camaleón ¹ • taekook

By WTFangirl

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❝ A él le llamaban "camaleón". ❞ Kim Taehyung descubrió al verdadero chico camaleón; una persona totalmente d... More

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By WTFangirl

"Gris"

Los camaleones son bien conocidos por su habilidad para cambiar de color. Siempre se les ve camuflados y entumecidos, como si estuvieran escondiéndose de algo próximo. Se les ve la mayoría del tiempo solitarios y apartados.
La gente piensa que el cambiar de color sólo es propósito para el camuflaje, pero lo que la gente realmente no sabe, es que los camaleones pueden cambiar de color según la temperatura del ambiente, la hora del día o por sus propias emociones.

El color es una manera de expresar lo que sentimos, y dependiendo del color es como nos mostraremos al mundo.

Sin embargo, entre las cuatro paredes de una sala de universidad se alcanzan a escuchar murmullos y susurros, como si el chisme se vendiera tal pan caliente. ¿Lo era?

A las oscuridades de aquella sala, una esquina era aquél territorio desconocido para la clase. Nadie le tenía ni una pizca de curiosidad a esa opaca esquina, pues, según lenguas, se dice que ahí habitaba un camaleón.  De cabellos castaños y enrulado, piel tersa y figura esbelta. Además, tal como su apodo decía, era tan solitario como un verdadero camaleón.

A pesar de todo, la muchedumbre mencionaba cuán traslúcido era aquél chico. No sólo sus emociones eran cristalinas, sino que su vida también. Se decía que aquél camaleón tenía la vida hecha un total tabú, llena de líos y cuentos prohibidos. Pero, ¿qué se podía esperar de una universidad religiosa y mentalmente cerrada? Repleta de almas falsas y dominantes del séptimo arte, bocazas y discriminadores ocultos en su propia vergüenza... Los chismes son una gran novedad para ellos.

Los cafés orbes de Kim Taehyung caían en cuenta de lo que significaba saber todas las cosas que rondaban por los tóxicos aires al mirar al chico a su izquierda. Una mesa lo separaba del chico y aún así se podía sentir su extravagante aura.

—¿Qué vas a hacer?

Taehyung no tenía idea. Mientras más se cohibía, más pensaba en escapar, pero no quería hacérselo saber a su amigo.

—Yo... Supongo que debo hacerlo —decidió—. Somos personas adultas, no voy a echarme atrás sólo por no querer hacer una investigación con él.

Para la introducción a la segunda unidad, el profesor ha decidido agrupar y crear un informe sobre el cuerpo humano para su respectiva clase.

Por cuestiones de azar y el destino, le ha tocado con él. Jeon Jungkook, el tan hablado "camaleón".

Con un esfuerzo sobrenatural, la clase culminó y Taehyung visualizó a Jungkook en una banca.

—Oye.

Giró su cabeza al escuchar a su amigo a sus espaldas. Éste tenía una mirada preocupada y su ceño enserio.

—Basta, Jimin. No se va a acabar el mundo si me le acerco.

El nombrado suspiró pesadamente y prosiguió a alejarse, mencionando que iría con Hoseok, un compañero de clase, para comenzar a plantearse algunas ideas para su informe.

Luego de verle ir, sus cabellos almendrados fueron chocando contra el viento hasta llegar a la banca de Jeon, lo mira antes de articular una palabra. Estaba leyendo y se le veía muy enfrascado en aquél cien hojas.

—Hey...

Jungkook levantó lenta su quijada y recibió la mirada de Kim.

—Hey —saludó de vuelta.

Kim acompañó al castaño y se acomodó al borde de la banca, cerca de Jungkook.

—Entonces... Compañero —intentó alegrar—, ¿tienes algunas ideas para hacer el informe?

—De hecho —cerró su libro—, sí.

Compartieron una mirada llena de silencio, tan vacía que aunque Taehyung quisiera encontrar algún color no lo hacía. Se sintió incómodo.

—Bien. Entonces... —comenzó a jugar con sus dedos— ¿nos juntaremos este fin de semana, no? La entrega es el lunes, después de todo.

—Yo... ¿Hablas de ir a tu casa?

—Podemos juntarnos en la tuya si te acomoda...

Apartó de su regazo el libro y lo dejó a su costado, mirando al verde césped.

—Iré a la tuya.

—¿Por qué demoraste tanto en responder? —carcajeó, pero se sintió tímido al no escuchar una risa de su parte.

Tal vez no le caigo bien pensó. Quizás se trata de esto.

Taehyung se miró de pies a cabeza preguntándose si tenía algo de malo, pero sólo logró que su autoestima cayera en picada.

—Como sea —desvió el tema—. Te daré mi número para poder estar en contacto. ¿Tienes una hoja?

Se notaba ciegamente que Jungkook no estaría dispuesto a dar su libro como agenda telefónica, por lo que Taehyung soltó un suspiro.

Como si fuera una oportunidad, el mayor observó su perdida mirada, buscando alguna respuesta que no parecía llegar. Sin embargo, se sintió algo sorprendido cuando Jungkook le tendió la palma de su mano.
Taehyung, comprendiendo, empezó a trazar su número por la palma. Sujetó su mano para poder escribir y pudo percatarse de lo suave que era su mano.

—Listo —avisó.

El castaño miró el resultado de tantos dibujos en su palma y asintió.

A pesar de haber silencio, Kim no se retiró de su compañía. Le miró interesado en cómo leía cada hoja de su libro. Admiró como sus hebras castañas y enruladas caían por su frente, como si quisiera ocultarle su rostro. La rapidez con la que pasaba a otra página le fue asombroso y quiso retirar todo comentario de mala reputación sobre el chico a su lado.

Jeon Jungkook no parecía ser la persona que califican.

—Jungkook —llamó.

El chico pareció exaltarse al oír su nombre salir por los labios de su compañero y volvió a cerrar su libro. Kim rió al darse cuenta de ello, y como si fuera un efecto espejo, Jungkook se contagió con esa sonrisa. Rió muy bajito.

De pronto, Kim olvidó lo que quería hablarle y se maravilló con el sonido de su risa. Estaba seguro que si no hubiera estado en ese mismo instante, nunca hubiera podido escuchar la risa del chico camaleón. Y lo que más le hizo estremecer, era el hecho de el agrado que le inundó al escucharle.

Jungkook se removió en su asiento luego de presentir un silencio y Taehyung pudo ver su incomodidad.

—Lo siento, te dejaré para que sigas leyendo tranquilo —le habló suave.

—¡No, por favor!

Los dos par de ojos se miraron perplejos, sin saber qué tipo de palabra decir.

¿Acaba de detenerme? dudó inseguro.

El camaleón era famoso por su talento en el camuflaje. Podía ocurrir según las circunstancias, pero una de las más relevantes, era el cambio de color provocado por la aproximación de alguien.

Taehyung pensó, que si Jungkook pudiera tornarse en algún color, sería el color de sus mejillas: un tímido rojo carmín.

—¿Quieres que me quede a hacerte compañía?

Los camaleones eran los maestros del camuflaje, podían perderse en las profundidades de la selva o de los más frondosos lugares. Pero volviendo a la realidad y al chico a su lado, Jungkook no parecía estar utilizando ninguna estrategia de camuflaje ante Taehyung.

¿A caso quería lo que Taehyung creía?

—Sí, por favor —sonrió dando un pequeño suspiro—. Se siente solitario estar en esta banca todos los días.

Las clases del día viernes habían finalizado. Jimin había quedado con Hoseok en su propia casa para avanzar en el informe. Por otro lado, estaba Taehyung, esperando a Park en la puerta de la sala de clases. Cuando le ve acercarse le hace señas para que se acercará y así poder irse juntos a casa. 

—Entonces, ¿es Hoseok un buen tipo?

Jimin rió y le dió unas palmadas en su cabeza.

—Sí, lo es y deberías conocerlo. Te caerá bien —comentó—, te lo aseguro.

Taehyung le dedicó una sonrisa y abrió su boca para mencionarle de su día.

—A mi también me fue bien el día de hoy, por si te preguntabas.

Park rió y le propinó un pequeño golpe en la cabeza.

El recorrido a sus casas estuvo lleno de bromas y risas, no habían espacios en blancos en sus charlas. Se conocían como si fueran un libro abierto, su amistad era fuerte y duradera. No había página sin leer.

Desde que se conocieron, Park no pudo sentirse más agradecido con Kim ese día tan nublado, tan tenebroso como su pasado. Es por eso que el pelinegro pensó que, por cosas de la suerte, Kim Taehyung fue una de las mejores cosas que le pudo pasar hasta la fecha. Juraría que no podría pedir por otra cosa que no fuera su amistad.

Esas eran las cosas que pasaban por la mente de Park Jimin.

Si ahora nos concentráramos en su mejor amigo, éste se encontraba enredado en su propia cabeza. No dejaba de pensar en lo mismo. No es como si no estuviera prestando atención a la armoniosa conversación, de verdad lo hacía, pero no podía llevar a cabo tantas cosas en su mente. 

Jungkook llenaba de pensamientos su cabeza.

Sentía una presión en su pecho al recordar al chico sentado en aquella banca, pero no era por la solitaria imagen que mostraba, sino por la manera en cómo lo miraban con otros ojos. No le gustaba como un chico con el que nadie dirige palabra era atacado con comentarios hirientes como cuchillas. Jungkook no era una mala persona, pudo entenderlo muy bien al acompañarle, pero tenía muchas dudas respecto a él. Los alumnos que hablaban de él lo tachaban como plaga y una persona repleta de tabúes en su vida. Kim sabía que una persona como él no traería consigo todo ese tipo de cosas en su vida, sin embargo Taehyung no conocía la vida del chico. Taehyung no conocía a Jungkook del todo bien. 

—¿En qué piensas tanto? 

Se sobresaltó al escuchar la voz de su amigo tras su espalda, y sólo sonrió abochornado. 

—Nada, sólo... 

Detuvo su andar y giró hacia Jimin, quien le miró con duda. ¿Cómo una conversación tan alegre pasó a ser de pronto algo serio?

—Jimin —le llamó—, ¿qué piensas de Jungkook?

El nombrado abrió grande sus ojos. No sabía qué pensar exactamente. ¿Estuvo su amigo pensando todo este tiempo en Jungkook? Tenía algo de sentido, eran compañeros para el informe de clase, pero mirando más allá del trabajo, Taehyung iba a interactuar con el "camaleón". ¿Era eso bueno o malo?

Jimin no sabía cómo responder a su amigo; se tomó su tiempo. No era que creyera en lo que dijeran los otros, pero debían tener alguna razón por la cual echaban tanta basura por sus bocas. ¿Que tenía disputas con el chico más discutido por la universidad? ¿Que abusó de un inocente alumno? ¿Que probablemente le gustaba dormir en diferentes camas o que era un obseso del tabaco y diversas toxicidades? Jimin no sabía nada de ello, y no tenía derecho para discriminar tampoco.

—Yo... —balbuceó inmutado— Taehyung, yo no lo sé. 

Nadie sabe  quiso decirle. Nadie sabe qué ocurre porque nadie sabe qué es lo que realmente sucede. Son solo unos sinvergüenzas. 

—¿Piensas igual que ellos

El pelinegro enmudeció. 

—¿Qué?

—Que si piensas igual que ellos—repitió—. Sabes que cualquiera puede ser un mentiroso y andar hablando estupideces por allí, pero esto parece ser verdaderamente serio. Jungkook llegó a penas este año, igual que nosotros, y los rumores comenzaron a esparcirse desde el primer día —le mencionó—. Jimin, él de verdad no parece lo que suponen los demás. Si es diferente a nosotros no está mal, yo también lo soy.

—No de esa manera—interrumpió. 

—¿A qué te refieres con eso?—inquirió— Uno nunca elige ser diferente, pero cualquiera puede llegar a serlo.

—Taehyung, tú no puedes mover tus piernas; él sí —recalcó serio—. Él parece tener otras preferencias; tú no—le miró con ojos inexpresivos y oscuros—. Esa es la diferencia entre ustedes dos.

—¿Y si yo tuviera otras preferencias?—atacó.

Jimin no se movió, y tampoco quiso hacerlo. Aquella conversación no tenía buena pinta y lo sabía muy bien. A pesar de todo, tenía miedo.

Esta era una cara de Kim Taehyung que nunca conoció. ¿Era ira? ¿Impotencia? No le comprendía en ese segundo, y mirarle tampoco era respuesta a sus inquietudes. 

¿Es que acaso...?

—Taehyung... —tragó— Eres...

—¿Qué tal si se trata de ti? —interrumpió él esta vez— ¿O qué tal si se tratará de tu hermano? ¿Cómo te sentirías al ser tratado de esa forma por ser diferente? ¿Permitirías que hablaran tales cosas sobre ti?

—Taehyung, ¡ya acabemos con esto! —pidió estallando— ¡No tengo nada en contra de Jeon Jungkook, por si es que querías saber! ¡No deberíamos entrometernos en cosas que no sabemos!—respiró y exhaló, tratando de encontrar su cordura— Así que, Taehyung... Por favor... —le miró a los ojos— No te arriesgues. 

El hilo que llevaba la discusión terminó por cortarse y la tensión en el aire se quedó ahí mismo. Taehyung terminó por callar y mirar al pavimento bajo ellos.

—Ahora, ven—se acercó por atrás—. Te llevaré a casa. 

Le tomó por los mangos de empuje y comenzó a impulsarse.

No te arriesgues.

Aquellas palabras inundaron sus pensamientos y se sintió extrañamente abatido. Nada de lo que estaba pasando le parecía coherente.

Taehyung estaba en silla de ruedas. Jungkook era un misterio... 

Jungkook era Gris. 

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