en consideración, cogí las llaves y cerré la puerta de casa. Eran las seis de la tarde y todavía tenía alrededor de dos horas hasta que mis padres regresaran a casa desde el centro comercial. Necesitaba darme prisa si quería hacer todo lo que planeaba.

Bajando las escaleras, fijé la correa de mi bolso. Tenía todo el horario en mi cabeza. Iris estaría en su clase de baile hasta las siete y media así que me dirigí primero al club de Jake, esperando que hoy fuera su turno de trabajar. Tuve que disculparme con él y explicarme antes de mudarme. Si hoy tenía suerte, estaría dispuesto a escucharme.

Al encontrarme ya en la calle principal, doblé a la izquierda después de pasar el antiguo teatro. Me sorprendió lo bien que recordaba el camino al club, como si estuviese allí cada minuto de mi tiempo libre. Como siempre, tomé el autobús y me senté al final, poniéndome los auriculares. Como siempre, el viaje duró 25 minutos con ocho paradas. Como siempre, tomé la entrada prohibida, esperando que nadie me viera allí. Pero hoy era de alguna manera diferente. Una fuerte sensación de vacío mezclada con tristeza me apretó el estómago tan pronto como estuve dentro. Me di cuenta de que ya extrañaba este lugar después de darme cuenta de que hoy era mi última visita aquí.

Acercándome a la barra, miré a mí alrededor para encontrar a Jake, pero ninguna de las personas que se agitaba entre las mesas y los barriles llenos de cerveza se parecía a él. Cuando entrecerré los ojos para mirar una vez más y asegurarme de que Jake hoy no trabajaba, un hombre alto con una caja de botellas en la mano levantó la cabeza y miró en mi dirección. Señaló con un dedo hacia mí y gritó, haciéndome saltar.

- ¡Hey! –el tipo acortó rápidamente la distancia entre nosotros. Tomé una respiración profunda, de repente temía ser regañada-. Todavía está cerrado, no puedes estar aquí.

Justo cuando estaba a un metro de mí, un pequeño aro plateado en el lado izquierdo de sus labios brillaba. Tragué saliva, sintiendo su enojada mirada en mí y decidí ir directa al grano antes de que decidiera echarme del club.

-Estoy buscando a Jake, -tartamudeé y el chico se apartó el pelo de la cara con exasperación, dejando la caja en el suelo.

Se secó el sudor de la frente. - ¡Al fin! Llévatelo de aquí antes de que nuestro jefe decida hacernos una visita.

Al fin, repetí en mi cabeza con diversión. ¿Había algo que me había perdido o no había escuchado durante esta breve conversación? Parpadeé rápidamente cuando el chico se dio la vuelta, mostrándome con un movimiento rápido de su mano que lo siguiera. Hice lo que quería y cuando finalmente pude alcanzarlo, hablé en voz alta. - ¿Dónde está?

-En la parte de atrás, -el tipo me miró rápidamente-. Tiene suerte, hoy es mi turno. Joe le daría una paliza por esto.

Mi corazón estaba martilleando en mi pecho y mi mente se quedó en blanco. ¿Qué estaba pasando? No entendí nada de lo que dijo. Fijé mis ojos en la espalda del chico preguntándome si me iba a decir lo que había pasado. Después de un largo momento de silencio entre nosotros me di cuenta de que no era así y tuve que forzarme a preguntar, a pesar de que no estaba segura de si quería saber la respuesta.

- ¿Qué ha pasado? –le dije cuando estábamos parados frente a la sala con un gran cartel en la puerta donde ponía "personal".

El tipo puso su mano sobre la perilla de la puerta, la presionó ligeramente y se giró para mirarme antes de que la puerta se abriera por completo. Se burló con incredulidad del recuerdo de las últimas horas, pasándose una mano por el pelo.

-Está completamente borracho.

▬▬▬▬❀▬▬▬▬

Jake estaba borracho.

No, olvida eso. Esa palabra definitivamente no era suficiente para describir su estado actual. Cuando lo vi tirado en el sofá con la cara enterrada en los cojines y una mano colgando inerte del sofá a pocos centímetros del suelo, parecía más muerto que borracho. Al estar rodeado por, al menos, diez botellas de cerveza vacías, estaba teniendo un diálogo incomprensible con sus colegas imaginarios, probablemente tan borrachos como él.

En otras circunstancias, encontraría esto muy divertido, pero Jake no era del tipo bebedor y estaba más que preocupada de verlo medio muerto por el exceso de alcohol.

Después de un breve momento de vacilación, di unos pasos más cerca del sofá y me puse en cuclillas junto a él. Jake olía a cerveza con una pequeña dosis de olor no tan sutil a cigarrillos y arrugué la nariz, tratando de resistir el impulso de sacar mi perfume y echarlo sobre él. Moviendo su cuerpo con tanto esfuerzo, gimió y giró su rostro en mi dirección, acostado en su mejilla derecha en vez de tener la nariz enterrada en el cojín. Tomó una respiración profunda y exhaló, como si no tuviera la oportunidad de respirar en los últimos minutos. Tenía las cejas fruncidas, como si hubiera tenido un mal sueño, y suavemente aparté el cabello que le caía sobre los ojos.

Por primera vez, vi a un niño, no al hombre adulto que intentaba ser.

Sonreí débilmente, suspirando con resignación. ¿Cuánto tuvo que sufrir por culpa mía y de Walter? ¿Estaba bebiendo realmente por los problemas que le causábamos? Probablemente sí. En parte era por mi culpa que él estuviera en este estado, pero, ¿cómo podía ayudarlo?

Antes de que pudiera siquiera pensar en la solución, la puerta detrás de mí se abrió con un chirrido y me di la vuelta, esperando ver a uno de los compañeros de trabajo de Jake. Me puse de pie inmediatamente cuando, el lugar del tipo alto con un piercing en el labio inferior que vi antes, era Walter parado cerca de la puerta. Nos miramos con horror silencioso escrito en la cara, probablemente con la esperanza de estar en otro lado. Me miró y luego fijó sus ojos en mi mano, que todavía estaba tocando el cabello de Jake. Sin pensar mucho, rápidamente la puse en mi regazo, sintiéndome como una niña culpable atrapada comiendo galletas antes de la cena.

Probablemente lo llamaron para que recogiera a Jake y ahora él pensaba que ellos también me llamaron. Bueno, eso era incómodo, ¿no?

Después de un momento de silencio, que a mí me parecieron horas, Walter se aclaró la garganta, cerrando la puerta detrás de él. Fue el primero en despertar del shock. Estaba demasiado sorprendida de verlo aquí para pronunciar una sola palabra o moverme. Se dirigió al sofá con los ojos fijos en el suelo todo el tiempo, como si temiera tropezarse y caerse.

- ¿Qué pasó? –preguntó, agachándose junto a mí. De alguna manera, su pregunta parecía más como "¿qué diablos le hiciste?" que "¿puedes decirme qué está pasando?". Y no pude evitar burlarme.

-Dímelo tú, -dije bruscamente, sin saber muy bien por qué. Los ojos de Walter se clavaron en los míos y tuve que girar la cabeza hacia un lado, evitando su mirada. Enojada o no, no quería pelear hoy con él.

Y probablemente estaba pensando lo mismo porque no lo escuché responder. En cambio, Walter se levantó, se inclinó sobre Jake y después de unos segundos de pensar profundamente, agarró el brazo de Jake, tratando de levantarlo. –Vamos, tenemos que irnos. Dormirás en mi casa.

Jake murmuró algo que no sonaba como cualquier lenguaje humano y le quitó la mano a Walter. Walter frunció el ceño, no muy contento con la situación que se vio obligado a enfrentar. Intentó una vez más, otra vez sin ningún éxito, y yo me puse de pie para ayudar, aunque verlo luchar era muy agradable.

-Jake, ponte de pie o te dejaré aquí, -dijo con tono firme, el mismo que usaba cada vez que estaba enojado conmigo.

-Eso sería muy amable de tu parte, -le dije con ironía y Walter me envió una mirada mortal que me informaba que sería mejor que me callara. Lástima para él que hoy no estaba planeando quedarme callada.

- ¿Sabes qué? –Pregunté, enderezando la espalda-. No estaría en este estado si hicieras una excepción por él y actuases como un verdadero amigo, por lo general no eres un imbécil.

Estaba agachándose de nuevo, acariciando suavemente las mejillas de Jake para despertarlo, pero se levantó inmediatamente después de escuchar mis palabras. Con la mandíbula apretada, me miró con la intención de responder pero, sorprendentemente, solo cerró los ojos con irritación, miró al techo y exhaló. Bueno, no esperaba esa reacción, pero su silencio solo me animó a decir más.

-Jake siempre está preocupado por ti, -continué, sin darme cuenta de que estaba alzando la voz-. Siempre trató de compensar lo que pasó con tus padres. Es estúpido cómo se culpa a sí mismo por ello, pero es aún más ridículo que lo hagas creer que es todo por su culpa. Eres grosero e impúdico con él, así no es como deberías tratar a tus amigos.

Esta vez no se contuvo. Cruzando los brazos, me lanzó una mirada. –Entonces, por favor, infórmame cómo debo tratar a mis amigos. ¿Mentir y engañar es lo suficientemente bueno?

Sabía que Walter lo diría. No iba a dejar que olvidara cómo engañé a toda la escuela y a las personas que me importaban solo para hacer amigos y protegerme de la soledad. Apreté los dientes, tratando de ocultar mi frustración.

-No soy la única que está engañando a la gente a mi alrededor, -dije después de tomar una respiración profunda para calmar mis nervios-. Tú, por otro lado, ni siquiera puedes ser honesto contigo mismo.

Se burló, pasándose una mano por el pelo. - ¿Entonces ahora soy como tú?

-No, -dije rápidamente, haciendo caso omiso de su insulto oculto y señalando las razones con tres dedos-. No juzgo a las personas sin siquiera hacer un esfuerzo por conocerlas mejor. No vivo en el pasado, actuando como una víctima y arruinando mi futuro por eso. Y no culpo a todos por algo que ni siquiera podía evitar que sucediera.

-Ella mintió para salvar tu trasero, es mejor que la escuches.

Ambos volteamos nuestras caras hacia Jake, sorprendidos después de escuchar su voz ronca. Estaba luchando por sentarse derecho, sosteniendo su cabeza con una dolorosa mueca, seguramente sintiendo el efecto del alcohol en su sangre. Entornó un ojo y se obligó a mirar a Walter. –Sois increíblemente ruidosos, ¿lo sabíais?

Walter me miró por un segundo y puso sus ojos en su amigo. - ¿Qué quieres decir con eso?

-No es importante, -dije, cambiando de tema y arrodillándome frente a Jake-. ¿Eres capaz de caminar? Tu jefe no puede verte en este estado a menos que quieras ser despedido.

Me incliné para agarrar los brazos de Jake y ayudarlo a ponerse de pie, pero Walter me detuvo al interponerse entre él y yo. Luego se volvió hacia Jake, que ahora se balanceaba hacia adelante y hacia atrás, luchando por mantener los ojos abiertos. –Me preocupa, así que tengo derecho a saber. Dime lo que hizo, Jake.

Su voz era exigente, informándonos que no estaba dispuesto a esperar la respuesta. Miré a Jake, enviándole señas significativa para mantener toda la información sobre mi discurso en la cafetería, pero cerró los ojos perezosamente, los abrió de nuevo y sonrió ampliamente con satisfacción.

Eso no se veía prometedor.

-Ella, -me señaló con el dedo y se rió para sí mismo como una persona mentalmente inestable-. Le dijo a toda la escuela cómo te suplicó que salieras con ella, -hizo una pausa para eructar y se recostó en el sofá con un profundo suspiro, agitando las manos en el aire con pasión-. Te dije que está loca. ¡Loca!

Si Jake no estuviera tan borracho, lo habría pateado con fuerza sin sentir pena.

Walter estaba callado y ese silencio era frustrante incluso más que su burbujeo. Lo miré de reojo para ver su reacción y luego habló, sin dejar de mirar a Jake, aunque yo era la que supuestamente respondería a su pregunta.

- ¿Por qué hiciste eso?

Repetí sus palabras en mi mente, preguntándome qué decir. Tampoco estaba segura de por qué me obligué a culparme de todo. Por qué traté de salvar la buena imagen de Walter cuando solo me hacia sufrir más y más. Por qué hice todo lo posible por salvar su amistad con Jake cuando ni siquiera él se molestaba en intentarlo.

Abrí la boca para decir algo, lo que podría sonar racional en esta situación, pero de repente Jake se sentó bruscamente, sosteniendo su cuerpo con las manos colocadas a ambos lados de sus piernas. Su cuerpo saltó por el repentino hipo y fijó sus ojos en Walter.

-Porque ella te quiere, idiota, -dijo, como si fuera tan obvio como el hecho de que necesitábamos aire para respirar-. Ahora sé útil y tráeme un cubo. Voy a vomitar.

▬▬▬▬❀▬▬▬▬

Arreglando mi bufanda alrededor del cuello, miré el teléfono para verificar la hora y aceleré el paso. Todavía tenía más de diez minutos hasta la partida del autobús, pero no me gustaba llegar tarde. Podía haber sido antes, pero después de pensar toda la noche sobre los eventos del día anterior en el club, no pude conciliar el sueño durante más de cuatro horas. Después de que Jake dejara escapar mis sentimientos hacia su amigo, Walter lo arrastró por la fuerza, dejándome sin oportunidad de explicarme, negarlo o hacerlo menos embarazoso para mí.

Aunque Jake había dicho la verdad, no quería que Walter supiera cómo me sentía realmente con él, no cuando se trataba de un simple enamoramiento.

Negué con la cabeza para deshacerme de los recuerdos, pasé el último cruce y giré a la izquierda para ver la entrada del instituto. Todos los estudiantes de mi curso ya estaban allí, reunidos alrededor de tres autobuses. Uno de los conductores estaba ayudando a una chica con gafas a poner su equipaje cuando me acerqué. Le entregué mi mochila, sonriendo débilmente cuando me saludó con un alegre "buenos días" y me dirigí a la puerta.

Sintiendo las miradas taladrar un agujero en mi espalda, traté de enfocarme en otra cosa. Mi cerebro estaba gritando que la participación en este viaje era una mala idea, pero tomé una respiración profunda y alentadora y entré en el autobús. Ayer no pude salir del club a tiempo para encontrar a Iris, así que simplemente no tuve otra opción: participar en el viaje era mi última oportunidad de hablar con ella y explicar lo que sucedió realmente. Además, le había prometido ir, aunque probablemente ahora me odiaba.

Todo iba según lo planeado, pero por supuesto me había olvidad de una cosa. Los autobuses usualmente no tenían asientos individuales y un escalofrió me recorrió la columna cuando me di cuenta de que tenía que compartir el asiento con alguien más. El viaje parecía menos soportable ahora y por dentro estaba llorando, yendo lentamente hacia la parte posterior del autobús.

La mitad de los asientos ya estaban ocupados y tuve que pensar en lo que era menos humillante: tomar un lugar al lado de alguien que definitivamente cambiaría el suyo tan pronto como me sentara, o encontrar dos asientos vacíos y esperar que nadie me molestara, hasta el final del viaje. Pero después de ver que la gente volteaba sus rostros hacia las ventanas solo para evitar mi mirada y fingir estar preocupados por lo que veían fuera, decidí elegir la segunda opción.

Afortunadamente, encontré dos asientos vacios en algún lugar en la mitad del autobús.

Me deslicé en el asiento, puse el bolso en mi regazo y lo abrí para coger los auriculares. Se suponía que el viaje duraría tres horas y no podía imaginar pasarlo sin música, especialmente cuando no tenía a nadie con quien hablar a mi lado. Cuando los estaba buscando, el asiento a mi lado se hundió y chirrió bajo el peso de alguien. Me congelé inmediatamente, con miedo de moverme o mirar a la persona que descaradamente se sentó a mi lado. Mi pulso martilleaba pero no podía decir si era emoción o miedo lo que sentía. Por el rabillo del ojo noté unos pantalones negros y ajustados y la parte inferior de una camiseta gris. Lentamente moví los ojos hacia la mano que yacía en el posa brazos que separaba nuestros asientos y noté un reloj colgando de su muñeca. Era sofisticado.

Y definitivamente un reloj masculino.

Tragué fuerte, no estando segura de sí debería decirle al chico que tomó un asiento equivocado o simplemente ignorar su presencia. Finalmente decidí aclarar ostentosamente mi garganta, por si no me vio antes, y levantar la cabeza para ver quién había elegía mi compañía.

El tipo estaba sentado con la gorra hacia abajo para cubrir sus ojos y la mitad de la cara, ahora con los brazos cruzados sobre su pecho y una pierna apoyada en el respaldo de la silla frente a él. Estaba durmiendo o al menos fingiendo estar en un profundo sueño. Me tragué el impulso de decir algo, me recliné en el asiento y volví la cabeza hacia la ventana, absorta en la vista del exterior. Me costó un gran esfuerzo mirar hacia atrás, pero cuando lo sentí inquieto en su asiento, me permití dar un vistazo rápido.

Ahora Walter estaba sentado con su barbilla apoyada en la palma de su mano, mirándome desde debajo del borde de la gorra. Me volví justo a tiempo para notar su mirada recorriendo mi cuerpo de arriba a abajo. Y luego sus ojos se clavaron en los míos, haciendo que la sangre corriera a mi cara de inmediato. Podía sentir mis oídos ardiendo por su mirada. Su boca se movió hacia un lado mientras inclinaba su cabeza hacia la izquierda con interés, solo para mirar hacia otro lado un segundo después, enfocándose en el espacio en algún lugar frente a él. La información de tres horas de viaje voló en mi mente y trague saliva, presionando la espalda en el asiento.

Oh Dios mío...

  ▬▬▬▬❀▬▬▬▬  

Vale, siento mucho haber tardado en actualizar. Creo que han sido como dos semanas sin subir capítulo, y ustedes saben que si no actualizo es porque no he podido. He estado ocupada porque de repente me han puesto exámenes y miles de trabajos que entregar, y además de eso, está el hecho de que me puesto mala (por la alergia) y además he tenido unos problemas de salud (estoy mejor pero no del todo). Supongo que es por el estrés, se me está juntando todo un poco y parece que estoy más débil por todo en general, y eso que aún no he comenzado con los exámenes finales...

De todas formas aquí estoy :) espero que les guste este capítulo, ¿qué opinan de lo que ha sucedido hasta ahora? ¿Tienen alguna idea de por qué Walter se apuntó a última hora  a ese viaje y precisamente se sentó con Aria...? Lo sabrán en el próximo capitulo.

Muchas gracias por leer, apoyar, y sobre todo esperarme con tanta paciencia. Son los mejores <3

Disfruten mucho con la lectura mis playboys.

VIVA LA PUBLICIDAD

Cheeky Love, xx

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