La vida duerme tranquila
ignorando los escrúpulos de un alma que vive tras los escombros de su propia existencia
sintiéndose tan decepcionada
mientras cuenta los minutos para acabar con el error que el tiempo deja,
la realidad es tan frágil como las alas de una mariposa que vuela con indiferencia
sin saber la curiosidad que consume a una mirada desde
abajo.
Lo que se oculta de día aterra durante las noches
cuando la mente termina perdiéndose entre los [di]minutos -granos- de un reloj de arena
y los misterios del pasado,
mirando nada más segundos atrás,
al encontrar de repente floreros
llenos de osadía y techos cuales inmensos vacíos que no dejaba traspasar las ideas,
la imaginación puede ser tan p e q u e ñ a.
Discordia en la humanidad
quien se hunde en su falsa admiración
por la libertad
al mismo tiempo que ríe sosteniendo
una botella de vanidad,
mira al cielo buscando algo de lo que apoderarse
sin encontrar nada.
Las estrellas se ocultan detrás de las nubes
como un secreto que puede alejarse hasta desaparecer como si nunca hubiera estado allí
al pasar el día o procedentes del asesinato a la razón y dejando que el sentido común se marchara.
Siguen allí, tan erróneas, tan brillantes cual obra de arte y difíciles al querer ser evitadas.
Los momentos se dirigen hacia lo desconocido
como un ave despistada que es retratada por alguien que no tiene idea realmente de las lunas de plata
ni de la carente verdad
en la orgullosa dignidad.
Gastando la vida al tratar de encontrar paso hacia nuestras metas.
Lo sabíamos, éramos víctimas de una trampa;
del otro lado se encuentra la muerte anhelante
que, con poco interés, aguarda en todos los finales, cada uno con su camino
ya que nunca hubo uno correcto.