Sólo para aclarar, aquí Jungkook será mayor que Jimin (Para que no hayan mal entendidos).
Honja dashi tto crying for you
Honja dashi tto missing for you
Baby I love you! I'm waiting for you
Soy realmente un estúpido.
Mis ojos no ven a nadie más que a ti,
tú que estas mirando a alguien más.
-M.Y.
¿Qué?
Lleno de intriga Jimin miró para todos lados con el fin de encontrar a la posible persona responsable de aquella nota que acababa de encontrar en su casillero. Pero no había nadie, los pasillos estaban vacíos. Decidió no darle importancia y se dirigió corriendo a su clase.
Ya dentro se encontraba su mejor amigo Jungkook, hablando animadamente con un chico peligris. Jimin sabía muy bien quién era el contrario, Kim Taehyung, el amor de toda la vida de su hyung. Suspiró fuertemente y se acercó a ellos con un nudo en el pecho, nunca imaginó que un amor no correspondido doliera tanto.
-Hey Jimin ¿Qué traes ahí? – saludó el azabache señalando el papel arrugado en la mano de su mejor amigo.
El mencionado regresó a ver el papel, lo había olvidado por completo – Ah, no es nada hyung, sólo una nota que encontré en mi casillero antes de venir acá.
-Déjame ver eso.
El castaño le indicó el escrito con cierto recelo.
-Vaya Jimin, parece que tienes un admirador secreto
El mencionado se sonrojó hasta las orejas – N...no, hyung, debió sólo ser un malentendido – susurró algo nervioso.
-No lo creo Mochi, eres muy lindo, y el resto lo sabe.
Y aunque sabía que Jungkook lo decía como su mejor amigo, su corazón no pudo evitar acelerarse un poco.
Luego de eso ingresó el profesor y Jimin se dirigió a su asiento mientras la persona causante de sus suspiros miraba con ojos de amor a alguien más.
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Era viernes, por fin y Jimin no podía estar más aliviado por eso. Jungkook había empezado a salir con el chico de piel canela del cual ha estado enamorado desde el primer momento en que lo vio, y él, como buen mejor amigo ha tenido que escuchar constantemente lo emocionado que se encontraba con cada pequeña cosa que ambos hacían. No lo malentiendan, estaba agradecido de que su amigo haya encontrado la felicidad a lado de la persona que quería, pero eso no significaba que quisiera compartir dicha alegría, porque a pesar de todo, aún dolía.
Por otro lado, había seguido recibiendo notas por parte de su "admirador secreto", ahora tenía cinco en total, una por cada día que había pasado:
Aun no tienes idea de mis pensamientos.
Probablemente nunca pienses en mí en absoluto,
probablemente nunca esté en tus recuerdos tampoco.
Sin embargo te miro solo a ti,
y sé que al final solo mis lágrimas caerán.
-M.Y.
Los días en los que pensé tanto en ti,
en los que mi corazón estuvo frío y triste,
un te necesito está jugando en mis labios.
-M.Y.
Una vez más estoy llorando por ti
Una vez más estoy aquí, echándote de menos
Bebe te amo y estoy esperando por ti
-M.Y.
Solo verte caminar me hace muy feliz,
Aunque no conoces mi corazón.
Debo poner fin a esto e irme.
-M.Y.
Hasta cierto punto era un tanto escalofriante el hecho de que alguien se dedicara a seguirlo de lejos y a confesarle su amor mediante pequeñas notas todos los días, sin embargo a Jimin le encantaba leerlo, le hacía bien el saber que había aunque sea una persona en algún lugar que se sentía atraído por él, necesitaba saber que era capaz de interesarle a alguien.
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La siguiente semana transcurrió tranquila, no había vuelto a recibir notas por lo que se encontraba un poco desanimado; además, su mejor amigo lo había invitado a salir con él y su novio. En aquella salida pudo conocer más a Kim Taehyung, era una persona bastante amable, desbordaba alegría y optimismo por todos lados, era simplemente maravilloso, no culpaba a Jungkook por haberse enamorado de él, cualquiera con sentido común lo haría.
Se encontraba paseando por los pasillos de su institución, obviamente se había saltado algunas clases, su ánimo no era el mejor.
Entre algún momento en el que estuvo inmerso en su mundo de pensamientos y ensoñaciones, un sonido singular había llamado su atención: un piano.
El sonido provenía del salón de música, por lo que con pasos sigilosos se acercó al lugar, y, asomándose por la ventana, pudo observar a un chico de cabellos oscuros que estaba sentado frente a un majestuoso piano, entonando una de las más hermosas melodías que Jimin haya podido escuchar jamás, lo había visto un par de ocasiones y era parte del círculo de amigos del novio de su hyung, era Min Yoongi. El chico se veía completamente ajeno a su alrededor, con los ojos cerrados dejándose llevar y transmitiendo un sinnúmero de sentimientos con sólo una canción.
El de cabellos castaños se quedó en donde estaba hasta que el contrario había terminado, y cuando ése se dispuso a salir, corrió alejándose de manera inmediata y con un extraño sentimiento de calidez en su interior.
A partir de eso, Jimin siguió asistiendo a la misma hora y al mismo lugar, sólo para poder seguir escuchando al encantador chico del piano, quien tocaba aquella misma melodía que en poco tiempo se había vuelto su favorita.
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-Hey Jimin ¿te encuentras bien? – preguntó su mejor amigo, deteniendo la conversación con su novio al ver la mirada perdida del castaño.
-Eh... sí, sí hyungs, no se preocupen, estoy perfectamente – respondió bajo la mirada atenta de la pareja.
-Te conozco Mochi, sé que hay algo que te inquieta, puedes hablar con nosotros sobre eso ¿Lo sabes verdad?
-Lo sé Kookie.
-Entonces, habla – mencionó el azabache con una sonrisa comprensiva.
-Es sólo que... Me siento frustrado ¿Qué significa cuándo no puedes dejar de pensar en alguien? – dijo con ojos preocupados.
Taehyung y Jungkook se miraron y compartieron una mirada de complicidad.
-Cariño, creo que te estás enamorado – Esta vez fue el peligris el que tomó la palabra.
Era cierto que las relaciones entre él y Jimin habían mejorado considerablemente, pues al menor le agradaba saber que era él la persona que se había ganado el corazón de su hyung, e incluso sentía que no había nadie como ese chico que fuera tan merecedor de aquello. Hasta se había sorprendido al caer en cuenta de que su corazón ya no dolía ante su cercanía y sus muestras de cariño, ahora había alguien más ocupando su cabeza.
-¿Qué? No, no, no puede ser posible.
-Mira Jimin, dices que no puedes dejar de pensar en aquella persona, y está tan presente ahora para ti que pasas todo el día distraído ¿A qué crees que se debe?
El menor quedó pensativo, volteó la mirada, y se asustó al darse cuenta de que era verdaderamente tarde, por lo que se despidió fugazmente y salió corriendo.
Paró frente a la puerta del salón de música, y se suspiró aliviado cuando al asomarse por la ventana lo vio allí sentado.
Como de costumbre, Yoongi se posicionó frente al piano y empezó a tocar, sin embargo había algo distinto, estaba cantando.
Soy realmente un estúpido.
Mis ojos no ven a nadie más que a ti,
tú que estas mirando a alguien más.
Aun no tienes idea de mis pensamientos.
Probablemente nunca pienses en mí en absoluto,
probablemente nunca esté en tus recuerdos tampoco.
Sin embargo te miro solo a ti,
y sé que al final solo mis lágrimas caerán.
El corazón de Jimin se aceleró, tanto que pensó que podría salir de su pecho. Él conocía bien aquellas palabras, eran las mismas palabras que estaban escritas en pedazos de papel que atesoraba en un rincón especial en su escritorio.
Sin saber muy bien el por qué, sus pies ya se estaban moviendo en dirección al azabache. Con cuidado se sentó a su lado y empezó a cantar con él.
Yoongi lo miró sorprendido, pero no dejó de tocar en ningún momento, y siguieron cantando hasta que la canción llegó a su fin.
-Jimin, yo... puedo explicarlo.
Pero el castaño simplemente negó con la cabeza con una sonrisa sincera que no era capaz de quitar de sus labios.
-No estoy enojado, Yoongi, sólo, me siento muy feliz, eras tú, siempre fuiste tú, aquella persona que con sus palabras lograba disminuir la inseguridad que cada día crecía dentro de mí, la persona que con sus grandiosas habilidades musicales lograba hacerme olvidar de todo lo malo aunque sea por un momento, la persona que con sus simples acciones lograba ocupar mi mente por completo y no sabes cuán agradecido me siento de que seas tú.
Yoongi quiso responder, pero no pudo hacerlo, pues en ese instante unos labios habían tomado los suyos, moviéndose rítmicamente, encajando perfectamente, como si fueran hechos los unos para los otros.
Cuando se separaron, sus miradas se encontraron, sus corazones latían con la misma fuerza, y sus ojos reflejaban el mismo brillo intenso, aquel brillo que sólo dos almas destinadas tenían la capacidad de compartir.
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¡1500 palabras!
Historia dedicada a mi Erika bebé, gracias por el apoyo incondicional y por los ánimos que me has dado para seguir con esta mierda. Te sarangheo. ❤
∆ ᴄɪɢᴀʀʀᴇᴛᴇꜱ ∆