Decisión Incorrecta. 2T

By Bagacr

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Avisó
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capitulo 12
Capítulo 13
.
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo Final
Gracias
di

Capítulo 1

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By Bagacr

LAUREN

- Tenemos que irnos, acabamos de llegar y tenemos muchas cosas por hacer - Yo sólo asentí - Hasta luego Lauren, trato de despedirse de mi con un beso en la mejilla pero yo me alejé ¿Acaso no entendía el daño que me estaba haciendo? simplemente se alejó de mi con un pizca de decepción.

- Adiós Mami - Romina se acercó a mí y la abracé.

- Adiós mi amor, te amo mucho - besé su frente - Espero volver a verte pronto.

- A si será - se alejó de mí y Camila la estaba esperando, en lo que llegaba a ella no quitaba su mirada de mí, volví a sentarme en la banca y ahora Camila tenía a Romina de la mano, caminaron a paso rápido para acercarse a su esposo en cual de inmediato tomó la mano de Camila mientras con la otra cargaba a su hijo. Vi como este besaba los labios de Camila y sentí mi mundo quebrarse, nunca pensé que podía sentirme la mujer más feliz del mundo para en cuestión de segundo deseaba morirme, no podía ver a Camila con otro y ese beso acabó de matarme, tenía muchas ganas de llorar hasta morirme.

Camila tenía su Familia, esa que siempre me decía que quería, ahora lo había conseguido pero no conmigo y eso más me dolía.

Yo podía ser quien la hiciera feliz pero ahora era otro quien lo hacía, y todo por tomar una decisión incorrecta.

Volver ver a mi hija me hacía muy feliz pero la situación con Camila me había dolido que incluso no quería nada. Estaba tan destrozada.

De inmediato me subí a mi auto y conduje a la empresa sin importarme nada, tenía felicidad, dolor, celos, decepción, coraje y no había manera de calmar todos estos sentimientos, mismos sentimientos ocasionados en no más de una hora.

Volver a ver a Romina y Camila me había roto el corazón, ya que después de muchos años volvía a tenerlas frente a mí pero a la vez no podía tenerlas, fueron nueve años los que pasaron en los cuales yo lloré por ellas. Ver a Romina tan cambiada e irreconocible para mí, pero a la vez tal feliz y emocionada por conocerme y eso me hacía muy feliz pero saber que ahora ya tenían una familia y Camila a una persona con la cual reír y llorar, me partía el alma. Quería morirme en estos instantes y dejarlo todo.

Apenas entre a mi oficina, me encerré y pedí que no me molestaran en todo el día, cancelar mis reuniones y decirles a todos que no me encontraba, incluso mi familia.

En ese instante odiaba a todos y no quería volverlos a ver nunca más ¿Por qué? Ellos me habían ocultado del paradero de mi familia, misma familia por la cual lloré por años y ellos ignoraron.

Mis familiares y amigos que me brindaba su apoyo para encontrarlas o simplemente un hombro donde llorar. Todos eran una bola de hipócritas que me vieron sufriendo tantos años y nunca se atrevieron a decirme la verdad y ellos hacían los mismo, llorar por ellas delante de mí, mientras que a mis espaldas podrían abrazar a mi hija y esposa.

No podía creerlo, mis mejores amigos me acompañaban para viajar a muchas ciudades en busca de ellas, incluso se atrevían a decirme que también las buscaban por su parte, lo cual me daba una pizca de esperanza pero al final el resultado era nulo. Ya que sabían exactamente donde se encontraban.

Mis hermanos, aquellos que siempre trataron de buscarlas, llamando a empresas donde Camila podría estar trabajando, colegios en los cuales donde Romina podría estar aprendiendo, pero nunca había respuesta.

Mis padres quienes siempre me decían que no perdiera la esperanza, que podre encontrarlas y abrazar a mi hija. Mi madre quien me tenía en sus brazos mientras mi llanto era desgarrador, las noches que pasaba encerrada con la ropita de Romina, ella estaba ahí conmigo ábranseme, mismos brazos en los que dormía cada vez que cuando creía encontrarlas, estaba equivocada. Quien me arrullaba cuando lo único que quería era morir, mi padre quien supuestamente me ayudaba y me aconsejaba.

Todos eran unos mentirosos, me vieron llorar por tantos ellos y nunca tuvieron el valor de decirme la verdad, en estos instantes estaba decepcionados de todos y lo último que quisiera era verles la cara.

Una botella fue mi compañera durante las últimas cinco horas, el único momento en que me levante del sofá fue simplemente para desechar la botella vacía y conseguir otra, la única manera de calmar este dolor que sentía era con alcohol y no hay nada más que quisiera que acabara con mi vida en estos instantes.

La noche estaba cayendo y pude darme cuenta ya que la oficina comenzaba a oscurecerse y a quien le importaba, ya nada me importaba.

Pude escuchar unos toques en la puerta que conforme pasaba el tiempo se hacían más constantes, no me importaba que siguieran ya que no les prestaba atención y tampoco podrían entrar ya que me encargue de encerrarme con llave para evitar estos problemas.

Los toques se calmaron y sinceramente no me importaban pero en unos segundos la puerta se abrió dejando a Beth dentro, podría ver su nerviosismo, después de dos años trabajando para mí, sabía que mi presencia la intimidaba pero nunca le tomé importancia.

Una chica alta y delgada, de Veintinueve años de edad para ser exacta, se acercó a mí con mucho cuidado.

- Señora, su familia se ha estado tratando de comunicarse en todo el día.

- ¿Qué te dije que hicieras Beth? - dije sentándome en el sofá, sabía que la chica se había percatado de mi estado ya que me fue difícil lograrlo.

- Que no dijera que se encontraba en la empresa pero su madre insistía.

- CUANDO TE DOY UNA ORDEN TIENES QUE CUMPLIRLA, PARA ESO TE PAGO - no pude evitar gritarle, lo último que quería eran mas problemas.

- Señora yo... - podía ver terror en su rostro pero en ese momento no me importaba.

- Fuera, no quiero que nadie me moleste - Beth no dijo nada más y salió de la oficina dejándome tal y como estaba.

No pude evitarlo y mi llanto volvió, me dolía tanto todo lo que me estaba pasando que sin pensarlo me quede dormida.

Sentí como alguien movía mi hombro y un fuerte dolor de cabeza me impedía abrir los ojos.

- Señora, tiene que despertar.

Muy a mi pesar logré abrir los ojos para ver a Beth de rodillas frente a mí, la noche anterior me había quedado dormida en el sofá y ahora un nuevo dolor de espalda por dormir en mala posición me estaba matando.

- Necesita despertar - dijo dándome una caricia en la mejilla y acomodándome los cabellos que se habían salido de la coleta, yo simplemente bufé ya que lo único que quería era seguir lamentándome.

- No quiero - me giré dándole la espalda y escuchar una pequeña risa.

- Le he traído una taza de café muy cargada, sé que eso la hará sentir mejor, con su permiso.

En cuestión de segundos, escuché como la puerta se cerraba y volví a cerrar los ojos. Pero no pude volver a dormir ya que podía escuchar música proveniente de afuera y sabía perfectamente quien era la culpable de eso.

Me puse de pie y tomé el teléfono para comunicarme con Beth.

- ¿Podrías parar a la música? No me dejas dormir - solamente escuché una risa y colgó, ahora Beth había subido de volumen a lo que estaba escuchando.

Sabía que lo hacía a propósito y solo sonreía a su capricho, tomé la taza de café que había dejado sobre mi escritorio y tomé su contenido, no tenía un sabor tan agradable pero a lo mejor podría hacerme sentir un poco bien.

Una vez que me había tomado todo el líquido pude sentirme un poco mejor pero los recuerdos del día anterior volvieron a mi mente haciéndome sentir tanto odio.

Lo primero que haría en el día seria enfrentar a todos aquellos que me vieron la cara durante todos estos años y la verdad es que moría por hacerlo.

Tome mi chaqueta y salí de la oficina sin decir nada, Beth me sonrió pero apenas se percató de mi humor prefirió no decir nada y se lo agradecía tanto.

Me dirigía al elevador y pude escuchar los murmullos ya que mi apariencia era igual que la de ayer incluso mi humor, desde el día en que Camila había desaparecido de mi vida, las cosas eran diferentes, mi trato con mis trabajadores era estrictamente profesional y en caso de emergencia podía comunicarme con alguno de ellos pero de ahí no me agradaba entablar una conversación con nadie, no tenía la necesidad de volverlo a hacer.

- ¿Por qué estas toda asquerosa? - escuché la voz de Lucy a mi espalda justo en el momento en que yo subiría al elevador pero me detuve.

Escuchar su voz me había sentido sentir asqueada, no podía creer que después de todo se atrevía a hablarme como si nada hubiera pasado, que me estuviera ocultado algo tan importante para mí y hacerme creer que era la mejor amiga por "ayudarme" a encontrarlas.

Era la primera a la que enfrentaría de todos los que jugaron conmigo, de todos los que me hicieron vivir en una mentira, era la primera a quien le daría la cara.

Me giré para quedar frente a ella y la pude ver con una estúpida sonrisa, una sonrisa tan hipócrita que lo único que hizo fue que mi sangre hirviera de solo verla.

Como Lucy no escuchó mi respuesta y como siempre cada que me hablaba yo le regalaba una sonrisa pero en esta ocasión no, se acercó a mí con una expresión extraña.

- Das tanto asco con la misma ropa - volvió a tratar de bromear pero sus comentarios me causaban odio que simplemente la volví a ignorar.

Lo único que hice fue darle una bofetada que le hizo girar el rostro e incluso sangrarle, el golpe se escuchó por todo el piso y todos se quedaron sorprendidos observando atentamente la escena, no se podía escuchar ningún ruido más que mi respiración. Lucy se giró a verme con una expresión de terror y yo simplemente la miraba con asco.

No pude controlar mi fuerza y la ira del ultimo día se cobró con la chica, quien estuvo a punto de llorar pero yo no me acercaría a consolarla, yo no sería hipócrita tal y como ella lo hacía cuando secaba mis lágrimas.

La deje de pie y me dirigí al elevador, nadie quitaba su mirada de Lucy y de mí, sinceramente no me importaba, esa perra se lo merecía.

Sabía que a todos les había tomado por sorpresa mi comportamiento hacia Lucy, ya que siempre hemos sido las mejores amigas pero a partir de ese momento ya no podía seguir considerándola, simplemente me destrozó y no se lo podría perdonar, tenía muy claro que en cuestión de minutos todos los empleados de la empresa se enterarían de lo ocurrido y hablarían pero si quisieran una explicación, Lucy se las podría dar. Pero si a mí no me contó la verdad, la muy cobarde tampoco lo dirá con los demás.

Baje del elevador para dirigirme a mi auto, sabía que mis padres eran los siguientes con los que tenía que hablar.

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