—¿Era tu fiesta sorpresa?
Frederick miró a Valentina—Parece ser que sí.
Valentina iba a contestar pero se vieron interrumpidos por un hombre alto, de tez blanca, cabello negro y ojos penetrantes tan claros como el hielo.
—¿Qué preciosura es la que traes del brazo, Frederick?—su acento inglés era demasiado marcado.
—Mi futura esposa, amigo mío.—Frederick lo miraba fijamente a los ojos mientras acercaba a Valentina más contra él
—Una lástima—sonrió—Podría intentar robártela
—No creo que eso sea posible—Valentina habló antes que él.—Yo no me iría nunca con usted.
—Y tiene carácter—los ojos de su amigo brillaron.—Me gusta
—Ni siquiera lo pienses—Valentina miraba a su amigo fijamente a los ojos—¿Quién es él, Frederick?
—Valentina, él es Alik Levidiev. Es un amigo mío de Rusia. Alik—miró a su amigo—ella es Valentina Ferroso, mi prometida
—El placer es mío—Alik se acercó y depositó dos besos en las mejillas de Valentina
—Puedes ahorrarte los besos, ella no es Francesa
—¿Acaso estás celoso, Frederick?—el acento de Alik era más marcado cuando su voz se ponía ronca.
—De que mires a mi mujer con cara de querer comértela, ¿Tú qué crees?
Alik soltó una carcajada antes de tomar un sorbo de su copa de champagne.
—Pero mira que te han controlado. ¿Dónde has dejado a la rubia coqueta que siempre iba contigo a todas partes?
—La rubia coqueta puede irse al diablo, a Frederick no le interesa dónde esté—Valentina se había adelantado nuevamente a hablar.
—Estoy seguro que Candace se encuentra en Francia ahora—dijo Frederick tratando de aligerar la tensión palpable que había entre Valentina y su amigo.
Alik sonrió ampliamente mirándolos. Miró algo en la mano de Valentina y luego mira a Frederick a los ojos.
—¿Sin anillo? ¿Cómo esperas que no querramos quitártela cuando dices que es tuya pero no hay un anillo que corrobore tus palabras, Rousseau?
Frederick sintió la furia arder dentro de sus venas y calentar su sangre. Alik era uno de sus amigos más cercanos pero justo ahora quería golpearlo por atreverse a decir eso.
—¿Pretendes que me crea que ahora tienes una novia cuando las has evitado desde siempre y más desde que lo que pasó con aquella linda castaña?—siguió su amigo ignorando la mirada asesina que Frederick le daba en ese momento.
—Lo que paso con Anhice ya ha quedado en el pasado—Valentina sonaba serena pero Frederick la sentía tensa a su lado.—Frederick ahora está conmigo y ni el recuerdo de ella podrá quitar o borrar lo que tenemos nosotros ahora. Deberías de dejar de pensar en el pasado, Alik. No está bien encerrarse a veces en las cosas que ya han pasado.
—Tu preciosa "prometida" es inteligente además—Alik sonrió de lado, Frederick sintió que la forma en la que pronunció la palabra prometida fue como una burla. Tomó otro trago de su copa y les dedicó una leve inclinación a modo de despedida.—No la dejes ir, Frederick—dijo Alik por encima del hombro cuando les había dado la espalda para retirarse—ni cometas ningún error, porque estaré esperando cualquier ruptura o debilidad para arrancarla de tu lado.
Frederick se quedó hecho un furia mientras veía a su amigo marcharse con una sonrisa burlona en los labios. No podía creer lo que había oído.
—Ese tipo está loco—Frederick volteó a ver a Valentina y la observó fruncir el ceño viendo por donde se había marchado Alik.
—Es uno de los hombres más sinceros que he conocido y no por eso menos molesto. Simplemente quería hacerte enojar para ver si solo estabas conmigo por mi dinero—aunque me ha hecho enfadar más a mí que a ti, dulzura.
—Todos tus amigos van a pensar eso
—No todos. Solo una pequeña porción de ellos. La mayoría son como Alik. Personas solitarias que solo buscan compañía de una noche y nada serio, aunque una vez estuvo enamorado y no salió bien. La chica por la que estaba loco decidió a alguien más sobre él y ahora es feliz con quien ha elegido estar y ya casi nunca piensa en Alik. Es por eso, que no cree en el amor. No cree que una mujer hermosa como tú quiera estar conmigo porque me ama y no por mi dinero.
—Tu dinero no me interesa, creo que he perdido la cuenta de cuantas veces he dicho lo mismo.
Algo dentro de su cabeza le dijo que prestara mucha atención a analizar las palabras que Valentina acaba de decir pero no pudo pensar mucho en ellas ya que en ese momento unas conocidas manos le taparon los ojos. Frederick sonrió ampliamente, soltó a Valentina y se descubrió los ojos para girarse y ver a Aline y, detrás de ella, a toda su familia.
—¿Qué están haciendo todos aquí?—Frederick abrazó a su hermana mientras Valentina charlaba con el resto de su familia.
—Nos ha llegado una invitación a una fiesta sorpresa y hemos asistido—contestó su madre con una sonrisa.
—Heath nos pidió que no dijésemos nada ni a ti ni a Valentina hasta que se dieran cuenta por sí mismos.
Su padre se veía cansado pero feliz. Las gemelas estaban mirando para otro lado y reían haciendo comentarios solo entre ellas; Bastian y Cole estaban riendo y hablando sobre cosas que Frederick no alcanzaba a escuchar; Audrey estaba con Patrick y detrás de ellos estaban Kendall y Aden. Este último serio como nunca lo había visto, Aden lo miraba fijamente a los ojos, sin parpadear.
—Heath es un tramposo de lo peor—Frederick rompió el contacto visual con Aden y miró de nuevo a sus padres.
—Heath sabía que jamás aceptarías una fiesta—dijo su amigo llegando junto a ellos. Frederick le sonrió a medias. Estaba aún un poco molesto porque no le hubiese dicho nada.
—Dijiste que sería una fiesta para celebrar nuestra nueva asociación, jamás mencionaste que se tratara de una fiesta por mi cumpleaños el cual ni siquiera se acerca
—¿Habrías aceptado si te hubiese dicho?
—Claro que no
—He ahí tu respuesta—le sonrió burlón y victorioso.—Cuando me mandaste a firmar los documentos en Nantes te dije que únicamente lo haría si venías y que tenía planes de realizar tu fiesta de cumpleaños pero te rehusaste y solo mandaste "Heath, vete a la mierda tú y tu fiesta de cumpleaños" por mensaje de texto.
—Bien—interrumpió su madre—estamos un poco cansados por el viaje, así que iremos a tomar asiento en nuestra mesa—Ambery miró a su hijo mayor con una sonrisa—los esperamos ahí.
—Iremos en un segundo—prometió Valentina a su madre.
Cuando su familia se fue, Frederick borró su sonrisa y miró mal a Heath.
—Al menos debiste de haberme dado una pista sobre de qué se trataba todo esto.
—No habrías venido y yo habría quedado en ridículo frente a todos nuestros invitados y amigos.
—Yo lo habría convencido de venir—Valentina le sonrió a Heath
—No me cabe duda de que podrías, pero a veces tu querido prometido puede ser un cabezota y no hacer caso a nadie, querida—Heath le devolvió la sonrisa.—Por cierto, te ves preciosa.
—Muchas gracias—Valentina le sonrió—aunque no me adjudico el crédito
—De igual manera—Heath le sonrió ampliamente y luego miró a Frederick.—feliz cumpleaños número 30
—Sigo teniendo 29 hasta dentro de unos cuantos meses.
—Pero hoy es tu fiesta de cumpleaños así que puedes ir aprovechando tu oportunidad antes de que te encierres en los 30, abuelo.
Heath desapareció de ahí antes de que siquiera pudiese responder. Frederick rió entre dientes negando y miró a Valentina.
—Tiene la misma edad que yo y se atreve a decirme abuelo.
—A veces te comportas como uno—Valentina bromeó.
—¿Ah, si?—Frederick sonrió ampliamente y la tomó de nievo en brazos, ante quejas divertidas y falsas de ella, y la besó en los labios con lentitud y suavidad.
Había querido besarla desde que la había visto salir de la habitación pero se lo habían impedido. Pero ya no. Ahora podía besarla hasta que quisiera.
Sintió los delgados brazos de Valentina rodearle el cuello y él la estrecho en sus brazos.
—Lamento interrumpir su romántica escena
Frederick separó los labios de los de Valentina, levantó la mirada y fulmino con esta a Ramin Kjveilk. Ramin era uno de sus socios y amigos desde hacía seis años. Iba de la mano de su hermana Roanne, una morena de hipnotizantes ojos verdes. Ramin estaba sonriendo amablemente pero en su mirada se leía la burla.
—Pero están obstruyendo la entrada y habemos personas que queremos entrar para disfrutar de la fiesta.
—Podrias habernos rodeado y pasar, como las demás personas.
—¿Y perderme la oportunidad de molestarte? Ni lo sueñes
Frederick soltó a Valentina y saludó a su amigo árabe con una sonrisa.
—Ramin, te presento a mi prometida, Valentina.
—Es un placer—Ramin sonrió y besó el torso de la mano de Valentina. Valentina le sonrió.
—El placer es mío—dijo y saludo a la hermana de Ramin.
—Roanne, Valentina. Valentina, ella es Roanne, hermana de Ramin
—Un placer—dijeron ambas aunque la joven morena no se movió casi anda.
—Me imagino que no saluda a quien no conoce—dijo Valentina a Roanne.
—No es eso—Roanne sonrió—estoy analizándote, viendo qué fue lo que Frederick te vio para dejarnos a todas las demás chicas en la sala de espera—bromeó
Valentina soltó una carcajada, sorprendiendo a Frederick. Pensó que ella iba a molestarse por el comentario de la exótica mujer pero no fue así.
—Definitivamente no fueron los ojos. Tienes unos ojos realmente increíbles—aduló Valentina a la mujer árabe.
—Gracias—respondió esta.—aunque los tuyos no están mal
—Pero son demasiado comunes—adivinó Valentina con una sonrisa
Frederick miró a Ramin mientras las chicas hablaban, se acercó a él dándole un poco de privacidad.
—¿No vas a preguntarme tú de dónde la saque?
—¿Acaso importa?—contestó su amigo con una sonrisa mientras se miraban—No importa de dónde la has sacado, es claro que ustedes dos se pertenecen. Lo noto en la forma en la que ella te mira y aún más, en la forma en la que estaban besándose cuando nosotros hemos interrumpido. Roanne insistía en que los esquiváramos como las otras parejas hacían pero yo quería ver si todo esto era fingido o no. Debo admitir que cuando Heath nos dijo que estabas prometido pensé que sería una treta solo para jugarnos una broma o hacer que Candace se alejara, pero ahora que os veo juntos me he dado cuenta que todos nos equivocábamos. Nadie puede fingir tan bien, Frederick.
Frederick sonrió interiormente antes lo que su amigo les había dicho. Habían querido tenderle una trampa pero él, sin saberlo, había sido más inteligente.
—No estamos mintiendo, Ramin. Ella es realmente especial y soy muy afortunado de tenerla a mi lado.
—Es una mujer especial—coincidió su amigo—sabes que no hay muchas mujeres a las que Roanne acepte y ha aceptado a la tuya con gran facilidad a pesar de la hostilidad fingida de mi hermana para con ella al principio.
—Por increíble que parezca, Valentina es incapaz de odiar a nadie—ambos miraron a las dos mujeres junto a ellos, que ahora reían juntas.—ni siquiera a...
—Ni siquiera a Candace—concluyó al frase Ramin.
—Ni siquiera a ella.