The stranger ➸ J. HoSeok ©

By personarandoom

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¿Para qué vivimos? ¿Qué nos impulsa a seguir de pie pese a las atroces situaciones que nos depara la vida? Ho... More

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Ya habían pasado varios días desde ese desacuerdo con mi hermana. Desde esa vez, no volvimos a hablar tanto, excepto por  algunas palabras cruzadas de vez en cuando. Me sentía un poco mal al verle y quería hacer algo, pero ella debía entender que yo tenía una  visión diferente de aquello y, por lo tanto, eso mantenía la distancia entre ambos.

Creí que sería mejor así; aunque me sintiera algo solo. Era la única forma de no herirla con mis palabras.

Levanté el flequillo de mi frente y pude apreciar allí, reflejado en el espejo del baño, la herida anterior ya cicatrizada.

Salí de ahí y me dirigí a la sala. Por lo que pude ver en un reloj de pared, no era tan tarde.
En la sala no había nadie, me encaminé esta vez a la cocina, curioso por un gustoso aroma que provenía de allí.

Asomé mi cabeza con sutileza por el marco de la puerta y allí pude ver; no era mi hermana.

Blue -si ese era su nombre-, estaba ahí de espaldas, completamente ensimismada en lo que preparaba como para notar mi presencia.

¿Acaso esa tipa seguiría instalada aquí?

En serio, de seguro ya estaba afincadose en 'mi' casa. Y mi hermana tan tranquila.

Fruncí los labios e ingresé sin valerme mucho su presencia.
La cafetera se hallaba sobre la misma mesada en la que ella ahora cortaba algunos vegetales. 

Me acerqué y ésta al notarme dió un pequeño brinco. Me miró como siempre, inspeccionándome con sus ojos obscuros, tan grandes como los de un alien; en realidad, parecía un alien.

—¿Qué tanto miras?— la señalé con el mentón, mirándole con desprecio, mientras hechaba los granos de café.
Ella se había quedado viéndome sin hacer nada más. Luego de oirme se encogió de hombros y rápidamente bajó la mirada volviendo a lo que hacía.

Una vez que mi café estuvo hecho y lo vertí en una taza, me encaminé a la isla. Antes de retirarme por completo, le dediqué una última mirada a la chica que estaba de espaldas; me fijé en su largo cabello negro, estaba suelto.

—Sabes, deberías recoger tu cabello.—
ella giró su cabeza para mirarme tímida, esperando.
—No me gustaría comer comida con pelos.

Ella asintió y bajó la cabeza. Salí de la cocina y me senté en la isla, viéndola de reojo de vez en cuando.

~

Me estiré un poco en el sofá, haciendo crujir mi espalda. Suspiré sobrepasado al oir una nueva notificación en mi teléfono. Desde que lo volví a encender hoy no he dejado de recibir llamadas y mensajes. Sólo comprobé la hora y volví a bloquear la pantalla; no estaba de humor para estar contestando, al fin y al cabo, no debían interesarse en cómo me sentía. Que más da, no era de su incumbencia.

De todos modos, si querían dirigirse a mí por temas laborales, no era necesario, ya que mi hermana había arreglado el tema con la empresa en la que trabajo. Ella dijo que no volvería a trabajar a partir de dos semanas ya que, según ella, necesitaba un tiempo para respirar. Y de verdad ella estaba en lo cierto, no quería estar allí, no por lo del respiro, sino por el hecho de que ya estaba harto, el modo en el que era tratado allí, la forma en el que todos se comportaban, esa misma monotonía con la que hablaban ya me hartaba.

Siempre sus mismas sonrisas, forzadas, al dirigirme la palabra. Las palmaditas que daban en mi espalda al tratar de reconfortarme, ¿quién diablos dijo que lo necesitaba? Al menos si dejaran de lado esa notoria falcedad, serían capaz de ayudar. Al menos para hacerlo menos incómodo.

Ciertamento ya no quería estar allí; no soportaba aquellas miradas de pena sobre mí.

Sentí una mano apoyarse sobre mi hombro, quité la vista del televisor y divisé de quién se trataba.

—¿Qué quieres?— fruncí los labios al verla ahí y pasé la mirada hacia lo que tenía en las manos, una bandeja con un vaso de jugo.

Me extendió el objeto y formó una pequeña sonrisa.

—No quiero nada.— dije tajante, volviendo mi vista a la pantalla.

La miré de reojo e hice una mueca. No quería nada de ella, tampoco verla, sentía un tipo de molestia. Quizá por el hecho de que ella fue quien arruinó mi plan, tal vez.
Pero, me molestaba aún más el hecho de que tenga que estar aquí, en mi hogar.

De todos modos, dejó el vaso en la mesa de estar frente a mí. ¿Acaso era tonta o algo así? Le dije que no quería nada.

—¿Sabes dónde se ha metido mi hermana?— pregunté justo cuando ella había volteado para irse.

Claro, iba a contestar y todo.

Ella giró su rostro mirándome expectante unos largos segundos, como siempre, y se encogió de hombros como respuesta.

—Habla. Ahora.— hablé sobrepasado. Me removí en el sofá.

Rayos, sólo unos días de su presencia aquí y esa tipa ya colmaba mi paciencia. Lo peor es que si hablaba, al menos si con Jiwoo; las oí varias veces, y no entendía la razón por la cuál conmigo no.

Volteó por completo su cuerpo a mi dirección y agachó la cabeza.

—Sé que sabes hablar, te oí varias veces con mi hermana. Pero siempre que me acerco, te callas.— me levanté del sillón y ella se sobresaltó, abriendo mucho los ojos.

¿Qué mierda le pasa? ¿Cree que le haré algo o algo así?

—¿Vas a hablar o no?

Me acerqué y ella retrocedió varios pasos más, permaneciendo con la misma expresión asustadiza.

La señalé y abrazó la bandeja como protección.

—Por un demonio, ¡contesta ya!— la tomé por los hombros, sacudiéndola con ímpetu, lo que hizo que la bandeja escapara de sus brazos y como acto seguido, cubrió su cabeza con ambas manos.

—¡No! ¡Sueltame!— chilló.

Arrugué el entrecejo sin comprender; fui algo brusco al parecer.

La solté sin decir nada y sólo permanecí con  los ojos muy abiertos. La oí sollozar, se había hechado al piso mientras aún cubría su cabeza.

—No me lastimes, por favor, no...no...— balbuceó entre sollozos.

Desvíe la mirada un poco apenado. Bien, había conseguido que dijera algo, pero no resultó como esperaba que fuera.

—Disculpa, yo...no buscaba lastimarte.

Mis palabras se arratraron.

Por supuesto que no iba con esas iniciativas, solamente quería que dijera algo. Pero me había dejado llevar por la frustración. Y tampoco era para que se ponga así.

Me acerqué un poco a ella poniéndome de cuclillas, y toqué su hombro.

—Oye...

Volvió a mirarme y trató de retroceder un poco.

—No...no me lastimes.— me miró despavorida.

¿Qué le ocurría? ¿Por qué razón querría lastimarla?

Abrí la boca dispuesto a hablar, pero un sonoro resuello hizo que la volviera a cerrar y mirara a la dirección en la que provenía aquello.

—¡Díos mío, Hoseok! ¿¡Qué le has hecho!?— mi hermana estaba parada en la puerta de la sala, mirando la escena con los ojos muy abiertos.

Blue se levantó inmediatamente y corrió a los brazos de mi hermana, donde sollozó aún más.

—¿Qué ha pasado, Blue? ¿Mi hermano te ha hecho algo?— Jiwoo acariciaba la cabeza de la chica y al sólo recibir más sollozos de su parte, me mi miró fulminante.

— Yo no le he hecho nada.— la miré con seriedad y ella chasqueó la lengua.

—Hoseok.— reprochó.

—¿Qué? Sólo le dije que hablara y se asustó sin razón alguna.— crucé los brazos y me encogí de hombros.

Jiwoo me miró con furor para luego seguir acariciando a la chica.

—Vamos a lavar ese rostro y luego comeremos, ¿si?— le sonrió y ella asintió. Se dieron la vuelta para salir, pero antes, Jiwoo volvió a mirarme.
—Esto no queda aquí, Hoseok.

Chasqueé la lengua, importandome poco lo que dijo. Volví a sentarme en el sofá.

Esa tipa era una extraña y una exagerada.

...

💕

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