Corazón De Hielo [Nathloé]

By CassyVallens

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Chloé Bourgeois se ha privado de todos los placeres de la vida, creo una muralla de hielo a su alrededor para... More

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9.
10. Final Parte 1
11. Final parte 2
Epílogo.
Nota.

8.

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By CassyVallens

¡1K de visitas! Literalmente grité y salté en mi casa. Fue un momento espectacular, no me lo podía creer.

No puedo creer que haya llegado a sus mil visitas, es tan geniaaaal.

Me siento muy agradecida por ustedes mis fieles lectores.

Tienen un pedazo de mi corazón y mi eterna gratitud.

Los amooooooooo.

Bien, creo que me alargue mucho así que sin más que decir; el capitulo.

¡A leer!

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La atmosfera de esa noche era extraña, hasta podría arriesgarse a decir especial, cada lugar y cada momento se percibía diferente.

La musica sonaba más sublime, la comida pasaba de normal a deliciosa y el aroma era más dulce.

La iluminación estaba en su punto medio, lo que solo ayudaba a ambientar la sala en algo más misterioso y romántico.
Todo era mejor. Mucho mejor.
Y sumando cada sensación se sentía mágico.

Chloé se quedó sin emitir sonido alguno.

El hombre que estaba en frente de ella, no era el mismo que se sentaba al final del aula. No, no podía ser el mismo.

Porque cuando la miraba tan intensamente como en ese momento, Chloé no se sentía igual.

El chico al ver que su abejita se quedaba sin habla, sonrió con alegría y una alta cantidad de emoción.

Ambos jóvenes no podrían saber que sus corazones latían al mismo compás y con la misma rapidez e intensidad.

Para Chloé todo lo demás ya no importaba, porque sin saber cómo el pintor había trazado una pequeña pincelada en su no tan frío corazón.

Y es que Chloé nunca había tenido un corazón congelado, no completamente, porque ahora este latía tan frenetico que hasta le podrían salir chispas.

El cuerpo de Nathaniel temblaba de los nervios y de las emociones acumuladas, él se sentía extasiado solo con observar a su amada.

Para él solo con mirarla le bastaba.

Nathaniel podía apreciar cosas tan simples y Chloé anhelaba sentimientos desconocidos.

Sin saberlo ámbos quedaron marcados por esa noche, Nath con una pequeña valentía y Chloé con una porción de afecto.

Después de juntar todo su amor y canalizarlo en osadía se vió a si mismo tomando la mano de la rubia temblorosa y llevarla a un costado de la pista.

La tomó con gentileza por la cintura y unió sus manos para bailar con ella por el salón.

Nadie se imaginó lo que en verdad estaba pasando con aquella pareja de baile, nunca podrían valorar el comienzo de un nuevo amor.

Chloé estaba hipnotizada, por la musica, el baile y su enmascarado acompañante.

Su cuerpo se movía por si solo, no necesitaba pensar o fingir porque con ese hombre no funcionaba.

Nada le funcionaba con el pintor de pacotilla.

Pero aún sabiendo que esto podría desencadenar una serie de eventos para los que no se sentía lista, no paró de bailar.

No lo dejó alejarse.

Porque se sentía unida a ese chico, y no sabía el porqué.

Para Nathaniel todo lo que le estaba pasando era surrealista, ni en sus más fantásticos sueños se había imaginado a su abejita bailando con él.

La poca valentía ya se estaba acabando y a cada momento se asustaba más.

La canción terminó al igual que la atmósfera que los envolvía.

Con ello Chloé despertó de su trance, se tardó dos segundos en recobrar su juicio y huyó.

Se apresuró a salir a la terraza donde un cielo estrellado, la esperaba con su particular brisa.

Se abrazó a sí misma cuando llego al barandal y cerró los ojos.

No sabía lo que le pasó ahí dentro, perdió los estribos y se dejo llevar; algo que no se podía permitir.

Por nada del mundo.

Todo lo que había hecho estaba mal; muy mal.

Solo le estaba dando tontas esperanzas a Nath y eso la hacía sentir culpable.

Ella, Chloé bourgeois no estaba siendo racional, ya que en un breve momento pensó que lo quería.

Y eso no era verdad, no podía ser, se negaba a creerlo.

Una mano la sujeto del antebrazo y la giro contra el cuerpo del pirata.

Chloé se cubrió el rostro con sus manos pero de un segundo a otro, Nathaniel ya la tenía sujeta por las muñecas.

—No huyas, no de mí. Te lo suplico —dijo en un susurro.

Chloé negó reiteradas veces, no debía dejar que avanzara lo que estaba sucediendo, porque después ya no habría vuelta atrás.

—No te acerques —se alejó lo más que le permitieron sus manos atrapados;  lo cual no fue mucho—. Sueltame.

—No pienso dejarte ir, si te vas. Ya no me dejarás entrar y no pienso permitirlo.

Por nada del mundo dejaría que ocurriese.

—¿Entrar? ¿En donde? —la chica levantó la mirada y lo miró a los ojos.

—Aquí —dijo y después llevó su mano en donde debería estar ubicado el corazón de Chloé.

Su pulso se disparo y forcejeó para liberarse.

Aunque todo intento fue en vano ya que Nathaniel anticipó su movimiento y la tomó por las mejillas uniendo sus frentes.

Ambos cerraron los ojos y rozaron sus narices.

Nath ya no podía callar sus sentimientos, los había reprimido tanto que le estaban reventando en la boca, necesitaba decirlo.

Y aunque luchó por contenerse, se rindió.

Porque contra ella, él nunca podría ganar.

—Te quiero Chloé, deja que te muestre, por favor —susurró y lentamente unió sus labios bajo la luz de la luna.

Nathaniel la agarró de la cintura y Chloé posó sus manos en su pecho.

Lentamente sus manos cobraron vida por si solas y se fueron al cabello del pelirrojo.

Sus dedos se deslizaron por los sedosos cabellos del muchacho y este soltó un suspiro de satisfacción.

Sus labios se mezclaron, se conocieron y se invitaron a descubrirse.

Era como si estuvieran echos el uno para el otro, creados para encajar.

Unidos para no separarse jámas.

Nathaniel estaba en el quinto cielo, los labios de Chloé eran tan suaves y dulces.

Justo como se los había imaginado.

Incluso perdió la cuenta de las veces que fantaseó con besarla.

Aunque no había punto de comparación, sus fantasías no se acercaban a la realidad, ni en lo mas mínimo.

A esta magnífica y placentera realidad.

Ambos jóvenes plasmaron sus almas en esa pequeña batalla de lenguas y labios, sin embargo no tendrían idea de como esta acción se había tatuado en sus inexpertos corazones.

Y ahí en alguna parte de París, un pintor demostró su amor a una abeja que no se apartó.

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Estoy muy feliz, que mi pequeño fanfic llegára a tanto, es simplemente alucinante.

Y todo es gracias a ustedes.

No sé como podré agradecerles.

Bueno aquí el nuevo capitulo como premio por el logro.

¿Qué tal?

Estrellitas si les gusta.

Hasta la proxima transmisión 👌👌👌.

CassyVallens.

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