We Fail Again [McLennon]

By Tamara_luna10

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De lo primero que debes arrepentirte es de no haber intentado. Historia original de: _NinaLou. Yo sólo lo pub... More

Aclaración.
Prólogo.
Capítulo 1: El reencuentro.
Capítulo 2: Tragándose el orgullo
Capítulo 3: Yoko Ono.
Capítulo 4: Me quedaré contigo.
Capítulo 5: Una noticia inesperada.
Capítulo 6: Dixi
Capítulo 7: Nochebuena
Capítulo 9: Maricas.
Capítulo 10: Una gran solución.
Capítulo 11: Esperando.
Capítulo 12: Una servilleta puede arruinarlo todo.
Capítulo 13: Confía en tus instintos.
Capítulo 14: Acepta la situación y sigue adelante.
Capítulo 15: Signo de locura. [Final]
Epílogo.
Nota.

Capítulo 8: Mañana de Navidad.

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By Tamara_luna10

Eran las siete de la mañana, una nevada mañana de navidad se vivía en el centro de Nueva York, las guirnaldas adornaban los postes de luz y los portones de los edificios. Muchas personas caminaban de un lado y del otro en la calle, abrazadas a sus abrigos, intentando mantener el calor en sus cuerpos.

    En el edificio Dakota, John no sentía frío en lo absoluto, se sentía feliz y sin exagerar las cosas: confundido. Se despertó con Paul durmiendo sobre su pecho, el bajista había tomado el lugar de abajo, en el término de cuál es el lugar de las cosas. Así que debería estar dolorido, durmiendo sobre el pecho de John quien apenas despertó y se encontró cara a cara a quien creyó que era el paraíso.

    John pasó las manos por la espalda del menor. El calor del cuerpo de Paul le hacía sentir mucho mejor. Quería llorar de felicidad al ver ese rostro apacible sobre su pecho.

    —Paulie, cariño despierta —le susurró John—. Debemos levantarnos antes de que Yoko regrese. —Paul abrió los ojos, confundido.

    —¿Qué hora es? —Se sobó los ojos.

    —Son las siete, creo —respondió con una media sonrisa.

    John se tomó su tiempo para apreciar más a fondo las facciones de Paul, sus ojos que seguían cerrados y la boquita que a veces soltaba uno que otro bostezo simplemente enloquecieron totalmente a John, quien no resistió sus instintos al recordar la noche anterior. Lo tomó de la nuca, obligándolo a que se acerque de manera peligrosa a los labios del guitarrista. Lennon le besó y literalmente se comió su boca, Paul solo abrió los ojos como platos al sentir la lengua de John en su cavidad bucal. A cualquiera le daría repugnancia, a Paul le encantaba.

    Cerró los ojos, sintiendo como las manos de John bajaban nuevamente a su trasero, así como la noche anterior, y mentalmente se reprendió por ser tan débil al caer bajo las caricias de un hombre, y para empeorar las cosas: su amigo. John separó sus labios de los de Paul y le miró de forma apacible.

    —¿Te duele mucho? —preguntó, esperando una respuesta sincera.

    Paul hizo una mueca, no le dolía demasiado, no era un calvario, sólo había tenido sexo anal la noche anterior, era la primera vez que lo hacía y no le pareció un castigo. Aunque utilizar aquellas palabras era totalmente vergonzoso para él, quien hasta la fecha, creyó que era una persona quien se controlaba ante esas tentaciones del día a día.

    —Un poco —confesó.

    —¿Y si nos damos un rapidín? —preguntó John haciendo su típica mueca de perversión total. 

    Paul le miró confundido, no era el mejor en comprender mensajes pervertidos, ya que su mente no le inclinaba a tales cosas, pero luego lo comprendió mejor y sus labios regalaron una sonrisa. Se acercó a los labios de John y le besó de manera tierna.

    Podía imaginarse una vida sin Linda, pero no podía imaginarse una vida sin John, quizá sonara drástico ya que habían estado separados por años, pero no podía negarse a la idea de que sentía algo muy fuerte por su amigo, las circunstancias le hacían pensar que era así, si no ¿cómo estaría en una cama junto con su mejor amigo?

    —Johnny... Creo que... creo que te amo. —Paul se sorprendió de él mismo al decir eso.

    John sonrió, sabía que en algún momento Paul diría eso, ya que él siempre fue muy romántico, le encantaban esas palabras, e ignoró el "creo que..." le gustó que hubieran salido de los labios de su amigo y le incitaba a corresponder al sentimiento.

    —También te amo, Paulie —dijo en un susurro, antes de tomar nuevamente a Paul de la nuca y girar junto con él en la cama, poniéndose en una posición más cómoda.

    A Paul le sorprendió el repentino movimiento de John, pero lo esperaba, viniendo de John todo se debía esperar, ya lo había averiguado la noche anterior. Lo que le sorprendió fue el dolor en la espalda baja.

    —Auch... —Se removió bajo John. Él le sonrío, sabía el porqué de su incomodidad.

    —Tranquilo —le susurró—. Ahora va a pasar el dolor. 

    John rió ronco y tomó a Paul de las caderas, uniendo su pelvis con la de Paul, el bajista se sonrojó y no evitó que un gemido saliera de sus labios al sentir la erección de John en su vientre. Sólo desvió la mirada de la de John, le incomodaba que él le mirara en ese estado.

    —Eres hermoso, mi Paulie —susurró nuevamente.

    Cualquiera adoraría despertarse con halagos a chorros, sin embargo, a Paul le confundió, sabía que si John se dignaba a decir tales cosas era más por deber que por sentir. Quizá buscando algo ¿sexo? Paul supuso que eso era lo que buscaba. Pero en realidad buscaba perdón, perdón por no poder estar ambos juntos.

~°~°~

Las palabras corrían en la mente de una Yoko Ono que empezaba a dudar de su marido. Nunca le gustó que John estuviera tan cerca de Paul y menos que se llevaran bien ¿por qué? Porque siempre quiso tomar el lugar de su mejor amigo.

   Subió al ascensor, la noche anterior había sido una de las más raras de su vida, en la exposición se encontró a su ex-esposo junto a Kyoko, la niña le hizo sonreír toda la noche y había decidido pasar la noche con ella. Quería recuperarla de nuevo. Sin embargo, estaba volviendo a su departamento sin cumplir lo que se había propuesto, que era recuperar a su hija. Por primera vez los rasgados ojos de Yoko se llenaban de lágrimas.

    Giró la llave e ingresó al lugar cuando abrió la puerta con lentitud, esperaba que John la comprendiera y que le diera un abrazo, acariciara su cabello enmarañado y le dijera que todo iba a estar bien. Ya adentro se encontró con algo que le sorprendió mucho: había un cartón de leche sobre la mesa de la sala, una botella de wodka y dos pares de zapatos esparcidos por el suelo, reconoció los de John, pero no los de Paul.

    Frunció el ceño levemente y no dudó un segundo en ir hacia su habitación, la puerta estaba entreabierta... 

    ¿Conocen el dicho que dice "La curiosidad mató al gato"?

    Bueno, pues la curiosidad mató la poca esperanza que Yoko tenía en John. Pero, al igual que el gato, la esperanza de Yoko murió sabiendo. Eran ambos, John y Paul, lo que siempre quiso evitar, en una cama, desnudos y entre sonidos de placer, la mujer quedó estática y lo único que logró hacer fue entreabir los labios. John embestía levemente a Paul, mientras que de sus labios se escapaban unos suspiros y palabras comprometedoras.

    Ninguno de los dos notó la presencia de Yoko, así que creían que estaban libres de decir lo que quisieran. Yoko casi se desmayó cuando vio las masculinas manos del músico acariciar la espalda de John. El hecho de no tener sábanas volvía más dolorosa su realidad.

No quiso continuar viendo eso, se giró y camino con paso decidido al sofá marrón. Donde tomó asiento, esperando a que acabaran. Su mañana de navidad no podía tener peor sabor.

-----------

John dio un grito salvaje cuando llegó al orgasmo, Paul lo siguió con un gemido ronco, no esperaba que eso fuera tan bueno. Las caderas de Paul se sentían exhaustas y ya no podía más, pero había sido la mejor experiencia de su vida.

    Del otro lado de la habitación, a Yoko se le escarpeló la piel.

    John besó a Paul, mientras que el pecho de éste subía y bajaba con rapidez, la velocidad de las pulsaciones de su corazón se tranquilizaban lentamente. El mayor rompió el contacto, lo que hizo al pelinegro dar un leve alarido de dolor. Se inclinó sobre la cabeza de Paul y le regaló uno de los mejores besos que tuvo en su vida. Paul estaba cansado, necesitaba dormir y descansar al menos un poco para poder recuperar energías.

    —Johnny... Quiero descansar un rato. —Paul se giró bajo John, recostando su cabeza por la almohada de plumas.

    Y cerró los ojos, jamás en su vida se sintió más feliz, tener a John a su lado le hacía sentir bastante completo. Se durmió mientras John levantaba su ropa del suelo y se ponía los boxers que tenía la noche anterior. Nunca se sintió tan complacido como después de haberlo hecho con Paul y saber que sus sentimientos eran correspondidos.

    Notó que la puerta estaba entreabierta y no le preocupó demasiado. Lo que sí le preocupó fue ver a Yoko sentada en el sofá, brazos cruzados y mirada penetrante. La sangre que corría por las venas de John se congeló, deseó se la tierra le tragara y que Paul se fuera junto a él.

    En todo caso, sabía que ambos irían al infierno juntos.

    —Esperé todo de tu parte, John. —Se levantó—. Todo menos esto... maldito marica. 

---------------

Dejaré nuestro maratón hasta aquí por el día de hoy o me quedaré ciega por leer tanto en la laptop y porque ya vamos a la mitad de la historia :v 

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