El Playboy tiene un Secreto...

By CheekyBrothers

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Todo empezó cuando descubrió su pequeño secreto. Aria había estado mintiendo y necesitaba arreglar la situaci... More

El Playboy tiene un Secreto
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23. Del cómo hay que arreglar las cosas

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Me sentí mal. No, de hecho, mal no era la mejor palabra para describir lo que sentía en este momento. Ni siquiera podía decir si sentía algo. Estaba vacía... vacía y agotada, física y mentalmente, como si mi cerebro simplemente se hubiera apagado sin mi permiso. ¿Quién sabía que decir esas palabras requeriría de tanta energía? ¿Las rupturas eran siempre tan dolorosas y agotadoras? Cada movimiento era doloroso, agotador hasta el punto en que solo querías recostarte en el suelo, cerrar los ojos y quedarte dormido.

Pero no pude hacerlo.

No cuando todavía estaba allí, mirándome con los ojos llenos de incredulidad, confusión y algo más, algo que realmente no podía nombrar. ¿Era enojo? ¿Decepción? ¿No le gustó lo que había dicho? No estaba segura y, lo que era más importante, no me importaba. Todo lo que quería era huir de él. Todo lo que necesitaba era estar lejos de Walter. Entonces obligué a mi cuerpo a moverse. Con el último soplo de energía que encontré en mí misma, el paso más difícil y el más importante de mi vida. Empecé a alejarme de Walter, de su vida y de todo lo que estaba conectado a él, dejando atrás esos dolorosos recuerdos. No iba a darme la vuelta, no pensaba mirarlo por última vez porque sabía lo inútil que era. Él no se molestaría en detenerme de todos modos, ¿o sí?

Sonreí amargamente a mí misma. ¿Por qué lo iba a hacer cuando a sus ojos yo solo era una chica repugnante y sin importancia?

Como en cámara lenta, levanté la pierna derecha para dar el segundo paso y de repente una mano golpeó la puerta detrás de mi espalda con un fuerte ruido, aterrizando a solo centímetros de mi cara. Grité, sorprendida y asustada de ver un brazo extendido frente a mis ojos. Otra ráfaga de viento frío y otoñal me alborotó el pelo y en un segundo un olor familia me llenó la nariz. El perfume de Walter: el aroma dulce y sofocante que odiaba y amaba al mismo tiempo. Intenté con fuerza tragar el gran nudo que se formó en mi garganta cuando me di cuenta de lo que estaba pasando. Cambié mis ojos lentamente de la mano al hombro de la persona que me atrapó en sus brazos. El único sonido que pude escuchar fue mi corazón latiendo locamente en mis oídos. El ruido era casi doloroso, casi nocivo, provocando náuseas y desorientación.

Lentamente, volví mi rostro hacia la derecha, solo para ver a Walter mirándome con una expresión de frustración en su rostro. Sus labios estaban apretados en una línea delgada, la mandíbula apretada con ira. Él fijó sus oscuros ojos en mí y me estremecí inconscientemente, volteando mi rostro cuando su mirada se volvió demasiado intensa para soportarla.

- ¿A dónde crees que vas?

Todo mi cuerpo se tensó después de escuchar su voz, fría, firme y sin emociones. Tenía la garganta seca y podía sentir el gusto amargo y metálico en mi boca. Pude escuchar todo lo que dijo, pero no fui capaz de captar el significado de sus palabras y pronunciar una sola respuesta. Simplemente no entendía lo que quería de mí, por qué Walter actuaba de esta manera cuando hice lo que me había pedido, por qué estaba haciendo las cosas más complicadas. ¿Estaba disfrutando de verme en este estado?

Era demasiado para mí y su frialdad hacia mi persona lo empeoró. Me mordí el labio, tratando de evitar que las lágrimas cayeran. No quería que me viera llorar y cuando mis ojos se pusieron demasiado llorosos, respiré con dificultad y empujé su brazo fuera para abrirme camino antes de perder el control y romperme frente a él.

En el momento en que escapé de su trampa, sentí un fuerte agarre en mi muñeca y me retiré en un instante, golpeando la fría puerta con la espalda en el proceso. Ignorando el dolor que voló a través de mi cuerpo, levanté los ojos rápidamente para mirar enojada a Walter que ahora estaba sosteniendo mis dos muñecas.

-Me voy a casa, -dije firmemente. Tratando de liberarme de su agarre, le envié una mirada de advertencia pero pareció ignorarlo. De hecho, su agarre se apretó aún más. Apreté los dientes con ira-. Déjame ir, Walter. Ahora.

-Lo haré, -dijo roncamente y su cálido aliento acarició la piel de mi rostro, dándome cuenta de lo cerca que estaba-. Cuando termine contigo.

-Eres increíble, -bufé girando la cabeza hacia la izquierda, sin poder mirarlo a los ojos más. Me tragué la irritación que estaba creciendo en mí debido a su comportamiento y la necesidad de tener siempre la última palabra-. Hazlo rápido, no tengo tiempo.

-Para Jake siempre tienes tiempo.

Lo miré casi de inmediato cuando terminó de hablar. El tono de su voz era bajo y sarcástico hasta el punto en que no podía entender si estaba herido o simplemente furioso. Fruncí el ceño y entorné los ojos. Lo miré con confusión escrita en toda la cara. - ¿Qué?

El agarre en mis muñecas disminuyó un poco y Walter se inclinó un poco hacia atrás, enderezándose. Lo estaba observando con determinación, con la esperanza de encontrar la respuesta a su extraño comportamiento, pero era imposible saber qué tenía en mente cuando lucía esa expresión indiferente en su rostro. Pero cuando quise darme por vencida, algo en él se rompió. Soltó mis manos y suspiró ruidosamente, alejándose un paso de mí, volviendo la cara. Parecía que la comprensión de sus propias palabras de repente lo alcanzó, como si realmente no pensara decirlo en primer lugar y el arrepentimiento estuviera comiéndolo por dentro.

Parpadeé un par de veces cuando Walter maldijo en voz alta, pasándose la mano por el pelo. Se mordió el labio inferior y sin darme cuenta, hice lo mismo. El sentimiento desconocido, algo entre la esperanza, el miedo y la anticipación, llenó mi cuerpo, haciendo que mi corazón latiera más rápido. ¿Acababa de escuchar algo que se suponía que no debía escuchar? En realidad, Walter... no, era imposible, no podía estar... celoso, ¿verdad?

E incluso si estaba mal, esa era la única explicación que mi mente me ofreció después de escuchar lo que Walter acababa de decir. Sus palabras de ayer y las acciones de hoy eran mutuamente exclusivas e increíblemente confusas. Si él era el que quería romper, ¿por qué me impedía irme? Si a sus ojos sólo era otra chica repugnante, ¿por qué estaba enfadado cuando finalmente decidí dejarlo ir? ¿Por qué me estaba dando esperanza, solo para decepcionarme un segundo después?

¿Y por qué mencionó a Jake? ¿De verdad escuchó sobre los rumores?

Abrí la boca para cerrarla un momento más tarde cuando me di cuenta de que no sabía qué decir. Ni siquiera podía hacer una pregunta, temerosa de la respuesta que podía escuchar de Walter. Lo estaba mirando con anticipación, esperando en silencio que hiciera algo y disipara mis miedos y dudas. Pero no hizo nada. Solo miraba el espacio frente a él, no estaba dispuesto a pronunciar una sola palabra y aún me mantenía en suspenso.

Podía irme casa o guardar silencio, esperando que ocurriera un milagro, pero ese silencio me estaba volviendo loca y no podía soportarlo más. Tomé una respiración profunda y exhalé en voz alta, reuniendo mi coraje para hacer algo. Ignorando la voz callada en mi cabeza, diciendo que me fuera lo más rápido posible, me obligué a decir su nombre. Pero antes de que pudiera abrir la boca, su cabeza se cuadró y miró en mi dirección, como si escuchara mis pensamientos. Me miró con ojos cansados, sin la ira que vi hacía unos momentos.

-Solo... olvídalo, -dijo en voz baja, pellizcándose el puente de la nariz-. Olvida lo que dije, olvídate de todo y vete a casa.

¿Así? No podía regresar sin descubrir la verdad. No podía irme sin saber el motivo de su extraño comportamiento. Puse las manos sobre la fría puerta de metal detrás de mí y ese simple movimiento me ayudó a ordenar mis pensamientos de inmediato.

- ¿Qué es lo que realmente quieres que haga, Walter? –Dije con voz temblorosa pero llena de confianza-. La verdad es que no sé lo que esperas de mí. ¿Cómo debo actuar? ¿Qué debo decir para no volver a enfadarte? –Continué, alzando la voz con cada palabra-. Estoy tratando de complacerte todo el tiempo. Querías separarte, así que acepté pero ahora actúas como si hubieras cambiado de opinión. Qué...

-No he cambiado de opinión, -me interrumpió con un tono agudo.

Negué con la cabeza, sonriendo amargamente ante la determinación en su voz. ¿Estaba tan desesperado por cortar todo contacto conmigo? Levanté la cabeza para mirarlo antes de forzarme a decir lo que estaba en mi mente: mis verdaderos sentimientos. Ya no tenía sentido esconderlos, ¿verdad?

-Pensaba que nos estábamos acercando, que podíamos ser verdaderos amigos, ¿sabes? –hice una pausa para ver su reacción, pero ni siquiera parpadeó, todavía observándome con expresión seria. Me mordí el labio, esperando su respuesta y luego levantó los ojos para mirar el cielo sobre nosotros, solo para cambiar su atención hacia mí un momento después.

-Creo que te dije esto antes, pero tal vez deba repetirlo, -finalmente rompió el silencio, haciendo que mi corazón latiera más rápido. Sacudió la cabeza ligeramente, sin apartar la mirada de mí-. No puedes construir una amistad con mentiras, Aria. No funciona así.

Mi corazón se hundió. En un segundo, sentí que todas mis fuerzas dejaban mi cuerpo y no podía mantenerme erguida, así que me apoyé en la puerta para mantener el equilibrio. Sus palabras fueron dolorosas y no podía creer que realmente lo dijera. ¿Era la única que creía que comenzábamos a confiar y a depender el uno del otro? ¿Era la única persona ciega aquí? Eso dolió mucho, hasta el punto en que ni siquiera podía respirar.

-No estaba mintiendo todo el tiempo, -pronuncié para defenderme, tratando de tragarme la gran bola en mi garganta. Esa era la verdad, incluso si no era honesta con todos los que me rodeaban, no simulé mis sentimientos hacia Walter. La verdad era que me preocupaba por él, rezaba porque su padre mejorara, pensaba en las posibilidades de hacerlo confiar en mí.

- ¿En serio? –Se cruzó de brazos, mirándome con la ceja levantada-. ¿Cómo puedo saber que ahora estás diciendo la verdad?

-Estoy diciendo la verdad, -di un paso atrás, un poco irritada y herida por sus palabras. Walter solo resopló-. No soy...

- ¿Entonces por qué no me hablaste de Jake y de ti? –interrumpió antes de que pudiera decir algo más y cerré la boca casi de inmediato, sorprendida de escuchar esa pregunta. No tenía ni idea de qué decir, por qué le oculté esto cuando en realidad no debería haberlo hecho porque no fue mi culpa. Me sentí culpable porque de alguna manera Walter parecía herido. Sacudió su cabeza con decepción, haciéndome sentir aún peor.

Me tragué las lágrimas que se acumulaban en las esquinas de mis ojos. –Porque no hay nada entre él y yo. ¿Qué debería hacer para demostrarte que no estoy mintiendo?

Walter inclinó su cabeza con interés y una esquina de sus labios se alzó un poco. –Nada, -cerró los ojos con los míos, su voz aguda-. Nada puede cambiar mi opinión, -metió las manos en los bolsillos cuando el viento acarició nuestras caras otra vez, haciéndome temblar por el frío-. Solo sigue mintiendo, Aria. Eres buena en eso.

▬▬▬▬❀▬▬▬▬

Es curiosos cómo tu vida puede cambiar en un minuto. Cuando una cosa no salió como planeaste, todo comienza a desmoronarse. Podía simplemente sentarme y ver cómo se destruía todo porque, honestamente, no había nada que pudiera hacer. Solo podría culparme a mí misma por mentirle a todos y hacer que mi propia vida se vea tan desordenada. Me sentía como el personaje de la película más cliché, excepto por el hecho de que no vi la luz, el signo de que las cosas mejorarían día a día, al final de mi viaje.

Debido a mi ignorancia y estupidez, dejé de prestar a tención a mis estudios y terminé con la última oportunidad de repetir mi examen de matemáticas. Si volvía a fallar, tendría que repetir el año. Desafortunadamente, el director de la escuela había llamado a mis padres y ahora estaba castigada, probablemente por el resto de mi vida.

Pero la idea de pasar toda mi vida en casa no era tan mala después de todo, cuando todos a mí alrededor todavía estaban enojados por lo sucedido. Los chismes en la escuela no se detenían y la cantidad de cartas con amenazas aumentaban. Había pasado una semana desde la última vez que hablé con Walter, lo que no era realmente sorprendente porque no había venido a clase desde que su padre estaba en el hospital. Lo mismo con Jake, no apareció durante toda la semana.

Agarré la correa de la mochila, esperando que la luz se pusiera verde para cruzar la calle. En un momento perdí todo: mi libertad, la felicidad y la persona que realmente me importaba. ¿Aunque quizá nunca la tuve?

- ¿Qué estás haciendo? Ya está verde.

Volví la cabeza hacia la dirección de donde provenía la voz e inmediatamente parpadeé un par de veces para comprobar si mis ojos me estaban engañando. Cuando Jake no desapareció y todavía me estaba mirando con una pequeña sonrisa vagando por sus labios, exhalé ruidosamente dándome cuenta de que contuve la respiración todo el tiempo. Llevaba puesto un jersey azul y unos pantalones negros, el pelo bien peinado cubriéndole la frente y una mochila colgando de su brazo.

-Jake... -murmuré, incapaz de decir su nombre en voz alta. Él sonrió, sacudiéndome el pelo ligeramente y ese pequeño gesto me hizo llorar. Lo extrañé tanto, que ni siquiera me había dado cuenta hasta que lo volví a ver. Jake respiró hondo, su pecho levantándose un poco, y miró directamente al frente.

-Está rojo otra vez.

- ¿Qué? –parpadeé dos veces, incapaz de entender sus palabras.

-La luz, -con un movimiento de cabeza señaló el semáforo con una pequeña y ligera forma de persona de pie. Miré en la misma dirección que él-. Está rojo otra vez.

Tarareé, reconociendo el hecho de que teníamos que esperar un poco más. No me importaba quedarme con Jake, sabiendo que en clase no podría hablar con él libremente. No cuando todavía todo el mundo estaba chismorreando sobre nosotros. No quería hacer más difícil para Jake y ponerlo en una posición incómoda solo porque era bueno. Ya había destruido la imagen de Walter y una persona herida era suficiente.

Cambié el peso de una pierna a otra, tratando de luchar con la necesidad de preguntar sobre Walter. ¿Sería malo utilizar a Jake y averiguar su paradero? ¿Saber cómo había estado en estos días?

-El padre de Walter despertó ayer del coma, -dijo Jake con alegre vibración en su voz que no se molestó en esconder. Levanté la cabeza para mirarlo por un momento y cuando sus labios se curvaron en una sonrisa grande y honesta, me reí silenciosamente, sintiendo la calidez que llenaba mi pecho-. Pensé que querrías saberlo.

-Estoy feliz, -tratando de cubrir una amplia sonrisa en mi rostro, fijé los ojos en la mujer parada frente a mí-. Gracias por decírmelo.

Jake me empujó un poco cuando la luz volvió a cambiar de rojo a verde. Asentí en silencio, caminando a su lado. Ni siquiera podía describir lo bien que me sentí después de escuchar la noticia. Incluso si lo había estropeado todo, algo bueno le había sucedido a Walter y no podía evitar sentirme feliz.

Incluso si me odiaba tanto, aún no podía cambiar mis sentimientos hacia él. Pronto me di cuenta de que enamorarme solo podía tomar un breve momento, pero olvidarme de alguien no era tan fácil. Necesitaba tiempo para volver a mi antiguo yo.

Cuando cruzamos la calle, Jake me agarró del brazo y me impidió caminar. Lo miré, confundida. - ¿Qué pasa?

Miró a su alrededor, como si estuviera buscando a alguien, y suspiró con fuerza un momento después. –No puedo ir contigo. La gente puede vernos, -explicó rápidamente cuando lo miré con los ojos entrecerrados, sin entender lo que quería decir con eso-. Es por Walter, no por ti, -añadió apresuradamente-. No quiero que piense que hay algo más entre nosotros... después de todos los rumores... ¿sabes?

Lo entendí casi de inmediato. Él conocía los rumores. No podía culparlo por sentirse incómodo a mí alrededor debido a los rumores, ¿verdad? Había sido mi culpa después de todo. Forcé una sonrisa para asegurarle que todo estaba bien y que él no debería sentirse culpable por toda la situación.

-Está bien, -dije, tratando de sonar feliz y tan descuidadamente como fue posible. Jake se rascó la cabeza con vergüenza y me sentí aún más culpable. Su amistad con Walter ya estaba dañada y lo hice más difícil para los dos. Sonriendo, le di un golpe en el brazo de manera lúdica-. Te veo luego.

Pero cuando giré sobre mis talones y di el primer paso, me detuvo nuevamente.

-Espera, -dijo rápidamente, un poco demasiado fuerte de lo necesario.

- ¿Y ahora qué? –le pregunté, sin ocultar mi sonrisa. Jake parecía preocupado y de alguna manera lo hacía más adorable de lo que solía ser. La vacilación y la expresión desconcertada en su rostro no le satisfacían en absoluto. Se pasó una mano por el pelo y suspiró una vez más, lo que me hizo sentir aún más curiosa que antes. ¿Qué era eso tan importante para hacerlo sentir tan incómodo?

-El padre de Walter mejoró por él, -declaró, todavía sosteniéndome el brazo. Asentí, reconociendo sus palabras.

-Ya me lo has dicho.

-Ahora te toca a ti, Aria, -me miró a los ojos, haciéndome sentir un poco incómoda-. Te gusta, ¿verdad? Entonces, empieza a arreglar las cosas entre vosotros.

-Es demasiado tarde, -negué con la cabeza, dándole una media sonrisa e ignorando el dolor punzante en mi pecho. Hablar de Walter todavía era doloroso-. Me odia. No importa lo que diga, no me creerá. Sabes mejor que nadie lo obstinado que puede ser.

El agarre de Jake en mi brazo desapareció y metió las manos en los bolsillos, pensando en algo por un momento. Finalmente rompió el silencio, mirándome con determinación escrita en toda su cara.

-Entonces haz que te crea. No te rindas cuando ya se haya abierto a ti y prueba hasta el final. Hasta que no haya esperanza.

▬▬▬▬❀▬▬▬▬

Era una idea increíblemente estúpida que no pensé bien. Incluso si el plan parecía correcto desde el principio, cuando finalmente me levanté de la silla y trepé a la mesa, atrapando la atención de todos, me di cuenta de que no era la mejor manera de resolver todos los problemas. Pero, ¿qué podía hacer? No quería ser una cobarde una vez más.

Tragando saliva, miré alrededor de la cafetería. Todos los estudiantes, alrededor de las 200 personas, me miraban con interés, susurrando algo a la persona que estaba sentada a su lado, probablemente pensando que me había vuelto loca. Parecían emocionados, ávidos de nuevos rumores para compartir, un nuevo tema para discutir. Y lo que iba a decir seguramente les daría la oportunidad de cotillear durante los próximos seis meses.

Pero hoy no me importaba.

Me las arreglé para notar la cara aterrorizada de Iris entre la multitud. Ella acababa de entrar cuando me puse de pie sobre la mesa. Lanzando sus brazos al aire, me señalizó que bajara lo antes posible y dejara de actuar estúpidamente, pero no estaba dispuesta a escucharla. Por una vez tenía que terminar lo que había comenzado. Como dijo Jake, tenía que limpiar el desorden y no estaba dispuesta a huir de nuevo.

- ¡Escuchad! –grité, reuniendo todo mi coraje y poniendo mis temblorosas manos alrededor de la boca para que sonara más fuerte. Todos se callaron, dándome la oportunidad de hablar sin levantar mucho la voz. Cerré los ojos, tomé una respiración profunda y continué. Ahora no había marcha atrás, ¿no?

-Tengo que aclarar algunas cosas, así que por favor, escuchadme.

▬▬▬▬❀▬▬▬▬

¡Hola playboys! Como lo prometido es deuda, aquí tienen el capítulo. Tenía pensado subirlo el lunes pero no pude, y estos días estuve haciendo algunas (quedando con amigos y demás) porque sinceramente, mi vida social estaba un poco descuidada xD.

Sé que el capítulo no es demasiado interesante, ¿o sí? ¿Creen que Walter tiene celos? ¿Que no quería que Aria se fuera de su lado? ¿Y qué piensan de Jake...? ¿Y de lo que tiene pensado hacer Aria para arreglar la situación (si es que logra arreglarla)? ¿Ustedes creen que lo arreglará?

En fin, les dejo con todas estas preguntas xD.

Disfruten del capítulo y díganme lo que piensan, siempre es de agradecer saberlo.

VIVA LA PUBLICIDAD.

Cheeky Love, xx

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