REBELDES: El Valle de los Par...

By Siuxxa

391 62 13

Tantas horas dedicadas a poner por escrito estas historias me han enseñado que la vida no es más que un uróbo... More

INCIPIENS AD FINEM
I: WAKE UP (Parte I)
I: WAKE UP (Parte II)
I: WAKE UP (Parte III)
I: WAKE UP (Parte IV)
II: THE OUTSIDER (Parte I)
II:THE OUTSIDER (Parte II)
II: THE OUTSIDER (Parte III)
III: OUR DESTINY (Parte I)
III: OUR DESTINY (Parte III)
IV: MY VOW (Parte I)

III: OUR DESTINY (Parte II)

25 5 1
By Siuxxa

Supongo que no hace falta decirte cuánto insistieron los Rebeldes para que me quedara algo más en la Guarida, aunque sólo fuera para cenar y charlar. Algo dentro de mí me preguntaba qué estaría pasando con David, por qué demontres seguía metiéndome en el agujero negro del que me había prometido salir, pero se me hacía imposible negar una petición tan simple. Además, teniendo como excusa mi turno matutino en el bar, sabía que la cosa tampoco podría alargarse demasiado. Era un plan perfecto que en ningún modo podría salir mal.

Nada de esto tiene especial importancia, he de avisarte. La cena no estaba envenenada, ni hubo ninguna catástrofe en la cocina. Por suerte. Mas últimamente, me estoy dado cuenta de que nada sucede por casualidad, de que incluso las decisiones más absurdas o triviales tienen su peso en el transcurso de la historia. Y el peso de ésta, reside en que gracias a esas horas ganadas, fui capaz de presenciar algo que no me hubiera imaginado ni en un millar de años.

Los chicos se había dispersado por la Guarida, tratando de seguir la terrible idea (a mí parecer) que tuvo CC sobre preparar entre todos algo de comer, en vez de recurrir a la clásica comida oriental por encargo. Por si te pica la curiosidad, que sepas que acabamos haciendo burritos. Aproveché para ir al baño a lavarme las manos, y cuando salí, tuve que recorrer los pasillos de la segunda planta por mi cuenta, sumida en una repentina penumbra. No era la primera vez que me abandonaban de forma tan descarada, pero no por ello me sentaba mejor.

Apenas di cinco pasos, me percaté en una figura colocada cerca del ventanal que llevaba a pequeño balcón, situado sobre la fachada. Debió de aprovechar la ausencia de los demás, pues parecía que el otro Andy me estaba esperando. Miré a mi alrededor para asegurarme de que nadie podría verme, y me acerqué con paso rápido hacia él; sabía demasiado bien que se haría de rogar, y que no movería ni un músculo para contarme lo que fuera que me tenía que decir. Cierto era que hacía unos días que no había aparecido, y en cierto modo me alegraba de la ausencia de su presencia. Volver a verlo sólo me tocó más las narices. Y la intriga.

―¿Qué demonios quieres ahora? ―le vociferé en un susurro, no estando dispuesta a que me volviera a arruinar la fiesta.

Más él, rápidamente me hizo chistar con un labio sobre los labios, empujándome con la mirada contra el borde contrario del marco de la puerta. Lo miré con confusión, hasta que sus pupilas se deslizaron hacia las puertas abiertas del balcón. Todavía quedaban los últimos rayos del atardecer recogiendo sus atuendos, pero no logré comprender a qué venía su interés hasta que escuché unas voces y el corazón se me detuvo.

―...ya lo hemos hablado.

―Al parecer no lo suficiente, pues seguimos igual ―Pude reconocer el tono de voz de Jake al instante, sus graves siempre han sido inconfundibles. Y tonalidades graves sirven para situaciones graves―. Y no sé tú, pero yo no quiero estar así para siempre...

―Muy bien ―respondió Ella, a la que pude ver cruzando los brazos sobre el pecho gracias al reflejo del cristal―. ¿Y qué propones que hagamos? ¿Ignorarlo, hacer como que no ha sucedido nada?

―Tal vez, si los dos cediéramos un poco...

―Es lo mismo... ―replicó en un exasperado suspiro―. Y yo ya estoy cansada de ceder constantemente, con todo. Por una vez, pienso plantarme.

Se hizo un silencio que se podía cortar con un cuchillo. El otro Andy y yo compartimos una mirada de reojo; en su rostro pude captar un interés asombrado, casi divertido, mientras que en mi pecho sólo era capaz de encontrar la confusión y la preocupación en una mezcla extraña. Estaba deseando que hablasen del origen de todo esto, pero al parecer ninguno de los dos tenía el valor o las ganas necesarias para mencionarlo. Y yo desde luego no iba a firmar una petición.

―Ella... para mí nada ha cambiado ―aseguró Jake con más dulzor del que me esperaba―. Me gustaría que las cosas volviesen a ser como eran antes...

―Si sigues con esa filosofía, estamos destinados al fracaso ―devolvió ella, sin deshacer el nudo de sus brazos―. Hay que aceptar el cambio de las cosas. Las cosas tienen que evolucionar, Jake.

―¡Yo soy el primero que quiere que vayan a mejor!

―Entonces será mejor que le pongamos una solución, ¿no crees? ―añadió Ella, alzando la voz a modo de defensa. Una táctica que ya le había visto utilizar más de una vez cuando la acorralaban contra las cuerdas―. No conseguiremos nada escondiendo todo esto debajo de la alfombra...

Creo que nunca había visto la rabia y la impotencia tan marcadas en Ella, desde luego no como en aquel momento. Casi podía contemplar a sus dos mitades, peleándose la una contra la otra, decidiendo quién de las dos debía ganar la batalla; si el diablo del amor propio, o el trasgo de la compasión. Si al menos hubiera sabido a qué se debía el combate...

―Lo cierto es que... ―murmuró Jake tras un silencio, tanteando las arenas movedizas con el pie―, sí que se me había ocurrido una posible solución...

Pude ver a través del reflejo del cristal cómo Jake se despegaba de la baranda, acercándose a Ella para poder cogerla de las manos aunque, por la posición que adoptó su cuello, no le hacía demasiada gracia este acercamiento.

―U otra posible gilipollez―aseguró con cierto tono de burla.

A lo que el otro Andy aprovechó para lanzarme una mirada de la que no pude escapar, murmurando "me encanta esta chica." Sólo pude responder rodando los ojos, tratando de no perderme la escena. Mucho menos de complacer su búsqueda de atención.

―Ella, sabes que moriría por ti...

―Siempre es más fácil decir las cosas... ―gruñó como respuesta―. Jurar es una cosa muy fea.

―Sé que últimamente no lo digo tanto como debería, pero es cierto... Te quiero, Ella... Pase lo que pase.

―El melodrama nunca fue tu fuerte... pero sigue.

Una sonrisa cruzó los rostros de los dos idiotas presentes. O sea, el Doliente y yo. Aunque duró poco, justo hasta que Jake decidió abrir la boca.

―Cásate conmigo.

Ella, ahuyentando a todo brillo conseguido, se soltó de su agarre en un retortijón, y mientras yo me di un manotazo en la cara, murmurando incrédula lo estúpida que había sido esa jugada.

―¿Es esa tu gran solución? ―le reprochó entonces la Salvaje―. ¿Es que no te das cuenta, Jake?

―De lo que me he dado cuenta es de que no estoy dispuesto a dejar que un problema nos supere ―reaccionó Jake, lamentando no haber tomado su decisión de comprar un anillo. Quizá hubiese sido más efectivo.

―¡Es precisamente ese el problema!¡No lo otro!... No es sólo... No podemos hacer como si... Bah, ¿para qué intentarlo? No lo entenderías ni aunque te lo explicase...

Al instante, escuché los tacones de las botas de Ella aproximándose hacia nosotros, y fue mi instinto quien me empujó contra el marco de la ventana, contra el que me pegué hasta fundirme con la pared. Por suerte, quizá porque las luces no estaban dadas, o por el cabreo que llevaba Ella encima, no se percató de mi presencia. Suspiré al mismo tiempo que lo hizo Jake, todavía en el balcón. Miré al otro Andy con cierta consternación, sin saber si era mi deber intervenir o no. Por algún motivo, había querido que viera la escena, si no, no me hubiera avisado de ello. Aunque quizá sólo quería algo de compañía con quien regodearse del suceso.

Antes de que pudiera tomar la decisión por mí misma y borrar mi presencia de la escena del crimen, una voz surgió en el pasillo:

―¿Has visto a Jake?

Si mi instinto no me fallaba, aquel era Ash. Traté de levantarme con el corazón en un puño, no quería que se descubrieran mis hábitos de espía, y mucho menos por aquella persona que sabía que me lo estaría echando en cara toda una eternidad. Los nervios me transformaron en pato, y por mucha prisa que me diera saltando detrás del sofá más cercano, era evidente que me iba a pillar in fraganti.

No soy capaz de explicarte cómo (ni siquiera yo soy capaz de entenderlo) pero lo que sí que vi, y eso te lo aseguro, fue cómo el otro Andy se abalanzó sin pensarlo hasta llegar a mi lado, colocándose justo delante de mi cuerpo, como si fuera a recibir una bala por mí. En cierto sentido, es lo que hizo, pues cuando el pelo cardado de Ash dobló la esquina, haciendo que mi propio cuerpo también se doblase, echó un rápido vistazo a la habitación, dirigiéndose hacia el balcón...

―¡Ahí estás!

Ahogué un grito de ratón, hasta que me di cuenta de que los ojos de Ash no descendieron ni un instante, sino que permanecieron alzados, haciendo que sus pies pasaran olímpicamente de mí.

―¿Tratando de escaquearte? Aquí prenden fuego a la cocina o todos o ninguno.

Miré al otro Andy con incredulidad, a lo que él simplemente respondió con media sonrisa que no me respondió a nada. Por un breve instante, podría haberos confundido perfectamente, lo confieso; había sabido replicar al milímetro el gesto que hacías cada vez que algo salía tal y como habías planeado. Pero decidí callar para no levantar sospechas. Curiosamente, a pesar de tener la oportunidad, seguí sin moverme del suelo.

―Tenía que encargarme de una cosa antes ―alegó Jake con el alma decaída.

―¿Qué tal ha ido tu "plan infalible"?

Jake rodó los ojos con amplitud, sin estar de humor para realizar una escena como esta. No ahora.

―Eso, tú restriégamelo por la cara.

―Oh, no, tengo mejores cosas que hacer... ―aseguró el Descarriado, observando el rastro que Ella había dejado a su paso―, pero que sepas que te lo dije.

Jake soltó una risa asfixiada, de esas que brotan cuando uno retiene al llanto por las riendas. Y por primera vez, en el reflejo de los ojos de Ash logré descubrir algo que no había notado antes. Quizá era por la luz del anochecer, seguramente, pero en aquel instante confieso que, sin dudarlo, me pareció ver en sus ojos arrepentimiento por su comentario. Pero ya lo sé, seguramente serían imaginaciones mías.

―¿Se ha acabado? ―preguntó entonces con genuina preocupación.

―No, no ―resolvió Jake con una amarga sonrisa―. Todavía me quedan muchas batallas que librar antes que eso.

Entonces, arrastrado por la pesadez de sus ideas, tuvo que apoyarse de nuevo sobre la baranda del balcón, mientras Ash se colocaba a su lado sin apartarle la mirada. Tanteó con ponerle una mano sobre el hombro, pero algo le dijo que no era el momento acertado.

―Tengo tanto miedo de que cambie de opinión...

―Piensa que si ella tampoco quisiera que esto saliera adelante, ya te habría dado el portazo. Todos conocemos a Ella demasiado bien.

Jake trató de asentir, pero las ideas le pesaban demasiado como para levantar la cabeza. Había algo venenoso en toda esta incertidumbre, en el no saber por qué tenía que ser todo tan complicado, por qué les salían problemas a los problemas. Y por qué uno tenía que lanzarse al vacío para enfrentarse a ellos.

―Esto es lo que siempre he querido ―espetó de pronto―. Desde el momento en el que eché a correr hacia el Desierto con las antorchas de F.E.A.R. a mis espaldas. No sabría explicarlo, es que no tiene palabras... Somos tan distintos... tan dispares... No tiene ni el más mínimo sentido.

―Pero para ti si lo tiene ―reconoció Ash.

―¡Todo el del mundo! ―espetó entonces, gesticulando con las manos, en cuyas palmas habían aparecido dos chispazos que se desvanecieron―. Esto es todo lo que quería, más incluso. Me acojona pensar en qué pasará si llega a desaparecer... No quiero quedarme solo.

―Qué tontería; sé que no es de mucho ánimo. Pero seguirías teniéndonos a nosotros ―y entonces se le ocurrió―. O a tu hermana, ¿os seguís llevando?

―Sí, pero no es lo mismo, tío. No me malinterpretes, sois como mis hermanos, pero lo de Ella... En casa me querían, no te digo que no, pero era un amor... Sabes, el que mis padres sentían por mi hermana era algo genuino, pero conmigo... No dejaba de pensar en que era algo que se les había impuesto... Un amor adoptado a juego con su hijo... Nunca fue igual.

Si aquella historia contaba lo que creo que quería contar, no me lo esperaba. Me habías hablado largo y tendido de todos los Rebeldes, recuerdo al dedillo tus cartas. Curiosamente, nunca me hablaste de todo lo que llevaban a sus espaldas. Me imagino que no era algo de lo que os gustase hablar. Era increíble, tanto tiempo hablando con y escribiendo de ellos, y aun entonces seguía descubriendo pequeños pedacitos de su ser. Supongo que nunca llegas a conocer realmente a nadie.

―Vaya tontería... ―interrumpió Ash para quitar drama.

―Lo será, pero hasta que conocía a Ella no sabía lo que amor genuino significaba. O lo que yo creía que era. Y ahora, me aterra pensar que podría volver a todo lo anterior. O peor...

Escuché un sonoro resoplido. No sé a quién de los dos pertenecía. Puede que realmente no tuviera importancia, era un suspiro compartido. Sea como fuere, fue la voz de Ash la que sonó a continuación, con los graves de las situaciones importantes. No lo vi, pero me sorprendería que a estas alturas no se hubiera decantado por colocarle la mano en el hombro.

―Sé que no soy el de los buenos consejos, pero deja que te dé dos: nadie te va a coger cariño si sigues compadeciéndote. El amor empieza por uno mismo.

Jake rodó los ojos, y Ash tanteó el volver a abrir la boca:

―Y... si de verdad quieres tanto a esa mujer como vas proclamando por ahí... Lo siento, tío, pero tendrás que abrirte en canal. Es parte del contrato. Si lo que de verdad quieres es demostrarle que vas muy en serio, un anillo no te va a ser suficiente. Es sólo una baratija, ya me entiendes. Lo que de verdad importa es lo que hay más allá; demuéstrale que estás dispuesto a abrirte hacia ella, por ella.

Jake tardó unos momentos en dejar que las palabras cayesen al centro, resonando en el lago de la razón; y aunque pareciera absurdo viniendo de alguien como Ash, algo le decía que tenía auténtico sentido lo que acababa de decir. Es por eso que lo detuviese justo cuando el Descarriado había desistido, dándose media vuelta para regresar con los demás:

―No son tan malos esos consejos ―dijo―. ¿Los sigues alguna vez?

Ash soltó una carcajada, que llegó hasta mí con el olor de la amargura, como el veneno de las ortigas.

―Cuando tenga la oportunidad, te avisaré. 

Un escalofrió me recorrió la espalda cuando escuché la voz del otro Andy resonando demasiado cerca de mis oídos, casi me había olvidado de su presencia. En realidad, apenas la notaba, salvo dentro de mí:

Y todos sabemos de quién está hablando... ¿o no?

Continue Reading

You'll Also Like

138K 2.7K 44
"You brush past me in the hallway And you don't think I can see ya, do ya? I've been watchin' you for ages And I spend my time tryin' not to feel it"...
569K 20.6K 95
The story is about the little girl who has 7 older brothers, honestly, 7 overprotective brothers!! It's a series by the way!!! 😂💜 my first fanfic...
356K 15.5K 39
જ⁀➴ᡣ𐭩 hidden, various hazbin hotel characters x female reader જ⁀➴ᡣ𐭩 𝑰𝒏 𝒘𝒉𝒊𝒄𝒉 we follow an angel named y/n, who had her bes...
411K 12.4K 94
Theresa Murphy, singer-songwriter and rising film star, best friends with Conan Gray and Olivia Rodrigo. Charles Leclerc, Formula 1 driver for Ferrar...