VARIAS NUBES ADORNABAN EL CIELO ESCOCÉS, pero ninguna demostraba que las lluvias veraniegas se aproximaban; el viento hacía que los árboles se movieran y causaran una atmósfera de tranquilidad. Sofía había decidido dejar atrás a todas sus amigas para poder admirar por última vez el lugar que más le gustaba de todo el castillo; escucho como todos los alumnos se iban para tomar el tren e irse nuevamente a la estación de Londres, pero ella quería ver por última vez el paisaje que más le gustaba en todo Hogwarts. Un suspiro de alegría salió de sus labios al ver que un tentáculo salía de las profundidades del lago para despedirse como debía de la princesa. La princesa solo le sonrió y decidió que era momento de volver a cumplir sus propias responsabilidades, y vaya que le iba a costar acostumbrarse a su antiguo estilo de vida
—Princesa— le hablo un profesor que la esperaba en la entrada principal —Todos los informes han sido enviados, y una visita inesperada la está esperando en la oficina de McGonagall.
—Gracias— tomo la pequeña bolsa donde se encontraban todos los informes de quienes se habían encargado de cada país —¿Quién es quién llego?
—Tengo entendido que es un guardián suyo— le dijo encogiéndose los hombros para también el retirarse a su oficina correspondiente.
—¡John! — le dijo sorprendida cuando la puerta se abriera y se pudiera ver los cabellos amarillos de su guardián —Creí que habíamos acordado en encontrarnos en el castillo.
—Queríamos darte una sorpresa en la estación de Londres— le dio un pequeño beso en su frente —Pero, recordamos que no llegarías ahí y tomamos la decisión de que sería correcto que viniera por ti al colegio.
—Todos los informes fueron mandados a Hogwarts, evitando que se tardaran en llegar— le dijo despidiéndose cortamente de la directora. Era una lástima que no la volvería a ver de manera amistosa.
—Gracias por tu amabilidad Minerva— le guiño el ojo y ambos se fueron a la chimenea para irse a su hogar.
Las llamas de color verde los envolvieron, y llegaron a la pequeña sala donde antes hacia su estudio la princesa; con algo de nostalgia empezó a observar todo lo que estaba a su alrededor, percatándose de una presencia varonil que pocas veces había visto en su vida.
—¿Matías? — pregunto extrañada al ver al hijo mayor de unos de los hermanos de su antiguo guardián —¿Qué haces en mi hogar? No me disgusta tu presencia, pero no sabía que habías sido invitado.
—Overraskelse (Sorpresa)— le dijo enseñándole el ramo que tenía en la mesa.
—No sabía que un año sin responsabilidad te hacían una adolescente más caprichosa— hablo una voz que también estaba en sala.
—¡Filip! — volteo hacia donde estaba aquel hombre, las canas en su cabellera negra se habían tornado más visibles —¿Cómo están los gemelos? Paula me ha dicho que uno solamente es metamorfomago.
—Siguen siendo unos rebeldes, Paula los está cuidando mientras tenemos una conversación contigo— le corrió la silla para que tomara asiento en la cabecera de aquella inesperada reunión —Alejandro no debe tardar en llegar— la puerta se abrió rápidamente, dejando ver a un pelirrojo preocupado por la tardanza que había pasado.
—Luego hablamos Alejandro— le dijo antes que el guardián tomara la palabra —No me habías dicho algunos detalles importantes.
—Ya que estamos a quienes nos interesa el asunto— Filip alzo la voz para que todos voltearan a verlo —Sofía, ya eres mayor de edad. Nosotros tres simplemente nos volvimos protectores de la realeza, pero como sabes, para que ejerzas totalmente la monarquía, debes contraer matrimonio.
—Filip nuevamente recibió peticiones a tu mano, es por eso que Matías ha venido a visitarte— le aclaro John.
—Debo admitir que Matías es un gran candidato para ser mi esposo— Filip sonrió orgulloso —Sin embargo, ustedes escogieron en el pasado quien sería mi prometido y escogieron a una persona que no cumplía con las cualidades adecuadas para estar a mi lado como rey— los guardianes empezaron a alzar la voz para defender la decisión que habían tomado anteriormente —No estoy reclamando la decisión, estoy segura de que en ese momento, Draco parecía el mejor candidato.
—¿Aún lo amas? — le pregunto en voz baja el joven a su lado.
—Mis sentimientos hacia Draco son simplemente de amistad desde que yo, junto el consejo de mis guardianes, tome la decisión de romper mi compromiso— dijo segura y sin engañar a nadie, sus sentimientos no eran para el joven de ojos grises.
—¿Cuál es el plan entonces? — pregunto Alejandro dejándose caer en la silla, viéndola orgullosamente.
—Estoy alagada que ustedes quisieran escoger a la persona que más pueda ayudarme en mis deberes de monarca— les regalo una sonrisa, para después respirar profundamente —Yo escogeré con quien casarme. Como ustedes dijeron, ya soy mayor de edad y ustedes solo son protectores de la realeza.
—¿Ya tienes a alguien en mente? — le pregunto curioso John, viendo como el noruego se ponía nervioso al sentir la mirada penetrante de la princesa.
—A varias personas, para ser precisa— les dijo levantándose la silla —Pero como en la otra ocasión, no sabrán a quién escogí hasta que aquel hombre les pida mi mano con mi permiso.