- Quiero que vengas hoy a mi casa - le propuse.
- ¿Para qué? - preguntó Thomas muy curioso.
- Eso no te incumbe hermanito. - le dije.
- Está bien, iré. - dijo Dylan y yo sonreí - Tranquilo Tommy, sólo vamos a estudiar.
Le extendí mi mano para que el la tomara y asi hizo, las entrelazamos y empezamos a caminar hasta la salida. Thomas no podía creer aún lo que acababa de pasar.
George estaba esperandonos, nos abrió la puerta a mi y a Dylan. Thomas llegó minutos después, supongo que varias chicas se le han de haber acercado.
(...)
- ¿Entendiste? - le pregunté a Dylan que se encontraba acostada boca abajo a mi lado, estabamos en mi habitación estudiando.
- La verdad es que no presté mucha atención ya que mi profesora es sumamente guapa y me desconcentra. - dijo mientras depositaba un beso en mis labios.
- Te puedo cambiar a la profesora, no hay problema. - le dije.
- El chiste es que no quiero otra profesora, sólo te quiero a ti. - nos sonreímos y luego nos besamos. Fue un beso tierno al principio que empezaba a subir la intensidad.
Dylan botó los libros al piso y se colocó encima de mí, todo esto sin separar sus labios de los míos.
Estabamos descontrolados, las hormonas nos habían ganado. Dylan estaba jugando con mi blusa y sabía que en cualquier momento se iba a deshacer de ella pero todo esto se vió interrumpido ya que alguien tocó la puerta.
- Dyl... - dije para que el parara pero al parecer él no había escuchado que tocaron la puerta - Dylan... la puerta.
- No abras. - me dijo entre besos.
Sonreí y tomé su rostro entre mis manos para besarlo más intensamente y en una sola maniobra quedé encima de él.
- Debo abrir la puerta. - le susurré al oído y me puse de pie para poder caminar hasta la puerta de mi habitación.
Abrí la puerta y Thomas se encontraba allí, me miró fijo y su mirada se torno seria.
- Se supone que estarían estudiando. - dijo mientras se cruzaba de brazos.
- Eso haciamos hasta que nos interrumpiste. - respondí con una sonrisa.
-¿Con los libros en el piso? - Thomas enarcó una ceja y clavó su mirada en mí. ¿Estaba molesto?
- Estabamos estudiando en el piso. - dije tratando de salvar la situación. Thomas soltó una carcajada.
- ¿Y por eso estas así de despeinada y con la ropa toda arrugada? - me había ganado, no me tomé el tiempo de arreglarme un poco como para que no se note lo que estuve haciendo minutos antes. ¡Que tonta Evelyn, que tonta!
- Me caí de la cama. - traté de decirlo de la forma más relajada posible.
- ¿Puedes venir a mi habitación? Necesito tener una conversación de hermano mayor a hermana menor sin que el novio esté presente. - dijo refiriendose a Dylan. Rodé los ojos.
- ¡Ash! Está bien. - respondí, volteé a ver a Dylan - ya regreso amor.
Cerré la puerta de mi habitación para dirigirme a la de Thomas. Yo entré primera, Thomas cerró la puerta detrás de nosotros.
- ¿Sobre que quieres hablar? - pregunté dandome vuelta para poder encarar a mi querido hermano.
- Sobre lo mentirosa que te haz vuelto. - me dijo.
- ¿Mentirosa? - me hice la desentendida.
- Evelyn Fiorella Sangster te conozco mejor que a nadie, te conozco de toda la vida y sé perfectamente cuando me estas mintiendo, tú no eras así. ¿Por qué ahora sí?
- Porque estoy cansada de que me controlen, cansada de ser la hijita perfecta, cansada de tener un hermano mayor tan celoso y que me haga problema por estudiar con mi novio. - exploté.
- ¡Deja de mentir Eve! No estaban estudiando y te apuesto que si yo no tocaba la puerta terminabas perdiendo tu virginidad con Dylan. - me gritó.
- ¿Y eso qué? Yo ya estoy grandecita como para saber con quien quiero perderla. Dylan es mi novio y ni tú, ni nadie pueden decidir sobre mi cuerpo. - Thomas y yo nunca hemos peleado así.
- Tu novio de horas. - me recordó.
- Y alguien a quien llevo conociendo durante la mitad de mi vida, alguien a quien quiero y quien me ha gustado desde hace años. - confesé. Nunca antes le habia dicho a Thomas sobre que me gustaba Dylan, es su mejor amigo y se me hacia raro.
- ¿Qué acabas de decir? - preguntó asimilando todas y cada una de mis palabras.
- Que me gusta Dylan. - repetí.
- ¿Hace años? - preguntó.
- Sí. - le confirmé.
- ¿Por qué no me lo dijiste? - dijo mientras se cruzaba de brazos.
- Porque se me hacía raro decirle a mi hermano que me gusta su mejor amigo. - dije.
- ¿Te sigue gustando? - preguntó.
- Ehmmm... - dudé.
- ¿Dylan te sigue gustando? - volvió a preguntar.
- Thomas... - empecé a decir pero se me formó un nudo en la garganta. ¿Cómo podia decirle que en realidad el que me gusta es él, mi hermano?
- Evelyn responde por favor. - siguió insistiendo, su tono de voz era rudo - ¡Vamos Evelyn! ¡Habla de una buena vez!
- ¡No lo sé! - grité exaltada - ¿Contento? Yo la verdad ya no lo sé, no sé que es lo que siento por Dylan. Lo quiero, sí. Eso esta clarísimo pero no sé si como algo más que a un amigo.
- ¿Entonces si no te gusta porque estas con él, bebé? - dió pasos hacia mí, posó sus manos en mis brazos y los acarició para hacerme saber que me entendía y que sentía mucho haber insistido tanto.
- Él estaba tan ilusionado con la idea de nosotros juntos y yo no fuí capaz de decirle que no, soy una cobarde. Soy la peor persona del mundo. - me alejé de Thomas para sentarme en su cama con mis manos tapando mi cara. Soy una pésima amiga.
- ¡Hey bebé! - sentí que se sentó a mi lado.
- Mírame. Por favor. - Le hice caso y lo miré a los ojos. - No eres una cobarde.
- Si lo soy. - suspiré.
- No. No lo eres. No querías lastimar a Dylan, no querías romperle el corazón. - trató de tranquilizarme.
- Eso no lo justifica, yo no debí aceptar. Ahora está más ilusionado que nunca y su daño emocional va a ser peor, Thomas. ¿No te das cuenta? Soy la peor, Dylan no merece esto que le estoy haciendo. Nadie lo merece.
- No eres una horrible persona, princesa. - él me estaba mirando con una dulzura única. ¡Soy tan afortunada de tenerlo!
- Nunca vuelvas a decir que eres una mala persona porque no es así. Eres preciosa y no sólo físicamente sino que también lo eres de corazón. Siempre buscas ayudar a los demás ¿o ya se te olvidó que fue tu idea realizar los eventos solidarios? Eres la persona más pura de la familia Sangster, Evelyn. Y yo... - noté que tragó saliva, estaba nervioso. Lo conocía mucho y por eso lo sabía. - yo te amo.