Goku leyó la nota con los pies sobre el enorme sillón al frente de los pasillos, dio vueltas graciosas moviendo los dedos más preocupado que nunca.
- ¿Qué tipo de relación tengo con Vegeta? ¿Los... Amigos suelen hacer esto? Puede que sea ¿malo? -susurró.
¡Era su amigo! O... ¿No?
Observó por la ventana, contemplando el cielo grisáceo. Iba a llover, obviedad a ciencia cierta.
Resopló. ¡Qué problema! Pero si tan sólo eran simples e inocentes notas pensadas en un momento de inspiración.
Descendió los pies hasta el suelo, acomodó su traje y dio marcha para buscar al que le había enviado esa última nota. ¿Por qué última? Pues porque tenía pensado acabar con el llamado "juego" entre él y Vegeta.
Eso no significaba que se echara hacia atrás sobre el avance de los papelitos, mas bien, quería soltarlo todo sin temer a su distanciamiento.
Vegeta, su más preciado amigo -o así lo veía-, requería de una buena conversación. Ya no se preocupaba más, sólo iba a darle una explicación. Una que saliera de su corazón, que fuera cara a cara.
En la máquina se escuchaban los golpes a robots diseñados para el entrenamiento.
Vegeta resopló cuando el detonar de uno de ellos marcó la culminación del arduo trabajo. Se acercó al controlador y todo, poco a poco, se fue limpiando del suelo de la máquina. Sus ojos se cerraron tratando de nivelar la agitada respiración, agachó el cuerpo e hizo flexiones rápidas. Giró el cuello, y cuando volteó a recoger la toalla debajo del metal se llevó un gran susto; peor que el de una película de terror.
- ¡Kakarotto! -exclamó alarmado. ¿Qué conseguía asustándolo?
-Hola -sonrió- Ah... Lamento haberte...
-Agh -tomó la toalla- No pasa nada. Creí que estabas en tu casa ahora mismo. -caminó descalzo hasta la puerta del mini cuarto de baño- Últimamente te quedas hasta tarde, no le veo mucho sentido. Sólo debes leerla, escribir tu respuesta y dejarla en recepción. -su mirada confundida le quemaba la espalda cubierta por una camiseta negra de tirantes. Dicha sensación lo hizo girar y mirarlo de frente- ¿Qué?
-¡Eh! -alzó desprevenido. Era ilógico, hizo su aparición serio y seguro de lo que iba a decir. Pero, al entrar y verlo trabajar su fuerza de esa manera. Algo en él tembló-Pues... Venía a hablar contigo.
- ¿Sobre qué? -indagó cruzando los brazos y recostando el cuerpo en la pared.
-Las notas...
-Pero si ya aclaramos eso, además te dejé en claro que debes parar con ese asunto.
-Sí, y lo sé. -ojos, manos y el cuerpo sudoroso- Yo... Estoy llevando bien el tema, pero de todas formas quise venir a explicarte.
- ¿Explicarme qué?
Las continuas respuestas eran eco en su cabeza. Intentó ordenar sus ideas: primero le explicaba por qué decidió iniciar con ese "juego"; segundo, hablar sobre los disimulados consejos que se brindaban, mejoras, para ser exactos y tercero, dejaría fluir el fin a las notitas entre ellos.
-Bueno, muchas cosas... -Vegeta cruzó los brazos- ¡No me mires así! Siento que voy a desmayarme.
- ¿Es tan importante tu explicación?
-Para ti, creo que sí. Lo dijiste en la última nota, ¿verdad? No entiendes por qué te orillé a esto.
-No, no lo entiendo.
-Es justo lo que voy a explicarte.
-No me creo esto. ¿Tú explicando algo?
-Vamos. No seas así... -giró hacia atrás- ¿Quieres sentarte?
-Estoy algo exhausto. Okey. Pero que sea rápido.
Para ser honestos Goku no tenía mucho que narrar. Vegeta conocía la parte de querer ayudarlo a acercarse a las personas, de querer saber lo que el otro pensaba sobre los defectos, etc etc. Pero Goku, hacía pausas por llevarle las cosas con calma. Narró, por último, el motivo que lo tenía tan nervioso y que hasta ahora había callado.
- ¡¿Cómo?! -gritó exaltado- ¡¿Bulma tuvo que ver en esto?!
-S-Sí... Pero no grites. Rayos, sabía que ibas a reaccionar así.
- ¿Y cómo no? ¡Esa mujer envuelta en una idea de niños!
-La idea fue mía. Se lo conté, ella me apoyó con respecto a acercarme más a ti y ¡sucedió! Le platiqué también que estabas de terco y no querías aceptar. Ella me obligó, por mi bien claro, a convencerte.
- ¡Agh! ¡Por eso fue que estuvo tras mío cuando escribí las primeras notas! ¡Ya verá!
-Vegeta, calma. No te lo conté temiendo tu reacción. En parte, no quería desperdiciar tu buena colaboración -apoyó el cuerpo en el metal y alzó la cabeza. Vegeta hervía en ira- ¡Pero dejé de conversar con ella cuando me lo pediste! ¡Lo juro!
- ¡Tonto! -y así, el guerrero criado en la Tierra, recibió un buen golpe en el hombro.
- ¡Auch!
-Te mereces más... ¡Insecto!
-Lo siento mucho. Pero no sabía cómo llegar a ti, en serio.
-Insististe por semanas, ¿ese era tu plan?
-Originalmente no. Era, o estar detrás tuyo preguntando, o hablar con Bulma los dos. Ella se encargaría de convencerte a toda costa.
-Mujer metiche... -demandó, obtando por la misma postura de su compañero.
-Mmm... -rascó su nuca- Y bueno... ¿Qué opinas sobre lo que te dije?
-Kakarotto, no eres un médico de comportamiento. ¡No estás capacitado para hablarme como si fuera una terapia!
- ¿Lo ves así? -sonrió- Quiero hablarte de amigo a amigo, no es muy difícil que digamos.
- ¿Amigos? ¡Me hablas al igual que un médico! Yo no puedo ser tu amigo...
A Goku le desanimó lo último. ¡Él sabía! Vegeta no reconocería por más que se lo rogara, el hecho de los amigos. Algunas veces solía decir cosas cariñosas, debía esperar a ese momento.
- ¿Podemos hablar de eso... Aunque... No seamos amigos? -en cierto rincón de su corazón, decir que no eran amigos cuando él pensaba lo contrario; le ardía como una llama.
Vegeta permaneció en silencio, observando todas las paredes de la máquina. ¿Cierto, no? Amigo, amigo no era. ¿O se equivocaba?
Quiso seguir con la conversación, sin embargo, recordó el último punto por el que tratar. Kakarotto tenía en mente dejar el llamado juego por él. ¡Cómo podía ser eso!
—Bueno, no es que me interese. Pero tal vez después... —inclinó la cabeza de perfil mirándolo un tanto enojado— ¿Estás seguro de esto? ¿Quieres dejarlo, en serio?
—Sí... Le di vueltas y llegué a esa conclusión. Después de todo, ambos existimos en esta realidad. Podemos hablar en base a esas notas, es por eso que te comenté de conversar los dos. Sin ser amigos, como tú dices, pero al menos conversar. ¡No más escritos! ¡Quiero que digamos más cosas como esas de frente!
El Saiyajin destelló un vuelco en sus mejillas, era una sensación cálida. Su estómago dio un giro, casi chispeando como fuegos artificiales. Pocas veces Kakarotto era tan serio (sin contar las peleas), tenía en su mirada la disposición exacta y un propósito concreto.
— ¿Qué dices? Yo creo que fueron y serán un curioso descubrimiento, Vegeta. ¡Nunca me había sentido tan feliz de escribir algo! Bueno, ahora haremos lo mismo pero de boca a boca.
— ¿Pasar del papel a las palabras?
—Sí. ¿No te gustaría?
—No le veo sentido. Tampoco es que quiera tener un horario para hablarte.
—Ah... No debe tener un horario. ¡Será cuando tú lo desees! ¡No habrá problema por mí!
—Usar la cabeza te hace daño, tonto.
— ¡Hey!
Largó una risa leve. Interesante. ¿Quién le podía quitar el hecho de hablarle y, de cierta forma, hacerlo pensar? ¡Sus neuronas debían activarse, aunque sea por unos cuantos minutos!
— ¡Ríete más, Vegeta! ¡Te hace ver genial, sin arrugas, sin enfado!
Inútil e ingenuo. ¡Le veía el sentido a hablar con él, tenía limones para rato y extraer jugo de allí, con todas esas "imperfecciones" tan notorias!
Goku arrimó su cuerpo siguiendo el propósito de querer contemplar más de cerca esos entrecejos que se le formaban en la frente. Vegeta, que ojeaba despreocupado el lado contrario a su rostro, giró de manera brusca; los ojos negros de Goku se aparecieron en su campo de visión. ¡Maldición! ¡Demasiado cerca!
— ¡¿Qué haces?!
—Ah... ¿Mirar tu rostro? Es que... Si se remarcan esas líneas aquí —y con el dedo índice, le entregaba el trofeo por el hombre más curioso del planeta. El contacto que hizo contra su frente le estremeció. ¡Por qué esa cercanía de pronto!
— ¡Idiota! ¡No te me pegues! —alzó el brazo que se hallaba junto al de Goku, sin esperar que ese movimiento iba a desorbitar los reflejos del "creativo"
Teniendo las piernas entrecruzadas formando un triángulo, se sometió a tener tremenda cabeza hueca justo allí, en las zonas bajas.
— ¡¡Kakarotto!!
— ¡Woaa! ¡Perdón! ¡Perdón!
Goku apoyó el brazo en el suelo, Vegeta era una bomba en reversa. ¡Qué idiota y descarado! Las cosas no frenaron allí, la suerte les iba de mal en peor. ¿O tal vez mejor?
Al subir el rostro quedó estancado de los ojos y las pestañas que subían y bajando, en intentos por despertar de una "pesadilla" al tener a la "estúpidez" tan cerca.
A pesar de los intentos por tragarse su mirada y, por otro lado, apartarse de él en un simple "error", Goku estaba por tocar el terreno más ansiado de degustar: sus labios. Peligro. Peligro.
¡Huyan, por favor!
De pronto, ¡quién sabe por dónde entró esa ráfaga de aire mágica acompañada por los chasquidos estruendosos de la lluvia! que se vieron unidos en un beso.
O bueno, beso, beso no era.
Goku apenas y pudo controlar su nerviosismo. ¡Y cómo evitarlo! ¡Sus ojos, su nariz teñida de un rojo en la punta, sus evidentes pestañas medianamente rizadas, y sus pómulos que hervían! ¡Y para rematar, esos labios resecos! Él no lo entendía... ¿Quizás les daría algo de calor, algo de atención para dejarlos y devolverlos a ese color rosa al que acostumbraba?
Las manos le temblaron al subir, y sobrecargar su peso en los antebrazos.
El "casi beso" los mantuvo unidos un par de segundos más. Digamos que sólo estaban pegando bocas y dándose calor, pero no quitaba el haberse besado. El haber tocado una zona peligrosa, que curiosamente, ya le pertenecía a otras mujeres.
Vegeta = estático, hielo, roca, muro. ¡Cuántos más!
Se derrertía por lo bajo, y enfurecía a su vez. No es que hubiera pensado en besarlo, ni mucho menos acercársele con algún tema "amoroso". Sin embargo, su respiración lo llenaba de vida. ¿Y el dizque beso? ¡Pues era el peor del mundo!
Como se aclaró, él no lo esperó ni lo anticipó. Pero en su subconciente, esperaba algo más ¿bueno?
Goku😚
Vegeta😐
N/A El próximo es el último. ¡Se viene un epílogo!