Catch me baby (KMB Libro #2)

By ReynaCary

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LIBRO #2 Catch me baby Libro anterior: Kiss me, baby#1 Meses atrás le pedí ayuda a mi mejor amiga Alix para p... More

Catch me baby #2
Locuras aceptables
Un "Te quiero" no correspondido
Mi amiga "Mer"
El truco es tenerte a mi lado
La "X" fuera de moda
Encuentro ácido
Tan débil...
¡ATRÁPAME!
Me había atrapado
Corazón roto
Reacciones diferentes
5 segundos para decir adiós
Epílogo

Zombis y papilla

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By ReynaCary

Capítulo 5.5

Alix

Ethan estaba sentado en la sala de la casa de mis padres haciendo berrinche mientras yo estaba arriba en mi habitación arreglándome para mi cita con Ron. Miré mi reflejo en el espejo para cerciorarme de estar bien para una cita, mamá fue quien me había ayudado con la ropa aunque también Cam y mi tía habían dado su visto bueno.

Estaba usando una falda azul que mamá y yo fuimos a comprar para la ocasión —ella estaba más emocionada que yo por mi cita— también tenía una blusa blanca que había escogido Cam, esa niña sí que tenía buen gusto en ropa, estaba segura de que iba a usar esa mucho tiempo después de la cita, como mamá dijo que usar mis tenis se vería mal tuve que ponerme unos zapatitos de piso negros que no recordaba que tenía. Me vi al espejo, me gustaba vestirme así de vez en cuando, en ocasiones especiales estaba bien pero no siempre como mamá quería que estuviera todos los días.

Agité mi cabeza para alborotar mi cabello rubio suelto, me pasé los dedos y tomé una liga de mi tocador para ponerla en mi muñeca, sabía que no soportaría llevar todo el día el cabello suelto.

Tomé un bolso de lado —cortesía de Cam— y salí de mi cuarto, bajé corriendo las escaleras y aterricé en la sala.

Mamá fue la primera en verme, juntó sus manos mientras me veía con una sonrisa en su rostro, papá fue el segundo en notarme lucía feliz y a la vez triste, por ultimo Ethan me vio e hizo una mueca.

—Está usando una falda —dijo señalándome mientras veía a papá—. Vas a dejar que use una falda cuando va a salir con un chico que es cinco años más grande que ella —le advirtió—. Debería usar un pantalón.

—Ethan —alargó mamá.

—O una falda hasta los talones —sugirió ante el tono de voz de mamá.

Bajé mi vista para ver la falda, no estaba corta, solo era un par de dedos arriba de la rodilla. A veces me sorprendía lo celoso que podía ser Ethan, estaba por ganarle el premio a papá.

—¿Y a dónde irán? —preguntó papá.

—No lo sé —me encogí de hombros.

—¡No lo sabe! —dijo Ethan—. ¿Qué tal si la lleva a un hotel?

Estaba empezando a molestarme.

—Alix, linda —habló mamá—. Toma.

Me extendió unas esposas con su llave y las tomé con una sonrisa en mi rostro.

—Al menos podrás detenerlo con eso si intenta hacerte algo —dijo mi amigo cruzándose de brazos.

—No son para Ron —dije guardando la llave en la bolsa que tenía en mi hombro. Le sonreí—. Y si tanto desconfías de él entonces deberías seguirnos —le sugerí y aunque pareció considerar la idea al ver el rostro de mamá negó con la cabeza.

—No los seguiré —desvió la mirada.

—Para estar segura, no es que no confíe en ti, pero —empecé a acercarme a él y tomé su muñeca—. Es por seguridad —le coloqué una de las esposas en su muñeca derecha y con el reposa brazos del sillón aseguré la otra parte. Cuando me vio parecía no creer lo que le había hecho.

—Hija, no deberías haberme esposado a mí —dijo papá cruzándose de brazos.

—No —reí—, para eso está mamá.

Volteé a verla y ella me asintió.

—Alix ¿no me vas a dejar así? —dijo Ethan incrédulo.

—Adiós —me incliné para besarle la mejilla y luego me despedí de mis papás.

—¡Alix! —gritó pero yo ya estaba caminando hacia la puerta.

Cuando salí sentí el aire caliente y tomé la liga de mi muñeca para sujetarme el cabello.

Cuando llegué Ron ya estaba esperándome, tal vez debía de haberle pedido a Ethan que me llevara en su auto nuevo que le habían regalado mis tíos días después de nuestro “extravío” en las montañas, así no habría llegado tarde, pero si hubiera hecho eso no lo hubiese podido esposar….

—Disculpa por llegar tarde —le dije cuando estuve frente a él.

—No hay problema, no llevo mucho aquí —dijo sonriéndome.

—Ah, qué bien, ¿entonces a dónde iremos? —le pregunté.

Él se rascó la cabeza con nerviosismo y suspiró.

—Había planeado ir a un par de lugares pero mejor te pregunto ¿A dónde quieres ir tú?

—Amm bueno, solo te diré si prometes que no dirás que eres demasiado grande para eso —le dije y él dudó.

—¡Esto es diversión! —dijo con la pistola de juguete en sus manos—. Definitivamente sabes cómo divertirte.

—Sí, por lo regular el cine y una cena no es lo mío, aunque sí suelo salir ahí de vez en cuando —dije y Ron se encargó de salvarme de que un zombi se comiera mi cabeza—. Eres bueno.

Sopló a la pistola de juguete y le disparé a dos zombis que se acercaban a nosotros rápidamente, jum, en mis tiempos los zombis no eran tan rápidos. El piso del juego de simulación empezó a temblar y en las pantallas que nos rodeaban empezaron a salir muertos-come-cerebros de la tierra.

—¿Qué significa esto? —preguntó viendo a todos lados.

—Significa que tendremos que matar a 99 zombis en menos de 2 minutos porque el juego está por acabarse —le contesté poniéndome en guardia—. Buena suerte, intenta que ninguno se coma tu cerebro.

Empezamos a disparar como locos a todo lo que se nos atravesaba ganándonos cientos de puntos, cuando el juego terminó las paredes se abrieron dejando entrar la brillante luz del exterior, cerré los ojos y escuché los gritos de los otros jugadores que esperaban su turno. Ron y yo salimos y la mayoría de los chicos nos felicitaban y aplaudían, cuando bajamos las escaleras vi en una de las pantallas la cantidad de puntos que habíamos ganado.

—123, 000 puntos —dijo Ron a mi lado—. ¿Eso es bueno o malo?

Mi boca casi pegaba en el suelo.

—Es buenísimo —dije saltando de alegría—. ¡Rompimos el record! —le dije señalando a la pantalla—. Con estos puntos tendremos como tres meses gratis en todos los juegos. Eres de la suerte.

Él me sonrió y asintió.

Caminamos por el centro de videojuegos viendo y jugando en algunos, llevábamos casi tres horas dentro y ni llevábamos la mitad de los videojuegos. Nos sentamos en una mesa que tenía teclas de piano táctiles, empecé a tocar una pieza que Cam me había enseñado y Ron se quedó sorprendido.

—¿También tocas el piano? —preguntó.

—No mucho en realidad, Cam, la hermanita de Ethan es la que sabe tocar el piano y a veces me enseña una que otra pieza.

—Pero aprendes rápido ¿no?

—Bueno —dije—. Como crecí con Ethan y él ya iba en preescolar cuando yo era bebé me enseñaba las cosas que veía, prácticamente él me enseñó a colorear, recortar, escribir, leer, etc. y como desde pequeña tuve estimulación me gustaba aprender. Cuando entré al preescolar ya sabía todo lo que se suponía debía aprender ahí, lo mismo pasó cuando entré a la primaria, fue culpa de Ethan, él sabía que me gustaba aprender y me enseñaba lo que veía en sus clases. Y ahora por eso sé muchas cosas. Según un examen que tomé hace unos meses mis resultados decían que ya debía estar estudiando la universidad, pero no es algo que quiera en este momento, prefiero relacionarme con las personas de mi edad.

Ron me veía con asombro.

—Es increíble, yo apenas entré a la universidad —dijo—. Aunque soy el primero de mis hermanos que entra.

—¿Tienes hermanos? —pregunté asombrada.

—Sí, tengo dos hermano mayores y una hermana menor que llegó a la familia por sorpresa —dijo sonriendo.

—Qué lindo, yo soy hija única —dije obvia, todo el mundo lo sabía.

—¿Tus padres no quisieron más hijos? —preguntó dudoso.

Negué.

—No en realidad. Cuando mamá estaba embarazada de mí su cuerpo se puso demasiado débil y durante el parto ella…. Corrió peligro… su vida —me aclaré la garganta—. No pudo tener más hijos. Unos años después quiso adoptar pero no se pudo ya que papá viajaba mucho debido a su trabajo así que quedé como hija única —sonreí—. Pero como crecí con Ethan y Cam realmente no fue algo que me preocupara mucho.

—Entonces Ethan y tú son más como hermanos ¿no?

—Somos como mejores amigos.

Nos quedamos un par de minutos en silencio.

—¿Quieres ir a comer? —preguntó—. Tanto disparar me dio hambre.

—Uf, no quieres…

—Vamos, yo invito.

—Justo eso iba a decir, iremos a comer pero yo pagó lo mío.

—Vamos, ¿eres de esas chicas?

—No, pero digamos que soy de esas chicas que comen muchísimo y aún les queda espacio para el postre más grande que haya en el menú.

—Eso ya lo sé —me guiñó el ojo—. Tranquila, yo pago.

—Si insistes —me puse de pie y empezamos a caminar.

—Por cierto —dijo mientras salíamos del centro de videojuegos—. ¿Dónde dejaste a Ethan?

—Está esposado en el sillón de mi casa.

Ahora que lo pensaba eso se escuchaba realmente mal…

Después de comer caminamos por los alrededores hablando sobre nosotros. Ya que esa había sido mi primera cita no sabía si las cosas que hicimos estaban bien o no pero me sentí cómoda todo el tiempo. Ron me acompañó hasta mi casa, me dejó frente a la puerta del patio principal, aunque lo invité a pasar dijo que no quería enfrentarse a mi papá y a Ethan ya que ambos trabajaban en la misma tienda que nosotros.

Nos despedimos y entré mi casa hasta que él se fue.

—¿Cómo te fue, hija? —me preguntó mamá en un susurro.

—Fue divertido —le susurré de vuelta—. ¿Por qué susurramos?

Me señaló a la sala, caminé y vi a Ethan dormido en el sillón, su mano aún estaba atrapada con las esposas. Si tan solo le hubiera dicho que no se necesitaba la llave para abrirlas…

Me senté a su lado y abrí las esposas.

—Ethan —le llamé—. Ethan, despierta.

Se quejó y abrió los ojos, parpadeó un par de veces y suspiró.

—Hola —susurró.

—Hola.

—¿Acabas de llegar? —preguntó acomodándose.

—Sí. Y ya te quité las esposas —señalé a mi regazo en donde había las dejado—. Llegué en una pieza.

Me sonrió.

—Qué bueno. No puedo creer que me hayas dejado encadenado aquí, por un momento dejé de sentir mi mano.

—Lo siento. ¿Me perdonas? —hice mi mejor carita de niña buena.

No me di cuenta en el momento en que tomó las esposas de mi regazo, sólo me di cuenta cuando sentí el frio metal en mi muñeca, seguí con la mirada el otro extremo para ver que de nuevo se la había puesto en su muñeca.

—Un juego de baloncesto así —dijo señalando nuestras muñecas unidas.

—Te haré papilla.

Nos levantamos del sillón y caminamos de la mano hacia el patio trasero.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * 

Bueno les dejo este capítulo especial porque aquí hay pequeñas cositas que tendrán mucha relevancia en los próximos capítulos. Sé que está cortito pero ahora sí podré subir el sexto capítulo sin interrumpirme xD

Espero que les haya gustado :D

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