El silencio de las Mariposas...

Af BrisaHys

69.4K 3.5K 326

《Cuidado con lo que deseas bajo la lluvia de estrellas.》 Melissa apenas puede caminar a seis calles de su cas... Mere

🦋 Dedicatoria 🦋
🦋 Perfhosia (NUEVO MAPA)
0. Año Nuevo
1. ¿Te gustan las mujeres?
2. ¿Quieres vivir?
3. Respiración automática desactivada
4. El recuerdo de aquella vez
5. Cosquilleos en la piel
6. ¿Te puedo pedir un favor?
7. Volver a casa
8. Lo que puede soportar
9. Ellas en su mundo
11. Y no como amiga
12. Los labios más dulces
13. Soy una imbécil y me gustan las mujeres
14. Lo arruinaste
15. Nunca podrás entender
16. Una gota de problemas
17. ¡Devuélveme ese beso!
18. Lo contrario al silencio
19. Como un roble
20. La vida te arrastra
21. Fue culpa del Helado
21. No me dejes sola

10. ¿Dormir juntas?

2.1K 127 16
Af BrisaHys


Su cuerpo sentía una pesadez terrible. Una angustia la desbordaba por dentro como si alguna vivencia del pasado se apoderara de ella.

Todo el cuarto estaba oscuro. Pensó que su ventana había sido clausurada, y por eso no hostigaban ni los faros de la calle ni el sol.

Giró hasta sentarse, incluso le pareció extraña la frazada y, en el momento en que sus pies descalzos se estrellaron en una alfombra peluda, supo que no estaba en casa.

Su respiración se comenzó a agitar como esos días en que la lluvia tocaba su piel. Su primer impulso fue tratar de llegar a la pared en busca de un interruptor. No quería gritar, no quería hacer ningún ruido, pero su pecho indicaba que la desesperación había tomado el control.

Al fin escuchó un clic que iluminó la habitación. Giró, respirando con la boca por la agitación del momento. Las paredes negras de un cuarto desconocido era lo que la rodeaba.

Recién ahí se percató del peso de su cabello. Sujetó las puntas oscuras al notarlas, y devolvió un vistazo a la habitación. Había un espejo de cuerpo completo del otro lado.

Caminó con lentitud y miedo hacia él. Observó las uñas de sus pies pintadas de negro y violeta. Lo que sea que estaba ocurriendo, ella lo presentía, así que dio pisadas fuertes hasta llegar al ovalo que reflejaba el cuarto.

Talló sus manos por su cara y luego se detuvo al sentir que no debía siquiera tocarse. Era el rostro de Lilian. Giró de nuevo para ver el cuarto...

Ella era Lilian.

Eso estaba mal. Todo eso estaba mal. Tenía que encontrarse con Iris por la tarde y estaba atrapada en ese cuerpo.

Esto debía ser un sueño. No había duda, era un sueño. Pero la sensación en su piel era más real que todas las vívidas pesadillas que la habían torturado durante ocho años.

Buscó su teléfono, o mejor dicho el de Lilian, en la habitación, en la mesa de luz, en los cajones, bajo la almohada... tenía que hablar con ella.

Si era real, no encontraba otra explicación más razonable que la lluvia de estrellas. Ayer se había abandonado a ella misma para intentar volver a ser la de antes.

Mientras más lo pensaba, menos sentido tenía.

Se detuvo al encontrar un cuaderno bien abierto en su escritorio, sus páginas maltratadas tenían frases cinceladas al azar. Todo estaba perfectamente alineado. Brochas de maquillaje, paletas, pinceles, pintura, estaban en diferentes repisas bajas, ordenadas por color y forma. El cuaderno escrito era el único que rompía la armonía del cuarto.

"Desperdicié las estrellas. Mi deseo no se puede cumplir."

"Odio dormirme y no distinguir qué es real y qué no."

"¿Por qué no puedo levantarme con ganas de vivir?"

Melissa cerró el cuaderno por respeto. Si Lilian también tenía algo que la atormentaba, o solo eran frases sin trasfondo, ella no tenía por qué meter sus narices.

Se sentó en la cama sujetando su cabeza, cuando escuchó un golpe desde la puerta.

—Lili, tu desayuno está listo. Apresúrate porque hoy saldré diez minutos antes.

Se puso nerviosa al sentir esa voz grave desconocida, y poco a poco se fue acercando a destrabar la puerta para descubrir a quién pertenecía.

Esta persona iba a llevarla al café. Esperaba que no fuera novio de Lilian. Si se veía involucrada en contacto físico, de seguro no podría controlarse y no tenía sus pastillas ahí para que lo hagan por ella.

—¿Lili? Tu desayuno —volvió a hablar con el mismo tono.

Ella abrió la puerta con un absurdo temor de que pudiera reconocerla y descubrir que en realidad era una intrusa. Cuando se cruzó con sus ojos aclaró su garganta. Se veía un poco mayor y muy amable. Estaba espléndidamente vestido con un traje y traía su cabello negro peinado hacia atrás.

Él hizo el intento de entrar, pero ella le bloqueó el paso y sostuvo la puerta con fuerza.

—¿Tuviste una pesadilla? ¿Quieres hablar? —preguntó como si todo en ella indicara que estaba mal, o así lo sintió.

—No encuentro mi celular...

Él se apartó aliviado y buscó algo en su bolsillo.

—Si quieres, te llamo, así suena —lo dijo con una voz más tranquilizadora—. Tu desayuno ya está listo. En serio, se enfriará.

—Gracias, ya voy.

Cerró la puerta y se guardó los nervios. Ese chico no le transmitía una mala sensación, aunque tampoco podía sentirse confiada estando en un lugar desconocido.

El celular comenzó a sonar detrás de ella, siguió la melodía y lo encontró debajo de la cama. El contacto era: hermano favorito. Se serenó al leer eso, pero todavía necesitaba llamar a Lilian. Con suerte ella estaba en su cuerpo.

Apenas pasó la llamada el celular se bloqueó. Ella no conocía la contraseña y se dio por vencida. Por su idiotez, Lilian podía estar en el mismo problema.

Así que fue a cambiarse.

Un calor trepó en sus mejillas cuando se quitó el pijama. La ropa disponible era más ajustada y sus senos se sentían más pesados. Usualmente ella era copa B y ni siquiera rellenaba sus sostenes. Todo eso le pareció extraño, aunque debía admitir que una ventaja era que no debía luchar por ver sus horribles cicatrices.

Eligió una de esas camperas de cuero que tanto la veía usar y la apoyó en la cama. Tenía como una docena en el placard.

Al quitarse la parte baja de su pijama, pudo ver que sus piernas estaban llenas de marcas, igual que ella. Eran líneas más finas que recorrían sus muslos. Pasó sus dedos por ellos y se alegró de que sean tan pequeñas.

Pensó que le hubiera gustado que sus cicatrices sean así.

Cuando estaba sentada con el "hermano favorito" de Lilian, trató de no hacer contacto visual.

Los segundos en un reloj sonaban mientras bebía su horrible desayuno. Ya había tomado su taza de café, pero también debía terminar un vaso de algo que parecía ser una extraña leche sin azúcar. Solo comió unas tostadas de pan integral, y en ese momento extrañó con todo su ser las galletas azucaradas que había escondido en su casa.

—¿No te maquillarás? —Negó con la cabeza al instante.

Ya no sabía cómo ponerse maquillaje, lo había dejado hace años, y mucho menos recordaba que clase de maquillaje llevaba Lilian a diario. Lo único que se le venía a la mente eran las mariposas que aleteaban con sus parpadeos el día anterior.

—Sé que te molesta que te lo diga todos los años. Pero, si estás lista mañana te puedo acompañar a verlas.

Se descolocó un momento. No quería ser tan idiota de preguntar ¿A quiénes?, porque de seguro esa conversación había empezado hace tiempo.

Y si Lilian lo tenía preocupado por ella, podía permitirle tener su compañía. Aunque desconocía la relación entre ellos, no dudaba de sus buenas intenciones.

—¿Mañana?

—O cuando tú quieras. —Levantó sus manos—. Los problemas que atraviesa el Ministerio no me dejan mucho tiempo libre, pero podría hacer una excepción por ti.

—Está bien, mejor hablemos mañana de esto.

—Sabes que lo hablaremos a la noche, o por lo menos, mamá querrá intentarlo.

Sintió sus palabras tan sinceras, pero esta conversación no era suya, tampoco quería entrometerse en la vida de nadie. Así que mejor no respondió.

Estaba concentrada en entrar y buscar a su cuerpo. Los cocineros ya habían abierto la entrada trasera. Adentro, el televisor sonaba a todo volumen. Ella no sabía si cuando llegaban los clientes lo apagaban o solo le bajaban el volumen.

Melissa los examinó con la mirada, y fue hacia el vestidor al no ver a Lilian por ningún lado. Cuando llegó, cerró la puerta y tomó uno de los asientos mientras se quitaba la campera para ponerse el uniforme.

La puerta se abrió y Gema entró con un chupetín en la boca.

—Buen día Lilian.

—Hola Gema.

Ella torció la cabeza sorprendida. Al parecer no se esperaba una respuesta.

Cada movimiento de Gema al quitarse el bolso y comenzar a ponerse su chaleco, sonaba en la habitación delatándola y volviendo el silencio incómodo. Entonces Melissa se animó a imitarla. Con destreza pudo abotonarse la espalda, pero el moño no le quedaría perfecto.

—Gema...

Ella estaba tan concentrada intentando atar sus cintas que dio un sobresalto al escuchar su nombre.

—¿Podrías ayudarme? Yo ataré el tuyo.

—Está bien.

La castaña le hizo el moño y se dio la vuelta aún dudosa de su comportamiento.

—¿Anoche tomaste demasiado? —preguntó Gema y se rio por su propia broma.

Melissa comenzó a ajustar sus tiras y a hacer lo que había estado practicando esa semana. Justo en ese momento vio cómo su cuerpo entraba por la puerta.

Trató de no ponerse nerviosa y de evitar tener un ataque por verse a ella misma. Lilian podía estar sintiendo lo mismo, y todo era su culpa.

Apenas terminó con Gema, esta se acercó a Lilian pensando que era ella. Observar su cuerpo como no más que un contenedor le estremeció de una manera irrazonable.

—Buen día, Melissa. —Besó su mejilla—. Veo que hoy no necesitarás un par de trenzas. Te queda bien.

Acarició su cabello y salió del vestidor.

Lilian torció su rostro después de que se alejó. Lucía como si nunca hubiera dejado que Gema llegue tan lejos. Se pasó la mano en el cachete a modo de limpiarlo y fue acortando la distancia poco a poco.

Por lo menos iba vestida como usualmente ella se vestía. Tenía una camisa verde agua sobre su camiseta gris.

—¿Melissa?

Al escuchar su nombre saliendo de su propia voz, sintió que la calma que había estado llevando por fuera desaparecería.

—Esto es un desastre —les dijo a sus ojos grises, que fuera del espejo parecían más claros.

—Tranquila... —Tomó sus manos—. ¿Recuerdas lo que dijiste ayer? Solo será un día. Tratemos de hacer lo que solíamos hacer y, cuando nos demos cuenta, habrá terminado.

—Hoy tenía que verme con alguien y no podré hacerlo así. —Se animó a confesar.

Tiró su cabello hacia atrás. Incluso manejar el cuerpo de Lilian le resultaba cansino. Era más alta y más pesada que ella.

—¿No puedes cancelarlo?

La persiguió con la mirada mientras ella se alejaba para ponerse el chaleco. Controló su cuerpo de un lado a otro. Intentaba pensar, pero se le dificultaba si no lo decía en voz alta.

—Es que todo estaba perfecto. Si le digo "mañana" ya no podremos venir aquí porque estará cerrado, y después ella tendrá que trabajar...

Lilian volteó a verla, se veía un poco más nerviosa sin maquillaje. ¿Qué podía hacer? Tampoco se sentía cómoda en esa situación, porque se suponía que debía estar con su familia. Después de todo, era uno de enero y la cena familiar sería esa noche.

—Si es tu amiga, ¿será mucha diferencia si yo hablo con ella?

—Yo creo que sí.

—Podría intentarlo, ¿Tenían que hablar de algo importante?

En ese momento se le vino a la cabeza las imágenes que Iris le había estado enviando. ¡No! No había manera de que eso sea una buena idea.

—Tendré que cancelarlo —concluyó.

—Toma, yo también tengo algo esta noche.

De la nada, Lilian le ofreció su teléfono, así que ella hizo lo mismo de manera automática. Lo desbloqueó y trató de echar un vistazo rápido a todas las notificaciones que le habían llegado. Los mensajes de Iris eran la mayoría.

—Debo cenar con mis padres. No sé cómo funcionará esto o cómo recuperaremos nuestros cuerpos. Hasta las tres de la madrugada era yo misma. Tal vez vuelva mañana a esa hora y, eso, ya será tarde.

—¿Era importante?

La pequeña charla que tuvo con el chico en la casa de Lilian, le indicaba que había una posibilidad de que fuera importante. Melissa estiró sus mangas hasta sus palmas, recién se percató de que ya no tenía su herida.

—No lo sé. Podríamos ir juntas, así escucho lo que tienen que decirme mis padres.

—No puedo ir a tu casa.

—Tienes mi cuerpo ¿Qué dices? Definitivamente debes volver a dormir, y podrías invitarme a ir.

—Pero yo nunca salgo ni duermo en casa de nadie. Además, es el día familiar. Se supone que debes quedarte ahí, no irte de casa. No tiene sentido que mi cuerpo no esté...

—Está bien, creo que entiendo lo que dices... —la interrumpió.

Por primera vez, Lilian no sabía qué hacer. Quería ir a esa cena con su familia, pero le gustaba tanto ayudar a los demás que, la mayoría de veces, se ponía a ella y a sus pensamientos en segundo plano. Era la manera en la que afrontaba las cosas.

Sin afrontarlas.

—Esto es un desastre... —susurró Melissa con el teléfono.

—¿Pudiste cancelarle a tu amiga? Podrían verse mañana.

—No, me había dicho que tiene la tarde de hoy libre y mañana no. La verdad, hoy la iba a ver después de mucho tiempo...

—¿No podrías ir a dormir a tu casa después? Así evitarías la cena con mi familia.

Esas palabras fueron las que la colmaron. Se congeló con la mirada clavada hacia su rostro.

—¿De qué hablas?

—Lo siento, —Lilian trató de calmar su tono—, no digo que lo tuyo no sea urgente, pero hoy iba a hablar de algo privado. Y si no voy a estar ahí me gustaría que tú tampoco. Prefiero que crean que hice nuevos amigos, a que piensen que estoy distante con ellos... ya que es obvio que no sabrás que decir.

Su voz sonaba exigente. Intentó meditar sus palabras y hacerlas rodar en su mente sin sentir rabia, después de todo, no tenía el derecho.

Si Iris quería verla, tal vez tendría otros horarios libres en su tiempo de visita al sector. Lo de Lilian se notaba que la preocupaba, nunca la había percibido así. Siempre era ella la que transmitía calma, no lo contrario.

Debía arreglar eso. A fin de cuentas, era por ella que ambas estaban en ese conflicto.


Melissa

Lo siento, hoy a la tarde no podré ir. ¿Qué otro día estarás disponible?

Iris

No sé por qué, pero tomé el teléfono pensando en ti. No te miento.

Respecto a tu pregunta, tal vez puedas ir el lunes por la mañana a mi sesión de fotos y, al terminar, podríamos ir a desayunar en algún lugar.


Ella tenía su terapia en ese horario. Solo era dos veces a la semana y no iba a dejar eso de lado por una cita. Los demás días tomaba la clase de pintura, aunque a eso sí se animaba a faltar.


Melissa

¿Y por la tarde?

Iris

¿O por la noche?


Respondió al instante. Lo que más temía era que quiera salir de noche con ella. No podía aceptarlo. Tampoco quería faltar al trabajo, pero era la mejor opción.

—¿Pudiste cancelarlo?

Quitó la mirada del teléfono para volver a clavarla en su cuerpo, pero esta vez con menos arrebato.

—Sí.

—¿Y... podrías hacerme el favor de pensar en lo que te dije?

—¿Cuál de todas las cosas?

—Sobre ir a dormir a tu casa hoy —dijo casi en un susurro.

—¿Juntas? 

—Sí, juntas.

¡Hola gente bella de wattpad! ¿Cómo van?

Yo estoy tratando de organizar mi vida, y un poco bajoneada... por suerte volví a tomar el habito de lectura.

Ya falta menos para que finalmente aparezca Iris y esto se desmadre.

Si ven errores, me avisan, porfa.

Besos!

🌻Brisa.

Fortsæt med at læse

You'll Also Like

330K 12K 44
una chica en busca de una nueva vida, nuevas oportunidades, de seguír sus sueños. todo iba bien hasta que el la vio. el la ve y se obsesiona con ell...
334K 22.3K 28
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...
1.6M 117K 84
Becky tiene 23 años y una hija de 4 años que fue diagnosticada con leucemia, para salvar la vida de su hija ella decide vender su cuerpo en un club...
418K 17.2K 101
...