Muse (NoRen)

By JongDinny_troller

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«Solo ver su rostro en aquella calle y los colores volvieron a mí, necesitaba retratarlo, pintarlo y sobre to... More

Introducción
×Gigolo×
Tobillera
×El extraño×
Su día de suerte
×Condiciones×
Improviso
×Prodigio×
Terrores que salen de noche
×Desentrañando la superficie×
Nada Personal
×Vacío×
No me lo digas, porque duele
×Mienteme×
Bajando por el muelle
×Asuntos familiares×
Los usados y los abusados
×Algo positivo×
Bittersweet
×Asuntos peligrosos×
Como atrapar un depredador
×El monstruo de mechas naranjas×
Donde hubo fuego... (1-2)
Donde hubo fuego... (2-2)
×Querido difunto×
Los juegos que nos gustan
×Ansiedad por la separación×
Eres a quien amo
×Dónde esta el corazón×
Sinceridad (1-2)
Sinceridad (2-2)
No volveré a casa sin ti
No volvere a casa sin ti 2-2
Final: Jeno
Epílogo: Vida nueva
Trabajo, trabajo, trabajo
[ESPECIAL] Escuela
[ESPECIAL] A beber...
[ESPECIAL] Nihilismo 1-2
Importante
[ESPECIAL] Mi amor y desesperación Parte 1
[ESPECIAL] Mi amor y desesperación PARTE 2
[ESPECIAL] Al final del amor
[ESPECIAL] Desde arriba

[ESPECIAL] Mi amor y desesperacion parte final

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By JongDinny_troller

Finalmente, al atardecer se marchó del apartamento de Yuta y se dirigió a la parada de autobús. Aún hacía frío suficiente como para llevar una cazadora de invierno, pero el rubio sentía que la primavera empezaba a asomarse con fuerza. Los árboles que había en las aceras empezaban a mostrar pequeñas hojas y la calidez del sol podía sentirse también durante el día, aunque el verano aún quedaba bastante lejos.

El invierno había sido muy largo; uno de los más largos de su vida, si mal no recordaba. Se alegró cuando el autobús llegó y el calor salió de su interior al abrir sus puertas. El joven entró y buscó un asiento libre, al lado de la ventana. Lo llevó hacia su viejo vecindario, hacia aquella zona de la ciudad que sólo había visitado una vez desde su infancia, con Renjun a su lado. Pero esa noche lo haría solo, porque se negaba a que lo viera en ese estado, antes de estar preparado.

Al llegar a la zona oeste de la ciudad, Jeno anduvo el resto del camino hasta llegar al cementerio, donde su hermano Taeil estaba enterrado. Por suerte, no había ningún guarda que pudiera acosarlo. Podría estar todo el tiempo que quisiese.

Pasó junto a varias lápidas, algunas decoradas con flores y banderas, otras olvidadas. Su aliento empezó a entrecortarse, como si fuera una nube de oscuridad que se ciñera sobre él. Por suerte, aún había suficiente claridad como para leer los nombres de las lápidas y pronto encontró aquella en la que estaba escrito Moon Taeil, cubierta de césped amarillento, por el frío.

- Hola- Jeno sonrió y se agachó con cuidado, sentándose con las piernas cruzadas, como si Taeil estuviese justo delante de él- Tengo mucho que contarte, Hyung- se echó hacia delante- pero supongo que tienes todo el tiempo del mundo para escucharme.

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•

Renjun no esperaba tener ningún tipo de compañía esa noche, así que se sorprendió al escuchar cómo se abría la puerta de su apartamento, cerca de medianoche. Estaba sentado en el sofá, preparando una nueva composición, pero la dejó rápidamente de lado en cuanto vio quién había entrado; no era Donghyuck en busca de videojuegos, sino Jaeno, con las mejillas bastante sonrosadas por el frío. Cerró la puerta, lo vio y se quedó congelado.

- Oh… Estás despierto.

Renjun lo miró.

- Últimamente no duermo demasiado bien- admitió.

Jeno bajó la vista hacia sus pies.

- Yo tampoco- sintió que los temores volvían hacia él y que su valor se tambaleaba, como si fuera uno niño pequeño. Él no dijo nada… ni se acercó a Jeno. Supuso que iba a dejarle que se explicase, aprovechando que ya se había aclarado las ideas, así que se apartó de la puerta y se acercó al salón, despacio.

El joven sonrió al pensar que aquel lugar estaba siendo el testigo principal de sus interesantes y complicados momentos. Allí fue donde se habían besado por primera vez, donde lo escucho llorar, donde le había robado la pulsera y admitido que lo había hecho. Muchos recuerdos en un espacio tan pequeño. Casi deseaba llevárselo lejos de allí.

- Eh… Tengo una pregunta que hacerte- dijo, pensando que aquélla era la mejor forma de empezar- y quiero que me contestes con sinceridad.

Renjun lo miró con algo de preocupación, aunque su rostro no lo reflejó.

- Te escucho.

Jeno tragó saliva.

- ¿Por qué me amas?- y, entonces, no pudo dejar de hablar- No me malinterpretes. Esto no tiene nada que ver contigo, nada. Eres perfecto. Bueno… Tampoco tanto. Tienes una personalidad terrible, pero te queda bien. Me gusta. No, no… Me encanta. Y la acepto. Pero que tú me amas… No sé, no tiene- se llevó la mano a la frente- sentido- su voz sonó tan débil y temblorosa como cuando le golpeó- Tú… Bueno, yo… no tengo nada que ofrecerte, Renjun. No ganas nada estando conmigo. Y no es justo. Yo tengo un buen apartamento en el que vivir y alguien que me enseñe a cocinar, pero tú… sólo tienes un compañero de piso muy pesado.

Renjun no dijo nada ni pareció que quisiera interrumpirlo, así que él siguió adelante.

- Sabes lo que era. En realidad, creo que no hay nada de mí que no sepas. No hay mucho que contar, porque no tengo nada. No tengo… nada de especial, ¿sabes? Me han usado y tirado tantas veces que no me queda nada. Y tú… no mereces tan poco. También lo has pasado muy mal. Puedes tener a alguien mucho mejor que yo. Por eso me parece tan raro que me digas que me amas a mi. Es que… Es que no puedo hacerte eso.

- ¿Hacerme qué?

Jeno pestañeó, sorprendido.

- No puedo darte algo como esto- se señaló a sí mismo- No quiero que eches a perder ese mundo que tanto te ha costado construir en algo tan feo… que merece tan poco la pena.

- Y si quiero, ¿qué?- preguntó Renjun, sorprendiéndolo- No puedes meterte en mi casa y decirme que no puedo tener lo que quiero. No puedes tomar esa decisión por mí, Jaeno.

Él se estremeció.

- Pero… ¿por qué?

El Huang negó con la cabeza, suspiró y le indicó que se acercara a él.

- Ven aquí- no le dio la oportunidad de responder, pues enseguida lo arrastró por el pasillo y Jeno no tuvo más remedio que seguirle, en la oscuridad, como tantas otras veces había hecho.

La lámpara de noche de la habitación de Renjun estaba encendida, siendo la única luz en aquella parte de la casa. El rubio anduvo detrás de él, imaginándose que se sentaría en la cama, mientras pensaba lo que le diría. Sin embargo, nada más entrar en la habitación, Renjun cerró la puerta y lo atrapó contra él.

- Qué…

- Por fin he comprendido porqué antes estaba tan feliz- dijo Renjun con calma, sin mirarlo- Después de mi discusión con SooMan, me di cuenta de que lo había perdido… todo. Me quedé sin familia, hogar, identidad, inspiración. Sin absolutamente nada. Pero no tener nada significaba también no tener nada que perder. Y me pareció bien. Me había llevado tantas decepciones que decidí no volver a pasarlo mal por intentar ser feliz- suspiró- Traté de volver a pintar porque era lo que menos daño podía hacerme, pero la inspiración no quiso volver… Y, entonces, llegaste tú.

Jeno contuvo la respiración al sentir cómo su mano le rozaba el pecho, con gentileza.

- Se suponía que tú también serías inofensivo- él cerró los ojos, recordando brevemente cuando se le declaró, en diciembre- pero no lo fuiste- le besó sobre el corazón- Eras demasiado para mí. ¿Cómo puede ser, si se supone que no tienes nada que ofrecer?- bajó su mano, cogió la de Jeno y sus dedos se entrelazaron- ¿Cómo puedes decir que no vales nada, cuando no puedo vivir sin ti?

Jeno cerró con fuerza los ojos.

- Pero no hay nada que pueda darte…

- Lo único que quiero es a ti- Renjun se levantó de puntillas y apartó el pelo de su rostro- Usado, roto, deslucido… Me da igual. No me importa- escuchó su sollozo- Además, te equivocas… Pero no te preocupes, te perdono, porque me has… dado algo que estoy seguro no le has dado a nadie más.

Jeno abrió los ojos y descubrió que estaba a escasos centímetros de él, pero no parecía molesto ni enfadado. Estaba tranquilo, como si estuviesen hablando de lo que cenarían.

- ¿El qué…?

- Ya lo sabes.

Él negó con la cabeza. Renjun posó su otra mano sobre el corazón del rubio, que latía con fuerza.

- Esto- habló mucho más despacio que antes- me pertenece- juntó sus labios con los de Jeno- Nadie más puede tenerlo. No dejaré que nadie me lo arrebate, ni siquiera tú- lo besó con más furia, apartándose sólo para seguir hablando- Si quieres, puedes marcharte de aquí, pero ni aún así pienso devolvértelo. Y debes de saber que, si alguien trata de robármelo, lucharé por él hasta la muerte- sus ojos grandes se clavaron en los de él- Tu corazón es mío, Jeno. Tal vez a ti no te lo parezca, pero créeme cuando te digo que es el mejor regalo que nunca me han hecho.

El rubio contuvo un sollozo.

- Te preocupas demasiado por mí…- susurró, sucumbiendo a su beso.

- Alguien tiene que hacerlo…- Renjun se acercó más a él y, cuando volvió a mirarlo, descubrió que no estaba huyendo del amor que le estaba mostrando. No… ya no huiría más de él. No podría. No tenía la fuerza para hacerlo.

Pero no importaba. No pasaba nada por mostrarse débil delante de él, porque sabía por experiencia que lo protegería y ayudarío a levantarse, sin importar cuánto tardara. Podía contar plenamente con él y estar totalmente seguro de que nunca le haría daño.

Y así fue. Se dejó llevar, perdió el control como nunca pensó que haría. Se rindió a lo mejor que le había pasado nunca, a la persona más honesta que había conocido; lo encontró en la oscuridad. Era lo más seguro que había en el mundo. Y después de toda la incertidumbre y de todo el miedo y de sus padres y de las letras color escarlata y del alcohol y del mar y de los intentos de suicidio…

… alguien lo había salvado.

- Te amo, Renjun…

Alguien por fin lo había salvado…

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°

Cuando nadie vio ni a Jeno ni a Renjun por la mañana y nadie recibió ningún mensaje suyo en torno a mediodía, todos asumieron que se habían reconciliado y que aquél era un día para ellos dos. Pero, cuando pasaron tres días sin tener noticias de la pareja, sus amigos empezaron a preocuparse y Donghyuck fue el elegido para tentar a la suerte, llamando a Renjun.

Tengo que ponerte un tono de llamada que no me moleste tanto- gruñó el pintor, al otro lado de la línea.

Haechan, sentado al lado de Mark en el sofá de su casa, miró su teléfono.

- Tío, ¿dónde coño has estado? Estábamos empezando a pensar que alguien os había secuestrado a ti y a Jeno y que estabais muertos.

Mmm… Tanto como eso, no. Aunque admito que tienes mucha imaginación.

¡Agh!

Te dije que haría frío, Jaeno-ah. En serio, ¿por qué nunca me escucha?

Donghyuck miró a Mark y él pestañeó, curioso.

- Y… ¿dónde estáis, exactamente?

En Oregón.

- ¿Y qué coño estáis haciendo en Oregón?- gritó Donghyuck, asustando a su esposo.

- Jaeno-ah quería ver el mar- respondió Renjun con calma, como si fuese lo más normal del mundo irse al otro lado del país- ¿Y qué clase de novio sería, si no pudiese concederle ese deseo? Además, lo he llevado al mar más bonito que conozco- volvió a escucharse otro grito de su interlocutor- Así que, si eso es todo lo que querías, será mejor que no me molestes hasta el próximo jueves.

- ¿Hasta el próximo jue-?

Click.

En algún lugar de la costa de Oregón, Renjun tiró su Smartphone en la arena, mientras Jeno corría hacia él, con una fina manta cubriéndole los hombros y sus pies totalmente empapados.

- Tienes razón. Está muy fría- se sentó en la arena junto a Renjun y esté colocó su cabeza sobre su hombro. Allí el horario estaba adelantado; el sol aún seguía mostrándose en el horizonte, el cielo estaba cubierto de colores y la humedad del aire anticipaba la primavera- Y ahora, ¿a dónde?- preguntó, después de un largo silencio.

Renjun se quedó mirando el azul profundo del Pacífico, el mismo océano en el que se había imaginado perdido y ahogándose. Cerró los ojos, cogió la mano del hombre que tenía a su lado y se deleitó con la profunda paz que se había instalado en su corazón.

- A donde tú quieras…

Jeno le besó el hombro.

- ¿La luna?

- … dentro de la Tierra.

Él sintió, se levantó y le invitó a que hiciera lo mismo.

- Muy bien. Vamos.

- ¿Ya lo has decidido?

- Nah… Lo haré cuando lleguemos.

"Pero la tensión es ser amado
Cuando no eres más que una nota
De un precioso coro."

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Muy bien llegamos al final de Mi amor y desesperación pero no tan rápido aun quedan algunos especiales de la mano de PrincessKitty01 así que no me abandonen aún.... Perdón si tardo en actualizar la historia es que estoy concentrada en un proyectito secreto sobre otra historia que si se me da bien empezare a publicar cuando termine Muse pero aun no les hablare de eso.

Esperó hayan amado el capítulo, realmente amo el personaje de Renjun porque siempre sabe que decir para hacer bien a Jeno, es hermoso, es mi parte favorita de las tres ¿Y la de ustedes?

Por favor esperen por más.

Jongdinny fuera, paz✌

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