Yes, my lady ×Sebastian Micha...

Oleh cherry-clr

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después de generaciones buscando un alma en pena, que se destruyera de una forma hermosa, lujuriosa...¿Quién... Lebih Banyak

1.-Ese mayordomo, salvador
2.-Ese mayordomo, irritable
Explicación:(
3.-ese mayordomo, en el centro comercial
5.-Ese mayordomo, y su lucha escarlata
6.- Ese mayordomo , el final de la lucha
7.-ese mayordomo , me descubre...
8.-ese mayordomo, me deja en verguenza
9.-Ese mayordomo, su atrevimiento
10.-Ese mayordomo, es popular
11.-Ese mayordomo, me pone de nervios
12.-Ese mayordomo, esta irritado

4.-ese mayordomo rutinario

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Oleh cherry-clr

Un sigiloso caminar se estrenaba en un día nuevo en mi habitación. El sonido de las cortinas al moverse por la estructura de grueso metal me sacaba de mi último sueño. Gruñí por la nueva técnica para sacarme del sueño y me volteé mal humorada, dando la espalda a la luz. Irónico ¿no?

- Señorita, es hora de despertar - su voz amable, pero siempre burlona me terminaban de sacar de la fase última del sueño. Gruñí con aún más pereza y esperaba que pronto abandonara la habitación. -Señorita, se nos hará tarde
-no quiero -alargué mi última asonante con pereza y con los ojos cerrados aún, me estiré revolviendo las sábanas con mis piernas.
- usted me ha pedido que la despierte temprano, señorita. -el con confianza, se atrevió a tomar cercanía y a susurrar en mi oído- el té se pondrá frío
- Vale, vale -protesté molesta y cansada pensando en la rutina de hoy. -me vestiré al instante, lleva el desayuno al comedor y prepara más, tenemos visitas -con mi peso ya anclado a la cama, con mis brazos sostenía mis pocas ganas de estar despierta tan temprano.
- entendido, joven ama - y el demonio, dio la vuelta junto con el carrito. Mis ojos se posaron en sus largas piernas, las cuales se cruzaban y daban un caminar casi artístico, por arriba de eso, he de elogiar su buen trasero.

¡¿Qué digo?!

Una vez más, me sentaba en una esquina de mi lecho; buscando motivos de energía, los cuales eran nulos. Para variar hoy era aquel FATÍDICO MARTES, sí, así con mayúsculas; un día que esperé con recelo, debía resistir con demasiada paciencia y olvidar a toda velocidad.

La punta de mis dedos tocó el frío suelo y buscaron con desesperación mis pantuflas, una vez puestas, me dirigía bastante desanimada hacía mi guardarropa. Entonces una vez cambiados las enaguas y corpiños por rumores de seda, comenzaba mi día. Me iba al baño a lavar mi rostro, procurando de que no saltaran gotas traviesas de agua a mi vestido de seda y me maquillaba sin exagerar.

- ¡Excelente! Pasé de ser una sangre sucia inmunda a la mujer aristócrata y elitista digna de la familia Phantomhive -me felicité por mi buen resultado y miré el desastre que dejé en el baño. - bah, otro día limpio, no se puede ser princesa falsa y sirvienta a la vez -luego de mi comentario recordé a Cenicienta y me arrepentí por lo dicho.

Me moví una vez más a el guardarropa, esta vez dejando un rastro con aroma a espliegos y rosas. Miré mi zapatero con dificultad ¿Sería muy contrastante llevar tenis con este vestido? Bufé cansada y terminé por tomar unos zapatos cerrados con tacón cuadrado para el día.

¡Me iba a doler hasta las neuronas por usar estas torturas chinas llamadas tacones!

Bajé las escaleras rápidamente, me dirigí a la cocina y busqué las galletas de chocolate más la Nutella. ¡necesitaba engullir como una cerda antes de estar comiendo pasto y carnes magras lo que restaba de mi día. Una vez alcanzado todo lo que necesitaba me senté en una de las sillas de la cocina y comencé con mi festín. Una cucharada de Nutella, leche, galletas, leche y nuevamente Nutella. Eran los pasos para conseguir el cielo y todas sus divinidades.

- ¿señorita? -me di la vuelta, mirando como Sebastian se disponía a entrar a la cocina. Paré de masticar y me quedé pensando en mi estado. Estaba con un vestido de seda, con mis piernas abiertas para no derramar leche sobre él, al lado de mis tacones se encontraba el bidón de leche, a su lado estaba la Nutella, entre mis piernas el frasco con galletas y mi mano sostenía con determinación una cuchara llena de Nutella. Era como un monstruo sediento de sed. -es un excelente vestido joven ama, pero su rostro, está algo... - se acercó a mí y no sabía sentirme cohibida por cómo me encontraba o porque sus pasos eran directos hacia mí. Temía por mi vida y por mis ovarios. Su mano se acercó a la comisura de mis labios y con el dedo índice delineo todos mis labios ¿lo hacía sabiendo que era una preciosura o era completamente inintencionado? - tendré que cambiar de guantes

-oh lo siento -modesta respondí al ver sus pulcros guantes de un color blanco, estar manchados de chocolate y migajas. -debía saciar mi ansiedad antes de que llegasen los invitados.

-Por cierto, señorita ¿Qué clase de invitados recibiremos? Su vestimenta es bastante elegante -su voz con un timbre educado me hacía sentir aún más vergüenza por mi estado, me levanté y comencé a recoger el desastre de mi alrededor, el quitó las cosas de mis manos y empezó a acomodar las cosas por sí mismo.

-oh, solo es mi familia, por parte de mi padre. -mi voz sonaba molesta al recordar a mi familia paterna.

-la familia Phantomhive -asentí con mi cabeza y suspiré. -suena desanimada joven ama.

-bueno, es una familia complicada... alistémonos Sebastian.

Dicho lo último, me fui caminando por los largos pasillos en dirección a la portería, como un triste bolero, mis pasos arrastrados y mi figura cansada y escuálida recordaba a mi familia. La familia Phantomhive constaba de cinco hermanos, los dos fallecidos e irónicamente eran el primer y último hijo de mis abuelos, Elliot y Lucy. Mi tía Margot, una señora refinada, que era dos años menor que mi padre, pero tenía la actitud de una vieja testaruda de setenta. Luego lo seguía mi tío Thomas, un hombre duro, responsable, increíblemente estudioso, pero bebía alcohol y se ponía borracho de una forma casi magistral y por último, con la misma edad de mi difunta tía Lucy, venia Félix Phantomhive, un hombre de blando corazón y por lo mismo, el tío que era más amado entre mi familia, pero a su vez el más estafado. Mi complicación no era ninguno de los otros dos, sino que mi tía Margot era algo difícil de tratar, aparte de ser testaruda, era clasista, arribista por mucho, prejuiciosa y me odiaba por extraños motivos.

-¡______! Querida -su cinismo me sacó de mi cabeza. Noté que me encontraba recién en la portería y que Sebastian se había adelantado hace mucho para recibirlos. Vi a mi ti dispuesta a abrazarme y por protocolo me dejé- ¿cómo estás? -me soltó de su apretado abrazo y con desfachatez me miró de pies a cabeza. - veo que sigues teniendo ese horrible sentido de moda y aparecerte deslavada en todos lados, me imagino que no has cambiado en lo absoluto.

-Oh tía Margot, gracias por los cumplidos, veo que tu si has cambiado -observé sus pechos y sonreí sin vergüenza. - ¿han crecido? ¿Cómo consigues prótesis nuevas cada cinco meses? Debes tener cuidado tía.

- ¿pero qué dices? Eres toda una comediante -golpeó con falsa amabilidad mi hombro y agarro mis mofletes con sucias intenciones -no uso prótesis, sabes que mi religión no lo permite...

-Claro tía Margot, lo olvidaba -no le di vueltas al tema, solo pensé que luego de esto, debería tirar sal por toda la casa para espantar su energía de mierda. - ¿vienes sola? ¿y mis tíos? -suspiré al ver que estaba sola en portería.

-No vengo con Elie y tus tíos con sus hijos, están bajando del auto. - Elie era la única de sus tres hijas que era completamente distinta, durante sus cinco años vivió todo un año y medio con nosotras. Margot tenía uno de sus tipicos problemas por cirugía estetica, por lo cual no podía cuidar de ella. Luego que resolvió su problema, ella literalmente la arrastró fuera de nuestra

-Hermana -su dulce voz que resonaba en un tímido susurro llenó mi corazón para apretarlo y sentir ternura por la voz de la pequeña Elie. Me puse en cuclillas y la abracé

- ¿Cómo estás pequeña?

-Excelente, _____, ya se ha caído mi diente -ella sonrió mostrándome su gesto inocente, le faltaba uno de sus caninos y sonreí por la bella escena. Desordené su cabello y ví como todos mis otros primos entraban hechos un revoltijo a casa. Suspiré

-Sebastián, ¿puedes enseñar a los niños el patio trasero? -ordené con una sonrisa al notar su poca comodidad a la hora de ver a la cantidad de niños. -nosotros estaremos hablando algo privado en la sala de conferencias

-Entendido...-llamó la atención de los niños y como si fuese un maravilloso parvulario, se fue con todos los niños.

Una vez en la sala de conferencias, las conversaciones triviales se hacían presentes como una típica conversación en la familia, ignoraba completamente las preguntas acerca del secuestro con un "todo es aún confuso", ellos por su parte me miraban con lastima, realmente sintiendo una pena enorme hacia mi situación, aun así eran bastante fríos acerca de la muerte de mis padres, hablaban de ellos diciendo "ellos no merecían eso" "me arrepiento de no haber ido ese día" tomando un sentimiento de culpa no correspondiente y es que, cosas como la muerte o eventos de ese tipo eran completamente fortuitos y las elecciones idiotas como "no estar todos juntos ese día" o no defenderse en el momento adecuado, no eran más que parte de la rueda de la fortuna que era la vida.

-bueno, lamentando todo lo ocurrido -eran las primeras palabras de falsa empatía de mi tía Margot. Ella se levantó y juntó sus palmas en ademan para acabar el tema de conversación. -debemos preocuparnos por la responsabilidad que nos ha dejado Elliot

- ¿nos llevaremos a ____ para vivir con uno de nosotros? -mi tío Félix cuestionaba completamente desentendido de la situación, yo miré horrorizada a éste, ya que no quería ser una forastera en ninguna otra casa. Ya me bastaba con sentirme extraña en mi propia casa.

-No, Félix. Hablo de la compañía -sobó sus sienes como si estas estuviesen doliendo. Ya decía que el tinte estaba generando efectos. - es cierto que ____ es la heredera legitima a la compañía, pero es sólo una chica de dieciocho años, creo que debería encargarme de la compañía, después de todo soy la mayor luego de Elliot y así no quitamos el preciado tiempo para los estudios de _____

-En ese caso todos somos aptos para heredar la compañía -la pacifica voz de mi tío Félix rebatía con astucia. Adiós amor familiar, hola, peleas por avaricia.

-Aun así, considero que yo soy el más apto -mi tío Thomas acomodaba sus gafas y se cruzaba de piernas completamente confiado. -tengo los estudios y la capacitación para dirigir una empresa de forma perfecta.

-Pero piensen -mi tía volvía a alzar su voz mientras empezaba a pasearse por el salón. -he vivido haciendo favores a Elliot -¡Mentirosa!- él ha dicho que en caso de que algo le ocurra yo debería tomar la empresa.

-Si te vuelves la encargada de la empresa, bastaran dos meses para hacerla ir abajo con tus gastos excesivos -contuve mi risa, no sabía si me daba más gracia el comentario de mi tío Thomas o el hecho de que estuviesen peleando como unos niños por un juguete

-Eso es cierto Margot -incluso mi vulnerable tío opinó lo mismo. Sin querer solté un resoplido que expresaba mi gracia al escucharlos decidir.

- ¿puedo decir algo? -mi voz detuvo sus alientos y dirigieron una mirada comprensiva, como si tratase de hablar con una chica de ocho años. Me levanté de mi lugar y me impuse con fuerza

-Dinos cariño -la sonrisa de mi tía Margot no coincidía con el temor que reflejaban sus ojos.

-No deben pelear por la compañía -me miraron como si estuviesen tratando con el mismísimo Rasputín. Suspiré y miré a todos mis tíos con seriedad. -digo, yo me haré cargo desde hoy de la empresa.

-Pero tú no puedes -la falta de argumentos por parte de mi tía se hacía presente junto a golpes sutiles en la puerta.

-Pasa, Sebastian. -él se adentró con galletas y té que fueron recibidos por todos en silencio, luego de eso moví mis manos para que éste se acercara. - más cerca hombre -una vez más cerca, me acerqué a su oído y le comenté de que había un listado de cosas que debía comprar sobre el escritorio. El asintió y salió de la habitación. - como decía, soy la legitima dueña del negocio familiar, soy completamente apta

-Pero insisto, ¡tú no puedes! -la imposición de mi tía quebró el ambiente y sonreí al ver lo poco calmada que se encontraba.

- ¿por qué no? -mi mirada desafiante la sacó aún más de sus carriles.

- ¿y tus estudios, pequeña? -una dulce preocupación sonó por parte de mi tío Thomas, como siempre, muy interesado en la educación.

-Tendré mis tutorías en casa y aprenderé todo lo necesario para llevar la compañía de forma responsable.

- ¿y tú tiempo libre? No lo tendrás ____, tendrás que dejar de lado tu juventud -la preocupación de mi tío Félix sonó de la nada.

-Estoy dispuesta a dejarlo por seguir el camino de mi padre -un argumento con un desliz bastante emocional salía de mi boca, pero usaría todo lo que tuviese a mi alcance.

-Pero eres muy pequeña -al fin mi tía Margot había dejado la ira en su forma de hablar y esta vez usaba una tonalidad completamente persuasiva. -no debes tomar aquella grande responsabilidad, aparte, como decía antes tu padre me ha dicho que me encargue de la compañía. Simplemente no puedes, a pesar de tus puras intenciones.

-Tengo dieciocho tíos Margot. Mi padre tomó la compañía con apenas diecisiete años cuando el abuelo enfermó, si él pudo, también podré. -y la poca madurez que tenía, la usaba de forma impecable en estos momentos. -ha sido un pacto de palabra, yo soy legalmente la persona que hereda el puesto, con la mayoría de edad y mi consentimiento, con aun mayor razón. Seré responsable y si incluso significa sacrificar cosas que debo vivir, seguiré el camino de mi padre ¿alguien se opone?

-Escucharte es como escuchar el fiel reflejo de tu padre pequeña, confío en que lo harás excelente. -las palabras de mi tío Félix sonaban como una carta de felicitaciones y abrazos, sin dudas demasiado empalagoso.

-Confío en que seguirás tus estudios de forma responsable y que llevarás a cabo tus metas académicas para estar a la altura del puesto. Yo no me opongo.

- ¿Tía Margot?

-Bueno, si nadie se opone, supongo que no me queda más que dar mi sí. Si te sientes abrumada, no dudes en contactarnos.

-No te preocupes tía. Bueno, ya terminada la discusión ¿Al jardín trasero?

-No te preocupes chica, nos han dado las cinco con esta conversación. Debemos irnos, acompáñanos al vestíbulo. -mi tío Félix hablaba apenado y yo por dentro celebraba y bailaba por tener que despedirlos. Mis dos tíos se adelantaron, por lo cual solo quedábamos yo y Margot caminando por los extensos pasillos.

-Volveré con el abogado para firmar los papeles y esta vez no me contradigas ¿entendido? -su frase mala leche y su agarrón de brazo imprevisto me sorprendió y me puso en alerta, la miré con gracia, ya que notaba que aún no dejaba el tema de lado.

-Mire pedazo de plástico, primero a mí no me toca. -saqué mi brazo de un tirón. Ya había fingido amabilidad lo suficiente con ella. Me di la vuelta y con el entrecejo fruncido y la mirada afilada me acerque acusante con mi dedo indice- segundo, no me hables así, pelearé por lo que es mío, ya no soy esa pequeña niña que lloraba por sus malos tratos, sé defenderme señora y no creo que usted quiera sufrir las consecuencias ¿no?

- ¿Me estas amenazando? -su indignación era comedia y su falso dolor por la traición era la cereza del pastel.

-Es solo una advertencia Margot, para que lo tengas en cuenta. Alguien que no es legítimamente Phantomhive no debería reclamar ¿no? -su cara se deformó aún más al enterarse de que sabía del tema sobre su adopción en la familia. Ella chilló y yo seguí caminando con una sonrisa victoriosa.

Una vez llegado al vestíbulo, noté como se colaba una anaranjada luz por las grandes ventanas y es que el ocaso se había acercado con aun más rapidez de la común. Mis primos, caóticos como siempre, se acercaron a toda velocidad, el menor de todos, Jeremy, tiraba del borde de mi vestido con astucia. Lo miré algo cansada

- ¿_____? - me puse en cuclillas para escucharlo- ¿el chico que nos dio postres es tu novio? ¿se aman? ¿se dan besos? ¿tendrán un bebé? -quedé aturdida al escuchar sus rápidas preguntas.

- ¡es cierto! -exclamó Timothy, el menor y único hijo de mi tío Félix. Tenía apenas dos años más que Jeremy. -el abuelo me contó que si besaba a una chica tendría hijos con ella -la inocencia y la idiotez tomadas de la mano, característico de un niño.

-bueno, no deberías escuchar al abuelo, es un viejo un poco loco ¿sabías que es amigo del creador de Frankenstein? -sabía que se tragarían la mentira por completo y es que molestar a los niños era uno de mis pasatiempos favoritos. -si te portas mal, su amigo vendrá a quitarte los sesos ¿se portarán bien?

- ¡s-si! -exclamaron al unisono y salieron corriendo hacia donde estaban sus padres.

-Bueno ____ fue un gusto conocer a la persona que te salvó. -la voz de mi tío Félix llamó la atención y todos miraron a éste. - ¿ahora es tu guardaespaldas no? ¿Cuánto le pagas?

- ¡Tío! -exclamé por su descarada pregunta. Ellos no querían enterarse de que el pago, era mi alma.

Treinta, treinta minutos le llevó alistarse para salir de mi casa. Una vez lejos sus carros suspiré y me saqué los tacones con ayuda de mis pies, dejé estos en el vestíbulo ¡Al fin! Corrí a mi habitación y sobre la mesa de descanso se encontraban mis cigarrillos y mis pastillas para dormir. Tomé una de mis pastillas y en el momento más oportuno, llegó Sebastian con el té de la tarde.

-Tiene una familia bastante particular. -su comentario irónico me causó gracia, así que regalé una sonrisa con bastante sinceridad

-que decirte, somos pocos, pero locos.

-he preparado té de valeriana, creo que ha sido un día arduo para usted. -comenzó a servir el té y un dulce aroma floral llegó a revolucionar mi olfato. - ¿esas pastillas?

-siempre he tenido problemas con la ansiedad, sin esto, no duermo en paz.

-me ha sorprendido el uso de tabaco para su corta edad -su tono sonaba algo pesado, casi como si se tratase de un regaño, bufé algo molesta por ello.

-bueno, si no me matas tú, la adicción será primero, así que apresurémonos con la investigación -una ironía digna de un miembro Phantomhive o bueno de una chica pesada. -al menos tenemos una excusa para cuando tenga que pagar lo prometido.

-eso es cierto, señorita -el regaló una simpática sonrisa, sin aires de burla o protocolar, era una sonrisa llena de gracia que había revolucionado mis hormonas nuevamente. El me pasó el té e intenté con todas mis fuerzas no explotar cuando nuestros dedos chocaron.

-pu-puedes retirarte Sebastian, luego de esto dormiré. - ¿había tartamudeado? ¡¿había tartamudeado de forma vergonzosa?! Deseé con toda mi alma, la cual sería devorada jajá saludos, que él no hubiese notado eso. Una vez salió de la habitación, puse la pastilla en mi boca y con el té me ayudé para tragarla

Se derritió por la temperatura ¡que amargo!

Salí al balcón de mi habitación ya en fachas. El mechero chasqueo tres veces para luego dejar salir una azulina llama. Encendí el cigarrillo y exhalé su humo con calma. La noche se acercaba y dejaba en el punto entre cielo y tierra, tonalidades color fuego mientras un azul índigo invadía el cielo. Di otra calada y mi lengua, ya amarga por el sabor a pastilla, aumentaba aquel sabor aún más con el tabaco. Exhalaba nuevamente y el humo hacía nubes a mi alrededor.

Un sonido, pisadas sobre el techo me ponían en alerta y me giraba rápidamente para revisar el techo con pánico. Una figura se asomaba en éste.

- ¿qui-quién eres? -mi complicado hablar se acompañaba con un pavor en mi timbre. Estaba estupefacta

-¡ha llegado tu hora, death!


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