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By DareIV

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Un par de hermanos mellizos deciden ayudar a su madre adoptiva quien ha sostenido sus vidas naturalmente desd... More

Capitulo 1

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By DareIV



Calurosa bienvenida

El 22 de enero del 2114. Las autoridades pertinentes al caso 7651 han decidido documentar y oficializar al paciente No. 343, quien en rehabilitación presento traumas y disociaciones psicológicas, pero con el tratamiento y los diferentes ejercicios recupero el 98 % de un bienestar mental exitoso con el que su capacidad cerebral rinde al 100% en cualquier ambiente social y cualquier ejercicio cotidiano.

Las directivas del reformatorio y el departamento de bienestar y acopio infantil, han declarado a Dare, un nuevo civil digno de llevar una vida tranquila y con igualdad a la del resto de ciudadanos de la capital del sector S13. Ha de mantener su nueva base de datos actualizada y sin restricción de escaneo ante cualquier unidad policial. Sus datos, junto con su nueva identidad familiar lo registran así: Dare de apellido Ive. Su número de unidad: 02.14.3375, 20 años de edad. 1.85 de estatura. cabello negro grisáceo, ojos gris zafiro y tez de piel morena. Residirá en el sector S13, Luxemburgo, Suiza. Por medidas de seguridad preventiva no podrá: modificar el color de su cabello, modificar la tonalidad en su piel, modificar el color de sus ojos, modificar su sexo ni mucho menos sus rasgos faciales, y por ultimo; no podrá restringir sus datos en base a su perfil social, ante el escaneo de cualquier otro ciudadano y mucho menos aquellos con capacidades autoritarias.

Ha de mantener un perfil juvenil común, hará parte de los nuevos en su clase presencial virtual, en una escuela de humanidades donde deberá completar niveles de estudio mínimos básicos. Su nueva residencia tanto familiar como social lo espera y está compuesta por dos residentes: Su madre adoptiva: Clarice Ive con numero de unidad 7.12.34356, y su hermana consanguínea; Ecco Ive con numero de unidad 02.14.3820. El tiquete de pasajero esta junto a sus pertenencias, la marca de registro será su firma de salida y su cuenta de usuario y de civil, estará activa una vez firme. Le deseamos un buen tiempo y cambios positivos para su vida.

Estas fueron las últimas palabras que recibió Dare por parte de dos oficiales encargados del despacho al salir por fin de su tratamiento psiquiátrico del cual mantuvo un año en proceso y que fue poco común a diferencia de otros pacientes quienes en su estadía, tan solo duraban la mitad, unos 6 meses como mucho. Su tardanza se debió en sí, a problemas internos interpersonales. Y más que de su supuesta esquizofrenia y su desequilibrada disociación, Dare en realidad estaba pre medicado y además las pico-capsulas intravenosas con las que trabajaron sus rutinas, fueron manipuladas desde el inicio de su tratamiento.

Pero ninguno de esos problemas, se comparaba con la extraña y repentina noticia que recibió una semana antes de salir, cuya noticia era más grande, y más que el saber que sería adoptado finalmente. Dare pasaba constantemente dándole vueltas en su cabeza, al saber que tenía una hermana melliza, de quien ya a sus 20 años de edad. Sentía de todos modos, que hasta entonces empezaría a conocer. Tantas fueron las veces en las que el soñaba con una delgada silueta con quien solía jugar o pasar diferentes imágenes entre sus sueños, que solía preguntarse si esos pensamientos tendrían cavidad en su realidad. Junto con sus memorias, a Dare le gustaba fotografiar algunos de esos sueños, los cuales tendría al parecer como único recuerdo inexacto de lo que aún no podía quitar de su cabeza (a pesar de la cantidad de somníferos y estimulantes que hacían borrar ciertas cosas de su memoria).

Eran las 3 del mediodía y Dare estaba justo en frente a lo que el tanto anhelaba por fin, era la salida de un gran marco por el que se posaban un par de robustas puertas que se abrían automáticamente, eran de un cristal grueso que degradaba el panorama exterior y Dare a pesar de verlo borroso, no dudaba que ese panorama era lo que le hacía sentir tantas ansias y ganas de salir. Se dirigió hacia afuera, mientras organizaba su maletín a su espalda. Y una vez fuera, vio un largo y amplio sendero de aspalto con edificios pequeños a sus lados y aceras con baldosas pálidas beige y muchas fachadas con lozas metalizadas. Veía varios vehículos ejecutivos y familiares, algunos que sobrevolaban no más de 3 pisos de alto y otros andaban por sobre el aspalto. Continuo su camino hacia un paradero de portables, unas flotas que cargaban hasta 150 pasajeros, tenían dos pisos pero su estructura se recargaba solamente entre la mitad de la vía la cual tenía una especie de carril cinético por el que con imanes, mantenía la posición y la dirección del recorrido. Subió al primero que arribo, junto con 5 pasajeros más, quienes ingresaban a un elevador que los conducía a la segunda planta del bus, el panorama perfecto como para que Dare se acomodara en cualquiera de las sillas (ya que esa planta se encontraba casi vacía) y mientras daba con vista a las ventanas de enfrente, mirando el panorama de la ciudad, presiono detrás de sus orejas, y encendió entonces su reproductor de música.

-  Vaya, pero miren nada más, otro "hidráulico", que, ¿no te aburre seguir en la edad de piedra?, cavernícola! Haha.

Le grito desde unos 4 asientos de atrás otro muchacho quien se fijaba en el momento en que Dare había presionado levemente detrás de su oreja.

-   Algún problema?, interésate por tus asuntos, ridículo.

Le respondió Dare apenas se giró para verlo seriamente y un poco molesto.

En ese momento, el chico noto que Dare en su nuca (la cual se descubrió de una capota con el giro) mostraba una especie de tatuaje que resaltaba sobre sus "líneas de fijación" (unas marcas que seccionan partes del cuerpo de las personas, para posibles modificaciones superficiales y/o trasplantes) cosa que le hizo pensar dos veces en responderle alguna palabrota. Tan siquiera alcanzo a gesticular, pero freno su voz prefiriendo evitar a Dare de una vez. En ese mismo momento, Dare se volvió a acomodar en su silla, mientras que a su lado derecho, unas 10 sillas de distancia, una chica y un señor lo miraban con atención. También fijaban su mirada hacia su nuca. Luego de esa pequeña discusión, unos 20 minutos más tarde, el viaje ya iba finalizando. Y las manos de Dare se tornaban un poco húmedas de lo nervioso que estaba con la idea de saber quiénes serían su nueva familia. Por un lado pensaba en lo incomodo que sería presentarse ante su desconocida melliza y por el otro lo agradable que sería empezar a tener lazos familiares y más con una futura madre. Aunque eso, también lo hacía sentirse incómodamente extraño.

-  "Llegando a: sector S13"

Sonaba una voz automática que avisaba el paradero donde Dare entonces se disponía a bajar. En su llegada, unas 2 personas más se bajaron allí también. Se suponía que Clarice lo recogería en ese momento, pero por cuestión de trabajo y poco tiempo, tanto ella como su hermana no podían asistir. En su gps estaba marcada la dirección pero extrañamente, era errónea con el lugar en el que él se encontraba, el número de Ecco no respondía así que no tuvo más que sentarse a pensar que alternativa tomar. Paso casi media hora y en su comodidad, mientras leía un comic, Dare abrió sus ojos sorprendido luego de haber sentido un suave y húmedo beso en su mejilla derecha con la que se rosaban unos labios tan gruesos pero muy blandos, cuyos labios dejaron anonadado al joven quien se giró para ver de quien estaba siendo timado. Una pantaloneta beige ajustada junto con unos leggins oscuros bajo de esta, y una camisa blanca que contrastaba con la tonalidad de su piel, una hermosa morena que al ver su cara, un par de ojos de color gris, y como si se tratase de un espejo, Dare se impactó aún más al ver el rostro de esa chica. Los dos eran casi una misma persona, veía que a diferencia de él, a pesar de que tuviera el pelo corto, aun así era más largo que el suyo, pero también se peinaba con los pelos de punta hacia adelante, y en esa ocasión llevaba dos aretes con pendones que colgaban.

-  Eres Dare... y yo, soy Ecco, un gusto y un placer conocerte...

Dijo Ecco luego de retroceder un poco de Dare y con las manos detrás y sus pies entrelazados, lo miraba con intriga y una gran sonrisa.

-  El... el gusto es... todo mío, dijo Dare mientras se despejaba un poco e intentaba salir de ese pequeño trance del que su conciencia lo tenía al continuar creyendo que todo era una broma y mientras se estiraba un poco. Rápidamente se abalanzo sobre él, Ecco, quien con un abrazo le demostraba cuanto afecto sentía hacia él.

Ecco se pudo quedar así, junto con el por varios segundos, Dare en ese momento empezó a oler entre el cabello de ella, una fragancia fresca y muy genuina que le hizo ver y recordar aquella silueta con la que jugaba en sus sueños, y en ese momento empezó a ver entre la silueta una pequeña sonrisa que justamente identificaba pero que aun así no sostenía claramente de quien se trataba. Aun así el concluía obviamente que era su hermana con quien tal vez jugaba en algún pasado remoto.

A pesar de tener esa idea en su cabeza, luego de tal encuentro, Dare contenía esa pregunta; de saber si ella en algún momento de su infancia, permaneció con él en el orfanato de donde venía. Pero luego negaba esa hipótesis ya que de inmediato recordaba que donde él estuvo fue un orfanato masculino. Sus pensamientos eran demasiados una vez miraba a Ecco quien no paraba de hablar y contarle todo acerca de su nuevo hogar y las ocurrencias por el vecindario. A pesar de su discreción, y a pesar de su vaga noción de cada uno, ambos empezaron a entrar fácilmente en confianza, y en cuestión de poco tiempo, era como si fueren conocidos de toda la vida. No estaban tan familiarizados, pero tampoco querían seguir cortantes o serios. Una vez se presentaron y se fijaron el uno del otro, sus miedos se fueron desapareciendo fácilmente y con sencillez palpaban temas que los relacionaban cada vez más.

Además, sus escáneres mostraban cosas tan genuinas y tan especiales con las que tenían tanto en común en sus perfiles que poco a poco eso les daba más ganas de querer conocerse.

-  ¿Qué piensas?, ¿te parece bien entonces si mejor vamos por el parque del que te comente, o prefieres ir a tomar algo antes de llegar a casa?

Le preguntaba Ecco a Dare.

-  Pues, sabes, cualquiera de las dos opciones estarían bien, pero ahora que lo pienso, antes de salir del despacho, tome un zumo de naranja y unos tentempiés, estoy algo lleno.

Respondió Dare

-  ¿Por qué comiste esas cosas?, ¿acaso no me dijiste que estabas asqueado del menú?

Preguntaba Ecco

-  Quería probar por última vez eso, quería sentir la última vez lo que era mi desesperación y de cierto modo dejar esa última vez, todos esos malos momentos...

Dijo un poco turbado Dare.

-  Jajaja, que gracioso, un par de papas y un jugo te vuelven un poeta azul. Decía Ecco con burla por la vaga emoción que reflejaba Dare al verle los ojos apagados. 

-  No te rías, vivir subyugado no es nada agradable... en absoluto.

Respondió Dare serio.

Ecco se quedó un poco confundida pero prosiguió con la charla intentando cambiar el tema, solo que tenía curiosidad y prefirió salir de dudas:

-  De que hablas?, ¿acaso no me decías que eras un loco mas no un gigolo?... Jajaja

Continuaba riéndose Ecco intentando no tomarle enserio a Dare.

-  Veo que te hace mucha gracia molestarme verdad?... Respondió Dare. Y mientras caminaban, la miro a los ojos seriamente como si fuese a llamarle la atención, pero en realidad solo estaba tratando de distraerla porque entonces llevo sus manos directo a su abdomen para atacarla a cosquillas. 

-  Jajá, disculpa, pero no aguante ver esa cinturita tan fina agitándose con tu risa, además, no puedo dejar que te aproveches tanto de mí. -  Aprovecharme?... Yo?, de ti?... JAJAJA! Aparte de que me haces cosquillas pretendes ser todo un payaso... Le respondió Ecco entre sus carcajadas.

Paso el rato y Ecco se empezaba a tranquilizar a medida que iban llegando al parque donde decidieron ir. Dare veía que era una zona despejada de las torres de edificios altos. Y en el centro, había un parque infantil con muchos toboganes, pasamanos y puzles, pero se encontraba completamente vacío de niños. Se le llamaba el parque de las 4 esquinas, porque además de ser una calle perfectamente cuadrada, en cada una de sus esquinas habían vías con dirección a cada orientación cardinal. Estando en el parque, Ecco invito a Dare a sentarse en una de las bancas de madera que habían allí.

-  Aun de madera?, que curioso se suponía que para el 76 ya habían prohibido las fabricaciones con ese material. Decía Dare mientras palpaba el espaldar de la banca.

-  Pues se rumora que este parque es histórico y por ende tiene más detalles rústicos que modernos. Si te fijas, a pesar de eso, lo han cuidado bien. No podría asegurarlo ya que nunca he visto alguna inscripción de este. Le respondió Ecco mientras miraba hacia varias direcciones intentando reconocer dicha inscripción que aún le causaba curiosidad saber dónde se hallaría tal vez. Pero mientras miraba hacia otras partes se fijó en una persona, y entonces su tranquilidad cambiaba de parecer, volviendo sus ojos amargados y reclinándose para volver a mirar a Dare, tratando de ignorar a quien había visto. 

-  ¿Estás bien?, ¿pasa algo?. Pregunto Dare. No... nada importante, sabes que, mejor vámonos, tengo un poco de prisa.

De pronto, Ecco cambio su amabilidad por una oscura aura de seriedad. Se levantó tomando de la mano a Dare y sin importar lo que el dijera, solo quería salir de ese lugar. Mientras Dare se levantaba, intentaba saber cuál era la razón mirando hacia varias direcciones. Y tuvo respuesta una vez logro ver a un tipo grande junto con otras personas. Eran 4 personas paradas justo en una de las esquinas del parque, no se encontraban muy cerca pero por sus siluetas se veían robustos y con vestimentas muy desaliñadas. Tan solo el más alto de ellos tenía una especie de chaquetón camuflado y un pantalón de paño con unos zapatos de charol que brillaban impecables. Su escaneo no alcanzaba a percibir hacia la distancia donde ellos se encontraban Dare sentía que prácticamente ocurría algo malo con esos tipos.

-  Dime, porque nos vamos tan pronto, ni siquiera me dejaste probar los balancines...

Decía Dare intentando ser un poco indiferente a la actitud de Ecco.

-  Jaja. Ridículo. Solo sigue caminando. Quieres?

Al notar el tono de voz de Ecco, Dare pensaba que al parecer Ecco tenía ciertos problemas con ellos. Entonces decidió continuar con su actitud infantil, no por querer quedarse a "jugar" en el parque, sino porque no estaba de acuerdo con retirarse de allí, y no quería demostrar miedo, como Ecco parecía tener.

Dare desprendió su muñeca de la mano de Ecco, y como si fuese un infante, empezó a tararear sonidos, mientras brincaba como caballo dirigiéndose hacia los balancines. Se sentó en uno de ellos y empezó a columpiarse. Ecco al verlo, se enfadó a regañadientes y devolviéndose hacia Dare, le decía:

-  Levántate de ahí y ven conmigo de una puta vez!.

Dare ignoraba a Ecco por completo a la vez que pretendía llamar la atención de aquellos tipos.

-  Por qué?, no me escuchaste lo que dije, quiero estar aún más tiempo aquí, no tengo afán de irme a casa. Además que no veo motivos...

En ese momento las 4 personas ya estaban camino hacia ellos. Era evidente que esos tipos querían algo con ellos. Dare entonces continuaba balanceándose leve mirando al suelo con sus ojos desorbitados. La escena era un poco graciosa en cuanto a Dare, pero eso lo ignoraba por completo Ecco, preocupada por tal momento quería evadir la situación que probablemente estaba por ocurrir. Entonces se dirigió hacia su hermano, y cuando lo iba a halar del brazo izquierdo. Los tipos ya estaban al lado de ellos.

-  Para donde se supone que vas... señorita?... Y dime quien es este nuevo... juguetito?...

Pregunto el más alto de los 4.

-  Ni te quieras ver de nuevo con migo, quieres? Ecco, querida, calla y mejor trae el collar... esta vez no te lo pondremos a ti, querida... será ahora un nuevo modelito...

Dijo luego una mujer de las 4 personas, quien llevaba un largo tuvo de metal entre sus brazos con el que se inclinaba hacia Dare para tocarlo con uno de sus extremos, por debajo de su barbilla intentando que este subiera su cabeza con el tubo. Pero fue entonces cuando Ecco al ver como aquella mujer se refería a su hermano y como su lengua se paseaba por sobre sus labios mientras dejaba la mirada fija hacia él. No pensó más que irse contra ella con un puñetazo y tumbándola por completo contra el suelo le dijo:

-  Mi cuenta ya quedo saldada. ¡Maldita sea váyanse ya!, no me fastidien más!

Pero aquel golpe fue el mechero que encendió la llama de una pelea que no tenía más remedio que ser atendida entre Ecco y Dare contra aquellos 4, y mientras la mujer se intentaba levantar del suelo, uno de sus compañeros no dudo en contratacar a Ecco dándole un derechazo en todo su abdomen, dejándola sin aire. Pero en ese momento, Dare ni siquiera había tenido noción de aquel golpe cuando ya había respondido al tercero de ellos quien también estaba a punto de golpearlo. Pero su velocidad le permitió golpearlo unas 4 veces en la cara y el cuello y en ese mismo momento sintió un gran golpe por sobre su hombro izquierdo, proveniente del tubo metálico que portaba la mujer quien de nuevo estaba de pie. Ecco recibió dos puñetazos directos a su boca del tipo que la golpeaba, pero apenas pudo, levanto su pierna derecha llevándola directamente hacia la cara de aquel tipo y de nuevo mando al suelo a otro. Pero Dare cada vez que veía la cara a Ecco, se fijó que una pequeña gota de sangre bajaba por la fisura derecha de los labios de Ecco, lo que lo enardeció demasiado, rapando velozmente el tubo de la mujer, mientras esta se abalanzaba sobre su cara queriendo rasguñarle, pero rápidamente halo el tubo y lo devolvió hacia la cara de la mujer, ocasionando que este entrara directo a uno de sus ojos, dejándola prácticamente con el tubo atravesado a su cabeza. El otro tipo, era no más alto que el cuarto de todos. Pero su constitución era tan robusta y pesada que tan solo se veían musculo sobre su vestimenta. Llevando uno de sus puñetazos hacia Dare, empezó a dar rienda suelta a su descontrolada forma de pelear, ocasionándole fuertes impactos a Dare. Pero a pesar de eso, Dare resistía y trataba de contrarrestar todos los golpes y a la vez intentaba enfocarse en un punto débil de aquel tipo y también fijaba en ocasiones la mirada hacia el más alto de ellos quien no peleo durante todo el encuentro, Dare nuevamente pudo responder, esquivando por un lado los puñetazos, logro llevar su codo hasta la cara del grandullón, muy cerca del oído, y apenas impacto, el grandullón jadeo y empezó a caminar como si estuviese borracho siguiendo la dirección del golpe. Quedo tonto prácticamente. Pero eso no le impedía continuar su alocada forma de pelear. Pero eso le dio tiempo a Dare de dirigirse hacia el otro tipo quien golpeaba con premura a Ecco. Su ira le daba más concentración para que sus ideas por acabar con aquellos tipos fueran de la forma más dolorosa posible, mientras corrió, brinco un poco y llevo uno de sus puños hacia la cabeza del tipo. Alcanzo a golpearlo pero a su vez, el tipo golpeo en el abdomen a Dare. El tipo callo inconsciente y Dare alcanzo a caer de pie, pero una de sus rodillas se derribó por que no aguantaba tanto Dare. Pero al ver que Ecco ya estaba inconsciente. Se dirigió hacia ella queriendo levantarla. Pero en ese momento fue recibido nuevamente hacia su abdomen, una patada larga y profunda. Esta vez no fue de ninguno de los tres, era el más alto quien apenas vio la oportunidad no dudo en estrenar sus zapatos de charol lustrado. Dare estaba tendido en el piso al igual que Ecco.

-  Levántenla. Dijo el hombre más alto. Señalando a la mujer. Si eso es lo que quieres, está bien. No me negare de negociar contigo de esta manera.

Decía el hombre mientras se burlaba pausadamente entre sus dientes. Metió sus manos a sus bolsillos del gabán.

-  Si se les apetece desahogarse de vez en cuando, ya lo saben, aquí tenemos a estas dos perras preparadas para nuestro ocio... termino diciendo aquel tipo quien se giraba lentamente y que con su silueta, dejaba claro que se trataba de alguna clase de mafiosos acomodados entre los suburbios del sector.

Inconsciente, Dare despierta sudando y sin su saco, levantando un poco su cabeza inclinándola hacia delante de su abdomen revisando cada una de sus partes, recordando aquella pelea en el parque. Se da cuenta que parte de su vientre esta vendada con una cinta de rejuvenecimiento (una especie de tela que regula y trabaja corpóreamente para restaurar cualquier trauma, golpe o dolor corporal autónomamente) su hombro y su cuello también. Además de eso siente leves torcijones alrededor de sus adoloridas partes, intentando levantarse busca con su mirada alguien quien le diga donde se encuentra, pero observando su entorno deduce que es una casa muy hogareña y con un leve ambiente minimalista y rustico, la noche ya se posaba sobre las ventanas de persianas de las que luego continuaba mirando a su alrededor y veía varias láminas de estantería que tenían fotos, algunos libros y varios suvenires, lo que le hace pensar que tal vez se encuentra en casa de Ecco.

Se dirige a la puerta de aquel cuarto, y una vez la abre, ve unas escaleras que dan hacia un piso inferior. Pero en ese mismo momento escucha rechinar dichas escaleras y ve subiendo a una mujer de ojos marrones, con un cabello que a pesar de estar recogido con pinzas tras su cabeza, la luz de un poste que entraba por la ventana tras de ella, hacía que brillara de un tono rojizo y acaramelado. Con el subir de las escaleras, Dare veía (como aquella imagen de internet de los 80s que se cargaba por kilobytes), poco a poco la silueta de una mujer muy esbelta y demasiado cuidada a pesar de su notable edad, más exactamente por las fisuras en sus mejillas y sus manos maltratadas las cuales cargaban una bandeja con lo que parecía ser una taza de té y vasos.

-  Pero que haces de pie!?, pregunto de prisa la mujer que Dare veía.

Intuyo rápidamente que se trataba de su madre adoptiva.

Lo fue aparcando suavemente para que se regresara a la cama. Luego, mientras que dejaba a un lado la bandeja y cerraba la puerta, Dare se volvía a acomodar dejándose llevar por el dolor incorporándose nuevamente entre las sabanas y la almohada. La mujer se sentó justo a su lado y mientras serbia un poco de aquel te, le pregunto:

-  ¿Por qué no obedeciste a Ecco?, no acabamos de vernos y ya estas metido en líos, no sé qué clase de hijo acabo de traer a mi casa. La mujer se limpió un poco los ojos con su antebrazo izquierdo, intentando secar lo que parecían ser unas pequeñas gotas entre su rostro. 

-  Está llorando?, señora. Dijo Dare preocupado mientras se alarmaba ante tal reacción. Mire, discúlpeme pero no pretendía que esto sucediera. Discúlpeme de todos modos, no quiero ocasionar ningún estrés o amargura con usted.

Dare de inmediato se levantó de su almohada para sentarse como pudo, y extendió su brazo izquierdo llevando su mano hacia la mejilla de la señora, dándole una caricia, cosa que llamo la atención de aquella mujer quien empezaba a sollozar mientras decía:

-  Disculpa, Dare, pero tu hermana me ha provocado muchos dolores de cabeza y estoy muy agotada. Y no solo por ella sino que además, la situación por la que estamos pasando recientemente se ha venido creciendo con muchos otros problemas. No esperaba recibirte con tantas dificultades, pero tampoco esperaba conocerte de esta manera. No sé quién de ustedes dos este peor, así que permíteme dejarte esta bebida mientras iré a revisar a Ecco. 

-  Espere. Por favor cuénteme que es lo que ocurre aquí, ¿es alguna deuda muy grande lo que deben? No se preocupe, puedo empezar a conseguir algún trabajo de medio tiempo, si eso sirve. No Dare, lamento ser tan negativa pero, eso no es suficiente. Veras, hace un buen tiempo, al llegar Ecco a este sector, las cosas empezaron a salir mal. no puedo darte una razón exacta pero, con el pasar de los años mi hija ha venido siendo víctima y victimaria de muchas de las situaciones que han venido ocurriendo. 

-  Victima?, victimaria? No entiendo, en qué clase de problemas se metió Ecco acaso? Trata de personas?, secuestro? Alguna clase de pandillas o mafias?... preguntaba Dare pensando alrededor de lo que había pasado recientemente. 

-  Eso que acabas de decir es muy poco a diferencia de la cantidad de cosas que hay tras de sus problemas. Ecco ha tenido que salir de muchos inconvenientes por su propia cuenta a raíz de haberse topado con las mafias del distrito. Una más de sus "muñecas". Y repudio todo esto, jamás pensé que a mi pequeña le fuere a tocar algo así de injusto. Y tu Dare. No sé qué hacer contigo para que las cosas cambien...

Dare estaba atónito al escuchar las palabras de su madrastra, y pensó que lo mejor era poner cartas en el asunto. Creyendo que sería mejor empezar a hacer alguna especie de "logística" por el sector. Pero ante la gravedad de las cosas que veía por encima, sentía que lo mejor era hacerlo de manera muy sigilosa y premeditada.

-  por cierto, mi nombre es clarisa, tengo 39 años y soy la única familia que tienes por el momento, deje que escanearas mi información así que supuse que tal vez ya lo sabrías... hijo. Le dijo clarisa a Dare mientras se inclinaba para abrazarlo. Dare por su parte se empezó a sentir a gusto y con un aroma rosal y sus tibios brazos, Dare lograba sentir un afecto muy diferente al que por muchos otros jamás había sentido. Se alegró dentro de sí al saber que ese sentimiento de hijo por fin afloraba, y aunque fuera por un pequeño instante, también quiso abrazar a su nueva madre y procuro mantenerla de esa manera para que pudiese continuar unos segundos más sintiendo el afecto de clarisa y el latir de su corazón, algo que lo volvía loco y lo estremecía.

Clarisa suspiro como signo de sentirse un poco mejor, y luego se retiró para dirigirse hacia la habitación de Ecco. Mientras tanto, Dare continuaba en la cama terminando la bebida que su madre le había preparado. Desplego de sus dos ojos una pantalla holográfica con la que veía una interface de su bitácora, allí, Dare entro a internet y empezó a averiguar todo sobre su nuevo vecindario. Mientras tanto, Ecco aún no despertaba pero su madre aún continuaba asistiendo sus heridas esperando que sanara. Pero luego de un buen rato de caricias y vendaje, clarisa ya estaba cansada y termino de arropar a Ecco quien entre su malestar se levantaba jadeando mientras preguntaba por Dare. Clarisa entonces le dijo que él también se encontraba descansando y que tal vez ya estaría durmiendo, clarisa decidió retirarse a su recamara. Pero aun siendo las 10 pm, alguien se asomó a la habitación de Ecco y con cuidado se fue acomodando por un costado de su cama y luego de eso se asomaba sigilosamente por la espalda de Ecco mientras le preguntaba suavemente si se encontraba bien. Pero entonces Ecco se hizo la dormida mientras esperaba que se asomara más esa cabeza que lentamente se acercaba más a ella, le pareció tierno ver un par de ojos que se asomaban suave y con curiosidad ante su supuesta siesta. Pero de inmediato soltó una risa al mismo tiempo en el que se giraba para atrapar a Dare quien entonces se asustó y se tumbaba de cara sobre Ecco pues su adolorido cuerpo no tenía mucha energía; pero esto mismo le ocurría a Ecco quien junto con Dare una vez se chocaron levemente gemían de dolor por tal golpeteo, a la vez que se reían ante la broma.

-  No estas enfadada?... Sin embargo, quería pedirte muchas disculpas y si quieres, puedes golpearme aún más, si eso compensa muchas cosas. Te golpeare donde sé que no te hicieron daño... gruño Ecco No, es lo que menos quisiera jajá, ¡porque eres tan perversa! Exclamo Dare. 

-  No me quedare con estos moretones en la cara así nada más sabiendo que fueron gracias a ti... 

-  Bueno, sabes que, puedes lastimar... me lo que quieras... respondió Dare un poco burlón. 

-  Sera algo que no te vas a esperar. Ahora solo, quiero que te tranquilices. Suena tonto pero, estoy acostumbrada a esto, tengo muchas ganas de perderme de aquí, pero primero debo organizar ciertas cosas... y para ello, tú me vas a servir. 

-  Por su puesto su alteza, ¿qué es lo que quiere que su inquisidor haga?... De momento solo... serás mi concubina, ahórrate los detallitos y por favor, no preguntes demasiado. Regla de oro, ¿estamos claros? 

-  Concu... que? Preguntaba Dare desconcertado sobre tal palabra, a lo que Ecco extendió su brazo derecho tapando con un dedo la boca de Dare y dejándolo en silencio por unos segundos, y luego regreso a su posición, acomodándose en la cama mientras seguía mirando a Dare fijamente.

Ecco se encontraba con su cuerpo tendido completamente en su cama de medio lado pero con su pecho hacia arriba, mientras que Dare había permanecido en una silla con el espaldar por delante de él, poniendo sus brazos sobre este y reposando su cabeza en ellos. Y se quedó mirando así por unos minutos a Ecco con lo que al parecer juntos se quedaron en silencio tratando de conocerse con las miradas y sintiendo una extraña y curiosa fijación que los hacía pensar en lo cautivo e hipnotizan te que era cada uno. A pesar de tener sus caras muy golpeadas. Pero siguieron mirándose hasta que de pronto el sueño les gano. Cayendo por fin el curso de la media noche que contemplaba dos seres quienes poco a poco iban empezando a entrelazar y fluir entre el azar y el destino que les esperaba a lo largo de su reciente unión, lo que parecían ser unos lazos muy fuertes... aquellos que alguna vez fueron rotos in escrupulosamente.

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