Harry seguía con los ojos cerrados, alcé la mano que Harry no sostenía y toqué su rostro; lo ojos de Harry se mantuvieron cerrados con solo un pequeño revoloteo como respuesta. Me incliné hacia él y lo besé.
Harry tardó un poco en corresponderme el beso, el agarre de su mano se fue haciendo cada vez más débil hasta que se separó por completo de la mía para de repente rodearme con sus brazos fuertemente y besarme con urgencia. La falta de oxígeno nos hizo separarnos contra nuestra voluntad. La mirada de Harry había cambiado, un pequeño destello de esperanza y emoción eran evidentes en él; por mí parte, una gran sonrisa no se despegaba de mí rostro.
Ambos estábamos ahí, sentados uno frente al otro... El poco sol se había ocultado, las luces de la ciudad comenzaban a notarse por la inmensa ventana de su habitación de hotel y lo único que captaba mi atención era el verde esmeralda de sus ojos. Harry me tomó de ambas manos y jugó con ellas un momento, entrelazaba nuestros dedos con una sonrisa dibujada en su boca, para luego verme directo a los ojos con una expresión más seria y tragar saliva.
—Necesito... Escucharte —dijo dubitativo y con voz débil.
Mordí mi labio inferior nerviosa, sin pensarlo, ya había respondido a su petición con aquel beso pero, ¿Estaría en lo correcto al pronunciarlo con palabras? ¿Estaba segura de ello?.
—Para serte franca... —incliné mi rostro mirándolo con vergüenza, Harry imitó mi acción inclinando su rostro prestándome toda su atención—. Hace mucho tiempo te perdone Harry.
Era sincera cuando lo decía. Había dudado mucho tiempo, confundida de sí había perdonado lo que Harry hizo o no y sin embargo me dí cuenta que lo único que quería evitar era que volviera a pasar; que la historia se repitiera y volver a sentirme como me sentí. Al final de cuentas ambos habíamos sido presas del miedo ¿Somos humanos, no?.
Harry parecía aliviado en gran manera, como si le desapareciera un peso de encima.
—Sé que no merezco siquiera atreverme a preguntarte esto pero... ¿Me darías una oportunidad? —preguntó haciéndome preguntármelo a mí misma—. Oportunidad para esta vez hacerlo bien —aclaró.
Relamí mis labios nerviosa.
—Sé que intentas hablar claro pero esta vez la que quiere oírlo soy yo —finalmente dije.
Harry parecía sin palabras. Carraspeó.
—Vamos a necesitar unos cuantos cupcakes de colores —bromeó, reí y dí un pequeño golpesito en su brazo—. Ok. Emma ¿Aceptarías ser mi novia? —dijo con nerviosismo.
—Dejame pensarlo —contesté con seriedad. El rostro de Harry se deformó y sus labios estaban entreabiertos como si no pudiese creer fuera cierta mi respuesta.
—Ok... Entiendo... Bien... —divagó con su rostro agachado.
—¡Es broma! —exclamé entre risas lanzándome para abrazarle por el cuello—. ¡Por supuesto!.
La mirada de Harry de sorpresa y confusión no tenía precio... Ambos nos besamos entre risas de felicidad.
La noche transcurrió. Harry y yo platicábamos de todo un poco tomados de la mano mientras mirábamos el techo de la habitación de hotel. Volteé a ver a Harry y me percaté de que habían pequeñas lágrimas en su rostro.
—¿Estás bien? —dije con preocupación apoyándome en un codo para verle mejor.
Harry sonrió y volteó hacía mí con ojos llorosos.
—Sí —susurró.
—¿Estás seguro? —dije.
Harry sacudió su cabeza y limpió sus lágrimas con la palma de ambas manos.
—Es solo que... Jamás pensé que podrías perdonarme —confesó apretando su labios.
Me acerqué a sus brazos y me acurruqué en su pecho, podía escuchar el latir de su corazón y me concentré en él; era perfecto, podría ser el compás de una hermosa melodía.
Harry apoyó su mentón en la parte superior de mi cabeza y depósito un beso.
—Te amo Emma —escuché su voz suavemente cerca de mi oidó y sentí su mano acariciar mi cabello.
—Te amo Harry —respondí.
Y así no solo le deposité mi corazón en sus manos, sino, que, deposité mi alma entera quedándome dormida entre sus brazos.
...
—¡¿Puedes dejar de llamar?! —exclamé mandando a volar el aparato frente a la mirada atónita de Lis que venía entrando en la habitación y pudo ver el celular pasar frente a sus ojos antes de estrellarse en la pared a su lado.
—¿Estás bien? —fue lo único que salió de su boca ante la escena en su casa.
—¡No! ¡No estoy bien! —grite histérica.
Lis se acercó a mí a paso lento y sigilosa tocó mi hombro.
—Toma aire, piensa en algo lindo y dime qué te pasa —dijo en voz suave.
Tomé asiento en el sofá y seguí las instrucciones de mí amiga. Respiré hondo y pensé en algo lindo pero lo último no hizo más que empeorar las cosas pues lo que víno a mi mente fue Harry.
—Emma... Ya, ya, tranquila ¿Qué pasa? —Lis acariciaba mi espalda mientras lloriqueaba como niña pequeña.
—No, no puedo hacerlo... No ahora —negué con la cabeza ante la mirada confundida y preocupada de Lis.
—¿Qué no puedes hacer?.
—No puedo —repetí más para mí que para ella.
—Ok, primero dime... ¿Porqué destrozaste tu celular así y con quién hablabas?.
—Lis... Esto no puede ser... No puede ser ¿Entiendes? —le dije.
—¿Qué no puede ser? Entendería si me explicaras un poco —arrastró su cabello rubio para atrás frustrada.
Traté calmarme nuevamente para lograr ser coherente.
—Es Adam —dije.
—¡Ese imbécil! —exclamó Lis.
—Me llamó exigiendo que regrese con él —continúe.
—¡Bastardo! ¿Acaso no se cansa de existir? —exclamó.
—Lo peor es que me amenazó con hacerle algo a Harry si no lo hago —sollozé.
—Tranquila, tranquila Em, no lo va a hacer... Seguro es solo una estrategia para asustarte.
—No lo creo Lis.
—¿Me dirás qué le seguirás el capricho? —frunció el ceño.
—Lis, tú... Tú aún no sabes algo...
—¿Qué es lo que no sé?
—Harry y yo... regresamos —Lis llevó ambas manos a su boca y negó.
...
—Niall, debes hacer algo... Em no puede hacerlo, debes pararla —Lis exigía a el ojos azules.
—No puedo hacer nada Lis... Si Emma quiere regresar con él es su decisión —Niall tomó una pequeña roca de el suelo y la observó con el ceño fruncido tratando de evitar darle importancia a lo que su amiga acababa de contarle.
—Niall, Adam no es un buen tipo ¡Lo sabés! —exclamó desesperada.
Niall asintió con la cabeza lentamente y miró hacia lo lejos de el parque.
—¿Qué acaso no vas a decir nada? —Lis espetó.
—No —dijo Niall.
Aún que él quisiera decir o hacer algo no podía. Él era sólo un amigo de Emma y sin importar que la quisiera más que a una amiga él no se atrevería a entrometerse en sus decisiones.
Lis frustrada ante la reacción de Niall lo empujó por los hombros acorralandolo contra uno de los árboles del lugar.
—Tú, peli teñido, vas a ir a casa de Emma, vas a decirle que está loca y que no debe regresar con Adam ¿Me entendiste? —lo señaló amenazante.
Niall suspiró.
—No lo entiendes Lis...
—¡No lo entiendo, no lo entiendo! ¡Estoy cansada de escuchar eso hoy! —parecía al borde de un colapso emocional.
—Lis... Yo estoy enamorado de Emma —confesó.
Lis golpeó su frente rodando los ojos.
—¡Por favor! Ya los sabía. Es por lo mismo que no puedo entender porqué no haces algo —bufó de brazos cruzados.
—¿Lo sabías? —Niall alzó las cejas.
—Sí ¡Debes hacer algo! —insistió.
—No puedo hacerlo... Jamás me atrevería a interponerme entre ella y su relación con alguien más... Aún que ese sea el mismísimo idiota de Styles —dijo.
—¡Eres imposible! Mira, te diré esto aunque se supone no debo decirlo a nadie pero debes mantenerlo en secreto o Emma nos matará —susurró.
—¿Por qué susurras? —dijo Niall recibiendo un golpe por parte de Lis.
—Callate y jura no dirás a nadie.
Niall asintió.
—Adam amenazó a Emma con hacerle daño a Harry si no regresa con él. Estoy segura de que Emma no ama a Adam y lo hará solo por que a quién realmente ama es a Harry.
—Oh, no Emma...
...
El timbre sonó alertandome de la llegada de alguién. Bajé las escaleras hasta el primer piso no sín antes verme en el espejo para asegurarme de que las lágrimas no fuesen tan evidentes.
Tomé el pomo de la puerta, inhale y exhalé hondo y lo hice girar.
—¿Niall? —el ojos azules me sorprendió detras de la puerta.
—¿Puedo pasar? —dijo. Asentí viéndolo hacerse pasó dentro de casa.
Aproveche estaba de espaldas para limpiar mi rostro con las manos para borrar cualquier rastro del desastre que me habia vuelto Adán en las últimas horas.
—¿Cómo estás? —pregunté.
—Solo pasaba por aquí para ver lo mismo acerca tí —dijo algo incómodo. Niall caminaba de espaldas a mí hacia la sala de estar con sus manos en los bolsillos.
—¿Quieres algo de tomar? —ofrecí.
—No, gracias. En realidad quería platicar contigo —se detuvo volteando a mí derrepente.
—Dime... —traté de sonreírle.
—Hay algo de lo que quiero hablar contigo Em... Algo que nunca antes te he dicho —parecía trataba de ser muy cuidadoso con lo que tenía para decirme.
—¿Todo bien? —pregunté algo asustada.
—En realidad no —dijo—. Nada esta bien, ni lo estará si regresas con Adam —soltó tomándome por sorpresa.
«Lis...». pensé.
—Mira Niall, yo... —fuí interrumpida.
—Adam no es un buen hombre... Y sé que tú no lo amas. No puedes regresar con él —dijo con tranquilidad. Tal tranquilidad me parecía alarmante en él.
—No sabes...
—Te amo —le escuché decir. Mis ojos se abrieron de par en par ¿Había escuchado mal a caso?.
—Espera ¿Qué? —dije.
—Escuchame Emma... Te amo y por eso te digo esto: No regreses con Adam, él no te ama, no te merece y los más importante es que tú amas a Harry y aún que me duele el echo de que ames a Harry, me duele mucho más que comentas el error de ser infeliz con Adam—. Niall parecía indignado con la idea—. No te pido que me des una oportunidad, te pido que no te faltes a tí misma —suplicó.
Las palabras de Niall hicieron eco en mi mente.
—Por favor, piénsalo —dijo.
Con eso Niall depósito un beso en mi mejilla, se volteó en sus talones y se dirigió a la salida.
...
Llevaba veinte minutos en aquel lugar, esperando por Harry. Había decidido llegar un poco antes de la hora que habíamos acordado para hablar con él pues, necesitaba tiempo para calmar mis nervios y pensar mejor mi decisión.
Había llamado a Harry y acordado vernos en aquel restaurante unas horas atrás. Aún no tenía muy clara mi decisión. Tenía miedo de que por mi culpa le sucediera algo a Harry pero por otro lado las palabras de Niall me hicieron dudar en si el aceptar el chantaje de Adam erá la mejor decisión para todos.
Mi cabeza era un nido, golpeteaba mis uñas contra la mesa de madera y mis piernas se movían de arriba abajo en mi asiento, estaba realmente nerviosa.
—¿Hola? —aquella voz me era familiar
—¡¿Qué haces aquí?! ¿Ahora me sigues? —traté de no llamar la atención de las personas en aquel restaurante.
Adam tomó asiento junto a mí sin previo aviso y me tomó por la cintura.
—No sabes cuánto me haces falta Emma —siseó de cerca.
Lo aparté con repulsión a lo cual a Adam le pareció gracioso.
—¿Qué quieres? —espeté.
—A mi prometida —contestó como si fuese lógico lo que decía.
—Yo no soy tu prometida —gruñi.
—Ese es el problema aquí... Así que vine a solucionarlo —alzó una ceja echandose hacia atrás con confianza.
—¿Qué? —fue todo lo que salió de mí.
—Quiero tu decisión aquí, ahora —dejo ver sus dientes en una sonrisa.
—Te odio —fuí sincera.
Si no fuese por las personas al rededor seguramente hubiese lanzado la jarra de agua frente a mí contra su cabeza.
—Me encanta, vamos avanzando rápido —soltó una carcajada. Pusé mis ojos en blanco.
—Tienes que irte —me apresuré a exigirle pues ya casí era hora y Harry llegaría en cualquier momento.
—¿Por qué... Acasó esperas a alguién? —sonrió retador.
Un carraspeó me hizo levantar la mirada encontrándome con la mirada molesta de Harry.
—¡Henry! ¿No? —exclamó Adam—. ¡¿Qué bueno verte?!
—¿Qué ocurre Em? —Harry buscó una respuesta en mí ignorando por completo a Adam.
—Harry, vete. Luego te expli... —fuí interrumpida por Adam.
—¡Pero por favor siéntate! —le señaló frente a nosotros—. Henry... Sabes, me gustaría pedirte que fueses nuestro padrino de boda... ¿Nos harías el honor? Se que eres muy buen amigo de mi prometida —veneno goteaba de la lengua de Adam. Harry parecía furioso pero trataba de calmarse.
—¿Prometida? —espetó con sorna.
—Sí, nos vamos a casar... Pensé que ya lo sabías —Adam fingió ignorancia.
Harry negó.
—Vaya, pensé que Emma te había dejado ¿No es así Emma? —volteó hacia mí.
Me moría por responder y aclarar lo que estaba pasando pero no podía, no permitiría que a Harry le pasará algo en manos de Adam.
La mirada de Harry fue de confusión y dolor. Buscó alguna reacción de mí parte que negara lo que Adam acababa de decir pero, no la encontró. Agaché mi cabeza sin soportar el dolor que estaba permitiendo que él sintiese.
Harry se fue sín decir una palabra.
—¡Henry! ¡Ven aquí, debemos hablar de él color de tu traje! —molestó Adam sin recibir una reacción de parte de Harry quién solo continuó camino a la salida. Las personas al rededor eran espectadores silenciosos.
Las lágrimas empaparon mí rostro. Adam soltó una risa victorioso al lograr su cometido. Había roto el corazón de Harry.
—¿Por qué esa carita? —dijo—. Vamos mi amor, ánimo, hay una boda que preparar.
—Eres un maldito.
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