Wariam musical

By lionessmiriam

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Miriam y Ana Guerra se conocen en la Academia de OT. La música les rodea y será su gran aliada. ¿Podrán ser c... More

II
III
IV
V
VI

I

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By lionessmiriam


Narra Ana:

Qué caña nos ha dado hoy Magali. Voy a ducharme antes de que caiga desmayada como un sim sin energía. Tras coger ropa limpia del armario, me dirijo a la ducha mientras el resto de mis compañeros van a desayunar.

– ¡Mimi, guardame un aguacate porfa!

– Eso está hecho, Ana Banana.

Entro en la ducha y escucho agua caer. Pensé que estaría sola.

– ¿Hola?¿Quién está por aquí?

Miriam asoma la cabeza tapándose con la cortina de la ducha. Y me dice:

– Yo. ¿No has ido a comer tu aguacate?

Me sonríe y le devuelvo la sonrisa mientras regresa al interior de la ducha. Yo me dirijo a dejar mis cosas en la percha y desvestirme.

– He dejado a Mimi encargada de que me reserve uno. Necesitaba ducharme porque creo que si me sentase ahora ya no me levantaría para el resto del día.

– ¡Qué exagerada Ana! No ha sido para tanto, ja, ja.

– Tú riete que puedes gallega, que ya te he visto que estás bien fuerte para aguantar todo lo que diga Magali.

La verdad es que no había podido evitar mirarla a través del espejo durante la clase. Es increíblemente atractiva. Pero, ¿qué me está pasando?

Siento que Miriam cierra el grifo y me envuelvo en la toalla mientras veo su mano asomarse al perchero para coger la suya y salir de detrás de la cortina envuelta en ella, y con su melena mojada cayendo sobre sus hombros. Despierto de mi ensoñación cuando me habla y afortunadamente consigo apartar la mirada de ella antes de que se de cuenta.

– Es cuestión de trabajar un poco, con perseverancia todo se consigue.

– Gracias por el consejo. Ahora voy a ducharme mientras me quede algo de fuerza.

Le sonrío y me meto en la ducha. Abro el grifo y dejo que el agua resbale por mi cabeza y por mi cuerpo. Cuando cierro los ojos me viene su imagen, Miriam envuelta en la toalla, su pelo mojado arroyando por su espalda...sonrío. Y me asusto.

Ana, por favor. Que tienes novio. Que quieres a Javi. ¿Qué se supone que estás haciendo? ¿Qué me está pasando?

Narra Miriam:

– Ana te dejo, que me voy a recargar energías en el desayuno.

– Vale guapa. ¡Que aproveche!

Salgo del baño con una sonrisa dibujada. Cuando estoy con Ana no se por qué, pero me siento bien y me alegra. Voy al comedor para desayunar con el resto de mis compañeros, me hace falta reponer fuerzas antes de arreglarme el pelo y maquillarme un poco. Me preparo un zumo, un café y me siento entre Mireya y Agoney.

Mireya: Amiga, ¿qué tal la ducha?

Yo: Bien, se queda una como nueva.

Mireya: Se te ve contenta.

Yo: Sí. Me he encontrado con Ana allí, la pobre está cansada por la clase de Magali y me tiene algo de envidia porque yo la aguanto bien, ja, ja.

Agoney: No me extraña nada que vengas tan contenta si has estado con Ana.

Yo: ¿Por qué lo dices?

Le miré extrañada. No tenía ni idea de que hablaba.

Agoney: Por nada, solo digo que Ana es una chica encantadora, da gusto hablar con ella.

Yo: Sí, coincido contigo.

Me quedé descolocada con el comentario de Agoney, pero tampoco era el momento de hablarlo. Mejor cuando no hubiese tantos ojos y oídos pendientes de nosotros, que ahora tenemos que prepararnos para las clases.

Narra Ana:

Pasó el día entre ensayos y clases, lo cual me vino bien para mantener la mente ocupada. Pero cuando nos juntamos para comer y cenar no podía apartar la vista de ella. Estaba sentada en otra mesa, de frente a mí, y cada poco me sorprendía a mí misma mirándola. Estaba perdida entre tanta conversación mezclada y el lío de mi cabeza, así que al acabar la cena fui a por Mimi.

– Mimi, necesito hablar contigo.

– ¿Qué le pasa a mi Ana Banana?

Me pasa su brazo por mi hombro y me acerca a ella.

– Vamos a la habitación, que no quiero que nadie escuche.

Cuando llegamos allí compruebo que no hay nadie y me siento en la cama. Mimi se sienta a mi lado.

– Cuéntame. Tienes cara de preocupada.

– Verás...es que esto es un poco difícil. Tú sabes que yo tengo novio, que quiero a Javi.

– Sí. Pero si empiezas así es que algo viene detrás de esa frase.

Agacho la cabeza como una niña asustada y suspiro. Me agarra las manos y me aprieta en un gesto de cariño.

– Ana, amor, ¿qué te pasa?

– Pues es que...no sé...creo que estoy empezando a sentir algo por alguien aquí. Y me asusta porque ya sabes cómo es esto, hay cámaras en todas partes y no se cómo se va a ver todo esto desde fuera.

– A ver, vamos por partes. Respira hondo y vamos a intentar ir paso a paso, ¿vale?

– Ay, Mimi. No sé qué me pasa.

– Tranquila Banana, vamos a intentar aclarar las cosas primero. ¿Quién te gusta?

– Es que es muy fuerte Mimi...

Me mira fijamente, insistiendo con sus ojos para que siga hablando.

– Es Miriam.

– Madre, sí que es fuerte sí. Ya me imagino por donde va ese lío interior que tienes. Anda, ven aquí.

Tira de mí y me abraza, estar rodeada de sus brazos me da confianza y me tranquiliza.

– Ana, ¿qué es lo que sientes por ella?

– Pues no sé qué es exactamente, no sé siquiera si es algo o simplemente estar aquí encerrada me tiene confundida.

– Te lo voy a preguntar de otra manera. Imagina que ahora mismo entra por esa puerta, ¿qué sientes?

– Pues ternura, cariño, la miro a los ojos y no puedo evitar sonreir. Y está tan buena, Mimi.

– Ja, ja. Si te vieras la carita ahora, Banana. Me parece que te estás pillando por ella.

– ¿Y qué se supone que tengo que hacer? Que tengo novio.

– Bueno, eso es algo que tienes que aclarar, desde luego. Pero ahora mismo no puedes arreglarlo así que no sé, yo si fuera tú intentaría primero tranquilizarme un poco, hacer vida normal y ver dónde te va llevando todo esto. Al fin y al cabo puede ser simplemente fruto del encierro, si solo ves a 15 personas en todo el día y estás 24 horas con la misma gente es normal que le cojas cariño a alguien.

– Ya pero no estoy segura de que sea solo cariño, ese es el problema.

– Por eso vamos a buscarle solución. Hazme caso Banana, tú actúa con normalidad, Jadel se extrañaría más si te ve cohibida que si te comportas como eres. Ya iremos viendo con los días qué camino toma todo esto. No vamos a preocuparnos por cosas que no podemos controlar, ¿vale? Cada cosa a su tiempo. Ahora sal ahí, y a disfrutar del camino, Ana Guerra.

– Buff...qué difícil va a ser todo esto, Mimi.

– Ya veremos.

En ese momento Miriam abre la puerta de la habitación. Viene con Agoney, que nos mira de forma inquisitiva.

Miriam: Perdón chicas, no queríamos interrumpir.

Mimi: No te preocupes Miriam, que nosotras ya nos vamos.

Mimi me coge de la mano, y con su cabeza me hace un gesto para que me levante.

Yo: Os dejamos solos chicos.

Al salir le doy un beso a Agoney, que seguía mirándome como si quisiese leerme la mente, y cierra la puerta tras de mí.

Narra Miriam:

– ¿Por qué me traes aquí, Miriam?

– Eeellaaa, impaciente. Ja, ja. Te traigo aquí porque quería hablar contigo sin ojos ni oídos ajenos.

– Pues tú dirás.

– El comentario de esta mañana en el desayuno sobre Ana, ¿de qué iba?

Me mira con media sonrisa y una mueca en la boca.

– Venga ya, Miriam. Vamos a ser sinceros. Entre Ana y tú hay algo.

– ¿Qué dices loca? Ana y yo nos llevamos bien, somos amigas, además las dos tenemos novio y yo no pienso volverme bollera ahora así, de repente, y delante de toda España.

– Bueno chica, ni que fuera algo malo.

– No. No lo es. Pero a mí nunca me han gustado las chicas.

– Pues con Ana te pasa algo. Tú dirás que no, pero el rollito que tenéis entre vosotras no es cosa de amigas, es de algo más. Y si no me crees, dale tiempo al tiempo.

– Bueno claro, que ahora me vas a decir tú cómo me tengo que sentir.

– Ja, ja. Tranquila, leona. Que no es momento de sacar las garras. Sólo digo que da la impresión de que vuestros sentimientos van algo más allá de la amistad.

– ¿Pero por qué? Si yo con ella me comporto como con todos.

– Hombre, como con todos no, que a ella te la comes con la mirada.

– A ver, me tendrás que reconocer que es una chica muy guapa, ¿no?

– Desde luego, pero me tendrás que reconocer que tú no puedes apartar la vista de ella cuando estamos todos juntos, ¿no?

– Pues no me había dado cuenta.

– Ay amiga, tiempo al tiempo.

Me besó la frente y se fue. Yo me quedé sentada en la cama, pensando en todo lo que Agoney me había dicho, y me parece que algo de razón tenía. Estuve dándole vueltas a todo esto hasta que conseguí dormirme, pero ahí no acabó la cosa.

Supe que estaba soñando cuando me vi a mi misma en casa, paseando por un sendero en Pontedeume, cogida de la mano con Ana. Llegamos a un mirador en la ribera del río y Ana se apoyó en la barandilla. Yo me acerqué a ella, acaricié su pómulo con mi mano y poco a poco fui juntando mi cara a la suya, hasta besarla. Qué sensación tan placentera. Era el beso más dulce del mundo...Y sonó la música.

– Madre mía, no puede ser verdad.

– Ya te digo, Miriam. Cada día me parece que nos despiertan antes.

Ricky me contestó cuando pasaba a mi lado, pero yo realmente no le estaba hablando a él. Estaba hablando de mi sueño. No me creía que hubiera pasado eso. Miré hacia Ana y me estaba mirando, me sonrió y me dio los buenos días. No pude hacer otra cosa que devolverle la sonrisa, e inmediatamente me fui a buscar a Agoney para contarle mi sueño. ¿Qué coño significaba todo esto?

Narra Ana:

Pasaron los días y yo intentaba mantener cierta distancia con Miriam, pero la verdad es que ella no me lo ponía fácil. Es tan bonita, tan dulce por dentro, pese a la apariencia de dura que quiere mostrar. No puedo evitar rendirme a sus abrazos, ya que son un bien escaso, y su hombro empieza a ser mi sitio favorito de esta academia.

Ya no tengo a Mimi conmigo para desahogarme con ella, así que ahora Ricky está siendo mi paño de lágrimas. Cuando le conté todo me sorprendió que ya se lo imaginase.

– Ana, es que una tiene mucha vista.

– A ti lo que te pasa es que te gusta un buen salseo.

– Eso también, pero es innegable que entre vosotras hay algo.

– Pues no ha pasado nada. Y de momento va a seguir así, porque yo no pienso decirle nada. Tengo a Javi fuera, ella tiene a Pablo, no sé en realidad dónde nos llevará todo esto.

– Eso es lo que te dice la cabeza, ¿pero qué te dice el corazón?

– El corazón me dice que la bese. Que la bese como si no hubiera mañana.

– Chica, tardaréis más o menos, pero esto al final va a ir in crescendo, ya verás. Va a llegar el momento en el que ese beso ocurra, pero yo que vosotras me cuidaría de que fuese en fuera de cámara, y ya arreglaréis cuentas al salir con quien corresponda.

No quería pensar en lo que había fuera, la verdad estaba empezando a ilusionarme con Miriam y quería disfrutar del tiempo que tenía en la academia, no pasarme el día pensando en lo que pasaría fuera, así que decidí centrarme en lo importante.

– ¿Pero tú crees que a ella le gusto?

– Claro que sí. Si va de dura, pero al final tiene un corazón enorme y es transparente. Se ve que tiene unas ganas tremendas de darte cariño. Y ojo, que la leona tiene pinta de ser de las apasionadas.

Me guiña un ojo con media sonrisa en sus labios y yo le doy un golpe en su brazo.

– Qué gilipollas.

Narra Miriam:

– Agoney, necesito charla.

– ¿Qué la pasa?

– La pasa que está agobiadísima, porque primero: creo que me gusta Ana; segundo: la miro y no quiero hacer más que besarla; y tercero: no sé qué coño tengo que hacer ahora porque tengo a Pablo fuera.

– Eeeellaaaa, drama queen.

– Imbécil.

– A ver, por partes. ¿Tú estás segura de lo que sientes?

– Por un lado sí, me atrae mucho, muero por besarla. Por otra me echa para atrás no saber qué es lo que siente ella, estar aquí 24 horas vigiladas, la gente de fuera, Pablo, su Jadel...no sé. Es todo tan difícil Ago. No se qué me pasa, me siento torpe, no dejándome llevar e intentando disimular.

– Amiga, el amor nunca es fácil, pero sólo merece la pena cuando el sufrimiento es mínimo y pasajero. Lo que te ocurre es que te mueres por estar con ella. Así que vamos a hacerlo fácil. Habla con ella. Dile que te gusta, que te mueres por besarla, y a ver qué pasa.

– Claro, porque como es tan fácil hacer una confesión así, y encima delante de toda España, pues oye, se hace en un plis.

– Chica, se puede ser delicada, que tú arrasas con todo. ¿Sabes que la música también sirve para expresar lo que sientes no? Estás en un programa musical, aprovéchate, juega con eso. Cántale, y a ver que cara pone. No se, se me ocurre que puede ser una manera de hablar sin decir nada, de tantear por donde van las cosas, de ver cómo reacciona.

– Oye pues me parece una idea genial.

– Coges tu guitarra, que siempre queda más romántico, y le cantas.

– Pues ya estaría.

– Yasss.

Tras la conversación con Agoney nos vamos al salón, donde están casi todos en el sofá. Ana no está, así que cojo mi guitarra y practico unos acordes. A los pocos minutos pregunto por ella y me dicen que está en la clase de los Javis porque quería ensayar su canción. Me levanto y voy para allí decidida.

Ana está sentada frente al ordenador, con la cabeza apoyada en su mano. Me mira al entrar.

– Hola bonita.

– Hola. ¿Qué tal el ensayo?

Me acerco y le doy un beso en su cabeza.

– Ya me cansé de cantar por hoy. Creo que voy a soñar con esta canción y todo.

– Ja, ja. También hay que despejar un poco la mente, ¿no crees?

– Sí, tienes toda la razón. Ya que vienes con la guitarra, ¿por qué no me tocas algo y así me olvido de mi canción?

– Vale. Pues canción dedicada a la señorita Ana Guerra.

Le sonrío y le guiño un ojo, tras lo que empiezo a tocar:

Me siento torpe no se que me pasa
Hago todo al revés
Intento acercarme despacio a tu boca
Y allí provocar una encerrona loca
No, no lo hago bien
Si yo pudiera mirarte a los ojos
Y encontrarte sin mas
Dibujo naranjas en atardeceres
Y pinto tu nombre a pesar de la nieve
Ven, corre y besame

Parece que todos lo ven
Y yo sigo ahí sin saber por qué
Excusándote, excusándome
Y yo sigo ahí sin saber por qué
Sin saber por qué
Sin tener por qué

Pasó el invierno llovió demasiado
Los dos sabemos que
Mi mente y la tuya se paran y sienten
Se callan y aguantan ya saben que pueden
Ven, besame otra vez

Parece que todos lo ven
Y yo sigo ahí sin saber por qué
Excusándote, excusándome
Y yo sigo ahí sin saber por qué
Sin saber por qué
Sin tener por qué

Parece que todos lo ven
Y yo sigo ahí sin saber por qué por qué por qué
Parece que todos lo ven
Y yo sigo ahí
Anda y besame.

Este es mi primer fanfic, espero que os guste. Podéis dejarme cualquier comentario o sugerencia ;)

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