Dar vueltas en la cama de repente se tornó divertido. El reloj marcaba las siete de la mañana y dos grandes ojeras nacidas del desvelo me acusaban incansablemente. No pude dormir.
Las emociones, todas ellas, me provocaron insomnio. Y por más que lo intenté no pude conseguirlo, las emociones vividas horas antes me lo impidieron. Eran demasiadas, eran pesadas y fuertes, al igual que los temores.
¿Qué había pasado exactamente aquella tarde de lluvia con Yuuri? Confesamos nuestros sentimientos, sí, pero ¿Qué significaba exactamente eso?
Yuuri dijo quererme, pero no está enamorado de mí. El querer más que un simple sentimiento y desear convertirme en su todo, como él ya lo es para mí, es un sentimiento egoísta que revolotea en mi pecho y parte de mi estómago.
Doy un giro y la puerta de mi habitación se abre. Escucho pasos ligeros, sé que es mi madre sin la necesidad de girar a ver; se sienta a mi lado y acaricia mis cabellos.
-¿No piensas ir a clases? Ya es tarde, Vitya.
No quiero ir, temo que al ver a Yuuri todo se desvanezca. Es más, parte de aquel miedo fue el que me impidió cerrar los ojos y descansar: un miedo a despertar y comprender que todo fue un sueño.
-¿Puedo faltar hoy? Por favor.
-¿Por qué quieres faltar? ¿Te sientes mal?
-La verdad es que sí. No pude dormir anoche y estoy algo cansado. Me duele el cuerpo-Murmuré por debajo de las sábanas.
Soy un cobarde, la valentía se quedó ayer en medio de la conversación. Y la duda nuevamente aflora en mi corazón.
¿Qué soy para Yuuri ahora?
Mi madre sigue acariciando unos segundos más mis cabellos hasta detenerse y alejar el contacto. Ella se levanta y no me insiste más, un ligero "Muy bien" pasa a mis oídos y agradezco su comprensión justo antes de que desapareciera de la habitación.
-Tal vez debería hablarlo con Chris-Dije para mí mismo en espera de escucharlo como una buena idea. Pero recordar la pequeña riña que tuvo con Yuuri me hace descartarlo como una opción.
Me siento verdaderamente pesado, y no física sino anímicamente. La mente me pesa de tanto pensar la misma y la misma situación. Yuuri se ha convertido en mi pequeño talón de Aquiles por el que perderé la batalla en cualquier momento.
Las bisagras de la puerta rechinan una vez más y prefiero hacerme un ovillo cuando la voz de mi hermana interrumpe el silencio.
-¿No piensas levantarte de ahí? No estás verdaderamente enfermo.
-No me molestes, quiero descansar.
-¿Pasó algo ayer?-Preguntó de forma curiosa, pude jurar que hacía una mueca sin necesidad de verla de frente-Yuuri ayer parecía muy apurado en irse ¿Acaso se pelearon?
Sí, ahí radicaba el problema.
En el preciso momento cuando Yuuri y yo decidimos hablar la situación en la que nos meteríamos en ese momento, Irina llegó a casa junto con sus amigas y mis padres. La gran interrupción intimidó a Yuuri y terminó por escapar con una actitud por demás sospechosa. Claro que no faltaron los cuestionamientos de mis padres y de Irina durante toda la cena, pero supe esquivarlos a la perfección.
-No, no estamos peleados-Respondí hundiéndome más en la cama-Ya déjame en paz y vete.
Irina cerró la puerta y una vez más me inundó el silencio dentro de la habitación. Silencio que solo duró dos minutos antes de ser interrumpido nuevamente por mi padre que me pedía bajar a desayunar en compañía suya.
-No tengo mucha hambre, realmente-Dije con desgano. Solo quería dormir porque en verdad, en verdad lo necesitaba.
No estaba deprimido, solo algo confundido. Si Yuuri no estaba enamorado de mí y simplemente yo le gustaba, eso podía significar muchas cosas: desde ser considerado un simple amigo hasta tener un sentimiento casi banal en comparación al mío.
¿Ser novios? Imposible, muy imposible si aquel sentimiento no era el suficiente.
Mi padre también desistió y terminó por marcharse. Era lo mejor.
Tomé mi celular de la mesa de noche y marqué a Chris al menos cuatro veces, de las cuales dos me envió al buzó de voz y las otras simplemente no me daba tono; había apagado el celular.
-¿Pero qué le pasa a ese idiota?-Murmuré molesto.
Lancé el celular lejos de mí y me volví a acurrucar entre las sábanas, hacía frío en esa mañana, afuera venteaba y parecía amenazar con llover.
Una cuarta vez la puerta fue abierta, sin necesidad de ver sabía que se trataba de mi madre. Esos pasos ligeros con temor a despertarme, sin duda no podía ser Irina o mi padre.
El peso se hizo presente de nuevo en mi cama y unas patitas me aplastaron las mejillas, Makkachin lamía mi rostro de forma desesperada, y yo solo pude reír por la emoción que me mostraba.
-Makkachin-Reclamé al verlo sobre mí una vez que me giré completamente.
-Las mascotas son la mejor medicina ¿Verdad?
Mi corazón saltó emocionado dentro de mi pecho. Su voz, su bendita voz en medio de mi habitación y su imagen contrastando con todo lo que poseía me hizo creer que estaba alucinando, demente quizás.
Yuuri estaba ahí, me miraba con un brillo diferente en sus ojos, con una sonrisa ligeramente curveada y con tanta familiaridad que me impactó.
-¿Q-qué haces aquí?-Pregunté sorprendido.
-Vine a verte para irnos juntos a clases, pero tu mamá me dijo que estabas indispuesto a ir. Así que le pedí permiso para venir a verte y ya ves.
Makkachin me mordía los dedos y Yuuri le acariciaba el lomo para calmarlo, estaba jugando con el borde de las sábanas y lucía muy contento como la tarde anterior. Yo estaba sorprendido, nervioso y por demás asustado.
¡Me estaba viendo de nuevo en unas fachas terribles!
-Yo no te di permiso de entrar.
-No lo necesito, a decir verdad es irrelevante si me das o no permiso para entrar-¿Qué demonios fue eso?- Pero bueno. También vine porque quiero darte algo.
Yuuri extendió un cuaderno frente a mí. La pasta era azul y se percibía el aroma a nuevo. Me senté en la cama y con grandes dudas tomé el cuaderno. Que recuerde no me pertenece así que dudo mucho de lo que pueda ser.
Miré los ojos de Yuuri unos segundos, se notaban ligeramente diferentes, con un brillo algo peculiar. Abrí el cuaderno y en la primera página encontré con una gran escritura.
Sorprendentemente estaba en cirílico, algo torpe pero entendible. "Lista de situaciones cliché de Viktor y Yuuri" decía. La sangre se me congeló y mucho más cuando, al girar esa página encontré una lista con enumeración de diferentes cosas, unas marcadas con rojo y otras con azul.
- ¿Qué es esto?
-Un pajarito me contó que quemaste la lista que hiciste-Chris, Irina. Cualquiera que haya sido será colgado en la plaza pública hoy a las seis de la tarde-Y creo que, de cualquier forma, terminarás haciendo otra. Así que esta vez decidí aportar un poco. Las cosas marcadas con azul pueden ser cambiadas, las que están en rojo no.
¿Qué demonios significaba esto?
-Yuuri...
-No, continúa viendo, por favor.
Bajé la mirada sintiendo mis manos temblar, superficialmente pude leer "Cita al cine" "Picnic" "Viaje a la playa" "San Valentín" "Cena familiar" "Asistir a la misma universidad" "Mudarnos" "Conseguir un hermanito para Makkachin" con cada palabra que mis ojos percataban se iban llenando de lágrimas, aunque no quisiera. Pero para todo había un límite, y el mío se presentó en el momento que llegué (después de cinco hojas escritas de lado y lado) a una hoja en especial.
Sé que enamorarse toma tiempo. Pero lleva la ventaja de que ya te quiero. Es difícil, sobre todo para mí, ser cursi o algo romántico. Me gustan esas cosas, me gustas después de todo. Pero no sé si consiga expresarme correctamente muchas de las veces, y por ello pido disculpas.
Tal vez sería mejor esperar el momento indicado para decirlo, pero siento que perderemos mucho si lo hago. Es mejor enamorarse poco a poco, pero yo lo quiero hacer junto a ti.
No me juzgues por estas palabras, es mejor escribirlas que decirlas. Mis sentimientos son algo torpes, pero jamás dudes cuando te digo que te quiero.
-No es muy cursi ni una cosa tan cliché como a ti te gusta. Pero di lo mejor de mí para esto.
-Oh, Yuuri.
-No me gusta apresurar las cosas, a veces por esa razón todo suele salir mal.
Yuuri es lindo y tierno cuando se sonroja, pero aun así conserva esa mirada decidida que vi la primera vez que le conocí. Esos ojos que demuestran un mar de sentimientos que son difíciles de identificar. Yuuri es todo lo opuesto a mí, una estrella que se desconoce su ruta de descenso y yo el sol, perpetuo.
-¿Quieres cumplir la lista de este cuaderno?
-Antes de cualquier cosa...quiero tener recuerdos.
-¡Yuuri!
Tal vez...solo un poco.
-¡Me estás asfixiando! ¡Viktor!
En una pequeña suposición yo podría.... rendirme ante él y aceptar que seré quien reciba todo su amor.