Redención [Dramione]

By AliciaBlackM

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Tras ser juzgado y hallado culpable de varios delitos, Draco Malfoy confiesa sus sentimientos a Hermione Gran... More

Capítulo I: Take you home.
Capítulo II: Whalien 52.
Capítulo III: Tell me what to do.
Capítulo IV: The 7th Sense
Capítulo V: Lost
Capítulo VI: Sea.
Capítulo VII: Trauma.
Capítulo VIII: Black
Capítulo IX: Desperate
Capítulo X: Hellevator
Capítulo XI: Fantasy
Capítulo XII: Let go
Capítulo XIII: Can't
Capítulo XIV: Been through
Capítulo XV: Don't leave me
Capítulo XVI: Change up
Capítulo XVII: Highlight
Capítulo XVIII: Forever
Capítulo XIX: Black pearl
Capítulo XX: Crazy in love
Capítulo XXII: Stigma
Capítulo XXIII: You in me
Capítulo XXIV: Sweet lies
Capítulo XXV: Flower road
Epílogo: Love me right
Capítulo XXI: Limitless

Prefacio.

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By AliciaBlackM

«Está bien tener miedo. Tener miedo significa que estás a punto de hacer algo muy, muy valiente».

[Mandy Hale]

...

Llevaban más de dos horas sentados en aquella sala. Dos horas frustrantes en algunas ocasiones y casi surrealistas en otras. Sus párpados pesaban, sus espaldas dolían y la tensión era tanta que temían que al cortar surgiesen cortes en su piel. Pero tenían que estar ahí, como lo habían estado en todos los demás sitios.

Durante los meses posteriores a la batalla en Hogwarts, Hermione, Harry y Ron habían sido convocados, junto a otros miembros de la Orden, para declarar a favor o en contra de los mortífagos y sus aliados. Desde el mago que se encargaba de controlar tiendas de las que nunca habían oído hablar, hasta los más importantes del círculo cercano de Voldemort. Habían sido semanas agotadoras donde pasaban más tiempo en las diferentes salas para los juicios que en sus propias casas.

Sin embargo ese día era completamente diferente. No se trataba de otro día cualquiera donde tendrían que estrujar su mente para recordar a ciertas personas. No. Ese día se encontraban en uno de los casos más importantes; tenían que juzgar a tres personas que de alguna manera u otra habían estado implicados en gran medida con Voldemort y sus ideales.

Los Malfoy.

La primera en ser juzgada fue Narcissa Malfoy, como su antebrazo izquierdo no tenía la marca y había ayudado a Harry Potter en el bosque se le retiraron los cargos exceptuando el de afiliación con magias oscuras. Después de casi cuarenta minutos de deliberación se dictaminó que por ese delito tendría que donar una parte de su fortuna en Gringotts a la reconstrucción de Hogwarts. La mujer no se inmutó ante la sentencia, simplemente asintió y se levantó, extendiendo las manos para que se le retirasen las esposas y poder caminar a la zona destinada para ellas y los otros acusados.

El siguiente fue Lucius Malfoy, su juicio fue el más rápido de todos y en menos de media hora lo habían declarado culpable de todos los cargos condenándolo al beso del dementor. El hombre había gritado, había apelado a que volvió a estar bajo la maldición Imperio durante esa segunda guerra, argumentó una y otra vez que no había participado en la batalla final. Pero fue en vano. Los miembros del Wizengamot fueron impasibles y su sentencia se mantuvo firme. Ni su hijo ni su mujer se inmutaron cuando, entre gritos y maldiciones, se lo llevaron a la prisión. Lo último que escucharon antes de que aquella puerta se cerrase fue el nombre de su mujer y su hijo gritados al aire, pero sin recibir respuesta a su suplica. Todo se mantuvo en silencio después de eso. Un silencio sepulcral, frío, desolador.

Minutos después, el último en ser juzgado se levantó y caminó hasta donde correspondía. Finalmente se encontraban en el juicio que tanto habían esperado. Hermione, Ron y Harry aguantaron la respiración al ver la forma en la que Draco Malfoy, parado en mitad de la sala, observaba todo con una mueca de perpetuo asco. Su máscara de frialdad e indiferencia imposibilitaba saber si estaba asustado o no.

—Por favor, señorita Granger, suba al estrado. —Hermione tragó saliva y caminó hasta el sitio indicado, sintiendo la mirada de Draco fija en ella—. ¿Es verdad que el señor Malfoy negó conocerlos en la persecución en la Mansión Malfoy semanas antes de la Batalla final?

—Es verdad, señor. —Suspiró—. A pesar de que él era consciente de quiénes éramos, negó conocernos, por lo que Bellatrix Lestrange no convocó a Voldemort en la mansión.

—¿Es cierto que el señor Malfoy los atacó a usted y sus amigos en la Sala de los Menesteres de Hogwarts? —Hermione parpadeó, sorprendida—. Responda, señorita Granger.

—Sí, pero estoy bastante segura de que estaba actuando por...

—Limítese a contestar lo que le he preguntado, su opinión sobre por qué actuó como lo hizo no es relevante para nosotros. —Hermione apretó los labios en una fina línea y entrecerró los ojos ligeramente—. ¿Atacó Draco Malfoy a usted y sus amigos, sí o no?

—Sí, señor.

—Entiendo. —El hombre sonrió de forma retorcida y luego arqueó una ceja—. Díganos, señorita Granger, ¿se merece Draco Malfoy ir a Azkaban? ¿Debería recibir el beso?

—No, claro que no —respondió de forma cortante.

—¿No? ¿A pesar de ser un mortífago? ¿A pesar de haber atentado contra su vida y sus amigos? ¿A pesar de ser cómplice en la muerte de Albus Dumbledore?

—A pesar de todo eso, mi respuesta sigue siendo no —contestó y el hombre pareció genuinamente sorprendido—. No se merece ir a Azkaban. No se merece el beso.

Después de que ella bajase, subió Harry y sus respuestas fueron prácticamente igual que las de Hermione. Ambos habían hablado sobre el tema días atrás, cuando la carta que los requería en el juicio había llegado. Ron, en cambio, se negó a responder a la última pregunta. Manteniéndose neutral en ese aspecto. Quizá odiase a Malfoy, pero desearle la muerte no lo haría mejor que él, ni que nadie. Tras muchos minutos de deliberación el Jefe del Wizengamot se incorporó y miró a Malfoy.

—Señor Draco Malfoy, se le exculpa de cinco de los trece delitos que se le imputan —comenzó el Wizengamot tras leer una serie de derechos y cada uno de los crímenes que el rubio había cometido—. Por lo que hemos decidido que deberá pagar una multa de dieciocho mil galeones... —Los ojos del jefe del Wizengamot se clavaron en los grises del chico y casi pareció sonreír cuando dijo el resto de la sentencia— y tendrá que pasar cuatro años en Azkaban, sin posibilidad de recibir visitas.

Narcissa Malfoy se levantó para protestar pero la dura mirada de su hijo la mantuvo callada. Muchos aguantaron la respiración, otros soltaron un suspiro aliviado. Hermione miró a sus dos amigos y dirigió su vista a Draco, observando su forma de apretar los puños y la tensión en su cuerpo.

—¿Quiere decir algo antes de que se lo lleven, señor Malfoy? —inquirió el hombre y él asintió.

El chico, seguido de tres aurores, se acercó hasta donde estaba su madre y le susurró unas palabras en el oído. La mujer parecía a punto de llorar y rodeó a Draco en un fuerte abrazo, clavando sus finos dedos en la espalda de su hijo mientras el otro hundía la cara en su cuello. Hermione sintió una presión en su pecho y escuchó un sollozo detrás de ella. Era injusto. Muy injusto que después de lo que habían pasado los separasen de esa manera.

Hermione bajó su vista hasta Draco y Narcissa y tragó saliva al ver como uno de los aurores los separaban. Las manos de Malfoy limpiaron las lágrimas que caían desde los ojos azules de la mujer y dejó un beso sobre su frente, murmurando algo más.

—Draco... —Oyó que susurraba la mujer.

—Hazlo por mí —respondió él y Narcissa asintió.

Hermione vio la fuerza con la que abrazó a su hijo antes de que los aurores empezaran a escoltarlo. Bajó junto a sus amigos y Malfoy se paró delante de ellos, mirándolos con una tranquilidad casi escalofriante y una sonrisa que le crispaba los nervios.

-¿Últimas palabras, Malfoy? —inquirió Ron, pero su tono no era burlón.

—Sí, unas últimas palabras —replicó con sequedad y luego agrandó su sonrisa, convirtiéndola en una mueca arrogante. Propia de él durante los primeros años en Hogwarts—. Pero no gastaré mi saliva ni en ti, ni en Potter —comentó y sus dos amigos fruncieron el ceño cuando la mirada gris de Malfoy se posó en ella—. Son para ti.

Fue el turno de Hermione para fruncir el ceño, contrariada con las palabras del rubio. Se acercó de forma tentativa e ignoró el sonido de advertencia que pareció hacer Harry cuando vio que Malfoy también daba un paso más cerca de ella. Casi podía sentir el aliento del chico golpeando contra su piel.

—¿Qué quieres, Malfoy? —le preguntó.

El joven le dedicó una media sonrisa antes de alzar una de sus manos, atraparle el cuello y acercarla a él, estampando sus labios contra los de ella y comenzando a moverlos al instante, dominando completamente todos sus sentidos. El hombre evitó sonreír cuando sintió los labios de la chica amoldarse perfectamente a los suyos, correspondiendo durante unos segundos antes de alejarse. Clavó sus ojos en ella, admirando sus mejillas sonrojadas y sus ojos brillando. Sin embargo Draco no pudo ver en ellos un atisbo de desprecio o asco. Solo confusión; una gran confusión.

—Siempre me has encantado, Granger —murmuró y Hermione jadeó con suavidad—. Quizá por eso me enamoré de ti.

Los aurores tiraron de él hacía atrás, alejándolo de ella. El silencio se mantuvo aún después de que la puerta que marcaba la salida de Draco se cerrase. Hermione tragó saliva y mantuvo su vista fija al frente, Harry se acercó hasta ella y la rodeó con sus brazos, casi tan consternado como todos los demás en aquella sala.

—¿Hermione? —la llamó el pelinegro, pero no respondió.

Se llevó dos dedos hasta sus labios, acariciándolos suavemente y parpadeando con lentitud. En su mente no paraba de repasar una y otra vez las palabras que Malfoy pronunció tras besarla. Ronald, por su parte lo observaba todo desde la distancia, apretando los labios y los puños durante unos segundos antes de girarse y salir de aquella sala.

...

Semanas después de lo sucedido, Hermione se encontraba sentada en su cafetería favorita, en su mesa favorita y al lado de su ventana favorita. Revolvía su café de forma distraída, mirando al exterior mientras hacía girar con lentitud la cuchara por el oscuro líquido. Había quedado con Ginny y Luna después de casi una semana sin verse.

—Hermione. —Una suave voz llamó su atención.

—Hola —saludó a sus amigas mientras estas tomaban asiento en la mesa.

La camarera se acercó hasta ellas y les tomó los pedidos. Comenzaron hablando de las cosas que habían hecho a lo largo de las semanas, sin embargo Hermione era consciente que Ginny estaba buscando el momento indicado para abordar el tema del que tanto se había murmurado las últimas semanas.

—Ron me ha dicho que habéis roto —dijo finalmente la pelirroja tras dar un mordisco a su dulce.

Hermione no se inmutó ante sus palabras, revolvió el nuevo café que se había pedido y le dio un sorbo antes de clavar sus ojos en Ginny. Suspiró con suavidad antes de sonreír.

—Sí, ha sido algo mutuo —comentó con simpleza—. Tampoco es como si las cosas hubiesen cambiado mucho tras el beso.

—¿Por qué lo dices? —inquirió Luna y Hermione se pensó la respuesta unos segundos.

—Lo único que cambió entre nosotros fue la etiqueta —terminó diciendo—. Seguíamos comportándonos como los mejores amigos que somos, sé que tengo sentimientos por él y que Ron los tiene por mí, pero no son lo suficientemente fuertes como para decidir tener una relación. Yo quiero ir a Hogwarts y terminar mis estudios y él quiere irse a recorrer el mundo con Fred.

—¿Es lo que queréis?

—Era lo que habíamos hablado, pero todavía no habíamos dado el paso para terminar definitivamente —contestó y Ginny frunció el ceño.

—Supongo que lo ocurrido con Malfoy tuvo que ver —indicó Ginny y Hermione la miró fijamente

—Negártelo sería una tontería —replicó con suavidad—. No sé de qué manera ha influido, pero sí, tiene que ver. ¿No es fácil ver como tu novia se besa con otro, no? Y menos si esa persona es Malfoy.

—Te besó él a ti y te dijo que te quería, creo que queda claro en qué influye —respondió Ginny y Hermione hizo una mueca.

—Soy consciente de lo ocurrido, Ginny. Pero prefiero no pensar en ello en este momento, de la misma manera que fue inesperado para ustedes, lo fue para mí —suspiró y miró lo que quedaba de tarta en su plato.

—Vale, lo siento. Es solo que me sorprende la tranquilidad con la que estás actuando sobre ese tema, es Malfoy después de todo.

—No estoy tranquilla, pero tampoco puedo dejar que eso pare mi mundo, ¿verdad?

El silencio se instauró entre las tres chicas y Luna suspiró ante la notable tensión, dejó su taza de té sobre el platillo y se acomodó sobre la silla, subiendo sus piernas a la misma. Miró a sus amigos y parpadeó varias veces antes de hablar.

—¿Y cómo te va a ti con Harry, Ginny?

—Pues no lo sé. Él tiene muchas cosas en la cabeza y yo quiero centrarme en mis estudios y presentar mi solicitud para hacer las pruebas de Quidditch profesional —explicó con simpleza, parecía algo apenada por ello—. Harry tiene mucho en lo que pensar y ahora mismo ninguno de los dos está preparado para tener una relación.

El silencio se volvió a implantar entre ellas durante unos largos segundos antes de que Hermione comenzase a reír y alzase su taza de café. Ginny y Luna fruncieron el ceño al principio, pero luego hicieron lo mismo.

—Por nosotras, que hemos sobrevivido a una guerra y a todas las cosas inesperadas del camino.

—¡Por nosotras! —gritaron Luna y Ginny a la vez antes de que las carcajadas volviesen a llenar el ambiente.

Por ellas, por las relaciones rotas, los besos inesperados y los caminos que recorrer.

...

Draco se deslizó por la pared de su celda hasta estar sentado en el suelo. Suspiró y se llevó los dedos hasta los labios tocándose una vez más los labios, rememorando el beso que había compartido con Granger. Una parte de él se felicitaba a sí mismo por haber tenido las agallas de haberla besado y de haberle confesado los sentimientos que llevaba tanto tiempo reprimiendo. Pero la otra parte no paraba de recriminarle su estupidez y su impulsividad. ¿Por qué había tenido que besarla? Y encima delante de todas aquellas personas, le había ido muy bien tantos años ocultando sus sentimientos, ¿por qué había tenido que dejar que su parte impulsiva lo controlase y desvelase aquello que llevaba tantos años ocultando?

Jadeó pesadamente y apoyó su cabeza contra la fría piedra. Una cama que parecía fundirse con el suelo, cuatro paredes frías y duras, un agujero para hacer sus necesidades y una pequeña ventana con rejas que apenas dejaba entrar la luz. Ese sería su hogar por cuatro. Ese sería el lugar donde pasaría cada día hasta el fin de su condena.

Una celda donde parecía que casi no corría la brisa. Cuatro años en los que tendría tiempo para muchas cosas. Cuatro años para pensar, cuatro años para rememorar, cuatro años para olvidar.

Cuatros años para consumirse.

...

N/A: ¡Hola! Espero que os haya gustado el primer capítulo. La historia está compuesta por 30 capítulos en total, actualizaré cada diez días. La imagen que está colocada al principio es la portada de la historia en FF(.)net. 

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