-Ya llegué a casa. -Abrió la puerta con suma lentitud, algo no le cuadraba bien porque desde fuera había notado que todas las luces del interior estaban apagadas. Miró con sus hermosos ojos azules al interior, pero por la suciedad de los cristales le era imposible observar nada. Cuando entró, notó que solo una luz estaba prendida, y era la de la cocina.
Caminó rápido, pero sin hacer el más mínimo ruido, tenía miedo de que se tratara de un ladrón, y aún con sus apenas diez años, se adentró más y más, pero, lo que se encontró no tenía nada que ver con lo que esperaba.
Una mujer triste, desolada y terriblemente golpeada recogía con anhelo unos pedazos de vidrio que se encontraban en el suelo, ella no temía si se cortaba o no, ya que sus manos ya tenían unas pequeñas marcas rojas y algunas más grandes que otras. Niall, ante la simple imagen de su madre se lanzó al suelo, rasgando su pantalón del colegio, no importaba; la detuvo e hizo que lo mirara, asustado.
-Mamá, ¡Mamá! Mírame, mami, mírame por favor ¿Qué pasó? ¿Estás bien? -La sacudió un poco, hasta que por fin, la mujer rubia levantó su vida, encontrándose con esos orbes azules del Horan, llenas de lágrimas.
-Amor ¿Cómo te fue en el colegio? -Preguntó, empozando una triste sonrisa en su rostro.
-¿Qué cómo me fue? ¡Mamá! Dime qué demonios pasó.
Él movió su mirada, observando todo el lugar, los vidrios estaban cerca de su madre, junto al marco de una fotografía partido a la mitad ¿Y la foto? Esta se encontraba encima de la mesa pequeña que tenían en esa habitación, Niall, solo estirándose un poco, observó aquel papel fotografía y solo entonces comprendió que había ocurrido, en la imagen estaban él, su madre y su padre, una foto que se tomaron hace ya más de 4 años.
-Tú papá... se fue de la casa de nuevo. -Murmuró ella, intentando sonreír. -Pero confió en que va a regresar, no te preocupes, sino... yo... lo iré a buscar...
-¿Te golpeó? -Preguntó él, cerrando su puño con fuerza, al igual que sus ojos, eso ya era demasiado.
-No, estoy bien, cariño.
-¡¡No me mientas!!
Niall se levantó, tomando a su madre de las muñecas logró que ella también lo haga, y solo entonces, gracias a la claridad de la habitación, observó todo el rostro de la rubia lleno de moretones rojos y alguno que otro morado, si así estaba su cara, no quería ni imaginar cómo se encontraría su cuerpo. Sus dientes rechinaron por como forzó los dientes, intentando ahogar un grito lleno de odio, aunque igual, empezó a maldecir en voz alta, asustándola.
-¿A dónde se fue? ¿A dónde se fue mi papá? -Empezó a preguntarle, sacudiéndola de nuevo, ella seguía sin responder, negando muchas veces con la cabeza, si hijo apenas tenía 10 años ¿Qué tonterías estarían pasando por su cabeza? -¿No me lo dirás, cierto? -Susurró, intentando calmarse, volvió a soltar a su madre, pero ahora se lanzó sobre ella, abrazándola.
Niall no era un niño fuerte, desde muy pequeño tuvo que soportar ver a su padre engañando a su madre con otra mujer, en su misma casa. Cuando se lo contó a ella, se dio cuenta de que también lo sabía, pero no hacía nada por sacárselo en cara. Así pasó los siguientes cuatro años de su vida, él siempre había querido encarar a su madre, decirle lo mierda que era al tratar tan mal a su madre e incluso muchas veces le decía que se largara de la casa. Pero nada salía bien, solo terminaba recibiendo golpes, y cuando ella, como buena madre, venía para defenderlo, solo lograba que todos los golpes se dirijan a su frágil cuerpo. Niall era el causante de la mayoría de las marcas y moretones permanentes de su madre y por eso siempre le pedía perdón, aunque no hubiera hecho nada malo, más que defenderla.
¿Cómo denunciar al ser que te dio la vida? Y, aún peor ¿Cómo hacerlo si cada vez que estaba a punto ella le rogaba una y otra vez que no lo hiciera, que confiaba en que él cambiaría, que sería diferente?
-Él se enojó porque no estaba la comida lista, hoy me sentí un poco mal y... cuando llegó, estaba ebrio, creo que fue por eso que se puso así -Rió la rubia, muy amargamente. -Fue mi culpa, merecía que me golpeara, y luego dijo que no servía para nada. Tiene razón, agarró sus cosas y empezó a meterlas a la maleta, cuando lo quise detener diciéndole que somos una familia, se acercó al cuarto y lo lanzó contra el suelo, dijo que... bueno, algo muy malo, pero, no es su culpa, debe ser el estrés del trabajo ¿No?
Ella se lo contaba como si se tratara de un pequeño cuento, cambiaba de expresiones pero mayormente intentaba sonreír, y buscaba de una u otra manera dejarlo bien a él mientras se echaba toda la culpa de lo que había ocurrido. Niall aún seguía abrazándola, pero se alejó, mirándola a los ojos.
-No quiero... -Le dijo, dejando que las lágrimas continuaran saliendo. -No quiero que regrese...
*
-Pero... después de eso la historia se repitió hasta ahora. -Zayn, quién ya había prendido el cigarrillo, lo tiró al suelo, dándole un pisotón para que se apagara.
Llevaba un tiempo contándole la historia de Niall a Liam, quién, por la expresión en su rostro, no podía creer todo lo que le había sucedido a esa persona que en la actualidad se la pasaba sonriendo, mostrando lo feliz que en realidad no era, y siempre buscando ayudar a todos los demás, olvidándose de que aún vivía con sus propios problemas.
-A Niall no le gusta pasar tiempo en su casa, al parecer después de un tiempo la otra mujer se aburrió de su padre y lo dejó. Y como todo hombre, él regresó con el rabo entre las patas pidiéndole perdón a la madre de Niall. Ella se lo concedió al instante, me parece que piensa que teniendo a ese hombre en su casa, regresaran a ser la familia feliz que eran antes, pero no es así. Niall no puede perdonarlo, por eso odia vivir dónde vive y se muere por cumplir 18 para poder largarse. -Todo aire, continuando. -Duerme con Harry y conmigo prácticamente cinco días a la semana, las veces que no está con nosotros sabemos que está en su casa, durmiendo. Come demasiado y tiene demasiadas pesadillas todo el tiempo, una vez nos preguntó ¿Qué haríamos si él se suicidaba?
-¡¿Qué le respondieron?!
Liam estaba asustado, solo ahora se daba cuenta de que él no comprendía en lo más mínimo a Niall, a pesar de haberlo observado desde que ingresó a ese colegio, desde que se dejó llevar por ese deseo que tenía su vista de encontrarse con esa rubia cabellera y observarla hacer la más mínima cosa. Desde aquel momento en que por primera vez se rió de una tontería que hizo el ojiazul, pero no porque se burlara de él, sino porque le pareció demasiado tierno como Niall hacía el ridículo solo para hacer sonreír a los demás. Si en aquel entonces pensaba que ese rubio de ojos azules era una persona hermosa, ahora creía que era la persona más hermosa y perfecta del mundo.
-Tranquilo, le respondimos que no diga tonterías y que si lo hacía lo revivíamos solo para matarlo de nuevo a golpes, creo que lo entendió porque se rió y dijo: No puedo dejarlos solos, sin mí se mueren. -Rió. -Y tiene razón, no sé qué sería de nosotros sin Niall.
*
-¿Estás seguro? -Preguntó Harry, por milésima vez.
El Tomlinson ya estaba dejando al Styles en su casa, lo había acompañado hasta la puerta misma, dejando que Harry abriera la puerta y la dejara junta, en lo que se despedían como ellos querían.
-Sí, ya te lo dije ¿Me haces ese favor?
-Pero... no quiero incomodar, además tu madre me debe estar odiando por cómo me fui ese día.
-No, y si te dice algo tú solo ignórala, tuviste tus razones.
-Lo sé pero... ¿Seguro?
-¡Harry!
-Bien, bien, ya me callaré. Entonces mañana iré a tu casa, Tomlinson.
-Genial.
Louis se acercó rápidamente, atrapando al ojiverde de la cintura, acercando más su cuerpo al propio, sonriéndole completamente feliz, Harry imitó el gestó, colocando sus manos en los hombros de Louis, aprovechando la diferencia de tamaños que tenían, que, aunque fuera mínima, ahí estaba, presente en momentos como ese.
-Si mi hermana nos ve, la traumaré. -Rió Harry, rozando maliciosamente los finos y suaves labios de Louis, labios que por, por lo menos una semana, le pertenecían completamente.
-¿Está adentro? Entonces, deberíamos... -El ojiazul empezó a alejarse, pero se sorprendió cuando Harry lo atrajo más, evitando que continuara separándose de él.
-Ey, no dije que no me gustara traumarla, amo hacerlo. -Rió.
Louis simplemente negó con la cabeza, riendo a la par con el Styles y segundos después juntaron sus labios, dándose un tierno beso, en el que Harry abría la puerta divertido, sabiendo que su hermana se estaba acercando gracias a los pisotones que daba en el suelo con sus pies sin zapatos, ensuciando las medias, como a ella le encantaba andar en casa.
Apenas se separaron, Louis se sorprendió cuando vio a una hermosa chica de cabello dorado oscuro mirándolos, totalmente sorprendida. Harry solo empezó a reír, intentando hablar, aunque las carcajadas no se lo permitían.
-Louis, ella es Gemma; Gemma, él es Louis. -Los presentó, aún muriendo de risa.
En ese instante, ni Gemma ni Louis sabían dónde meter la cabeza por la estúpida travesura que se le había ocurrido al tonto de Harry.
*
-¿Sabes, Liam? Yo no soy gay. -Explicó Zayn, ya terminando con esa charla, se levantó y solo entonces empezó a limpiarse la parte trasera de su pantalón, sonriendo levemente. -No lo soy ni creo serlo jamás, pero... por Niall, ya me hice la idea de que el día en que Harry se consiga a alguien con quién estar, yo me quedaré al lado de Niall, porque no existe nadie más aparte de nosotros dos que pueda comprenderlo ¿Ahora entiendes por qué lo digo? Me quedaré con Niall, y no dejaré que un idiota como tú venga y quiera quedarse con alguien a quién solo yo puedo entender.
*