Soldat

By Atabeyra_RD

114K 9.1K 4.3K

Peach competirá para ganar una beca. ¿El problema? Ninguno. ¿El nombre del problema? Wrathly. Él es el chico... More

Prólogo
Beca Perlman
Schlammmädchen
Sueños
Interview
Lügner
Conocimiento mitológico
Der Nichttermin
La invitada no esperada
Miss Piggy
Freunde (amigos)
Audi
Húmedas interrupciones.
küssen
Eifersucht
¿En qué estamos tú y yo?
Saminabach
Descubiertos
Unterschiede
Großvater
Nunca revueltos pero siempre juntos.
Karottenmädchen
Honestidad
Sirena vs Ballena
En efectivo
El último consejo
Las Víboenas
Le prendí fuego a la lluvia
Y el ganador es...
En un lugar que solo nosotros conocemos
Agradecimiento
Un último favor

Alejandra

1.3K 201 89
By Atabeyra_RD

Wrathly

Unos fuertes y decididos pasos, que resuenan en el pasillo, me presagian calamidades. EL sonido del manubrio al ser girado, añadiendo el estruendoso portazo, me confirma que mi madre está aquí.

—Wrathly. —Percibo en su tono de voz un cabreo gigante—. ¿Puedes explicarme por qué tu maestro se fue bastante molesto contigo?

Suelto una risa seca y me rasco la cabeza. En mis pocos años de vida he aprendido que con mi madre hay que sabérselas jugar. Si le digo que no sé de qué habla o que mi maestro exagera, apuesto que me dirá: «Conmigo no te hagas el listo, ¿por qué crees que él exagera?».

Y si le respondo que es porque he fallado en las prácticas, me preguntará: «¿A qué crees qué se deba eso?». Y puedo darme por muerto si le contesto que no puedo concentrarme, porque juro por Dios que me dirá que es por durar tanto hablando por Skype. Escucho el chirrido de una silla al ser arrastrada, eso significa que en estos momentos tendré una conversación larga y extensa con ella. Me incomoda hasta cierto punto, amo a mi madre, pero ella es imponente y eso saca lo mejor de mí.

Su rodilla roza la mía, así que sé que está delante de mí. Hace una serie de exhalaciones, tal vez trata de tranquilizarse para no saltar sobre su único hijo y estrangularlo.

—Wrathly, creo que ya estás un poco grandecito para que te prohíbas cosas —gruñe—, pero surgen ciertas situaciones en la que tu propio hijo te deja sin opciones, y uno se ve en la terrible situación de utilizar la fuerza.

—¿Y qué piensas hacer? ¿Pegarme? —gorjeo.

Mi madre golpea mi cabeza en respuesta, llevo mi mano a la parte de la zona afectada que ahora me late de dolor.

—Cuida ese tonito conmigo —me advierte entre dientes—. Te recuerdo que fui yo la que te parí.

—Yo no te pedí nacer —resoplo más por el orgullo herido que por otra cosa, y para enfatizar mi punto, me encojo los hombros.

—No uses la oración del desagradecido conmigo, Wrathly. —Suelta una risa seca—. Y aun si no lo hubieras pedido, bastante que te has beneficiado, al igual que tu noviecita de Liechtenstein.

Suelto un bufido de fastidio.

—Su nombre es Peach, mamá. Y por el momento, nos estamos conociendo.

—¿Ella se llama como tu perra? —jadea, sorprendida.

—Es una coincidencia, tienen el mismo nombre. —Me rasco el mentón—. Peach es un amor.

—¿Quién? ¿La chica o tu perra?

—¡Mamá! ¿De verdad estamos teniendo esta conversación? —Aprieto los dientes.

—La conversación que estamos teniendo tú y yo, ahora es que tu "amiga" Peach, está interfiriendo con tus clases y con tu salud. —Inhala hondo—. Wrathly, he sido más que compresiva contigo. Esa amiga, novia o lo que sea, se termina aquí y ahora.

—Tú no puedes decirme eso, mamá —mascullo tan molesto, que me cuesta respirar.

—¡Claro que puedo, soy tu madre! —Corta como un cirujano—. Para situaciones delicadas, soluciones extremas.

—¿Y qué piensas hacer? ¿Encerrarme? —Me empieza a palpitar la cabeza del coraje—. ¿O vas a quitarme mis dispositivos electrónicos?

—¡Wrathly! Bájame ese tonito si no deseas recoger todos tus dientes del piso.

Me vale un cuerno.

—Ya no soy un niño para que me digas lo que tengo que hacer —grito, enfadado—. Yo puedo hablar con quien quiera, a la hora que quiera y cuando quiera, mamá.

—¿Me pueden explicar que está pasando aquí?

Tanto a mi madre como a mí, se nos escapa un jadeo cuando escuchamos a mi padre, Aiden Rommel.

—No sabía que estabas aquí, cariño.

En cambio, yo me quedo callado, ya que siento un puño que me oprime la garganta.

—Su conversación se escucha por todo el pasillo —nos dice con cierto tono de reproche—. No soy muy partidario a inmiscuirme en sus discusiones... hoy haré una excepción.

Mi padre se caracteriza por ser una persona con un carácter afable, bastante educado y muy razonable. Nada en comparación conmigo o con mi madre. Estoy por creerle a Akos cuando me dice que no hay mucha diferencia entre ella y yo.

—No estábamos discutiendo, amor. —Mi madre le resta importancia a nuestra discusión—. El problema es que a tu hijo le está costando asimilar las cosas, pero ya lo hemos solucionado.

Mis fosas nasales se me dilatan y entrecierro los ojos al escuchar el maravilloso resumen que le acaba de dar.

—Deja de tratarme como si fuera un niño, porque ya no lo soy —suelto, seco—. Y no haré nada de lo que has dicho.

—Wrathly, ese no es modo de hablarle a tu madre —reprocha mi padre—. Me gustaría recodarte que tu madre sufrió bastante para traerte al mundo. Sin embargo, deseo mantener mi postura en no tomar bandos hasta saber el porqué de esta disputa... Hijo, ¿a qué se debe todo esto?

Sus palabras son como un puñetazo en mi estómago, claro que estoy enterado por todo lo que tuvo que pasar mamá para traerme al mundo. Según me contó mi abuelo, ellos se conocieron cuando mi padre fue a España por insistencia de su amigo Hugo, celebrando que habían finalizado sus estudios universitarios; viajaron al municipio de Vigo, donde mi madre lo ayudaba en su fábrica de lutier.

Una vez mi padre me dijo que cuando vio a mi madre por primera vez, fue como un flechazo directo al corazón, en cambio, ella tardó en caer. Aunque las agencias de viajes incrementaron sus ganancias gracias a la insistencia de mi papá, cada mes iba a verla con la esperanza de que le diera el sí. Se le declaró como por ocho veces, pero la novena fue la vencida. Ellos lograron superar el problema de un noviazgo a distancia y algunos contratiempos más. Cuando se casaron, mamá se vino a vivir aquí, a Alemania. Gracias a los negocios de papá, no hemos tenido que vivir en otros países.

Adaptarse a este país no fue tan difícil para mi madre, como cuando se dio cuenta de que no podía concebir. Sufría de SOP (síndrome de ovario poliquístico); fueron 6 años luchando por tener un bebé.

Se sometió a varios procedimientos, algunos doctores le decían que sería muy difícil conseguir embarazarse, pero terca como una mula, nunca aceptó un NO por respuesta. Después de mucho luchar, pudo concebirme, pero se infectó de Rubéola cuando iba por el cuarto mes. Muchos amigos y familiares la culparon por mi ceguera. Según ellos, fue por insistir tanto en algo que tal vez no estaba designado para ella. Es absurdo que todavía en estos tiempos, existan personas tan retrógradas, ni Dios ni ella tienen la culpa de mi ceguera. Creo que de allí nace su apego y sobre protección hacia mí.

—Hijo, estoy esperando tu respuesta.

Se me olvidó responderle a mi padre. Comienzo a relatarle la razón de nuestra discusión. Al terminar, él le pide a mi madre que cuente su versión. Tuve que morderme la lengua al escuchar sus razonamientos, pero sé que ella hizo lo mismo cuando le tocó callar.

—Ahora que los he escuchado, esto es lo más razonable que pueden hacer. —Mi madre y yo soltamos un pequeño bufido—. Wrathly, estoy de acuerdo con tu mamá, de que debes de establecer horarios para conversar con tu amiga. —Pienso rebatir, pero toca mi hombro—. Aún no he terminado, te escuché en silencio y lo mismo pido de vuelta. Habla con tu amiga y socialícenlo, porque no pienso tolerar más discusiones por este asunto.

—Trataré —musito no muy contento. Mi padre se limpia la garganta—. Está bien, papá, hablaré con ella— le aseguro.

—Gracias, hijo... Alejandra, admiro tu preocupación por Wrathly, y creo que tomaste esa decisión a raíz de su mala actitud. Sin embargo, creo que existen otras maneras más prácticas y efectivas de resolver esto. Le daremos un voto de confianza, mas si decide ignorarnos, yo mismo hablaré con los padres de la joven.

Me levanto como un resorte de la silla.

—Espera un momento, papá, ¿con quién piensas hablar?

—Wrathly, un hombre habla con su igual —me dice con firmeza—, si te sigues comportando como un crío malcriado, me veré en la obligación de hablar con los padres de tu amiga.

—Tú no puedes hacer eso, papá. —Aprieto la mandíbula y hago giros frenéticos con las manos.

—Te recomiendo que no me pongas a prueba —sentencia—. Y si me disculpas, tengo asuntos por resolver.

Se me forma un nudo en la garganta. Que mi madre intente darme ultimátum es una cosa, pero que venga de mi padre, es demoledor. El sonido de la puerta al cerrarse, me informa que no podré contradecirlo.

—Mamá... ¿Sigues aquí?

Después de un segundo de silencio, mis sospechas se confirman. Me dejaron solo y sin ningún derecho a la palabra.


Peach

—¿Y cómo te fue en el examen?

Wrathly me pregunta mientras cepillo mis dientes. Detesto hablar con producto en la boca. Balbuceo para decirle que me dé unos minutos. Este era mi último examen, así que podría considerarme graduada.

Es agridulce la sensación, por un lado, me encanta poder salir de la escuela, y por el otro, siento temor de que todo cambie para mí. Cuando termino de cepillarme y lavarme la cara, continúo mi conversación con él.

—Me fue bastante bien. —Me seco la cara—. Claro que, sin la ayuda de Luccas, no hubiera salido con vida

—Así que admites que copiaste —suelta con una sonrisa llena de malicia.

—¡Claro que no! —Finjo que estoy indignada por sus palabras—. Solo confirmé algunas fórmulas y uno que otro resultado. Además, no sabes el significado de la palabra compañerismo.

—Yo no estudié en ningún colegio secundario, solo cursé el primario. —Lo veo quitarse la banda del pelo para peinarse con los dedos—. Era un poco revoltoso, así que mi madre decidió que debía de impartirme clases en casa.

—No digo yo con el temperamento que tienes —le digo con voz cantarina.

—Pero si soy un ángel —me responde, sorprendido.

—Eres de esos ángeles que terminaron convirtiéndose en demonios.

—Sigo siendo un ángel a pesar de todo.

Presumido.

Veo a Ozzy su pegar el hocico a la pantalla, mientras que Akira y la otra, descansan en el piso. Una vez más, siento ese dolorcito en el corazón y todo se debe a mi preocupación de lo que será de mí en el día de mañana. Mejor lo hablo con Wrathly. Tal vez él pueda ayudarme.

—Wrathly, me gustaría preguntarte algo.

—Claro. —Veo cómo abraza y besa a Ozzy.

—¿Sabes? Por un lado, se siente fenomenal terminar los estudios. Ya no más ensayos ni exposiciones. Sin embargo, no te negaré que siento temor, por lo que pueda pasar cuando todo esto acabe... No sé si me doy a entender.

—¿Tienes miedo de perder a tus amigos Peach?

Diste en el clavo, Wrathly.

—Cuando salía del aula, una nube negra eclipsó mi sol de libertad. Todos tenemos metas: Lynn desea ser bailarina profesional, Luccas desea ser ingeniero y yo deseo ganar la beca para estudiar música. Nuestras metas nos llevarán por caminos distintos. ¿Qué pasará cuando nos separemos? ¿Lograremos mantener el contacto? ¿Me cambiará Lynn o Luccas por nuevos amigos? No deseo perder ni a Lynn ni a Luccas, tal vez esté exagerando, y nuestra amistad perdure. Pero y si no, ¿qué haré? Lynn ha sido mi única gran amiga, más que mi amiga, es mi hermana y qué decir de Luccas.

—Peach, ¿sigues ahí?

—Claro que estoy aquí —murmuro, entristecida—. Solo es que me abruma que mis temores lleguen a concretarse.

—¿Y si la que cambias eres tú?

¿Cómo se atreve a decir algo así?

— ¡Yo nunca cambiaré, siempre seré su amiga!

—Tal vez ellos sientan o hayan pensado lo mismo —me dice con voz conciliadora—. No importa dónde ellos o tú estés, tanto Lynn como Luccas siempre estarán para ti.

Sonrío con ternura, pego mis labios a la pantalla y me imagino que estoy dándole un beso. Lo hago en el más sumo de los silencios para que no sé de cuenta.

—Te lo digo por mí —continúa—, no cuento con muchos amigos, pero siempre he tenido a Mady a mi lado.

Ya rompiste el encanto, el solo hecho de mencionarme a esa boa constrictora, me pone los pelos de punta. Me alegra que no pueda verme, pues ahora mismo estoy retorciendo una de mis blusas imaginándome que es el cuello de "Mady", ni siquiera escucho bien todo que me dice.

—Y no importa lo que pase, siempre contaré con Mady para lo que sea.

—Qué bueno —contesto con parsimonia.

—Noto antipatía en tu voz, Peach— carraspea—. Me pregunto: ¿pasó algo entre ustedes?

—¿Qué quieres decir? —resuello un poco hastiada.

—No te quiero decir nada. —Lo veo encogerse de hombros—. Solo que no sé por qué tu actitud cambia cuando hablo de ella.

—Bueno, yo no puedo responder por tu "amiga", pero de mi parte no pasa nada. —«Excepto que me cae supermal tu amiguita, la hipócrita»—. Además, teniendo tan poco tiempo para hablar, tenemos que usar nuestro tiempo en hablar de tu amiga.

Por más que lo intente, nunca podré olvidar todo lo que dijo sobre mí esa boa de Madison. Me exaspera la manera en como habla de ella. Veo que frunce el ceño y aprieta los labios.

—¿Sabes qué? Es tarde. Mejor hablamos luego.

—Wrathly... espera.

Me quedo estupefacta al ver cómo mi pantalla se vuelve negra. ¿Acaba de cortarme... por ella? Es por eso que no soporto a esa chica, con solo invocarla, Wrathly y yo terminamos peleando. Mis ojos se llenan de lágrimas. Tocan a mi puerta, el manubrio gira para dejarme ver a mi padre con una carta en mano.

—Esto acaba de llegar, Peach. —Al verme a punto de llorar, se intranquiliza—. ¿Pasa algo?

—Tengo los ojos resecos, papá —susurro en un tono no muy convincente.

Tomo la carta y le doy la espalda, no deseo que me vea llorar. Sin pensarlo, la abro y leo superficialmente hasta llegar al párrafo que casi me provoca una catalepsia.

—¡Rayos!

—¿Qué dice la carta, Peach?

Me doy la vuelta para mirarlo, luego releo la carta. No lo puedo creer. Pestañeo y respiro varias veces, siento la garganta seca. Mi padre espera una respuesta de mi parte, pero la incredulidad no me permite hablar. Hago un esfuerzo sobrehumano y logro decir:

—Los organizadores de la beca desean que viaje a Alemania dentro de tres semanas.





Continue Reading

You'll Also Like

19.5K 2.9K 36
- Es un robot para niños que tiene programado muchas curiosidades en su sistema ¿Crees que a Takemitchi le guste? Espero que así sea. - 𝙄𝙣𝙨𝙥𝙞𝙧�...
177 74 20
"Hermosuras Del Cielo Que Nunca Pueden Estar Juntas" ¿Habías visto una novela tan romántica pero desgarradora? Esto le pasó a Kyle y a Irene en el i...
»Delilah« By Yud

Short Story

17.5K 2.5K 7
»Muy rápido para la libertad.« |Jude 2015|
50.3K 4.9K 19
Eliza Jones y Stella Lambert son el prototipo de: "personas correctas en el momento equivocado", pues sus vidas habían coincidido en preparatoria, cu...