El silencio de las Mariposas...

By BrisaHys

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《Cuidado con lo que deseas bajo la lluvia de estrellas.》 Melissa apenas puede caminar a seis calles de su cas... More

🦋 Dedicatoria 🦋
🦋 Perfhosia (NUEVO MAPA)
0. Año Nuevo
1. ¿Te gustan las mujeres?
2. ¿Quieres vivir?
3. Respiración automática desactivada
4. El recuerdo de aquella vez
5. Cosquilleos en la piel
6. ¿Te puedo pedir un favor?
7. Volver a casa
8. Lo que puede soportar
9. Ellas en su mundo
10. ¿Dormir juntas?
11. Y no como amiga
12. Los labios más dulces
14. Lo arruinaste
15. Nunca podrás entender
16. Una gota de problemas
17. ¡Devuélveme ese beso!
18. Lo contrario al silencio
19. Como un roble
20. La vida te arrastra
21. Fue culpa del Helado
21. No me dejes sola

13. Soy una imbécil y me gustan las mujeres

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By BrisaHys


Había tomado una minucia de valor para hablarle. Es decir, sus sentimientos se aclaraban y cuando estaba por enfrentarlos, volvían a tornarse borrosos.

Por unos momentos sentía que no había problemas en acercarse. Sin duda la otra noche hubo una conexión. Aunque otra parte de ella trataba de convencerse de que solo fue su imaginación, y que en ningún momento hubo señales...

Miró el espacio vacío que quedaba en sus labiales. Al igual que su pijama, se lo había olvidado en la casa de Melissa y ya no pudo pensar cómo pedírselo sin sus nervios de por medio.

—Solo hablaré de mi pijama... —No, mejor no. No hables Lilian, lo arruinarás.

Había pasado una noche muy linda después de mucho tiempo. En contraparte, sus padres aún no le decían nada sobre su ausencia en la cena más importante del año. Pero si era sincera, parecían estar en el estado de una bomba a punto de explotar.

Decidió salir a la calle. Aún no tenía suficiente valor y, sin duda, era mejor usarlo antes que se agote.

Dio vuelta la cuadra y caminó sobre el pavimento hasta llegar a la entrada trasera de la cafetería. Begonia estaba fumando. Apenas la vio, arrojó el cigarrillo y fingió estar tirando basura.

—Creí que ya no trabajarías por la tarde niña.

—No lo hago.

Cruzó a su lado y apenas entró a la cocina el perfume de las meriendas la ahogó.

Sus pasos se volvían más pesados a medida que se acercaba a la puerta que llevaba al salón principal. Se detuvo un instante para tomar una respiración. Al abrir la puerta, Gema cruzó con la libreta en sus manos casi chocándola.

Una sonrisa se dibujó en su rostro cuando la reconoció.

—Hola Lilian, pensé que no trabajarías a este horario...

Trató de desviar la mirada de ella. Sentía que Gema podía leer su mente y notar que su respuesta había cambiado. Como si Gema tuviera un radar para reconocerlo.

—Hola Gem...

—¡Mierda! ¿Viste esa chica que está en la barra? Sí es la modelo que te había dicho. —Santiago cruzó la puerta y empujó del hombro a su amiga mientras sacaba su teléfono.

No supo si fue bueno o malo, pero Gema se apartó de ella.

—¿En serio? A ver...

Gema escribió las órdenes en la pizarra antes de distraerse. Lo hizo lo más ordenado que pudo, y se apoyó junto a él para observarlo mientras tocaba la pantalla de su móvil.

—¡Oh! —se cubrió la boca con ambas manos. Lilian pensó que Gema era tan molesta con su reacción exagerada—. ¿Por qué no la conocía? Es la que tiene un anuncio enorme en la terminal.

Sus nervios por cruzar la puerta habían desaparecido. Lilian, ahora, sentía una curiosidad que cosquilleaba, y no de buena manera. Era como comezón que a cada segundo iba aumentando en sus pensamientos.

Dio un trago que sonó hasta en su cabeza y fue abriendo lentamente la puerta. A medida que lo hacía, el bullicio se tornaba creciente e iba inundando sus oídos como si se tratara de un panal de abejas y no de personas hablando.

Dio un paso para tener a su vista la barra. No sólo encontró a la modelo de la que hablaban, también vio que ella estaba uniendo sus labios a los de Melissa.

La chica sujetó las mejillas de Melissa con sus manos en un beso que pareció infinito, pero que solo duró unos segundos.

Apenas la intrusa la soltó, Melissa le respondió con una sonrisa y el rostro ruborizado. Tenía sus labios manchados de rojo de manera desprolija.

La modelo pasó sus dedos por ellos para difuminarlos.

—Permiso Li...

Escuchó la voz de Gema y, sin pensarlo, dio un giro para salir por la puerta principal.

Cuando llegó a la plaza, no recordaba haber caminado esas dos cuadras. No recordaba si se tropezó, si hizo sonar la campanilla y tal vez Melissa la vio; tampoco recordaba si fue tan evidente que Gema notaría lo que acababa de suceder.

Se sentó en un banco y abrió la botella de agua que llevaba en la mochila. Dio un par de tragos y se detuvo al darse cuenta de que eso no desataría el nudo que llevaba en su garganta.

Los silencios trabados en su cuello se convirtieron en una angustia que la tenía acorralada. ¿Era su culpa por no ser sincera con ella misma? Tal vez era su culpa por negar que le gustaran las mujeres desde hace años. Tal vez no mantenía la conversación por mucho tiempo porque no quería ilusionarse ni salir herida de nuevo.

La última vez fue culpa de Addison, pero ¿ahora era su culpa?

Una lágrima estaba deslizándose en su mejilla. Cuando trató de detenerla, otra asomó en su ojo izquierdo y, sin notarlo, su rostro se inundó por completo. Ella ya no podía controlarlas.

Se dejó llevar y escuchó su llanto con tanta nitidez mientras tenía la vista con nubarrones. Se sentía una estúpida al hacerlo por un motivo así.

No se atrevía a llorar por lo que le había sucedido a su familia ni se animaba a ir al cementerio a visitarlas, pero ahí estaba: derrochando lágrimas por la chica que acababa de conocer.

Lo peor de todo era que no podía detenerse.

La imagen de Melissa sonrojada y feliz con los labios manchados se le hacían tan tristes... podría haber sido ella. Le hubiera gustado ser ella la que ocasione esas reacciones.

No lograba respirar bien, sus lágrimas difuminaban su vista y la nariz floja le ardía...

—¿Lilian?

Mierda. Gema sí la había notado.

Levantó la cabeza para encontrarse con su mano extendida ofreciéndole un paquete de pañuelos descartables. Tenía puesto el uniforme y parecía agotada. Los aceptó en silencio mientras se movía para que tome asiento a su lado.

Sin sentir vergüenza se secó las lágrimas de su rostro y se sonó la nariz.

—Gra... cias... —Trató de volver a controlar su respiración.

Si se quedaba en silencio se tranquilizaría.

—Puedes quedártelos —le dijo Gema mientras desataba su cabello.

Lilian soltó un sollozo sin querer. No se animaba a mirarla a los ojos. No le estaba exigiendo ninguna explicación, pero su presencia ahí le hacía sentir lo opuesto.

—Creo que me gusta Melissa...

—Oh, no lo sabía.

Giró la vista para ver si la juzgaba de alguna manera. Si se molestaba por la vez que le había dicho "no" de esa manera maleducada. Pero nada de eso sucedió. La mirada de Gema se nubló un poco, al igual que la de ella.

—No llores, que para mí el llanto es contagioso —dijo soltando aire—. Lo siento mucho. ¿La conocías de más antes?

—Perdóname, tienes razón en todo. No la conozco, soy una imbécil, y me gustan las mujeres...

Centró su mirada en el suelo para no sentirse patética.

—Nunca dije que fueras una imbécil. —Gema aproximó su mano a la espalda de Lilian.

—No, pero es un efecto colateral de haberme comportado como una—. Vio que Gema aún tenía lágrimas en sus ojos—. Perdona si el llanto es contagioso, y perdóname por haberte tratado mal sin motivo, ni siquiera entiendo por qué estás aquí... debo verme como una estúpida.

¿Por qué no podía detener las malditas lágrimas? ¿Por qué las imágenes no se iban de su cabeza? ¿Por qué Gema aún la soportaba?

—Me cuesta mucho ser sincera y decir lo que siento. Debí haberlo admitido antes.

—No seas dura contigo.

El cielo comenzó a nublarse y una brisa fresca inundó el ambiente. Gema acarició su espalda y la arrimó a su cuerpo para contenerla en sus brazos. Su cabello rozaba el cuello de Lilian.

—Yo me enamoré de una amiga. —Hizo una pausa, y como Lilian no dijo nada continuó—. Ella tenía un novio muy celoso y controlador. Un día arruiné todo. Solo quería que se aleje de él, pero terminé haciendo que se aleje de mí. Me costó entender que no era mi culpa, ella decidió. En fin... a lo que iba es que cada uno tiene un reloj distinto para aceptarse y para mostrarse al mundo. No debes sentirte culpable por no salir del closet más antes.

—Tal vez las cosas... hubieran sido distintas si lo hacía.

—No es algo que vayas a descubrir torturándote por no haberlo hecho.

—Supongo...

—Hay millones de cosas externas a nuestras decisiones, así es la vida Lilian. A veces vamos con ellas, a veces, nos quedamos congeladas y nos superan...

Lilian sintió esas palabras muy profundo. Era exactamente lo que sentía cada despertar. El mundo seguía, el mundo no se detenía, su madre y su hermana dejaban de existir, y el mundo no se detenía. Se enamoraba, le rompían el corazón, y todo seguía avanzando. Volvía a sentirse mejor, a permitirse abrir su corazón... y... el mundo no la esperaba.

—Creo que no deberías torturarte por las cosas que no hiciste. Sólo quiero que sepas que, en cualquier caso, voy a estar para ti. Para escucharte.

Gema le miró de manera cálida. Una expresión que decía que la tenía a ella penetró en la armadura que Lilian alimentó todos esos años. Entonces gracias a ella recuperó su estabilidad.

—Creo que debes volver —aclaró su garganta—, al menos a devolver el uniforme...

—Shh, tú eres hija de los jefes, debería ser algo de ayuda para no meterme en problemas —rio con amargor.

—No lo creo.

—Vamos, por favor, un pañuelo descartable debe valer eso.

Por fin...

Por fin el nudo en su garganta desapareció. Se separó del cuerpo de Gema y guardó el paquete de pañuelos en su bolsillo.

—Debería irme antes de quitarte más tiempo.

Se levantó con su mochila puesta, y mordió su labio. Sentía sus ojos rojos, podía percibirlos. No debía dejar que en casa la vean así. Iban a hacer preguntas por otros motivos.

—¿Estarás bien? —preguntó Gema afinando la mirada.

—Sí.

—¿Por qué no haces mejor algo para distraerte?

—Puede ser.

Orientó la mirada hacia las calles de las marchas. Debían estar ahí. Siempre estaban ahí.

—Gema... —Encontró su mirada de nuevo—. Nos vemos otro día.

La observó acomodar sus bucles hacia atrás después de secarse las lágrimas.

—¿Tú estás bien? —preguntó Lilian.

—Sí, tienes razón, mejor vuelvo al trabajo.

Gema se alejó tras despedirse. De alguna manera eso le hizo sentir culpable de nuevo. No se merecía su amabilidad. O mejor, le debía una gran disculpa.

Soltó un suspiro y emprendió camino para las calles de arriba. Luego pensaría en eso. Ahora iba a hacerle caso después de todo. Tampoco quería que sus padres le hagan muchas preguntas, ya que saltaría el tema de la cena familiar y aún no estaba lista para eso.

Evitó la casa de Melissa y subió por una calle paralela. El viento azotaba con suavidad anunciando que llovería.

Trató de no pensar en el día de lluvia que la vio frente al salón de terapias. Ni esas noches que no quería volver sola a casa.

Era tiempo de centrarse en ella misma. Gema tenía razón, no la conocía de más antes, no la conocía para nada. No podía estar segura si hubiera podido acercarse a ella de no ser por el deseo de Año Nuevo. De seguro que no.

Todo estaba en su cabeza.

Tuvo un déjà vu cuando llegó al Ministerio y caminó por las calles ruidosas. Esta vez, había más personas y no solo iban vestidos de color negro, algunos también llevaban rojo con un símbolo de justicia.

Había muchos carteles con fotografías pegadas en las rejas del Ministerio. Si los que sobrevivieron no luchaban por su memoria ¿quién más iba a hacerlo? Lilian había dejado a su familia navegar en el olvido. Eso la hacía sentirse horrible.

Sacó la gorra negra de su mochila y luego de ajustársela se metió dentro de la marcha. No conocía a nadie. Al principio no entendía lo que cantaban y solo se limitaba a caminar de un lado hacia otro. Hasta que una chica que tenía dos carteles le envolvió con una capa negra y le dio uno:

"Por los que ya no tienen alas, por los que ya no volverán."

Tenía las fotografías de varias personas. Ella se animó a ver el cartel de la chica con capa roja.

"Reforma de la Ley Penal" Decía de un lado, y del otro: "Por los que aún no vuelan, por los que estamos aquí."

Aclaró su vista y recibió una sonrisa de la desconocida, quien le extendió la mano para que la tomara.

—Es mejor que te aferres a alguien o te puedes caer si pierdes el ritmo. —Gritó cerca de su oído.

Aferrada a su brazo hizo las siguientes marchas. No sabía cuánto tiempo estaba allí. Ya se había aprendido algunos estribillos, y el hacer ruido no se sentía como si se estuviera quitando una carga, más bien, como si la estuviera compartiendo. Cuando Melissa salió de su mente, dio lugar al recuerdo de su familia. El llanto no era como el anterior, era más calmado y silencioso. A donde mirase había alguien que llevó un peso igual al suyo.

La chica la llevó a la plaza cuando terminó su turno. Los que habían estado descansando se movieron para reemplazarlos.

De esta manera la marea nunca se detenía.

Había guardias de la parte interna de las rejas. Las primeras noches había visto en las noticias que intentaron sacarlos de ahí pero solo pudieron hacerlo con algunos. Por cada persona ausente aparecía el doble.

Y ahora eran muchísimas más que antes. Esto solo iba en aumento, y recién notaba la magnitud que tenía.

Cuando estaban sentadas en el pasto, su acompañante le ofreció una botella de agua mientras hablaba con alguien a su lado. Ella aceptó porque estaba muy acalorada y la garganta le picaba de tanto cantar.

En ese momento vio que la chica que estaba sentada enfrente saltó de su lugar y subió a un banco para gritar. Después de ella las demás personas también lo hicieron. Apareció una sonrisa amplia en la chica que le había entregado el cartel. Le dio un fuerte abrazo a la de su lado y la levantó en el aire. Después se acercó para hacer lo mismo con Lilian.

—¡Aceptaron la propuesta! Dios ¡Aceptaron la propuesta! —La abrazó un instante y fue a abrazar a otro de sus amigos.

Toda la plaza estalló. Los que estaban descansando, aún rendidos, encontraron fuerzas para unirse al festejo.

Ella sonrió sin saber que significaba eso. Así que decidió buscarlo rápido en su móvil mientras todos los presentes no dejaban que escuche sus propios pensamientos.

En las noticias no pasaba nada sobre las marchas más que los desastres que hacían. Así que por eso decidió dejar de verlas. Era obvio que el Gobierno controlaba eso. La última vez que había ido, los carteles de fotografías que decían "A no olvidar" no formaban un muro completo como ahora. Y eso nunca lo transmitieron por televisión.

Incluso en internet estaba un poco restringido ese tipo de contenido. ¿Cómo podían estar en contra de eso? Solo pedían justicia por los que fueron asesinados de una manera cruel. Todo el mundo debería ser capaz de caminar libremente sin miedo a morir. ¿Por qué les costaba tanto entenderlo?

Encontró un artículo que hablaba de la reforma de la ley, y lo leyó sobre letras lo más veloz que pudo.

"3 de enero de 2022" "Acaban de confirmar que se llevará a cabo la evaluación para la propuesta de la reforma de la ley penal el próximo mes de febrero"

Adjuntaba un enlace a la actual ley penal y dejaba también un enlace de la propuesta. Si pasaba la evaluación del gobierno, las personas podrían votar y era obvio que ganaría por mayoría. Eran cuatro ciudades contra una.

Guardó su móvil y se unió a la multitud.

Entre tantas personas lograron llegar a un acuerdo, ninguno descansaba. Tapaban la entrada por completo, y los guardias tuvieron que intervenir para que los vehículos del estacionamiento salgan sin atropellar a nadie.

La chica desconocida le dio la mano junto a otra para no caerse. Maldice completamente haber estado tan emocionada en ese momento. Sin querer soltó su agarre y chocó con el cristal de un auto en movimiento. Un guardia le tironeó del brazo y ahí fue cuando lo vio.

Iván estaba detrás del cristal con las manos al volante. Frenó su auto de golpe y volteó en su dirección.

Trató de bajarse la gorra, pero ya no la llevaba puesta y no sabía cuándo se le había caído. Buscó alrededor en el suelo sin éxito, así que sujetó su mochila para taparse la cara.

Al levantar la vista, él ya no estaba dentro del auto. De un momento a otro estaba caminando hacia ella.

La había reconocido.

Hola gente linda de wattpad !!!! (✿◠‿◠) ¿Cómo van? Yo estoy contenta porque Girl in Red sacó un nuevo albúm y también estoy obsesionada con Drunk-Dazed de ENHYPEN. Además tengo un exámen en dos semanas y ando nerviosa. 

Algo que me tiene feliz es que me di cuenta que más gente está leyendo la historia. Porfa si les gusta, dejen comentarios y compartan uwu.

Se les quiere musho. No sé cuando será la próxima, nos vemos.

~Brisa

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