Ascalapha - Miraculous Ladyb...

By Lordxv

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Una pareja resquebrajada, un corazón confundido y un amor perpetuo. ¿Podrá volver a ser todo como antes o los... More

Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9 - Final
Cápitulo 10 - Epílogo

Capítulo 2

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By Lordxv




Aún a día de hoy le confundía profundamente el hecho de que Adrien le cediera el control de la compañía si es que tanto la odiaba, era algo que la hacía cavilar mucho y que en el fondo le alegraba saber que a pesar de todo él de alguna manera confiaba en ella. Sabía que si él hubiese querido la podía haber destruido, la podía haber despedido y mover sus contactos para que ninguna otra empresa de moda la hubiese contratado y en cambio dejó todo preparado para depositar su legado en sus manos. Apuro el paso para llegar a tiempo a su cita con Alya con la firme convicción en su mente de que su historia con Adrien no había terminado. Ella lo amaba por encima de todo y sabía que él también la quería sin importar sus rudas palabras, en sus seis años de relación él se había encargado cada día de demostrarle cuanto la amaba y de lo importante que era ella en su vida. Estaba decidida a de cualquier manera recuperar lo que tenían, lucharía contra todo por tener de nuevo el amor incondicional que él siempre le había mostrado. No había ni un ápice de duda en sus palabras ambos merecían ser felices y lo serían juntos.

Todo sería más soportable si no fuera porque desconocía su paradero. Adrien había desapareció sin dejar ni siquiera un pequeño rastro, algo que al menos les diera un punto de partida. Alya se había volcado a la ardua tarea de buscar alguna pista o referencia que les pudiera indicar dónde encontrarlo o al menos saber que había hecho el mismo día de la boda. Sabía que el maestro Fu también estaba enfrascado en la labor de localizarlo, pero ni unos ni otros habían podido encontrar algo aún y eso la frustraba mucho. Más de una vez se vio de frente con la angustiosa idea de no poder encontrarlo, de no volver a verlo más, el solo pensarlo le laceraba el corazón.

Al entrar al restaurante pudo ver como desde una mesa del fondo  Alya le hacía una seña con la mano alzada, caminó entre las mesas escuchando a su paso los apagados murmullos, ya había aparecido en suficientes medios como para no poder pasar desapercibida y los últimos acontecimientos le habían dado aun más notoriedad. Sabía perfectamente lo que se iba comentando a su paso, con mirada altiva tenso aun mas su agarre sobre el asa de su satchel de Dior y afirmo mas su paso hasta llegar donde su amiga.

- ¡Que alegría verte!, me has tenido olvidada. - bromeó la pelirroja a la vez que mostraba su alegría al abrazarla.

- A mí también me alegra verte. Y sabes que hubiera quedado contigo mucho antes, pero el trabajo me absorbe por completo aparte de algunos imprevistos en la empresa. - su rostro daba credibilidad a sus palabras, estaba un poco más delgada y unas ligeras líneas oscuras marcaban sus parpados indicando sus pocas horas de sueños pero aun así conservaba su cándida belleza, aquella que provocaba que más de uno se girara a contemplarla.

- ¿Imprevistos?, ¿a qué te refieres? - se noto la preocupación en su voz.

- Realmente no es nada, son solo algunos de los inversores que no están de acuerdo con que yo asumiera la dirección de la empresa. - aun recordaba con desagrado la reunión que tuvo con ellos hacía dos días y como de una forma velada la habían tratado de amedrentar con acciones legales.

- Pues parece serio. - remarco preocupada.

Marinette le daba las gracias al camarero que le había servido la copa de Les Preuses Chablis, su mirada se perdió en las finas ondas ámbar que se movían dentro del cristalino cáliz.

- Bueno, tiene sus complicaciones. Ellos controlan el 15% todo lo demás pertenece a la empresa Agreste, estamos evaluando la posibilidad de desprendernos de algunos activos en Asía para recapitalizarnos y absorber las participaciones de los inversores  por medio de ampliaciones de capital, - Alya miraba ensimismada a su amiga quien al parecer había entrado en una especie de automatismo y repetía las palabras como si de una lista de la compra se tratase - lo que nos permitiría refinanciar deuda manteniendo el equity intacto cara a la apertura de la nueva sede en América. - Marinette quien durante toda la explicación no levanto la vista de la copa pasando continuamente sus dedos por el tallo de esta, sé percato de que Alya no había pronunciado ni media palabra.

Al levantar la vista pudo ver una sutil sonrisa de orgullo en el rostro de su amiga.

- ¿Alya?, ¿pasa algo?.

- Solo mírate ya hablas como toda una empresaria, ¿donde quedo mi pequeña diseñadora?. Es increíble lo que has aprendido en tampoco tiempo, si te soy sincera no entendí ni la mitad de lo que explicaste. - comento con entusiasmo.

- Je, je, la verdad no tengo ningún merito yo solo tuve que memorizar el trabajo de Adrien, - el mencionar su nombre le provoco una ligera pero molesta presión en el pecho - él...él tenía preparado ya un plan de negocio previendo esta situación. - con nostalgia poso de nuevo su vista sobre la copa de vino.

- Me hace mucha falta, Alya. Y no lo digo solo por la empresa, desde que él no está he perdido el sentido de mi vida. - al levantar la vista hacia su amiga, esta pudo ver como las lagrimas empezaban a correr por sus níveas mejillas.

- Vamos Marinette, tienes que tranquilizarte. Ya verás como pronto lo encontraremos, somos muchos los que lo estamos buscando. - acompañaba sus palabras acunando con suaves roces la mano de su amiga entre las suyas.

Sus pensamientos volaron hacia cada momento compartido con él, cada risa, cada beso, cada caricia, el siempre había procurado hacerle saber lo mucho que la amaba, día a día, minuto a minuto. Y todo lo había perdido en un suspiro, era por eso que no podía dejar de lado la amarga sensación de haberlo estropeado todo por su imprudencia.

Alya tomo un pañuelo de su bolso y se lo ofreció, en cuanto Marinette tomo el pequeño lienzo un cristalino fulgor capturo su mirada, apartando sus pensamientos tomo la mano de su amiga y la subió hasta tenerla frente a sus ojos, ahí pudo ver como un fino aro de oro amarillo con un pequeño pero limpiamente pulido diamante engarzado enlucía la pequeña mano.

- ¿Alya?, ¿esto es un solitario?. - la pelirroja veía inquieta como una franca sonrisa se mostraba en los labios de Marinette.

- Humm...si...Nino me lo dio hace tres días. - respondió cohibida e ilusionada al recordar la sencilla pero hermosa proposición de su ahora prometido.

- ¡¡¡IIIIIHH!!! - olvidándose de donde estaban y dejando atrás sus propias preocupaciones Marinette se adelanto sobre su silla para abrazarla con efusión.

- No sabes cuánto me alegro por ustedes. - dijo chocando su copa con la de ella.

- Debiste contármelo de inmediato. - dijo con falso enfado.

- Bueno, Nino y yo pensamos en que sería mejor esperar hasta que... Adrien apareciera, no nos parecía justo después de lo que pa.... - ahora era Marinette quien tomaba la mano de su amiga liberándola de la angustia que estaba pasando para contárselo.

- No tenían que haberlo hecho, mi...nuestra situación no tiene por qué trastocar la vida de nadie, lo que más necesito en estos momentos son buenas noticias y que mejor noticia que nuestros mejores amigos se hayan comprometido. Estoy segura de que Adrien pensaría igual que yo. - Alya no dudo en darle un abrazo lleno de afecto y gratitud.

Alya disfrutaba del risotto de setas con queso que le habían servido, realmente estaba delicioso, levanto la mirada para ver con desaprobación la sencilla ensalada que  Marinette estaba tomando.

- ¿Acaso estas siguiendo algún régimen?, te veo más delgada. - Marinette noto al instante la alusión encubierta a su comida.

- ¿Por qué lo dices?, ¿Por la ensalada?...me gustan las ensaladas. - para mas convencimiento metió una porción de lechuga y tomate a la boca.

- Ja, ja - expreso con sorna - sabes a lo que me refiero, no estás comiendo lo suficiente.

- Por favor no empieces como mi madre, ya me llevare bastantes sermones esta noche durante la cena.

- Necesitas distraerte. Humm, estoy pensando en hacer una pequeña reunión para anunciar nuestro compromiso, algo sencillo en mi casa. Ya sabes, la familia, los amigos más cercanos y tú también iras. - la miro con convicción, sabiendo que era una buena idea.

- Alya de verdad, lo agradezco pero aun no me siento con ánimos. Al final las conversaciones siempre acaban en el mismo tema y no me apetece dar respuestas incomodas. - miro a su amiga con tristeza.

- Te entiendo pero en cualquier caso piénsalo, lo hablare con Nino para organizarlo para  este sábado.

El chofer había acercado el coche a la puerta del restaurante al ver a su jefa, espero paciente mientras ella se despedía de su amiga.

- ¡Marinette! - se escucho el grito desde la esquina.

- ¿Es ese Luka Couffaine? - Alya entorno los ojos para tratar de reconocer al hombre que se acercaba a ellas.

Marinette volteo la cara hacía su amiga a la vez que soltaba una exhalación de hartazgo.

- ¿Pasa algo? - preguntó al ver la expresión de desagrado en la cara de la azabache.

- Si es él, desde hace semanas no ha dejado de llamarme a la oficina, incluso hasta tres veces al día.

- ¿Pero por qué? - le inquietaba el motivo del porque el hermano de su antigua compañera mostrara ese repentino interés por su amiga. No había sido un secreto que en el instituto el chico perseguía a Marinette, aun incluso cuando ella empezó a salir con Adrien.

- No lo sé, le he dicho a Ana que no me pase ninguna de sus llamadas.

- ¡Marinette!, que sorpresa encontrarte aquí. - Luka se planto a su lado invadiendo lo mas que pudo su espacio personal.

- Si, que sorpresa, je, je - el chico no capto el tono irónico del comentario pero Alya no pudo evitar la risilla - ¿cuanto tiempo ha pasado desde la última que nos vimos?, ¿cinco años tal vez?. - con naturalidad se apego a Alya marcando una distancia prudente con él.

- Je, je, si, algo así. Te he buscado estos días. ¿Tu secretaria no te ha dado mis mensajes?. - la abordo algo más serio y directo esta vez.

- Si, me ha comentado que has llamado pero no he tenido tiempo, estamos en plena temporada de otoño y el trabajo es absorbente.

- Entiendo, pero al parecer ahora tienes tiempo. - le lanzo una mirada suspicaz a Alya - ¿Que te parece si quedamos hoy a cenar?.

- ¿A cenar? - la repentina propuesta la tomo por sorpresa.

- Si, podemos salir a cenar y luego a bailar si te apetece. - volvió a recortar la distancia con ella ante la mirada molesta de Alya.

- Te lo agradezco pero esta noche he quedado ya con mis padres. - respondió tratando de tomar las riendas de la incómoda situación.

- ¿Y qué tal mañana?, por tu cara veo que necesitas algo de diversión y lo pasaríamos bien. - su voz sonó sugerente y forzando aun más el descaro apoyó su mano sobre el hombro de ella. Aunque Alya se mantenía como mero espectador, ya que Luka ni siquiera se había molestado en saludarla, se estaba impacientando por su terca insistencia.

Marinette retiro la mano del chico de su hombro y con amable seriedad le respondió - Te agradezco la invitación pero no puedo aceptarla, no estoy pasando por un buen momento y creo que no soy la persona más idónea para salir a divertirse.

- ¿Pero que estás diciendo?, yo creo que podemos pasar una velada agradable y aprovechar para ponernos al día, ¿es acaso eso tan malo?. - se mostraba ofendido por el comentario de la azabache.

- No es que sea malo, es simplemente que no me sentiría cómoda, estoy comprometida. - tomo a Alya del brazo dispuesta a retirarse - Adiós Luka, tal vez nos veamos en otra ocasión.

Antes de que pudieran dar el primer paso volvieron a escuchar su voz - ¿Comprometida?, ¿con quién?,  con el imbécil de Agreste que te dejo plantada en la iglesia y que aun no ha tenido el valor de dar la cara. - herido en su orgullo exploto ofuscado por el rechazo.

Alya tenía en la punta de la lengua el improperio que desde hacía ya rato tenía preparado para  soltárselo en la cara al insolente idiota cuando un sonoro golpe paralizo a los transeúntes que pasaban por ahí en ese momento.

Alya vio sonriente la pronunciada marca roja de la pequeña mano de Marinette en toda la cara de Luka que aun estaba tambaleante por la bofetada.

El rostro de Marinette estaba encendido en un rojo intenso por la indignación, atravesaba al chico con una mirada afilada, sentía los latidos de su corazón palpitar en su mano derecha la misma que había usado para cruzar la cara del impresentable que estaba frente a ella.

Antes del que el chico pudiera decir algo el fornido chofer estaba ya al lado de su jefa. Soltando un bufido de desprecio les lanzo una última mirada llena de ira antes de girarse y alejarse en silencio.

En cuanto el chico se perdió tras la esquina Alya noto el ligero temblor en las manos de su amiga y sus ojos cristalinos luchando por no llorar, de inmediato se acerco a ella cobijándola en un abrazo tratando de reconfortarla.

Cerro despacio la puerta de la casa, apoyándose contra ella totalmente extenuada, el día no había sido lo que había esperado. La tensión vivida durante su encuentro con Luka la había puesto de muy mal humor, él había dejado en evidencia su realidad...la realidad de una mujer abandonada por él que aun para ella era el amor de su vida y que cada día procuraba de hacer saber al mundo que aun estaban comprometidos. Por si fuera poco, esperaba que la cena con sus padres le aliviara aunque fuera solo un poco todo el stress que había ido acumulando pero no fue así, durante toda la velada tanto su madre como su padre no dejaron de insistirle que se mudara con ellos que no estaba bien que viviera sola dada las circunstancia. ¿Acaso no entendían que ese era su hogar?, era el sitio donde Adrien y ella habían hecho tantos planes para su futuro, si algo tenía claro es que no dejaría su casa.

La casa la recibió con su frio silencio como ya era habitual desde hacía un mes, no se molesto siquiera en encender ninguna luz, subió directamente a su habitación y se despojo de su ropa antes de dirigirse al baño, necesitaba con urgencia un relajante baño caliente que le mitigara la desgastadora tensión que agarrotaba su cuerpo.

Salió envuelta en una toalla blanca, al menos la expresión en su cara se había aligerado dejando de mostrar lo que había sido su caótico día. Entro en el vestidor y rebusco en uno de los cajones de Adrien hasta encontrar una de las camisetas con las que solía dormir.

Se recostó sobre su cama e instintivamente acerco la camiseta hasta su cara acariciándola contra su mejilla, dejando que el aroma de Adrien aun presente en ella la transportara a otro tiempo, a uno donde eran solo ellos dos en esa habitación demostrándose su amor. Ligeros sollozos envolvieron de repente la estancia y las lagrimas comenzaron a brotar impregnando la masculina prenda, por mucho que intentaba convencerse de que todo estaría bien y que tarde o temprano volvería a ser como antes siempre aparecía el temor de la incertidumbre, si al menos pudiera hablar con él. Al final era tal su cansancio que acabo rindiéndose a los brazos de Morfeo sosteniendo aun la camiseta contra su pecho.

Faltaban cinco minutos para las siete de la mañana y Marinette ya estaba lista, le daba los últimos retoques a su sutil maquillaje frente al espejo. Su aspecto era jovial y alegre y sus labios exhibían una grácil sonrisa, el descanso de la noche había sido más reparador de lo que pensaba, no mostraba la mas mínima señal de tristeza, ahora recordaba todo lo vivido en esos últimos treinta días como imágenes en blanco y negro producto de un sueño febril.

Tomó su bolso y salió por la puerta con la extraña sensación de que hoy sería un buen día para ella. Desde el asiento de atrás del vehículo revisaba sus correos en su teléfono cuando el identificador de la llamada entrante le cambio la pantalla mostrando el nombre del maestro Fu.

- ¿Marinette? - el anciano fue el primero en hablar.

- Maestro, que alegría oírlo. - al ser la única persona que sabía lo que realmente había ocurrido para ella siempre era un desahogo hablar con él.

- Necesito que vengas lo antes posible, es muy importante. - en su voz se notaba la premura.

- ¿Ha pasado algo? - la pregunta sonó nerviosa.

- Es Adrien...lo he encontrado.

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