El chico de arriba #1 | EN FÍ...

By MarieJenn

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Sentir algo por Kem Wood no está en los planes de Ruby Graham, no después de que él le arrojara agua desde su... More

Sinopsis
Personajes
01: El baldazo de agua
02: Ofrenda de paz
03: Apodos en vez de nombres
04: Palabras malentendidas
05: Amenazas vacías
06: Momentos incómodos
07: Pasando mucha vergüenza
08: Competencia en la mesa
09: Sin palabras
10: El alcohol nunca es bueno
11: El pasado vuelve
12: Querer retroceder el tiempo
13: Sensaciones inexplicables
14: Hallazgo en la basura
15: Votación de nombres
16: Sensación extraña
17: Esquivando personas
18: Agradeciendo el regalo
19: Fiesta arruinada
20: Abriendo los ojos
21: Juego de preguntas
22: Confrontaciones incómodas
23: Sensación en el pecho
24: Descubriendo la verdad
25: Corazón herido
26: Escapar de los sentimientos
27: Imposible escapar
28: Pequeña travesura
29: Noche de karaoke
30: Tensión en el aire
31: Cayendo en el engaño
32: Declaraciones incómodas
34: Verdaderos sentimientos
35: Búsquedas y encuentros
36: Cambios necesarios
37: Verdaderos sentimientos
38: Tarde agradable
39: Los borrachos dicen la verdad
40: Última noche
41: Plan de viernes
42: Locura total
43: Pequeña función
44: Papelones en la madrugada
45: Fuertes revelaciones
46: Sufrimiento
47: Soltar por amor
48: Aprender a perdonar
49: Noche de fiesta
50: Equivocaciones
51: Nada de chicos
52: Es el destino
Epílogo
Extra #1: Todo en familia
Extra #2: Reecuentro
Extra #3: Revelación
Extra #4: Como la primera vez
📚 EN FÍSICO POR PENGUIN RANDOM HOUSE 📚
• Segunda parte: "La chica de abajo"

33: Amistades traicioneras

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By MarieJenn

El día lunes desperté con una sonrisa feliz en el rostro. No literalmente, pero lo primero que hice al abrir los ojos fue sonreír. Hoy al finalizar mi trabajo en la cafetería serían las prácticas de la banda en casa de Ben. Estaba feliz porque el día sábado me la pasé espectacular. Nunca había sentido tanta emoción de haber hecho algo. Cantar me está dando la alegría que perdí. Amaba no sólo pararme en un escenario, sino también el sentimiento de hacerlo, la adrenalina correrme el cuerpo, la vibración de todos al cantar junto a mí y, por supuesto, la música llenando mi ser.

Debie y los chicos estaban felices de saber que iba a participar en su banda. Los ensayos eran inter-diarios luego de la jornada en la cafetería. Acordamos que Allan nos recogería a Debie y a mí con su auto en la cafetería, para luego llevarnos a la casa de Ben. Era un trato justo ya que no tenía transporte —­y Debie menos— y luego me llevaría a mi casa.

Aun no sabía qué les diría a mis padres, pero algo se me ocurrirá. No podía depender de ellos para siempre. El próximo año estaría yéndome a la universidad y sólo me quedaban meses viviendo con mis padres.

Luego de clases, corrí hacia la cafetería Sweetness. Al entrar a la cocina con mi uniforme puesto, vi a Debie esperando por los platos para su mesa.

—Hola, señorita cantante —dijo canturreando.

—Hola, Debs. —Sonreí entusiasmada—. ¿Qué tal tu día?

Ella rodó los ojos. Hacía cinco minutos habíamos estado conversando por mensajes de texto lo mucho que apestaba nuestra mañana. Ella trabajando aquí aburrida en la cafetería, y yo en clases muriéndome de aburrimiento. Ya ni siquiera hablaba con nadie. Mis amigos tenían su grupo al cual y yo ni me acercaba. Ellos parecían darme su espacio y no los culpaba luego de haber hecho semejante locura el sábado cantando en el karaoke frente a todos. Al parecer, Amber estaba más interesada en Henry y en Kylan que en mí. Porque cuando nos cruzamos hoy en la cafetería, ni siquiera dijo nada y pasó por mi lado como si yo fuera una extraña más.

Sí, yo fui la que se alejó de ellos pero, ¿ni un hola pudo decir? Me quedé con la palabra en la boca, ni siquiera escuchó mi saludo, por lo que me di media vuelta y decidí no comer en la cafetería. No tenía ánimos de estar ahí ni un minuto más.

—Yo creo que tu amiga Amber está dolida, ¿sabes? —dijo Debie sacándome de mis pensamientos—. Le duele el que no le estés hablando.

Hice una mueca.

—No sé, desde lo de... su hermana, todo es más complicado.

Debie se encogió de hombros.

—Pues habla con ella, lo mejor será que hables con ella y pongas los asuntos claros. Son amigas, no van a tirar a la borda años de amistad por la cagada de su hermana y tu ex novio, ¿verdad?

Asentí, porque Debie tenía razón. Además, no quería estar en malos términos con Amber.

Luego de una tarde ajetreada con tantas mesas llenas, me tomé un descanso esperando a que Debie terminara. Yo ya lo había hecho, solo faltaba ella. Allan me había enviado un mensaje avisándonos que ya estaba fuera. Cuando Debie terminó, los tres partimos a la casa de Ben, a media hora de distancia de la cafetería.

Al llegar, todos nos esperaban ahí. Apagué mi celular con miedo a que mis padres llamasen, y me concentré en ensayar y tocar con la banda mientras Debie nos observaba y con su celular grababa algunos vídeos de nosotros tocando. El día sábado no fue un completo desastre como yo creí al principio de la noche. Estuve bien y perfecta en la actuación, como dijeron los chicos, pero no siempre podía salir así, tenía que ensayar con ellos para que todo saliera correctamente.

No me di cuenta que la hora se pasó rápidamente hasta que decidimos hacer un descanso y yo prendí mi celular. Vi varias llamadas perdidas de mi mamá. Al instante me entró el miedo. Iba a morir llegando a casa.

Me despedí de todos apresuradamente y tomé a Allan del cuello para que me llevara a casa como lo había prometido.

En el camino apagué mi celular de nuevo. Un plan en mi cabeza se estaba formando para cuando Allan llegó al edificio donde vivía, me despedí brevemente de él y corrí para entrar al edificio. Con rapidez subí las escaleras sintiendo temor. Eran las 11:38 pm según mi reloj de muñeca y si mis padres estaban despiertos hasta ahora iba a morir.

Escuché pasos detrás de mí pero no hice caso.

Abrí la puerta del departamento con mi llave. La luz de la sala estaba con la luz prendida y me sorprendí de ver adentro en la sala de mi casa a Kem, junto a Kylan y mis padres conversando. Amber también estaba, al lado de mamá. Al escucharme llegar, absolutamente todos voltearon a verme. La puerta del departamento se abrió más, por el rabillo del ojo vi a Allan pararse a mi lado protectoramente. Su pinta de rockero hizo que mis padres se horrorizaran. La mirada de Kem y Kylan competía con la de mis padres, ellos parecían no sólo horrorizados, sino también confundidos. Mamá miró a Allan de pies a cabeza sin disimulo alguno, luego me miró con molestia. Se levantó del sillón y todos la siguieron. Se acercó a mí y por la mirada que tenía, supe que de hoy no pasaba.

—¿Por qué estás llegando tan tarde, señorita? —preguntó con voz dura. Sabía que era una pregunta retórica por lo que no respondí. Estaba más apenada de ver a los chicos junto a Amber aquí. ¿Qué rayos hacían aquí? Mamá me lo explicó al ver que los miraba con confusión—. Yo llamé a cada uno pensando que tú estabas con ellos, pero al parecer estabas con alguien más. —Miró detrás de mí a Allan.

Cerré los ojos con fuerza. No sabía por qué Allan me había seguido, pero sabía que había sido un error. Que mis padres me vieran llegar con un chico a semejante hora, era muy mala señal.

—¿Y quién eres tú? —preguntó mi padre con voz autoritaria, mirando a Allan y acercándose a nosotros. Allan no se amilanó ni un poco, sino que levantó una mano en dirección a papá para que se le estrechara.

—Soy Allan, un amigo de Ruby...

Al parecer él no sentía la tensión que había en el ambiente, porque no hizo nada más. Cuando vio que mi padre no iba a estrecharle la mano, la metió en su bolsillo.

—Bueno señores —dijo Allan mirando a mis padres—, dejo a Ruby con ustedes. Yo me retiro, es muy tarde para estar aquí. Mucho gusto en conocerlos. —Se fijó en mí, levantó una mano, la sacudió en despedida y se fue por donde vino.

Mis padres lo observaron irse hasta que cerró la puerta tras de él. No sabía por qué Amber, Kylan y Kem seguían aquí. Traté de ignorar sus profundas miradas pero me era imposible. Miré a mamá suplicante e hice una seña hacia ellos. Gracias a Dios mamá pareció entender.

—Chicos, disculpen por llamarlos a esta hora —habló hacia ellos—. Ruby ya llegó así que es hora de que vayan a sus casas. Muchas gracias.

Amber fue la primera en retirarse, no sin antes despedirse de mis padres y pasar por mi lado sin una sola palabra. Quise alcanzarla para hablar, pero sabía que había tiempo para aquello. Ahora estaba más enfocada en mis padres que en ella. Kylan también se retiró junto a Kem sin decir nada más. Cuando la puerta se cerró tras de ellos, mamá volteó a verme.

—¿Quién era ese chico, Ruby?

Parpadeé.

—Un amigo.

—¿Dónde lo conociste? —preguntó papá calmadamente parándose al lado de mamá.

—En la escuela.

—¡No nos mientas! —rugió papá mirándonos con furia. Abrí los ojos sorprendida—. ¡Ya sabemos todo lo ocurre, Ruby! Tu amiga Amber nos ha contado que estás trabajando en una cafetería cerca de aquí luego del colegio ¿Ahí conociste a ese chico, no?

Mi corazón empezó a latir rápidamente. ¿Cómo?

Mi mejor amiga les había contado a mis padres sobre mi trabajo. Iba a matarla en cuanto la viera. ¿Qué clase de amiga era ella?

—¿Cuándo les dijo eso?

—Hace unos minutos. Y ese chico de arriba nos lo confirmó.

—¿Quién, Kem?

Papá frunció el ceño.

—No lo sé.

Mamá negó.

—Su hermano Kylan lo confirmó —me dijo, y sentí como si me hubieran clavado un puñal por la espalda.

¡Es que no podía crecerlo! ¿Por qué le tenían que contar a mis padres cosas como esa? Era un secreto mío para contar, no de ellos. ¿Qué clase de amigos eran? Amber sabía perfectamente que mis padres desaprobaban el que yo trabajara. El año pasado cuando Dan se fue, yo, junto con Amber, quise trabajar en el verano para poder distraerme, pero mis padres me lo prohibieron.

Amber lo sabía perfectamente.

Vaya amiga.

—Contesta Ruby, ¿quién es el chico que vino contigo? —volvió a preguntar papá, pero esta vez más calmadamente.

—Es un amigo de Debie. Ella trabaja conmigo en la cafetería —dije sintiendo como una lágrima se deslizaba por mi mejilla, no quería llorar pero lo estaba haciendo.

Ya sabía lo que se venía a continuación.

—Pues ya no trabajarás más ahí ¡¿Me escuchaste?! —pregunto papá señalándome con furia—. Renunciarás a ese trabajo y a partir de hora, vendrás a casa inmediatamente luego de clases. Y no saldrás a ningún lado.

—Pero papá...

—¡Nada de peros! —grito mi mamá fuera de sí, interrumpiéndome—. No solo nos dijo de tu trabajo, sino también de la mascota que recogiste de la calle.

Esta vez abrí los ojos como platos.

—¿Qué? —pregunté cómo tonta—. ¿Quién te dijo eso?

—Amber y Kylan. Pero ellos se llevaron al cachorro así que no importa —mamá hizo un gesto desdeñoso. Se dio media vuelta sin decir nada más y se alejó en dirección a su habitación.

—Estás castigada, Ruby —informó papá para también dar media vuelta e irse detrás de mamá.

Yo corrí a mi habitación y vi que ciertamente Kiwi no estaba por ningún lado. Busqué frenéticamente en todas partes, pero tampoco vi su camita o sus juguetes.

Sabía dónde estaba.

Eché llave a la puerta de mi habitación y fui hacia el balcón. Como vi tantas veces hacer a Kem, yo hice lo mismo; me trepé con la ayuda de una banca y subí hacia su balcón. Con una sonrisa para nada feliz, salté al otro lado viendo la puerta de su balcón abierta.

Ese infeliz iba a escucharme. 

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