Mina se encontraba de pie, delante de la puerta de la habitación de Jeongyeon y Momo. Las palabras de su reciente conversación con Chaeyoung estaban en sus pensamientos y quería aclarar todo con Jeongyeon lo más rápido posible. Suspiró antes de golpear con suavidad la puerta.
Momo fue quien abrió la puerta y le sonrió.
— ¿Qué pasa Minari? — Preguntó Momo.
— ¿Puedo hablar con Jeongyeon?
— No hay problema pero, ella salió con Sana. Fueron al centro comercial.
— ¿Salió con Sana? — Preguntó sorprendida Mina.
— Sí, como amigas claro.
Mina asintió, se despidió de Momo y caminó hasta su habitación.
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— ¡Jeongyeon, mira ese es un alien! — Dijo emocionada Sana, mientras señalaba al muñeco de la repisa de la juguetería.
Jeongyeon rió al ver a la japonesa emocionada. Sana se emocionaba cada vez que veía algo que le gustaba, como una niña pequeña. Pero a pesar de su actitud infantil, Jeongyeon se sentía cómoda estando con ella. Su actitud hacía más divertido el tiempo.
Sana comenzó a bailar parte de su coreografía de Signal. Jeongyeon rió más fuerte y se acercó a ella, la tomo del brazo y ambas entraron a la juguetería.
Jeongyeon fue hasta la parte de los juguetes legos. Cajas y cajas de figura estaban por el pasillo, Jeongyeon miro cuidadosamente cada caja y eligió una.
— La tengo — dijo. Sin embargo nadie la escuchó, no había nadie en el pasillo donde se encontraba.
A la coreana no le importo, se rió de su torpeza y comenzó a caminar a la caja para pagar. Pero, de repente recordó a cierta japonesa. Por lo general Jeongyeon siempre salía sola es por eso que había olvidado a su compañera.
Jeongyeon regresó al pasillo pero no encontró a Sana. Decidió caminar por los pasillos cercanos a la zona donde se encontraba, pero la japonesa tampoco estaba ahí. Sin pensarlo mucho sacó su celular y marcó el número de Sana. El tono de llamada del celular de la japonesa sonó desde su bolsillo trasero.
— Jeongyeon, ¿puedes guardar mi celular? Tengo miedo de perderlo si lo tengo en la mano.
Jeongyeon recordó las palabras de Sana.
Ahora la coreana entró en pánico, y comenzó a caminar por todos los pasillos de la juguetería en busca de su compañera.
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— Jeongyeon y Sana llevan tiempo afuera — dijo Nayeon.
— Jeongyeon dijo que sólo comprarían un juego nuevo y regresarían — habló Jihyo.
Ambas chicas se encontraban en la sala, juntos a las maknaes y Momo.
— Llamaré a Jeongyeon — dijo Momo mientras maracaba en su celular el número de su compañera.
— Momo, no puedo hablar ahora. Tengo a una niña perdida.
Jeongyeon se escuchaba agitada, como si estuviera corriendo. Sin dejar a Momo hablar, la coreana había cortado la llamada.
— ¿Qué te dijo? — Preguntó Nayeon al notar la cara de confusión de Momo.
— Dijo que tiene una niña perdida, ¿Peter Pan?, ¿están en el cine? — Contestó Momo confundida.
— No creo que estén en el cine — dijo Chaeyoung.
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Jeongyeon recorrió los pasillos. Estaba desesperada, no encontraba a Sana por ningún lado. La juguetería era demasiado grande, por lo que Sana podía estar en cualquier parte.
— Jeongyeon, encontre un shiba.
La voz de Sana llegó hasta los oídos de Jeongyeon. La coreana nunca estuvo tan feliz de escuchar la voz de la japonesa. Jeongyeon rodeo con sus brazos a la chica.
— ¡Es la primera vez que me abrazas por que quieres hacerlo! — Dijo Sana emocionada.
— No vuelvas a alejate así, creí que te había perdido — dijo Jeongyeon su voz era seria, lo que asustó a la menor y enseguida asintió.
La mayor entrelazo su brazo con el de Sana y caminaron hasta la caja para pagar sus artículos.
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— ¡Estámos en casa! — Anunció Sana mientras entraban al departamento.
— ¿Vieron Peter pan? — Preguntó Momo.
Las recién llegadas miraron confundidas a Momo.
— ¿De qué hablas? — Preguntó Jeongyeon.
— Habla sobre lo que le dijiste en la llamada, lo de la niña perdida — explicó Dahyun.
— No, no fuimos al cine. Sólo fuimos a una juguetería — dijo Sana tan confundida como Momo.
— Sana se perdió — les dijo Jeongyeon.
— ¡Ehhh!, ¿me perdí? — Preguntó Sana. Ella estuvo mirando los juguetes de los pasillos, hasta encontrar al peluche que tenía en su bolsa. No recordaba haberse perdido.
— Sólo no la encontraba, me asustó pero después ella fue quien me encontró — explicó Jeongyeon.
Todas parecieron entender la situación. Jeongyeon se dirigió a su habitación, cansada de su salida al centro comercial. La coreana había decidido algo; seguiría saliendo sola.
[...]
Al día siguiente, después del ensayo vocal, Mina decidió hablar con Jeongyeon.
— Jeongyeon unnie — una suave voz llamó a la chica de cabello corto.
— Claro, ¿qué sucede Mina? — Preguntó Jeongyeon.
— Vamos a ir al departamento primero — dijo Sana mientras salía de la habitación, Dahyun y Nayeon siguieron a la japonesa.
— La otra noche, dijiste que querías hablar conmigo, y no tuvimos la conversación. ¿Qué querías decirme?
Jeongyeon rió sin gracia.
— No era nada importante, lo olvidé. Mejor vamos al departamento.
Mina detuvo a la mayor tomándola del brazo.
— No importa que lo hayas olvidado. Yo quiero hablar contigo.
Jeongyeon asintió, y miró a Mina.
— ¿Por qué lo haces tan difícil? — Preguntó Mina. Sin dejar a Jeongyeon hablar, continuó: — Yo, hablé con Chaeyoung la otra noche, y ella me confesó sus sentimientos
— Lo sabía — interrumpió Jeongyeon. — Supongo que correspondiste, ¿verdad? Es por eso que estás junto a ella todo el tiempo. — Jeongyeon habló sin mirar a la japonesa.
— No, no lo hice — contestó enseguida Mina.
— ¿Por qué? — Pensó en voz alta Jeongyeon. Estaba sorprendida por lo que le había dicho Mina.
— Porque no siento lo mismo que ella.
— Entonces...
Jeongyeon se cortó a sí misma, no sabía que más decir.
— Lo entiendes, ¿verdad? — Preguntó Mina. — O no entiendes por qué te pedí que siguieras a mi lado.
Jeongyeon dejo de mirar a la japonesa, y decidió mirar cualquier punto de la habitación.
— Estás diciendo que tú ¿sientes algo por mí? — Preguntó la coreana.
Mina soltó una suave risa antes de hablar. — ¿A dónde se fue toda tu confianza Jeongyeon unnie?
— ¡Ya! Creí que era una conversación seria.
Jeongyeon regresó su mirada a su compañera, sus ojos se encontraron enseguida con los de Mina. La japonesa tenía una linda sonrisa en su rostro, lo que logro que Jeongyeon sintiera que su corazón latía más rápido de lo normal. Sin embargo, Jeongyeon sabía que la japonesa podía ser linda incluso durmiendo.
— Contesta mi pregunta — exigió Jeongyeon. Mina sonrió una vez más antes de hablar.
— Si, siento algo por ti. Me gustas Jeongyeon — dijo.
Jeongyeon sonrió al escuchar las palabras de la menor.
— ¿Y tú sientes algo por mí? — Preguntó Mina.
— Sabes que sí — contestó la coreana.
— ¿Si qué? — Preguntó Mina.
— Eres cruel, ¿quieres escucharlo? — Mina asintió al comentario de Jeongyeon. — Bien, también me gustas Mina.
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— Ve Sana unnie, no puedes ser tan cobarde — dijo Dahyun mientras llevaba a Sana hasta la habitación de maknaes.
— Si, lo soy. No puedo — dijo Sana.
— La besaste sin su permiso y ¿ahora estás nerviosa por entregarle un regalo? Eso no tiene mucho sentido sabes.
Sana negó sin embargo, Dahyun había tocado la puerta de la habitación y dejado a Sana de pie en la puerta sola.
Tzuyu fue quién abrió la puerta.
— ¿Qué pasa unnie? — Preguntó Tzuyu.
Sana le sonrió nerviosa.
— Te compré algo el otro día, sólo quería dártelo — dijo Sana mientras extendía su brazo para entregarle el regalo a Tzuyu.
Tzuyu sonrió y agradeció a la mayor antes de mirar dentro de la bolsa que Sana le había entregado.
— ¡Es lindo! — Tzuyu no pudo evitar abrazar al pequeño peluche de Shiba.
— Sabes que me parezco a los shiba, es por eso que lo compré para ti. De esta forma podré dormir contigo.
Los nervios de Sana habían desaparecido y ahora se encontraba coqueteando con la menor. Tzuyu sonrió ya acostumbrada a Sana y sus comentarios.
— Tzuyu, como agradecimiento quiero un beso~ — dijo Sana con aegyo mientras señalaba su mejilla.
Sana esperaba un beso de su maknae pero, no fue exactamente donde ella había señalado. Tzuyu había besado sus labios suavemente, dejando perpleja a la japonesa.
— Gracias por el regalo unnie — dijo la menor, mientras cerraba la puerta de la habitación dejando a Sana sorprendida y confundida.
— ¿Cómo te fue? — Preguntó Dahyun.
Sana había regresado a la sala, donde sólo Dahyun se encontraba comiendo ramen.
— Tzuyu me beso — contestó mientras tocaba suavemente sus labios. Una brillante sonrisa apareció en los labios de la japonesa.
— Wow, te fue mejor de lo que pensé — dijo Dahyun, mientras tragaba un poco de su ramen.
Sana asintió con entusiasmo mientras daba pequeños saltos en su lugar.
[Espacio de la escritora]
Hola (después de mil años :v)
Estos días mi mente esta en blanco cuando intento escribir una parte nueva de esta historia, realmente fue difícil escribir esto así que espero que les haya gustado. Mi mente en blanco es el motivo por el que no actualice estos días, y me dedique a actualizar otras de mis historias.
Aprovecho esta oportunidad para invitarlos a leer una nueva historia, se llama Takane no Hana, realmente es una buena historia, es una de mis historias favoritas y espero que a ustedes también les guste. *Yo sólo me encargo de la traducción al español, claro, con el permiso de la autora.*
Espero que le den una oportunidad a la historia ❤. Pueden encontrar la historia en mi perfil.
¡Hasta la próxima! (Espero que sea pronto).
¡Gracias por leer!~ ♥^♥