1| Predictions (Elijah Mikael...

By Bucky_Barnes89

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Samantha Mitchell es una chica común que lucha por ser lo más invisible posible. Si no fuera por su ruidosa y... More

Prólogo
Playlist
1- The Originals Arrival
2- The Oracle
3- Tangled Up Blue
4- Girl in New Orleans
5- Sinners and Saints
6- Dealings With Magic
7- Vision and Mission
8- The River In Reverse
9- It'll Cost You More than You Think
Sam muere al final
10- Price of Blood
11- In Honor of The Fallen
12- Powerful Enemies
SE CANCELA
13- Difficult Decisions
14- Long Way Back from Hell
15- Games and Tricks
16- It's Hard to Say Goodbye
¿Klamantha o Samlijah?
Plegarias Escuchadas y Preguntas Respondidas
18- Every Pact Has a Weak Point
19- One Day, Many Losses and Several Gains
20- Even in Your Dreams
21- The Battle of New Orleans
22- From a Cradle to a Grave
Profecy: Anuncios y Agradecimientos

17- Moon Over Bourbon Street

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By Bucky_Barnes89

N/A: Ha pasado mucho tiempo y no sé si perdí el toque, así que les ruego me digan en los comentarios si les va gustando el capítulo o dejenme alguna reacción pls.

Narrador Externo

Un mes había pasado desde la partida de Rebekah. Un mes en el que la ciudad había caído poco a poco en una zona de guerra. Los vampiros diurnos, armados con los anillos solares que Marcel les había dado con anterioridad, atacaban a plena luz del día a los humanos y los dejaban en malas condiciones. Las brujas también atacaban a los vampiros intentando mantener el orden, cosa que también intentó el oráculo pero al ser una sola persona no estaba en su capacidad atender tres áreas de la ciudad al mismo tiempo. No había orden alguno.

Klaus había dejado a la ciudad de lado y se había empeñado en cubrir al mundo cuan herido estaba tras la partida de su hermana menor, por lo que solía plasmar su dolor en la suavidad de los lienzos y con la ayuda de pinturas y varios pinceles creaba increíbles cuadros que dejaban en total asombro a su oráculo. Por otro lado, para Samantha las cosas iban relativamente bien, luego de la partida de Rebekah había decidido retomar el violín y el piano, por lo que de vez en cuando tocaba en el balcón de su habitación a la luz de la luna, luego de todo un día lleno de actividades, mismas que la hacían interactuar con sus dos vinculados. Ver a Niklaus tan triste le partía el corazón, por lo que le había pedido clases de defensa personal, considerando que era una criatura de más de mil años de experiencia debía saber cómo pelear, por lo que Sam no dudó en tomar clases y además distraerlo un poco, y claro, así aprovechaba de que él la conociera mejor y aumentara su confianza y con ello su cercanía.

Sin embargo, eso no evitó que Genevieve se integrara a la vida de Klaus. De pronto ambos tenían una relación y aveces Sam podía verla pasearse en por la casa usando solo lencería, cosa que para ella era realmente asqueroso, pero no era nadie para criticar los gustos de Niklaus o mucho menos tener a autoridad para sacar a aquella bruja del lugar que ahora era su hogar. 

Y si Sam no estaba entrenando con Niklaus, en el submundo o intentando controlar los ataques a humanos en las calles, estaba con Elijah. Luego de aquella noche parecía que él se había decidido por ella, y era cierto o eso demostraba cada vez que estaba con ella. Salían a cenar, en ocasiones la observaba tocar el violín que Klaus le había regalado, también él solía leerle poesía o simplemente salían a caminar por la ciudad. Eran cosas tan simples que lograban sacarle sonrisas a ambos, aunque no todo era color de rosa.

Si un tema no habían tocado en sus muchas charlas era el tema de Hayley. Samantha no quería hacerlo por razones muy evidentes, tenía la sospecha de que él aún sentía algo hacia la licántropo y aunque no podía culparlo si le causaba miedo y una punzada de celos. Sabía de sobra que Hayley estaba en el pantano con su manada, aguardando a que la luna llena llegara al fin para que el hechizo de la difunta Celeste se rompiera, y temía que una vez pasara la fecha ella volviera a la ciudad y Elijah nuevamente cayera en sus redes. No la mencionaba por temor a que al hacerlo esos sentimientos salieran a flote.

Elijah por su parte se encontraba encantado en como la relación con su oráculo se volvía mucho más íntima y profunda. Con cada día que pasaba junto a ella lograba ahondar un poco más en su pasado y aquello lo emocionaba con creces e intentaba demostrarle lo mucho que la quería. Sin embargo, no podía evitar pensar en ocasiones en cómo estaría Hayley y al parecer Samantha estaba al tanto, y aunque eso no le sorprendía ya que conocía la gran capacidad del oráculo para leer las expresiones de las personas, le causaba cierta molestia. Quería ser feliz, quería estar al lado de la mujer que amaba, pero justo cuando creía que así era a su mente volvía la imagen de Hayley y su conciencia le recriminaba por eso. ¿Cómo podía pensar en Hayley cuando tenía estos sentimientos hacia Sam? Por horas pensaba en ello todos los días y aún no le encontraba respuesta. Necesitaba resolver ese enredo que aún tenía en su interior, y sabía que no se resolvería hasta que se sintiera totalmente seguro de que sus sentimientos hacia Hayley era solo una ilusión. 

Se había dicho a sí mismo que todo lo que sentía por Hayley era un simple cariño que le tenía luego de haber pasado tanto tiempo protegiéndola, y además por ser la madre de su sobrina, pero en el fondo sabía que no era así. En ese mes que pasó se había concentrado en intentar ser feliz con Samantha, la mujer que sabía lo traía en las nubes, pero una parte de él aún no superaba a Hayley y eso lo tenía en un estado constante de frustración. No quería herir a nadie, pero al parecer no podría evitarlo. 

Un mes de distancia no había ayudado a su confusión, seguía en el mismo punto. Pero eso no significaba que no disfrutara su tiempo con Sam, al contrario. Amaba cada minuto que pasaba junto a ella, y aunque no habían pasado de caricias se sentía como una adolescente invadido por las hormonas.

A oídos de todos en la ciudad había llegado el rumor de que la manada creciente había sido liberada de su hechizo. Tal parecía que Celeste había dicho la verdad sobre la extraña mezcla que le había dado a la licántropo embarazada, quien ahora residía en el pantano. Samantha había ido un par de veces a ver que todo esté en orden y a verificar el estado de Hayley y del bebé que con cada día que pasaba estaba más cerca de venir al mundo, pero ni las charlas cortas y triviales lograron que la embarazada mostrara señal de querer hacer las pases con el oráculo. Ciertamente estaba resentida por razones muy obvias, sin embargo Sam había notado cierta química entre ella y un licántropo de nombre Jackson, quien sin dudas se le veía lo interesado que estaba en Hayley. 

Jackson, a diferencia de Hayley, era sin dudas más amable con Samantha y se animaba a charlar con ella sobre los licántropos o alguna otra cosa que al oráculo le interesaba saber, o inclusive sobre temas triviales. Se agradaban mutuamente y eso le encantaba a Sam, el hacer amigos se le dificultaba en su anterior dimensión y en esta se evidenciaba un gran cambio. No solo con sus amigos, sino también con su magia, había pasado tiempo en el submundo buscando formas de control y aumento de sus poderes, y como respuesta solo había tenido un pequeño pero muy evidente cambio. Su poder de purificación había aumentado un poco al igual que su capacidad de ver el futuro e intentaba con todas sus fuerzas aumentar más sus capacidades, pero con la mayoría de su tiempo siendo ocupado por sus vinculados y los habitantes de Nueva Orleans casi no contaba con ese tiempo. 

Justo en ese momento Samantha se encontraba sentada sobre la alfombra felpuda de su habitación, sus manos sobre sus rodillas y sus ojos cerrados mientras que un círculo de velas la rodeaba, a la vez que desde el umbral de la puerta era observada por un par de ojos cafés que la miraban con cierta fascinación. La llama de las velas se hizo un poco más tenue, pero la posición del oráculo no cambió, sin embargo él sabía que tenía su atención.

- ¿Estás entrenando?- preguntó con una media sonrisa al ver que ella estaba en pijama.

- Solo reviso que todo esté en orden del otro lado, ya sabes, es mi responsabilidad- dijo ella encogiéndose ligeramente de hombros a la vez que comenzaba a estirarse para destensar los músculos de su espalda- Además, Genevieve hace mucho ruido cada que viene- el tono de ligera irritación le hizo reír  un poco. Elijah había pasado el día verificando que la ciudad estuviera en orden y luego de pensarlo mucho se había decidido a hablar con su hermano por décima vez en el mes para que se animara a hacer algo por la que alguna vez había sido su ciudad, pero al ver a Samantha, todo lo que quería era pasar el resto de la noche junto a ella. Pero el deber iba primero.

- ¿Enserio? por que acabo de llegar y solo se escuchan voces conversando.

- ¿Hay ropa por toda la casa?

- Bueno, solo un par de zapatos- agregó con algo de incomodidad, ciertamente a ambos no les caía bien que una bruja rondara por la casa- ¿Qué te parece si... ya sabes...- insinuó acercándose a ella- ...Te ayudo con tu dolor de espalda?- iba a acercar su mano para tocar la suave piel de Sam, pero la barrera se lo impidió y en cambio ganó un par de quemaduras. La castaña soltó una risita llena de diversión.

- ¿No viste las velas?- preguntó ella sonriente, con sus ojos aún cerrados.

- No creí que fuera así de potente- se excusó el original observando como su mano sanaba con rapidez.

- Bueno, ahora lo sabes.

- Quería tocarte, eso no es un crimen.

- No mientras esté en el submundo, pero una parte de mi está del otro lado querido- denotó el oráculo sin borrar la sonrisa de su rostro- ¿Qué te parece si vas a hablar con Nik ahora que Genevieve no está sobre él? Yo terminaré en un par de minutos.

- ¿Cómo sabías que quería hablar con él?- preguntó el trajeado con el ceño fruncido.

- Lo vi hace una hora, los he visto hablando mucho mientras él pinta un cuadro nocturno- explicó Samantha con simpleza y encogiéndose de hombros, refiriéndose explícitamente a una visión que justo acababa de tener- Solo diré que nada acabará bien.

- Aún así hablaré con él- Sam asintió y se despidió con una ceña de su mano, dejando a un incrédulo Elijah, quien al ver aquel gesto alzó una ceña extrañado- ¿Al menos dejarás que te de un beso?- el sonido de la risa de la castaña invadió la habitación.

- A menos que quieras quemaduras en el rostro no te lo aconsejo- comentó burlándose de la situación, en ocasiones amaba torturarlo de esa forma puesto que sabía del gran apego que el trajeado al parecer tenía hacia ella, no podía mantenerlo alejado por más que quisiera- Debes ser paciente, mi querido Elijah.

El mencionado rodó los ojos con irritación y diversión combinados en su expresión y en su sonrisa de medio lado, caminó hacia la salida y se encaminó hacia el estudio, lugar donde podía escuchar las voces de Genevieve y la de su hermano.

- Dicen que el paso del tiempo cura todas las heridas, pero entre más grande es la pérdida mayor es el corte y más difícil será el proceso de recuperación- hablaba Niklaus desde el estudio, diciendo en voz alta lo que había estado pensando todo el día mientras estuvo pintando- El dolor podría desaparecer, pero las cicatrices sirven como un recordatorio del sufrimiento y hacen que el portador no quiera volver a ser lastimado jamás. Entonces el tiempo pasa y nos perdemos con las distracciones, y actuamos por frustración, reaccionamos con agresión, cedemos a la ira- el trajeado a medida que avanza por el pasillo se topa con los zapatos de Genevieve, por lo que los recoge y camina al estudio, escuchando el discurso de su hermano, quien ciertamente tenía un don con las palabras- Mientras tanto conspiramos y planeamos a la vez que esperamos volvernos más fuertes, y antes de darnos cuenta el tiempo pasó y estamos curados, listos para empezar de nuevo.

- Hablas como un hombre que hizo las paces con sus demonios- responde la pelirroja sentada en el sillón, sin apartar su vista de Klaus, quien se abrochaba la camisa con la mirada perdida en su lienzo aún sin terminar.

- Mis demonios huyeron, o los asesinaron- respondió el híbrido con simpleza.

- Si, aparte del lindo monstruo que se quedó y con quien compartes la cama- comentó el trajeado en el umbral del estudio, sosteniendo en sus manos los zapatos de Genevieve a la vez que sonreía con cierta gentileza e irritación a su hermano, y misma que se esfumó al posar su mirada en la bruja del sofá- Encontrarás tus cosas a la salida- indicó el original. La pelirroja se puso de pie y caminó a la salida sin antes lanzarle una mirada llena de deseo a Klaus, quien correspondió con una sonrisa. La bruja tomó sus zapatos y continuó su camino hasta salir de la casa- ¿Recuerdas que esa mujer torturó a nuestra hermana?

- También reveló la verdad de la traición de nuestra hermana- repuso Klaus con cierto rencor aún evidente en su voz.

- Y como consecuencia, Rebekah se ha ido para siempre- completó Elijah con algo de pesar.

- Un deseo que por lo visto, ella añoró por mucho tiempo- recalcó con algo de fuerza.

- ¡Niklaus, pasó un mes!- interrumpió el castaño de pronto- Y siento la pérdida de nuestra hermana tanto como tú, pero deja de distraerte con este comportamiento ridículo y canalizalo en algún tipo de acción.

- ¿Por que tengo que hacerlo exactamente?- cuestionó el híbrido mientras tomaba uno de los tantos pinceles que tenía en una mesa.

- Por que durante el curso del reinado de Marcel la ciudad se acostumbró a tener un rey- respondió Elijah con algo de irritación y enojo ante el comportamiento de su hermano menor- Tú querías ese trono, tienes que aceptar la responsabilidad que eso significa- pero sin importar cuanto dijera, Klaus no apartaba la vista de ese lienzo mientras sostenía el pincel.

- Disculpa, pero prefiero encontrar otra ocupación Elijah- en respuesta, y harto de la situación le arrebató el pincel de las manos.

- Si con tal facilidad puedes negar tu hogar- colocó el pincel junto a los ojos- Me preguntó que pasará con tu hija- le cuestionó con algo de impotencia creciente en su interior, pues sabía de las reuniones entre él y Samantha que tenían como objetivo hacerlo entrar en razón, estaba harto- ¿Olvidaste cómo es vivir a la sombra de la violencia?- aquello pareció mover algo en el hombre frente a él, que lo observaba en silencio- Tenemos que aliarnos Niklaus, que vuelva a ser nuestro hogar.

- Me parece que está muy destruida como para arreglarla- dijo él en respuesta, para luego volver a tomar el pincel entre sus dedos y dirigirse nuevamente al caballete, dándole la espalda a su hermano, quien permanecía de brazos cruzados.

- Si tu no vas a hacer nada, yo si- declaró Elijah antes de salir del estudio, completamente decidido a lidiar con los problemas de la ciudad y regirla como se suponía, debía hacerlo su hermano ahora que Marcel ya no estaba.

Caminó hacia su habitación y comenzó a hacer un par de llamadas a la vez buscaba entre sus cosas algo de tinta y una pluma, tenía una idea y la llevaría a cabo con tal de mantener esta ciudad en orden. Fue hasta la que era la antigua habitación de Marcel y buscó entre sus tantos papeles hasta dar con lo que buscaba. Un gran pergamino con las reglas de la ciudad, escritas con tinta y pluma con la elegante letra del moreno que ahora se encontraba fuera de la ciudad. Volvió a su habitación y se quitó la chaqueta para darse la tarea de leer detenidamente cada una de las normas implantadas por el antiguo gobernante de la ciudad. Cuando de pronto escuchó la puerta de su habitación cerrarse, despegó la vista del papel y y la alzó para encontrarse con el cuerpo de Samantha enfundado en una especie de pijama, solo que ésta era completa y tenía diseño de jirafa. Elijah frunció el ceño y sonrió lleno de diversión.

- ¿Qué traes puesto?- preguntó intentando no reír.

- Oh ¿esto?...- la castaña vio su atuendo de pies a cabeza, dio una vuelta y sonrió- Es una pijama.

- Si, eso puedo verlo pero... ¿por qué lo llevas puesto?

- Me gustan este tipo de pijamas, son divertidas- respondió ella mientras se acercaba a la cama del castaño, notando el pergamino en sus manos- ¿Qué es eso?

- Las reglas de la ciudad según Marcel- indicó volviendo su vista al papel en sus manos, mientras que sentía como el colchón a su lado se hundía, gracias a que el oráculo había tomado lugar a su lado- Planeo cambiarlas y establecer algo de paz entre los bandos de esta ciudad.

- Marcel a duras penas lo logró y para ello tuvo que masacrar a mucha gente- comentó Samantha con algo de escepticismo mientras observaba las reglas con atención- ¿Crees que sentándolos a todos en una mesa y discutiendo los términos de un tratado de paz vas a lograrlo? No es así de fácil Elijah.

- ¿Qué me dices tú? Tuviste a Marcel bajo tu control.

- Si, por que amenacé con asesinarlos a todos- repuso el oráculo con cierta obviedad- Marcel tenía un sistema que funcionaba, lo cual es verdaderamente sorprendente- añadió frunciendo el ceño con algo de disgusto- Yo solo dije que no quería más humanos muertos por ahí o tomaría la ciudad en mis manos- terminó al final encogiéndose de hombros y mirando a los ojos del original.

- ¿Y podías hacerlo?

- ¿Te refieres a tomar el control?- el trajeado asintió- Claro que podía, solo debía imponerme ante todos, demostrar mi poder, aunque para ello debía derramar sangre.

- Eso es lo que quiero evitar- ella soltó una risa llena de amargura.

- Pues suerte con ello- Sam tomó el pergamino en sus manos y se levantó de la cama para leer con mayor detenimiento- Nunca podrán tomar la ciudad sin que antes haya una guerra, y ahora que los crecientes se han liberado de la maldición de Celeste la cosa se complica.

- ¿Crees que los licántropos deseen la ciudad?- cuestionó Elijah, a lo que Samantha lo miró a los ojos y con una sonrisa de lado respondió.

- No lo creo, lo sé.

- Olvidaba tus breves visitas al pantano para visitar a Hayley- ciertamente no le agradaba mucho el hecho de que Jackson se llevara tan bien con Samantha, al igual que tampoco le agradaba que Jonathan le enviara tantos mensajes o que en ocasiones le preguntara por ella. Lo llenaba de celos y rabia tener que ver a esos idiotas cerca de su oráculo.

- Créeme que he aprendido mucho más de lo que pensé sobre los crecientes y la familia Labonair este último mes, lo suficiente para saber que los licántropos están dispuestos a pelear por el control de la ciudad, así que si planeas tener paz te sugiero que invites al líder a tu pequeña asamblea- sugirió el oráculo caminando alrededor de la habitación sin despegar su mirada del pergamino- Y si planeas dejar que las brujas usen su magia tendremos problemas.

- Invitaré a los lobos a unirse en cuanto discuta con las brujas y los vampiros primero- añadió Elijah logrando que ella fijara su mirada café en él- Luego ampliaremos el tratado para incluir a los licántropos ya que no residen en el barrio francés.

- ¿Estás seguro?- el trajeado se levantó de la cama y se acercó a la chica vestida de jirafa para posar sus manos en aquella cintura.

- Lo primero es solucionar este problema entre bandos y evitar más muertes Sam- expresó acercándose más a ella- No quiero que sigas corriendo por toda la ciudad enfrentando a todos tú sola mientras que mi hermano...- tensó la mandíbula con evidente enojo al recordar el comportamiento de Niklaus.

- Mientras que él supera su pérdida, lo sé Elijah- dijo dejando a un lado el pergamino a la vez que colocaba sus manos en sus hombros- Pero no puedes impedir que cumpla con mi trabajo de oráculo, además eso me fortalece- y con una sonrisa y un guiño coqueto logró eliminar aquella tensión en la expresión del original.

- Me encantan estas charlas, ¿lo sabías?- aseguró su agarre a la cintura de Sam, acercándola aún más a él mientras que ella rodaba los ojos con diversión en su expresión.

- Siempre lo dices- le sonrió mientras que poco a poco se acercaba a sus labios, pero a tan solo milímetros él se detuvo.

- ¿Por qué una jirafa?- preguntó él en un murmullo.

- Quería una de unicornio, pero solo tenían panditas, jirafas y gatitos- aseguró el oráculo y se encogió de hombros- Esta me pareció bonita.

- Lo es... al menos en ti se ve bien- de pronto Elijah se alejó de ella y se sentó en la cama, desabrochando un par de botones de su camisa- Aunque, ambos sabemos por qué te lo pusiste justamente ahora- una sonrisa traviesa adornó la expresión de Samantha. Sus manos se dirigieron a los botones de la pijama y uno a uno fue deshaciéndose de la tela de jirafa que cubría su cuerpo, dejando ver al final un conjunto de lencería negro. 

Genevieve no era la única que se paseaba en lencería por la casa, la única diferencia era que ellos sabían disimular muy bien.

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- Santa Ana siempre ha sido territorio neutral en nuestra comunidad, por eso es conveniente que nos reunamos en este lugar, a la hora de Elijah Mikaelson, para traer paz a este lugar que llamamos hogar- dijo el padre Kieran con algo de dificultad mientras tomaba asiento en la mesa- Gracias a todos por venir.

Samantha lo observó y le dio una sonrisa de lado, mostrando algo de alegría de verlo nuevamente. Entre todas sus obligaciones por permanecer la ciudad en orden al igual que el inframundo, estaba también el buscar una forma de eliminar la maldición del tío de su mejor amiga Camille, pero por más que preguntaba a los antiguos éstos le daban la misma respuesta. Una maldición debe ser tratada a tiempo por un oráculo antes de que la misma se aferre al alma del condenado, de otra forma será muy tarde. Y aunque esa respuesta le quitaba los ánimos no se rendía.

Había creado un amuleto para el sacerdote que minimizaba los efectos de la maldición, en pocas palabras le alargaba un poco más el tiempo, pero por como lucía se dio cuenta de que tal vez no estaba funcionando. Se dijo a sí misma que luego de la reunión hablaría con él y con Camille.

- Gracias... y bienvenidos- la voz de Elijah inundó el salón mientras que él sacaba el pergamino con las normas de Marcel, mientras que las brujas, los vampiros y Kieran lo observaban con atención. Aunque éste último estaba algo disperso debido a que la maldición afectaba sus facultades mentales- Estas son las reglas de la ciudad de acuerdo con Marcel Gerard- las manos del trajeado rompieron la hoja a la mitad- Que ya no se van a aplicar, por que yo estoy a cargo- nuevamente el papel fue rasgado por sus manos.

- Dijiste que si veníamos podríamos manejar las cosas por nosotros mismos, no dijiste nada de convertirte en rey- comentó Diego, quien ahora era líder de los vampiros y junto a una chica gótica representaban a esa comunidad. Frente a ellos se encontraban Genevieve y dos brujos que la acompañaban en representación a la comunidad de brujas de Nueva Orleans y Kieran representaba a los humanos.

- Además, aún no entendemos qué hace ella aquí- dijo una bruja de cabello castaño que obviamente acompañaba a Genevieve a aquella reunión. Desde que Samantha había arribado junto a Elijah a la iglesia, esa bruja junto al moreno que las acompañaba, la observaban de forma despectiva aunque con cierta curiosidad,

- Estoy aquí por que no pertenezco a ninguna de sus comunidades, y como único oráculo de la ciudad también me toca asegurar que no se irán en mi contra una vez que estemos de acuerdo sobre esto- respondió Samantha con aire de autosuficiencia que irritó aún más a la bruja que alzó la voz. Realmente no quería estar allí pero Elijah le había dicho que debía ir a la reunión, de otra forma todos seguirían buscando su poder.

"Jamás dejarán de buscarlo Elijah" le había dicho ella la noche anterior.

"Lo sé, pero si logramos que los ataques hacia ti disminuyan al menos podré dormir más tranquilo".

Y es que cada vez que Samantha salía a arreglar los problemas que habían en la ciudad, siempre había una bruja o dos que deseaban su poder e iban a enfrentarse al oráculo. Claro que quien la enfrentaba terminaba muerta o sin poderes, y ya había tenido un par de enfrentamientos contra la chica de la cosecha: Monique Deveraux, quien era la única que había logrado escaparse de Samantha antes de que fuera tarde.

- Ya que cada uno fue seleccionado para representar a sus comunidades, no lo cuestionaré, pero los problemas que tengan entre bandos vendrán a mi- declaró el trajeado con gran elegancia y severidad, se estaba imponiendo ante todos en esa reunión- Todos somos, de alguna forma, responsables por el caos actual de la ciudad, sin embargo tienen una muy simple opción por delante- la mirada café del original se posó en todos los presentes en esa mesa- Pueden convivir juntos o pueden irse- declaró con una promesa escondida tras sus palabras. Una promesa de muerte.

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- Tienes que probar las costillas de Tucker- dijo Jackson con entusiasmo mientras ponía la mesa con la ayuda de Hayley y algunos de la manada para que todos se sentaran a comer.

- ¿Luego qué? ¿Jugaremos con las herraduras?- cuestionó Hayley con ironía y una sonrisa llena de diversión. Este mes que había pasado en el pantano junto a su manada le habían hecho sentir totalmente en familia, algo que jamás había tenido. Jackson rió ante las palabras de Hayley.

- Oye no te burles de la vida del campo.

- Lo siento, esto es mucho más divertido de lo que estoy acostumbrada- admitió con una media sonrisa llena de complicidad. 

- Yo te puedo ayudar a que te acostumbres- añadió Jackson con la mirada fija en los ojos verdes de la licántropo a su lado. Todo el mes se la habían pasado juntos y se llevaban mejor que nunca, incluso había algo de coqueteo de parte del líder de la manada, cosa que no le incomodaba a ella.

- Y nosotros tenemos que olvidar que pasó la mitad de su vida con los humanos y la otra mitad con vampiros- comentó Oliver tomando un poco de pan y metiéndoselo a la boca. 

- Olie, no empieces- soltó Jackson en forma de advertencia.

- Déjalo, si el pequeño de la camada tiene algo que decir, que lo diga- mencionó Hayley, no dándole importancia a los comentarios despectivos del irritante rubio frente a ellos. Oliver soltó una risa.

- Oí que en el barrio tu novio Elijah convocó una especie de reunión- añadió el rubio como cereza del pastel a la sarta de comentarios desagradables que había soltado- ¿A quién creen que no invitaron?

- ¿Dónde escuchaste eso?- preguntó Hayley con el ceño fruncido debido al desconcierto y al enojo. Jackson se había tensado ante las palabras de Oliver, pero era Hayley quien se sentía ofendida  y enojada con Elijah por no haberle avisado de la reunión con anterioridad.

- Eso no importa- respondió el rubio con altanería- Estamos atrapados viviendo en el pantano, mientras tu novio vampiro decide quién tiene qué en la ciudad- se encoge de hombros y se cruza de brazos- Eso demuestra el respeto que le tiene a los licántropos ¿eh?

Y con eso finalmente se retiró del lugar, dejando a una muy furiosa Hayley con algo en qué pensar. Iría a arreglar este lío con el original de traje, justo en este momento.

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Todos en aquel salón discutían salvo por Samantha y Elijah, quienes observaban como las brujas, los vampiros y el padre Kieran discutían en voz alta, negándose a aceptar la división que se estaba estableciendo entre los bandos dictaminada por el original. Todo estaba bien hasta que de la boca de Genevieve salió una estupidez.

- ¡Deberíamos considerar una guerra!

- ¡No estamos llegando a ninguna parte! Las criaturas poderosas nos est...

- ¡Padre! ¡Cálmese!- exclamó el trajeado con voz estridente ante las exclamaciones de Kieran- Por favor- el sacerdote, algo apenado por perder el control, guardó silencio- Gracias, ahora regresando a la cuestión de las fronteras, escuchen lo siguiente...

- ¡¿Es enserio?!- en ese momento todas las miradas se posaron en la licántropo que entraba al templo en ese momento, con gran enojo mientras lucía una hermosa barriga de embarazada- ¿Divides la ciudad y lo licántropos no pueden decir nada?- preguntó Hayley en voz alta, dirigiéndose directamente con el dueño del circo. Samantha se tensó en su lugar y Diego se pudo de pie, evidentemente mosqueado por la presencia de la chica que acababa de llegar.

- ¿Qué rayos hace ella aquí?

- Diego, siéntate- ordenó Elijah con gran severidad, aunque estaba tenso no lo daba a demostrar puesto que se veía muy relajado, sin embargo en su mirada podía evidenciarse la amenaza latente. El moreno tomó asiento en su lugar- No dividimos la ciudad, establecemos fronteras- aclaró el trajeado mientras se ponía de pie.

- No Elijah, nunca habrá paz en absoluto si los licántropos son excluidos- afirmó la embarazada, quien aún permanecía de pie y lucía totalmente dispuesta a defender a los suyos- Quieren un lugar en la mesa- varios bufaron ante aquella petición- Y si no les dan uno, todos se arrepentirán, se los garantizo.

Sus ojos verdosos le brindaron una mirada fulminante a cada uno de los presentes, menos a Sam, quien al cruzar miradas simplemente negó con la cabeza no estando de acuerdo con las acciones de Hayley. Los presentes comenzaron a discutir salvo Samantha, Elijah y Hayley. Los últimos mantenían sus miradas retadoras y llenas de enojo. 

A medida que los segundos pasaban, la discusión aumentaba y el ruido poco a poco fue más y más irritante para Samantha, quien al verse totalmente furiosa ante aquella situación decidió hacer algo al respecto. Se puso de pie y con gran fuerza e ira estampó ambas manos contra la mesa.

- ¡Suficiente!- gritó con voz estridente logrando callar a todo el mundo en la sala- Esta reunión ha acabado, discutiremos los términos otro día en el que no estén dispuestos a matarse unos a otros- declaró Sam con determinación e ira refulgiendo en el café de sus ojos- Mientras tanto quedará establecida una tregua temporal hasta que todo esto se resuelva.

- ¿Y tú quien te crees que eres?- escupió la bruja al lado de Genevieve, misma que había hartado la paciencia del oráculo en ese preciso momento. La mirada fulminante de Samantha Mitchell se posó en aquella castaña de tal forma que todos temblaron con solo ver aquel terrorífico semblante.

- Soy quien te arrancará la cabeza a ti y a cada una de las criaturas que no respete esta tregua durante los próximos días- añadió Sam con toda la ira que sentía- Y créeme, a las brujas no les conviene la extinción ni mucho menos a los vampiros- dijo esto último dándole una mirada amenazante a Diego- Si he sido clara, lárguense de mi vista- ordenó con gran severidad en su voz. Poco a poco todos se pusieron de pie y salieron de la iglesia menos Kieran, quien subió al ático de la iglesia. Finalmente el oráculo soltó un suspiro lleno de alivio, se sentó en una de las sillas y subió los pies a la mesa para darle una mirada expectante a Hayley, quien parecía fulminarla con la mirada.

¿Cómo podía estar tan calmada? ¿Cómo siquiera había tenido las agallas de sacar a todos de la iglesia? En ese momento realmente ambos se dieron cuenta del poder que Samantha cargaba consigo y cómo eso podía influenciar a la ciudad, podía infundir tanto miedo como se lo propusiera y eso recién había sido demostrado.

- ¿Tienes idea de lo que me costó reunir a esas personas en esta habitación?- preguntó Elijah con brusquedad y lleno de cólera.

- ¡No! en realidad no, por que no sabía qué estaba pasando aquí hasta que otra persona me lo dijo- dijo la licántropo, también enojada al sentir como la había despreciado a ella y a su manada- Dime algo Elijah, ¿dejaste fuera a los licántropos por mi?- preguntó con curiosidad y un poco más calmada. En el mes que había pasado apenas y había podido hablar con el original, lo había visto un par de veces junto a Sam pero nada que le llamara la atención.

- Los excluí por que ya no residen en el barrio francés- respondió Elijah con gran simpleza, pero sin eliminar la frustración de su mirada- Mi mayor preocupación es terminar con éste pequeño conflicto- añadió suavizando un poco el tono de voz- Puedo asegurarte que una vez que el trato esté cerrado se ampliará para incluir a tu gente.

- ¿Desde entonces qué quieres que les diga? Sentados, quietos, ¡den vuelta!- cuestionó ciertamente ofendida, mientras que Samantha solo los observaba discutir.

- ¡Yo preferiría que no te involucraras en este proceso!- gritó el original en un estallido repentino de ira, dejando totalmente helada a Hayley y ciertamente a Sam, quien decidió intervenir.

- Elijah, quizá deberías escuchar lo que te dice- ambas miradas se posan en ella llenas de sorpresa y estupefacción de parte de la embarazada- Los licántropos tienen que ser incluidos ahora o tendrás un levantamiento en tus manos.

- Vaya, al fin dices algo inteligente- comenta la castaña con ironía y altanería, cosa que hizo fruncir el ceño del oráculo con molestia.

- Todos son tan tercos y territoriales como la que tienes en frente, ahora veo por qué los masacraron hace décadas- añadió Samantha mordazmente y con una sonrisa de lado dirigida a quien parecía querer ofenderla. Hayley rodó los ojos y se aguantó las ganas de gritarle miles de insultos hirientes, aún la detestaba por haberse llevado toda la atención de cierto vampiro que tenía justo en frente y que aún hacía su corazón latir. Elijah sabía que ambas estaban en lo cierto, soltó un suspiro y caminó hasta estar en frente de la chica de ojos verdes que en ese momento parecía robar toda su atención.

- ¿Hayley, estás segura de no querer volver con nosotros?- la pregunta resonó, no solo en la mente de la mencionada sino también en el corazón del oráculo. 

- ¿Crees que el bebé pertenece allá?- preguntó la loba con una sonrisa sarcástica- ¿Crees que es donde estará a salvo?

- ¿El pantano es mejor?- cuestionó con algo de frustración.

- Los lobos merecen una voz- sentenció la licántropo con determinación, pero terminó suavizando el semblante- Dales una, sabes que es lo correcto.

Finalmente ella se retiró de la iglesia, introduciendo sus manos en los bolsillos de su saco, lista para volver al pantano mientras que el trajeado se quedaba ahí de pie observando como se marchaba. No había sido lo que esperaba puesto que cuando la vio entrar sintió como su corazón se había paralizado por una fracción de segundo, pero a verla marchar no sintió ese vacío en su pecho que anteriormente se había presentado en él. Estaba mucho más confundido y al parecer Samantha lo había notado, puesto que sintió su delicada mano posarse en su hombro y el suave tono de su voz preguntarle si todo estaba en orden.

- Si, si, todo está bien- respondió él con una media sonrisa y sin atreverse a mirarla a los ojos, pues no quería que encontrara vestigios de su gran dilema interno.

- Elijah...- pronunció ella a modo de advertencia a la vez que tomaba su barbilla para que pudiera verla- No me mientas- en respuesta él soltó un suspiro- Sé que algo pasa y que tiene que ver con ella.

Era buena, realmente buena para leer sus expresiones.

- No quiero hablar de eso ahora- tomó las manos del oráculo entre las suyas con suavidad y cariño antes de besar la mejilla de su chica- Vamos, te invito un helado.

Samantha solo soltó un suspiro y asintió, siendo incapaz de sonreírle de manera sincera por que sabía qué era lo que significaba el regreso de Hayley, pero solo podía hacer una cosa y era esperar a que el tiempo aclarara las dudas que estaban en Elijah, por que realmente las podía ver con total claridad y ciertamente le dolía. 

Tomó la mano del original y juntos fueron sumidos cada uno en sus pensamientos. Por primera vez no hablaron nada en todo el camino.

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El pincel era movido de lado a lado por las talentosas manos de Klaus, se veía realmente concentrado en aquella pintura, aunque solo lo hacía para sacar el dolor que sentía en su pecho. Agradecía a Sam por los intentos de distraer su mente de su dolor pero no podía, la herida era muy grande y profunda como para ser ignorada, sin embargo eso no menguaba las charlas entre ellos cada día, sonrió ante el recuerdo de su oráculo tocando una pieza alegre en el violín que él mismo le había regalado mientras le contaba anécdotas de su pasado y las pocas historias felices que tenía de su difunta madre. 

- Debiste haber visto la cara de tu hermano cuando Hayley entró- comentó Genevieve detrás de él con burla- Tu oráculo debe estar muerta de celos, por como nos echó a todos supongo que así es.

- ¿La maldición de la luna creciente está rota?- preguntó el híbrido cambiando de tema radicalmente, detestaba el empeño que tenía la pelirroja de buscar un punto débil en quien era su mejor amiga y estaba usando fuerza de voluntad para no amenazar a Genevieve para que dejara a su oráculo en paz.

- ¿De verdad crees que esto funcionará? ¿que finalmente podemos tener un poco de paz en esta ciudad?- preguntó la pelirroja mientras se paseaba por el estudio a espaldas de su amante. Klaus iba a responder pero escuchó pasos acercarse y una voz que no había escuchado desde hace un mes.

- Vi las luces del patio y pensé que no estarías...- Cami se detuvo al ver a Klaus junto a una semi desnuda Genevieve- ... Con una bruja psicótica medio desnuda, parece que aposté y perdí- añadió de forma incisiva, ciertamente sorprendida por el escenario que estaba presenciando.

- Hace diez minutos estaba desnuda- responde la pelirroja, alzando una ceja y sonriendo con algo de diversión en sus palabras, quería incomodarla pues era consciente del aprecio que se tenían entre Klaus y Camille.

- Oh, cumpliste tu misión, no dejes que te distraiga- dijo la rubia cruzándose de brazos y con gran ironía en su voz a la vez que sonreía algo incómoda. Genevieve caminó con parsimonia hacia ella, mirándola con enojo.

- A los O'Connell les encanta molestar a las brujas- comentó mordazmente antes de seguir su camino en búsqueda de sus cosas.

- ¿Es en serio?- cuestionó Camille llena de incredulidad- La mujer que me chantajeó para apuñalarte con el cuchillo místico del dolor insoportable- añadió con cierto rencor, sintiendo una punzada de celos por lo que acababa de ver. Le parecía sumamente irónico que Klaus se revolcara con la pelirroja que le había hecho tanto daño a él, a su hermana y a su mejor amiga, que lo único que deseaba en ese momento era estampar su mano con gran fuerza en la mejilla de Klaus.

- Nueva Orleans no da nada más que compañeros de cama excéntricos- pronunció el híbrido con despreocupación absoluta mientras se encaminaba al mini bar de la habitación- Pero supongo que no estás aquí para preguntar sobre mis actividades de ocio.

- Estoy aquí por mi tío- dijo ella de brazos cruzados- Se está deteriorando, las pastillas y medicinas no están funcionando, su lucidez disminuye cada día- suelta un suspiro y decide acercarse a Klaus- Una bruja lo hizo y puede deshacerlo.

- Creí que Sam te ayudaba con eso- comentó él con el ceño fruncido ligeramente, le dio un trago a su bebida color ambarina.

- Si, hizo un amuleto que disminuye un poco la maldición pero no la elimina por completo, solo alarga más su tiempo- mira sus manos en un gesto nervioso, agradecía lo que el oráculo estaba haciendo por ella pero quería ver libre a su tío de la maldición.

- ¿Te dijo algo sobre romper la maldición?- preguntó Niklaus aún de espaldas a ella.

- Dijo que no podía hacerlo, que supuso que solo una bruja podía deshacerlo y tu pareces llevarte bien con Genevieve, tal vez podrías persuadirla de ayudar- añadió cruzándose de brazos y adoptando esa posición valiente y sobre todo imponente que la caracterizaba.

- No serviría de nada, y si la criatura más poderosa no pudo hacerlo entonces nadie más lo hará- dijo Klaus con algo de amargura, no quería hacer sentir mal a Cami pero era necesario ponerle los pies en la tierra- Esos hechizos empiezan con magia, pero cuando se incuban alteran la química del cerebro- se sentía mal, solo por que los esfuerzos de Sam eran en vano, sino también por Camille y por Kieran- Lo siento Cami, el daño está hecho.

- Me rehúso a aceptarlo- sentenció la rubia de brazos cruzados- Al igual que tú si entendieras el concepto de familia- espetó frustrante para luego irse de aquel lugar, dejando a Klaus tan frustrado como ella. Se sentía mal con solo verla a los ojos y recordar todo lo que le había hecho, y el ver como sufría ante la inminente pérdida de su tío le hacía sentir peor ya que no podía hacer nada para remediarlo, tampoco podía hacer algo para consolarla pues ella no lo quería cerca. 

- Veo que no eres el único con problemas- la voz de Samantha hizo que se sobresaltara un poco- Lamento asustarte- la castaña caminó hasta estar a su lado para servirse un trago del mini bar.

- No importa, ¿qué tal tu día con mi hermano?- preguntó Klaus volviendo a llenar el vaso. Sam soltó un bufido de enojo y bebió un sorbo de bourbon.

- Fue pésimo, no logramos terminar los acuerdos ya que cierta lobita interrumpió justo a la mitad- Klaus la observó con detenimiento, bajo sus ojos habían ojeras que denotaban su agobio, sin mencionar que su nariz lucía un ligero tono rojizo.

- Eso escuché...- bebió un sorbo de su vaso y la observó preocupado- ¿Estás bien?- preguntó con cautela y en respuesta ella suspiró.

- Por primera vez estuvimos todo el camino a la heladería en silencio- la mirada café del oráculo se perdía en algún punto de la habitación- Comimos helado en silencio, fue... incómodo- vio el whisky en su vaso y lo revolvió antes de dar otro sorbo- Así que me excusé con él y volví a la iglesia para ver a Kieran, descubrí que el amuleto que le hice está haciendo un efecto contrario al que esperaba, eso significa que le queda menos tiempo del que creímos así que tuve que quitarle el collar y sellar la maldición al menos por un día para que me diera tiempo de encontrar una cura...

- Sam...

- Pero ambos sabemos que ya es tarde- continuó el oráculo antes de beber todo el contenido de un golpe, hizo una mueca ante el escozor que presentaba su garganta y volvió a servirse- Lo único bueno es que hice que todos hicieran una tregua temporal, no habrá más ataques y si lo hacen se las verán conmigo- se encoge de hombros y bebe del vaso sin apartar la vista del frente.

- Elijah no elegirá a Hayley, eso te lo aseguro- afirmó el híbrido sumamente convencido de sus palabras, los había visto juntos y en mil años lo había visto tan feliz como cuando estaba con Sam, quien bufó y sonrió con amargura.

- ¿Debo recordarte quien llegó primero?- cuestionó la castaña mirándolo a los ojos- Desearía que las cosas fueran distintas pero no puedo alterar el pasado- vuelve a beber del vaso y hace una mueca al sentir el whisky bajar por su garganta- Además, ella carga a tu hija ahí adentro y mi deber es protegerla, en el contrato no se especificaba si había un seguro contra corazones rotos.

- ¿Entonces prefieres que ella se quede en el pantano?

- Sería mejor que volviera pero ambos sabemos que eso no sucederá, y tampoco eso evitará que Elijah tome su decisión, solo es cuestión de tiempo- dio fondo al vaso, bebiendo todo el contenido de un solo golpe- Pero dejemos de hablar de mi día, ¿qué tal el tuyo Nik? vi a Genevieve salir de aquí cuando llegué- movió sus cejas hacia él con un gesto sugestivo y una mirada llena de picardía mientras volvía a servirse otro vaso de bourbon.

- No fue tan interesante como el tuyo- alzó su vaso y lo chocó ligeramente con el de ella antes de dar un sorbo- Por cierto ¿qué harás mañana?

- Salir a patrullar la ciudad en búsqueda de idiotas que rompan mi acuerdo ¿por qué?

- Pensé que quizá te gustaría ir a pasear por la ciudad conmigo, ya sabes, ir a pintar algo a la plaza- sugirió Klaus encogiéndose de hombros, quería hacer lo mismo que ella había hecho por él, distraerla de sus dudas y su dolor ya que por lo visto ella no había dejado de pensar en lo que sea que Hayley y Elijah se dijeron una vez que todos se fueron. Samantha bebió su trago de un golpe y asintió.

- Me convenciste con eso de caminar- sonrió antes de dejar el vaso en el mini bar- Te veo mañana Niklaus- añadió despidiéndose de él con un ademán antes de irse a dormir, dejando a un satisfecho y sonriente Klaus. Se sentía bien hacer algo por ella.

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Sus oídos escuchaban atentamente las palabras de Davina. Estaba en una cafetería junto a Josh, hablando sobre las cosas que ella sufría estando de lado de las brujas y como la aprendiz de Genevieve. Al parecer tenía problemas con Monique Deveraux.

- ¿Espiando a la bruja otra vez?- preguntó su amigo Thierry al llegar y ver cómo Marcel mantenía la mirada fija en ese establecimiento.

- Lo tengo cubierto- respondió el moreno con vaguedad.

- ¿Qué era tan importante como para traerme hasta aquí?- cuestionó el rubio, que al igual que Marcel, vivían alejados del barrio francés y de los problemas con los originales.

- Tengo una propuesta- no sabía si funcionaría pero debía intentarlo- Quiero que tú y todos los que no aceptan a Klaus se unan a mi.

- ¿Reclutando un ejército?- una sonrisa burlona se asomó por la expresión de Thierry, mientras se cruzaba de brazos.

- No puedo recuperar la ciudad sin uno- respondió Marcel con simpleza, totalmente convencido de que lograría obtener lo que quería, y eso era su ciudad de vuelta.

- No tienes nada- dijo Thierry en respuesta, el moreno volvió su mirada hacia él- Ni armas, ni aliados... si te acercas al barrio Elijah te matará, eso si Klaus no lo hace primero, y claro no hay que olvidar a su oráculo.

- ¿Entonces qué? ¿Debo esconderme en los suburbios?- cuestionó el moreno con una media sonrisa, tenía la certeza de que aceptarían- Creo que estás aquí por que no quieres dejar tu hogar, así como no quiero dejar el mío- el rubio lo observa con curiosidad- Se prepara una batalla, mientras todos están ocupados eligiendo lados yo encontraré la manera de recuperar nuestra ciudad- aseguró el moreno de brazos cruzados, demostrando que estaba tan determinado a luchar por lo que alguna vez había sido suyo como quizá lo estaría los demás vampiros que estaban en contra de Klaus, solo que el miedo a ser asesinados los paralizaba, pero no a Marcel- ¿Estás conmigo?

Thierry permaneció inmutado.

- Siempre fuiste bueno con las palabras Marcel, pero va a costar más que un gran discurso esta vez- sentenció el nocturno antes de irse de aquel lugar.





Kieran tomó la esposa y la colocó alrededor de su tobillo, quedando así atado a un gran poste con una larga cadena de hierro que sabía, no lo dejaría huir de esa habitación, cumpliendo así con los deseos obscuros que aquella voz en su cabeza no paraba de murmurar una y otra vez. Tanto, que por poco en la reunión perdía el control. Agradecía lo que Samantha estaba haciendo por él pero ambos habían descubierto que no había una cura, por lo que él decidió tomar cartas en el asunto antes de que alguien más saliera herido, ya que sentía como cada minuto que pasaba, una parte de él desaparecía ante aquella maldición que lo consumía por dentro más y más. Verificó que la cadena estuviera bien atada a aquel porte de concreto sólido y que el extremo de su tobillo estuviese bien atado.

- ¿Eso es muy necesario?- preguntó Camille un poco incómoda, detestaba ver a su tío de esa manera, como si fuera un criminal o un prisionero.

- Escucha, la enfermedad está... está superando mi disposición para perdonar, reemplazándola con un pensamiento que apenas pude contener en la reunión- pronunció el cura con algo de nerviosismo, sus manos temblaban e incluso llegaba a tartamudear, le do una mirada a su sobrina y con inquietud soltó aquellas palabras que le causaban escalofríos- "Acaba con todos ellos".

- Te salvaremos- aseguró la rubia muy convencida de que haría todo lo posible para salvar a su tío.

- Escucha, yo... intenté salvar a Sean- él se puso de pie, apoyándose en la pared- Pero... pero estaba concentrado en eso, en vez de intentar detenerlo y yo no voy... no voy a dejar que esto me pase a mi- suspiró y comenzó a caminar hacia ella- Eres una O'Connell, van a pedirte que tomes mi sitio en la mesa- comenzó a negar una vez que estuvo frente a ella- No lo hagas y vete, y vuelve a empezar...

- No me iré mientras haya una oportunidad- sentenció Camille negando con la cabeza. Kieran en respuesta cerró los ojos, contando mentalmente hasta diez intentó apaciguar la ira que crecía dentro de él ante la actitud de su torpe sobrina.

- ¿Cuantas veces tengo que decirte que no se puede arreglar?- cuestionó fulminándola con la mirada, causando cierto terror en su sobrina ante la oscuridad que reflejaban sus ojos.

- ¿Y cuantas veces tengo que decirte que no dejaré de intentarlo?- repuso la rubia con gran obstinación.

- ¡Esa es una necedad c-como cuando eras una n-niña!- estalló Kieran lleno de enojo y desesperación, sentía como algo dentro de él comenzaba a ganar terreno y a apoderarse de sus sentidos, a dejar salir su lado oscuro- Siempre... siempre tenias razón y-y nunca escuchabas- los pasos del sacerdote fueron más cerca de ella, comenzando a aterrar a Cami, quien a medida que él avanzaba ella retrocedía- Y-y esa ¡esa cabezota tuya!- escupió con enojo mientras la señalaba- Oré por ti y... no tuve respuesta, solo hay muerte- la voz se le quebró, siendo Camille testigo ocular de cómo el sacerdote Kieran O'Connell era quebrado por la maldición de la bruja Bastianna- Solo hay oscuridad... es todo, la mía... la tuya- su semblante se oscureció de pronto y de un segundo a otro su tío se había lanzado contra ella con gran agresividad, logrando tumbarla en el suelo.

Sintió su cuerpo impactar contra el suelo y la mano de su tío tomar su tobillo con más fuerza de la necesaria, su corazón corría a mil por hora y la adrenalina que corría por su cuerpo la hizo reaccionar, se arrastró con todas sus fuerzas lejos de él, pateó el rostro de Kieran en un intento por zafarse de su agarre y en tanto se vio libre se arrastró intentando ponerse de pie, pero Kieran fue más rápido y tomó su tobillo nuevamente, tumbándola al suelo.

Con rapidez tomó una lámpara que estaba en el suelo y no dudó ni un segundo en golpear a su tío con ella para que la dejara ir. Al verse libre se arrastró lo más lejos que pudo y observó a Kieran inconsciente en el suelo mientras respiraba agitadamente, con el miedo dominando los latidos de su corazón al igual que su respiración. 

Debía apresurarse a buscar una cura o perdería a su tío para siempre.





Luego de aquel día tan pesado, todo lo que deseaba era llegar a casa y abrazar a Sam. Quería compensarle el haber estado abstenido en sus propios pensamientos, además de que deseaba asegurarle que solo ella ocupaba su corazón aunque el mismo estuviera tan enredado como los audífonos de un adolescente. Deseaba establecer la paz en la ciudad y que de hecho su sobrina no estuviese en constante peligro gracias a sus enemigos, también deseaba ver sus sentimientos con tal claridad para poder tomar una decisión y no lastimar a nadie, pero lo que más deseaba en ese momento era ver a Samantha y esperar que al ver esos ojos cafés aún conserven ese brillo. Todo lo que se lo impedía en ese momento era una pequeña reunión con Francesca Correa, quien le había llamado justo después de que Sam se alejara de él con la vaga excusa de que debía ver al padre Kieran. Tomó el vaso de whisky que la mesonera le había servido y bebió un sorbo, justo cuando escuchó unos pasos y vislumbró una silueta femenina acercarse a él.

- Señor Mikaelson- dijo la castaña en forma de saludo.

- Señorita Correa- correspondió el original dejando su vaso a un lado para darle su atención.

- Por favor, llámeme Francesca- insistió la mujer con una sonrisa coqueta, tomando asiento a un lado de él.

- Podemos prescindir de las formalidades señorita Correa, se exactamente quién es- dijo el trajeado con total confianza mientras que la mujer sonreía con diversión notoria en sus ojos cafés- La propietaria de Casino Royal, una de las líderes filantrópicas de la ciudad, y de acuerdo con mis fuentes la matriarca de un imperio considerable de... trafico de drogas- mencionó lo suficientemente alto para que solo ellos dos pudiesen escuchar, antes de dar un sorbo a su bebida con su característica elegancia- ¿Por qué estoy aquí?- preguntó ya que de no ser por ella, estaría en su habitación abrazando a Samantha ahora mismo.

- Sin importar lo que pienses de mi, mi familia ha sido parte de las acciones humanas por años, y eso me hace estar calificada para tomar el sitio de Kieran, así que hablarás conmigo desde ahora- sentenció con gran seguridad y osadía, cosa que causó en Elijah cierta gracia. No cualquier humano se atreve a retar a un vampiro original dada la reputación que su familia se había ganado tras miles de años de vida.

- ¿Está ordenándome hacerlo?- cuestionó Elijah con una sonrisa llena de burla y diversión.

- No- niega la castaña con una amplia sonrisa, parecía que jugaba con él- Te estoy dando una aliada, quiero paz tanto como tú- aseguró Francesca reclinada sobre la barra y dándole una mirada seductora al vampiro de traje- Mi estilo de vida, del que disfruto demasiado, depende de ello.

- Si, creo que está muy motivada- reafirmó Elijah dando un sorbo a su vaso.

- Creo que debo mencionar que ya hable con el nuevo alcalde de la ciudad, el jefe de la policía y otras... partes interesadas- informó Correa irguiéndose en su posición- Y tengo su bendición, por lo que creo que será benéfico tenerme de tu lado, incluso si es solo para evitar que mis colegas estallen de formas que podrían ser... dolorosas para ti- sentenció la castaña con su voz aterciopelada, pero en sus ojos brillaba cierta amenaza que podía ser palpable en su voz. Francesca sonrió de forma coqueta- Hasta luego- se despidió para finalmente irse del bar, contoneando sus caderas al caminar.

Por lo que había visto Elijah hasta el momento se trataba de una mujer con los contactos y el poder para moverse por la ciudad y destruirla a voluntad. Ciertamente era benéfico tenerla como aliada y no como enemiga, no era tonto, pero tenía un mal presentimiento sobre ella que aún no le hacía confiar del todo, y si la aceptaba entre su círculo de aliados era para mantener la paz de Nueva Orleans y para que su sobrina ni la chica que amaba salieran lastimadas. 

Terminó su trago y dejó un par de billetes como propina antes de salir de Rousseau's, rumbo a su casa. Observaba las calles y era capaz de escuchar la música brotar de varios establecimientos al igual que risas, podía ver personas caminando felices y tranquilas. Aquella tregua que Sam había logrado parecía respetarse por el momento, pero no podía evitar pensar en qué pasaría cuando aquella paz se acabara. Mientras pensaba en las mil y un formas de como conseguir que aquella paz en la ciudad se concretara, sus pies lo llevaban a casa y a su habitación. Se quitó el saco y luego la corbata, para cuando iba por la camisa se dio cuenta de algo: Sam no estaba.

Frunció el ceño y la buscó por toda la habitación pero no había rastros de ella. Le pareció extraño pues usualmente ella lo esperaba para dormir juntos en su habitación, o solían ponerse de acuerdo para dormir en la habitación de ella. 

Salió de la habitación directo a buscarla, pensando que quizá aún no había llegado a casa comenzó a sentir como el aire comenzaba a faltarle y su corazón se aceleraba. ¿Dónde podría estar? Habían miles de personas que deseaban poseer el poder de Sam, quizá y habían logrado secuestrarla, quizá habían sido las brujas, pero aquellos pensamientos se detuvieron al escuchar su melodiosa voz. Era muy tenue ya que estaba muy lejos, así que agudizó su oído para escucharla mejor.

- Me alegra saber que estás bien- dijo Samantha con suavidad y con cierto ápice de cariño, cosa que lo hizo fruncir el ceño. ¿Con quien estaba hablando a esta hora? Una punzada de celos lo invadió al pensar que tal vez Jackson la había llamado, o quizá el tal Jonathan.

- A mi también me alegra saber que estás bien, aunque la ciudad sea un caos- la voz de su hermana Rebekah del otro lado de la línea eliminó cualquier molestia y lo llenó de alivio- Es una pena no poder tener una noche de chicas, así quizá pueda darte pruebas irrefutables para eliminar tus dudas absurdas- Sam en respuesta rió.

- Te aseguro que nos volveremos a ver Bekah, si yo lo vi entonces se va a cumplir- comentó el oráculo con alegría y complicidad- Y ya tendremos tiempo para que tengamos una salida de chicas.

- Si, y quizá luego me cuentes todo sobre ese Jackson- comentó Rebekah de forma juguetona y con algo de burla- ¿Te llamo mañana?

- Claro, aunque si no atiendo tu llamada sabes que es por que estoy ocupada- Samantha suelta un bufido- Mantener la paz en esta ciudad será todo un reto.

- Y que lo digas.

- Buenas noches Rebekah.

- Buenas noches Sam, descansa- en ese momento la llamada terminó y escuchó como ella soltaba un suspiro lleno de cansancio antes de acostarse en su cama. En ese momento su mente empezó a trabajar. ¿Jackson? ¿Qué demonios debían hablar sobre Jackson el licántropo? ¿Sam tenía dudas? ¿Sobre qué? Miles de preguntas inundaron su cabeza, cuestionándose si había hecho algo tan malo como para que Samantha dudara de... ¿de qué dudaba? ¿De su relación? ¿De si debía amarlo a él o a Jackson?

Los celos nuevamente hicieron acto de presencia y lograron que el enojo ocupara parte de su estado de ánimo, por lo que esa noche decidió dormir solo. 

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Klaus observaba como las gotas de agua caían de los techos, al parecer esa mañana había llovido y ahora las calles estaban húmedas y podían observarse charcos de agua a lo largo de las aceras, tal parecía que su día de pinturas con Sam debía esperar. El híbrido soltó un suspiro y entró a la habitación para ver sus pinceles y decidirse por cual utilizaría para terminar su cuadro. Un poco indeciso, pasó sus dedos por un par de pinceles hasta que finalmente tomó uno en sus manos para terminar su cuadro y un frasco de pintura, pero al voltearse se topó con su hermano Elijah.

- ¿No te agrada el azul cerúleo?- preguntó el híbrido con una media sonrisa a la vez que le mostraba el pequeño frasco con pintura color azul.

- No me agrada tu indiferencia- respondió Elijah de brazos cruzados.

- Bueno, es difícil intentar unir a una comunidad, que tiene una historia de odio mutuo.

- Ahórrate los comentarios despectivos- intervino Elijah apartándose un poco del caballete.

- Perspectiva entonces, si quieres paz tienes que empezar por los licántropos- continuó Niklaus con si típico tono lleno de ironía- Hace cien años había una carrera para gobernar esta ciudad, desde entonces todos tuvieron tiempo para ver a sus enemigos derribar ese legado.

- Con mayor razón sus enemigos no se rehúsan a invitarlos a la mesa- el auto proclamarse dueño de la ciudad le estaba resultando no tan bien, claro que no habían sucedido más ataques gracias a la tregua de Sam pero era cuestión de una simple provocación antes de que todo volviera de nuevo. Por eso necesitaba la ayuda de su hermano, quien tenía la destreza para conquistar una ciudad y hacer que funcionara.

- Toma como ejemplo de Bienville, hermano- dijo el híbrido colocando una mano sobre el hombro de Elijah- Si la mesa es el obstáculo, apártala- comentó antes de irse hasta el mini bar para servir un par de copas- ¿Recuerdas en 1720 cuando la desesperación del gobernador para conseguir nuestra ayuda para construir cimientos para la ciudad?- pronunció mientras tomaba la botella- Nos reunimos con él y rechazamos su oferta, así que nos embriagó con vino, hermosas mujeres y una camaradería estridente hasta que le dijimos que si- ofreció uno de los vasos a su hermano, quien lo tomó y sonrió al recordar tan buenos tiempos junto a su hermano menor.

- ¿Estás sugiriendo que haga una fiesta?- cuestiona el original con una media sonrisa. En respuesta, Klaus bebió de su trago con una gran sonrisa lobuna, y Elijah simplemente se encogió de hombros antes de beber de su vaso estando de acuerdo con la proposición de su hermano.

Quizá aquella estrategia podría funcionar.

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Tal y como habían esperado, la noticia de que los Mikaelson ofrecían una fiesta en su casa se corrió por toda la ciudad. Fiesta en la que solo serían admitidas las comunidades importantes de la ciudad, incluyendo a sus líderes, eso significaba que tanto Jackson y Genevieve como Diego y Francesca estaban presentes. La música resonaba en todo el lugar y había personas disfrutando de la fiesta, bebían y bailaban con alegría y disfrute. Las luces hacían que el ambiente fuese perfecto, lleno de cierto misterio y ese toque de seducción que él buscaba dar a sus anfitriones esa noche. Pudo ver a Genevieve llegar junto a las chicas de la cosecha, al igual que vio a Jackson junto a algunos miembros de su manada, quienes compartieron una mirada con Diego y algunos de su clan de vampiros, pero por más que Elijah buscara entre la multitud de gente que reía y se divertía, no lograba encontrar señales de ella.

- Ya aparecerá Elijah- aseguró Klaus apareciendo con dos copas de champaña en sus manos, le ofreció una con una sonrisa y él aceptó- Le dije que debía estar aquí para la fiesta ya que era parte importante de la comunidad- el trajeado asintió soltando un suspiro. Sabía que ella y su hermano habían pasado todo el día pintando en la plaza mientras que él arreglaba todo para la fiesta de esa noche, por lo que no había podido verla en todo el día y aquello lo tenía ansioso y con los ojos clavados en la entrada.

Quería disculparse por su ausencia, quería estrecharla en sus brazos y besarla frente a toda la multitud. La noche anterior había sido la más solitaria que había pasado en toda su vida y no deseaba repetirlo, y aunque no olvidaba su pequeña charla con Rebekah, sabía que primero necesitaba pruebas antes de decir cosas que no eran ciertas, por lo que deseaba hablar con ella para aclarar todos los malentendidos.

- Estoy impresionado hermano- continuó Klaus con una media sonrisa observando la multitud.

- Sí- concordó el trajeado con su hermano menor- Si tan solo pudiera evitar las peleas.

- Por tu bien- dijo Niklaus alzando su copa y sonriéndo lleno de diversión- Y por esta aburridísima fiesta- Elijah corresponde a su sonrisa y choca levemente su copa con la suya antes de que su hermano se aleje y él beba su contenido sin apartar la mirada de la multitud, vigilando que no haya problema alguno.

Se dirigió a la mesa de bocadillos, por donde pasaba Jackson para vigilarlo, pero una voz lo sacó de su tarea.

- Tu preocupación voy a tomarlo como un cumplido alagador- pronunció una muy elegante Francesca y con una sonrisa seductora- Gracias, creo que me veo muy bien- se dio la vuelta y comenzó a ver los bocadillos en la mesa tan elegantemente decorada.

- Espero que haya pasado tanto tiempo fortaleciendo alianzas tanto como tú pasaste eligiendo ese vestido- comentó el original acercándose a la mujer, quien había tomado un canapé de la bandeja para llevárselo a la boca.

- Entonces si me miraste- añadió ella con una sonrisa de medio lado y llena de picardía. En respuesta, Elijah le correspondió el gesto con amabilidad pues no deseaba ser grosero- Y si, ya resolví la disputa en el muelle, tranquilicé a las brujas con muchas más visitas al cementerio y les di a todos la bienvenida a su humanidad con cien dólares en fichas en mi casino- informó Francesca con orgullo, acercándose a él- Así que, creo que merezco algo de champan ¿no crees?- cuestionó irónicamente. Justo cuando pasó alguien con una bandeja de champaña Elijah tomó una copa en sus manos. Francesca sonrió complacida y cuando estuvo a punto de tomar la copa, Elijah la apartó de sus manos, eso causó que su gesto se tensara un poco y lo observara confundida.

- Sabes que la situación de Kieran se está deteriorando y los demás accedieron a tu propuesta- intervino el trajeado algo desconfiado de ella- Representarás a la facción humana hasta que él esté listo para continuar- sentenció ofreciéndole la copa a Correa, quien sonrió satisfecha y tomó la copa en sus manos.

- Sugiero que aprovechemos al máximo el tiempo que nos queda- comentó ella de forma sugestiva mientras se acercaba un poco más al original antes de dar un trago a su copa burbujeante. 

Justo en ese momento su mirada se desvió a la entrada cuando divisó una figura femenina entrar a la fiesta, ciertamente se llevó una sorpresa al ver que no se trataba de Sam, sino de Hayley, quien lucía un espléndido vestido azul oscuro. Lucía muy hermosa, pero antes de siquiera pensarlo escuchó el sonido de un par de tacones bajar las escaleras. En ese preciso momento volvió su mirada a la mujer que bajaba las escaleras luciendo un hermoso vestido negro que se adhería perfectamente a sus curvas.

Se quedó sin aliento por un minutos mientras observaba como ella descendía por las escaleras con elegancia y se detenía al pie de la misma para tomar una copa de champaña de una de las bandejas. Francesca también había volteado en esa dirección, tan solo para ver al gran oráculo de Nueva Orleans, y al notar como era observada por el original frente a ella supo que los rumores eran ciertos.

Pero aquel hechizo se rompió al ver como Jackson se acercaba a saludar a Sam. En ese momento Elijah sentía como los celos invadían su corazón al recordar la conversación de ella y Rebekah. Se excusó con Francesca y se mezcló con las personas de la fiesta, sumiéndose nuevamente en su tarea de vigilar que no estallara una pelea entre bandos. Necesitaba calmarse o él mismo terminaría ahorcando a Jackson él mismo.

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Desde el otro lado de la ciudad, Josh disfrutaba de un café que la mesera recién había puesto en su mesa junto a un par de bolsitas de azúcar para endulzar su bebida, pero cuando Josh iba a hacer uso de una de ellas, se le resbaló y cayó al suelo. Se inclinó para recogerla y cuando se irguió nuevamente en su sitio se topó con Marcel sentado del otro lado de la mesa. Su corazón se detuvo y pegó un brinco del susto que lo invadió.

- Dios...- murmuró con un jadeo, sus ojos se posaron en el moreno intimidante frente a él y supo que estaba muerto, pero eso ya no le importaba- Si esperas que ruegue por mi vida, no lo volveré a hacer- sentenció con valentía y seguridad en sus palabras. En respuesta Marcel sonrió lleno de satisfacción, no esperaba menos de Josh.

- ¿Crees que vine para asesinarte?- cuestionó él con algo de sorna- Estoy aquí por Davina- Josh se tensó en su lugar ante la mención de la bruja- ¿Oíste de la reunión?- como respuesta, Josh asintió- Si se desmorona, cada facción intentará aventajarse contra las otras- dijo inclinándose en la mesa para bajar el volumen de su voz- Davina tiene que ser capaz de defenderse sola, incluso de los suyos de ser así. Tiene que empezar a hacer magia otra vez.

- ¿Por qué me lo dices?- preguntó Josh encogiéndose de hombros.

- Porque alguien tiene que decirle, y ella no me escuchará.

- Y si yo se lo digo, tú intentarás recuperarla para usarla como tu arma personal.

- No me importa en cual lado termine, solo que esté a salvo- intervino el moreno con total determinación- Ambos sabemos que no lo está.

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Le había costado arreglarse aquella noche, pero lo había logrado y a juzgar por las miradas que algunos hombres le lanzaban, había dado en el blanco con el vestido que en ese momento llevaba puesto. Al principio no deseaba asistir pero decidió darle la razón a Niklaus, era un oráculo y debía representarse a ella misma o nadie más lo haría, además de que su presencia hacía que todos se mantuvieran a raya de iniciar con una pelea, según lo que hasta ese momento había logrado ver. Los vampiros observaban a los licántropos con ira y rencor, solo faltaba una ligera provocación y estallarían, sobre todo el chico rubio con peinado de Mariah Carey que parecía fulminar a Diego con la mirada.

- ¿Disfrutando la fiesta?- la voz de Jackson la sacó de sus pensamientos y le hizo sonreír.

- Una noche no le hace daño a nadie- aseguró con una sonrisa antes de darle un sorbo a su copa de champaña- ¿Y tú? ¿Te diviertes?

- No mucho- negó él con una mueca- Aunque admito que me alegra verte, luego de una semana sin saber nada de ti- la sonrisa del licántropo le hace sentir cómoda al igual que su presencia- Luces espléndida por cierto- aduló con timidez en su tono de voz.

- Gracias, tú no luces nada mal Jackson- halaga a la vez que sus mejillas se tiñen de un ligero color rosa, que gracias a las luces no se nota mucho. No estaba muy acostumbrada a los halagos, no los recibía con mucha frecuencia- ¿Cómo está Hayley?- preguntó intentando cambiar de tema.

- Vino esta noche, ¿no la has visto?- comenta con el ceño algo fruncido, a lo que Samantha niega, dando otro sorbo a su copa. Jackson era un buen chico, y se notaba a leguas lo que sentía por la licántropo, lo había visto con sus propios ojos las veces que había ido al pantano a visitarlos- Supongo que la buscaré después- dice encogiéndose de hombros y restandole algo de importancia, pues sabía que ella era muy capaz de protegerse a sí misma- ¿Y cómo has estado Sam?- preguntó con curiosidad, ella realmente le agradaba sin mencionar la atracción que sentía hacia ella pues era muy hermosa como para no darse cuenta, al menos a sus ojos ella lo era.

- Algo atareada, ser el único oráculo de la ciudad no es fácil- comenta con una mueca y algo de irritación al recordar todas las tareas que tuvo que hacer a lo largo de la semana- Aunque esta tarde salí a pintar con Niklaus a la plaza, eso me ayudó a distraerme un poco- añade encogiéndose de hombros y con algo de alivio- ¿Qué tal las cosas en el pantano?

- Bueno...

- ¡Sam!- ambos voltean en dirección de la misteriosa voz, que resulta ser una alegre Jonathan que se acerca hacia ellos- Vaya milagro ¿tú en una fiesta?- el rubio se acerca a besar su mejilla con gran júbilo y cierto aire de coquetería, ignorando por completo a Jackson.

- Si, Niklaus me convenció de asistir- comenta el oráculo correspondiendo el gesto de Jonathan- Oh, él es Jackson, líder del clan de los crecientes- comenta ella rápidamente presentando el licántropo a su lado, quien lucía algo tenso y enojado ante la presencia del vampiro, sin embargo logra contener la amargura y extender su mano hacia él con educación.

- Es un placer, soy Jackson- dice el licántropo con una sonrisa llena de amabilidad.

- Es un placer conocer a los amigos de Sammy- comenta el rubio estrechando su mano con más fuerza de la necesaria- Soy Jonathan.

- ¿Sammy?- el ceño de Jackson se frunce algo confuso.

- Si, así suelo decirle- afirma el nocturno con rapidez y algo de imprudencia. Samantha los observaba a ambos muy atentamente, Jonathan lucía tenso y la sonrisa en su rostro era totalmente falsa, su actitud era sagaz y dada su mirada y el tono de su voz podía decir que estaba ¿celoso?- Espero no haber interrumpido nada entre tú y esta maravillosa chica- dijo Jonathan tomando suavemente la mano del oráculo, quien estaba algo estupefacta al estar consciente de la gran prueba de testosterona que se llevaba a cabo justo frente a ella.

- Oh no, solo hablábamos de cosas sin importancia- comentó el licántropo con simpleza a la vez que se cruzaba de brazos.

- Oh entonces, es perfecto, por que estaba a punto de invitarla a bailar ¿no te molesta?- pregunta con falsa modestia y sonriendo de forma ladina.

- No, para nada amigo, es toda tuya- respondió Jackson con una sonrisa forzada.

- Excelente- añade Jonathan con triunfo en su expresión, se vuelve en dirección a Sam y le sonríe con elegancia y amabilidad- ¿Me permites esta pieza Sammy?- el oráculo salió de su estado consternación al escuchar su nombre y al verlos a ambos pudo notar que la situación era tensa y dio gracias al cielo que Elijah no estaba cerca o aquello podría agravarse más.

- Ehhmm yo...- no sabía que decir, estaba entre dos hombres que estaban al borde de una pelea. Afortunadamente Jackson se dio cuenta de la angustia en el rostro de la castaña y soltó un suspiro a modo de rendición.

- Adelante Sam, no te preocupes por mi- aseguró con una sonrisa, misma que ella correspondió. El oráculo tomó la mano de Jonathan y se dejó llevar a la pinta de baile, dejando atrás a un derrotado Jackson que solo observaba como ambos se alejaban. Nuevamente suspiró y fue hasta el mini bar por un trago, se sentía frustrado pues las cosas no estaba saliendo como él quería. 

Le gustaba Hayley, mucho, pero al saber que la licántropo tenía sentimientos hacia Elijah Mikaelson le hizo sentir como si no tuviese oportunidad alguna, por lo que había decidido intentar olvidarla pero al parecer la única chica simpática, graciosa y disponible ya tenía a varios hombres esperando en una larga fila por ella. Y el principal integrante de esa fila se acercaba a él en ese preciso momento.

- Bienvenido a mi casa- dijo Elijah ofreciendo su mano con educación. Jackson la estrechó sin dudarlo.

- No estaría aquí si Hayley no nos hubiera obligado- pronunció el licántropo, correspondiendo a su gesto amigable.

- Si, es muy poco probable que vayas a experimentar un efusivo sentimiento de amabilidad- afirmó el trajeado con elegancia, misma que era característica de él, y aunque se refería al ambiente a Jackson le dio la impresión de que también se incluía a sí mismo- Los vampiros en particular te ven como un...- la mirada del original lo recorrió de pies a cabeza, podía notar la rigidez en la anatomía del trajeado- Bueno, como un bárbaro.

- Hayley me dijo que este tratado es importante para ti- cambió de tema estando en disconformidad con Elijah, le incomodaba tenerlo cerca al igual que le causaba enojo el recordar quien era y con quien estaba. Su mirada se fijó fugazmente en el oráculo que bailaba animadamente con el vampiro Jonathan, aunque sus hombros lucían tensos.

- Si, si lo es- afirmó Elijah tensando su mandíbula un poco al darse cuenta de a quién miraba Jackson- Tanto es así de hecho, que si alguien amenazara con destruir lo que construyo, eliminaría todo lo que aprecia- completó el trajeado con una sonrisa llena de falsedad, la amenaza brillaba en sus ojos y en sus palabras, y justo cuando se iba se detuvo a un lado de Jackson- Oh y una cosa más, deja de observarla o yo mismo te arrancaré los ojos ¿entendido?- los ojos cafés del original lo fulminaron con la mirada y su expresión indicaba que no estaba bromeando, la misma sonrisa volvió a asomarse y la mano de él palmeó su hombro con algo de fuerza- Que tengas linda noche- culminó para finalmente continuar su recorrido por la fiesta.

Por otro lado, Klaus observaba desde lo alto del balcón, la fiesta que se desarrollaba abajo y todos los acontecimientos que sucedían desde que inició hasta ese momento. Había visto como el tal Oliver le dedicaba miradas sugestivas a Davina, también la evidente incomodidad de Diego y los demás vampiros ante la presencia de los licántropos, los intentos de coqueteo de Francesca Correa hacia Elijah, la entrada triunfal de Hayley y la despampanante Samantha, quien había seguido su consejo de usar un vestido que resaltara sus atributos femeninos. Pero lo que más lo había entretenido era la competencia de testosterona entre Jackson y Jonathan por la atención de su querido oráculo, sin embargo lo que si le causó risa fue la reacción de su hermano ante la situación, y con situación se refería al momento en que el tal Jonathan había tomado la mano de Samantha. 

Elijah había quebrado la copa que su mano sostenía al ver como su chica era llevada a la pista de baile y su mandíbula se había tensado de tal forma que creyó que se torcería la mandíbula o algo peor. 

- ¿Buscas a tu loquero?- la voz de Genevieve lo sacó de su ensimismamiento, se volvió para verla y debía admitir que lucía hermosa, aunque no tan despampanante como cierta chica que aún recordaba, había llevado alas de ángel al último baile al que había asistido.

- No me digas que estás celosa de Cami- cuestionó el híbrido con cierta burla en su voz mientras que la pelirroja se acercaba a él.

- Tengo curiosidad de por qué la prefieres- comentó encogiéndose de hombros a la vez que jugaba con el doblez de la chaqueta de Klaus en un gesto de nerviosismo, aunque su rostro no reflejara lo mismo- Se ve tan... ordinaria.

- Aveces lo ordinario es un respiro de alivio.

- Creí que yo era tu alivio- repone la pelirroja dándole una mirada cargada de seducción.

- Claro que lo eres- añade el híbrido con una sonrisa, acercándose a ella coloca sus manos en los brazos de la bruja- Por favor prométeme que no pensarás más en Cami- en respuesta Genevieve baja la mirada y sonríe, cosa que también lo hace sonreír y depositar un beso en la mejilla de la pelirroja. Al separarse sus ojos se posan en el licántropo que sube las escaleras con rumbo hacia el estudio. Esta era su oportunidad y no debía desperdiciarla.

Sin dudar un segundo más se encamina a buscar a Jackson, el líder de la manada creciente, quien se encontraba observando el lienzo que Klaus había estado pintando en la última semana.

- Me alegra que hayas aceptado mi invitación- espeta haciendo que Jackson se sobresalte un poco ante la repentina voz del híbrido.

- ¿Ahora es cuando el gran Klaus Mikaelson dice algo conmovedor y rompe mi cuello?- cuestiona el licántropo con cierta curiosidad, sin apartar la mirada de él.

- No vine a asesinarte, estoy aquí para ofrecerte un obsequio- afirma Niklaus con sus manos al frente, observando de forma pacífica al hombre que tiene adelante.

- ¿Directo de tu bondadoso corazón de vampiro?- cuestionó con ironía.

- Nuestros corazones son más parecidos de lo que crees- dijo el híbrido con modestia y colocando una mano en su pecho para agregar más dramatismo- Antes de que evolucionara, el mío era como el de un licántropo- el semblante de Jackson se tornó en uno lleno de confusión y algo de curiosidad- Conozco tu poder, conozco tu carga, estoy aquí para quitarte ese peso.

- Quieres convertirme en híbrido- concluyó el licántropo, sabía que aquello era un arma de doble filo y no era tan tonto ni estaba tan desesperado como para caer en eso- Mi manada es mi prioridad, y no voy a dejar que nada comprometa mi línea familiar, ¡especialmente convirtiéndome en un vampiro sediento de sangre y un parásito!

- Ese... orgullo- espeta Klaus con algo de enojo ante los insultos, se acerca a Jack- El sentimiento de lealtad, eso es exactamente por lo que no te he roto el cuello- añade con una sonrisa llena de satisfacción al estar cerca del alfa.

- Entonces si no vas a matarme ¿qué quieres?

- Yo solo quiero devolverte la ciudad que te fue arrebatada- enunció con gran elocuencia antes de sonreír nuevamente- Eso fue conmovedor.

- ¿Por qué confiaría en alguien que confía a espaldas de su propio hermano?- pregunta Jackson apartándose de él, dándole la espalda.

- No intento arruinar la aventura de Elijah, apoyo su visión- asegura mientras toma un pañuelo y lo humedece un poco para luego fijar su mirada en el lienzo- Los vampiros destruyen vidas para sobrevivir, las brujas son tan poderosas como sus muertos...- pasa el pañuelo por el lienzo y se voltea a ver a Jackson- Pero los licántropos han prosperado por que su fuerza proviene de su unidad familiar, la seguridad de esa unidad es lo que quiero para mi futura hija- afirma. Había tenido tiempo de pensar en las palabras de Elijah y ciertamente si él no iba a gobernar la ciudad, entonces consideraba que los mejores candidatos aspirantes al trono eran los licántropos. Klaus se acerca nuevamente a un Jackson cruzado de brazos y con la mirada inquisidora sobre él- La penosa realidad es... que los vampiros son la antítesis de la unidad.

- ¿Y qué? ¿Después de tantos años finalmente estás listo para abrazar a la otra mitad de tu árbol genealógico?- cuestiona con crudeza en sus palabras mientras lo escruta con la mirada- Tal vez la otra mitad no te quiere- en respuesta Klaus sonríe de lado.

- Claro que lo harán- afirma sumamente convencido- Cuando regresen al barrio- el ceño de Jack se frunce lleno de extrañeza y sus ojos siguen a Niklaus, quien va en búsqueda del baúl de madera que hace un mes estaba guardado bajo el polvo.

- ¿Tienes un plan para cumplir eso?

- Mi madre era un bruja muy poderosa, la vi trabajar con todo tipo de objetos mágicos- dijo el híbrido mientras buscaba en aquella caja de madera el anillo que habían obtenido de ese licántropo en el pantano- Pero su posesión más valiosa era este anillo- mencionó enseñándole el objeto plateado- No lo había visto en miles de años y luego apareció colgado del cuello de un licántropo, un descendiente directo de mi padre biológico. Yo creo que le dio este anillo para liberarlo.

- No entiendo.

- Un anillo solar protege a los vampiros del sol, ¿entonces por qué no habría otro anillo para proteger a los licántropos del hechizo?- cuestionó Klaus con el anillo en sus manos, mientras que Jackson meditaba aquella posibilidad, y si eso realmente existía entonces todos los problemas acabarían- Piénsalo, no más huesos rotos, no más pérdidas de control de la bestia que tienes dentro.

Era posible, si la bruja más poderosa había creado semejante artefacto entonces era muy posible que él y su manada obtuvieran los suyos cuando él tenía de su lado a un oráculo. La criatura más poderosa sobre la tierra.

- ¿Qué tengo que hacer?- preguntó Jackson aceptando la proposición de Niklaus, quien sonrió triunfal ante la pregunta del alfa de los crecientes. Tenía a su aliado, solo debía hacer su parte.





Sin importar cuanto empeño pusiera, no lograba sentirse a gusto entre las brujas. Había intentado hacer magia pero las dudas en sí misma por alguna razón bloqueaban su poder y en cambio había ganado burlas despectivas de parte de Monique, quien le repetía que aquel no era su lugar. Las únicas personas que le hacían sentir a gusto no estaban, Josh huía de Klaus y de Marcel y Samantha, apenas y la había visto en la fiesta y estaba tan ocupada como para hablar con ella. Tim, a pesar de que estaba vivo tuvo que borrar su memoria ya que el ser una bruja requería dar muchas explicaciones y no quería que vieran a Timothy como su debilidad. Monique podría verlo como una ventaja sobre ella y eso era lo que menos quería, por lo que se sentía destrozada por dentro cada vez que pensaba en lo que había hecho. 

- Hola- su atención se centró en un chico rubio, fornido y que obviamente era un licántropo- Luces...

- ¿Nerviosa? ¿Fuera de lugar? ¿Tonta vestida así?- intentó completar ella con algo de gracia, para su fortuna el chico sonrió captando su broma.

- Iba a decir bonita- dijo el licántropo con una sonrisa y sin dejar de mirarla a los ojos- Soy Oliver, ¿cómo se llama la chica con a que bailaré?- preguntó haciendo que una sonrisa iluminara el rostro de Davina, pero justo cuando iba a responder...

- Se llama Monique- respondió en su lugar la morena con una sonrisa coqueta, logrando que aquella sonrisa se borrara de la expresión de Davina, soltó un bufido lleno de rabia y sin ser capaz de aguantarlo más salió de ese lugar. No quería estar más en aquella fiesta a la que obviamente no estaba gozando.

Mientras que la música sonaba, Samantha y Jonathan no dejaban de bailar, pero en lugar de sostener una animada charla solo se movían por la pista. Ella comenzaba a aburrirse pero cada vez que había intentado poner una excusa para ir a bailar con otra persona o tal vez conversar por un rato, él ponía como pretexto que quería una pieza más con ella. Ciertamente se estaba cansando y no lograba ver a Niklaus, a Elijah o inclusive a Jackson para que la sacaran de ese aprieto. Por otro lado, Jonathan disfrutaba de aquel momento que pasaba con la chica que tenía su corazón, realmente le gustaba y sabía que quizá luego de esa noche no podría acercarse a ella en el próximo mes. ¿Cómo lo sabía? Era sencillo.

Elijah Mikaelson no había dejado de mirarlos, queriendo asesinarlo a él con la mirada, y apostaba su juego de naipes a que había quebrado al menos cinco copas de vidrio al ver como se acercaba más y más a Samantha.

Así que una vez se separara de ella debía correr lejos y evitar ser visto por el original o su corazón sería arrancado de su pecho.

- Jonathan, ya te he concedido cerca de seis piezas, quiero descansar- pidió con amabilidad intentando con todas sus fuerzas no ser descortés pero rogando en su interior que el nocturno tuviera piedad sobre sus pies. 

- Pero Sammy, solo una más y prometo dejarte el resto de la noche- suplicó nuevamente el rubio. Debía admitir que era muy atractivo y que era gracioso y simpático, pero en los últimos seis minutos solo se habían balanceado de un lado al otro. 

- Ya te dije que dejes de llamarme así Jonathan- le reprochó con severidad, aquel apodo le recordaba a las personas que tanto había amado en su pasado y que ahora se encontraban en la otra dimensión.

- Está bien, lo siento- se disculpó el nocturno eliminando la sonrisa de su rostro- Sé que no he actuado muy bien esta noche y te ofrezco una disculpa.

- ¿Hablas del concurso de testosterona de hace casi una hora?- preguntó Samantha con ironía y comenzando a enojarse al recordar la incomodidad de Jackson ante el pequeño juego de "mi casa es más grande que tu casa"- No es conmigo con quien debes disculparte.

- ¿Quieres que me disculpe con un licántropo?- cuestionó él sintiéndose algo ofendido, pues como los del resto de su clan, detestaba a los lobos que invadían su territorio. 

- ¿Quieres que siga hablando contigo?- preguntó esta vez Samantha con una ceja alzada y mirada retadora. Jonathan suspiró derrotado ante aquella mirada, le temía y no deseaba alejarse de ella ahora que comenzaba a ganar terreno.

- Bien, me disculparé con Jackson- sentenció Jonathan con una mueca de resignación y tristeza, que fue reemplazada por una sonrisa divertida a la vez que hacía a Sam girar en la pista- Cuando me concedas esta última pieza- dijo tirando suavemente de la mano del oráculo para atraerla hacia él. 

- Bien, solo una más- accedió ella rodando los ojos con diversión.

Su mano hizo más presión de la debida y el sonido que le siguió a aquel movimiento le indicó que nuevamente había quebrado otra copa con sus manos. Maldijo por lo bajo mientras juntaba los cristales y los echaba en la papelera, donde se habían acumulado otras cuatro copas totalmente destruidas. No soportaba verla bailar con ese imbécil, podía ver la mueca de incomodidad en su rostro pero cada vez que iba a separarlos había un nuevo problema con Diego y Oliver, los que parecían ser eternos enemigos. Estaba cansado y enojado, furioso quizá y a punto de arrancarle las manos a aquel vampiro que bailaba con su oráculo, y sabía que si se acercaba en ese momento a ellos mataría a Jonathan con sus propias manos y aquello sería una total violación a su intento de conseguir paz, por lo que solo le quedaba ir a distraerse o tomar aire, sin embargo su mirada se posó en una solitaria Hayley y sin dudarlo un segundo más se acercó.

- ¿Quieres bailar?- preguntó a la castaña ofreciéndole su mano. Ella sin dudar aceptó la invitación y se dejó llevar a la pista de baile por el trajeado. De pronto su mano estaba en el hombro del original y la otra era sujetada amablemente por él mientras que se balanceaban al ritmo de la canción. No podía dejar de mirar aquellos ojos café que le robaban el aliento y el tenerlo tan cerca le hacía sentir en una especie de nube.

- Es impresionante, hasta lograste que Klaus saliera a jugar- comentó ella de pronto, intentando establecer una conversación con él. 

- Si, parece que solo una fiesta es lo único que puede interrumpir a mi hermano del caballete y sus creaciones- respondió Elijah mirando alrededor antes de posar su mirada nuevamente en la licántropo. 

- Eso no es una buena señal- soltó ella mirando a uno de los balcones, le agobiaba tener a Elijah tan cerca- Klaus me dijo una vez que sus pinturas eran una metáfora de control para alcanzar su visión por su propia voluntad.

- Creo que no me sorprendería que tuviera al menos una docena de esas visiones volando en esa terca cabeza suya- le sonrió a Hayley intentando distraerla de los problemas, él también deseaba hacerlo pues toda la noche había estado vigilando que nadie se matara entre sí- Espero que herede de su madre.... todo- añadió en un suspiro antes de hacerla girar en la pista de baile, causando una sonrisa en el rostro de ambos.

- Es raro volver a estar aquí- comentó ella con un ligero sonrojo en sus mejillas, intentando no mirar directamente a Elijah.

- Espero que no tanto.

- No del todo- añade Hayley con una media sonrisa. Sus orbes verdes se perdieron en la mirada café del original, estaban muy cerca y podía sentir la tensión formarse entre ellos. Ahí estaba, ese cosquilleo leve se presentaba en Elijah, confundiéndole más de lo que ya estaba. El ambiente era el adecuado y la situación era la ideal para que siguiera sus impulsos y fuera tras Hayley, sin embargo algo lo detenía. Ese algo tenía nombre, apellido y los estaba observando desde la distancia con los celos apoderándose de sus emociones.

Elijah soltó un suspiro y paró de bailar, su mirada bajó un segundo y nuevamente volvió a fijarse en Hayley.

- ¿Estás segura de que no quieres estar con nosotros?- preguntó el original, esperando a que ella dijera que si, esperando a que volviera. Pero ¿por qué quería que Hayley volviera a la casa? Quizá era por que la extrañaba, o podría ser por la seguridad de su sobrina puesto que no confiaba del todo en los lobos pero a eso se sumaba el hecho de que no quería que Samantha pusiera un pie en el pantano nunca más. La razón de aquel deseo egoísta era muy obvia.

- ¿Por qué Elijah?- preguntó Hayley con su expresión endurecida- ¿Por qué no crees que es seguro estar en el campo con los lobos?- inquirió nuevamente, detestaba que él no confiara en su manada o en su juicio para cuidar a su propia hija- No voy a sentarme en una mecedora a tejer cosas.

"... Viendo como tú y Sam son felices juntos" quiso agregar, pero no tuvo el valor de hacerlo.

- ¿Me acompañas Hayley?- la voz de Jackson la sacó de sus pensamientos y se volteó para verlo.

- Claro- afirmó la licántropo para separarse de Elijah e ir con el líder de su manada. El trajeado se alejó del lugar directo a buscar otro trago sintiéndose frustrado, no por que Jackson le arrebatara a la chica por una noche, sorprendentemente aquello no le importaba ni le causaba dolor alguno. Se sentía frustrado por que en ese momento veía como una furiosa Samantha abandonaba el lugar de la fiesta y se sentía como un cobarde por no ir tras ella.

Pero ¿qué podía hacer? ¿qué debía decir? ¿"Lo siento por bailar con la madre de mi sobrina"? Quizá podía empezar por ahí. Corrió a la salida y buscó con la mirada a su oráculo para detenerla, pero no la encontró. Ella ya había desaparecido.

Derrotado se dirigió al interior de la casa, puesto que no debía dejar la fiesta en ningún momento o podría haber una pelea. Debía mantenerse firme ante aquella imposición que había hecho sobre los acuerdos de paz en la ciudad o de otra forma la guerra se desataría y la sangre correría. Solo esperaba que ella regresara para así arreglar aquel asunto.

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El percance con su tío Kieran la tenía agotada. Nuevamente había sido atacada y se había librado por los pelos, aunque aquello le había dejado una herida en el brazo. Había estado averiguando con algunos psiquiatras el caso de su tío, buscando en viejos expedientes pero no había nada parecido o cercano a eliminar la maldición de una bruja en viejos casos de pacientes. La búsqueda la tenía sumamente estresada y agotada, y más ahora que había recibido la noticia de que el amuleto que Sam había creado para su tío no había dado con el resultado esperado y que solo era cuestión de tiempo para que perdiera completamente la cabeza. Su mejor amiga le había dado sus condolencias y le había expresado que perder a Kieran también le dolía, pero que la situación estaba fuera de sus manos.

Abrió la nevera en busca de hielo y lo colocó en un vaso de cristal para luego servirse algo de alcohol. Necesitaba un trago que calmara sus nervios y curara su corazón roto. Soltó un suspiro y dio un sorbo al vaso en sus manos, cuando de pronto sintió la mano de alguien rozar su hombro y aquello le hizo pegar un brindo debido a la sorpresa, por poco y se ahogaba con el whisky pero al voltearse y ver de quien se trataba se calmó enormemente.

- Tranquila, tranquila...- dijo Marcel con voz suave y una sonrisa amistosa.

- ¿Julep?- ofreció la rubia extendiéndole su vaso- Menos azúcar y algo de menta- le moreno la recorrió con la mirada y aceptó su ofrecimiento, tomó un sorbo de su trago sin despegar la mirada de Cami. Ella movió su mano hacia su nuca en un gesto de consuelo a su corazón desbocado y a sus nervios, develando la herida que horas atrás su tío le había hecho por error, cosa que Marcel no pasó por alto.

Dejó el vaso de lado y tomó el brazo de Camille con delicadeza para ver mejor aquel golpe, inmediatamente ella se tensó y él se apartó con lentitud.

- Visité a Kieran- soltó con simpleza, haciendo que la rubia frunciera el ceño- Ya no te hará daño, de hecho no volverá a dejar el ático, hice un pequeño hechizo límite.

- ¿Te ayudó una bruja? Pensé que te odiaban- cuestionó ella algo confusa.

- Hay uno que no lo hace- responde el moreno con una sonrisa satisfecha, era lo menos que podía hacer por ella. De pronto el semblante de Cami se tornó triste, llamando la atención de Marcel- ¿Qué sucede?

- Nada es solo... eres la primera persona que me ayuda aquí- comenta con la voz quebradiza, las lágrimas amenazan con abandonar sus ojos al mismo tiempo que una sonrisa sincera se asoma por sus labios- Kieran es la única persona que me queda y sin él estoy... sola.

- Creí que Sam estaba ayudándote.

- Y ha hecho todo lo que pudo, pero dice que no puede salvarlo- afirma a la vez que siente como las lágrimas descienden por sus mejillas. Marcel desvía la mirada con algo de pena y asiente con la cabeza.

- Si bueno, yo tampoco tengo mucha familia estos días- comenta con algo de amargura- Pero si hay algo que pueda hacer para ayudarte Cami...- se encoge de hombros- Solo dímelo.

Ella sonríe en respuesta.

- Solo una cosa- añade al voltearse para tomar una botella vacía- No hay bourbon.

Ambos comparten una sonrisa y Marcel asiente estando de acuerdo con su insinuación.

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Oliver toma un vaso de whisky en sus manos y asiente al mesero en manera de agradecimiento. La fiesta era ciertamente divertida y el provocar a Diego, el líder de los vampiros de la ciudad, le resultaba entretenido. Algo que si le había disgustado era no haber podido bailar con la bruja más bonita que había visto, en su lugar tuvo que bailar con Monique Deveraux quien era sumamente irritante. 

- Oye lobito- aquello llamó su atención, rodó sus ojos y se volteó a ver a un resentido Diego- Debí ponerlo en un tazón para ti.

- ¿Ah sí? Si quieres lo puedo romper en tu cabeza- responde Oliver acercándose a él de forma amenazante.

- Chicos, al menos peleen por algo más interesante, por mi puede ser- sugirió con humor Francesca, dándole una sonrisa seductora a ambos, quienes correspondieron tal gesto, sin embargo eso no eliminó la tensión en el ambiente.

- No, tu no quieres involucrarte con los de su clase- espetó entre dientes un muy furioso Diego- Tienen un horrible hábito de enfurecer y hacer trizas a gente inocente.

- De acuerdo, escucha- dijo Oliver fingiendo darse por vencido, sonrió con sorna y dio un sorbo a su trago- Si mi familia te traicionó de alguna manera te ofrezco mis condolencias ¿si?- Diego permaneció inmutable, el rubio se volvió a Francesca y le sonrió burlonamente- Me extrañaría que los míos se hayan acercado a los suyos siendo tan feos.

Lleno de cólera y sintiéndose sumamente ofendidos, Diego tomó al licántropo de su ropa y lo lanzó con fuerza al otro lado del lugar, haciendo que una de las mesas se destruyera en miles de pedazos y que el lobo rodara hasta chocar con un muro. Los invitados dejaron de bailar para observar aquella escena tan violenta. Oliver se puso de pie y se fue contra Diego, ambos forcejearon hasta que el licántropo lo empujó contra un muro, pero justo cuando iba a golpearlo fue detenido con una velocidad aplastante y colocado contra una mesa. Elijah lo sujetaba con gran fuerza y lo amenazaba con una llave a su brazo.

- Esto termina ahora- sentencia el original con dureza, sin dejarle oportunidad al licántropo que forcejea contra su agarre- No lo diré otra vez.

- Pero lo acabaremos bien- la voz de Jackson hace que el trajeado se voltee a ver como Diego es sostenido por el alfa de la manada, quien sostiene una estaca de madera a centímetros de atravesar su pecho.

- ¿Qué te detiene?- inmediatamente todas las miradas se vuelven a una Hayley ciertamente enojada- Hazlo- soltó con simpleza encogiéndose de hombros, retando a Elijah a asesinar a Oliver mientras lo fulminaba con la mirada- Adelante Elijah, hazlo- retó nuevamente mientras bajaba las escaleras y se acercaba a ellos- No es que no se merezca morir.

- ¿No deberías intervenir o algo?- preguntó Francesca en un murmullo a Klaus, quien se encontraba a su lado observando aquel espectáculo.

- ¿Por qué lo haría? esta fiesta se acaba de poner interesante- responde él en cambio con una sonrisa llena de diversión. 

- ¿Y dónde está tu oráculo cuando lo necesitan?- cuestionó la mujer buscando a la criatura con la mirada entre la multitud- ¿Ella no habría intervenido ya?- Klaus frunció el ceño y comenzó a buscar entre las personas de la fiesta puesto que la representante de la facción humana estaba en lo cierto, ella ya debió haber intervenido en la pelea. Pero por más que buscara no había señales de Samantha. Maldijo por lo bajo y con cautela se dirigió a los pisos superiores a buscarla.

- Es decir, fue Oliver quien entregó a Rebekah a las brujas para que la torturaran- continuó Hayley con su típica altanería- Pero luego ¿no fue Diego quien lideró una masacre de licántropos el mes pasado?- el mencionado la observaba asustado, su vida peligraba y ella solo le daba el empujón para que terminara de suceder- Y las brujas maldijeron a los licántropos mientras los humanos se apartaron y dejaron que todo sucediera, así que si piensas en eso todos aquí merecen morir.

- ¿Quieres probar un punto?- preguntó el trajeado en voz alta y con enojo contenido.

- Mi punto, Elijah, es este...- se volvió a los presentes en el salón- Si nosotros no aprendemos a llevarnos bien y nuestras familias no pueden crear algún tipo de comunidad ¿cuál es el punto? Asesínense todos y acabamos con esto.

Los presentes se miraron entre si durante lo que parecieron horas, ciertamente Hayley tenia razón y no podían refutar contra aquella lógica. Y aunque algunos ciertamente estaban en desacuerdo debido a cierto oráculo que no estaba presente, muchos murmuraron estar de acuerdo con las palabras de la licántropo embarazada, y para demostrarlo Elijah soltó a Oliver, haciendo que Jackson bajara la estaca y se alejara con lentitud de Diego.

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Klaus caminaba por las calles de la ciudad buscando a Samantha. Había revisado cada habitación de la casa y no la había encontrado por ningún lado, así que había salido a buscarla en los alrededores de la casa sin obtener resultado alguno. Había llamado a su celular pero sonaba apagado, por lo que solo le quedaba el rastreo. Olfateaba a medida que avanzaba hasta dar con una aroma dulce y suave que le pareció familiar. De seguro se trataba de ella, por lo que decidió seguirlo hasta terminar justo en frente de la casa de Camille. Podía ver a Samantha con la cabeza hundida entre sus manos mientras estaba sentada en las escaleras de la entrada con una botella a la mitad a su lado. Él se sentó a su lado con cautela y apartó la botella para poder abrazarla. 

Inmediatamente Sam colocó su cabeza en el hombro de Niklaus y tomó con amabilidad la mano que la abrazaba, buscando algo de consuelo y sintiéndose segura.

- Quizá no sea lo que piensas- intentó defender a su hermano, pero realmente no había visto nada puesto que había estado hablando con Jackson sobre los anillos lunares, sin embargo había logrado escuchar los rumores de las brujas.

- Yo sé lo que vi Nik, pude ver como realmente... ellos...- dijo el oráculo entre lágrimas. No había escuchado sobre lo que estaban hablando pero si los había visto sonreírse mutuamente y a juzgar por las miradas que se daban era más que obvio que Elijah aún sentía algo por Hayley. Si antes tenía dudas éstas habían sido aclaradas en la fiesta. Esas miradas solo eran de dos personas que se amaban mutuamente.

- Aún así el decidió quedarse contigo, al menos podrías decir que lo está intentando- intercedió Klaus nuevamente, esta vez por que detestaba ver a Samantha llorar. 

- Si, podría ser- dijo ella con algo de sarcasmo en su voz. Limpia sus mejillas con sus manos, pero es interrumpida por las manos de Klaus, que sostienen las suyas y en su lugar le ofrece un pañuelo- ¿Aprendiste este truco de tu hermano?- comenta ella con una sonrisa llena de melancolía.

- Estás de suerte ya que solo lo cargo cuando uso un traje- añadió él con algo de gracia, intentando hacerla reír. Sam toma en sus manos el pañuelo y con él se limpia las lágrimas y los rastros de maquillaje regado.

- Gracias Nik- una sonrisa sincera se asoma por la expresión de la castaña a la vez que se miraban mutuamente a los ojos- Aunque creo que necesitaré más que un simple pañuelo para limpiar el desastre que debo parecer en este momento- pronunció con algo de amargura aunque aquella media sonrisa permaneciera en sus facciones. Miró sus manos y soltó un suspiro- En momentos como este extraño mi vieja vida- soltó ella volviendo su mirada al cielo nocturno.

- ¿Tu vieja vida?

- Si, esos días en los que solo me preocupaba por pasar mi exámenes, mi trabajo y qué habría de nuevo en Netflix- una sonrisa llena de melancolía cruzó por su rostro a la vez que ella volvía a mirar al suelo, tomó la botella aún por la mitad en sus manos y le dio un trago. Klaus tragó en seco ante aquellas palabras, le había escuchado hablar en diferentes ocasiones sobre su familia y amigos en la otra dimensión y cada vez que sucedía notaba como su cara se iluminaba ante aquellos recuerdos felices. No tenía idea de que ella extrañara su vida normal hasta el momento en que lo mencionó.

- ¿De verdad la extrañas eh?- cuestionó el híbrido sin apartar su mirada de ella.

- Si, me gustaría que todo volviera a ser como era antes, no tener estas responsabilidades y poder vivir mi vida en paz sin tener que preocuparme por quien conspire en mi contra- soltó antes de darle otro trago a la botella, hizo una mueca al sentir aquel líquido amargo bajar por su garganta- Pero se que eso no es posible.

- ¿Cómo lo sabes?

- Los antiguos me lo dijeron al llegar aquí- Klaus asintió con la cabeza entendiendo la situación. Samantha había sido traída a esta dimensión contra su voluntad, y se le dio la misión de hacer un acto de gran benevolencia para que los oráculos muertos fuesen perdonados por los pecados que uno de sus antepasados cometió hace más de mil años, así ellos volverían a repoblar la tierra y a establecer paz y armonía. Eso es lo que sabía, pero lo que no imaginaba era el dolor que debió sentir Sam al ser apartada de su mundo, de su hogar, de sus amigos, de su vida común para llevar a cabo algo que ciertamente no le concernía a ella. Klaus tomó valor para decir en voz alta una pregunta que rondó su cabeza durante el pasado mes.

- ¿Pero si tuvieras la oportunidad de volver a tu dimensión, la tomarías?- sentía como su corazón corría velozmente ante el pensamiento recurrente de perder a la única persona que quizá lo entendía y le tenía la suficiente paciencia como para sacarle sonrisas con sus bromas ridículas. 

- Si, lo haría- afirmó ella, rompiendo el corazón de Klaus en miles de pedazos. Respiró profundamente y asintió en silencio, meditando aquella respuesta y pensando que quizá estaba demasiado alcoholizada para decir algo coherente, pero bien dicen que los ebrios dicen la verdad. Se puso de pie y extendió su mano hacia ella con una media sonrisa.

- Vamos, debemos volver a la fiesta- ella bufó en respuesta a la vez que volvía a darle un trago a la botella- Debes representarte a ti misma ante la comunidad, amor.

- ¿Y cómo se supone que actúe ante Elijah?- cuestionó con una mueca ante la acidez del whisky.

- Se indiferente- añadió encogiéndose de hombros, Sam tomó su mano- Ya cuando estén a solas podrás decirle lo que piensas- agregó con una sonrisa un tanto maliciosa. El oráculo asintió y caminaron de vuelta a la gran casa Mikaelson.

Ambos habían hecho bien al irse de ahí ya que minutos después de que se fueron habían llegado Marcel y Camille muy pasados de copas. Entraron a la casa dando tumbos y riéndose a carcajadas, cuando la rubia se golpeó contra una pared Marcel supo que debía ayudarla a recostarse.

- Auch, buen golpe- exclamó Cami entre risas en el suelo.

- ¿Estás bien?- preguntó Marcel ayudándola a levantarse, que si bien estaba algo mareado aún estaba en sus cinco sentidos. Camille solo reía y reía mientras le hacía un ademán para que dejara de preocuparse.

- Estoy golpeada, golpe es una palabra tan graciosa rima con...- hablaba la rubia sin dejar de reírse, mientras que era cargada por Marcel- ¿Tenemos más bebida?- preguntó al estar de pie, buscó por toda la habitación tambaleante- ¿Ya no hay bourbon?

De no ser por que Marcel sostenía su brazo ella se hubiese caído de lleno al suelo. 

- No, creo que nos acabamos todo- respondió el moreno con una sonrisa, mientras que Cami hacía puchero al no obtener lo que quería. Una de sus manos se posó en la mejilla del vampiro y atrayendo aquellos ojos oscuros que le parecían tan atractivos dijo con voz rasposa:

- Eres buen amigo Marcel- acarició levemente la mejilla sintiendo bajo su pulgar el rastro de una barba de varios días. El moreno apartó la mirada un segundo, debía irse ahora antes de que los originales lo encontraran.

- Descansa- dice el moreno alejándose un poco de ella, pero las delicadas manos de la rubia se aferran a las aberturas de su chaqueta.

- Estoy harta de estar sola- suelta mirándole a los ojos, la distancia poco a poco empieza a acortarse entre ambos.

- También yo- corresponde Marcel, perdido en los ojos de Camille, para lentamente posarse en los rosados labios de la rubia. No perdieron más tiempo y estrellaron sus labios en un beso hambriento y cargado de deseo que solo podía llevarlos a un solo lugar.

Cami tomó la mano de Marcel y con una sonrisa coqueta lo guió hasta el pie de la cama, donde el moreno no dudó en deshacerse de la ropa de ambos entre besos, caricias y gemidos de parte de ella. Mientras que eran observados por cierta pelirroja que llevaba consigo un amuleto, había uno similar en casa de la camarera y a través de él podía ver perfectamente como la chica que tanto estimaba Klaus se revolcaba con su enemigo.





- No es que no... valiera la pena- dijo Camille en la cama, cubriendo su cuerpo desnudo con tan solo una sábana mientras que sonreía ampliamente- Pero no puede volver a pasar- repuso con la mirada fija en el moreno que se vestía frente a ella. Si había estado buscando alivio, vaya que lo había encontrado.

- ¿Y si se nos antoja otro trago?- preguntó él de manera sugerente mientras se ponía la camisa. Camille sonrió y negó divertida.

- Por alguna razón Klaus confía en mi y tú eres la persona que probablemente más odia ahora mismo, lo verá como una traición- añade la rubia sacando conclusiones, y no quería ni imaginarse lo que iba a pensar Samantha en cuanto se enterase, lo más probable era que no se lo dijera a nadie pero no quería ponerla en una encrucijada por que sabía que su lealtad era más que todo hacia él. Lo mejor sería quizá no decirle- No será bueno para ninguno de nosotros- murmuró como conclusión mientras que Marcel recogía sus cosas y se llevaba un objeto extra de la casa de Cami.

Ciertamente ambos lo habían pasado muy bien esa noche, se habían dejado llevar por sus deseos y aquello había desembocado quizá en la mejor noche que Camille alguna vez había tenido en su vida. Sonrió recordando las manos del moreno recorriendo su cuerpo y justo cuando vio que estaba por irse...

- Marcel...- llamó ella, haciendo que aquellos ojos oscuros se posaran en ella- Por supuesto que si valió la pena- dijo con una sonrisa radiante, abrazándose a sus piernas.

- Si, mucho- añadió el moreno con una sonrisa llena de complicidad antes de irse al punto de reunión donde había citado a Thierry. Al llegar al lugar tomó en sus manos aquel amuleto que lucía como un atrapa sueños, solo que tenía varios objetos adicionales como pequeños huesos de animales. Dejó aquel objeto caer al suelo y luego lo aplastó con el pie, destruyendo así el hechizo que de seguro lo conectaba con otro igual. Habían estado espiándolos con eso. 

A los minutos apareció Thierry con las manos en sus bolsillos, observando con curiosidad el objeto que su amigo había destruido.

- Dijiste que no tenía nada, pero te equivocaste- se apresuró a hablar el moreno- Tengo lo mismo que tuve cuando reconstruí la ciudad desde las cenizas la primera vez- Thierry frunció el ceño y lo miró expectante- Todo que ganar y nada que perder- sentenció Marcel sumamente convencido en sus palabras- Estoy haciendo avances, aliados, ente los cuales está Davina y no me voy a ir de este lugar hasta que también cuente contigo- el rubio desvió la mirada y soltó un suspiro- Además, seamos honestos, soy todo lo que tienes. Conozco esos vampiros y no dejarán esa casa, dejarán Nueva Orleans.

El nocturno lo miró a los ojos.

- ¿Nosotros contra el mundo?

- Habrá un tercero, y un cuarto- afirmó el moreno logrando que una sonrisa se asomara por la expresión de Thierry- Y muy pronto vamos a tener un ejército- posó su mano en el hombro de su amigo mientras éste asentía estando de acuerdo.

Juntos destruirían a los originales junto a su preciado oráculo y recuperarían la ciudad.

O morirían en el intento.

----------------------------------------------------------

La fiesta finalmente había finalizado y ningún alma se escuchaba en aquella casa, para cuando Klaus y Samantha volvieron se encontraron con los líderes de cada comunidad formando un círculo alrededor de una mesa mientras murmuraban. Elijah sacó una pequeña daga de su bolsillo y se la tendió a Francesca, quien cortó la palma de su mano haciendo una mueca al sentir la herida punzante y como su sangre era depositada en un recipiente lo suficientemente amplio. Luego de ella siguió Diego.

- Iré a terminar mi pintura- murmuró el híbrido en el oído de la castaña, quien asintió estando de acuerdo- Llama si necesitas algo.

Y de un segundo a otro desapareció mientras que Hayley cortaba la palma de su mano y dejaba caer la sangre al recipiente. La daga recayó en manos de Elijah, quien compartió una mirada con la licántropo embarazada antes de cortar la palma de su mano. 

- ¿Dónde está tu oráculo?- preguntó Diego un poco extrañado y en respuesta escucharon el leve carraspeo de Samantha, seguido del sonido de tacones acercarse.

- Espero no haber llegado muy tarde- comentó acercándose al círculo y colocándose entre Genevieve y Elijah, quien al verla sonrió ampliamente.

- Para nada querida- repuso Francesca con una sonrisa amigable. El trajeado le tendió la daga y Sam la tomó en sus manos para luego cortar la palma de su mano y dejar la sangre caer en aquel recipiente. Inmediatamente tuvo frente a ella un pañuelo, mismo que era sujetado por la mano del original. Ambas miradas chocaron por un instante antes de que ella tomara el pañuelo sin decir una palabra y se lo colocase en la herida latente bajo la mirada de Hayley, quien ante aquel detalle sintió una punzada de celos, pero no pudo hacer nada más que bajar la mirada y reprimir el dolor en su pecho.

Seguido a eso todos comenzaron a firmar con una pluma, usando como tinta la sangre mezclada del recipiente. Mientras todos firmaban, Samantha se mantenía absorta en sus pensamientos. Debía centrarse en el deber, esa era una opción para dejar ir aquel dolor en su pecho, debía centrarse en proteger a los originales y al bebé de Hayley. Quizá debía alejarse de Elijah, así podría concentrarse mejor ¿pero cómo?

La mejor opción sería mudarse lejos, pero conociendo a Niklaus se negaría rotundamente a dejar que se fuera por su cuenta. Además que se le facilitaba realizar sus hechizos y protecciones desde el mismo centro de operaciones.

- Sam, tu turno- la voz del original la sacó de sus pensamientos, devolviéndola a la realidad donde todos los presentes tenían la mirada puesta en ella mientras que Elijah le tendía la pluma. Samantha apretó el agarre al pañuelo que detenía el sangrado de su mano y con la otra tomó la pluma, la humedeció en la sangre y firmó con hermosa caligrafía en aquel pergamino que establecía un tratado de paz para todos. Al terminar le da la pluma al trajeado y se ata el pañuelo a la mano para seguido a eso extender sus manos frente a ella con la mirada puesta sobre el pergamino.



Las letras junto a las firmas brillaron de un intenso color rojo mientras que Samantha usaba su magia para sellar aquel pacto que todos habían hecho. El oráculo separó sus manos y observó a los líderes de cada comunidad, quienes no podían ocultar su estupefacción ante la demostración de poder que acababan de ver.

- Está hecho- decretó la castaña con total seriedad. Quien rompiera aquel acuerdo lo pagaría caro en el inframundo. 

- Gracias a todos por venir, buenas noches- dijo Elijah tomando el pergamino en sus manos, seguido a eso todos los líderes comenzaron a despedirse del original y luego procedieron a retirarse a sus respectivos hogares. Al llegar el turno de Hayley, Samantha decidió que ya había visto bastante de esos dos, por lo que se dirigió a su habitación agotada tanto emocional como físicamente bajo la mirada pesarosa de un muy frustrado Elijah.

- Fue una gran fiesta, exceptuando la pelea, claro- comentó la licántropo intentando agregar algo de diversión que no hizo más que sacarle una media sonrisa a Elijah. Sus pensamientos estaban en el oráculo que acababa de abandonar la habitación. Se acercó a la castaña y depositó un suave y gentil beso en su frente.

- Que descanses Hayley- pronunció con gentileza antes de tomar el pergamino, la pluma y el recipiente con sangre para finalmente adentrarse a la biblioteca. La licántropo suspiró derrotada y abandonó la casa para ir al pantano y celebrar con su manada el avance que habían logrado.






Klaus observaba su obra de arte finalmente terminada, era exactamente como la había visualizado desde un comienzo y ahora se hallaba plasmada en aquel lienzo justo frente a él. Al poco tiempo entró su hermano con el tratado de paz en sus manos y un pequeño frasco de tinta, cuyo contenido era la sangre de todos los líderes. Elijah colocó el tratado en la mesa de al lado y destapó el frasco.

- Firma- pidió el trajeado extendiendo la pluma hacia su hermano.

- ¿Por qué? Ya lo hiciste en nuestro nombre- cuestionó el híbrido sin despegar la mirada de su pintura.

- Hermano, no soy tonto. Me queda claro que no estás tan desinteresado como quieres hacerme creer. Firma- repuso nuevamente el trajeado, volteándose a ver a su hermano y dándole una sonrisa algo forzada, misma que fue correspondida por Klaus- Si no hay paz entre nosotros ¿cómo esperas que otros sigan tu ejemplo?- extendió una vez más la pluma hacia el híbrido.

- Bien- tomó la pluma en sus manos- Si esto te hace feliz- se acercó a la mesa y humedeció en sangre la pluma para luego firmar- Pero te aseguro que los habitantes de esta ciudad no obedecerán este acuerdo- al terminar de firmar la tinta reciente refulgió del mismo intenso color rojo que anteriormente había cubierto todo el tratado.

- Es por eso que Sam hizo que el tratado tuviera consecuencias si alguna vez se llegan a romper.

- Oh ¿y cuáles son esas escalofriantes consecuencias?- cuestionó el híbrido con ironía mientras una sonrisa burlona se extendía por su rostro.

- No lo sé, eso se lo dejé a ella- responde el trajeado con simpleza- Suele ponerse muy creativa cuando se trata de castigos- tomó el tratado en sus manos y observó la firma de su hermano, misma que ahora se encontraba totalmente seca sobre el papel- Eres bienvenido a apostar contra mi- miró de reojo a su hermano- Pero perderás- sentenció antes de salir del estudio.

- Ya veremos- dijo Klaus por lo bajo, con el atisbo de una sonrisa asomándose.

Mientras que Elijah llevaba el pergamino en sus manos directo al archivo, pensando en lo que le diría a Sam para arreglar las cosas. Soltó un suspiro y se dirigió a la habitación de la castaña, tocó la puerta un par de veces y esperó pacientemente a que ella abriera la puerta. Escuchó pasos caminar hacia la misma y luego un pequeño suspiro de parte de ella antes de que la puerta se abriera, dejando ver su rostro con la nariz ligeramente teñida de rojo y sus mejillas con rastros de lágrimas en ellos.

- ¿Qué quieres?- preguntó Samantha cruzándose de brazos.

- ¿Puedo pasar?- la mirada café de la castaña lo escudriñó de pies a cabeza para que luego su anatomía se apartara de la puerta. Elijah entró y al cerrar la puerta pudo ver como una especie de brillo recorría las paredes de la habitación, entonces supo que se trataba de un hechizo de silencio- ¿Hablaremos en privado?

- Tenemos muchos enemigos ahora, no quiero que tomen ventaja de lo que vamos a hablar aquí- aclaró el oráculo con voz rasposa, haciendo un leve sonido con su nariz, señal de que había llorado anteriormente- Esto es serio, ya Celeste intentó tomar ventaja y no dejaré que eso vuelva a sucederme, no cuando tengo que proteger a la hija de Niklaus- él asintió estando de acuerdo para luego tomar asiento en la cama. Pasaron unos minutos en silencio en donde ella no se atrevió a mirarlo a los ojos y se debatía internamente qué es lo que debía hacer en esta situación, mientras era observada por Elijah. Ella usaba su pijama y unas pantuflas de perritos que la hacían ver muy tierna a pesar de que estuviese muy molesta.

- Estás enojada- afirmó el original sin despegar los ojos de su anatomía, se quitó el saco y arremangó su camisa de lino.

- ¿Y te parece poco después de verte bailar con Hayley?- explotó Sam llena de celos y rabia- La mirabas como si aún sintieras algo por ella y...

- ¿Enserio me reclamarás por haber bailado una vez con Hayley?- preguntó él con el ceño fruncido, había contenido tanto enojo durante tanto tiempo que todo lo que quería hacer esa gritar- ¡Estuviste toda la noche bailando con el imbécil de Jonathan!

- Pues no quería ser tan descortés y dejarlo plantado a mitad de la pista- repuso Sam cruzada de brazos- Se ha portado muy bien conmigo hasta ahora, no puedo simplemente ignorarlo sin razón alguna Elijah.

- ¿Y qué me dices de Jackson?- inquirió el original enojado- Desde que llegaste a la fiesta no hiciste más que hablar con él.

- Hablas como si lo hubieses visto todo.

- Porque eso estaba haciendo- recalcó el trajeado subiendo un poco el tono de voz- Estaba vigilando que la fiesta no estallara en una pelea.

- ¿Y me darás la vaga excusa de que no tuviste tiempo para ir a bailar conmigo?- cuestionó esta vez Samantha alzando la voz un poco y acercándose a él, fulminándolo con la mirada.

- Dime entonces ¿qué debía hacer?- él extendió ambas manos a los lados en un gesto lleno de exasperación.

- Quizá, no bailar con Hayley para empezar.

- ¿Entonces debía ir y quebrarle el cuello a tu amigo?- preguntó furibundo colocándose de pie- Por que eso es poco comparado con todas las atrocidades que me pasaron por la mente al verlo coqueteando contigo- caminó hacia la ventana y mientras aflojaba su corbata intentó contar hasta diez para calmarse. Soltó un suspiro y continuó- Se que sabes que algo me pasa con Hayley, pero te aseguro que te elegí a ti por una razón.

- ¿Cuál es?- Elijah se volteó para verla a los ojos.

- Esto que siento por ti es mucho más fuerte y estoy dispuesto a intentarlo- se acercó poco a poco hasta quedar a tan solo centímetros de su cuerpo, mismo que aún se mantenía algo tenso y cruzado de brazos. Sus manos buscaron las de Sam y las sostuvieron con cariño y delicadeza- Te elijo a ti, y siempre te elegiré a ti, por que eres tú a quien quiero tener a mi lado- pronunció mirándola directamente a los ojos- ¿Qué dices? ¿Me perdonas?- sus ojos le suplicaban perdón, sus tacto lograba calmarla y ahora que sabía las razones por las que no se había acercado estaba mucho más tranquila. Y aunque eso no eliminaría lo que había logrado ver en las miradas cruzadas de Elijah y Hayley, le daría el beneficio de la duda por el momento.

En respuesta a su interrogante le regaló una media sonrisa y asintió antes de envolver sus brazos alrededor de él en un cálido abrazo, que inmediatamente fue correspondido por Elijah. Nuevamente tuvo la sensación de sentirse completo, se sentía cómodo, era como volver a casa luego de un largo viaje. Tomó el rostro de Sam en sus manos y depositó un beso en aquellos labios que se moría por besar nuevamente desde el día anterior. Las emociones que lo embargaron no eran de este mundo y rodeó la cintura de su oráculo para profundizar el beso, así aquellas emociones aumentarían, pero en lugar de eso Samantha se separó.

- Aún me debes un baile- pidió ella en un murmullo, escondiendo su rostro en el pecho del original. Este vibró un poco ante la risa de Elijah, le parecía tan ridículamente tierna en esos momentos que le parecía imposible negarse a aquella petición. Se separó para buscar en la pequeña radio de Samantha una canción apropiada para bailar, y justo en una estación de radio sonaba una canción lenta, lo suficiente como para que ambos pudiesen balancearse por la habitación.

Elijah extendió su mano hacia ella en un gesto lleno de cortesía.

- ¿Me concede esta pieza señorita Mitchell?- preguntó con una media sonrisa. El oráculo sonrió ampliamente y tomó la mano del trajeado, dejándose llevar hasta la alfombra felpuda de su habitación, donde bailaron al compás de la tonada entre risas nerviosas de parte de Sam y miradas sugestivas de parte de Elijah. No hizo falta decir palabra alguna, sus ojos decían más que mil palabras y la música solo los ayudó a que se envolvieran en una atmósfera alucinante y llena de sensaciones y sentimientos que dejaban sin habla a quien los viera en ese momento. Justo lo que ambos buscaban. Sentirse los únicos seres de pie sobre el planeta y solo por esa noche olvidaron que la ciudad era un caos, que habían enemigos a su alrededor o que había algún problema entre ellos.

Era perfecto, al menos lo sería por el momento.

Holaaaaaa

Cuanto tiempo sin publicar un capítulo ¿eh?

Lo sé y lo siento por estar ausente durante tanto tiempo pero no tenía internet y sin eso no podía ver los episodios y editarlos. 

Pero ahora que tengo internet podré subir con calmita los 6 capítulos que quedan de primera temporada c:

Se que les entristecerá leer que solo quedan seis pero ¡hey! habrá segunda temporada así que don't worry c:

¿Qué les pareció este capítulo?

¿Cuál fue su parte favorita?

La mía, en definitiva fue el último momento Klamantha frente a la casa de Camille. Admito que iba a hacer que se besaran pero luego dije: "Nah, ya de por si hay mucho salseo, poner esto sería romper con el esquema" y ps ahí quedó.

Dejen sus comentarios pls con sus opiniones, me encanta leerlas y lo saben.

Aquí les dejo otro aesthetic (?) que hice sobre esta sexy temporada, espero les guste c:

PD: Ya hice edits de la segunda temporada, pero postearlos sería dar spoiler, así que van a tener que esperar xd

Feliz fin de semana :)

-Male

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