Capítulo 15: Signo de locura. [Final]

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Nunca creyó que volvería a lo mismo, tocando la puerta de su antiguo compañero, todo el tiempo trascurrido después de su huida tuvo un sentimiento de culpa tan extremo que sólo quería desaparecer de la tierra, descubrió que alejarse de John tampoco fue la mejor idea.

    Tenía tanta culpa que le dolía pensar en como había abandonado a John, sin algún adiós ni una mirada cariñosa, sin algún último beso de sus labios. Pasaron meses, más de los que Paul desearía que hubieran pasado, estaba totalmente inconsciente del tiempo que había transcurrido desde la última vez que había visto a John.

    Tomó el mango de su guitarra con fuerza, causa del miedo y nerviosismo que le causaba estar frente a la puerta del departamento de John. Meses atrás se había dado la noticia del retiro indefinido de John Lennon. Ahora, según muchos decían, se hacía cargo de su familia. 

   Sin embargo, John seguía extrañando al cara de bebé.

    Paul golpeó la puerta con sus nudillos, suspiró pesadamente y se sacudió para volver al mundo real. Del otro lado de la puerta, un hombre se acercaba limpiándose las manos por un delantal blanco, era John, con menos cabello y menos preocupaciones, más maduro.

    Abrió la puerta, esperando que fuera Yoko que había vuelto de su visita a una conferencia de arte conceptual. Pero en lugar de encontrarse con ella, su ánimo cambió totalmente al ver a su ex-mejor amigo -¿o ex-amante?- frente a su puerta.

    —Hola —murmuró Paul, mientras que inconsciente de sus actos, su piel se tornaba a un tono pálido.

    —Hola —respondió John indiferente, era cierto que extrañaba a Paul, pero no podía saltar sobre él y estamparle un beso después de lo que éste le había hecho hace meses.

    —Estuve pensando sobre las cosas... —Paul seguía parado en la puerta. John se recostó por ésta—. Ya sabes, sobre lo que pasó, creo que... Podríamos intentar de nuevo aquello de hacer una canción —dijo mostrando la guitarra a John.

    Él suspiró, realmente se estaba esforzando, hacía exactamente lo que Paul le pedía en aquella ambigua nota, se estaba haciendo cargo de sus responsabilidades; tenía el pan en el horno y Sean podría despertar en cualquier momento y tendría que cambiarlo, no estaba con tiempo para hacer canciones. Había decidido más bien seguir con los dibujos y escritos, teniendo un perfil más bajo ante el gobierno y evitando problemas para él y su familia. Pero Paul estaba ahí, frente suyo con una tentadora sonrisa y con la guitarra de diestros en la mano, sonrió por la guitarra y miró a Paul, tragando saliva.

    —Mira, Paul, ahora realmente no tengo tiempo, tengo el pan en el horno y debo cambiar a Sean, así que por favor, no me molestes cuando me hago cargo de mis responsabilidades. 

    Paul desvió la mirada de la de John con mucho dolor, no podía creer que ese hombre quien le dijo que le amaba, estaba tratándole como una persona común y corriente.

    —No te haces cargo de algo —dijo Paul deteniendo a John antes que este cerrara por completo la puerta, observó nuevamente al hombre que se negaba a irse y esperó a que hablara—. Yo también soy tu responsabilidad.

    John ladeó a cabeza y una risa maníaca se escapó de sus labios, Paul le siguió con menos entusiasmo, pero un poco de la risa de John le dio mucha gracia.

   —Dime por qué eres mi responsabilidad —pidió John.

    —Por enamorarme —respondió, a John el corazón se le estrujó de gusto y esperó a que Paul se fundamentara—. Mira, cuando uno tiene un cachorro no es su cachorro hasta que le pone un nombre, sólo después de eso y de crear un vínculo éste se convierte en su responsabilidad. Y yo soy tu responsabilidad, John.

    John sonrió de lado y se relamió los labios con parsimonia, no esperaba eso de Paul. 

    —Has estado leyendo El principito ¿No? —dijo John en medio de una risa, Paul se avergonzó por su falta de originalidad y bajó la mirada.

    —Bien, sólo quería decirte que quisiera intentarlo de nuevo, ya sabes, sobre la canción y lo que dejamos de lado ¿Recuerdas esa frase? Mejor libertad con peligro que paz con esclavitud, era realmente hermosa.

    Paul miró a la nada mientras recordaba con gusto aquel día, ahora el clima era parecido al del día en que se reencontraron. John sonrió junto con Paul y sintió una necesidad extrema de besarle nuevamente, adoraba la expresión de Paul cuando le besaba desprevenido. Su rostro sorprendido podría llenar totalmente el mundo de John.

    Lo tomó de la camisa, sabía que eso no iba a pasar a más de un beso y menos iban a volver a intentar escaparse, pero John necesitaba hacerlo, por lo menos una vez. Unió sus labios en un beso que dejó atónito a Paul, con los ojos abiertos y el corazón a punto de escaparse del pecho. John lo estrujó hacia él, de manera en que no separaban sus labios por nada del mundo, sus labios se reencontraron después de meses y besos desperdiciados. Por fin estaban con quien deseaban estar.

    John tomó la iniciativa y profundizó el beso de manera tierna, a una parte de él, todo eso le dolía.

   Por primera vez se alejó de Paul por falta de aire, quien quedó atónito, tal como John quería. Éste ingresó lento a su hogar y tomó el pomo de la puerta, le observó con dolor y dijo las siguientes palabras, prefiriendo dejar las cosas así.

    —Repetir las mismas acciones y esperar resultados diferentes en un signo de locura, Paul.

    Y con una sonrisa en los labios, cerró la puerta.

We Fail Again [McLennon]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant