neon → min yoongi

By amgabriell

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❝Incluso a través de las luces de neón lo he reconocido, señor Min Yoongi.❞ → Historia original. → Advertenc... More

Sinopsis
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Epílogo
¡Nota final!

04

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By amgabriell


La señora Min era de esas mujeres que te cortaba el aire con tan sólo mirarte. Si Sae Wa pensaba que Yoongi congelaba a las personas con la mirada, su esposa era aún mucho peor. O por lo menos eso fue lo que sintió la chica cuando aquella mujer la escrutó con la mirada.

— Lo siento, cariño. Llegaste en mal momento porque justo ahora voy a explicarle algo a la señorita Hong —Yoongi parecía más dócil cuando su esposa estaba alrededor.

Ya sabemos quién es el pasivo.

— ¿Hong? Mucho gusto —Hizo una leve reverencia para presentarse —Espero que ayudes a mi esposo a aligerar toda la presión —Dijo para luego girarse hacia el peli negro.

Sae sólo quedó de pie sintiéndose una intrusa en aquella oficina. Estaba ahí delante de la esposa del hombre que le gustaba y se sentía sucia por dirigir su mirada de forma inconsciente los labios de Yoongi.

— Vine a traerte esto —Dijo pasándole un móvil a Yoongi —Lo dejaste en casa y sospecho que ibas a enloquecer.

— Eres un genio —Le regaló una sonrisa y Sae se sintió mal por estar celosa.

¡Es su esposa!

— Nos vemos en casa, no olvides la cena con...

— Sí, la cena con... —Retomó él —Nos vemos en la noche —La despidió con una sonrisa y pocos segundos después tenía la mirada puesta en Sae Wa y los labios hechos una línea recta —Ven, siéntate aquí —Le indicó con la mano para que se sentara a su lado.

La chica obedeció y se sentó con la mirada pegaba a la mesa.

— ¿Te molesta tu nueva oficina Hong? —Ella lo miró confundida.

— No, ¿por qué?

Ella se sobresaltó cuando Yoongi le apuntó la frente con el dedo índice.

— Desde que entraste por esa puerta no has dejado de tener esa cara —Bufó también con el ceño fruncido —Si hay algo que te moleste puedes decírmelo pero no me puedo dar el lujo de que no estés feliz con tu trabajo.

— ¿A qué se refiere? Estoy bien con todo —Disimuló ella.

Le molestaba estar cerca de alguien a quien quería y siquiera poder tocarlo. Le molestaba que fuera tan sarcástico, frío y que estuviera casado. Sí, era una inmadura por albergar todos esos pensamientos pero no podía evitarlo.

— Eres la que mejor funciona en esta empresa como asistente por eso te pedí personalmente. Así que...

Un momento, ¿la había pedido?

— A pesar de que me echaste un café encima y que por las noches pareces una acosadora mirando por mi ventana, sé que eres buena.

Sae Wa no sabía si sonrojarse u ofenderse por llamarla acosadora aunque con eso último tenía algo de razón y de todas formas tenía orgasmos en Neon pensando en él.

— Y ¿cómo es que no se sabía mi nombre? —Soltó sin pensar y se golpeó mentalmente por haberle preguntado eso.

Yoongi soltó una carcajada seca y se relamió los labios.

— Tampoco es que me sepa el nombre de todos los que trabajan aquí. Sólo pedí a la chica de gafas negras que siempre tiene todo listo y pusieron tu nombre en la planilla. Sencillo, ¿no? —La miró fijamente con aquellos ojos negros que tanto la hacían sentir impaciente.

— Entiendo —Tragó duro cuando miró a Yoongi levantarse de su asiento y pararse frente a la ventana.

Hoy estaba más sexy de lo normal con el traje que tenía puesto de color rojo oscuro, su corbata negra y el cabello ligeramente despeinado.

¿Quería quitarle esa corbata y que le atara las manos? Sí pero esas cosas sólo ocurrían en Neon y no exactamente con Min Yoongi.

— Eh, Hong. ¿Sigues en este planeta o te mando a buscar con un cohete? —Ella espabiló y volvió a fruncir el ceño —Empecemos —Le dijo calmadamente tomando asiento.

Los próximos cincuenta minutos se basaron en Yoongi hablando tan rápido que parecía que escupía las palabras como ametralladoras. Sae anotaba todo en un cuaderno que su jefe le había proporcionado y trataba de guardar toda la información en su memoria.

La campaña era algo realmente grande y se notaba que Yoongi se tensaba cada vez que pensaba mucho en ello. Tenían que promocionar la ciudad de Daegu a los extranjeros pues había surgido un proyecto con una empresa de Suiza y necesitaban que todo fuera perfecto.

— Irás conmigo a las reuniones, anotarás todo lo que se diga en ellas, me ayudarás con cualquier cosa que te pida y si es posible matarás a mis enemigos —Sae Wa reaccionó tan graciosamente a este último comentario que Yoongi soltó una ligera carcajada —Así que sí estás prestando atención. Me gusta la gente que presta atención.

Ella lo miró otra vez con el ceño fruncido. Al parecer a él le encantaba molestarla pero Sae no quería sentirse especial, seguramente Yoongi era así con todos aunque agradeció que no fuera tan cruel como lo había sido ayer cuando le echó el café encima.

— Ya puedes ir a almorzar, Hong —Dijo mirando su reloj de muñeca —Luego vienes inmediatamente, no llegues tarde ¿bien?

— Bien —Respondió ella recogiendo sus anotaciones.

— Permiso —La puerta se abrió y Jimin se asomó en la puerta con una carpeta en la mano. Observó primero a Yoongi y luego paseó la mirada por Sae Wa.

Él pensó que lucía incómoda o eso quería creer. A Jimin no le gustaba mucho el hecho de que ella estuviera fuera de su alcance para molestarla, ahora estaba dentro de la oficina de Yoongi y llegar hasta ella sería muy difícil.

— Pasa enano —Le dijo el peli negro —¿Me lo trajiste?

— ¿Por qué crees que estoy aquí? —Refunfuñó el chico —No es para ver a Sae Wa exactamente —Bromeó guiñándole el ojo a la chica cuando pasó cerca de ella.

— ¿Ustedes dos son amigos? —Preguntó Yoongi revisando los papeles que Jimin le había traído.

— No/Sí —Ella respondió que no y él que sí.

— Bueno eso me hace pensar en otras posibilidades —Dijo con sarcasmo —En fin, ve a comer Hong. Jimin te quedas un rato conmigo —Ordenó y a la chica no le quedó más que obedecer a su jefe y lanzar una mirada de odio a Jimin antes de salir de la oficina.

Ya le pediría que no bromeara así con ella delante de Yoongi.

***


—Entonces yo le pedí que por favor no me mordiera pero estaba tan borracha que me clavó un diente —Contaba Taehyung a Sae Wa y Jimin. El castaño no tenía nada que hacer por lo que pensó en quedarse un rato más en la empresa y hablar con sus amigos.

— Mierda Tae, eso debió doler mucho —Jimin puso cara de dolor.

— ¡Como un demonio! Se lo saqué rápido de la boca y traté de contener las lágrimas pero te juro que estuve a punto de dejarla en la calle y no llevarla a su casa por eso —Se quejó para luego dirigir la mirada hacia Sae —¿Y tú, alguna vez has mordido uno?

— ¿Qué clase de pregunta es esa? —La chica le dio un manotazo suave en la nuca —Claro que no.

— Muérdeselo a Jimin por mí —Bromeó y el nombrado casi se ahoga con la comida.

— ¿¡Qué dices!? —Miró de reojo para ver la reacción de Sae pero esta sólo miraba a Taehyung con ganas de matarlo.

— Depravado —Rechinó la chica mientras se metía un bocado a la boca.

— Este depravado les va a buscar café porque a pesar de que piense con dos cabezas es muy considerado —Dijo Taehyung dejándolos solos para ir por el café.

El castaño sabía que a Jimin le gustaba la chica pero también conocía al peli negro y sabía que no iba a dar el primer paso, por eso cada vez que iba a la empresa hacía chistes entre ellos para ver si Sae Wa reaccionaba. Sin embargo, nunca lo lograba y siempre se ganaba un manotazo o un codazo por parte de ella.

— No le pares a Tae, ya sabes como es.

— No me molesta sólo me hago la ofendida para ver su cara de arrepentimiento —Se encogió de hombros.

— Ya... Sae, hoy sales temprano ¿no? —Preguntó revolviendo su comida fingiendo indiferencia.

— Sí, ¿por qué?

— Es que estaba pensando en sí querías venir a mi apartamento a pasar la noche —Ella se encogió de hombros y Jimin sonrió levemente.

Era normal que el peli negro la invitara a su casa, se había convertido en una especie de tradición sin sentido donde Jimin le dejaba pasar la noche y se dedicaban a cocinar algo o ver películas.

Nunca le había puesto un dedo encima y Sae Wa jamás se le había insinuado.

— Regresé con dos cafés cargados de amor —Dijo Taehyung con dos tazas humeantes en las manos.

— ¿Los escupiste, verdad? —Sae miró el suyo con desconfianza.

— Quizás los baboseé un poco —Le guiñó un ojo divertido y se despidió pues lo habían llamado por un asunto personal y se tenía que ir.

Sae Wa también se dio cuenta de la hora y ya tenía que volver a la oficina de Yoongi o el jefe se molestaría y la regañaría por impuntual.

— Entonces a las siete nos vemos en la puerta del edificio —Le dijo Jimin cuando la vio levantarse de la mesa.

— A las siete.

***


Yoongi celebró que Sae Wa le había seguido al pie de la letra y llegó puntual luego de almorzar. Tenían mucho que hacer, mucho que planificar y organizar pero a Sae le bastó que el peli negro le diera una hoja con todo lo que tenían pendiente esa semana para empezar a hacer su trabajo: planificar y organizar.

Por lo general se hubiese tardado un poco más con el trabajo o se hubiese distraído bajando al restaurante de la entrada a comerse algo ligero para luego seguir su jornada pero hoy había quedado con Jimin en que iría a su apartamento por lo que no se podía retrasar y por eso quería dejar todo el trabajo listo.

En todo ese rato Yoongi no la molestó, ni siquiera entró una sola vez a la oficina y a Sae le pareció que estuvo sola todas esas horas pues el peli negro ni se sentía. A veces un portazo la espabilaba del asiento o un murmullo la sacaba de sus pensamientos pero del resto no había nada más.

Tae tenía razón cuando dijo que Yoongi era pacífico. Corrección, pasivo como Jimin.

Aquel recuerdo le arrancó una sonrisa de los labios y se volvió a concentrar en lo suyo.

A eso de las seis y cuarenta de la tarde ya tenía todo listo y miró el reloj orgullosa porque sabía que podía llegar a tiempo donde Jimin.

— ¿Estás viva? —Yoongi entró a su oficina con un vaso de café en la mano y la misma mirada de siempre. Profunda, directa, sin mucho que decir.

— Ya he terminado por hoy —Dijo la chica señalando el monitor —Todo está organizado para el resto de la semana.

Él hizo una "o" silenciosa con sus labios y sonrió de lado.

— Pensé que te quedarías hoy hasta las nueve —Le dijo poniendo el café en su escritorio. Sae miró aquello extrañada y luego volvió a mirarlo a la cara.

— No, hoy salgo a las siete.

— Entonces te quedan quince minutos aún —Dijo él pero Sae no entendía para qué —Para que te tomes el café.

¿Min Yoongi le había llevado un café? Seguro estaba alucinando.

— ¿Qué? No le eché veneno si eso piensas —Refunfuñó cuando la chica frunció de nuevo el ceño.

— No estaba pensando nada —Dijo tomando el café y oliendo el aroma que se desprendía de él.

Yoongi la miraba distraído y espabiló cuando Sae le dirigió la mirada.

— Esta es mi disculpa por haberte maltratado ayer —Comenzó. La chica abrió los ojos como platos.

Ahora ¿se estaba disculpando con ella? Varios pensamientos se mezclaron en su cabeza.

¿Yoongi nunca había sido tan frío y patán como ella pensaba?

— No soy tan patán ¿sabes? —Dijo sin mirarla a la cara como si adivinara sus pensamientos —Cuido a mis empleados aunque no parezca, Hong —Se giró hacia ella —Y llevas todo el día aquí funcionando para mí, esto es lo menos que puedo hacer. 

Ella sonrió levemente tras el vaso de café.

— Está bien, disculpa aceptada —Dijo levantándose de la mesa para coger su cartera.

— ¿A dónde vas? —Arrugó la nariz y la observó colgarse la cartera de lado.

— Quedé con Jimin hoy —Le dijo sin mucha importancia.

— Ah... el enano —Bufó rascándose la nuca —¿Ustedes dos son muy amigos?

— Sí —Se encogió de hombros —Él y Taehyung son mis amigos desde hace mucho tiempo.

Yoongi se mordió el labio inferior para controlar la curiosidad que le daba por saber cómo era que una chica como Sae Wa que lucía tan profesional e inocente podía llevarse con dos pervertidos como Park y Kim.

— Ya —Dijo cortante —Está bien, no te quito más tiempo, vete —Le hizo ademán de que se fuera.

— Buenas noches señor Min —Estaba a punto de salir cuando el tirón de Yoongi la hizo girar sobre sus talones.

— Este... Eso. Yoongi —Sae no entendía —Sé que te dije que no me tutearas pero al diablo con las apariencias. Ya basta de que mis empleados me teman, me puedes decir Yoongi —Dijo fingiendo indiferencia mientras volvía a hacerle ademán de que se fuera —Pero sólo entre nosotros. Afuera sigo siendo señor Min para ti.

Sae no supo que la calentaba más si el hecho de tener permiso de decirle Yoongi o imaginarse que la follaba en secreto mientras gritaba señor Min. 

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