Como una tormenta
se acercan sigilosas
las promesas
que el cielo se ha llevado,
que las estrellas han presenciado
y las esperanzas escuchado.
Las sombras pretenden cerrar
las puertas de la imaginación
hasta el momento
en el que cientos de alas caigan
tan frágiles como un alma en pena.
Mas también las ventanas
siguen abiertas,
pero a veces debes enfrentar a las nubes
quienes no lloran ni por tristeza
ni tampoco odio;
están tan lejos de la eternidad.
Con secretos vacíos
llenabas el alféizar
clamándole a la luna piedad
los recuerdos de plata
son muy valiosos
para una mente vagabunda
ahogada en sus propios consuelos,
diciendo que las cosas han de mejorar
y con ánimos nocturnos
navega por las constelaciones
burlándose,
no ganamos nada en esta melancólica vida.
Todo va y viene
al igual que el péndulo de un reloj
que yace en la lejanía,
robándole la calma al sol que brilla.
Matamos todo lo que te quedaba
porque la belleza
es cegada
por nuestras propias armas
y se asesina
con melancólicas lágrimas.