Corrompiendo tu alma negra

By FloreWood

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[Trilogía de Fanfics: Primera parte] "Albus, no tratare de redimir a alguien como él. No creo ser el mejor ej... More

¡Te doy la bienvenida!
Sinopsis
Capítulo 1: Tu mejor opción
Capítulo 2: Llegada
Capítulo 3: ¿Quién eres realmente?
Capítulo 4: Elección
Capítulo 5: Conociendo a la nueva alumna
Capítulo 6: Te odio
Capítulo 7: Plan en marcha
Capítulo 8: Demuestra tu destreza
Capítulo 9: Sangre mágica
Capítulo 10: Perdiendo un poco el control
Capítulo 11: Quidditch
Capítulo 12: Primera reunión entre el grupo selecto
Capítulo 13: Club de las eminencias
Capítulo 14: La marca tenebrosa
Capítulo 15: El peón de sus planes
Capítulo 16: ¿Cordialidad y confianza?
Capítulo 17: Decepción
Capítulo 19: Respuestas
Capítulo 20: El ataque
Capítulo 21: Después de la tormenta
Capítulo 22: Rompiendo promesas
Capítulo 23: La Cámara secreta
Capítulo 24: Salvándote
Epílogo
PROXIMAMENTE

Capítulo 18: Nuevas reacciones

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By FloreWood

La familia de Walburga era todo lo que se esperaría de una familia sangre pura, aun así, para sorpresa de la vampira, fueron extremadamente cordiales con ella a su llegada.

El señor Black, Pollux, era un hombre serio e imponente, pero quedó sorprendido ante la historia de la familia de la invitada, como también de sus conocimientos. Apreció inmediatamente lo audaz, elocuente y educada que era, lo que la hacía perfecta compañía para su hija.

La señora Black, Irma, era de pocas palabras al igual que Walburga, pero quedó conforme con la nueva amistad que su hija había traído a la casa; claramente cumplía con los estándares que tenían establecidos.

Los hermanos de Walburga, Cygnus y Alphard, ya no vivían con sus padres, pero asistieron a la cena de navidad.

La noche de navidad, la familia Black realizó una gran comida donde asistieron no solo familiares sino, a su vez, personas de renombre en el mundo mágico.

Valerie y Walburga compartieron una agradable velada, en especial con los hermanos de la bruja y tras terminar se retiraron para dejar a los adultos conversar sobre asuntos que no les interesaban. Ambas brujas decidieron irse a dormir y la vampira no pudo evitar sonreír cuando estuvo echada en su cama. No sabía si era esto lo que debía esperar de una navidad, pero estaba agradecida de haber podido celebrar y ser parte de una.

A la mañana del día siguiente, las dos brujas se levantaron y bajaron a tomar desayuno en compañía de los padres de Walburga. Tras aquello todos se dirigieron al salón, donde se encontraba el enorme árbol navideño, a abrir los regalos.

Para sorpresa de la vampira, había un pequeño presente de parte del señor y la señora Black para ella. Consistía en una hermosa capa negra de alta calidad que podía usarse en cualquier clima, regalo que no dudó en agradecer.

A su vez, Walburga le agradeció a su amiga por el hermoso collar que le obsequió y continuó abriendo sus regalos.

Valerie encontró un regalo con las iniciales A.D. y sonrió ante el detalle de su viejo amigo, esperaba que a él le gustara el obsequio que ella le había enviado.

El presente de Dumbledore consistía en un pequeño libro sobre criaturas mágicas descubiertas en diversas partes del mundo y unas plumas nuevas de alta calidad.

Continuando con los obsequios, la vampira se sorprendió al encontrar uno de parte de Potter, cosa que no esperaba, pese a que ella le hubiera enviado una enorme caja de chocolates, pero agradeció enormemente el gesto. Más fue su alegría al recibir un libro sobre la evolución del quidditch y los jugadores del siglo.

Ella sonrió con satisfacción hasta que se percató de un largo paquete que estaba a su nombre. Al abrirlo, ahogó un grito y ante ella quedó una escoba Nimbus 1700 nueva. Walburga preocupada por su reacción se le acercó.

- ¡Por las barbas de Merlín! – exclamó.

- ¿Sucede algo querida? – preguntó la señora Black levantando una ceja y la vampira se giró para mostrarle el regalo, todavía con la sorpresa marcada en su rostro.

- ¡Vaya! Parece que alguien si aprecia tu talento para el quidditch – mencionó el señor Black sonriendo con picardía.

- ¿Quién te lo regaló? – le preguntó Walburga.

Valerie revisó la escoba y encontró una nota amarrada en ella: "Con el talento que tienes mereces una mejor". A.M.

- Abraxas... me la regaló Abraxas Malfoy... - respondió anonada la vampira. Su amiga sonrió ante su reacción.

- El joven Malfoy no escatima en gastos por lo que veo... - señaló con una sonrisa el señor Black.

La señora Black miró a su hija y también sonrió con picardía.

– Debes ser una gran jugadora o el joven Malfoy de verdad te estima mucho.

Valerie bajó la vista incomoda y si su cuerpo se lo hubiera permitido se habría sonrojado.

***

Riddle se despertó ante los gritos de alegría de los demás niños del orfanato y maldijo en voz baja. Odiaba la navidad, era una fecha que le recordaba que no poseía a nadie que se preocupara por él.

Se levantó con un gruñido y estiró el cuerpo para quedarse como piedra al ver un singular regalo a los pies de su cama. Descartó inmediatamente que alguien del orfanato le hubiera obsequiado algo, no tenía ninguna relación con nadie y la mayoría de los niños le tenían miedo.

Curioso levantó el paquete, revisándolo, pero no sintió ninguna amenaza provenir de él.

Sin poder evitarlo, abrió el regalo con ansiedad, encontrando dos hermosos libros de cubierta negra con letras doradas titulados: "Criaturas mágicas y oscuras de la Rumania antigua" volumen I y II. Entremedio, venia pegada una pequeña nota: "La curiosidad mató al gato, pero no al mago". V. D.

Riddle no pudo evitar abrir la boca por la sorpresa y una sonrisa se formó en sus labios. Volvió a mirar los libros, admirándolos. Eran, sin lugar a dudas, tomos de primera calidad, por lo que era primera vez que el mago tenía algo nuevo para sí.

De pronto, frunció el ceño, pues él no le había regalado nada a Deanoff. "¿Debería?"

Después de lo ocurrido, jamás pensó que la bruja fuera a obsequiarle algo para navidad.

***

- Todavía falta mi regalo – le dijo Walburga a su amiga cuando ingresaron a su pieza cargadas de sus respectivos presentes.

La vampira se la quedó mirando.

– No es necesario, con la invitación a pasar la navidad con tu familia me es más que suficiente y estoy muy agradecida.

- No te estaba preguntando – le interrumpió la bruja.

Valerie puso los ojos en blanco y se sentó en la cama con una sonrisa, mientras la otra bruja buscaba algo entre sus cosas.

- Esto ha pertenecido a mi familia por generaciones -, comenzó a decirle Walburga. – Mi madre me lo dio para el día en que forme una familia, pero creo que soy yo quien debe decidir a quien entregárselo. –

La bruja se giró y en sus manos sostenía un brazalete plateado con forma de serpiente y un diamante rojo en el centro de la cabeza del reptil.

- Walburga... Es una reliquia familiar, no puedo aceptarlo... - titubeó la vampira.

- Solo tómala y póntela, no cualquiera es digno de tenerla. Será tuya si la serpiente te acepta – le dijo su amiga con el rostro serio. – Aunque estoy totalmente segura de que será tuya.

Valerie asintió, tomó el brazalete y se lo puso en su muñeca derecha. Para sorpresa de ambas, la serpiente comenzó a moverse en el antebrazo de la vampira, se estiró por completo para luego dar tres vueltas sobre su muñeca y quedarse quieta, volviendo a su tamaño original.

Walburga le sonrió con sarcasmo y sacó una pulsera idéntica a la de Valerie, se la puso en su muñeca y ocurrió lo mismo.

- Es una reliquia de protección, espero la cuides y me alegra que te haya aceptado.

- ¿De protección?

- Es el lazo de Andrómeda, o así le llama mi madre por lo menos. Lo trajo a mi familia la primera Andrómeda Black y ha pasado de generación en generación. Siempre vuelve a los descendientes que continúan el linaje cuando el portador fallece. El brazalete puede utilizarse como un látigo mágico, es bastante potente y resistente, ante lo que me imagino que lo usaras con sabiduría – le guiñó un ojo.

- Pero... yo no soy parte de la familia Black y pese a que te lo agradezco...

- No hables más – le interrumpió la otra bruja. – Para mí, la familia no se conforma solo por la sangre y tu eres como la hermana que siempre desee tener. Si la pulsera te aceptó, es por algo. Solo dame las gracias y dejaremos esta conversación hasta acá.

Valerie rodó los ojos, pero sonrió y le agradeció el regalo a su amiga, tras lo cual sin pensarlo la abrazó. La otra bruja le devolvió el abrazo sorprendida, pues sabia que su amiga no era de mostrar su afecto mediante gestos físicos, pero le devolvió el abrazo con cariño.

Tras separarse, la vampira tomó rápidamente un cojín y se lo lanzó a su amiga a la cara. Ambas rieron y disfrutaron de lo que quedaba del día.

Valerie, sin darse cuenta, ya había dejado atrás su distancia y negación a acercarse a los demás. La desconfianza que siempre iba con ella era cosa del pasado y las heridas que la acompañaban cada vez le dolían menos. Había aceptado que no podía cerrarse para siempre a los lazos que la vida le podía ofrecer, pues tenia una larga vida por delante y cada paso que daba era la posibilidad de salir de aquella oscuridad en la que se había sumido.

***

Cuando quedaban dos días para volver a Hogwarts, Valerie se despidió de su amiga y sus padres, agradeciéndoles por su hospitalidad.

- Puedes quedarte más tiempo si deseas -, le dijo el señor Black. – Tu presencia ha sido muy gratificante para nosotros.

- Se lo agradezco mucho, señor Black, pero deseo pasar unos días en mi casa y revisar que todo esté en orden.

- Pero querida, no queremos que pases estos días sola. Estaremos felices de tenerte aquí – le interrumpió la señora Black.

Valerie sonrió con sinceridad.

– De verdad se lo agradezco, créame que es una oferta muy tentadora, pero deseo revisar mi casa. Es el único recuerdo que me queda de mis padres y no quiero dejarla botada tanto tiempo a manos del viejo elfo que tengo -, su ultima frase había sido una pequeña mentira, cosa que no lo agradaba, pero así no levantaba sospechas.

Era verdad que poseía una casa, era la pequeña cabaña donde había vivido con su madre hace muchos años atrás. Ella, había rescatado el abandonado lugar y reconstruido con su magia, convirtiéndose en su refugio y lugar de descanso, único vestigio que le quedaba de su antigua vida, pero jamás había tenido un elfo doméstico.

- Ve tranquila – le dijo Walburga sonriendo.- Pero para las vacaciones deberás venir de nuevo y no te escaparas tan fácil.

La vampira sonrió y abrazó a su amiga para luego despedirse. Quedaron en encontrarse en la estación de trenes. Tras eso, sonó un fuerte "crack" y Valerie desapareció.

La señora Black abrió los ojos sorprendida - ¿Sabe cómo aparecerse? Pensé que todavía no les enseñaban eso en Hogwarts.

Walburga se encogió de hombros, no le sorprendía en absoluto que su amiga fuera capaz de hacerlo.

- Tienes una amiga prodigio, querida – dijo el señor Black. – No sabía que en Rumanía existieran magos y brujas tan prometedores.

- Yo creo que ella es la excepción a la regla – le respondió su hija.

***

Riddle se encontraba echado en su cama leyendo el volumen I de su regalo, cuando fue interrumpido por un golpeteo en su puerta.

Molesto, se levantó y abrió la puerta encontrándose con la señora Cole que lo miró con cara de pocos amigos.

- Recoge tus cosas, pasaran por ti a las diez de la noche -, y sin decir más se alejó lo más rápido que pudo de él.

El mago, extrañado, se quedó unos segundos pegado en la entrada de su habitación, luego resopló, recogió las pocas pertenecías que tenía y las guardó en su baúl.

Cuando faltaban diez minutos para las diez de la noche, Riddle caminó lentamente por el pasillo con sus pertenencias. No había nadie en los corredores ya que el horario era bastante estricto en el orfanato, obligando a todos los niños a estar a las nueve en sus piezas. El mago, llegó a la entrada, abrió la puerta, dejó su baúl en el suelo y se sentó en la escalera de la entrada a esperar. Pese a su curiosidad, mantuvo el semblante serio y aguardó pacientemente.

Media hora después, el mago se puso de pie furioso. Sabía bien que la señora Cole no le jugaría una broma con algo como esto, ya que prefería evitar cualquier contacto con él. ¿Quién le había dicho entonces que lo pasarían a buscar? No había nadie que supiera que él vivía en un orfanato, a excepción de Dumbledore. Molesto, tomó su baúl y se dirigió a su pieza bajo el absoluto silencio que reinaba en los pasillos.

Tiró su baúl apenas entró a su pieza y se echó en la cama bufando para sí mismo. Encontraría al responsable que lo hizo perder su tiempo y le haría pagar. Se masajeó los ojos y pensó en seguir leyendo su libro, cuando de pronto se quedó como piedra al escuchar que algo golpeaba su ventana. Suspiró frustrado por su reacción y se dio vuelta en su cama, suponiendo que debía ser la rama del árbol o el gato de la señora Cole que le gustaba caminar por las ventanas del primer piso. El golpe se oyó de nuevo y Riddle maldijo en voz baja, pero no se movió de donde estaba. El golpeteo a la ventana volvió a resonar y esta vez el mago se puso de pie sorprendido. Fue hacia la ventana, abrió las cortinas con rapidez y se topó con el rostro de Deanoff a pocos centímetros del suyo separa solo por el vidrio.

La bruja le sonrió, sacó su varita y con un movimiento abrió la ventana - ¿Qué estas esperando? ¡Vamos! –

***

Riddle tomó asiento mirando a su alrededor sin decir nada, mientras Valerie ingresaba a la cocina por algo de comer.

El mago había tomado su baúl sin pensarlo cuando la bruja llegó a su ventana y tomando la mano que le ofrecía se aparecieron en la mitad de un bosque donde se encontraba una pequeña cabaña. La bruja se dirigió con paso firme a la entrada, abrió la puerta e invitó a pasar a Riddle mientras decía – Bienvenido a mi hogar –.

El mago abrió los ojos sorprendido e ingresó sin decir nada. Por dentro, la cabaña poseía una decoración modesta, pero era cálida y sencilla. Había una sala con una chimenea y estanterías llenas de libros, seguida de una pequeña cocina, un comedor, dos piezas y dos baños.

- Ponte cómodo, traeré algo de comida –, fue lo último que le dijo la bruja antes de desaparecer en dirección a la cocina.

Riddle no aguantó su incomodidad y se puso de pie caminando hacia la estantería de libros. De pronto, se topó con una fotografía antigua de una joven mujer que llamó su atención. La imagen era muggle, sin movimiento, lo que le generó curiosidad. La joven mujer sonreía y sus rasgos eran bastante parecidos a los de Deanoff. Estaba por tomar la imagen cuando Valerie lo interrumpió – Esa es mi madre, es la única imagen que tengo de ella -.

El mago se giró para mirarla a los ojos intentando mantener un semblante serio pese la curiosidad que lo carcomía. Asintió y se cruzó de brazos mientras agregaba – Puedo notar el parecido... - se quedó unos segundos en silencio, incomodo. -¿Qué hago aquí? -

- Tu aceptaste venir, yo no te obligue -, le respondió la bruja con una sonrisa sarcástica.

- ¿Por qué fuiste a buscarme? ¿Cómo sabias donde vivo? ¿Por qué me trajiste?

Valerie puso los ojos en blanco y bufó, pero continuó sonriendo. – Tu curiosidad es insaciable... Tengo mis formas para encontrar a las personas y pensé que sería más entretenido pasar los últimos días de navidad acompañado que solo, a menos que quieras volver al orfanato... Puedo llevarte si lo deseas...

Riddle la observó sin comprenderla. – Eres una persona muy extraña -.

- Mira quien lo dice... - la bruja volvió a rodar los ojos.

- ¿Este es tu hogar? – preguntó el mago cambiando el tema con el fin de obtener algunas respuestas a sus dudas.

- Sí, lo compartíamos con mi madre cuando era pequeña. Fue difícil restaurarla, pero finalmente lo logré...

- ¿Estamos en Rumania? – le interrumpió Riddle sorprendido.

- No.

- ¿No eres Rumania acaso?

- Sí, es mi país natal, pero hace muchos años que no he vuelto a poner un pie en esas tierras. Aprendí como transportar la cabaña a los lugares que deseo, ya que no tengo intenciones de volver a mi país.

- ¿Por qué no quieres volver? – no pudo evitar preguntar el mago.

- Malos recuerdos – se limitó a responder. - ¿Comemos? - y se dirigió al comedor seguida de un confundido Riddle.

***

La noche siguiente, la última ante de volver a Hogwarts, Riddle se encontraba leyendo mientras Deanoff prendía el fuego de la chimenea, tras lo cual la bruja se retiró a la cocina.

El mago, al verse solo, resopló, se masajeó los ojos y dejó de lado el libro. Llevaba minutos en la misma página y no lograba concentrarse, cosa poco usual en él. Miró a su alrededor y las dudas que no lo dejaban en paz volvieron a atacarlo: "¿por qué?".

Deanoff había sido muy hospitalaria con él. Pese a lo poco que conversó con ella durante el día, el mago disfrutó de la tranquilidad que la pequeña cabaña entregaba, pero cuando la bruja aparecía no podía evitar tensarse por la incomodidad. Odiaba tenerla cerca y no saber que decirle, esa sensación le molestaba profundamente.

Riddle sacudió su cabeza sacando esos pensamientos de su cabeza y se puso de pie acercándose a la chimenea donde el fuego se mecía con lentitud. Posó su mirada unos segundos en las llamas, para luego observar el mueble ubicado al lado izquierdo de la chimenea donde se encontraban dos fotografías. Una de ellas llamó la atención del mago: un paisaje donde se podía divisar la silueta de un enorme castillo en la cima de una montaña. La imagen, en blanco y negro, no tenía ningún brillo, pero notó que estaba mal puesta en el marco y detrás de ella había otra fotografía.

Preso de la curiosidad y sin nada mejor que hacer desarmó el marco y extrajo la imagen escondida, abriendo los ojos y la boca debido a su estupor al observar lo que había en ella: a Deanoff con un vestido de novia. El vestido era simple y se veía realmente hermosa, pero su belleza se veía opacada por la incomodidad que mostraba en su rostro. A su lado, tomando una de sus manos se encontraba un alto hombre de facciones feroces, pero agraciadas. Estaba vestido con un conjunto de ropas extrañas, anticuadas y tenía el pelo largo recogido en una cola; tenía la postura de alguien poderoso y peligroso. La imagen, otra más en blanco y negro, era la única que hasta ahora el mago había visto que se movía. El hombre agarraba de la cintura a Deanoff y tiraba de ella para pegarla contra él, quedando ambos cara a cara. La bruja era más baja y su rostro denotaba incomodidad y nerviosismo al estar tan cerca del sujeto, el cual le sonreía con malicia al tenerla junto a él.

- ¿Te resulta familiar el concepto de privacidad? -. Riddle se dio vuelta sobresaltado ya que no se había percatado de la presencia de la bruja. – No es de buena educación husmear en cosas ajenas -, el tono estaba cargado por la molestia, pero ella mantuvo el rostro serio.

El mago no supo que responder. Valerie, con rapidez, le quitó la fotografía de las manos y se giró para retirarse.

- ¿Quién es él?

La vampira se detuvo, pero continuó dándole la espalda. - ¿Por qué debería responderte? -, su tono fue mordaz.

- ¡Merezco respuestas! Apareces de la nada y me traes hasta acá. ¿crees que no tengo dudas? ¿Te parece lógico todo esto? – la vampira continuó dándole la espalda.

- Podrías haber preguntado antes, tus dudas no te dan derecho a husmear en mis cosas.

- Explica tus acciones entonces – le respondió Riddle molesto.

Ella se giró y le dirigió una mirada furiosa - ¿Qué quieres que te explique? – le preguntó actuando como si no entendiera.

- ¡TODO! – explotó él enojado. - ¡¿Qué quieres de mí?! ¡Escondes todo! ¡Me dijiste que no volviera a acercar a ti y ahora me encuentro de invitado en tu propio hogar!

- ¡¿Por qué todo tiene que tener una explicación para ti?! – le interrumpió la vampira perdiendo el control y gritándole. - ¡Hay cosas que uno hace sin pensar! ¡Deja de creer que todo tiene una razón de ser y que gira en torno a ti!

Riddle se le acercó – No seas hipócrita, no te funcionará conmigo -, le siseó. – Te presentaste como un misterio para todos cuando llegaste. Me juzgas como si creyeras que me conoces. ¡Hasta te alejaste de mí por mi castigo, aun sabiendo a en lo que estabas metida! O eres una vil y mentirosa serpiente o la persona más falsa que conozco...

Valerie le golpeó el rostro con fuerza. – No sabes nada de mí, no tienes derecho a juzgarme...-

- ¿Pero tú si puedes hacerlo? – le respondió con ironía el mago. Se tocó la mejilla izquierda que se puso roja por el golpe y sus ojos se llenaron de odio. Se acercó más a la bruja y la tomó de los brazos. - ¡Me haz juzgado desde que pisaste los terrenos del colegio! ¡Hazme un favor y déjame en paz!

- ¿¡Dejarte en paz!? ¡Tú eres el que empezó a seguirme desde el inicio, siempre queriendo saber sobre mí y atacándome en cualquier oportunidad!

- ¡Yo no te obligué a hacer nada! ¡Tú misma te metiste en la boca del lobo!

- ¡Cállate! ¡Me tienes harta! – le gritó ella desesperada.

- Mentirosa – le siseó él.

Ninguno se había percatado de lo cerca que estaban y Riddle hace rato que había soltado los brazos a la bruja dejando pocos centímetros de distancia entre sus rostros.

Se quedaron unos minutos en silencio mirándose fijamente. Para sorpresa de Riddle, Valerie acortó la distancia que quedaba entre ellos y enterró su rostro en su pecho. El mago tensó el cuerpo anonadado, pero se sintió, tras unos segundos, cómodo teniendo ese cuerpo tan cerca del suyo. Las sensaciones que lo embriagaban cuando la bruja estaba a su lado eran una debilidad tan placentera que le era casi imposible alejarla.

Valerie suspiró y olió el olor de Riddle; cada vez le gustaba más esa mezcla de menta y pergamino que provenía de él.

- Siempre va a ser así ¿no es verdad?

El mago no comprendió bien la pregunta, pero no queriendo alejarla de él, rodeó la cintura de la bruja con una mano mientras que con la otra le acarició el pelo. Se acercó a su oreja y le susurró tranquilamente - ¿A qué te refieres? -.

- Tu y yo... No hay posibilidad de que mantengamos una conversación de manera correcta, pero pese a eso, no puedo evitar seguir intentándolo...

- ¿Por qué? – le preguntó él, enterrado su rostro en el cuello de ella y abrazándola con ambos brazos.

- ¿Por qué, qué?

- ¿Por qué lo sigues intentado? ¿Qué quieres lograr?

Ella se aferró a él con sus brazos – Conocerte... No pido mucho... -

Él se separó suavemente de ella y la miró con una sonrisa socarrona en el rostro – Pero míranos ahora, pareciera que solo necesitas estar cerca de mí para poder tener una conversación como la gente... -

La vampira bufó molesta y se alejó de él marcando distancia. Riddle le sonrió con maldad permitiéndole apartarse, por ahora, pero puso el semblante serio. – Aun así... ¿Cómo pretendes conocerme si no me dejas conocerte a ti también?

- Porque a diferencia tuya yo si confió en ti, por más extraño que parezca...

- ¿Te había mencionado anteriormente que eres una persona muy extraña, verdad? – ante lo cual Valerie le dedicó una sonrisa irónica y asintió. - ¿Entonces, responderás a mi pregunta? – el mago se cruzó de brazos.

- ¿Cuál de todas? – le preguntó ella con sarcasmo.

- ¿Quién es él de la foto? ¿Estas casada?

El rostro de la vampira se tensó – No voy a responder eso... Puedes preguntar otra cosa si quieres...

- ¿Otra cosa? ¡¿Otra cosa?! – le respondió Riddle subiendo el tono de voz. - ¡Claro, como si fueras a responder cualquier otra pregunta! –

- ¡Pues no quiero hablar sobre eso!

- Que practico...

- ¿Practico? ¡Podrías no pensar solo en ti por un momento! ¡Hay cosas que uno no quiere recordar porque son dolorosas... pero dudo que lo entiendas!

- ¡Claro! ¡Porque soy vil y no poseo sentimientos! ¿Verdad? – le respondió con sarcasmo Riddle. Se le acercó con furia, pero ella retrocedió a medida que él avanzaba, hasta que la estantería de libros le impidió seguir retrocediendo. - ¡De nuevo me juzgas! No me conoces y asumes cosas de mí... ¿y sabes qué? Tal vez debería actuar como la persona que crees que soy... - su tono se volvió apagado y maligno.

- No te tengo miedo – le interrumpió la vampira.

- ¡¿Eso es lo que quieres?! ¡¿Qué busque asustarte o darte motivos para ello?! ¡Tú eres la rata que se ha dedicado a entrometerse en mis asuntos y poseer información sobre mí que nadie más sabe! – a medida que el mago más se enfurecía su magia comenzaba a perder el control. Valerie tensó el cuerpo cuando comenzó a oler esa sangre que tanto la llamaba.

- Riddle... por favor cálmate –, pero aquello pareció molestar más al mago. Pateó la mesa que estaba a su lado y se acercó a la vampira acorralándola contra la pared y su cuerpo.

- Puedo ser el monstro que cree que soy – le susurró al oído con su cálido aliento mientras su cuerpo temblaba por la rabia.

Valerie intentó no oler aquella sangre que tanto deseaba - ¿Eso es lo que quieres que vea de ti? – le preguntó con voz tensa, incapaz de mirarlo a los ojos.

- Eso depende –, Riddle le levantó el rostro para que sus miradas se encontraran. – Hay mucho que puedes ver de mí, todo depende de que harás con ello y si lo puedes manejar -, y le sonrió con maldad pegando su cuerpo contra el de ella, agarró sus muñecas con una de sus manos y se las levantó sobre la cabeza.

- Cerdo asqueroso – siseó Valerie retorciéndose para soltarse de su agarre.

Riddle rio malignamente y su magia apretó a la bruja que no pudo evitar dejar escapar un quejido de sorpresa. El mago enterró su rostro en el cuello de ella y le susurró – Ruégame que me aleje... -

- Jamás –

Él recorrió su cuello con sus labios y un gemido de frustración salió de la garganta de Valerie.

- Riddle... tu magia... me duele...

Nuevamente esa risa malévola, que resonó en la oreja de la vampira – Ya sabes que tienes que hacer. Implórame que te suelte... – le susurró de nuevo en su oído para después depositar fríos besos en su cuello.

- Nunca... - pero la voz de la vampira la traicionó y su respuesta fue solo un débil susurro.

Tras aquello, Riddle no pudo contenerse y besó con furia los labios de Valerie, apretándola todavía más con su magia. La presión pilló por sorpresa a la vampira y ahogó un quejido, pero el mago aprovecho aquello para meter su lengua en su boca e intensificar el beso. Tras unos segundos, la fiereza e intensidad de él fueron reemplazadas, sin planearlo, por un beso lento y apasionado. Soltándole las muñecas, rodeó la cintura de ella con una de sus manos y con la otra le sujetó la cabeza. Saboreó esos fríos y suaves labios y la pegó hacia él lo más que pudo.

Valerie trató de zafarse, pero cuando Riddle comenzó a besarla de aquella forma tan apasionada se quedó como piedra. El olor de la sangre, el beso y la situación hacían que su mente estuviera nublada y no le permitía reaccionar. Dejándose llevar por algún instinto que no supo identificar, cuando el mago le rodeó la cintura, ella colgó sus brazos alrededor de su cuello y comenzó a responderle. Fue Riddle, esta vez, el que gruñó gustoso, ambos devorándose con intensidad.

La vampira dejó que el mago se separa un poco de ella para que recuperar el aliento, tras lo cual se le acercó y comenzó a besarle el cuello, tentándose con el maravilloso olor de su sangre. Riddle respiraba entrecortadamente y disfrutaba, cegado por el deseo, de los labios de la bruja sobre su cuello. Pero, queriendo él tener el control, tomó del pelo a la bruja y la obligó a retroceder su rostro, para mirarla a los ojos: los pocos segundos que observó aquellas pupilas dilatadas por el deseo bastaron para que volviera a devorarle los labios.

Un gemido escapo de la boca de Valerie y apretó su cuerpo contra el del mago. Él, por su parte, comenzó a recorrer con sus manos las curvas de la vampira. Sostuvo su cintura, mientras continuaba besándola, para con su otra mano recorrer una de sus piernas. Tras aquello, rompió el beso sorpresivamente, tomó los muslos de la bruja y la levantó para pegarla contra él y obligarla a cruzar sus piernas sobre su cadera. Rápidamente apoyó a la bruja contra la estantería y beso su cuello bajando por su clavícula, mientras sus manos acariciaban sus muslos y subían cada vez más.

Los fríos libros golpearon a Valerie cuando el mago la levantó y unos pocos segundos bastaron para que su mente volviera la lucidez. – ¡Depulso!

Riddle salió volando, chocando con todo a su paso y se golpeó la cabeza fuertemente contra el suelo quedando inconsciente. La vampira había caído al suelo, pero se puso de pie rápidamente y corrió hacia el mago preocupada. Para su tranquilidad no había ninguna herida en su cuerpo y comprobó que seguía respirando sumido en la inconciencia.

Ella agitó su cabeza tratando de calmar los temblores en su cuerpo y sin darse cuenta se llevó una mano a la boca, sintiendo sus labios hinchados. Se agarró el rostro con ambas manos y se sentó en el suelo confundida, pero con una afirmación clara en su mente: "disfrutaste el beso". Apretó los puños y gimió molesta. "Lo sabes, no lo niegues: te comienza a gustar Tom Riddle".

***

Tom Marvolo Riddle no solía sentirse confundido y mucho menos perdido. Estaba orgulloso de su inteligencia y astucia, pero en aquellos momentos su mente se sentía apagada y lenta; parecía como si alguien le estuviera taladrando su cabeza de tanto que le dolía.

Al abrir los ojos la luz le obligó a cerrarlos rápidamente y parpadeó reiteradas veces antes de poder ver con claridad. Le costaba unir las ideas y se tomó el rostro tratando de recordar que había ocurrido mientras cerraba los ojos frustrado.

Abrió con sorpresa los ojos al acordarse de los últimos sucesos y miró a su alrededor para buscar a Deanoff, cuando se quedó de piedra al percatarse donde se encontraba. Los verdes cerros desfilaban rápidamente por la ventana del expreso de Hogwarts, que avanzaba a gran velocidad, mientras el sol iluminaba el compartimiento del vagón donde se encontraba solo.

- ¡¡¡¡¡DEANOFF!!!!!

***

Valerie se encontraba conversando tranquilamente con Malfoy y Black en uno de los vagones.

La vampira había dejado a Riddle en el último compartimiento apenas llego al andén. Luego, bajó del tren, tomó sus cosas y esperó a que Walburga llegara. A los pocos minutos, la bruja apareció entre la multitud y ambas se saludaron en un cálido abrazo, subieron al tren y tomaron asiento juntas en un vagón y se pusieron al día, pese a que la vampira no mencionó su encuentro con Riddle.

Veinte minutos después, la puerta se abrió y un sonriente Malfoy apareció. - ¿Me extrañaron? –

Para sorpresa del rubio, Valerie se puso de pie rápidamente se le lanzó encima para abrazarlo fuertemente mientras repetía varias veces - ¡Gracias, gracias, gracias! -

Abraxas casi cae al suelo, ante el sorpresivo abrazo, pero rodeó la cintura de su amiga y sonrió pegándola contra su cuerpo. Tras unos segundos, la bruja se separó de él y le besó la mejilla - ¡No sabes lo feliz que me hizo tu regalo! De verdad no era necesario... -

El rubio tuvo que controlar el sonrojo de sus mejillas al percatarse de la picara mirada que Walburga le dirigía. – No es nada del otro mundo – le respondió a Valerie guiñándole el ojo. – La mejor calidad para una buena jugadora. – Y tomó asiento junto a la vampira, con una sonrisa sarcástica.

Los tres se quedaron conversando tranquilamente a medida que el tren avanzaba, compraron bocadillos y dulces del carrito de comida y continuaron compartiendo lo que habían hecho durante navidad.

De pronto, se quedaron en silencio unos segundos y escucharon, a lo lejos, un grito proveniente de una voz conocida - ¡¡¡¡¡DEANOFF!!!!!

Malfoy y Black miraron rápidamente a su amiga, sorprendidos, la cual permaneció tranquila unos minutos, hasta que la puerta del compartimiento se abrió con brusquedad. En ella, un imponente y furioso Riddle tenía solo ojos para observar con odio a la vampira. Walburga no pudo evitar encogerse nerviosa ante semejante mirada y los nervios de Malfoy se pusieron de punta, preocupado por su amiga.

- Afuera, ahora -, siseó Riddle.

Valerie se puso de pie sin quejarse y con el semblante tranquilo. Tras salir, Riddle cerró de un portazo la puerta, tomó de la muñeca a la bruja y la arrastró al compartimiento del lado. Abrió la puerta, topándose con alumnos de primer año de Hufflepuf.

- ¡Fuera, lárguense! – les gritó y los niños salieron despavoridos corriendo, temerosos de la furia del mago.

Empujó a la bruja adentro y cerró la puerta de un manotazo para luego girarse y mirarla a los ojos. Estaba por decir algo, cuando la bruja tomó asiento y lo miró preocupada. – Ten – le ofreció uno de los sándwiches que había comprado junto a un jugo de calabaza que traía en su bolsillo. – Debes tener hambre y sed, espero que la cabeza no te esté matando... Te compré también un poco de chocolate -, y le pasó también una barra.

Riddle aceptó todo sin saber que responder. No esperaba ver a la bruja preocupada y mucho menos notar cierta incomodidad presente en su mirada. Tomó asiento y se quedó unos segundos mirando a la vampira, molesto y confundido.

- ¿Cómo llegue aquí?

- Te desmayaste... Parece que el golpe fue más fuerte de lo que pensé y no despertabas, por lo que te traje para que no perdiéramos el tren. – Valerie movió sus manos incomoda. – Lo lamento, no era mi intención que quedaras inconsciente...

Riddle resopló y no supo si era su dolor de cabeza o la sinceridad en la disculpa de la bruja, pero no tenía energía para pelear con ella en esos momentos.

- Está bien, tu reacción es comprensible ante mis acciones, por esta vez lo dejaré pasar.

La vampira asintió, se puso de pie rápidamente con intención de retirarse y abrió la puerta.

- Lamento si mi comportamiento no fue acorde a tu invitación – le dijo Riddle despacio y la vampira se detuvo a punto de salir. Giró su rostro y se topó con los oscuros ojos del mago que la miraban atentamente. – Agradezco la invitación que me hiciste de pasar tiempo en tu hogar y lamento si mis últimas acciones te incomodaron... - los ojos de él brillaron y Valerie no daba crédito a lo que escuchaba. – Pero debo admitir... Que no me arrepiento e incluso lo disfrute, tanto como tú. – Y le dedicó una malvada sonrisa y observó fugazmente los labios de ella.

Valerie gruñó y sin decir nada salió del compartimiento ante una ahogada risa del mago.

***

Mientras tanto, Walburga y Abraxas se habían quedado en silencio a la espera que su amiga volviera.

Tras varios minutos sin que ninguno mencionara alguna palabra Walburga observó al rubio – Así que... ¿una escoba? - Abraxas se encogió de hombros.

- No es que me ponga celosa querido, pero no has pensado en el trasfondo de tus acciones... - le comentó la bruja mirándose las uñas mientras le sonreía con suficiencia.

- ¿A qué te refieres? – le preguntó el mago de manera defensiva.

Walburga levantó una ceja – Por favor... te conozco. Sientes algo por Valerie, es obvio -. Y apoyó la espalda en el asiento en una postura relajada y sonriendo.

- ¿Quién o qué te metió esa idea a la cabeza? – le gruñó él.

- Nadie, es lo que veo y es obvio.

- Estas imaginando cosas, Black.

La bruja comenzó a reír. - ¿Qué te parece tan gracioso? – le preguntó su amigo molesto.

- Sueles tratarme por mi apellido cuando te enojas o tengo la razón. – Se encogió de hombros todavía sonriendo. – No veo porque te pones así... Para mi es evidente lo que sientes por ella y lo encuentro perfecto. Pero, yo que tú le diría lo que sientes.

- Ahora sí que te volviste loca.

- Piensa lo que quieras Abraxas, pero si no te apresuras vas a perder tu oportunidad. No eres el único que le ha puesto los ojos encima a Valerie...

- Ella es mi amiga, al igual que tú, confundes las cosas -, le siseó el rubio.

- Dudo que la veas como una amiga, pero eso ya es tema tuyo. Yo solo te recomiendo que seas sincero con lo que sientes y se lo digas. – Se quedó en silencio al ver acercarse a Valerie, pero antes de que entrara se apresuró en agregar – Creo que ya tienes una competencia evidente.

Abraxas levantó la vista y se topó con que Valerie ingresaba al compartimiento lazando un suspiro y con rostro de incomodidad, tomó asiento y miró la puerta. Tras ella, paso Riddle, que le dirigió una mirada picara, le sonrió con maldad y le guiñó un ojo, a lo que la bruja puso los ojos en blanco.

Con otro suspiro Valerie apoyo su cabeza en el hombro del rubio y se dedicó a mirar el paisaje por la venta. Malfoy tragó en seco y tenso el cuerpo, mientras se percataba de las palabras de Walburga: "Riddle está detrás de ella".

***

Los fríos días de diciembre le dieron la bienvenida a enero.

Las tres primeras semanas de enero estuvieron llenas de tareas y largas tardes de estudio para los alumnos de sexto año debido a la preparación que se les exigía en el EXTASIS. Pero, los ánimos se elevaban por el próximo enfrentamiento entre Huffelpuf y Ravenclaw, ya que el director había asegurado que las medidas de seguridad tomadas no permitirían un suceso como el anterior.

Durante esos días, Riddle y Valerie compartieron de manera civilizada las clases en común, pero manteniendo cierta lejanía entre ellos. En gran parte, la distancia establecida venia de parte de la vampira que seguía incomoda ante los últimos hechos ocurridos.

Por su parte, el mago no sabía bien cómo actuar ante la extraña actitud que estaba empleando la bruja, por lo que decidió dejar de darle vueltas al asunto por un tiempo. Eso no conllevaría que la dejaría en paz, pues ya tenía claro que tenerla cerca era una necesidad. Sus planes sobre el futuro evolucionaban rápidamente en su mente, siempre con ella de por medio. Al mismo tiempo, no había perdido su tiempo en las últimas semanas y continuaba enfrascado en la búsqueda de la cámara secreta de slytherin.

El viernes de la última semana de enero, los alumnos de sexto de slytherin se encontraban tomando asiento en su última clase del día: pociones.

Alegre como siempre, Slughorn cambió la dinámica y les encomendó realizar un trabajo escrito en parejas. – Deberán elegir una poción de dificultad alta y realizar una investigación sobre su historia, peculiaridades y consecuencias. Sumado a eso, aplicaran la teoría que vimos la semana pasada con el factor de agregar crisopos a las pociones complejas. –

Tras aquello, Riddle y Valerie comenzaron a trabajar velozmente. Decidieron, sin darle muchas vueltas, realizar su investigación sobre la poción Felix Felicis, tras lo cual se enfrascaron en avanzar lo más posible. Pese a su arduo trabajo, la clase terminó y el profesor les encargó el informe para el lunes.

- ¿Te parece avanzamos ahora con el trabajo? – le preguntó de pronto Riddle a la vampira cuando salían del salón. Ella estaba por negarse cuando el mago agregó – Así tendremos el sábado más libre y podremos ver el partido de quidditch con calma.

Valerie suspiró, era un buen argumento y asintió. - ¿Puedes ir por mientras? Te alcanzo en unos minutos, debo conversar algo con Malfoy.

Riddle evitó gruñir, pero asintió y se dirigió a la biblioteca.

Valerie alcanzó a su amigo que conversaba animadamente con Black y les comentó lo del partido de quidditch, al cual Walburga no estaba muy convencida de asistir.

El rubio inmediatamente pensó en preguntarle a Deanoff si deseaba acompañarlo a ver el partido juntos, pero su idea se vio frustrada ante las palabras de la vampira, - Creo que deberías ir Walburga y así iremos los tres ¿no les parece? ¿Tú qué opinas Abraxas? -. Y le dirigió una radiante sonrisa.

Black tuvo que aguantar la risa ante la imperceptible cara de frustración del mago, pero el rubio no pudo decirle que no a ese rostro sonriente, por lo que accedió.

- Me siento alagada que insistan en que los acompañe – les dijo con sarcasmo Walburga.

La vampira rio – Será una buena forma de distraerse de tanto estudio. En fin, los veré a la hora de comer.

- ¿A dónde vas? – le preguntó curioso Abraxas.

- A la biblioteca, vamos a terminar el informe con Riddle lo más pronto posible y así tener el fin de semana libre -, se despidió con la mano y se dirigió a la biblioteca.

- Par de cerebrillos – dijo con una risa Walburga, pero observó el rostro molesto de Malfoy y suspiró. "A este paso, Valerie nunca se dará cuenta de las emociones que causa en Abraxas si él no es capaz de aceptarlas".

***

Valerie caminaba hacia la biblioteca cuando se topó con un grupo de alumnos de gryffindor y ravenclaw, entre los cuales uno gritó - ¡Valerie! –

Ella se giró para toparse con los amigables ojos de Charles Potter y le sonrió. – Hola Charles -.

Varios de los otros alumnos quedaron sorprendidos de ver al gryffindor dirigirse animadamente hacia la chica de slytherin.

- No había tenido la oportunidad de agradecerte por tu regalo. ¡Menos mal te envié uno, me hubiera sentido muy mal de no haberlo hecho!

La vampira rio. – Veo que los chocolates fueron de tu agrado, me alegro.

- ¡¿De mi agrado?! Vieras como me los querían robar, me vi obligado a comérmelos todos. – Ambos rieron. - ¿Supongo entonces que te gustó el libro?

- ¿Tú que crees? – le respondió con sarcasmo la bruja.

Los otros alumnos no se habían movido de su lugar y varios observaban la escena con la boca abierta. De pronto, uno de los chicos de ravenclaw se les acercó de forma tímida, pese a que fuera más alto que Charles y Valerie.

- Eemm... disculpa Deanoff...

La vampira levantó la vista. – Yo... - tartamudeo el chico. – Quería darte las gracias por haberme salvado de una horrible caída en el partido pasado, nunca tuve el momento de agradecértelo.

Valerie abrió los ojos, sorprendida, ya que no había reconocido que era el mismo chico de ravenclaw del partido. - ¡No fue nada! Era lo minino que podía hacer... Perdona que no sepa tu nombre... -

- Lovegood, Peter Lovegood -, y le estiró la mano con una sonrisa.

- Un gusto Lovegood – le sonrió con ternura al percatarse de quienes serían sus descendientes. – Ahora si me disculpan, debo ir a la biblioteca.

- Con Peter también nos dirigíamos hacia allá. ¿Vamos? – dijo Potter con una sonrisa.

La vampira asintió feliz y se dirigió con los otros dos magos por los pasillos manteniendo una animada conversación sobre quidditch.

El resto de los alumnos de gryffindor y ravenclaw todavía seguían absortos mirando la escena: era demasiado extraño ver tres personas de casas tan distintas compartir de manera tan alegre. Cosa que no pasó desapercibida por nadie que se topó con los tres alumnos en su camino a la biblioteca.

***

Valerie encontró a Riddle sentado en una mesa, en la esquina más apartada de la biblioteca.

El mago, observó como la bruja ingresó acompañado de Potter y Lovegood y frunció el ceño al verla sonreír con ellos. No comprendía porque le molestaba que la bruja no actuara así con él.

Ella tomó asiento a su lado y sin decir nada se puso a trabajar inmediatamente.

Tras casi una hora en que ambos trabajaron codo a codo y solo se dirigían la palabra para conversar ciertos aspectos de la materia, Riddle soltó su pluma, estiró las manos y se cruzó de brazos observando a la bruja.

- ¿Ocurre algo? – preguntó ella levantado la vista.

- Depende...

- ¿Depende de qué? – la bruja levantó una ceja.

- De tu respuesta...

Valerie puso los ojos en blanco, continuó escribiendo en su pergamino, pero le dijo - ¿Cuál es tu pregunta ahora?

Para su sorpresa, Riddle rio de manera sincera y se le acercó un poco - ¿Por qué estás tan distante?

Ella le dedicó una mirada de molestia. - ¿Enserio? ¿Esa es tu pregunta? – observó la sonrisa en el rostro del mago y suspiró. – Ve al grano. –

- Había que intentarlo... - y se encogió de hombros. – Pero siendo sincero, nunca te agradecí por el regalo de navidad. Los libros están increíbles.

Valerie no pudo ocultar su sorpresa y ¡ahí estaba! Riddle pudo notar una pequeña sonrisa asomarse en los labios de la vampira.

- Me alegro... - fue lo único que respondió ella, bajando la vista al pergamino y continuó escribiendo.

Riddle rodó los ojos, estiró el brazo y le tocó una mano a la bruja que levantó la vista fastidiada.

- ¿Ahora qué? – le preguntó ella de manera cortante.

El mago no pudo evitar sonreír con maldad comenzó a acariciarle la fría mano, observando como la incomodidad empezaba a consumir el rostro de la bruja.

- Son interesantes tus nuevas reacciones... - le comentó Riddle con sarcasmo.

- ¿A qué te refieres?

- A tu repentina incomodidad ante mi presencia. – Se le acercó rápidamente, entrelazó su mano con la de ella y le susurró en el oído – Sé que te pongo nerviosa-, y alejó su rostro para observar la reacción de la bruja.

Valerie pudo notar la maligna sonrisa que había en el rostro del mago: se estaba burlando de ella. "¿Con que el niño quiere jugar? Pues no es el único que sabe cómo hacerlo".

Fue ahora la vampira la que sonrió ahora y la duda se apoderó del rostro de Riddle. Ella dejó su pluma, se le acercó y apoyo sus manos en los muslos del mago. – Podría decir que te ocurre lo mismo – le susurró cerca del cuello mientras le acariciaba los muslos con sus dedos. - ¿O me equivoco?

Riddle tragó con fuerza y no pudo evitar ocultar la tensión en su cuerpo.

La bruja levantó una mano y le acarició el pelo. Puso su rostro a escasos centímetros del mago y notó como él la observó sorprendido.

Riddle no había esperado que ella actuara de esa forma, tenía el cuerpo tenso ante las acciones de la bruja y para colmo tenía su rostro tan cerca del suyo. La tentación lo comenzaba a invadir y deseaba devorar esos labios nuevamente ¿pero sería eso lo que ella quería? Para su sorpresa, ella comenzó a acercar más su rostro. ¿Acaso iba ella a besarlo? Sintió el roce de esos fríos labios, pero ella se detuvo ahí y le sonrió con maldad mirándolo a los ojos. – Son interesantes tus nuevas reacciones... - le dijo con sarcasmo la bruja y se separó de él.

Riddle cerró los puños, furioso. ¡Ella había usado sus propias palabras contra él y más encima se estaba burlando de él! Lleno de rabia vio como la vampira tomó su pluma y continuó trabajando.

"Bien jugado Deanoff, bien jugado" pensó él soltando un suspiro y tratando de bajar su excitación, asumiendo, a su vez, que ella le había ganado. 

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