Retratas todas aquellas heridas
sacadas del océano y hechas palabras
en los secretos,
puedes ver como todos corren
al igual que ríos, sin nunca detenerse
para apreciar,
sin admitir que nunca realmente fueron.
Porque graban sus existencias en polvo de estrellas,
deseando vivir y ser la inspiración del viento durante el otoño
y los torbellinos hechos de poemas
que nunca han sido escritos.
El alma se doblega ante las muertas flores
cuyos pétalos vuelan al compás del universo,
tiñen a la luna de silencios
corriendo hacia su pálida luz,
extrañando su profundidad
a pesar de que no hay salida cuando descubren
su mortalidad,
la rutina; corta y trémula belleza.
Todo se vuelve una mentira rebosante entre las multitudes
que nadie se atreve a mirar a los ojos,
el miedo es tan familiar en aquellas marchitas venas,
demasiado amado por la tristeza
que rompe bajo rostros rotos y cansados de la constante lluvia
aunque el sol los ilumina
mostrando corazones antiguos en frágiles pieles de lienzo,
dirigiendo sus incoloros pasos hacia los rincones, separando todas las realidades con cristales
fantasmagóricos,
encarcelando la soledad de las aves;
todo para llegar a ninguna parte,
nada para ver espinas florecer en el vacío,
lágrimas intactas allí hay,
destrozando el seco destino mientras alimentan el atardecer grisáceo que se puede sentir
porque arranca de una sola vez a las dementes
sensaciones susurrantes prometiendo detener el tiempo.
El futuro durmiendo en la cuna de los lamentos, golpea como rayos,
sin embargo jamás has de hallar la electricidad en algún lugar,
pues no existe,
no hasta cuando realmente creas que lo hace;
todo es aceptar que los astros pueden acompañarte
sin estar lejos,
creer que en las sombras azules yace el mar,
esperando escuchar el latir de personas que son [in]visibles, ocultando al invierno, reemplazándolo con primavera,
pero saben encontrar la vida entre escombros de fríos pasados llenos de abismos.
Qué ha de necesitar alguien
cuando no se tiene ni a su roída persona
llorando por las limitaciones que condenan,
porque no perteneces aquí.