De rodillas me hallo en este momento,
El lugar que me rodea es obscuro hace tiempo.
Lúgubre como mi alma, así se encuentra la mañana.
El rocío lacera la piel, la corroe con desdén.
El viento sopla con fiereza y en contra,
La tormenta está cerca, lo presiente mi alma rota.
Son las letanías de mi alma, las que corrompen mi vida.
Escupo a la tierra que me vio nacer,
Soy alma corrompida, arena infértil,
Semilla no nacida, agua que no calma la sed.
Viejos tiempos que jamás volverán,
Merodean por mi cabeza, se pasean a placer, irrumpen en mi ser.
Cae el sol lentamente, y junto con él, mi destrozado sentir, es el aviso del verdugo, es la muerte al fin.