¡Dios! Extrañaba tanto ese olor a césped recién recortado de cada mañana, el sonido de los pájaros saliendo de su nido, los grillos cantando y por las noches las luciérnagas presumiendo sus colores por doquier, pero lo que más extrañaba era esa voz tan pacifica, llegando a tocar en mi frente para ver si estaba despierta, mi papá desde pequeña hacía eso, él era de esas personas que con solo obsérvalo podrías confiar en él, mi mamá por su parte tenía una mirada triste pero llena de amor, sus abrazos eran los más cálidos; cuando llegue y baje del autobús, ellos ya estaban esperándome y recibiéndome con grandes abrazos, papá subió mi maleta en ese carro, que cada vez está más oxidado de lo que una vez fue azul, pero aún "Nochecita" así nombramos a la camioneta por el color que era seguía tan fuerte como el árbol ahuehuete que acompaña nuestra humilde pero hermosa casa, al llegar en esa mesa de roble donde jugaba cuando era niña, nos pusimos a platicar de mi semestre, lo que había ocurrido, pero no sabía si mencionar a Villa además que posibilidad habría de que el viniera, al pensar no pude evitar imaginar a Villa en sombrero, ayudándonos a desgranar el maíz o salir a sembrar y acompañarnos al mercado para entregar el producto me empecé a reírme hasta que...
Mamá: -Pero que gran sonrisa, ya extrañaba ver tantos dientes sonriendo.
(Regrese del pensamiento Villamil vaquero) –Yo los extrañaba mucho, pero... ¿qué está pasando?
Papá: -Estás más flaca, ¿estás comiendo verdad?
- Si como, pero no cambies de tema (con un tono de voz más duro... observo como mis papás se quedan viendo entre ellos)
Papá: -La plaga...hija, está acabando con la milpa y como no he podido vender mucho porque los pesticidas orgánicos que nos recomienda el sector agricultor son muy caros, por eso te pedí prestado pero sólo para una parte nos alcanzó y es con lo poquito que estamos sobreviviendo (con la cara triste y preocupado) por eso te dimos frijolitos para que cenaras...
Mamá: -Ya vendimos unos pollos, y el cerdo, pero se nos está acabando, estábamos pensando en vender una parte del cultivo, para tener para los pesticidas y pues mija!, Pa' tu foto, que no todos los días se gradúa usted.
(Con lágrimas casi saliendo de mi rostro y trague saliva) –Sabía que algo andaba mal... pero no tanto, papás la foto no es importante, yo ahorre...
Papá: -¡Valentina! Espero y no estés dejando de comer apenas y te mandamos para tus pasajes y lo que podemos, como puedes ahorrar... por favor no quiero que te enfermes por eso, nosotros saldremos mija!
- Y también si está en mis manos los ayudaré, tengo un dinerito que ahorré, son $5,000 tal vez no sea tanto para solventar todos los problemas pero mientras esté acá los ayudaré, me imagino que no has de tener ayudantes así que, mañana nos vemos en el campo para salvar la milpa que esté bien. (Me levante y empecé a lavar los trastes, pensando en cómo ayudar a mis padres, que no decían ni una palabra ante mi acción).
Al otro día papá llego a despertarme y me levante, mi mamá algo cansada se puso su mandil, yo me coloque uno también y me amarré a la cabeza un paliacate y mientras ellas limpiaba los elotes, nosotros veíamos la milpa y quitábamos la mala para empezar de nuevo, a las 7 de la mañana empezaban a cantar los gallos, mi papá feliz, me abrazo y agradeció el dinero que les di y el que estuviera ahí, yo sé que en un momento podré tramitar mi pasaporte para ver a Villa el dinero se recupera y sé que saldremos de está, pero primero es mi familia; seguimos hasta que dio las nueves y mamá nos llamó a comer esos frijolitos que aunque ellos decían que eran lo único que me podían dar, no sé imaginaban que tenerlos y sentir esas tortillitas recién hechas yo era feliz, todos ayudamos acomodar la mesa y platicamos, por la tarde ayudamos a mi mamá a poner los elotes enteros y los des granizamos para venderlos en los mercados, por la noche le pedí a mis padres si podían llevarme a la tienda donde vendían uno que otro celular al llegar compré el celular más sencillo y nos sentamos un rato en el parque a olvidarnos de todo, ahí vi algunos amigos, platicamos como si nunca me hubiese ido, yo me tuve que ir porque mi carrera no estaba en Tecoman, estudió para ciencias de la comunicación, mi papá entusiasmado me llevo a su gran sueño Unam por la situación económica el no puedo seguir estudiando para presentar examen, él se lleva muy bien con un señor que le compra maíz, el cual amablemente me dejó quedarme con su hija que también se iba pero ella era de Colima, si Karina, gracias a su familia vivo en un bonito departamento pero mi casa es única, tiene los mejores atardeceres; al llegar al hogar saqué mi agenda y empecé a marcar con algunos nervios.
Villamil: -Aloh... ¿Quién habla?
-Tu peor pesadilla (empezando a reír sin parar).
Villamil: -La voz que esperaba oír, ¿llegaste bien?, ¿Cómo están tus papás?
-Llegué bien y sabes estoy feliz de verlos (quería sacar el vómito verbal con un te extraño, pero mi estupidez no me dejaba).
Villamil: -Te extraño.
-También yo... por cierto no podremos hablar por whatsapp (¡Que me pasaba! porque también yo, le quería gritar que viniera pero mi miedo a entregarme a una relación era más, ni sabía cómo era estar en una, él era mi primer novio, que dilema) no tengo Internet acá y descargarlo me saldrá caro, con toda la pena del mundo, me podrías marcar...tu.
Villamil: -Aun no entiendo, por qué te cuesta pedir ayuda, eso no es malo, ni recibir, no es estar mendigando... no todo lo puedes arreglar tú, pero antes que me digas algo, yo te llamaré a esta hora, ¿Está bien?
-Por supuesto y perdón la soledad por tanto tiempo resulta negativa (algo apenada).
Villamil: -Quiero que sepas que estaré ahí para ti, aunque te cueste creerlo y que te quiero de verdad, siempre cuidaré de tus preocupaciones, miedos y retos, te apoyaré en todo.
No pude evitar llorar ante toda esta situación escuchar esas palabras eran de gran alivio pero a la vez odiaba el maldito miedo que tenía, pero me armé de valor.
-Te quiero como no tienes una idea y cada noche pido por mi familia, por ti y todos los que nos rodean, no te imaginas como le agradezco a Dios desde que te conocí por aparecer en mi vida...
TIC... Se cortó la llamada mi saldo acabo, cuando Villa <3 llamando... contesté.
Villamil: -Te quiero pequeña, agradezco haberte mojado de cerveza.
Mamá: -¡Valentina! Qué haces ven para acá, ya está el café.
-Debo irme...
Villamil: -Te marcó mañana, espero que todo esté brutal, disfruta.
No pude contestar a eso, sólo pude un...
-Descansa bonito.
Tomando café mi cabeza era un sinfín de cuentas recordé que del terreno que tenía mi papá la mitad está infectada por la plaga, pero después de estar trabajando en el campo dos semanas el tiempo se pasaba rápidamente, el levantarnos temprano, limpiar el elote o desgranzarlo para después venderlos a los mercados, aunque ir al mercado era una tortura ya que a veces las ventas eran buenas y otras veces con caras tristes regresábamos con los costales de elotes; por la plaga mi padre había perdido varias compras seguras de varios clientes, parecía que los problemas aumentaban, pero después de esas dos semana agarré la olla de mi mamá y metí varios elotes a hervir, le pedí a mi mamá que me acompañara a comprar algunas cosas y al dar las 6 saqué la mesa de mi cuarto y puse letrero que se vendían elotes y esquites (elotes desgranando pero en vasito) y mi mamá aparte de venir ayudarme me dijo...
Mamá: -Vibró está cosa.
-Gracias Má.
Karina: -"Sigues viviendo en Ticoman, por la ruta de San Andrés?" 5:42 pm.
-"Si Karina, ya sabes que aquí está tu casa" 6:00 pm.
Karina: -"Gracias mi Vale, te tomaré la palabra al rato te caigo por allá" 6:01 pm.
-¡Ma! Karina vendrá a vernos. (Mi mamá feliz sonrió pero mientras vendíamos noté que ya eran las 6:15 y no había recibido la llamada de Villa, todos esos días hablábamos más de una hora, de vez en cuándo hasta me pasaba a los chicos, así que agarré el celular preocupada y escribí).
-¿Todo bien? No he sabido nada de ti, te extraño. 6:18 pm.
Dejando a un lado el celular nos pusimos a vender, para nuestra sorpresa la venta fue todo un éxito, casi a las 8 ya habíamos terminado todo lo que puse a coser, en eso se para una gran camioneta negra y veo bajar a Karina con esa sonrisa que le conozco cuando me quiere decir algo pero se aguanta, es muy mala para las sorpresas, pero el verla no era sorpresa.
-¿Quieres un elote? Está va por la casa.
Karina: -Pues si me lo merezco porque te traigo un regalo...
Veo un par de botas de montaña color amarillo mostaza y esa camisa de cuadros al final su sonrisa...
-¡VILLA!