DOMINIK
Por un instante no comprendí a qué se refería, pero al cabo de unos segundos al notar como mi corazón se había detenido y el ambiente cálido había cambiado de manera radical a un ambiente tenso e impasible, me dí cuenta de que existían un millar de posibilidades de que ella estuviese siendo honesta. Su boca se entre abrió como auto respuesta y no podía ni imaginar qué sería lo siguiente en denotar de ésta.
Sin embargo, infortunadamente, el ruido de la puerta al abrirse la hace detenerse mientras un grupo de hombres entran a la sala dando ligeros traspiés. Le observo impasible, sentado aún en la silla de cuero frente a ella. Sullivan remueve su cabello con nerviosismo y sus ojos se clavan directamente en los de Günter, personaje que le dedica una sonrisa amistosa la cual no tiene lugar en la situación.
¿Desde cuando intercambian expresiones?
Günter se aclara la garganta con pasividad mientras el resto de los caballeros se plantan en la puerta intercambiando furtivas miradas sin saber qué demonios sucede.
-¿Le hemos interrumpido? -la obvia pregunta de Günter, me lleva a rodar los ojos mientras que Amber mantiene sus labios sellados.
-Es posible. ¿Qué sucede? -contesto, ignorando el hecho de que puede que hayan interrumpido en el momento más importante de mi vida. Siento un revuelo en mi estómago y muero de ganas por retomar la conversación que he dejado a la mitad.
Günter se rasca la nuca a la vez en la que intercambia miradas con el grupito ubicado frente a la puerta.
-Nada interesante. Necesitamos usar el salón, es todo-me explica haciendo extraños movimientos con sus manos. Desvío mi mirada a la castaña frente a mí, sus mejillas están rojas y por lo que puedo percibir, intenta esconderse de la mirada cazadora de Günter-. También necesitamos que estés presente durante la reunión, Dominik-menciona esta vez, clavando sus ojos en la castaña.
Sullivan no tarda ni dos segundos en entender lo que debe hacer. Se levanta torpemente y me dedica una mirada que no logro comprender, el miedo está presente en sus pupilas y por primera vez logro entender que una mirada puede decir más que mil palabras. Solo me limito a sonreírle de manera amable y estrechar su mano con profesionalismo. Su mano está húmeda debido al sudor y me permito apretarla un poco para indicarle que no sucederá nada malo. Günter termina ubicándose a su lado, su mano se desplaza hasta sus caderas y las fija justo en el punto en el que su abdomen se quiebra. Frunzo el ceño. ¿Qué diablos le sucedía a este par?
-La acompañaré hasta la entrada, si no le molesta, ¿qué dice señorita Sullivan? -Amber asiente con inseguridad, dedicandome una última mirada para marcharse de la sala junto al depravado de Günter.
No puedo evitar sentir una pequeña molestia en mi pecho. El la había tocado de una manera que ella no debía permitir. No era estúpido, y juzgar por el comportamiento de ambos, sabía que ellos tampoco lo eran. Ocultaban algo. Algo más alla de lo irrelevante. Y por alguna razón intuía que estaba relacionado conmigo y mi pasado.
La reunión empezó más pronto de lo que hubiese esperado. Gunter demoró unos cuantos minutos en hacer su aparición frente a los hombres en trajes típicos de los suburbios. Sin embargo, por más que intentara concentrarme en lo que se estaba hablando, mi cabeza deambulaba por el lugar contra mi voluntad. Por alguna razón no podía sacarme sus palabras de la cabeza. Ella sería incapaz de jugar con un tema como ese, ¿o tal vez no?
Los negocios de la empresa habían descendido notablemente durante los últimos cuatro meses y la pérdida de material, recursos y mano de obra se había vuelto transcendental, no podíamos obviar la mancha negra en un papel completamente blanco. Así que Günter tomó la decisión de buscar un nuevo socio para la empresa, alguien con una perspectiva más allá de las paredes de aquel edificio y de los valles alrededor de la ciudad, alguien con autoridad, firmeza y determinación. Pues al principio no comprendí de quien se trataba. Hasta que hizo su gran aparición teatral para todos los presentes. Nicholas.
-¡Que sorpresa! -no puedo evitar soltar mientras todo se encuentran alabando al imbécil frente a nosotros con una enorme admiración.
Nicholas estrecha su mano con algunos socios que se encuentran en el lugar y finalmente se acerca a mi, con esa sonrisa burlona que cuelga de sus labios. Reprimo una mueca de asco y me limito a mirarle con seriedad.
-¿Feliz? -pregunta a propósito, pues el más que nadie sabe cuán felíz me encuentro. Estiro mis piernas por debajo de la mesa e intento relajarme y convencerme de que esto es solo una pesadilla. Una maldita pesadilla.
-¿Qué sucederá con tu empresa en Inglaterra, Dray?
El hace una mueca con sus labios antes de rodear la mesa para sentarse a mi lado.
-Puedo hacerme cargo de ella a distancia -alega, palmeando mi hombro con rudeza mientras tanto permanezco rígido ante su afectividad-. Además, a Am le encantará la noticia, se cuanto adora estar aquí y, ¿qué mejor noticia que esta?
-Por supuesto.
Nicholas se gira levemente para observarme, achica sus ojos e inhala un suspiro para volver a abrir su boca, la cual pareciera no poder cerrarse jamás.
-En realidad serán dos grandes noticias. ¿Quieres saber cuál es la segunda noticia que tengo para Sulli? -añade, esbozando una sonrisa de oreja a oreja. Pongo los ojos en blanco, inevitablemente. Su presencia me disgusta.
-No.
Aún así procede a contarme sobre la gran propuesta que cambiará la vida de Amber.
-Le propondré matrimonio, ¿no es genial eso, Drac?
No puedo evitar soltar una carcajada ante su comentario. Y aunque en el fondo de mi se que solo lo hace para enfadarme y hacerme salir de mi zona de relax, no logro evitar sentir mi sangre comenzar a calentarse. Ha sido suficiente. Nicholas pedía a gritos una buena paliza y ¿ganas?, ganas no me faltaban.
-¿Quieres saber algo, Nick? -hablo después de un par de segundos en los cuales le arranqué los testículos mentalmente. Nick asiente con su sonrisa de suficiencia aún en sus labios-. Suerte con eso-finalizo antes de levantarme de la silla y juntarme con el resto de los caballeros en el lugar.
La sonrisa de Nicholas se borró. Y su rostro adquirió una mueca patidifusa.
El solo hecho de imaginarme a Sullivan en un puto vestido de novia unos tres dedos por encima de sus rodillas, mostrando sus esbeltas y delineadas piernas, su cabello envuelto en una coleta o quizás, libremente sobre sus hombros, con un ramillete de rosas blancas en sus manos, o quizás margaritas-su flor favorita- bailando con gracilidad hasta el altar con Derek colgando de su codo y Nick esperándole junto a un regordete con la biblia entre sus largos y temblorosos dedos, exclamando palabras para crear un lazo entre ellos, me causa espamos en todo el cuerpo.
La imaginación no conoce los límites.
Günter se despide de un par de hombres que no parecen hablar nuestro idioma, y decide acercarse a mí. Le recibo con una mueca en mis cejas, estupefacto aún por su anterior comportamiento hacia Sullivan.
-No luces felíz -aclara lo que yo ya sé. Suelto un suspiro y llevo mis manos a mi cabello.
-Tu, al contrario; luces exageradamente felíz.
-¿Por qué no habría de estarlo, hijo mío? -comenta, sacando una caja de cigarrillos del bolsillo de su saco y procediendo a encender uno. Le miro serio y juro en mi fuero interior que está ocultando algo-. Es un lindo día, deberías salir, tirar con alguna perra, vivir, Drac-Günter ancla sus ojos en los míos con autoridad y me sorprende la semejanza que hay en ellos a los míos-. Vivir es importante, no olvides eso.
-¿Derek sabe que le vendiste parte de tus acciones a Nicholas? -me adelanto en preguntar obviando su anterior conversación. El más que nadie ha olvidado lo que vivir significa.
Günter mueve sus labios y exhala el humo contenido en sus pulmones. Mueve su cabeza e inclina las palmas de sus manos contra la mesa.
-Derek sabe mucho más que eso. El fue el de la idea de buscar un socio con sentido futurista, yo solo me encargué de hacer a Nicholas firmar el contrato.
-¿Me estás tomando por el culo, no? -Günter arruga su rostro sin comprender mientras mi cuerpo estalla en un sentimiento que bien conoce: ira-. Existen millones de imbéciles en el mundo que suelen decir que poseen visión futurista, imbéciles con millones de millones y tu tuviste que contratar a ese idiota-murmuro notablemente esclarecido-Que por cierto, no posee una pizca de visión y mucho menos futuro si sigue haciendo cosas que no debe-añado.
Günter suelta una carcajada y retira el cigarrillo de su boca. Una sonrisa socarrona se dibuja en sus labios.
-¿Es a mí o esto huele a celos? -inquiere con un astibo de burla latente en cada una de sus palabras.
-¿Por qué demonios estaría celoso de un imbécil como el?
-Quizás porque un imbécil como el tiene a la chica que quiere un imbécil como tú-se ríe.
-Sigue soñando, viejo.
* * *
Derek me había invitado a salir a algún club en la ciudad. Al comienzo me negué rotundamente. No quería salir con nadie y a ningún lado que no fuera mi apartamento. Sin embargo, las palabras de Günter comenzaban a causar efectos en mi mente. Era increíble como a estas alturas ese cabrón sabía controlar a cualquier ser humano con la más ridícula labia que saliera de sus labios.
De algún modo el tenía razón; a mis veinticinco años de edad me había dado por vencido.
Vivir es importante, no olvides eso.
Decido darme una ducha tan pronto llego a casa. Observo la retahíla de portaretratos que cuelgan en una pared. En uno de ellos, un bebé sonríe frente a la camara con un pequeño carro de juguete en sus manos, a sus espaldas un señora con el cabello dorado sonríe dulcemente. En la que le sigue a esta, el niño está acompañado de una pequeña con rizos de oro se encuentra con la boca abierta y lágrimas en sus ojos de color azul. Un azul tan profundo como el océano. En la siguiente foto, la pequeña sostiene un peluche de color azul sobre su cabeza. Parece tratarse de un pequeño oso de muñeco con ojos de botones en color rojo. Sus ojos llaman mi atención y por un momento creo reconocerlos. Azul. Solamente azul.
Seco mi cabello húmedo con la toalla mientras continuo contemplando aquel retrato.
-¿Quién eres, Daniela?
* * *
Cuando llego al club el cual se encuentra a unos cincuenta kilómetros aproximadamente de la ciudad, Derek se encuentra sentado en una mesa esperándome. Frente a el un grupo de chicas semi desnudas se encuentran danzando frente a un tubo metálico. Sus largas y esbeltas piernas se deslizan al compás de una canción un tanto erótica mientras un grupo de jóvenes hormonales que no deben ni tener la edad suficiente para entrar a este lugar, gritan desaforados por encima de la música. Ruedo los ojos, trotando hasta la mesa.
Derek me recibe con una botella de cerveza mientras el bebe la suya como si no hubiese un mañana. Sus grisáceos ojos persiguen los míos hasta que finalmente decido sentarme a su lado, estirando mis extremidades. La música me ensordece, pues la tengo casi al pie de mi oído pero no me inmuto ante ella aunque resulte desagradable.
-¿Cuánto tiempo tienes que no sales de tu Dracicueva? -cuestiona al cabo de unos segundos para iniciar alguna conversación-. Empiezo a creer que eres una extraña clase de vampiro amargado-comenta entre risas.
Le lanzo una mirada seca antes de llevar la botella a mis labios para darle un trago a la vez en la que intento concentrarme en la rubia que baila frente a mi sin despegar sus ojazos azules de los míos.
-No he tenido tiempo. Es todo-me encojo de hombros y ruego a dios para que no insista más en el tema-¿Gabriela te dejó salir? -inquiero yo, asombrado y esbozando una sonrisa.
Derek suelta un bufido y se pasa la mano por la cabeza.
Bien sabía que desde que ambos se casaron, el había perdido esa libertad que solía tener. No sabía si simplemente lo había aceptado y había aprendido a convivir bajo las reglas de Gabriela o si solo pretendía que no le interesaba su antiguo estilo de vida. Sus hijos apenas tenían cinco años de edad. No creo que sea tan difícil tener que convivir con dichos monstruitos.
-Me escapé, lo cual es diferente-se encoge de hombros y le da un trago a su cerveza. El parece notar que la rubia no despega sus ojos de los míos, por tanto no demora en hacer un comentario sobre el tema-Creo que la traes loca, desde que llegaste no ha parado de mirarte, viejo.
Suelto un bufido y niego con mi cabeza, dándole un vistazo a la rubia.
-Creo que son cosas tuyas.
Derek sonríe burlón y posteriormente hace una danza con sus pobladas cejas poco usual en el. Con un potente y corpulento silbido le indica a la chica que se acerque y yo no puedo evitar fruncir el ceño.
-¿Les puedo ayudar en algo? -pregunta fingiendo timidez pero bien puedo notar que la rubia no tiene ni un pelo de tímida. Una media sonrisa se dibuja en sus labios pintados de un labial rojo intenso. Sus dientes perfectamente alineados brillan en la oscuridad debido a lo blancos que son.
-¿Puedes decirnos tu nombre? -le pregunta el ojos grises a mi lado sin ningún astibo de vergüenza.
Ella vacila, sacando su lengua y desplazandola por la hendidura de sus dientes.
-Depende de quién lo pregunte-murmura, guiñandome un ojo descaradamente. Le miro serio pero intentando suavizar la expresión de estupefacción en mi rostro-Mi nombre es Daniela, un placer...
No la dejo terminar de presentarse cuando le interrumpo rápidamente.
-¿Daniela?
Ella asiente, frunciendo el ceño y lanzándome una mirada llena de confusión. Intento calmarme pero mis ojos se han anclado a los suyos. Derek aprieta mi hombro con suavidad, insinuandome que comienzo a espantarla.
-Lo siento...yo...eh...-me disculpo, o eso pretendo pero las palabras que Sullivan había dicho esta mañana comenzaban a martillar en mi cerebro. Las dudas taladraban enormes agujeros en mi cerebro y la imagenes en los portaretratos del apartamento que Günter me había asignado apariencian como pequeñas películas en mi cabeza-Es un lindo nombre, es todo.
Ella sonríe poco convencida.
-¿Nos conocemos de algún lado?-inquiere de pronto sin poder dejar de mirarme. Al parecer ella está igual de hipnotizada conmigo como yo con ella-Te me haces jodidamente familiar...y sensual pero familiar.
Derek alza sus cejas y bebe su cerveza en silencio sin poder dejar de prestar atención de la situación.
-Lo dudo. El casi no sale de su casa-constesta el al notar mi desconcierto. Daniela asiente con decepción.
-Bueno...estaré por allá por si necesitan algo-se despide sin dejar de mirarme.
Gracias al cielo Derek no hizo ningún tipo de pregunta relacionada con la anterior situación. Sabía que no tardaría en meter su naríz en eso pero justamente ahora no quería hablar sobre ello.
Estaba desconcertado. No podía creer el parecido que tenía esa chica con la bebé en las fotos que hay en casa. Sus ojos azules. Cada detalle era demasiado familiar. No podía dejar de pensar en ella. Simplemente no podía sacarmela de la cabeza. Con mucha facilidad ella podía ser Daniela, aparentaba su edad, eran parecidas en físico.
¿Y si ella era la chica que he estado buscando toda mi vida?
¿Y si ella era Daniela?
* * *
Después de alrededor siete botellas de cerveza más unos cuantos cócteles cargados de licor, ya no recordaba ni propio nombre. Mi visión era completamente borrosa, todo me daba vueltas y estaba a completa oscuridad. Una canción roquera resonaba en los altavoces del lugar y un grupo de chicas esbeltas se encontraban a mi alrededor. Una de ellas se encuentra sentada sobre mis piernas mientras que otras dos aprietan mis costados con sus voluptuosas caderas.
-Siempre quise cogerme a un galán con tatuajes-roronea una morena de cabello lasio en la entrada de mi oído, causandome escalofríos.
-¡Callate Kyana!-escucho gritar a su amiga al otro extremo del sofá-Ese muñeco es mío, perra.
Exhausto de escucharlas discutir decido alzar mis brazos en señal de rendición.
-No soy de ninguna de ustedes, ¿capisci?
-¡Y es bilingües!-exclama una de ellas emocionada, deslizando sus dedos en la abertura de mi camisa.
Sus largas y afiladas uñas rasgan mi piel, suelto un gruñido pero no me quejo al respecto mientras la que se encuentra sobre mi se frota constantemente contra mi pantalón. Sin embargo, estoy lo suficientemente ebrio como para no poder darle tanta importancia. Todo me da vueltas y creo que comienzo a alucinar.
«Vivir es importante, no olvides eso»
« Le propondré matrimonio, ¿no es genial eso, Drac? »
«
¿Es Dominik Habich culpable?»
«Si. Es culpable»
«Te amo, Drac»
«Te amo, Sullivan»
«Escapate conmigo. Escapemos lejos. No asistas al juicio, Drac»
-¡Basta!
«Christina murió»
«Hugo murió »
-¡Ya basta! ¡Cállense!
«Eres igual a mi. Terminarás destruyendo todo lo que amas. No puedes evitarlo»
«Eres un asesino»
-Por favor, haz que se detenga.
«No puedo respirar, mani. La puerta no se abre»
«¿Daniela? ¿Daniela estás allí?
«Te amo, mani»
«Adiós, Sullivan»
«Adiós, Drac»
-¿Qué demonios haces aquí, Drac?
-¿Ale...Alessia?