Los meses susurran que estás muriendo,
y que lo harás sin nunca haber vivido realmente.
Como de una tormenta caen sentimientos
desdichados,
no tendrían que haber despertado su curiosidad
por almas tan lejanas
quienes hablan día a día,
sin embargo no escuchan
puesto que no dicen nada.
Creas ideas sobre estrellas
y sueños escondidos en los enigmas de la existencia.
[¿Quién eres realmente?]
Solías pensar que podías reencarnar en primavera,
o formar parte de la constelación de Orión;
ahora eres eso,
y un poco menos.
Los cuerpos tiesos se convierten en flores,
obsérvalas crecer para luego ser arrancadas de sus penas
convirtiéndose en una obra maestra que se perderá entre tantas,
el mundo sigue su camino
como si no hubiera sucedido nada,
como si los girasoles no pudieran representar soledad así como también felicidad,
sin ayudar a mentes que se ahogan en su propia oscuridad
queriendo encontrar palabras en el vacío.
Pero somos el vacío; desconocido, interminable, esperanzador
en algún momento
la luz del sol brillará gris.
Piensas día y noche
en cada detalle brillante, único
convertido en prisionero
de sombras del pasado
no vuelve ahora ni lo hará jamás.
Llevamos miradas excepcionales,
rostros tallados por la luna
al borde la cornisa
disfrutan
la incomprensión que define al dolor
y esclavizan corazones solitarios.
Se oyen los llantos formadores de océanos
para luego convertirse en limitaciones,
copias baratas de huracanes humanos
nacidos con pétalos de rosas en las venas
y palabras deseosas de libertad.