—KyungSoo, espera, déjame explicarte — gritó JongIn mientras seguía al joven escritor, que había salido huyendo del lugar
—Yo... no estoy listo para nada de esto JongIn. — exclamó en los límites de su hogar. –nos conocemos hace cuánto, ¿un mes? ¿Quién puede pensar en un compromiso semejante a esta altura?
—Yo puedo...— respondió sin vacilar, —...pero todo esto no fue idea mía, aunque no me creas, estamos en las mismas. Ambos llegaron hace apenas un momento y ya lo tenían todo planeado. — el moreno sacudió sus cabellos con nerviosismo – yo te amo Soo, quiero pasar mi vida contigo ¿y por qué no?, también casarnos... pero no así, no sin que antes que estés completamente seguro.
—¿Entonces por qué no dijiste nada? Solo te quedaste como poste mientras decidían nuestras vidas. Yo no quiero esto JongIn, desde que empezó todo lo único que deseaba era no tener que vivir bajo las expectativas de los demás, bajo sus reglas. Quiero poder decidir por mí mismo.
—Sé que debí aclararlo todo, supongo que me perdí en la fantasía de vernos casados... de tener hijos...— respondió auto reclamándose luego, estaba seguro de que con esto lo asustaría aún más. —...lo siento, Soo, no me quites la oportunidad de estar contigo. Si en dos meses no estás seguro de casarte conmigo, no lo haremos, tomaré la responsabilidad y lo dejaremos en buenos términos, solo quiero una oportunidad para convencerte.
KyungSoo estaba convencido de que era una mala idea, lo intuía. Pero pese a ello quería, más bien necesitaba saber a dónde llegaría aquella loca relación. Convencido de que quizás en el futuro escribiría un libro sobre toda la experiencia, aceptó apenas moviendo la cabeza.
¿Qué más podría pasar? Una catástrofe, sin dudas, posiblemente la mejor y más bendita calamidad.
***
—¡DO KYUNGSOO!
Eran las 6 de la mañana, a nuestro escritor no le despertaron sus amados canes como era costumbre, fue el sonido de su celular y los retumbantes gritos de su primo al contestar.
—Baek, es muy temprano para que...
— ¡¿COMO ES ESO DE QUE TE VAS A CASAR?!— Interrumpió sin bajarle a los decibeles. – ¡pensé que teníamos algo especial! Dime Kyung ¿por qué me haces esto?
KyungSoo soltó un pesado suspiro, dudando de si aquella voz quebradiza era resultado de un auténtico llanto o un mero acto dramático por parte del pelirrojo. –Tranquilo primito...— comenzó a hablar —...que en eso estamos en las mismas, la noticia me cayó apenas anoche cuando me dejaste en casa de JongIn.
—Oh, así que...
—Exacto, todo es obra de mi queridísima madre— concluyó.
—Espera, ¿pero por qué no lo aclaraste antes? ¿Sigues en ese plan? ¡Ponte los pantalones! ¿O dejarás que tu omma siempre te controle la vida? Digo, para todo hay un límite.
—Baek... no es eso... yo...
—¿Qué? ¡Ay por dios! Solo dilo.
—Me gusta JongIn— pronunció tras un suspiro – me gusta, pero no sé si estoy listo para un compromiso tan grande, y no soy bueno para el todo o nada.
—¿Y crees que estarás listo en dos meses?
—No lo sé, pero es lo que me queda... —contestó apoyando se en la pared— ¿Baek? — llamó tras unos minutos sin respuesta.
—Sabes que te quiero Kyung, cuando llegue el momento no lo pienses demasiado, solo déjate llevar, ¿de acuerdo?
—¿Te refieres a que me case? — preguntó intrigado.
—¡QUIERO QUE SIENTAS! — le oyó gritar con frustración. – quiero que persigas tu felicidad, no la de otros.
El escritor estaba conmovido con las palabras de Baek y respondió a sus nobles consejos con la promesa de seguirlos al pie de la letra.
Por su parte, Baek estaba armando un muy detallado plan para darle a la parejita el empujón que necesitaban para arreglar sus frustradas vidas y liberarse de una vez por todas del yugo manipulador de sus padres.
Al colgar el teléfono, llegó el momento de que sus adorados canes tomen su acostumbrado paseo por el parque. JongIn lo esperaba como ese primer día, sentado en la banca, al otro lado del lugar.
Pero en vez de quedarse solo observando, se acercó y tomó las riendas de ambas mascotas, dando descanso a los brazos del escritor.
—Me gustan las mascotas, cuidarlas es algo que disfruto...— empezó a hablar el moreno. —...llegué a tener tres perros y cuatro gatos.
KyungSoo escuchó en silencio como el más alto le relataba su vida antes de la universidad, de las clases de ballet y su afición a la fotografía. Podía notar su pasión mientras JongIn se explayaba con los detalles, pudo haber sido un artista de no ser por el peso de su apellido y su posición como heredero de la editorial.
De su alergia a los mariscos y su gusto por el chocolate, sus mañas al levantarse, incluso su hábito de dormir desnudo. El alto elevó las cejas de manera sugerente ganándose un suave rubor en las mejillas ajenas.
Kyung estaba asombrado por coincidir con JongIn en varias de sus preferencias y costumbres, notando que en realidad no eran tan distintos como pensaba que detrás de la imagen extrovertida era un chico tímido al igual que él.
No tocaron el tema del compromiso, ni de sus familias. El moreno estaba inmerso en la tarea de darle a conocer cada aspecto de su vida y Soo se sentía feliz al escucharle.
—¿Cómo supiste que me gustaban esos chocolates? — cuestionó luego de que el alto terminó su discurso —¿y las flores? ¿También fuiste tú?
—En tus libros, tu protagonista siempre come los mismos chocolates, supuse que era porque te gustan esos en particular... y las flores...— subió los hombros sonriéndole. —...pensé que, si tenías flores en tu jardín, saldrías con más frecuencia y así podría verte desde mi ventana. Ahora que lo confieso en voz alta si sueno como un acosador.
—Bueno, como lo dijiste una vez, de presentarte de una forma "normal"— mencionó lo último haciendo comillas con los dedos. – quizás no te hubiera hecho caso para empezar.
Mientras ambos se dedicaban a conocerse, sus padres armaban una opulenta boda. Aunque poco les importaba en ese momento, Soo hizo caso a las palabras de su primo, simplemente se dejó llevar por la marea de emociones que le despertaba JongIn. O al menos así fue hasta que el día acordado estuvo a la vuelta de la esquina.
En esa última semana, los nervios del escritor estaban a flor de piel, entre citas al sastre e idas y venidas de organizadores, llamadas de su madre y el nulo contacto con su prometido, Soo empezaba a sentir dudas respecto a dar aquel paso, dudas que se acrecentaban a medida que los días transcurrían y los mensajes que enviaba al moreno no eran devueltos.
—Quizás si va a dejarme...— murmuró con pena, recordando el hecho de que en todo ese tiempo no le había confesado sus sentimientos, no le había dicho un "te amo" desde que lo conoció, no le dio una sola señal de que quería casarse ese día. Recordó su trato después de enterarse del compromiso arreglado y sus temores se hicieron más reales.
¿Sería posible que el moreno haya interpretado su silencio como una negativa?
Se quedó observando su traje blanco en silencio, intentando disipar la trágica escena que su mente había imaginado, cuando recibió un mensaje en el celular: su primo BaekHyun.
"¿Tienes tiempo para una última aventura? Ve al muelle en media hora, y no se te ocurra faltar ¿entendido?"
Levantó la vista al gran reloj de pared y frunció los labios, pensativo. Faltaban apenas dos horas para la ceremonia.
Tras considerarlo unos segundos, tomó su celular y sus llaves, dio un último vistazo a la habitación y tomó camino hacia el lugar citado.
No era desconocido el gusto de Baek por los barcos, tanto que, desde su primer empleo, empezó a ahorrar para tener uno propio. El último de la flota era el suyo, supo reconocerlo por las fotos que su primo le compartió en el tiempo que estuvo renovándolo.
Al arribar, se encontró con la sorpresa de no encontrarlo, en su lugar, JongIn estaba parado de espaldas, divisando el azul del mar. En eso un nuevo mensaje de Baek se hizo presente.
"¿Listo para tu nueva aventura? Los finales felices no tienen por qué terminar en boda ¿sabes? Ve, descubre, y haz tu vida como se te plazca primito. Y no te preocupes por lo demás, con Channie ya nos encargamos de todo ;)"
—Baek...— murmuró con una grata sonrisa antes de centrar su vista en el moreno, quien había volteado y le observaba agradecido de que haya acudido al llamado. – ¿Lo sabías?
—A decir verdad, recibí el mismo mensaje de parte de ChanYeol, dijo que te encontraría aquí.
—¿Quieres hacer esto, o casarte?
—Quiero estar contigo, porque te amo.
KyungSoo respondió aquella confesión, poniéndose en puntas para plantar en los carnosos labios un profundo beso que para JongIn lo decía todo. El escritor nunca tuvo que confesar nada para que JongIn entienda. Sin más, zarparon rumbo a Europa.
Paris fue el primero de sus destinos, JongIn retomó la fotografía mientras Kyung seguía trabajando en sus novelas, su contrato con la editorial seguía vigente y enviaba sus avances directamente al director. ChanYeol, estaba orgulloso de manejar personalmente la edición y las publicaciones de sus libros.
En Sudamérica se encontraron con LuHan, JongIn no se aguantó la risa al verlo con el pelo azabache y rastas, recibiendo regaños de parte de su pareja. El chico les contó que pidió un tiempo a SeHun, de un tal Kris con quien viajó a Argentina y de cómo el editor corrió a sus pies, preso de los celos.
Explicó sin contener la emoción, la manera en que el peligris se sinceró con él por primera vez en mucho tiempo. Claro que no le aceptó tan fácilmente, SeHun tuvo que ganarse su amor nuevamente y esa vez, si hizo méritos al conquistarle.
En primavera volvieron a Asia. Todo seguía tal cual lo dejaron un año atrás, a fin de cuentas, al final solo las personas cambian.
—¡KYUNGIE! — BaekHyun, quien fue a recibirlos, se arrojó a los brazos de su primo, casi tirándolo al suelo. —¡Primo ingrato! ¡Te extrañe!
Baek no pudo contener el llanto mientras Soo intentaba no reír al contenerlo. –yo también te extrañé Baekkie, a todos, incluso a omma, aunque este molesta conmigo ahora.
—Omma está feliz contigo mi Kyungie, hasta papá Kim entendió. — afirmó para sorpresa de ambos. – Creo que hasta se entienden...— murmuró pensativo. —...pero no se preocupen, para ellos la relación de ustedes dos es su prioridad.
La pareja se miró en silencio, notándose el alivio en sus expresiones.
—Bueno, basta con tanta charla — impuso el ahora pelinegro. – Sus amigos los esperan en el café.
Su familia y amigos les recibieron con una gran fiesta en el local de MinSeok, como si se tratase de la recepción de su unión. Claro está que ellos nunca necesitaron de un papel para ratificar sus sentimientos, el escritor le dejó bien en claro que con estar juntos bastaba.
—¡Mis niños están de regreso! — exclamó esta vez su madre, abrazándolos animosamente.
—Omma...
—Shh...— interrumpió apenas notó esa culpa en el tono de su voz. —...lo que importa es que seas feliz, y que están juntos. Si no querías esa ceremonia solo tuviste que decirlo. – agregó con dulzura al acariciar su mejilla.
—Es verdad...— agregó el señor Kim. —...nos hubieran ahorrado unos cientos de dólares.
—Padre...
—¡Ay por favor! Como si no te sobrara el dinero...— la mujer rodó los ojos regañándole. Además, bien que aprovechamos la fiesta. Celebramos por ustedes tres días seguidos — contó entre risas.
La fiesta siguió su curso entre cantos y risas. Soo jamás pensó que alguna vez estaría en medio de tantos amigos, que sería partícipe de reuniones tan amenas sintiéndose cómodo con ellas.
—La fiesta está animada ahí dentro, ¿no te agrada? — cuestionó JongIn al encontrar a Soo sentado en la entrada de la cafetería.
—Solo estoy tomando aire— respondió mientras lo veía ganarse a su lado. —...mañana llevaran a mis bebes a casa — comentó refiriéndose a sus canes.
—Deben extrañarte mucho, igual que yo... extrañaré despertar contigo todos los días.
—Puedes ir a casa, digo... no solo de visita...— propuso en un susurro mientras se apoyaba en su hombro.
—¿Quieres que vivamos juntos Kyung?
—¿No lo estamos haciendo ya?
—Sí, claro que quiero vivir contigo mi Soosie...— respondió en tono meloso, abrazándolo.
—Innie...
—Si...— preguntó, aflojando el agarre con temor de que lo haya apretado muy fuerte.
—Te amo. — confesó por primera vez antes de que los labios ajenos reclamen los propios en un apasionado y jovial beso.
Alguien dijo una vez que tres meses bastan para saber si dos personas están destinadas a estar juntas y en parte tenía razón. La vida transcurre de a tres meses, el tiempo justo en que una estación nace, florece y termina para dar vida a la siguiente.
Para KyungSoo, fue el tiempo que le tomó interesarse en JongIn, el mismo lapso que necesitó el moreno para entrar en su mente, de apoderarse de sus pensamientos y de su corazón.
Y fue mismo periodo en que terminó de caer rendido ante los encantos del escritor.
"Al final, fueron tres meses para enamorarte, y en esos tres preciosos meses fui yo quien terminó perdidamente enamorado de ti."
Kim JongIn.
y llegamos al final TTuTT♥
Aún recuerdo el día que publique el primer capítulo, mi primera historia;;;; sinceramente no pensé que tendría tan buena respuesta;;;♥
Muchas gracias a todas las personitas que me siguieron en cada publicación y lamento las demoras en actualizar >.<
Espero seguir con ustedes en mis próximas actualizaciones♥
Hasta pronto mis amores♥