Desperté en la mañana sintiendo una cálida respiración en mi nuca. Intenté moverme pero sus brazos estaban alrededor de mi cintura y su cuerpo desnudo completamente unido a mi espalda.
El simple reconocimiento de su desnudes era motivo suficiente para despertar mi deseo y mi excitación pero ayer había agotado a la pequeña y dejarla descansar fue lo mas justo que pude hacer. Acaricie suavemente su brazo mientras me mantenía en mi pequeña burbuja de perfección recordando que finalmente debíamos volver a casa.
La sentí moverse tras de mi, antes de depositar un pequeño beso en mi hombro.
-Buenos días.- susurré moviendo ligeramente la cabeza hacia ella.
-Hola.- dijo con su voz rasposa pero con sus ojos aun cerrados. Lucia increíblemente tierna.
-Arriba bebe, debemos alistarnos para volver a casa.- ella enterró su cabeza en mi espalda mientras suspiraba.
-No quiero, ¿podemos quedarnos aquí?-
-Por mucho que lo desee, debemos regresar.- dije aun con mis caricias en su brazo.
-Pero quiero quedarme aquí… contigo.- estaba segura hizo un hermoso puchero antes de empezar a dejar pequeños besos en mi espalda causando que mi cuerpo se tense de inmediato.
-Camz…- susurré al notar sus intenciones.
-¿Si?- preguntó inocente empezando a acariciar mi vientre.
-Vas a acabar conmigo.- sonreí mientras detenía su mano que tenia rumbo fijo a mi entrepierna. -Debemos levantarnos y volver a casa.- salí de su agarre antes de que mi autocontrol ceda por completo. -tomaré una ducha, busca algo de ropa en mi armario para ti.-
-¿Puedo ir contigo?- negué con la cabeza mientras descendía de la cama.
-Algo me dice que si me acompañas no solo será una ducha.- estaba desnuda y no me importó cubrirme mientras caminaba al baño. La vi mirar mi cuerpo mientras mordía ligeramente su labio inferior. -¡Deja de babear y arriba!- me burlé entrando a la pequeña habitación.
Estaba convencida de que me seguiría pero ella nunca llego. Una parte de mi se sentía decepcionada de que no fuera tras de mi pero la otra parte estaba angustiada de volver a casa.
Habíamos desaparecido desde la noche del viernes y no habíamos dado ninguna información de donde nos encontrábamos. Era obvio que tendríamos demasiados problemas al regreso pero todo había valido la pena.
Lo volvería a hacer una y otra vez sin arrepentimientos.
-Estoy lista.- dije mientras terminé de cambiarme. No lo hice en el baño por el deseo de que ella me mirara. Lo hizo muy atenta a cada movimiento que hacía. Una vez terminado, me acerqué a ella para depositar un pequeño beso en sus labios que ella quiso profundizar. Me alejé de inmediato.
-El baño es todo tuyo.- le guiñé el ojo antes de caminar fuera de la habitación.
-No me hagas esto, Lauren. ¡Estas matándome!- reí mientras bajaba a la cocina para preparan algo de jugo y café.
Camila bajó unos minutos después, utilizando mi ropa y con una mirada seria. Lucía molesta y sabía por qué. Sonreí encantada pero la dejé terminar el desayuno con tranquilidad. Volvimoss a subir para cepillar nuestros dientes y cabello. Buscamos nuestras cosas antes de salir de la casa. Fuera, Adam esperaba junto a mi auto.
-Espero que haya disfrutado su fin de semana, señorita Lauren.-
Abrí la puerta trasera para meter nuestros vestidos de gala y zapatos de tacón. Me volví hacia él para responder.
-Lo hice, gracias.- de repente sentí la mano de Camila envolver la mía mientras miraba de forma arrogante al chico.
-Fue un gusto conocerla, señorita.- esta vez se dirigió a Camila.
-Me encantaría decir lo mismo pero no.- respondió tirando de mi mano para entrar en el auto. Esta vez deje salir una fuerte carcajada mientras salía de los limites de la mansión.
La molestia de la pequeña desapareció poco después y durante todo el viaje conversamos y escuchamos música a todo volumen.
Me dirigí hacia la casa de mi novia para dejarla y a pocos metros de distancia pude ver dos patrullas estacionadas en la entrada.
-¡Mierda!- susurró recordando que tenía el móvil guardado en la guantera del auto. Lo sacó para ver el millón de llamadas perdidas y mensajes de texto. Me acerqué mas para ver el auto de mi padre en la calle de enfrente.
-¡Mierda!- esta vez fui yo la que lo dijo. La miré con preocupación antes de aparcar el auto en la entrada. Suspiramos profundamente antes de bajar y caminar hacia nuestro fatídico destino.
En cuanto abrimos la puerta mi madre y la madre de Camila se lanzaron a nosotras para envolvernos en un abrazo angustiado.
-Mamá, estoy bien.- hablé terminando su abrazo.
Me dolió en el alma verla tan preocupada por mi. Camila, por el contrario estaba con los brazos abajo sin responder a la fría muestra de afecto de su madre.
-¿En donde estabas?- volvió a tomar mi atención.
-Mamá estuvimos en la casa de campo…-
-Por tu bien, es mejor que regreses y te quede ahí, lejos de mi hija.- el señor Cabello interrumpió saliendo a nuestro encuentro. Podía ver el odio que su mirada tenía hacia mi.
-Señor yo…-
-Sabia que eras mala para mi hija. Nunca debí permitir que tan solo te acercaras a ella.-
-Vamos, Alejandro.- intervino mi padre de inmediato.- Son solo adolescentes.-
-¡No me interesa en lo absoluto!- gritó eufórico.- Quiero a tu hija lejos de la mía y olvídate de los futuros contratos con mi empresa. No los quiero cerca de mi familia.-
Me sorprendí demasiado por la terminación de su alianza. La empresa de la familia Cabello era una fuerte influencia dentro de la nuestra. Miré a mi padre de inmediato.
-No me interesan los negocios cuando estamos hablando de nuestras hijas.- dijo con calma.- Si quieres terminar nuestra alianza, adelante, estas en todo tu derecho pero no separes a las chicas.-
El señor Cabello rio en sarcasmo. Todos estábamos en completo silencio.
-Da por hecho que tu hija no volverá a ver a la mía.- sentenció haciendo que mi corazón latiera demasiado rápido.
Tenia que decir algo.
-No harás eso.- no fui yo quien habló. Miré a mi novia de inmediato.- No me importa lo que hagas, no me vas a separar de Lauren.-
-Camila, esta es una discusión que tendremos tu y yo luego…-
-No. Estas metido en todo respecto a mi vida pero no dejaré que te interpongas en esto. Te lo dije una vez, no necesito tu aprobación para salir con ella.-
-¡Vives en mi maldita casa y bajo mis malditas reglas!- gritó rojo de la ira. Finalmente vi a los agentes de la policía aparecer en el recibidor por los intensos gritos del hombre.
-¿Esta todo bien, señor Cabello?-
-Si.- respondió pasando una mano por su cuello tratando de calmarse. -Las chicas aparecieron, ya no necesitamos sus servicios.- los oficiales salieron de la casa dejándonos en completo silencio.
-Será mejor que nos vayamos.- habló mi padre tomando de la cintura a mi madre para salir de la casa. Miré a mi novia sin saber que más hacer, agaché la cabeza y me dirigí a la salida.
-Lauren, espera.- me detuvo a medio camino. Giré para mirarla y solo sentí sus brazos alrededor de mi cuello y sus labios presionando los míos en un beso demandante. Tardé en responder pues sabía que nuestros padres nos miraban. Unos segundos después y terminó el beso para abrazarme. Se sentía como una despedida y el reconocimiento de que tal vez lo era, me destrozó.
-Te amo.- susurró muy bajito en mi oído. No pude responder porque ella se separó de mi y con paso firme caminó hacia su habitación sin escuchar los fuertes gritos de su padre para que se detuviera.
Salí de casa y los tres subimos a la parte trasera del auto cuando el chofer de la familia abrió la puerta.
Nadie se atrevía a hablar y de repente mis ganas de llorar empezaron a crecer.
-Mama.- la llamé causando que me mirara. Su mirada era de preocupación cuando vio el miedo en mis ojos. -¿Tu… tu crees que ya no la volveré a ver?-
Ella de inmediato me abrazó y finalmente rompí en llanto.
-Lo siento tanto, cariño.- susurraba mientras acariciaba mi cabello.
-Buscaremos una solución, hija.- alentó mi padre causando que mas lagrimas hagan su camino.
No quería que esta fuera la ultima vez que la veía.
No podía permitir que esto fuera verdad.
No era verdad. Necesitaba más tiempo.
Yo no pude decirle que LA AMO.
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Nunca dejen de sonreir 😘
-Stefa ♡