1| Predictions (Elijah Mikael...

By Bucky_Barnes89

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Samantha Mitchell es una chica común que lucha por ser lo más invisible posible. Si no fuera por su ruidosa y... More

Prólogo
Playlist
1- The Originals Arrival
2- The Oracle
3- Tangled Up Blue
4- Girl in New Orleans
5- Sinners and Saints
6- Dealings With Magic
7- Vision and Mission
8- The River In Reverse
9- It'll Cost You More than You Think
Sam muere al final
10- Price of Blood
11- In Honor of The Fallen
12- Powerful Enemies
SE CANCELA
13- Difficult Decisions
14- Long Way Back from Hell
15- Games and Tricks
16- It's Hard to Say Goodbye
¿Klamantha o Samlijah?
Plegarias Escuchadas y Preguntas Respondidas
17- Moon Over Bourbon Street
18- Every Pact Has a Weak Point
20- Even in Your Dreams
21- The Battle of New Orleans
22- From a Cradle to a Grave
Profecy: Anuncios y Agradecimientos

19- One Day, Many Losses and Several Gains

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By Bucky_Barnes89

Narrador Externo

Sus ojos permanecían cerrados mientras elevaba sus plegarias al cielo. Hace muchos años había elegido su camino y no solo había representado a la facción humana en la ciudad ante los miembros del consejo de criaturas sobrenaturales de Nueva Orleans, sino que también había elegido ordenarse como sacerdote. La oración era algo a lo que se aferraba y más aún en los momentos de desesperanza, un ejemplo muy claro era la maldición que hacía estragos en su mente. 

- Este es el cuerpo, y esta es la sangre- pronunció en voz baja para sí mismo pues en la iglesia no había nadie más que él y un chico que le ayudaba con la ceremonia- Que me limpie de todo pecado y reserve mi alma en la vida eterna.

El chico frente a él se dio la vuelta sosteniendo un cáliz dorado en sus manos, Kieran abrió los ojos y lo sostuvo en las suyas para dar un sorbo.

- Diría que ya es tarde para eso, padre- la voz espeluznante de Bastianna lo detuvo y de no ser por que el chico aún sostenía la copa se le hubiese caído al suelo. Kieran se volteó agitado al ver a la terrible bruja que lo había maldecido. La anciana pelirroja le sonreía con gran satisfacción y diversión plasmados en su rostro. Kieran se levantó dando trompicones sin creer lo que sus ojos veían- Veo que aún tienes tu fe.

- No te acerques- advirtió el sacerdote temblando de nerviosismo a la vez que retrocedía un par de pasos.

- Si tan solo pudieras salvarte- comentó la anciana con falsa lástima, Kieran retrocedía dando tropezones mientras la miraba totalmente aterrado hasta que se topó con el cuerpo de alguien, al voltearse para ver quien era confirmó totalmente horrorizado que se trataba de Sean.

El pequeño rubio alzó la cuchilla en forma oz a la altura de su cuello, sus ojos azules reflejaban todo el sufrimiento en él.

- ¡¿Sean qué haces?! ¡NO!- gritó Kieran en el momento justo en el que su sobrino pasó la cuchilla a gran velocidad sobre su yugular, la sangre salpicó justo en su rostro pero sorprendentemente no lo manchó. Horrorizado se volvió hacia Bastianna Natale, quien sostenía el cáliz dorado en sus manos y se acercaba cada vez más a un alucinante Kieran.

- Por la vida eterna- pronunció la anciana alzando la copa, acercándose más al asustado sacerdote recargado en el altar- Ten.

- ¡Largo! ¡Demonio!

- Por favor, solo un sorbo- el rostro de la anciana por un segundo se deformó en otro muy familiar, pero él estaba muy aterrado como para razonar, y la maldición había perpetrado tanto en su cabeza como para distorsionar lo suficiente la realidad. Camille intentaba darle algo de agua ya que en las últimas horas se había rehusado a beber o a comer algo, y cada vez que se acercaba soltaba insultos y maldiciones justo como ahora. El vaso en sus manos rozaba la boca de su tío y justo cuando pensó que estaba bebiendo un poco, Kieran apartó de un manotón el vaso y el agua salpicó por todo el lugar.

- ¡No!- exclamó su tío totalmente aterrado a su sobrina, quien recogía el desastre en el suelo- Yo se quien eres maldita perra- espetó otro insulto hacia ella, las alucinaciones eran constantes y honestamente aquello le hacía perder esperanzas, para su suerte Josh la acompañaba y sostenía a Kieran para que él no se lanzara nuevamente a atacarla- Sean... yo...traté de ayudarte- dijo el cura aferrando sus manos a los brazos de Josh y mirándole a los ojos- Traté de salvarte pero esta ciudad... los monstruos la tienen llena.

- Ajá, sip... créeme, lo sé- coincidió Josh sin saber exactamente que responderle a un delirante sacerdote con sed de sangre- Recuérdame no molestar a las brujas- comentó el vampiro a la rubia junto a él en la habitación del ático, seguido a eso el alarido que dio Kieran retumbó en gran parte del recinto para que luego él se tumbara al suelo y comenzara a retorcerse como si alguien le estuviese haciendo daño. Aterrada y sin saber qué hacer, Cami tomó las manos de su tío en un intento por tratar de calmarlo.

- ¡Ayúdame a acostarlo de lado!- pidió la rubia a Josh, quien inmediatamente hizo lo que ella le ordenó. La respiración y los temblores violentos se calmaron, Kieran observó a su sobrina por un segundo pues podía distinguirla.

- ¿Cami?- preguntó con temor el sacerdote, quien había recuperado la lucidez.

- ¿Tío Kieran?- estaba realmente perpleja. ¿Realmente era él? eso creyó hasta que nuevamente él comenzó a gritar y a sacudir la cabeza.

- ¡¿Qué quieren de mi?!- gritó con rapidez el sacerdote, incorporándose en el suelo y apoyando su espalda tensa en la pared, sus ojos abiertos como los de un loco en alerta y sus manos aferradas al suelo de madera debajo de él. Camille y Josh se pusieron de pie y rapidamente se alejaron del cura homicida.

- ¿Viste eso cierto?- inquirió la rubia totalmente sorprendida al nocturno a su lado- Solo fue por un segundo, pero era él.

- Si, no sé Cami- comentó Josh inseguro, observando como Kieran sujetaba una llave colgante en su pecho como si su vida dependiera de ello- La verdad, tal vez está ahí debajo de ese loco pero...- negó con la cabeza- El loco es muy fuerte.

- Tal vez necesita un golpe en su sistema- manifestó ella con el ceño fruncido- Algo para empezar de cero- pensó en miles de suministros médicos que había memorizado, en miles de métodos pero solo uno lo consideró efectivo, volvió su vista hacia el pelinegro- Josh, creo que tengo una idea de como puede sanar.

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N/A: Hola queridas, se me había olvidado. ¿Quieren ponerle un nombre al gato de Sam? ¿o prefieren que le llamemos "gato sin nombre"? Si tienen alguna sugerencia pueden comentarla.

Se había levantado esa mañana increíblemente agotada, no había sido nada fácil sobrellevar aquella noche tan cargada de emociones fuertes y revelaciones que habían roto su corazón en miles de pedacitos. Sam se levantó de la cama y caminó rumbo al baño para cepillarse y lavarse la cara, pensando en cuan patética debió de verse al lado de un hombre que obviamente solo fingía quererla. Porque ¿de qué otra forma podía explicar lo que había pasado entre ellos?

Él necesitaba olvidarse de Hayley y al estar ella disponible no desaprovechó la oportunidad y la usó como su distracción. Eso había sido, solo un juguete con el cual Elijah se había entretenido en el último mes y que ahora que se había hartado de guardar las apariencias, tomaba la decisión de ir tras la mujer que realmente tenía su cariño, abandonando a Sam a su suerte y rompiéndole el corazón.

Era inevitable, y entendía el por qué le había costado tanto decirlo. Quizá no quería perder su amistad, pero eso ya no importaba ahora que las cosas estaban demasiado tensas entre ellos.

El oráculo se vio en el espejo una vez hubo secado su rostro y lo que más resaltaba en el eran los indicios de dos ojeras bajo sus orbes color café y el cansancio que éstos reflejaban. Sam soltó un suspiro lleno de agotamiento y se encaminó a la cocina para beber algo de café y tal vez hacerse de desayunar, aún no lo decidía. Jamás había pensado que tomar el desayuno en la gran casa señorial de los Mikaelson podría resultarle tan deprimente, pero aquello era tan posible como que Elijah ya no le haría compañía durante ese breve momento luego de despertar, se habían acabado las charlas extensas sobre temas tan banales de la vida al igual que las apuestas sobre qué comunidad causaría problemas en la ciudad el día de hoy. Si lo veía de esa forma era aún más deprimente de lo que sonaba o de lo que podía imaginar.

Bufó mientras colocaba granos de café en la cafetera para obtener su taza diaria de aquel néctar que lograba mantenerla de pie todas las mañanas, buscó un par de rebanadas de pan y las colocó en la tostadora. No tenía mucha hambre y en tal caso de ser así, iría a un restaurante cercano y comería algo. Repentinamente sintió como algo se restregaba contra sus pantorrillas y luego el maullido de su nuevo amigo le alertaba de quien se trataba. 

- También tienes hambre ¿eh?- preguntó Samantha con suavidad al felino que la observaba suplicante mientras se relamía el hocico.

Samantha buscó en uno de los cajones de la alacena y tomó la comida para gatos que ella misma había comprado el día en que había adoptado al gato sin nombre. Sirvió el desayuno del felino y mientras el animal comía ella acariciaba tiernamente su lomo.

- Ya encontraré un nombre que ponerte- comentó ella en voz baja. El sonido de la tostadora le notificó que su desayuno ya estaba listo, por lo que se puso en pie para servirse una taza de café y untar mantequilla en sus tostadas. Mientras comía pensaba en lo patética que debió de lucir al estar junto a alguien que solo tenía ojos para otra persona que no era ella en lo absoluto. Miles de preguntas se formularon en su cabeza como: ¿Por qué ella? ¿Era por ser un oráculo? ¿De tantas chicas en Nueva Orleans tenía que escogerla específicamente a ella como su distracción? ¿Qué iba a hacer ahora que sabía la verdad? No podía evitarlo por siempre, tampoco podía descuidar sus obligaciones como oráculo pues debía hacerlo o nunca volvería a casa. Pensó en las posibilidades que tenía Klaus de encontrar un hechizo en el grimorio de su madre que la ayudara con su problema y siendo realistas no creía que tuviera muchas. Sam suspiró abatida, estaba jodida, condenada a permanecer el resto de sus días en aquella dimensión llena de peligros, condenada a ver al hombre del que desafortunadamente se había enamorado, ser feliz con alguien que no era ella. No sabía que hacer, no tenía a donde correr o esconderse, no tenía a nadie en aquel lugar que entendiera por lo que estaba pasando. Sintió como una lágrima bajaba por su mejilla, y tuvo que respirar profundo para contener el nudo en su garganta.

- Buenos días- la voz rasposa y tan repentina de Elijah le causó un ligero sobresalto, con rapidez limpió todo rastro de tristeza de su rostro. Fijó su mirada en el plato vació y no perdió la oportunidad de levantarse de la mesada para ir a lavar el plato, sin siquiera saludar a Elijah. No quería verlo, no se sentía capaz de hacerlo- Buenos días...- repitió él nuevamente esperando una respuesta.

¿Enserio lo ignoraría? Solo había dicho espetado con rabia los sentimientos que al parecer aún embargaba en su interior, su falta de tacto y su enojo ante el comportamiento conspirativo de su hermano le habían hecho perder el filtro en sus palabras. Y aunque debía admitir que se sentía algo liberado al decir en voz alta lo que tanto se había guardado, las repercusiones de sus actos hacían que su pecho doliera. Observó como Samantha lavaba el plato en el que había desayunado lo que parecían ser tostadas y la taza en la que había bebido café, deseando recibirla como antes. Rodeando su cintura con sus brazos y repartiendo besos en su mejilla y cuello. Sin embargo se quedó solo ahí de pie, lidiando con la gran tensión y su ansia de saciar su hambre de ella, observando como ella secaba los utensilios de cocina sin siquiera dedicarle una de sus cálidas miradas.

- Hay café recién hecho, puedes servirte si gustas- murmuró Sam por lo bajo antes de salir huyendo de la cocina y de él. 

Al verla irse de esa forma, Elijah sintió como algo dentro de él se oprimía, haciendo que el aire le faltara por un segundo. Tomó una bocanada de aire para luego soltarlo en un suspiro lleno de resignación. Un maullido de pronto llamó su atención, haciendo que su mirada recayera en el nuevo inquilino de la casa que lo miraba con curiosidad.

Elijah mostró el ápice de una sonrisa hacia el animal, suponiendo que la presencia del minino en su casa se debía a ella. Acarició con suavidad la cabeza del gato que aparentemente no poseía un nombre y se dispuso a servirse café.

Sería un largo día.




Había sido una noche muy movida y repleta de drama. Desde el ataque a las brujas y a Samantha, pasando por la discusión entre él y su hermano Elijah, quien terminó revelando sus sentimientos en voz alta teniendo como consecuencia la separación de ambos amantes y que sus corazones estuvieran destrozados, hasta finalizar con la revelación del amorío entre Camille y Marcel. Nuevamente sentía como Marcel le arrebataba a alguien a quien amaba, primero a su hermana y luego a Camille, pero eso pasaba a segundo plano en este momento puesto que buscaba por toda la casa el grimorio de su madre. Recordaba haber visto las páginas descriptivas sobre los oráculos y se preguntó si quizá no habría algo en ese libro que podría ayudarle no solo con su problema con los lobos, como el hechizo de los anillos lunares, sino también con el dilema de Sam. 

Flash Back

Luego de volver de Rousseau's totalmente abatido y destrozado y sintiéndose traicionado por Camille, se dirigía al estudio para beber algo y quizá comenzar una nueva pintura. Necesitaba sacar todo el dolor y la ira de su interior. Subió las escaleras y pasó a un lado de la habitación del oráculo, sin embargo se detuvo ya que había notado algo raro en la puerta. Retrocedió unos pasos y fijó su mirada en el pomo de la puerta cayendo en cuenta de que el colgante místico de Sam estaba ahí, lo tomó en sus manos y lo observó con el ceño fruncido preguntándose quién habría podido dejarlo. Lo había visto en el cuello de Hayley pero sabía que la lobita no sería capaz de venir hasta su casa a devolverle el colgante a su oráculo, estaba bien informado sobre el odio que Hayley sentía hacia Samantha por lo que era imposible que ella hubiese estado en la casa. A no ser que se tratase de Elijah.

Agudizó su oído para ver que escuchaba y pudo captar en sollozo proveniente de la habitación de su hermano, seguido de disculpas y el nombre de la chica a la que horas atrás le había roto el corazón. Klaus negó con la cabeza y soltó un suspiro, no abogaría por él, Sam había tenido bastante gracias a las confusiones de Elijah. Intentó escuchar dentro de la habitación de su oráculo pero no podía escuchar nada, frunció el ceño con extrañeza y se dispuso a abrir la puerta con delicadeza en un intento por que ella no lo descubriera. Solo dejaría el colgante en la mesa de noche y se iría, dudaba que ella deseara tenerlo cerca en ese momento pues había sido él quien había orillado a su hermano a soltar semejante confesión.

Al abrir la puerta se encontró con el cuerpo de Sam boca arriba, sus extremidades extendidas y sus ojos totalmente blancos fijos en el techo. Klaus entró a la habitación y dejando el colgante sobre la cómoda se acercó a Samantha algo asustado, la había visto en ocasiones hacer eso, pero usualmente un círculo de arena blanca y llamas azules la rodeaba. Se sentó a un costado de la cama y lentamente acercó su mano hacia el hombro del oráculo hasta hacer contacto.

Notó como la respiración de la castaña se aceleraba y como el sudor perlaba su frente, el ceño de Sam se frunció con angustia y sus manos se hacían puños a sus lados a la vez que sus brazos forcejeaban como si alguien la retuviera. 

- ¿Sam?- Klaus pronunció su nombre preocupado por el estado del oráculo, pero ella no lo escuchaba. La removió en la cama un poco para ver si despertaba pero nada, en cambio ella parecía alterarse más- Sam, despierta es solo una visión, aún no ha pasado- profiere el híbrido intentando despertarla lleno de preocupación. 

Finalmente Samantha despierta dando una bocanada de aire y arqueando su espalda con gran brusquedad. Sus ojos vuelven a la normalidad pero sus sentidos permanecen alterados, incluyendo a su acelerado corazón. La mano de la castaña se aferraba al brazo de Klaus como si su vida dependiera de ello a la vez que sus ojos llenos de horror recorrían el lugar lleno de confusión.

- ¡Hey! ¡hey!- exclamó Klaus colocando una mano en la espalda del oráculo, brindándole caricias en un intento por calmarla un poco. Inmediatamente ella posó su mirada desbordante de horror y preocupación en él- Sam calma, estás aquí y estás a salvo- la consoló el híbrido para luego rodearla con sus brazos en un gran abrazo lleno de apoyo y consuelo, mismo que ella correspondió sin dudarlo. Se quedan en silencio durante unos minutos, en los que Klaus acaricia su espalda en un intento por reconfortarla hasta que al cabo de unos minutos ella logra calmarse- ¿Estás mejor?- en respuesta Samantha asiente con la cabeza y se separa lentamente del abrazo para finalmente posar su mirada en el suelo- ¿Qué viste?- inquirió él con curiosidad. Sam soltó un suspiro.

- No estoy muy segura Nik- responde el oráculo con algo de nerviosismo, un maullido se escucha a la distancia y la mirada de ambos va hacia el gato de ojos azules sobre la cómoda, que baja con gran agilidad y camina hasta estar a los pies de su dueña- No sé si se trató de una pesadilla o de una visión real- el minino a sus pies suelta otro maullido y palpa con sus patitas las rodillas del oráculo, Sam suelta un suspiro y carga al felino hasta ponerlo sobre su regazo- Supongo que lo averiguaré mañana- comenta encogiéndose de hombros.

Klaus observa atentamente el aspecto de Samantha. Un poco despeinada, con sus ojos hinchados y la nariz ligeramente roja por haber llorado quizá durante la hora en la que estuvo fuera, sus manos acariciaban al felino que por ahora no tenía nombre al parecer, pero que de alguna manera se había apegado a Sam como si ella fuese su madre.

- ¿Aún no le pones nombre a este pulgoso?- inquiere el híbrido con una sonrisa.

- ¡Oye! más respeto Nik, él también tiene sentimientos y puede escucharte.

- Solo quiero saber si ya le elegiste un nombre- repone él encogiéndose de hombros con fingida inocencia. Sam lo mira por un momento antes de volver la mirada a su nuevo amigo, una sonrisa surca por su rostro y ella niega finalmente con la cabeza.

- Hay tantos que no me puedo decidir- profiere la castaña acariciando al gato, quien ronronea con gusto. Klaus suelta un suspiro mientras piensa, de seguro las cosas entre ella y su hermano estarían tensas de ahora en adelante, y por más que le gustaría ayudarlos a reconciliarse sabía que no debía hacerlo puesto que ella ya había tomado una decisión, lo único que podía hacer era respetarla y apoyarla a menos que Sam le pidiera su ayuda.

Pero lo que no podía sacarse de la cabeza era el hecho de que ella deseaba abandonar esta dimensión, quien sabe desde hace cuanto. Quizá existían los medios para poder cumplir su deseo, serían difíciles de conseguir pero no imposibles de obtener. Lo único que le molestaba de todo aquello era que una vez que se fuera, una parte de él se iría con ella.

- ¿Por qué luces como si estuvieses conspirando contra el gobierno?- la voz de Sam lo sacó de sus pensamientos.

- Perdón, amor... ¿de qué hablabas?- pregunta Klaus fijando su atención en ella.

- Estabas mirando a la nada y pensando en todo- responde el oráculo con el ceño fruncido un tanto curiosa- ¿En qué pensabas?

Iba a decirlo, pero tenía miedo. Miedo de la respuesta que ella podría darle y de que el resultado rompiese su corazón en mil fragmentos, pero se fijó en aquellos ojos cansado y llenos de tristeza y dolor, que le fue imposible no decirle.

- ¿Enserio quieres irte?- preguntó, y al ver como ella fruncía el ceño confundida volvió a formular la pregunta- Me refiero a si en verdad deseas irte de esta dimensión Sam, vivir tu vida normal.

Ella soltó un suspiro ante la magnitud de la pregunta. No quería herirlo, pero en ese momento todo lo que necesitaba era volver, estar en su mundo, en su departamento, en el trabajo rodeada de amigos que no deseaban nada más de ella, nada relacionado con lo sobrenatural. Su dimensión era el punto neutral que necesitaba para descansar del ajetreo de ser un oráculo, tener tantos enemigos la agotaba de sobremanera y el saber que ya no contaba con Elijah de la misma forma le dolía, la hacía débil.

Samantha asintió con la cabeza, dándole la respuesta que más temía Klaus. Algo dolió dentro de él, por lo que suspiró y asintió con la cabeza. Tomó las manos del oráculo entre las suyas y la miró directo a los ojos.

- Has hecho tanto por mi como ninguna criatura de esta tierra se haya dignado a hacer- dijo sin apartar la mirada de la castaña- Has sido leal a mi y me has apoyado cuando todos me dieron la espalda- Sam le dio un ligero apretón a aquel agarre- Y cuando te dí razones para irte o para que me abandonaras como los otros, tú te quedaste... me aceptaste tal como soy y no me juzgaste por mis pecados pasados.

- Nik...

- Tengo tanto que agradecerte Sam, y creo que la mejor manera de hacerlo es ayudándote a volver a casa- para sorpresa del híbrido, el decir aquellas palabras aumentó el dolor en su pecho y además formó un nudo en su garganta, mismo que intentó con todas sus fuerzas aguantar, no quería que ella lo viese llorar.

- ¿Cómo?

- Debe haber algún hechizo en el grimorio de mi madre, empezaré por ahí- le aseguró el híbrido sumamente convencido- Te prometo que haré hasta lo imposible por ayudarte Sam.

Fin Flash Back

Y gracias a esa promesa Klaus se encontraba rebuscando en todos los libreros de la casa, buscando ese condenado grimorio, mismo que había evitado que fuese robado por aquel brujo amigo de Genevieve. Revisó en cada rincón de la casa ya que en el lugar en el que lo había colocado, no se encontraba y la única explicación lógica par eso era que su hermano mayor había ocultado lo que tanto estaba buscando.

- ¿Te ayudo a encontrar algo?- preguntó Elijah bebiendo de si taza de café mientras sostenía en sus manos uno de los archivos que planeaba guardar esa misma mañana.

- Si, la verdad pienso que puedes hacerlo- respondió Klaus mientras seguía buscando en el gran librero- Estoy buscando un libro, de éste tamaño- señaló tomando uno de los libros de cubierta roja como referencia- Lleno de los hechizos más poderosos de nuestra madre, parece que ha cambiado de lugar- menciona con algo de ironía dándole un vistazo a su hermano.

- Muy misterioso- comenta el trajeado con la misma carga de sarcasmo.

- Así es...- Klaus continúa buscando entre los miles de libros en el estante y los arroja al suelo al ver que no se tratan del libro que busca- Primero temí en que las brujas hubieran ganado en sus esfuerzos por obtenerlo, pero considerando que su último intento terminó conmigo quitándoselo a un caballero muy alto y tatuado de las manos...- dejó caer un par de libros más y suelta un suspiro agotado- Me empiezo a preguntar si el ladrón no está dentro de la casa habitándola- el híbrido de vuelve para ver a un pacífico Elijah leyendo un par de documentos en el escritorio con gran serenidad y despreocupación. Él solo se digna a darle una breve mirada de reojo antes de volver su atención a los papeles en sus manos. 

Sabía que Elijah debía estar muy enojado con él ya que había sido su culpa que, lo que sea que haya tenido con Sam, hubiera llegado a su fin gracias a la información que soltó sin estar consciente de que ellos no eran los únicos que habitaban a casa.

- No hagas esto más difícil de lo que tiene que ser hermano- pidió Klaus acercándose un par de pasos al escritorio. Elijah alzó la mirada y apoyó su espalda en la silla reclinable con una media sonrisa llena de triunfo mientras balanceaba un bolígrafo entre sus dedos.

- Admito que tengo una teoría por tu repentino interés en el grimorio de madre, que estaba en cierta forma relacionado con esa tontería que estás llevando a cabo con los crecientes- finalizó Elijah son expresión dura y algo tensa, pues sabía lo que se aproximaba y dado que podía escuchar a lo lejos el corazón palpitante de Sam, existía la posibilidad de que volviese a escuchar las estupideces de su hermano menor y no deseaba que saliera más lastimada de lo que ya se encontraban- Por lo tanto me encargaré de esconderlo en un lugar donde tus traviesos dedos no puedan entrar- sentenció el original mirándolo de manera suspicaz.

- Y yo creía que tú entre todas las personas lo entenderías- comentó el híbrido con una atisbo de sonrisa ante el comportamiento de su hermano- Yo solamente quiero ayudar un poco a esos lobos- dijo colocando sus manos a su espalda- Ser un samaritano con los que han sido abusados, campeón para el desafortunado por así decirlo- caminó otro par de pasos más cerca manteniendo su sonrisa.

- Que noble de tu parte- profirió Elijah con gran ironía.

- ¿Alguna vez has pensado que como tú, intento mantener a Hayley a salvo usando la magia de nuestra madre para educar a su gente y así sean capaces de protegerla?- cuestionó el híbrido intentando convencer a su hermano de entregarle el grimorio, necesitaba ver si había algún hechizo que no conociera para Sam.

- Si, a no ser que decidan buscar venganza por las décadas que pasaron exiliados- Elijah se puso de pie y fue hasta una cómoda que guardaba documentos- Y Hayley se encontrará en medio de una sublevación, una que solo provocará más violencia- guardó un par de libros en su lugar- ¿Ves? te arriesgas a convertir Nueva Orleans en zona de guerra y no permitiré que eso pase.

- Los tambores de guerra sonaban mucho antes de regresar- concreta el híbrido sin rastro de sonrisa alguna- Te sugiero que uses un poco menos esto- dijo haciendo una mímica en alusión a su parloteo- Y un poco más éstas- señaló sus orejas antes de tomar asiento en uno de los sofás del estudio soltando un gruñido.

Tarde o temprano conseguiría ese grimorio aunque tuviera que voltear la casa patas arriba.

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- Oh no, claro que no- se negó Camille desde el otro lado de la línea.

- Cami, Josh me dijo lo mal que están las cosas, debería estar contigo, déjame ayudarte- pidió preocupado Marcel desde su casa al otro lado del río Missisipi.

- ¿Cómo? ¿Logrando que te asesinen? Te tienen en la mira Marcel- repuso la rubia, oponiéndose rotundamente a que el moreno fuese a la ciudad a acompañarla en su tiempo de lucha, luego de que Klaus se enterase de lo que ambos habían hecho estaba demás decir que Marcel estaba bajo el ojo de todos- Lo último que necesito es que te hagan daño por mi.

- Estoy preocupado por ti- revela el moreno sin importarle mucho la reacción de ella- Kieran es peligroso.

- Yo me haré cargo- sentenció Camille con severidad desde el otro lado de la línea- Si vienes, yo misma te echaré ¿entiendes? hablo enserio- y con eso ella cortó la llamada.

Realmente el saber que a cada minuto que pasaba Kieran perdía más la cordura y que Camille se rehusaba a alejarse lo llenaba de preocupación. Sabía de antemano que Sam había intentado todo lo que había estado en su poder para salvar al sacerdote pero había sido en vano. No importaba cuantas llamadas le hiciera, Camille nunca se alejaría de su tío, aún si eso significaba la muerte para ella. Marcel observó el teléfono en sus manos, debatiéndose en si debía llamar o no. Puede que agrave las cosas o puede que Cami reciba el apoyo que merece en este momento tan difícil, y dado que él no podía hacerlo en ese momento no le quedaba de otra. Al menos con él sabía que Cami recibiría el tipo de consuelo que necesitaba.

Marcó el número en su celular y aguardó a que contestaran.

- Piensa muy cuidadosamente antes de hablar- dijo Klaus al contestar el teléfono- El sonido de tu voz es propenso a hacerme lamentar la piedad que te he tenido hasta ahora- la furia reprimida era muy palpable, pero no le importaba ya que se trataba de alguien mucho más importante.

- Si, si, estoy en tu lista de los que han sido malos, pero Cami te necesita- respondió Marcel ignorando las amenazas de su creador- Sea cual sea el enojo que tienes contra mi no la hagas pagar por eso- y dado que Klaus no le respondía prosiguió- Está con Kieran.

Luego la llamada fue colgada por Klaus.

Solo esperaba haber acertado con sus suposiciones.




- Voy a notificar a las autoridades lo que está pasando aquí- dijo el doctor sintiéndose aterrado una vez hubo intentado acercarse a Kieran O'Connell. Tomó su maletín y se dirigió a la salida.

- Josh...

- Oh, claro- reaccionó el mencionado, tomando al doctor del brazo y haciendo que se volviera hacia él. Cami le había pedido el favor de traer a un psiquiatra al ático para que viera a su tío, ya que sin la ayuda de uno el plan de Cami no serviría de nada. El doctor había intentado realizar el tratamiento protocolar a un paciente, pero como era de esperar, Kieran reaccionó de manera más violenta de lo usual logrando asustar al pobre hombre- Amigo... por favor tranquilo- profirió Josh mirando al doctor fijamente a los ojos para hipnotizarlo- Es solo un cura hechizado por culpa de los vampiros, acepta estas cosas como reales y luego olvídalas- dándose cuenta de sus palabras negó nervioso- Quiero decir, luego... olvídalas luego- cerró los ojos con fuerza sintiéndose como un torpe- ¡Diablos! déjame empezar de nuevo- pero fue interrumpido por Cami, quien tomó su brazo y lo apartó con sutileza.

- ¿Doctor Sheskire? Mi tío necesita que lo seden con algo fuerte- pidió la rubia amablemente y con delicadeza.

- ¿Sedado? Debería estar en cuidados intensivos- espetó el doctor entre alterado y enojado, gracias a la hipnosis de Josh no había salido corriendo, pero eso no impedía que al ver el estado tan anormal del cura le causara pánico.

- Seee, pero otra bruja lanzó un hechizo de límite así que está atrapado aquí- repuso Josh con normalidad.

- Este hombre está desnutrido, muy deshidratado- señaló el médico con algo de severidad.

- Y por eso está aquí- repuso Camille un poco nerviosa- Pero primero, doctor, ¿qué sabe sobre los electrochoques?- por un momento el especialista la observó como si le hubiese sugerido matar al paciente.

- ¿TEC?- preguntó con el ceño fruncido- La verdad es muy peligroso.

- Pero se le conoce por ayudar a tratar casos extremos de psicosis- el especialista frunció el ceño y la miró como si hubiese dicho el nombre de la misma locura, intercambió miradas con Josh y con Cami antes de soltar un suspiro a la vez que negaba con la cabeza.

- Conteste a la señorita- ordenó Josh con algo de dureza.

- Todavía nadie lo entiende- respondió el doctor, obedeciendo a las palabras del nocturno- Pero si, en algunos pacientes... usar electricidad para inducir convulsiones puede subvertir un episodio psicótico, en efecto reinicia el cerebro, pero solo en los casos más extremos- intentó hacerla entrar en razón- No podemos considerar...

- Como dijo mi amigo- interrumpió Cami con dureza y determinación en salvar a su tío- Estamos hablando de un padre que está hechizado, no creo que se ponga más extremo que eso.

Si debía aplicarle terapia de electrochoques a su tío para recuperarlo entonces lo haría. No quería perderlo, y aveces era necesario medidas extremas para obtener buenos resultados.

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Luego de su episodio en la mañana junto a su hermano Niklaus, Elijah partió hacia el pantano para hablar con el alfa y con Hayley para que recapacitaran sobre la tregua que habían hecho con su hermano menor, y mientras caminaba rumbo a la pequeña cabaña donde sabía que encontraría a la licántropo embarazada, pensaba en qué tipo de planes además del hechizo de los anillos lunares podría estar buscando. Conocía lo suficientemente bien a su hermano como para saber que tramaba algo más, de no ser así no se hubiese molestado en arrojar todos los libros de cada librero al suelo soltando improperios y gruñidos llenos de frustración. Lucía tan preocupado por descubrir el escondite del grimorio de madre que le parecía una exageración tratándose de un simple hechizo para unos anillos. Tenía una corazonada de qué podría ser, solo que el simplemente imaginarlo lo llenaba de un terror tan profundo que lo hacía temblar.

Al llegar a la cabaña pudo notar que Liv y Hayley hablaban sobre cosas del parto. Elijah se acercó y tocó la puerta, pidiendo permiso.

- Perdón por la interrupción- dijo el trajeado a ambas mujeres sentadas en el suelo de la cabaña- Me preguntaba si podría hablar con los conspiradores de una supuesta sublevación- inquirió con sutileza, haciendo que el ceño de Hayley se frunciera. 

Minutos después estaba en el gran comedor de los licántropos, reunido con Hayley, Jackson y Oliver. Elijah se quitó su bufanda del cuello y la dejó a un lado junto a su saco, quedando simplemente con un elegante traje, tal y como era su gusto de vestir.

- Cometen un gran error- soltó Elijah a ambos licántropos, líderes en aquella conspiración. Oliver bufó con burla en su expresión.

- Y eso te preocupa ¿no es así?- cuestionó irónico el rubio.

- Escucha Elijah, sabemos todo sobre la reputación de tu hermano- aseguró un neutral Jackson- Pero si hay una oportunidad de que estos anillos nos ayuden a controlar esta maldición...

- Nuestro don- corrige sutilmente Oliver, interrumpiendo brevemente la charla del alfa, quien asintió estando de acuerdo.

- Entonces...- prosiguió- No nos interesa lo que quiere, no lo haremos.

- Ya veo, pero algunos en el barrio considerarían esto una provocación- comentó Elijah con una pose llena de elegancia, muy típica de él.

- Al parecer todos los que respiran nos consideran así- espeta Oliver con ironía y burla en su voz. El rubio era caracterizado por tener un carácter narcisista, egoísta y lleno de superficialidad. Aveces aquello podía ser molesto para la mayoría de las personas pero a Oliver no le importaba. Elijah fijó su mirada en la loba cruzada de brazos y con expresión inmutable.

- Firmaste un acuerdo, me miraste a los ojos mientras lo hacías- le reprochó el trajeado con cierta decepción hacia el comportamiento de la castaña.

- No queremos pelear Elijah, solo queremos una vida mejor- aclaró Hayley sin apartar su mirada de él.

- La lealtad hacia Klaus les garantizará todo menos eso- dijo el mencionado en un intento por hacerlos entrar en razón a los tres. Primero Sam se había puesto del lado de Klaus, aunque no la culpaba, ella había elegido a su hermano desde el primer momento en que se conocieron, pero no podía permitir que algo le pasara al bebé que llevaba Hayley en su vientre. La expresión de sella se tensó un poco, sabía en donde se estaba metiendo pero no le importaba, no mientras podía ayudar a su manada. Unos ruidos afuera del gran comedor llamó la atención de todos, haciendo que volvieran sus miradas a la puerta con extrañeza, preguntándose qué rayos era lo que pasaba afuera. Jackson salió del lugar siendo seguido por Elijah, quien antes le dio una mirada llena de reproche y decepción a la mujer que aparentemente lo había engañado.

Al salir vieron que el ruido se trataba de una motocicleta que se acercaba al territorio de los crecientes, misma que se detuvo a cierta distancia cerca de un trailer. Jackson, Hayley, Oliver y Elijah se acercaron al extraño que manejaba el vehículo.

- ¿Quién de ustedes está a cargo?- preguntó el sujeto que obviamente era humano.

- ¿Quién pregunta?- cuestiona el alfa con dureza, acercándose al desconocido, de quien no se obtuvo respuesta más que una sonrisa. La mirada inquisidora del original se paseó del alfa al extraño un par de veces, justo cuando escuchaba que la motocicleta emitía un sonido extraño, solo entonces supo que algo andaba mal. 

De un momento a otro la moto explotó, muchos licántropos salieron despedidos y heridos gracias a la repentina explosión. Afortunadamente Elijah había reaccionado rápidamente apartando a Jackson de la zona de impacto, salvando su vida parcialmente, pues no había sido lo suficientemente lejos como para evitar que saliera herido como gran parte de la manada que se encontraba cerca. Luego de unos minutos el original se puso en pie. Gracias a su inmortalidad no se encontraba herido, pero si estaba lleno de tierra y suciedad.

Afortunadamente Hayley había salido totalmente ilesa, quizá solo se encontraba desorientada y gracias a la explosión su oído había salido algo herido como el de todos los licántropos cercanos a la explosión. Ignorando las preguntas de Oliver sobre si se encontraba bien, se puso en pie y caminó algo desorientada hasta ver como un integrante de su manada que deliraba junto a una pequeña niña que lo observaba aterrada. Hayley inmediatamente fue hasta ella para consolarla.

-  Tranquilo- le dijo al licántropo convaleciente antes de tomar a la niña en brazos- Ven aquí- dijo con suavidad antes de cargarla, mirando a su alrededor la catástrofe que se había desatado en su hogar. Escuchó los quejidos de Jackson e inmediatamente su mirada lo buscó llena de angustia y preocupación- ¡Jackson!- llamó la castaña con desespero a la vez que buscaba al alfa con la mirada. Pudo visualizarlo a la distancia, acercándose a ella y a la niña que cargaba en brazos- Ten, sacala de aquí- pidió entregándole a la pequeña de no más de cinco años.

Jackson la tomó en brazos y la llevó a un terreno seguro, mientras todos los licántropos huían hacia un terreno seguro o ayudaban a los caídos a levantarse.

- Hayley- se volteó para ver a Elijah cerca de ella, con la mirada en el hombre herido a sus pies.

- Elijah...- profirió la castaña con alivio al verlo de pie y cierta adoración al tenerlo tan de cerca. El mencionado se agachó junto a ella y observaron las heridas del hombre en el suelo, quien respiraba agitadamente y adolorido.

- Matalobos- pronunció el original al reconocer el olor del veneno. 

- Debió estar en el tanque de gasolina- dedujo la embarazada. Su mirada recorrió todo el terreno a su alrededor, calculando una forma de cómo ayudar a todos con rapidez y eficacia antes de que las cosas se tornaran peores. Si era matalobos entonces las heridas de su manada debían estar peor de lo que creía- Eres más rápido, llévate a todos los que no puedan caminar solos- ordenó poniéndose de pie.

El trajeado ayudó al licántropo a levantarse, y en cuanto lo estuvo posó su mirada preocupada en ella. 

- Tranquilo Elijah, estoy bien- le aseguró la castaña comprendiendo su mirada- Él necesita tu ayuda- sentenció. El original asintió con la cabeza, para que luego Hayley partiera a ayudar a los demás. A lo lejos pudo ver a Oliver y a Liv ayudando a una chica que tenía un pedazo de metal similar a una tubería, clavada en su pierna. El rubio sujetaba el fierro en sus manos dispuesto a sacarlo, mientras le daba una mirada de aliento a la chica junto con suaves palabras de consuelo.

- Resiste un poco ¿de acuerdo?- dijo Oliver, a o que la chica asintió tomando una bocanada de aire, intentando soportar el dolor que vendría a continuación.

- ¡Oliver, no!- gritó Hayley intentando detener al rubio, pero la advertencia no había sido suficiente ya que él había retirado con rapidez el escombro de la pierna de la chica, quien soltó un alarido ante el gran dolor que la invadió. Hayley se arrodilló junto a ella con rapidez y presionó en la herida pues la sangre comenzó a salir a borbotones. Tomó las manos de Liv y las colocó en la herida.

- Presiona aquí- pidió la castaña con firmeza, Liev sin dudar obedeció- Dame tu camisa- demandó a Oliver, quien la miró con el ceño fruncido- ¡Ahora!- ordenó con dureza, misma que movilizó al rubio para quitarse su camisa de botones y dársela- Tranquila, vas a estar bien- le asegura a la licántropo herida antes de recibir la camisa.

Hayley toma la tela en sus manos y lo enrolla con rapidez antes de colocarlo en la parte superior del muslo, a unos centímetros de la herida, lo ata y con una rama aprieta el torniquete improvisado que había hecho. Liv la observa perpleja.

- ¿Dónde aprendiste a hacer eso?

- Aprendes mucho cuando te vas de casa a los trece- responde a la rubia mientras aprieta el torniquete en la pierna de la chica- Esto deberá parar la hemorragia hasta que comience a cicatrizar- declara con seguridad antes de que Oliver y Liv la ayuden a la chica a ponerse de pie. La rubia la ayuda a caminar, llevándola a un lugar seguro mientras que Hayley busca con la mirada más heridos a quienes ayudar. Necesitarían mucha más ayuda si querían salvar a todos, Hayley pensó que quizá podría llamar a Samantha o a Klaus para que les den una mano, aunque no estaba muy segura de si ambos estarían ocupados o no. Oliver soltó un gruñido furioso y lanzó una silla de madera, destrozándola por completo y llamando la atención de la castaña.

- Dios... ni siquiera tienen las agallas de hacer su sucio trabajo ellos mismos- espetó con enojo, aguantando las ganas de destrozar todo a su paso- ¿Por qué molestarse cuando puedes forzar a un pobre tonto a que lo haga por ti?- comentó con gran ironía, volviéndose a la chica embarazada a sus espadas, quien simplemente lo observaba con la mandíbula tensa, sin embargo entendía el peso que cargaban sus palabras- Quiero que paguen, y pronto- dijo mirándola lleno de furia, mismo sentimiento que lo llevó a intentar salir del pantano para enfrentar a quien haya hecho esto, pero para su disgusto Hayley se interpuso en su camino.

- Quédate aquí Oliver- ordenó ella con severidad- Necesito que cuides de todos hasta que vuelva.

- ¿A dónde crees que vas?- preguntó el rubio con el ceño fruncido.

- Si fueron los vampiros estoy muy segura de saber quien dio la orden- Hayley se agachó para recoger una rama puntiaguda y con ayuda de su rodilla la partió en dos, formando una estaca de madera. La enterraría en el pecho de cualquier vampiro que se atreviera a hacerle daño o quien no le diese respuestas, además que contaba con que alguno de los originales asesinaría a quien le pusiese una mano encima- Dile a Elijah que llame al oráculo- demandó la castaña mirando la estaca en su mano- Iré a buscar a Marcel- declaró antes de encaminarse a la ciudad por respuestas.

Por otro lado, Elijah cargaba licántropos y los ayudaba hasta ponerlos en un lugar seguro. Este era un ataque directo a los licántropos, alguien al parecer quiere causar una guerra y con estas explosiones lo estaba logrando. Provocar a los licántropos ya era algo serio, pero ¿quién podría estar detrás de todo esto?

No lo sabía pero luego lo averiguaría. Por el momento solo debía enfocarse en poner a salvo a todos y ayudar lo más que podía, pero necesitaban más ayuda, no solo con los heridos sino también en ubicar al responsable de aquel desastre, y a él no se le ocurría mejor opción que su oráculo. Tomó su teléfono en mano y marcó el número que conocía tan bien y aguardó a que ella contestara.

- ¿Qué quieres?- respondió Samantha con altanería y sequedad desde el otro lado de la línea.

- ¿Podrías ser menos dura conmigo? Solo es una llamada- pidió Elijah con suavidad. Detestaba estar enemistado con ella, detestaba la frialdad de su tono cuando se había acostumbrado a la dulzura de su tacto.

- Déjame recordarte los sucesos de las últimas doce horas ¿quieres?- profirió Sam con gran ironía en su voz- Te dije explícitamente que no quería verte, tampoco escucharte, eso incluye las llamadas de "lo siento".

- Sam...

- Rompiste mi corazón, tengo derecho a actuar como se me venga en gana- espetó el oráculo furiosa- Y a no ser que se trate de una emergencia no me llames.

- De eso se trata...- intervino él antes de que se le ocurriera colgarle el teléfono- Hubo un ataque en el pantano y necesitamos tu ayuda.

- ¿Cómo que al pantano? ¿Hayley y el bebé están bien? ¿qué pasó con Jackson y la manada?- preguntó Sam con gran preocupación notable en su voz. Una punzada de celos lo invadió ante la mención del alfa de la manada, ¿cómo podía preocuparse por ese lobo y no por él?

- Una bomba con matalobos estalló en el pantano, en medio del territorio de los crecientes- aclaró el original con rapidez- Hay muchos heridos y necesitamos tu ayuda Sam- pidió Elijah vehemente, en respuesta escuchó un suspiro.

- Iré enseguida- sentenció el oráculo.

- Y Sam...- intervino el trajeado antes de que ella colgara la llamada, quizá no era el mejor momento pero debía decirlo, Elijah soltó un suspiro y tragó duro- Lo siento mucho- profirió con suavidad y verdadero arrepentimiento. No debió haber dicho aquellas palabras la otra noche pero la furia lo había dominado por completo, y el desesperante deseo que tenía de darle una lección a su hermano de una vez por todas había eliminado el filtro en sus palabras, revelando lo que aparentemente sentía por Hayley. Había querido resolver sus dudas en calma y él solo, pero su hermano lo había orillado a esto y ahora enfrentaba las consecuencias de tan dramática situación.

No se escuchaba nada del otro lado, por lo que pensó que quizá Samantha habría mal interpretado sus palabras nuevamente. 

- Sam...

- Estaré en el pantano en 20 minutos- declaró el oráculo sin darle tiempo de corregirse o explicar.

- Sam por favor...- pero el sonido de la operadora le indicó que la llamada había sido colgada. No le había dado tiempo siquiera de explicarse, no quería ni hablar con él y tenía el presentimiento de que lo había arruinado aún más con aquellas palabras. Soltó un suspiro viéndose derrotado y continuó con su trabajo de ayudar a los licántropos heridos por el atentado.

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El doctor ajustaba las cintas en las muñecas de Kieran, mientras Cami caminaba nerviosamente por la habitación con el constante pitido de la máquina de pulsos sonando en todo el lugar y crispando sus nervios. Estaba muy segura de hacerlo, solo que los nervios de que esto resultara se la comían viva. Josh tomó una cinta de cuero negra y se colocó detrás del cura, quien muerto de miedo temblaba y en ocasiones gritaba insultos a quienes lo tocaran. 

- Hay un lugar especial en el infierno para los de tu clase- espetó el cura por lo bajo.

- No es la primera vez que oigo algo como eso- repuso Josh sin siquiera verse afectado por los insultos del tío de Cami, tomó la cinta de cuero y la colocó en la boca de Kieran para finalmente atarla en la parte posterior de su cabeza mientras él soltaba quejidos.

- ¡Vaya! ¿No es esta una horrible escenita?- el tono familiar y lleno de sarcasmo de Klaus le hizo voltear a verlo con los nervios en punta, como si la hubiesen pillado haciendo una travesura.

- Klaus...- profirió el nombre del híbrido que estaba en el umbral de la puerta- ¿Qué estás haciendo aquí?- preguntó frunciendo el ceño llena de confusión.

- Recibí una llamada urgente en tu nombre- explicó Klaus con neutralidad- Parece que me encargaron hacer lo que tu cobarde novio no podía- soltó él con burla hacia Marcel en sus palabras, mientras se acercaba a Cami- Y por lo que parece, es disuadirte de cualquier locura que estés a punto de cometer.

En respuesta ella lo miró con suspicacia antes de darse la vuelta y mirar a Josh y al doctor.

- ¿Están listos?- preguntó la rubia llena de determinación en llevar a cabo su idea.

- Por favor, se lo suplico...- pidió el doctor totalmente nervioso- No me obligue a hacer esto- por más hipnotizado que estuviese no podía evitar sentir miedo ya que si algo salía mal él sería el responsable. Camille soltó un bufido.

- Bien, lo haré yo misma- declaró totalmente irritada, se abrió paso hasta la máquina de choques y humedeció los catetos en un gel especial mientras se escuchaba claramente como la electricidad cargaba ambos aparatos.

- Camille, tu tío es un buen hombre- profirió Klaus intentando hacerla entrar en razón- No debería sufrir.

La razón por la que no la ataba de manos y la apartaba del pobre Kieran era por que aún seguía enojado con ella, aún estaba herido al confirmar que las palabras de Genevieve habían resultado ser ciertas, además que sabía que de detenerla ella probablemente lo odiaría por eso, por quitarle la oportunidad de salvar a su tío. De una u otra forma ella haría lo que se le viniera en gana.

- Ha estado sufriendo durante semanas, está muriendo Klaus- recalcó ella con gran frustración y tensión en su cuerpo- Ésta es la última oportunidad que tiene- finalizó antes de tomar los pulsadores en sus manos y colocarlos a ambos lados de la cabeza de Kieran, quien soltó un gran alarido al sentir la electricidad recorrer su cuerpo. Un escalofrío recorrió la espalda hasta del más fuerte en la habitación al escuchar el sufrimiento del cura, y quienes observaban como Cami electrocutaba a su tío y como éste se retorcía de dolor, sentía como su estómago se revolvía, por eso mismo casi todos apartaron la mirada de la escena frente a ellos incluido Klaus.

Finalmente ella alejó los pulsadores de la cabeza de Kieran, quien cayó agotado y jadeante en la silla a la que estaba sujeto. El sudor perlaba su frente y sus jadeos eran constantes, señal de su agotamiento. Los ojos del cura miraron a todos en la habitación con gran miedo y nerviosismo mientras un gran silencio se adueñaba de la habitación, siendo interrumpido por el único sonido constante del electrocardiograma. Klaus se acercó a Cami y tomó de sus manos los pulsadores para ponerlos a un lado a la vez que ella se agachaba a un lado de su tío. Tocó su hombro y lo acarició con cariño en un intento por reconfortarlo, llamando así la atención de Kieran que posó los ojos en su sobrina.

- ¿Cami?- pronunció con agotamiento, provocando una sonrisa en el rostro de la mencionada, al menos hasta que la expresión del sacerdote se deformó en una llena de pánico- ¿Qué rayos me hiciste?- preguntó horrorizado, volviendo al estado de alucinación en el que estaba. Los pitidos del electrocardiograma aumentaron, torturando los oídos de todos.

- Hay que hacerlo de nuevo- demandó Camille poniéndose de pie. El doctor la miró como si le hubiese salido una tercera cabeza.

- ¿Estás segura?- cuestionó Josh.

- Sonaba coherente, está funcionando- afirmó ella, movió sus manos hacia los pulsadores muy dispuesta a electrocutar a Kieran nuevamente, pero Klaus la detuvo.

- Doctor, revise al paciente- ordenó el híbrido, sacando al especialista de su estado de estupefacción. 

- Aléjense de mi- espetó el cura con voz temblorosa mientras era revisado por el doctor.

- El pulso es irregular- declaró el médico dándole un vistazo al electrocardiograma- No podemos continuar, va a matarlo.

- No...- espetó Camille intentando tomar los pulsadores, pero Klaus nuevamente la detuvo sujetando sus manos.

- Camille, tenemos que hablar- demandó Klaus con severidad en su tono de voz- En privado- la rubia lo miró a los ojos y tragó en seco a la vez que asentía. Las palabras del doctor le habían pegado en lo más profundo de sí misma, y el que Klaus le pidiera hablar le decía que algo estaba mal. Estaba dejándose llevar por la desesperación y la angustia y lo sabía, por lo que siguió a Klaus hasta la iglesia para tener su charla.

- Creo que tienes que prepararte, esta historia no tiene un final feliz- advirtió Klaus con preocupación en su mirada, ella en respuesta frunció el ceño.

- Pero los tratamientos...

- Lo matarán- interrumpió tajante el híbrido, quería hacerle entender que sin importar lo que hiciera el destino de su tío ya estaba sellado desde el momento en que lo maldijeron- Vas a empujarlo al precipicio y odiaría que vivieras con eso- profirió con bastante claridad para el gusto de Camille- Sin importar cuan noble sea tu causa.

Debió suponerlo, si Samantha no pudo romper la maldición entonces no existía la cura para tal embrujo. Las que tenían posibilidad de romperlo odiaban a su familia y se regocijaban por el sufrimiento de su tío. Y le había quedado más que claro que los tratamientos médicos menos que ayudarlo, lo matarían.

- ¿Entonces así es? ¿Estás esperando a que me rinda?- cuestionó Camille con perplejidad, sintiéndose derrotada. Sus esfuerzos habían sido en vano y ahora perdería a su tío para siempre, sin embargo aquello no era lo que más la desanimaba, sino era el que Klaus no creyera en su palabra o en la convicción que poseía para hacer las cosas y obtener lo que quería.

- Tal vez sea el momento- la respiración de Cami se cortó por un momento ante las palabras de Klaus, a lo que él suspiró- No de darte por vencida, de dejarlo ir- aclaró con suavidad, ella asiente con la cabeza.

- Tu decidirás su final- declara mirándolo a los ojos. Confiaba en él más que en nadie, claro que Sam no se quedaba atrás, pero Klaus estaba allí ahora y confiaba en él para que decidiera el destino de su tío.

Mientras ellos hablaban, Josh y el doctor que habían contactado permanecían con Kieran, y para la incomodidad del cura, el especialista en medicina lo observaba con gran curiosidad y fascinación.

- Ehm... no me pararía cerca de él si fuera tu- advirtió Josh- Es un poco impredecible y... homicida.

- Esto es fascinante- comentó el doctor agachado frente al sacerdote, observando el rostro del paciente- ¿Sería posible hablar con las brujas responsables?

- Si, pero no quieres hacerlo- comentó el nocturno negando con la cabeza, cuando de pronto Kieran se inclinó con brusquedad hasta que su cabeza tocó su mano atada, mordió con fuerza su propio pulgar soltando gruñidos como si tuviese rabia y luego lo arrancó dando un alarido al aire. El médico retrocedió totalmente horrorizado y temeroso, sin embargo aquello no le impidió despegar la mirada del cura psicópata que se liberó de la atadura de su mano y se lanzó contra él. Josh rápidamente tomó la silla a la que aún estaba atado el sacerdote y lo puso varios metros atrás del pobre doctor, quien observaba tembloroso desde el suelo.

- ¡Oigan! ¡Necesitamos ayuda!- gritó Joshua, intentando obtener la atención de Klaus y de Camille, quienes aún permanecían abajo.

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Luego de llevar a uno de los tantos heridos con los doctores en una de las cabañas a lo largo del terreno de los crecientes, Elijah sintió su celular vibrar en el bolsillo de su chaqueta. Frunció el ceño extrañado mientras lo sacaba, esperando que fuese Sam la autora de dicha llamada, pero al ver la pantalla del aparato vislumbró que en lugar de ella se trataba de Hayley. Aquello solo logró confundirlo más.

- Hayley- dijo en cuanto presionó el botón para atender.

- Tengo que encargarme de algo, regresaré tan pronto como pueda- manifestó ella del otro lado de la línea. Jackson se acercó al trajeado con lentitud al escuchar el nombre de la licántropo salir de la boca de él.

- ¿Dónde estás?- preguntó un poco preocupado el original. Con tanto loco suelto queriendo dañar a los licántropos era muy fácil que algo le sucediese a ella estando lejos de su manada.

- Elijah estoy bien, solo cuida a la manada mientras vuelvo por favor- pidió con amabilidad antes de colgar la llamada, dejando un poco impresionado al mencionado. 

- ¿Está bien?- preguntó el alfa lleno de preocupación.

- Al parecer si- responde guardando su celular de vuelta en el bolsillo de su saco. Ambos caminaron hacia el centro donde estaban todos los de la manada reunidos, a ver si habían más heridos.

- Estuvo bien que la bomba cayera donde cayó- comentó Jackson intentando ser algo positivo- Pudo haber sido mucho peor, gente pudo morir.

Elijah estaba de acuerdo, pero tenía la corazonada de que no era todo, le parecía extraño pues si hubiese alguien que quisiera hacer daño a los crecientes, dado el gran historial de injusticias que la manada había cometido en el pasado y lo mucho que eran odiados, le parecía extraño que solo hubiesen usado una bomba con matalobos. El autor de esta catástrofe debía tener un odio profundo a los integrantes de esta manada, el suficiente odio como para hipnotizar a un humano para conducir una bomba suicida hasta el terreno de los crecientes con el propósito de herir y hasta asesinar a todo el que hubiese estado cerca. Si era así entonces ¿por qué solo una bomba?

Le parecía extraño que todo hubiese acabado tan rápido.

- Aunque...- dijo Elijah entre dientes mientras observaba meticulosamente a su alrededor, buscando aquel defecto en el plan del enemigo, hasta que finalmente pudo ver en la parte inferior de uno de los remolques una bomba, y por la luz roja que titilaba daba la impresión de que estaba cerca de explotar. Rápidamente se volvió hacia Jackson- Saca a todo el mundo de aquí- ordenó con firmeza- ¡Ahora!- gritó antes de correr hacia los licántropos cercanos al remolque. 

Hubo una explosión a una distancia de Jackson, quien ante el repentino suceso se agachó y se apartó. Inmediatamente todos comenzaron a correr espantados mientras que en los alrededores estallaban las bombas con matalobos, convirtiendo el pantano en un campo minado. Los gritos se escuchaban y la desesperación podía sentirse en el aire, aquello alertó a Samantha, quien se acercaba en su motocicleta al terreno de la manada creciente. Aceleró su vehículo y lo dejó a un lado, se bajó de ella y corrió en dirección al escándalo a todo lo que daban sus pies, sintiendo el miedo crecer dentro de ella ante el pensamiento de que algunos de sus conocidos y amigos que había hecho en el mes que había visitado con frecuencia el pantano estuviesen muertos. 

A lo lejos pudo ver a Elijah ayudando a los licántropos que se encontraban inmóviles del miedo, o a quienes estaban heridos y debía admitir que verlo sin ningún rasguño la llenó de alivio. Samantha se acercó a una chica que se encontraba paralizada del miedo y colocó su mano en su brazo, haciendo que la loba diera un salto del susto.

- Tranquila, tranquila, soy Sam- se apresuró a decir para calmarla en un tono amigable- Necesito que te muevas, debes ponerte a salvo- la chica pareció reaccionar a las palabras del oráculo y comenzó a moverse junto a ella, atravesando el campo minado hacia un lugar seguro. Vislumbró a su vinculado ayudando a un hombre a ponerse en pie justo cuando una bomba estallaba a sus espaldas. Samantha actuó con rapidez y con su magia contuvo el fuego y la fuerza de la explosión en una especie de campo de fuerza, ganándose la atención no solo de Elijah sino también la de Jackson.

- ¡Llévalo a un lugar seguro!- gritó el oráculo en dirección al trajeado con desesperación- ¡Todos muévanse, no lo aguantaré mucho tiempo!- inmediatamente todos se movilizaron lejos de la zona de impacto. Elijah dejó al hombre a cargo de otro licántropo, determinado a volver por Sam se volvió solo para ver como Jackson corría hacia ella y la tomaba de la cintura para apartarla del área de la explosión justo en el momento en que ella dejaba de ejercer su magia.

Ambos cayeron al suelo y rodaron un poco mientras los demás corrían a un lugar seguro. Jackson se apoyó en sus brazos y observó al oráculo con suma preocupación.

- Sam ¿estás bien?- inquirió el licántropo angustiado a la vez que apartaba algunos mechones de cabello del rostro de la castaña, las miradas de ambos se toparon por un momento en el que permanecieron en silencio, simplemente contemplándose entre sí.

- Si estoy bien, solo algo aturdida- afirmó Sam un poco nerviosa ante la cercanía. Otra explosión los sacó del pequeño trance en el que ambos habían estado por un segundo, enseguida Jackson se puso en pie y ayudó rápidamente al oráculo. Nuevamente algo estalló a una distancia de ambos, mismo estallido que Sam contuvo con su magia- Evacua a todo el que puedas, detendré las explosiones tanto como pueda- él asintió en respuesta y corrió en dirección a Elijah, quien permanecía en pie totalmente incrédulo ante lo que acababa de observar.

- Vamos, ayudemos a los demás- ordenó el alfa con firmeza, logrando que el original saliera de su estado de estupefacción y se movilizara a ayudar a los de la manada mientras Sam contenía el fuego y la fuerza del impacto en una esfera de poder por el mayor tiempo que podía para que quien estuviese herido tuviese la oportunidad de escapar y no morir. Elijah, Jackson y todos los licántropos que no estaban heridos ayudaban y así despejaban el área mucho más rápido. Incluso hubo un par de ocasiones en las que Samantha tuvo que arrastrar licántropos con magia hacia el gran lago para alejarlos de alguna explosión y ponerlos a salvo. 

A lo lejos el oráculo observó como una pequeña niña lloraba presa del pánico, llena de humo y tierra mientras buscaba entre lágrima a su madre. Sam no lo dudó dos veces antes de correr hacia la pequeña niña justo cuando una de las bombas detonaba a tan solo una distancia de ella, rápidamente la castaña se lanzó sobre la pequeña y la cubrió con su cuerpo a la vez que extendía una de sus manos hacia el gran estallido para contenerlo. Sintió como la pequeña loba aferraba sus bracitos a su torso totalmente temblorosa a causa del miedo, mientras ella usaba toda su fuerza para contener el fuego que amenazaba con rostizarlas a ambas. Percibió como el sudor bajaba en forma de gotas por su frente y se percató del temblor en sus músculos y en sus manos, no resistiría mucho.

- ¡JACKSON!- gritó ella totalmente desesperada, captando la atención del alfa, quien corrió hacia ambas- ¡Llévatela de aquí, no aguantaré mucho!- el licántropo tomó a la pequeña en brazos, y dudando si dejar a Sam o no se quedó de pie observándola. Ella volvió su mirada hacia él con la angustia reflejada en su expresión- ¡Estaré bien, vete!

Ambos sabían que no sería así, pero ¿qué opción tenían?

Jackson asintió totalmente inseguro de lo que estaba haciendo y corrió lejos, llevándose a la niña a un lugar seguro. Samantha tragó en seco y observó el fuego contenido en aquella burbuja que había creado, cerró los ojos y dejó caer la barrera.

- ¡NO!- escuchó a lo lejos justo antes sentir como su cuerpo chocaba contra el suelo y la tierra, un leve mareo la invadió y con algo de esfuerzo abrió los ojos. Estaba a metros del lugar del estallido, nuevamente estaba en el suelo y su cabeza dolía un poco por el gran esfuerzo que hacía al contener las explosiones, mismas que afortunadamente y para alivio de todos ya no se escuchaban.

- Sam, por favor dime que estás bien- la voz preocupada de Elijah se escuchaba tan lejana, aún cuando podía verlo justo sobre ella de forma borrosa- Sam...- la cálida mano del trajeado acariciaba su mejilla mientras que su mirada preocupada y su ceño fruncido de la angustia la inspeccionaban de pies a cabeza.

- ¿Elijah?- preguntó la castaña con el ceño fruncido y voz débil, haciendo que el corazón del original vuelva a latir en su pecho.

- Gracias al cielo- dijo en un suspiro de alivio- ¿Te encuentras bien?- preguntó, a lo que ella intentó incorporarse para ver el daño, pero una punzada en su cabeza la puso de vuelta en el suelo.

- Mi cabeza- soltó ella junto a un quejido de dolor.

- Te daré de mi sangre- declaró el trajeado arremangando su chaqueta y mordiendo su muñeca antes de que siquiera se le ocurriera protestar- Ten, bebe esto...- ofreció acercando su muñeca a la boca del oráculo. Sam le dio una mirada cargada de agradecimiento y bebió de la sangre que le era ofrecida, sin atreverse a despegar la mirada de él. Había olvidado cuan profundos y cautivadores podían ser aquellos ojos cafés y cómo podían afectarla, su corazón comenzó a latir con un poco más de fuerza y pudo percatarse de las mariposas que hacían presencia en su estómago, mientras que la sangre bajaba por su garganta. Su dolor de cabeza inmediatamente desapareció y sintió como la fuerza volvía a su cuerpo.

- ¿Mejor?- preguntó Elijah con una media sonrisa luego de alejar su muñeca. Samantha asintió con la cabeza- Ven, te ayudaré a ponerte de pie- ofreció él colocándose en pie y ofreciéndole su mano.

Sam la miró con algo de duda. No olvidaba lo que había sucedido, pero dada la catástrofe que enfrentaban no tenía sentido pelear con Elijah por cosas que en ese momento no venían ni al caso. Tomó la mano del original sintiendo aquella corriente tan familiar de energía recorrer su anatomía, y supuso que a él le había pasado lo mismo puesto que al estar de pie uno frente al otro pudo ver en su mirada el deseo y la ansiedad juntos refulgir en sus ojos color café. Ella no se quedó atrás pues sentía el mismo deseo apoderarse de su cuerpo y en consecuencia, sus labios se entreabrieron ante la ansiedad de sentir sus labios estrellarse nuevamente contra los de él. 

Rápidamente apartó su mano de la de Elijah como si su tacto le quemara, seguido de su mirada, y se vio obligada a tomar aire tan solo para darle oxígeno a su cerebro para que dejaran de ocurrirsele ideas tan estúpidas que más adelante romperían su corazón.

- Hay que ayudar a los demás, andando- declaró Samantha con dureza y frialdad en su voz hacia Elijah, antes de encaminarse a ayudar a los heridos siendo seguida por él.

No cabía duda de que el sentir sus labios contra su muñeca y el fino y cálido tacto de su mano sobre la suya lo había afectado de sobremanera. Por unos segundos había estado en una especie de limbo en la que solo ellos dos podían existir, algo que hasta el día de hoy no lograba explicarse. ¿Cómo podía sentir algo tan intenso solo con ella? ¿cómo era eso posible? En toda su larga vida había tenido incontables amantes y eran muy pocas a las que había amado, sin embargo conocía muy bien lo que era amar a alguien con tanta pasión que al perder a ese gran amor sentía como todo su universo se venía abajo. Lo que sentía al tocar a Samantha, al estar junto a ella o solo con el simple hecho de mirarla era mil veces más intenso que lo que alguna vez había sentido por alguien, dejando a sus anteriores amores como simples romances de verano.

No lo entendía y tampoco le interesaba entenderlo del todo. 

A lo lejos vislumbró a Jackson cerca de lo que parecía ser el cuerpo de una chica, se acercó para ayudarle y pudo ver todo el dolor que sentía. Ellos eran su familia y ahora varios estaban muertos gracias al atentado de las bombas, mismo que por el momento no tenía culpable alguno. Elijah colocó su mano en el hombro del alfa en forma de consuelo, mientras que él volvía sus ojos llenos de lágrimas al vampiro.

- Jackson... vamos, es todo- le dijo con sincero pesar.

- ¡Ayuda!- aquel grito alertó a ambos- ¡Alguien ayúdeme!- se trataba de Oliver, quien intentaba quitar de encima de Liv el remolque que aplastaba su abdomen. Inmediatamente Elijah corrió a socorrer a un desesperado rubio y con sus manos levantó aquel pesado remolque lo suficiente para que el chico pudiera sacar a Liv y ponerla a salvo. Elijah miró a su alrededor mientras Oliver examinaba a su amiga, Samantha ayudaba a los licántropos heridos y los llevaba a un lugar seguro donde doctores atendían las heridas que aún no sanaban gracias al matalobos. Jackson también hacía lo mismo.

Elijah se acercó a la rubia herida en el suelo.

- ¿Cómo está?- preguntó a un nervioso Oliver.

- Tiene una herida en el abdomen, pude ponerle un par de vendas- el trajeado miró a su alrededor, habían demasiados que necesitaban ayuda y Oliver podría ayudarlos. Tomó a Liv en brazos y la llevó hasta la cabaña donde atendían a los heridos.

Con ayuda de Jackson colocaron a Liv en una cama, donde ella no paraba de quejarse por el dolor en su abdomen. Oliver los había seguido y observaba a su amiga adolorida y al borde de la inconsciencia. Elijah revisó la herida de la rubia y frunció el ceño con confusión al ver que no había sanado aún.

- La herida cierra Oliver- dijo el trajeado intentando calmar a un muy nervioso y frustrado rubios, que caminaba de lado a lado en la habitación.

- Nunca ha matado a nadie, nunca activó el gen de licántropo- reveló para sorpresa del original- No se cura, no es igual a nosotros- reiteró en respuesta, dándole una mirada a la rubia yaciente en la cama.

- Podría curarla... mi sangre- ofreció Elijah, obteniendo la mirada de Jackson.

- ¿Sangre de vampiro?- espetó el rubio con disgusto por la sugerencia- Créeme, ella querría morir.

- Quizá mi magia pueda ayudar- inmediatamente todas las miradas se fueron hacia el oráculo de pie en la entrada de la cabaña que limpiaba sus manos llenas de suciedad con un pañuelo blanco, Elijah se dio cuenta de que aquel trozo de tela tenía sus iniciales grabadas en una esquina y sintió un rayo de esperanza impactar en su corazón al percatarse de que al menos ella conservaba una parte de él consigo- Podría detener el sangrado y sellar la herida al menos un poco, pero supongo que tanto humo y golpes la tendrán mareada por un rato- ofreció con amabilidad guardando el pañuelo de vuelta en su bolsillo. Oliver bufó.

- ¿Y luego qué? ¿Lanzarás una maldición sobre ella como lo hicieron las brujas?- cuestionó dándole un vistazo a Sam lleno de furia, ganándose malas miradas de parte de Jackson y de Elijah. Ella soltó una risa totalmente falsa, denotando su enojo creciente al ser comparada con una bruja nuevamente. Este chico no paraba de parlotear estupideces que cada vez aumentaban sus ganas de destrozarlo con sus manos.

- No te pregunté a ti cachorro- espetó Samantha con burla hacia él- Le pregunté a él- dijo señalando a Jackson con un gesto mientras daba un par de pasos al frente- Después de todo es quien está a cargo ¿cierto?

En respuesta, Oliver la observa con odio a la vez que sus músculos se tensan ante la sonrisa triunfal de la castaña frente a él. Samantha vuelve su atención a Jackson de forma expectante, a lo que él asiente con la cabeza dándole su consentimiento para curar a Liv. Sam se acerca a la licántropo herida y se coloca de rodillas junto a ella, aparta la venda con cuidado y coloca la palma de su mano en la herida abierta de su abdomen. Todos observan como el oráculo toma un respiro antes de que la palma de su mano comience a brillar, mientras que Oliver caminaba de un lado al otro totalmente tenso.

- No hay que dejar que se salgan con la suya- espetó ante su alfa.

- Ni siquiera sabemos a quien culpar- repuso Jackson con firmeza y poniéndose de pie ante el inestable carácter del rubio, que a cada minuto que pasaba parecía que explotaría de la ira que cargaba. ¿Qué demonios le pasa?, se preguntó Sam por un segundo con el ceño fruncido mientras lo observaba.

- ¡Claro que si!- repuso Oliver con un grito- ¡Y si no nos defendemos lo harán otra vez!

Jackson se acercó más al rubio, mirándolo con dureza. Era el alfa y su decisión era final, si él se oponía a sus órdenes entonces habrían consecuencias muy graves. Samantha y Elijah permanecieron alerta en caso de que aquella tensión en la habitación estallara en pelea, sin embargo Oliver solo soltó una risa amarga y se fue de la cabaña totalmente frustrado. Ambos hombres restantes compartieron una mirada antes de que el alfa volviera su atención al oráculo que sanaba a Liv. Ella retiró su mano del abdomen de la loba con un suspiro y observó la ahora pequeña herida, que parecía una pequeña cortada, en el costado de la rubia.

- Es todo lo que puedo hacer por ella- dijo Samantha poniéndose en pie y mirando a la chica- Solo aceleré un poco el proceso de recuperación, si avanzo más podría dejarla en coma- Jackson asiente comprendiendo sus palabras. Guardó ambas manos en los bolsillo de su pantalón y se acercó al alfa soltando un suspiro- Quizá despierte en un par de horas, así que lo mejor sería dejarla descansar.

En respuesta obtiene el asentimiento de Jackson, quien no apartaba la mirada de Liv y a juzgar por su expresión parecía estar a punto de llorar. No esperaba menos viniendo del alfa de los crecientes. Un hombre sensible, amable, cariñoso y sobre todo con un sentido de familia que solo podía ser comparado con la ambición de Klaus de proteger a su propia hija y a sus hermanos de cualquier mínima desgracia. Colocó una mano en su hombro ganándose su atención.

- Estarán bien todos Jack- aseguró Sam con una sonrisa amigable- Iré a ayudar al resto- profirió antes de salir de la cabaña dejando a Jackson completamente encantado, puesto que nunca antes ella le había puesto un apodo y dada su reciente amistad y constante coqueteo, que ella estuviese presente significaba mucho para él. Mientras que Elijah intentaba con todas sus fuerzas no demostrar lo celoso que estaba de la situación y las ganas enormes que tenía de ir a estrellar sus labios contra los de Sam para marcar territorio, no solo ante el alfa de los crecientes sino ante todos los licántropos que se les ocurriera acercarse con otras intenciones a su oráculo.

Esto de estar separados lo estaba poniendo al límite de su cordura.

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Entró al bar de los nocturnos hecha una furia, sosteniendo la estaca de madera en sus manos. Al azotar la puerta del lugar todas las miradas de los vampiros se volvieron hacia ella, mientras que Hayley solo buscaba al líder del clan, quien permanecía sentado en una silla observándola con una sonrisa ladina. Uno de sus pies estaba sobre la mesa de billar mientras que la loba se acercaba furibunda a él.

- Tienes mucho valor para venir aquí mamita- profirió Diego con un tono burlesco y seductor, seguido a eso Hayley pateó la silla con fuerza logrando que cayera de espaldas al suelo. Inmediatamente todos los nocturnos se pusieron alertas y en posición de ataque. Diego se levantó rápidamente soltando un gruñido, pero antes de que siquiera pensara en sacar sus colmillos Hayley lo tomó de la camisa y alzó la estaca apuntando en su pecho hasta que logró acorralarlo en una columna de madera. La punta filosa amenazaba con atravesar el pecho de Diego y clavarse en su corazón, y a juzgar por la mirada iracunda de la licántropo, ella no le temblaría el pulso para hacerlo.

- Alguien atacó a mi manada en el pantano esta mañana, y ya que no veo a la mente brillante por aquí...- espetó amenazante mirando a su alrededor, rápidamente volvió su mirada hacia Diego y apoyó su peso en la estaca, que se enterró un milímetro en la piel del vampiro causándole dolor- Por qué no me dices donde está Marcel y así podremos continuar con nuestro día- ladeó ligeramente su cabeza ante la falta de respuesta del líder del clan, para nuevamente embestirlo con fuerza, enterrando un poco más la punta de la estaca en el pecho del vampiro- ¿Crees que estoy jugando?- cuestionó la loba con dureza- ¡Había familias enteras!

La mandíbula totalmente tensa de Diego junto a su respiración, eran producto de que la estaca se encontraba penetrando su pecho milímetro a milímetro a la vez que sentía la sangre deslizarse por su piel y manchar su camisa.

- Tenía un lugar...- reveló Diego totalmente tenso ante las amenazas de Hayley- 1917 Patterson, si aún lo tiene ahí está.

Hayley se alejó con brusquedad totalmente satisfecha, y bajo la mirada de todos los nocturnos salió del club para abordar su auto e ir en busca de Marcel. Al llegar a la dirección bajó del auto y llamó inmediatamente a la única persona que sabía le ayudaría a patearle el trasero al vampiro responsable del ataque al pantano. 

- ¿Klaus dónde estás?- preguntó en cuanto él le atendió. De fondo podía escuchar un alboroto, incluso el sonido de un electrocardiograma que le hizo preguntarse: ¿Exactamente qué demonios está haciendo?

- Estoy en medio de una situación, amor- dijo el híbrido desde el otro lado de la línea. Reconoció a lo lejos la voz del padre Kieran y frunció el ceño. Debía concentrarse en lo que era realmente importante.

- Alguien envió una bomba suicida al pantano esta mañana- profirió ella mientras caminaba hacia el recinto donde estaría Marcel.

- ¿Qué?- espetó Klaus con gran perplejidad- ¿Dónde estás?- preguntó él con repentina dureza.

- Ahora estoy del otro lado del río, subiendo- informa la castaña mientras camina a la propiedad- Creo que un ataque así es obra de Marcel, ha odiado a los licántropos por años y después del castigo que le dio a las brujas...- se encogió de hombros- Lo localicé y pensé que te gustaría ayudarme a patearle el trasero por intentar volarnos ante el pueblo vecino.

- ¿Puedes sacarlo de aquí por favor? Asegúrate de que no recuerde nada- escuchó la voz de Klaus dirigirse a alguien más, en ese momento supo que estaba sola, aunque no le importaba puesto que toda su vida se las había apañado muy bien sola- Escucha Hayley, te aseguro que en cuanto termine aquí tendrás toda mi atención, mientras te pido, por favor no te metas en problemas.

- No tienes que preocuparte- dijo con un tono sutil intentando sonar despreocupada- Elijah está conmigo- dijo antes de colgar. No iba a quedarse de brazos cruzados cuando tenía la oportunidad de matar con sus propias manos al responsable de la bomba en el pantano. Se adentró al recinto sosteniendo firmemente la estaca de madera en su mano, totalmente decidida a matar al moreno y sabiendo que no violaría ningún acuerdo, ya que él estaba exiliado de la ciudad. Pudo verlo sentado en un sillón gris que le daba la espalda a la entrada.

- Adelante, toma asiento- dijo Marcel levantándose del sillón con un tono amistoso- Te ofrecería una bebida pero...- señaló con una amplia sonrisa su abultado vientre mientras ella entraba al espacioso recibidor.

- Que bello lugar- comentó en un tono irónico. 

- Si, es temporal- dijo el moreno dirigiéndose al minibar- Un amigo me la prestó- explicó con simpleza, sin un ápice de nerviosismo ante la estaca que ella sujetaba amenazante en su mano- Aunque no lo creas aún tengo un par de amigos por ahí- tomó una botella de lo que parecía ser whisky- Necesito amigos que me mantengan informado...- sirvió más licor en su vaso de cristal- Que me alerten cuando alguien me acuse de cosas que no hice.

Hayley permanecía de pie en el recibidor, observando al moreno con el ceño fruncido. No le creía del todo, Marcel era tan manipulador como Klaus, después de todo había sido criado por él, pero en caso de ser cierto, si él no lo había hecho ¿entonces quien? 

- Por cierto, no tenías que lastimar a Diego así- reprochó de manera sutil con una sonrisa llena de diversión- Tú y yo nos debemos una conversación.

- ¿Quieres decir algo?- preguntó mientras lo fulminaba- Habla- espetó con dureza.

- Chica feroz- añadió Marcel mientras tomaba asiento- Eres como tu padre ¿eh?- en ese momento la expresión dura de Hayley se suavizó un poco, ¿los había conocido?- Oh si, lo conocí. Conocí a toda tu familia- soltó el moreno, respondiendo a la duda de la loba- De hecho, si los conocieras tanto como yo sabrías cuantos enemigos tienen- la mirada verde de Hayley se tornó una llena de curiosidad, misma que el vampiro estaba dispuesto a saciar- En los 90's fueron los crecientes los que se hicieron cargo de la ciudad, o lo intentaron- su ceño se frunció ligeramente- Vinieron para luchar y eran buenos haciéndolo, no les importaba a quien asesinaran mientras ganaran más poder.

- ¿Entonces la maldición a los crecientes fue tu manera de detenerlos?- cuestionó sin un ápice de amabilidad- Que heroico- dijo sarcásticamente.

- Era eso o asesinarlos a todos y no me gusta la masacre indiscriminada- Marcel se puso de pie y nuevamente fue hasta el minibar- Verás, hay algo sobre los niños...

- Eso escuché.

- Oh, hiciste más que escuchar... Andrea Labonair- profirió dando un par de pasos cerca de ella, mientras que Hayley lo miraba llena de perplejidad y confusión- La prueba viviente- la señaló con una ligera sonrisa. 

- ¿Desde cuando sabes quien soy?- cuestionó ella totalmente tensa, su mano se aferraba sobre la estaca de madera.

- Vi lo interesada que estabas con los crecientes, después de tu pequeña reunión familiar en la vieja casa de la plantación empecé a unir los puntos.

- Dime algo Marcel...- lo miró con suspicacia, queriendo desentrañar cada secreto que guardaba en su interior con respecto a sus antepasados, así que se armó de valor- ¿Asesinaste a mis padres?- preguntó con dureza, como era de esperarse en ella. Marcel apartó la mirada apenado.

- Hubieron muchas peleas entre los licántropos, tus padres se escondían- por un momento la mano de la castaña se tensó aún mas en el trozo de madera puntiagudo- Alguien los atacó, enserio no sé quien fue- afirmó Marcel con sinceridad- Llegué después, estabas en tu cuna.

- Dame una buena razón para creer algo de todo lo que estás diciendo- espetó la chica sin poder creerle, totalmente tensa intentó contar hasta diez para no lanzarse sobre él.

- Puedes creer lo que quieras, pero tú fuiste la última Labonair- dijo encogiéndose de hombros- Es decir, pudo haber sido una ventaja para nuestro bando, pero en lugar de eso te entregué al padre Kieran- Marcel se acercó a un contado de uno de los muebles del recinto y de ahí sacó un gran bolso negro, luego lo dejó sobre la pequeña mesa de café a la vista de Hayley, quien frunció el ceño confundida.

- ¿Qué es eso?- preguntó apuntando con la estaca de madera la maleta.

- Dinero principalmente, todo lo que necesitas para vivir a salvo- aclaró con neutralidad- Lo que halla pasado en el pantano no fui yo, pero como van las cosas puede que tenga que serlo esta vez- sentenció con un ápice de amenaza en sus palabras, la licántropo sonrió con burla e ironía antes de tomar asiento.

- Entonces ese es tu gran plan- dijo ella con un suspiro- Sacarme de la ciudad y que Klaus, Elijah y Samantha me sigan muy de cerca.

- No, no puedo decir que ese sería un efecto positivo- comentó Marcel entre risas.

- ¿Y por qué no te vas?- inquirió con dureza sin apartar la mirada del moreno- Sigue tu consejo- profirió a la vez que se encogía de hombros. Quizá se había preguntado eso por mucho tiempo, tenía toda una vida y tantas oportunidades, había perdido a Rebekah y ahora lo único que tenía era una revolución en proceso, todo por la misma causa.

- Fue aquí donde nací- respondió con una sonrisa llena de nostalgia. Hayley le dio un leve asentimiento, comprendiendo sus razones.

- Igual yo- declaró antes de ponerse de pie y dirigirse a la salida.

- El de la moto...- mencionó Marcel en voz alta llamando la atención de Hayley y logrando que se volteara a verlo- El de la bomba, tenía un problema con las apuestas, le daba dinero a los casinos o peor, a quienes los administran- ella solo asintió levemente antes de continuar con su camino- Y Hayley...- la llamó el moreno- Cuando las cosas se pongan feas recuerda que intenté sacarte, otra vez.

Lo sabía, y muy internamente agradecía el gesto pero esa ciudad era su hogar y el de su manada. Lucharía con uñas y dientes de ser necesario.

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Luego de la llamada de Hayley y de la inesperada noticia del ataque al pantano, habían atado a Kieran a la cama y le habían dado un fuerte sedante. Josh se había llevado al doctor para borrarle la memoria y al cabo de unos minutos Camille y Klaus observaban al dormido cura en la cama, cuando de pronto soltó un quejido y seguido a eso el electrocardiograma solo emitió un pitido, señal de que su corazón se había detenido.

- Es un paro cardíaco- dijo el híbrido quitándose la chaqueta, debía hacer algo para ayudarlo o a Cami le daría un desmayo o algo peor- Tal vez quieras mirar a otro lado- le dijo a una angustiada Camille mientras se arremangaba las mangas de su camisa. Metió de golpe su mano en el pecho del sacerdote provocando el sonido estrepitoso de los huesos quebrándose, seguido del grito sorpresivo y horrorizado de la rubia.

- ¡¿Qué rayos estás haciendo?!- preguntó ella muy agitada y temerosa.

- Masajeo su corazón- profirió con la mano sujetando su corazón, mismo que comenzaba a latir y se veía reflejado en el aparato conectado a Kieran- Su cuerpo se está apagando- añadió con amargura y frustración- Incluso con mi ayuda no le queda mucho tiempo.

- Tu sangre- mencionó Camille con un dejo de esperanza- Si le das de tu sangre... él volverá ¿cierto?- inquirió con la respiración acelerada, sintiendo un nudo formarse en su garganta a la vez que las lágrimas mostraban indicios de asomarse por sus ojos.

- Como un vampiro en transición, si- afirmó el híbrido con firmeza- En cuanto al hechizo...- negó con amargura- Tal vez su muerte sea una bendición.

Le dolían las palabras de Klaus aunque fuera la verdad. Bien decían que la verdad es algo duro de ver, y en este caso lo que no quería ver era a su tío morir aunque su destino estuviese sellado por una maldición. Se negaba a ver el nombre de su tío grabado en una lápida en el cementerio de la ciudad, se rehusaba a perderlo. Si Klaus le daba de su sangre él regresaría como vampiro y así no tendría que irse, no del todo. El electrocardiograma y las respiraciones pausadas de Kieran hacían que el corazón de Camille se estrujara de tristeza mientras que una lágrima se deslizaba por su mejilla.

- Hazlo- dijo la rubia siendo dominada por la desesperación- Solo hazlo por favor Klaus no... no puedo dejarlo morir así no...- suplicó con voz temblorosa y negando con la cabeza.

Quizá todos tenían razón, Camille era su debilidad y lo fue desde el momento en que la conoció, porque verla llorar mientras esos ojos suplicantes lo miraban hacía que su pecho se retorciera de dolor. Detestaba causarle dolor, detestaba verla llorar, por lo que alzó su muñeca y la mordió para rápidamente darle de su sangre al agónico sacerdote. Sacó lentamente su mano manchada completamente de sangre, del pecho de Kieran. El electrocardiograma marcó la falta de pulso en el paciente, haciendo que el corazón de Camille se rompiera en mil pedazos, las lágrimas no tardaron en deslizarse una tras otra por sus mejillas y en consecuencia tuvo que cubrir su boca para reprimir un sollozo. Su tío finalmente había muerto, pero la mirada de Klaus le dio esperanza. Esperanza de que luego se levantaría como alguien sobrenatural, solo debía esperar.

Por lo que bajaron a la iglesia y esperaron a que Kieran diera señales de movimiento en el piso superior. La transformación tardaría al menos un par de horas, una si corrían con suerte. De pronto un mensaje llegó al celular del híbrido.

"Estoy en el pantano, los licántropos están graves. Averigua quien hizo esto antes de que ocurra otro ataque. Yo seguiré curando heridos.

PD: Si pasas por casa ¿podrías dejarle algo de comer al gato sin nombre? con todo este ajetreo no volveré a casa para la hora del almuerzo.

Besos y abrazos con olor a perro y humo

SM"

Le fue imposible soltar una pequeña risa ante el mensaje de Sam. Le impresionaba la capacidad que tenía de verle el lado divertido a una situación tan seria y le parecía algo valiente que hiciera una broma así. Debía ir a ayudar al pantano o al menos a buscar pistas sobre quien pudo haber sido el responsable del ataque a los lobos, además de que debía darle de comer al gato sin nombre de Sam. Rodó los ojos al recordar aquella tarea que al parecer le habían impuesto antes de fijar su mirada en Camille, quien encendía velas cerca del altar.

- La verdad me tengo que ir- dijo con algo de pesar. No quería dejarla sola en un momento tan difícil pero no tenía de otra.

- ¿Qué pasará luego?... cuando despierte- preguntó temerosa sin apartar la mirada de las velas.

- Él va a estar en transición, con ansias de sangre pero estaré de vuelta antes- se apresuró a decir Klaus. Ella se volvió a mirarlo llena de preocupación.

- Va a estar furioso conmigo- profirió, cayendo en cuenta de lo que había hecho- Es un padre, lo convertí en vampiro... ¿qué clase de desesperación fue esa?- se cuestionó frunciendo el ceño. Él decidió acercarse.

- Sabes tan bien como yo amor, que nunca lo superará- dijo a una triste y arrepentida Camille- Convertirlo no era la cura- revela con pesar, conociendo al sacerdote y su reacción suponía de antemano cual sería su decisión y era mejor decírselo- Era una oportunidad para despedirte- inmediatamente la expresión de la rubia se llenó de melancolía y sintiéndose frustrado Klaus soltó un suspiro dando una mirada nerviosa hacia la puerta. Tenía que irse.

- Klaus... ¿te quedarías?- rogó Camille mirándole a los ojos, dejando al híbrido sin palabras- Solo un poco más.

¿Cómo negarse ante aquellos ojos cargados de dolor y sufrimiento que lo miraban suplicante? ¿Cómo podría dejarla sola? Una parte de él le reprochaba que Sam, Hayley y Elijah lo esperaban en el pantano para ayudarles con los licántropos, además que debía alimentar al gato sin nombre, pero el hecho de dejar a Camille sin compañía en el momento más duro de su vida no le agradaba. Klaus suspiró y le dio una pequeña sonrisa a la vez que asentía.

- Por supuesto.

Tal parecía que el gato sin nombre tenía que esperar.

Así que le envió un mensaje a Samantha antes de ir junto a Camille hacia las bancas de la iglesia.

"Ayudo a Camille con el asunto de su tío el cura, está peor que antes. Me quedaré un poco más y luego averiguaré quien fue el responsable. Se que entenderás.

PD: Te recuerdo querida, TÚ adoptaste al gato sin nombre. TÚ aliméntalo. :)

Y ponle un nombre al animal por favor

Klaus"

Se sentó junto a Cami en las bancas e intentó distraerla hablando sobre cualquier cosa menos el problema en el pantano. Funcionó por unos minutos hasta que a ella se le había ocurrido la idea de subir a ver como estaba su tío, por lo que permanecieron dos horas en la habitación donde descansaba el cura, esperando pacientemente a que despertara. Finalmente Kieran reaccionó y abrió los ojos tomando una profunda bocanada de aire, se incorporó de golpe en la cama y lo primero que vio fue a su sobrina.

- Cami...- dijo en un susurro, totalmente anonadado por lo que estaba viendo- Dime qué pasó- pidió con suavidad, miró a su alrededor y estaba sentado sobre la cama, no sentía la presión de la cadena sobre su mano- El hechizo... podía sentir como algo...que vivía dentro de mi...- profirió con el ceño ligeramente fruncido para luego mirar su mano.Por un segundo pensó que quizá todo había sido un sueño, pero la marca que había tenido en su mano le recordaba en sus momentos de lucidez que todo era real, que las alucinaciones eran parte de una maldición, misma que al parecer ya no estaba- Se ha ido...- dijo con cierta alegría al notar la ausencia de la marca negra en su mano. Inmediatamente Camille se lanzó entre lágrimas a abrazar fuertemente a su tío.

Kieran, al devolverle el gesto notó que algo andaba mal. Miró su mano izquierda con el ceño fruncido, estaba vendada y le faltaba el pulgar. Esa era otra prueba de que no había sido un sueño. 

- Oh por dios- exclamó horrorizado separándose del abrazo de su sobrina y mirando su mano.

- Ehh... así es, tú... tuviste un día de prueba, padre- soltó el híbrido con algo de pesadumbre en su voz ante un extrañado Kieran- ¿Cómo explicarlo mejor?- Cami miraba a su tío totalmente nerviosa.

¿Por qué ella actuaba tan raro? Aquella expresión solo le recordaba cuando ella era una niña y la atrapaba con las manos en la masa haciendo una travesura, o después de descubrir que había hecho algo malo. Esa expresión llena de culpa, angustia y tristeza le estrujó el corazón en parte, por otro lado se preguntaba ¿qué había hecho Cami para que se sintiese culpable?

- Tal parece que el hechizo terminó... con tu muerte- sentenció Klaus con sutileza, intentando que la noticia no le pegara tan fuerte al sacerdote.

- Un momento... ¿morí?- preguntó dándole una mirada a su sobrina totalmente confundido, ahora entendía por qué tenía la ligera sensación de sequedad en su garganta- ¿Por cuanto tiempo?- inquirió mirando al híbrido.

- Pocas horas, más o menos- respondió Klaus.

- Lo lamento- se disculpó Cami con la voz temblorosa- No quería perderte, no así- nuevas lágrimas se deslizaron por sus mejillas- Le pedí que te diera su sangre- en respuesta Kieran sonrió con amargura.

- Entiendo- pronunció finalmente  un poco enojado antes de volver su mirada a Klaus- Así que el diablo tiene un trato conmigo después de todo.

- Tío Kieran yo...- intentó decir su sobrina entre lágrimas sintiéndose más que culpable, en su lugar Kieran cerró los ojos y negó a la vez que la sequedad en su garganta aumentaba.

- Lo que sientes es hambre- le explicó el híbrido ganándose un asentimiento de parte del cura- Y será más fuerte.

- Sé como funciona- intervino Kieran de forma tajante, mirando por la ventana. Camille no podía dejar de sentirse culpable al condenar a su tío de esa forma, a una vida que era más que obvio él no deseaba llevar. 

- Entonces ya sabes que si no te alimentas morirás- profirió el original con las manos en su espalda.

- Sé que es la opción que voy a tomar, y ya estoy muerto- soltó con desgano mientras que Cami limpiaba sus lágrimas. Kieran entendía completamente los motivos de su sobrina, y la perdonaba, después de todo eran familia y al menos le daría la oportunidad de despedirse, misma que a él le hubiese gustado tener con Sean- Por favor, déjame con mi sobrina- fijó su mirada en Klaus nuevamente- Quiero un momento en privado para hablar con ella- pidió con amabilidad.

Había llegado el momento y Klaus lo sabía. No sabía si podía dejar a Cami sola, después de todo ella estaba por despedirse de un ser querido. La rubia se acercó a él y le sonrió de lado.

- Está bien- le aseguró con suavidad antes de posas su mano en su hombro- Klaus, gracias...  por hoy... por ser así- soltó con una sonrisa antes de sentarse junto a su tío y rodearlo con sus brazos. Debía enfrentar esto sola y Klaus lo entendía, por lo que se dio la vuelta y salió de la iglesia, rumbo a la casa a alimentar al gato sin nombre de su amiga.

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Cubierto de tierra y ceniza, Elijah contemplaba el gran lago desde el pequeño embarcadero totalmente pensativo. Su cabeza era todo un lío luego de ver la provocación de los licántropo y como su tratado de paz se iba a la basura, tal y como Klaus le había advertido días antes, eso explicaba el por qué Samantha se había aliado con su hermano en secreto. No la culpaba ni le guardaba rencor por algo que era más que cierto, al contrario. Ahora debía lidiar con una posible guerra entre bandos, misma que a cada minuto estaba más cerca por lo que debía hacer las paces con ambos. Con su hermano era pan comido, lo difícil era lograr que Samantha le dirigiera la palabra.

Y ahí entraban los problemas en su corazón. Si su cabeza era un lío, su corazón estaba peor que cruce de diez trenes. Todo era tan complicado que solo pensar en lo que tenía que hacer para resolverlo le daba jaqueca. Por un lado estaba Hayley, había sentido una gran atracción hacia ella en el momento de conocerla, cosa que lo llevó a sentir más cosas por ella y dado el ofensivo comportamiento de su hermano ese sentimiento fue desapareciendo en mínimas cantidades. 

Pero la verdadera razón de que ahora viera a la madre de su sobrina como una simple amiga, se encontraba dentro de la cabaña con los licántropos, sanandolos con magia. Al conocerla nunca pensó que sentiría algo como eso, de hecho solo pensó que podría mantener una relación profesional, únicamente para tratar con aquellos asuntos que involucraran la magia y la protección del hijo de su hermano, pero al ver esos ojos la primera vez fuera de esa tienda, ante el roce accidental de sus manos al intentar tomar la bolsa que había caído al suelo, tuvo esa sensación extraña en el pecho. Algo en su sistema le pedía a gritos no alejarse de ella y nunca dejarla ir, no sabía como explicarlo. Sam había cambiado su forma de ver las cosas, había puesto su mundo de cabeza y con cada beso lo hacía sentir en la luna, sentía que tenía tantas posibilidades de hacer lo que fuese, y todo eso se había ido al caño la noche anterior.

Se arrepentía enormemente de haber dicho esas palabras, preso del enojo, de la confusión y harto de su hermano y de sus conspiraciones a su espalda. Se arrepentía tanto que solo deseaba volver el tiempo atrás para jamás haberlas dicho en voz alta. Pero eso ya no importaba, la había perdido y la había lastimado. Había roto otra promesa, no la había protegido como se debía y esa misma promesa era lo que lo ataba a no ir por ella a besarla justo en ese momento. No deseaba lastimarla más, por eso había tomado la decisión de alejarse, de ir en contra de los gritos resonantes en su sistema y dejarla ir.

No iría tras ella, pero tampoco iría tras Hayley. Sus sentimientos hacia su oráculo permanecerían intactos y viviría por la eternidad con aquel dolor en su pecho. Sabía de sobra que un sentimiento tan envolvente como ese no podría superarlo en un par de días, y tampoco se arreglaba con más amantes. Esta herida se curaría sola con el tiempo y Elijah lo sabía de sobra. Soltó un suspiro y fue a la cabaña a ver en qué más podía ayudar a la manada de Hayley.

Un par de doctores, miembros de la manada, se encargaban de atender las heridas de la mayoría, mientras que Sam usaba su magia para cerrarlas lo más posible e incluso devolver partes del cuerpo que habían perdido. Era capaz de hacer tales milagros y por eso los lobos le estarían eternamente agradecidos. Jackson ayudaba en todo lo que podía y vigilaba que todo estuviese en orden, pero se detuvo al ver como Samantha tomaba el brazo amputado de uno de los chicos, quitaba las vendas y posaba su mano en la herida.

- Esto puede que duela un poco- advirtió la castaña un poco nerviosa y severamente agotada, tanta magia le restaba energía y hasta podía sentir un ligero dolor de cabeza en su sien- Si quieres recuperar tu brazo debes aguantar.

El licántropo asintió estando de acuerdo, mientras que otros dos lo sostenían del torso y de la otra mano. Inmediatamente los ojos de Sam se tornaron completamente blancos, sus anillos resplandecieron con un intenso brillo blanco, lentamente apartó sus manos del brazo amputado y un pentagrama de luz se dibujó en el aire al ras de sus manos.

N/A: Osea, así como Doctor Strange pero blanco.

Comenzó a murmurar palabras en un lenguaje extraño que nadie conocía, para que el mismo pentagrama se dibujara sobre el brazo del chico. Seguido a eso la luz comenzó a materializar no solo el tejido blando sino también los huesos, mientras que el licántropo se quejaba con gruñidos de dolor e intentaba soltar un alarido. Era como quebrarle el brazo diez veces, dolía incluso más que las transformaciones. Jackson observaba desde lejos como el oráculo le regresaba el brazo a uno de su manada, ya eran tres y le preocupaba que la chica pudiese desmayarse por tanto esfuerzo que hacía. Elijah también estaba atento desde el otro lado de la cabaña por si las piernas de ella cedían o por si necesitaba energía, pero debía hablar con Jackson, por lo que cruzó la gran habitación hasta donde estaba sentado el alfa.

- ¿Es esta la paz que prometiste?- cuestionó el pelinegro con frustración palpable en su voz. Elijah bajó la mirada apenado, realmente les había fallado a todos en ese lugar y no podía sentirse peor.

- Tengo entendido que mi hermano cree que puede quitarte la maldición- dijo el trajeado tomando una jarra de agua tibia para verterla en un bold.

- Klaus nos ofreció libertad, no solo del dolor que viene con la transformación sino con el desprecio que hemos soportado- le explica con impotencia reflejada en sus palabras, no le importaba qué debía hacer, conseguiría los anillos para su manada y así serían libres.

- ¿Qué pasa con Hayley?- preguntó Elijah mientras le ofrecía un pañuelo para que se limpiara. Jackson lo observa por un segundo con la ceja alzada.

- Quiero hacer que este lugar sea bueno para ella, seguro- responde tomando el pañuelo en sus manos- Para ella y el bebé.

Elijah sabía que aquellas palabras eran totalmente honestas. Había visto que Jackson era un alfa responsable y que además se preocupaba por los demás, pero sobre todo que estaba enamorado de Hayley. No arrojaría esas promesas en vano, además que él se veía muy determinado a cumplirlo. Le agradaba, cuando no estaba tan cerca de Sam como horas atrás.

De pronto un estruendo llamó la atención de ambos. Se voltearon a ver de qué se trataba y se encontraron con que Sam estaba apoyada en un estante y que varias cosas se habían caído al suelo, lucía severamente agotada, a punto de desmayarse y uno de los licántropos se acercó a ella a preguntarle si todo estaba en orden.

- Si, si... solo... que repose el brazo un par de días y estará como nuevo- murmuró el oráculo moviendo su mano en un gesto despreocupado, aunque su rostro reflejaba lo contrario. De pronto tenía círculos negros debajo de sus ojos, su piel estaba más pálida que de costumbre, por su frente bajaban gotas de sudor y sus manos temblaban como si tuviese un ataque de nervios. Elijah cruzó a toda prisa la habitación y la alzó en brazos con cuidado, alertando a la castaña que estaba apunto de desmallarse.

- ¿Qué estás...?

- Te llevaré afuera para que tomes aire fresco- sentenció con algo de dureza en su tono de voz, sin dejarle a Sam siquiera la oportunidad de refutar en contra. La llevó afuera, justo al pequeño embarcadero que daba al lago y con cuidado la depositó en el suelo.

- Elijah es solo exceso de magia, necesito descansar es todo- dijo Sam en un vano intento por hacer que no se preocupase tanto ya que tenerlo tan cerca alteraba sus nervios.

- Entonces absorbe mi energía- ofreció rápidamente quitándose su chaqueta. 

- ¿Qué? pero...- intentó oponerse, pero no tenía excusa alguna para decirle que no. Necesitaba su energía y solo su vinculado soportaría tan descarga de poder de sus sistema.

- Lo has hecho con Niklaus antes- mencionó mientras se arremangaba las mangas de la camisa de lino que cargaba, le ofreció su antebrazo y le sonrió de medio lado- Adelante.

- Elijah, no sé si...

- Deja atrás por un momento nuestros problemas Sam- espetó el original con algo de severidad, haciendo que ella diese un pequeño salto ante su repentina dureza- Lo siento...- dijo un poco más suave al percatarse- Es solo que me preocupas.

Samantha le sonrió ligeramente.

- Lo sé- afirmó antes de soltar un suspiro. Tragó en seco y posó su mano en el antebrazo de Elijah, donde una marca roja brillante iluminó parte del interior del brazo y cómo la energía fluía a través de las venas del trajeado. Él tensó la mandíbula y retuvo un quejido de dolor al sentir el repentino bajón de fuerza en su anatomía. Cuando estuvo saciada ella apartó la mano del brazo de su vinculado tomando una bocanada de aire y sintiéndose totalmente renovada.

- Gracias Elijah- agradeció Sam con una media sonrisa.

- Para eso estoy ¿no?- profirió correspondiendo el gesto del oráculo. 

Aquel momento fue hermoso mientras duró. Había armonía y por un segundo volvían a ser los mismos amigos de antes, quizá los mismos amantes, hasta que Samantha recordó la decisión que Elijah había tomado y la cruda realidad de la situación. Fue cuando entonces su sonrisa se borró de su rostro, siendo reemplazada por una expresión llena de dureza.

- Sam...- intentó hablar, notando el cambio en el rostro de la castaña.

- Debo irme ahora- intervino el oráculo antes de que siguiera hablando, comenzó a caminar hacia el lugar donde había dejado su motocicleta siendo seguida por Elijah- No le dejé almuerzo al gato sin nombre y... además debo ver a Cami...- se excusó rápidamente sin detener su andar, hasta que de pronto él tomó su antebrazo logrando pararla.

- Sam escúchame por un momento.

- Dije que ya te había escuchado lo suficiente- reiteró fulminándolo con la mirada- Si quieres que te perdone no estoy lista aún para hacerlo, así que toma un número y espera sentado a que te atienda- se zafó del agarre del original con fuerza, aunque él no hacía gran esfuerzo para retenerla- Tengo cosas mucho más importantes que hacer.

Viéndose derrotado una vez más, Elijah simplemente desvió la mirada al suelo y asintió con la cabeza con desgano. Su pecho dolía otra vez y el nudo en su garganta le impedía respirar correctamente. El oráculo soltó un suspiro de alivio al verse libre.

- Dile a Jackson que me llame si necesita ayuda con los lobos- le pidió con frialdad, en respuesta obtuvo un nuevo asentimiento de parte de Elijah, quien evitaba mirarla para que no notara sus celos hacia el licántropo. Finalmente Samantha siguió su camino hacia la motocicleta y se subió a ella para salir del pantano, rumbo a la casa para alimentar a su gato sin nombre, dejando atrás a un dolido Elijah.

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Despertó muy confundida, adolorida, desorientada, mareada, pero sobre todo adolorida. Según había escuchado antes de desmayarse, el oráculo le había dicho a Jackson que era normal que sintiera dolor, solo debía descansar. ¿Y cómo no podría sentir dolor? Le había caído un maldito trailer encima del abdomen. Soltó un ligero quejido al sentir un fuerte mareo en su cabeza y al abrir los ojos nuevamente pudo vislumbrar a Oliver sentado en una esquina de la habitación.

- Oh, hola Ollie- lo saludó con gentileza y una voz un tanto tenue- ¿Cómo estoy?

- Estás bien Livie- afirmó sin atreverse a mirarla- Te ves bien- volvió a decir con una media sonrisa fingida y voz grave.

- Siempre has sido un terrible mentiroso- profirió ella con voz rasposa. Sabía que su aspecto no debía ser el mejor y aunque el oráculo había sanado la mayoría de sus lesiones estaba tan agotada, que se sentía como si un camión le hubiese pasado encima.

- Demonios- maldijo el rubio por lo bajo, apretando su mano en un puño- Todo lo que tienes que hacer es activar la maldición, el dolor desaparecerá y te curarás- ella en respuesta suelta un suspiro irritada y rueda los ojos, "aquí vamos de nuevo" pensó- Es lo que somos... ¡es lo que eres! ¿por qué no puedes aceptarlo?- intentó señalar con angustia, se levantó de su asiento- ¿Por qué nadie ve lo que tenemos que hacer?- exclamó exasperado, dándole la espalda a Liv, quien lo observaba atentamente- Viviendo como animales, luchando entre tribus, asustados de ponerse de pie- se volvió a ver a la rubia- ¿Quién será el líder? ¿Jackson? Él quiere postrarse ante el híbrido- espetó con impotencia- ¿Hayley? Ella no es igual que nosotros- soltó un suspiro- Al menos hay a quien odiar.

Y de pronto todo tenía sentido para Liv, todo el comportamiento hostil de su amigo y la preocupación por ella. Se sentía culpable por haberle hecho daño, pero él no podía sentirse culpable por algo que no había hecho ¿o si?

A no ser que Oliver hubiese traicionado a su propia manada y herido a su propia gente. Liv lo miró horrorizada. No lo creía posible, no de él.

- Oliver no... dime que no...

- No lo entiendes- interrumpió el rubio sin dejarle continuar, dando vueltas por la habitación como perro enjaulado.

- ¡Entonces explícamelo Ollie!- exclamó por lo bajo, siendo incapaz de hacer mucho esfuerzo físico- Te conozco, sé que no le harías daño a tu propia gente.

La expresión del rubio se llenó de dolor y tristeza además de frustración.

- No se suponía que pasara así Livie, yo solo...- intentó explicarse con angustia notable en todo su cuerpo- Solo quería... hacer un poco de ruido para molestar a la gente, pero no estaba de acuerdo con todo esto- dijo señalando a su alrededor, en referencia a las bombas- Me apuñalaron por la espalda y ahora estás...

- ¿Quién?- intervino la rubia cada vez más enojada- ¿Quién te metió en esto?- pero no recibió respuesta, eso la enfadó aún más- Eres un niño estúpido, un niño... ¿tienes idea de lo que la manada va a hacer cuando lo descubra?

Oliver soltó un suspiro y a paso lento fue hacia la puerta, lentamente la cerró con seguro haciendo que por la cabeza de Liv pasaran miles de ideas sobre lo que le haría su "amigo". Su respiración comenzó a acelerase al igual que su corazón, podía sentirlo en su garganta debido al miedo que la invadía. La mirada fría de Oliver se posó en ella, seguido de las palabras más escalofriantes que había escuchado en su vida.

- No lo descubrirán Livie- dijo el rubio con una ligera amenaza escondida en sus palabras- Si lo hacen, toda esta gente habrá muerto en vano. Tenía que hacerlo...- se justificó mientras que se acercaba a tomar una almohada que le quedaba al alcance de sus manos, aquello  solo confirmaba las sospechas de ella, iba a matarla y lo peor es que no podía moverse- Lo que fuera para... hacerlos más fuertes.

- Ollie, no- suplicó con la voz temblorosa.

- Tengo que continuar incluso ahora- profirió mientras se acercaba a ella, sujetando la almohada entre sus manos.

- Ollie...- rogó una y otra vez, pero Oliver solo tenía en mente una cosa. Colocó la almohada sobre la cabeza de Liv y comenzó a aplicar fuerza para asfixiarla mientras que ella se retorcía bajo su peso, intentando buscar aire. 

- Lo siento Livie- pronunció en voz baja, aguantándose las ganas de llorar, pero aveces se debían hacer sacrificios para el bien mayor.

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Pasadas unas horas, Cami finalmente había dejado todo en orden y había encontrado todo lo que su tío le había pedido. Cargaba en sus manos la estola negra que él se ponía para las misas, un crucifijo y unos libros, entre ellos la biblia.

- Todo estaba donde dijiste que estaría excepto la llave que mencionaste, fue lo único que no pude encontrar- dijo Cami acercándose a su tío- ¿es la que siempre llevabas en el cuello?- preguntó ella con el ceño ligeramente fruncido a lo que su tío asintió. Kieran en un acto reflejo llevó su mano a la altura de su pecho, evidentemente la llave no estaba ahí.

- Esa llave es una parte importante de nuestro legado familiar, tienes que encontrarla- le encomendó, ella asintió en respuesta.

- Lo haré, lo prometo- le aseguró mientras le entregaba todo lo que le había pedido, su tío lo colocó en una silla a su lado. En ese momento se dio cuenta, todo estaba por terminar, su tío estaba dejando todo en orden para ella una vez que muriera.

- Yo... lo siento tanto- dijo con verdadero pesar y melancolía- Jamás quise involucrarte en esto, en nada de esto. 

- No puede... terminar así...- la voz le temblaba y sus ojos nuevamente se llenaban de lágrimas.

- Era la única forma de que esto terminara- profirió con melancolía- Lo acepté hace mucho tiempo.

Nuevamente ambos se fundieron en un abrazo fraternal que terminó por hacer que Cami derramara más y más lágrimas, una tras otra ante el gesto de despedida que ambos familiares estaban teniendo en ese momento. No quería perderlo, pero sabía que debía dejarlo ir. Samantha le había advertido que el destino de su tío había sido sellado y que su momento llegaría pronto. Pues ese momento era ahora y su corazón se aferraba al momento de despedida, deseando que nunca acabase.

- Escucha...- murmuró su tío en su oído- No sé que tan mal se pondrá esto... y no quiero que lo veas- las lágrimas de Cami humedecían su camisa- Entonces en un momento te soltaré y...- los brazos de su sobrina se aferraron más a él- Tú te darás la vuelta,y no quiero que se te ocurra voltear- pronunció Kieran con la voz temblorosa- ¿Entendiste niña?- ella asintió en respuesta- Prométeme... sin mirar atrás.

Camille asintió una vez más en un mar de lágrimas, mientras que su tío depositaba un último beso en su cabeza para finalmente soltarla. Ella solo se dio la vuelta entre sollozos y salió de la habitación sin mirar atrás. 

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Las tenues luces de las velas iluminaban el invernadero de las brujas, pero ni eso bastaba para que Genevieve pudiera ver con claridad, por lo que encendió la luz del lugar para buscar una hierbas que debía usar para un hechizo. Sin embargo, lo que desvió su atención fue ver a Klaus del otro lado del invernadero, observando muy atentamente sus movimientos. Su corazón por un momento se detuvo al verlo ahí de pie expectante, debía admitir que lo extrañaba en cierta forma y pensó que quizá él había venido a ella con el simple fin de recuperar lo que habían tenido. 

- Me sorprende verte aquí Klaus- expresó ella con un ápice de sonrisa.

- La explosión en el pantano...- se apresuró a decir el mencionado con gran severidad- El ataque a mi hija- poco a poco se fue acercando a ella- Dime lo que sabes- demandó yendo directo al punto. No tenía tiempo para las típicas charlas de la bruja regente, no en ese momento que necesitaba averiguar quien era el culpable.

Un ligero sentimiento de decepción la recorrió al descubrir las verdaderas intenciones del híbrido y cualquier señal de alegría fue borrada de su rostro siendo reemplazada con la confusión y la preocupación. Había escuchado del ataque al pantano pero no esperaba encontrarse con Klaus gracias a eso.

- Sé que a los licántropos no les faltan enemigos- informó acercándose a Klaus- El principal es Marcel.

- Marcel no caería tan bajo- intervino el híbrido con gran convicción en sus palabras, conocía muy bien al moreno como para saber que él no haría algo así- Las brujas, sin embargo... he presenciado de primera mano la profundidad de tu crueldad.

- ¿Crees que yo lo hice?- pregunta Genevieve totalmente anonadada- ¿Por qué tipo de monstruo me tomas?- pero no obtiene respuesta, a lo que ella suelta una risa llena de amargura- Que terrible debo parecer cerca del puro e inocente brillo de tu preciosa Camille- el gesto de la pelirroja de pronto se endurece y se llena de aquella sorna y aires de superioridad que adoptaba cada vez que se veía ofendida- Muy triste lo de su tío, por cierto.

Ella se vuelve hacia una de las mesas y le da la espalda a Klaus.

- Kieran está en transición- revela él con una media sonrisa llena de triunfo- Él se liberó del hechizo.

- ¿Un hechizo de esa magnitud?- profiere con un toque de ironía- A Kieran le regresará la maldición, si no es que ya la tiene- aclara mientras observa a una araña que se ha subido a su mano con algo de fascinación- El hechizo de limitación, por otro lado ahora que ha muerto, imagino que ya no será un impedimento para nada.

Su mandíbula se tensó, si eso era cierto entonces había dejado a Cami sola e indefensa, a merced de un monstruo sediento de sangre.

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No había dejado de llorar hasta ese momento, finalmente había conseguido calmarse y pensar en lo que haría después al día siguiente, en qué le diría exactamente a las autoridades y en cómo saldría adelante en la mañana. No tendría fuerzas para llevar el cuerpo de su tío en la mañana, y sería realmente devastador verlo al día siguiente en un ataúd, pero debía hacerlo, debía afrontarlo. Era esa la razón por la que se encontraba en ese momento sentada, con los codos apoyados en sus piernas, en una de las bancas de la gran iglesia en el piso superior. No se había ido como le había prometido a su tío, solo se había ido lo bastante lejos como para que él no la escuchase.

Al recordar los últimos momentos con su tío las ganas de llorar la invadieron, pero una figura a su lado llamó su atención. Al ver de quien se trataba se encontró con su tío Kieran, quien mantenía sus manos en la espalda y la miraba con neutralidad. Camille se puso de pie totalmente sorprendida.

- ¿Cambiaste de opinión?- preguntó un poco extrañada.

- Si...- afirmó el cura acercándose un par de pasos a ella- Al parecer si...- de su espalda sacó un cuchillo, que al ser notado por Cami llenó todo su sistema de pánico. La mirada de Kieran de pronto se había tornado oscura y sedienta de sangre, a la vez que se acercaba más a ella, quien temblaba de miedo. Él alzó el cuchillo e intentó cortarla, a lo que Camille soltó un grito asustada y retrocedió logrando esquivarlo, pero él no se detuvo y siguió avanzando e intentando herirla con el gran cuchillo que portaba hasta que sintió algo muy afilado cortar su antebrazo. La rubia retrocedía aterrorizada hasta que su espalda chocó con el barandal del balcón, miró de reojo hacia abajo rápidamente, no estaba tan alto y su tío estaba cada vez más cerca. 

Kieran se detuvo para ver el cuchillo en su mano lleno de la sangre de su sobrina y pasó la lengua por la afilada hojilla, deleitándose con el sabor de la sangre escarlata en su boca para el horror de Cami. De pronto los ojos del cura cambiaron volviéndose horribles y rojos a la vez que unas venas salían por sus pómulos y los colmillo se asomaban por su boca.

Llena de pánico y sabiendo lo que seguía, Camille con el corazón acelerado saltó del balcón y cayó al pasillo de la iglesia con brusquedad, quedando tendida en el suelo y completamente aturdida por el golpe. Intentó arrastrarse hacia la salida a todo lo que daba su adolorido cuerpo, pero una mano la tomó del hombro y la arrojó lejos, dentro de la iglesia. Con un grito se estrelló en uno de los bancos logrando destruirlo. Su espalda solía a mares, su respiración era muy agitada y sentía la adrenalina y el miedo correr por su anatomía. 

A la distancia logró visualizar una estaca de madera, misma que se había formado al destruir el banco de la iglesia. La idea de detenerlo fue lo primero que le pasó por la cabeza a Cami, y no dudó un segundo más en estirarse para alcanzar aquel pedazo puntiagudo de madera.

- Con la muerte seremos uno otra vez- espetó Kieran antes de tomar a Cami por el pie y arrastrarla hacia el altar, ignorando los gritos de súplica de la rubia. La dejó al pie del a pequeña escalera antes de tomarla del cabello y obligarla a arrodillarse. Camille luchaba y se retorcía, hasta que escuchó como los colmillos de Kieran salían y un ligero gruñido se escuchaba, supo entonces que era su fin. Cerró los ojos, resignada a morir mientras que sentía como él tiraba de su cabello para exponer su cuello.

Hasta que de pronto, un ligero crujido sonó y seguido a eso el agarre en su cabello se suavizó por completo dejándola libre. Volvió rápidamente su mirada a Klaus, quien había llegado justo a tiempo para salvarla de las garras de su tío, quien seguía hechizado. Entre lágrimas observó a Klaus, quien esperaba su aprobación. Camille solo asintió, entendiendo que era lo mejor.

- Mereces algo mucho mejor que esto- murmuró Klaus al inconsciente cura antes de tomar en su mano una estaca de madera y luego clavársela justo en el corazón. Cami apartó la mirada, no siendo capaz de ver a su tío morir, había tenido suficiente.

Klaus dejó con cuidado el cuerpo inerte de Kieran, que poco a poco adoptaba la típica tonalidad gris de un vampiro muerto. Soltó un suspiro y observó al sacerdote durante un par de minutos perdido en sus pensamientos, lo que haría quizá era algo arriesgado, pero él tenía tanto derecho de estar presente como cualquiera que haya conocido al padre Kieran. Se puso de pie y cargó a Camille en brazos con delicadeza. La llevaría a casa a descansar, la pobre ya había tenido bastante por el día de hoy.

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Klaus soltó un suspiro y tragó en seco. No estaba muy seguro de si quería hacer esto, pero sabía que era lo correcto. Tomó su teléfono y marcó el número de la única persona que podría consolar a Camille en un momento así y aguardó a que contestara.

- Klaus tienes que saber que no tuve nada que ver con lo que pasó en el pantano hoy- escuchó decir a Marcel en tanto contentó la llamada.

- Nunca pensé lo contrario- repuso Klaus con total seguridad antes de soltar un suspiro- Te llamo para que sepas que el padre está muerto- solo hubo silencio de parte de Marcel- Tu exilio se suspende durante las próximas 24 horas, puedes volver al barrio a enterrar a tu amigo.

- ¿Por qué haces esto?- cuestionó Marcel desde el otro lado de la línea.

- Cami despertó en la oscuridad, sin saber donde estaba o quien la cuidaba- explicó Klaus con total seriedad, no le agradaba para nada darle pase libre al moreno para que se quedara con Camille, pero no podía hacer nada, solo aceptarlo- Fue tu nombre el que gritó, y si tú le puedes dar consuelo... que así sea.

Colgó finalmente la llamada y miró de reojo a Camille, quien abrazaba un cojín con fuerza mientras permanecía acostada en la cama con la mirada perdida en un punto de la habitación totalmente inexpresiva. Soltó un suspiro derrotado y se giró para ver por la ventana mientras esperaba a que Marcel llegara a la casa de Cami. Tan solo pasaron unos minuto cuando un par de toquidos sonaron en la puerta, y dándole una mirada de reojo a la rubia yaciente en la cama fue a abrir la puerta.

Marcel y él se encontraron frente a frente y se miraron por un par de segundos antes de que Klaus se hiciera a un lado para dejarlo pasar. El moreno fue directo a Cami y se sentó a la orilla de la cama con lentitud. Acarició la cabeza de la rubia con delicadeza ante aquella mirada triste y desbordante de lágrimas que lo observaba suplicante. 

Camille se incorporó en la cama y soltó un sollozo mientras que Marcel le brindaba caricias en sus mejillas y besaba su frente. Ambos se fundieron en un abrazo mientras ella solo lloraba, ambos sumidos en aquella burbuja que se había creado entre ellos mientra que Klaus salía de la casa con el corazón hecho pedazos. 

Fue hasta donde había dejado el auto estacionado y se encontró con la grata sorpresa de que Sam lo esperaba apoyada en el auto de brazos cruzados. Al intercambiar miradas ella le regaló una sonrisa de medio lado antes de acercarse a él y rodearlo con sus brazos. Y justo en ese momento Klaus pudo encontrar consuelo en los brazos de Sam, correspondió el gesto y cerró los ojos dejando ir por un segundo todo el dolor que sentía mientras que ella brindaba caricias a su espalda en una forma de reconfortarlo.

- Hiciste lo correcto Nik- murmuró Samantha a su oído con gentileza- Estoy orgullosa.

Aquellas palabras lograron sacarle una sonrisa y derretir su corazón. No había escuchado esas palabras en mucho tiempo, no lo recordaba muy bien, pero en ese momento escuchar esas palabras lo hacían sentir mejor que hace minutos atrás.

- Vamos, es hora de ir a casa- dijo la castaña separándose del abrazo- Ha sido un largo día para todos- Klaus asintió y cada quien se subió a su lado del auto, él conduciría. Samantha soltó un suspiro agotada y se relajó en el asiento del auto mientras miraba por la ventana bajo la mirada atenta del híbrido. 

- Vamos a casa- profirió Niklaus para luego encender el auto y conducir hacia la gran casa Mikaelson. Realmente había sido un día cargado de muchas para ambos, por un lado Samantha había ayudado a los licántropos en el pantano, soportando las explosiones y curando heridos con su magia. Luego estaba Klaus, que había visto a la mujer que amaba sufrir la pérdida de un familiar y luego la había dejado en brazos de quien consideraba su enemigo- ¿Cómo supiste que estaría aquí?- preguntó el híbrido mientras manejaba por las calles de la ciudad. Sam posó su vista en él.

- Fui a la casa después de ayudar a los licántropos y no te encontré- mencionó observándolo para luego sonreír- Por cierto, gracias por alimentar a mi gato sin nombre, te debo una- él correspondió la sonrisa de su amiga.

- Bueno, no iba a dejarlo morir de hambre mientras tu hacías de heroína en el pantano.

- Y estoy muy segura de que te adorará el resto de su vida- profirió con una sonrisa para volver su mirada a la ventada del frente- Como sea, supuse que estabas en la iglesia con Cami pero encontré a Kieran...- Klaus tragó en seco y contuvo la respiración por un momento, Sam suspiró- Así que pensé que habías traído a Cami a casa, y veo que no me equivoqué- comentó finalmente con una media sonrisa.

El silencio se estableció entre ambos mientras Klaus conducía de camino a casa. Sabía que ella había conocido al cura desde antes del accidente de Sean O'Connell por lo que sospechaba, la muerte del padre le afectaba, y al ver su mirada perdida en la ventana y su actitud decaída supo que quizá estaba igual que Cami. La única diferencia era que él si podría hacer algo al respecto, por lo que aparcó el auto a unas cuadras de llegar a casa haciendo que Samantha lo mirase con extrañeza.

- ¿Qué haces Nik?- preguntó confundida. El mencionado se volvió hacia ella y tomó su mano entre las suyas con suavidad y la miró a los ojos.

- Sam yo sé que conociste al padre Kieran desde antes de nuestra llegada- profirió en referencia al arribo de su familia a la ciudad bajo la mirada atenta del oráculo- Sé que ver su cadáver en la iglesia pudo haber sido duro para ti, y solo quiero que sepas que cuentas conmigo para lo que sea- los ojos de la castaña se llenaron de lágrimas ante aquellas palabras- Si necesitas un amigo o a alguien con quien llorar, yo siempre estaré a tu lado- aseguró el híbrido sujetando su mano- Prometo que jamás voy a dejarte sola Sam.

Y esa frase fue lo que bastó para que ella se lanzara a sus brazos envuelta en llanto. Klaus la abrazó con firmeza y le brindó el consuelo que necesitaba en aquel momento mientras que ella lloraba sobre su hombro la muerte del padre Kieran, el hombre que la había recibido con los brazos abiertos desde que puso un pie en aquella ciudad, el mismo que la había ayudado a ambientarse en aquel nido de enemigos que solo buscaban destruirla. Y se sentía tan culpable por no haber hecho más, por no haber obligado a Genevieve a deshacer la maldición o a buscar otra cura. Viviría con la amargura de no haberse despedido, una vez más no se despedía de alguien querido, una vez más debía asistir a otro funeral. Las manos de Sam se aferraron con fuerza a la espalda de Niklaus mientras sollozaba con fuerza y dejaba las lágrimas salir libremente de sus ojos y rodar por sus mejillas. Las palabras de Klaus eran lo más hermoso que alguna vez había escuchado en su vida desde la muerte de sus padres, ni siquiera Mere le había prometido tal cosa. Era todo lo que deseaba, nunca más estar sola.

El sonido del celular de Sam anunciando una llamada fue lo que la sacó del abrazo de su vinculado con el ceño fruncido. ¿Quién sería a esa hora?

Ella tomó el celular en sus manos y miró la pantalla para ver el nombre de Jackson a un lado. Quizá se trataba de problemas en el pantano, por lo que no dudó en atender la llamada dándole una mirada de disculpa a Klaus, quien simplemente asintió con la cabeza.

- Habla Sam, ¿sucedió algo en el pantano?- preguntó ella con la voz ronca mientras limpiaba sus mejillas luego de tanto llorar.

- No... pero me preguntaba si querías ir a beber algo...- podía notar el nerviosismo en la voz del licántropo, al igual que el tono grave y ronco de su voz- Elijah... bueno, me dijo que podía llamarte si te necesitaba...-Quizá estaba más destrozado que ella, pero no podría negarle consuelo a alguien que la estaba pasando mal.

- Hay un bar a unas cuadras del cementerio Lafayette...- mencionó pasando una mano por su cabellera café- Te veo en 15 minutos- sentenció antes de colgar la llamada. Alzó la mirada para ver a Niklaus- Yo...

- No te preocupes Sammy- comentó con una sonrisa verdaderamente aliviado- Ambos necesitan distraerse esta noche- palmeó ligeramente su hombro en un gesto amistoso- Solo no regreses muy tarde, no querrás preocupar a Elijah- quitó el seguro del auto y la miró con alivio.

- Gracias Niklaus- agradeció con una media sonrisa. Besó la mejilla del híbrido en forma de despedida y salió del auto para encaminarse hacia el bar que había mencionado. Caminó por al menos unas diez cuadras antes de llegar al bar mencionado y encontrarse con Jackson sentado al pie de la acera sujetando una botella de alcohol con la mirada perdida en algún punto del suelo- Oye lobito...- llamó ella con sus manos metidas en los bolsillos de su chaqueta mientras se acercaba a él.

Jackson inmediatamente se puso de pie dejando la botella de lado, tomó aire al verla acercarse y colocó sus manos en los bolsillos de su pantalón.

- ¿Qué era eso que bebías?- preguntó ella con el ceño fruncido.

- No tengo idea- respondió Jackson con una media sonrisa.

- Ven, yo invito esta noche- profirió Sam antes de entrar al bar, siendo seguida por Jackson.

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Luego de dejar a Camille totalmente dormida en su casa, Marcel regresó a su propiedad del otro lado del río, donde lo esperaban Diego y Josh sentados en el minibar.

- Kieran está muerto- informó mientras se acercaba a ellos- ¿Lo tienen?

La mirada de Diego se fue hasta Josh al igual que la de Marcel. El pelinegro se puso de pie y sacó de su bolsillo una llave con una cadena.

- Estaba en su cuello como dijiste- mencionó el nocturno extendiéndole la llave a Marcel- Por cierto, no me siento bien haciendo esto.

- Lo sé- compadeció Marcel con la llave en sus manos- Pero todo el mundo vendrá tras esto y Cami no está lista, no aún- completó con la mirada fija en la llave que Josh le había robado a Kieran antes de morir.

- ¿Y ahora qué?- preguntó Diego.

- La tormenta se acerca- declaró mientras abría una botella de bourbon- Patearon a los lobos y no fuimos nosotros- sirvió el whisky en tres vasos de vidrio- Brujas, humanos, vampiros, lobos... La ciudad está en un punto crítico- le entregó uno de los vasos a Josh y otro a Diego- Tenemos que estar listos.

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Buscaba entre las páginas del grimorio de su madre algún indicio de qué era lo que tenía a su hermano tan interesado en el libro además del hechizo del anillo lunar. Estaba muy seguro de que se trataba de algo más pero solo lograba ver los mismos hechizos de una bruja común que le había llevado a su madre quizá meses en anotar y descubrir, hasta que se topó con una escritura nunca antes vista, un idioma que no conocía.

Se apresuró a tomar papel y lápiz para anotar aquellos trazos tan extraños, ya después buscaría a quien fuese capaz de traducir esa lengua muerta para él. Así averiguaría qué tramaba su hermano realmente. Guardó el pedazo de papel en su chaqueta y se dirigió al estudio en busca de un libro que quizá pudiese facilitarle aquel lenguaje pero no había ninguno. Los pasos en el corredor le alertaron que alguien se aproximaba, pensó que quizá se trataba de Sam y ante aquella posibilidad sintió que su corazón se aceleraba, pero la voz que escuchó borró toda esperanza.

- Primero la masacre de Marcel, ahora bombas en el pantano- mencionó su hermano tomando asiento en el escritorio del estudio soltando un suspiro- Supongo que estás listo para renunciar a este condenado tratado.

- Tu alianza con los licántropos...- profirió Elijah acercándose a él con el grimorio en mano- Si quieres que funcione necesitarás esto- dijo colocando el libro frente a él en el escritorio con su típica elegancia. Klaus tomó el grimorio en sus manos con rapidez y empezó a abrirlo.

- Le agradeceré a Hayley que hayas cambiado de opinión- mencionó con algo de burla mezclado con reproche en su tono severo de voz mientras ojeaba el libro con una sonrisa triunfal.

- Las grietas de esta ciudad son más profundas de lo que imaginé hermano- profirió Elijah mientras se servía algo de bourbon- Las tribus, las facciones, las familias... familias que eligen luchar- se acercó a Klaus con parsimonia- La maldición que ascendió sobre nuestro hogar, y si tengo que elegir un lado...- le extendió uno vaso lleno de whisky y alzó el suyo hacia él- Elijo la victoria hermano.

Klaus observo al trajeado y chocó su copa con la de él con una media sonrisa antes de beber de su vaso totalmente satisfecho. Al menos había ganado algo, reconciliarse con su hermano.

Mientras que en las calles de Nueva Orleans, Samantha y Jackson caminaban un poco torcido debido a la gran cantidad de alcohol en sus sistemas. Ella sujetaba una botella casi vacía de vodka mientras que él sostenía una de bourbon. Reían mientras caminaban tomados de la mano y en ocasiones él la hacía girar como si de un baile se tratase. Finalmente se sentaron en la acera entre risas, a unas cuadras de la casa de los originales para terminar la botella de bourbon en la mano del lobo. Soltaron un suspiro y se quedaron en silencio por un momento antes de que Sam se acabara la botella de vodka de un trago.

- Vaya que hemos tenido un pésimo día- comenta Jackson con la voz algo rasposa debido al alcohol. Samantha vuelve su mirada a él.

- Créeme que he tenido un día peor que el tuyo- asegura ella cerrando la botella vacía y dejándola a un lado mientras que él la mira con el ceño fruncido.

- ¿Estás segura de eso?- cuestiona con una media sonrisa antes de darle un trago a la botella de bourbon.

- Pruébame- lo desafía a la vez que se encoge de hombros con simpleza.

- Perdí a gran parte de mi manada el día de hoy, incluyendo a Liv, la chica que nos cuidó mientras fuimos presos de la maldición de las brujas- menciona el licántropo con la mirada perdida en un punto del suelo, siendo observado atentamente por el oráculo- Y no pude hacer nada para detenerlo- añade con amargura antes de dar otro trago de la botella de whisky.

Samantha lo observa con tristeza, sabia lo que se sentía perder a tu familia, encontrarte solo en medio de un mundo enorme y hostil sin nadie que te consuele más que una sola persona, una sola persona que está tan ocupada con su propia vida como para ir a sacarte todos los días del infierno viviente en el que te encontrabas. Sam rodeó los hombros de Jackson intentando consolarlo, la diferencia entre ambos era que él no estaba del todo solo. El licántropo tomó la mano del oráculo y la acarició con cariño, para que luego ella le quitara la botella de las manos.

- Yo estoy lidiando con una ruptura, se supone que me usaron para olvidar a alguien más y eso no lo había visto venir, no de alguien tan noble como Elijah- esta vez fue el turno de Jackson de posar su mirada en el rostro de Sam, quien permanecía con la mirada perdida en la calle- Tuve que ver el horror de bombas quitar la vida de personas, familias, niños que no pude salvar- los ojos de Samantha se llenaron de lágrimas y su voz salió temblorosa- Y perdí a la persona que me recibió con los brazos abiertos cuando todos en esta ciudad querían asesinarme- Jackson le dio un ligero apretón a su mano logrando captar su atención por unos segundos, le regaló una media sonrisa y la rodeó con sus brazos intentando consolarla- Intenté ayudarlo tanto como pude y aún así fallé.

- Tú ganas- sentenció él con suavidad mientras acariciaba la espalda del oráculo- Tú ganas Sam- le aseguró mientras ella correspondía su gesto e intentaba frenar las lágrimas. 

- Lamento lo de tu manada Jack- comentó ella separándose un poco del abrazo, quedando a escasos metros del licántropo alfa.

- Bueno, hubiésemos tenido el doble de pérdidas sin ti- le recordó con una media sonrisa, limpiando con delicadeza el rastro de lágrimas en el rostro de Samantha- Tu nos protegiste a todos y nos diste la oportunidad de ponernos a salvo, curaste a todos, ¡devolviste brazos, Sam!- exclamó con algo de sorpresa- Yo nunca había visto eso.

- Oh basta, lo dices para hacerme sentir mejor.

- Es la verdad- le aseguró Jackson con una sonrisa apartando un mechón de su cabello para ponerlo detrás de su oreja- Y la manada de los crecientes siempre estará en deuda contigo.

Sam le sonrió para luego mirarlo a los ojos. Por un momento se perdieron en la mirada del otro, mientras que sentían la tensión formarse entre ellos junto al deseo de juntar sus labios finalmente. Quizá se debía a la gran cantidad de alcohol en sus sistemas o a que ambos tenían el corazón tan roto y suplicante de afecto. No lo sabían, nunca lo sabrían, era una duda que jamás tendría respuesta alguna o al menos no por el momento. Jackson desvió la mirada hacia las manos de ella y las tomó entre las suyas con ligero nerviosismo.

- Vamos, tengo que llevarte a casa- dijo rompiendo aquel momento poniéndose de pie. Le extendió su mano a la castaña, quien la tomó sin vacilar y se puso de pie con la ayuda del lobo.

- Aún no quiero irme a casa- se quejó haciendo un puchero y tirando de su mano.

- ¿Qué quieres hacer entonces?- cuestionó con el ceño ligeramente fruncido. Dio un trago a la botella de bourbon y lo miró con un brillo de júbilo en sus ojos cafés.

- Vamos a bailar- dijo con una sonrisa para luego tirar de su mano y caminar por la acera un par de cuadras más, antes de detenerse en medio de la calle. No pasaban autos a esa hora así que estaba bien. Sam  dejó a un lado la botella de whisky y colocó una de sus manos en el hombro de Jackson para luego sujetar su mano con la otra, él no pudo resistirse y colocó su mano restante en la cintura del oráculo para luego comenzar a balancearse con lentitud, como si la mejor de las baladas sonara en la ciudad sin dejarse de mirar a los ojos. Tomó con suavidad su mano y la hizo girar en la improvisada pista de baile que era la ciudad de Nueva Orleans y la acercó a él, quedando más cerca de ella que antes. 

A medida que bailaban al son de una balada en sus cabezas, más aquel ambiente tenso se formaba a su alrededor. Nuevamente se perdió en la mirada café de Samantha, cosa que lo hizo detenerse en medio de la calle, sin embargo ella no mencionó el hecho de que el baile se había acabado, en cambio estaba tan perdida como Jackson.

- Tienes unos ojos hermosos- mencionó con la mirada perdida en ella- Ahora lo veo...

- ¿El qué?- preguntó ella con un nudo en su estómago y los nervios a flor de piel.

- El por qué me gustaste tanto cuando te conocí.

Y de un momento a otro sus labios se juntaron hambrientos el uno del otro. Las manos de Sam rodearon a Jackson mientras que él rodeaba su cintura y profundizaba el beso en el que ambos se habían fundido como dos amantes sedientos de afecto. 

Era extraño puesto que ambos en aquel beso solo pensaban en una persona en específico. Jackson solo podía pensar en Hayley y Sam solo podía pensar en Elijah, y con ese pensamiento en sus cabezas profundizaron aún más el beso. Deseando que fuesen personas diferentes con quienes compartiesen aquel momento tan íntimo. 

Se separaron para buscar aire y juntaron sus frentes. Ambas miradas chocaron, llenas de deseo, pero conscientes de que si se dejaban llevar despertarían en la mañana con la persona equivocada. Lentamente se separaron sin despegar las miradas ni un segundo.

- Debo irme...- Jackson asintió- Tú vuelve al pantano, de seguro se preguntan dónde estás- mencionó antes de que al licántropo se le ocurriera ofrecerse a llevarla, tomó la mano del alfa entre las suyas y le sonrió- Fue una gran noche Jack.

- La mejor en mucho tiempo- afirmó el lobo antes de acercarse a acariciar la mejilla del oráculo con delicadeza- Buenas noches Sam.

- Buenas noches Jackson- correspondió con una sonrisa, seguido a eso depositó un beso en su mejilla antes de darle una sonrisa y partir hacia la gran casa Mikaelson.

Holaaaaaaaa

Lo sé, se que llego una semana tarde pero tuve unos problemas. Las inscripciones en la universidad llegaron y fue todo un caos, por lo que no tuve mucho tiempo de escribir, además de que estoy pasando por una crisis emocional que bueh.

Pero finalmente aquí está el capítulo 19!!

¿Les gustó?

¿Cual fue su parte favorita?

Yo tengo tres: Cuando Sam intervino en el pantano, los momentos del gato sin nombre y el momento Klamantha en el auto (juro que lloré escribiendo esa parte)

¿Si se dan cuenta no?

Quedan solo tres capítulos para finalizar esa temporada

¿Cómo creen que termine?

Me encantaría leer esas suposiciones :3

Y para las curiosas que quieren saber qué fue lo que anotó Elijah en el papelito al revisar el grimorio, fue esto:

ಆಯಾಮಗಳನ್ನು ದಾಟುವುದು

Así como lo ven así lo anotó

Ustedes buscando la traducción en 3,2,1

No es una lengua muerta, está en google traductor.

Una vez más gracias por leer chicas, gracias por todo

Sin ustedes esta solo sería una fanfic más de tantas en wattpad.

Lofiu

-Male

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