❝ What happens to me is like
a curse. ❞
El invierno había llegado, la nieve por fin había comenzado a caer y el frío cada vez se hacía más notorio, todos los estudiantes se sentían emocionados con la llegada de este acontecimiento pues eso significaba que podrían volver a casa y pasar las festividades con su familia o bueno aquellos que volverían, porque estaba ese cierto porcentaje de estudiantes que decidían quedarse en el castillo.
En el caso de los Potter, ellos habían decidido pasar con su familia. Las festividades en la madriguera eran dignas de presenciar, risas y desorden por doquier, pero era una completa alegría para Molly y Arthur Weasley el tener a tantas personas en aquel lugar. Aun así, entre toda esta alegría que se percibía en aquel sitio había alguien que no podía estar igual al resto.
Harry Potter no podía dejar de pensar en los últimos acontecimientos, la desaparición de varios magos y muggles crecía cada vez más, lo peor vino cuando fue la desaparición de una hija de sangres pura: Madilyn Mackey. Hace apenas unos días su cuerpo fue encontrado en medio les bosque, lamentablemente esta había muerto a causa de la maldición asesina.
Darle vueltas y más vueltas al asunto no lo había llevado a ningún lado, todos en el ministerio se estaban volviendo locos, todos intentaban buscar alguna pista que los llevara al responsable, pero no había absolutamente nada que pudiera darles respuestas. El Ministerio Mágico estaba siendo una total burla a los ojos de los culpables.
Un suspiro escapó de los labios de este antes de abrir los ojos como platos, la imagen del recuerdo de una pelirroja vino a su cabeza. Bennett, aquel apellido había venido a su cabeza.
— Albus. —llamó Harry a su hijo, el mencionado despegó la vista del libro y miro a su padre—¿Conoces a alguien en Hogwarts con el apellido Bennett? ¿Una pelirroja?
— ¡Isabelle! —exclamó y James apareció ante la mención del nombre, ambos hombres miraron al azabache que casi se cae por entrar y meterse en la conversación.
— ¿Qué pasa con Isabelle?
— ¿La conoces? —Albus miró a su hermano quien rápidamente movió su cabeza afirmando la pregunta de su padre, Harry miro fijamente a este y reprimió su sonrisa— ¿Saben dónde puedo encontrarla?
— ¿Para que la buscarías?
— No es asunto tuyo, James.
— Todo lo que respecta a ella lo es. —ni James mismo sabía de donde había salido la seguridad para responder a su padre de aquella manera, miró al hombre frente a él y luego salió corriendo antes de que este pudiera siquiera decirle algo por la manera en la que había respondido, Albus solo reprimió una carcajada al ver la cobardía con la que había enfrentado la situación.
— Conozco a su hermano, podría darte su dirección.
Por otro lado, ambos hermanos Bennett se encontraban en el suelo de la habitación de la pelirroja, varios libros se encontraban a su alrededor, cada uno sacado de la biblioteca de su padre o bien comprado, ambos estaban tratando de encontrar alguna respuesta a la condición de Isabelle, pero todas llevaban a la misma: Banshee. Isabelle se había negado a aceptar el hecho de ser una de ellas, pero tampoco tenía nada para argumentar lo contrario, los únicos argumentos eran; que ni ella, ni ningún otro familiar eran irlandeses. La otra era aún más simple, hace años hubo la cacería de banshees y desde ese entonces estas habían sido dadas como extintas, si es que todavía existía una, estas de seguro estarían muy ocultas.
— ¿Qué más respuestas quieres, Isabelle? —la nombrada suspiró— Cabello rojizo o naranja, manos con uñas largas, las voces en la cabeza, predicen la muerte en sueños, cumples con los requisitos.
— En primer lugar; soy rubio fresa —respondió Isabelle levantándose y golpeando con el libro a su hermano— Segundo; mis uñas no son largas, y tercero; no escucho voces.
— ¡Ni siquiera eres rubio fresa, eres rubio cobrizo dorado! —la chica se giró hacia el mayor y lo vio con una cara de póker, alzó una ceja y Alec se encogió de hombros para luego alejarse, Isabelle tomó un mechón de su cabello y resopló molesta caminando hacia el salón donde se llevó la sorpresa de ver a su padre junto a Harry Potter. Ambos hombres miraron a la pelirroja.
— Isabelle, el Sr. Potter quiere hablar contigo.
— Te juro no hice nada ilegal. —exclamó la muchacha alzando sus brazos en señal de inocencia, en aquel momento bajo su hermano menor y exclamó mentirosa, que hizo que la joven mirara de mala manera a su hermano, el cual rápidamente salió corriendo hacia donde estaba su madre.
— No vengo por nada malo, Isabelle. —aclaró— Sólo quiero hablar de algo contigo.
La joven escaneo al hombre y asintió, su padre los guio a su estudio y los dejó ahí, incluso a él se le hizo raro ver a Potter ahí, a su esposa en cambio le dio alegría volver a ver al niño o bueno ya no tan niño, ambos habían compartido una gran amistad en el poco tiempo que la castaña estuvo en Hogwarts.
— Supe que eras buena amiga de mis hijos.
— Si, son muy agradables... —guardó silencio— Pero no se ofenda Sr. Potter, James a veces es un dolor de cabeza.
Soltó una risa. — Sé que debe ser así.
— En fin, ¿qué es lo que quería hablar? Apuesto que no es nada referido a sus hijos.
— ¿Cómo supiste de la muerte de Madilyn Mackey? Nos lo advertiste incluso semanas antes de que pasara.
— Casualidad.
— Algo me dice que no es casualidad, Isabelle. —la nombrada acaricio su brazo y se sentó en la silla que estaba cerca.
— Si se lo cuento no me creería.
— Déjame intentarlo.
Suspiro. — Déjeme decirle que no sé lo que pasa conmigo, puedo ver una sombra o mancha negra en ciertas personas, si la toco me indica cómo va morir. Aquel día tropecé con ella, toqué esa sombra y lo vi.
— ¿Lo viste? —asintió— ¿Lograste ver quién era?
— No, lo siento. Solo logré ver lo que dije aquel día...
— ¿Esta sombra aparece solo en las personas que van a morir?
Se encogió de hombros. — Supongo que si su muerte está próxima lograré verlo.
— ¿Has visto a alguien más morir de la misma manera que Madilyn? —volvió a guardar silencio— Isabelle, necesito que me ayudes.
— ¿Por qué me pide ayuda ahora? Aquel día todos me miraron como si hubiese perdido la cabeza. —aquellas palabras fueron como una puñalada para Harry, en ese momento él se vio reflejado en aquella muchacha— No es agradable saber cuándo alguien muere, mucho menos si es cercano a usted, sé que sabe lo que es ese sentimiento —suspiró—, esto que me pasa es como una maldición, tengo miedo de acercarme a alguien y ver como muere, eso no es normal.
— ¿Y si pudieras ayudar a esa persona?
— ¿Evitar su muerte? Se refiere a intervenir en el camino de... ¡No!
— Isabelle, estaría salvando una vida.
— ¿Y si la muerte no es causada por aquel asesino? Lo que me pide es que vaya tocando aquellas cosas, y si cree que con ello encontrará al asesino le recuerdo que no puedo ver más que segundos.
— Podrías intentarlo, quizás esto no sea una maldición puede ser una bendición.
— No. Lo siento, Sr. Potter, pero no puedo ayudarlo.
— No me esperaba esa respuesta de alguien que está en Gryffindor. —la chica soltó una pequeña risa sarcástica.
— No pedí pertenecer a la casa de los leones, hubiese sido mucho más feliz en Slytherin, pero el estúpido sombrero así lo decidió, yo no soy un Gryffindor, yo no quiero ayudar a salvar la vida de esas personas, llámeme egoísta o lo que quiera, pero no voy a poner en riesgo mi vida por la de otros y menos aún llegar al borde de la locura por ver todas esas muertes.
Isabelle se levantó, caminó hacia la puerta y salió por esta, ignorando completamente a su padre se dirigió hacia el salón, tomando asiento junto a su hermano en el sofá, a lo lejos escuchó como su padre y madre hablaban con el niño que vivió, las palabras de Potter hacían eco en su cabeza, pero era descabellado y quizás era por que la actitud de la muchacha siempre fue así. Primero estaba ella, segundo ella y quizás después de varios puestos más el resto. Los otros lo verían como un acto egoísta pero incluso sus hermanos eran de aquella manera, así fueron criados.
─ ✦ ─
Isabelle había decidido acompañar a su madre para comprar las últimas cosas para la cena de año nuevo, mientras esta esperaba a que su madre terminará de charlar con aquella mujer había decido caminar por los alrededores hasta que aquella sombra le llamó la atención, la mirada de Isabelle se posó en esta y las palabras de Potter habían vuelto a atormentarla, ella nunca ha sido de poner a las personas por sobre ella. Caminó con pasos lentos hasta donde la mujer estaba y fingiendo ver algo en la estantería toco la sombra.
El frío golpeó de lleno el cuerpo de la chica, era una calle vacía, a su lado la mujer pasó casi queriendo echar a correr, a Isabelle no le tocó más que salir corriendo junto a ella hasta situarse a su lado en el callejón. Las manos de esta temblaban al momento de sacar el celular, cuando Isabelle vio la fecha y hora en aquel aparato no puedo evitar entrar en pánico, faltaba menos de una hora para aquello. Busco algo que pudiera ser más de utilidad, pero fue tarde pues un destello verde había matado a la mujer.
— ¿Estas bien, cariño? —Isabelle se separó de la mujer con lágrimas queriendo salir de sus ojos y asintió mientras se alejaba de ella.
Caminó toda temblorosa hasta donde se suponía que estaba su madre, pero varias sombras comenzaron a aparecer frente a ella impidiéndole el seguir caminando, sus rodillas tocaron el suelo, varias personas miraron como esta parecía estar a punto de tener un ataque y quizás lo tendría. Cerró los ojos con fuerza y cuando los abrió todo había desaparecido, alzó la mirada y se encontró con la pared blanca de la que segundos después comenzaron a salir rostros.
No basto mucho para que un grito saliera de su garganta ante la tétrica imagen y seguido de ello se desmayara.