-De acuerdo, haremos esto.- dijo Mathew con seriedad.- si no logras encender la fogata te meteré al mar y si lo logras, también lo haré.- Camila rio volviendo a frotar los palos entre sí.
-Déjame ver si lo entendí. ¿Si no lo logró terminaré mojada y si lo logró, también me mojaré?-
-Eres muy inteligente.- se burló.
-Bien, si terminaré mojada al menos que valga la pena.- dijo antes de mirar como una pequeña nube de humo salía de uno de los troncos.
-No lo creo.- murmuró Miller sorprendido.
-¡Eres mi chica!- dijo Dinah feliz.
Habíamos caminado un poco más y Miller notó los escombros de lo que había sido una fogata. Dijeron que no encendería pero Camila se ofreció hacerlo. No parecía posible pero lo logro.
-Camila, debes saber que soy un hombre de palabra.- dijo acercándose a ella cuando la fogata estaba completamente encendida. –lo siento, pero el agua parece realmente buena esta noche.
-No debes hacerlo si no quieres.- murmuré acercándome a ella.
-Está bien, lo hare.- dijo convencida.- con una condición.-
-Te escucho- pidió Mathew.
-Que vengan conmigo.-
-Encantados.-respondieron Miller y Mathew al unísono. De inmediato se levantaron para retirar sus pantalones quedando en ropa interior. Keana y Dinah se miraron un rato antes de empezar a retirar sus vestidos. Camila hizo lo mismo pero yo permanecí sentada.
-¿No vienes?-
-Lo siento yo no… traigo sujetador.- mi vestido tenía un hermoso escote en la espalda que me impedía utilizar sujetador.
-¿En serio, nena?- preguntó como si fuera insignificante. -Ten.- dijo Mathew tendiéndome su camisa blanca. –Póntela y alcanzamos.- dijo antes de correr junto con Miller al mar. Keana y Dinah los siguieron.
-¿Necesitas ayuda?- preguntó Camila frente a mí. Hice todo lo humanamente posible para no recorrer su cuerpo con mi mirada. Fue inútil. Su ropa interior era provocativa y mis ganas de colocar mis manos en su definida y pequeña cintura eran inmensas. Volví la mirada de inmediato a sus ojos.
-¿Te importaría sostenerlo?- le tendí la camisa de Mathew aprovechando su pregunta. Le di la espalda y suavemente me deshice del vestido, quedando únicamente en bragas. Podía sentir su mirada recorrer mi cuerpo.- ¿Podrías dármelo?- pedí estirando mi mano hacia tras. -¿Camila?- pregunté al no recibir la prenda.
-Lo siento, me distraje.-
-Seguro.- me burlé de ella recibiendo la camisa. Me la coloqué y cerré casi todos los botones. -¿Sabes que esto es una mala idea?- le pregunté mientras caminábamos al mar.
-¿Por qué? ¿Tienes miedo?-
-No pero sabes lo que una camisa blanca y mojada significa ¿verdad?- coloqué un pie dentro del agua. Realmente estaba caliente.
-Espera.- me detuvo evitando que avanzara.- Si la camisa se moja ellos podrían… ya sabes.- dijo sería.
-Lo se.- continué avanzando.
-Tal vez no deberías entrar.- volvió a detenerme.
-¿Por qué?-
-Ellos podrían mirar tus…- no siguió hablando pero señalo la parte de mi cuerpo que se notaría cuando la camisa se vuelva transparente.
-Lo sé, Camila.- sonreí.- Pero ya han visto mis…- señalé mi pecho.- No será la primera vez.-
-Pero…- tomé su mano y la llevé hacia adentro. Caminamos hacia los chicos y para suerte mía y tranquilidad de Camila llegamos a una parte en donde el agua cubría parcialmente mis pechos. Realmente no había que preocuparse, bajo la luz de la luna no era algo que se notara.
No había mucho que hacer ahí así que empezamos a conversar. Mathew seguía molestando a Camila y haciéndola reír. Me gustaba que lo hiciera, podía ver una sonrisa sincera en su rostro. Yo conversaba con Keana y Dinah cuando sentí como Camila tomó mi mano bajo el agua. Evité mirarla y solo sonreí. Sujeté su mano y ambas seguimos en nuestras conversaciones.
-Creo que ya es hora de salir.- comentó Keana. –Tengo hambre.-
-¿Malvavisco asado?- preguntó Miller caminando fuera del agua.
-Eso sería perfecto.-
-Iré por las toallas.- Mathew salió corriendo en dirección al vehículo que no estaba muy lejos de donde nos encontrábamos. Siempre tenía toallas en el maletero. Siempre terminábamos aquí.
-¿Lauren?- llamó Camila deteniendo mi paso. La miré.- Si sales así tu… tu camisa será transparente y ellos...- parecía nerviosa.
-¿Sabes que hay una playa nudista muy cerca de aquí?- pregunté divertida. –Nos conocemos mucho más de lo que deberíamos- seguí caminando.
-Entiendo pero ellos podría mirar y…- me detuve.
-¿Es por ellos o es por ti?- la miré y a pesar de la oscuridad podía notar sus mejillas sonrojadas.
-Lo siento.- dijo avergonzada.- es solo que no me siento cómoda sabiendo que ellos podrían… y yo… yo sé que es ridículo pero…-
-¿Lo dice la chica que usa únicamente su ropa interior?- dije divertida. –Hagamos algo.- miré hacía los chicos. Mathew estaba de regreso y les entregaba las toallas.- Esperaremos a que Math venga y nos cubriremos antes de ir con ellos ¿estás de acuerdo?-
-Lo estoy.- dijo feliz. Vimos a Mathew acercarse al agua y noté que solo tenía una toalla restante. La mía. Camila intentó salir pero la detuve para ser yo quien saliera a recogerla. Miré a Mathew y en ningún momento desvió su mirada a mi transparente camisa. Lo conocía muy bien.
-Gracias.-
-De nada- sonrió.- Sal ya, Camila, se acabaran los malvaviscos.- dijo regresando a la fogata.
Camila salió del agua dejando al descubierto su perfecto cuerpo. Miré sus ojos que no se apartaban de los míos. Quise reír pues, a diferencia de Mathew notaba como ella quería bajar la mirada.
-Solo quedaba una.- la cubrí con mi tolla, cerrándola bien por enfrente. –Vamos, los chicos…-
-Lauren.- sonreí al escuchar mi nombre. Me gustaba cuando lo decía y estaba segura que ella no lo dejaría así.- podríamos compartir la toalla.-
-¿Por qué no puedo ganar contigo?- pregunté llegando junto a ella para tomar parte de la toalla y cubrirme.
-Ganarás pero no en esto.- dijo sonriendo.
Caminamos de vuelta a la fogata y Keana y Dinah me miraron divertidas.
-¿Le dijiste que ya te hemos visto desnuda?-
-Lo hice pero no pareció importarle.- tome dos palos de madera y les coloque malvaviscos antes de colocarlos a la fogata.
-Hemos visto más de lo que deberíamos. Ya no nos sorprende.-
-Tal vez a Camila si.- murmuró Dinah haciéndola sonrojar.
-Basta.- pedí divertida. Me gustaba ver a la pequeña en otra fase y no siempre a la arrogante y presuntuosa chica.
Tomamos asiento alrededor de la fogata para calentarnos. Camila estaba a mi lado contándome todas las locuras que Mathew le había inventado sobre su vida. Claramente Math no era un miembro oculto de los iluminati.
-Hemos llegado al final de esto y siento que debo preguntarlo.- interrumpió Miller captando la atención de todos.- Camila dime que te divertiste.-
-¿Lo preguntas en serio?- dijo incrédula.- Ha sido la mejor noche de mi vida.-
-Me alegra saberlo. Lauren estaba muy nerviosa de que no te gustara-
-¿Qué?- pregunté divertida.
-Lo sé, solo ha hablado de ello. “Camila debe sentirse bien” “No le digan chistes malos”- Dijo Mathew tratando de imitar mi voz.
-No escuches lo que este dúo de bobos dice.- le pedí a la pequeña completamente avergonzada.- Jamás dije eso.-
-Estaba realmente nerviosa.- siguió Miller.
-Lo siento pero yo no me siento nerviosa junto a una chica. Pero tú sí o ya olvidaste a la chica rubia de la fiesta- contraataqué.
-No sabía que era lesbiana.-
-Tampoco yo y ahora tengo su número en mi bolso.- uno de los meseros me lo dio en una servilleta. Ella lo enviaba.
-Corre, Jauregui.- dijo levantándose. Había marcado mi sentencia de muerte.
-Aléjate, Miller.- pedí poniéndome de pie, caminando al lado contrario de donde él lo hacía.
-Sabes las reglas, nena. Que empiece el juego.-
-¡Mierda!- exclamé antes de empezar a correr a cualquier parte lejos de él.
-1- empezaron los despiadados de mis amigos a contar.
-2- esto no terminaría bien. Era difícil correr en la arena.
-¡3!- ¡Mierda! Volví la mirada atrás solo para ver como Miller empezó a correr detrás de mí.
Lógicamente atraparme no le costó ni la mitad del esfuerzo que yo hice tratando de huir y cuando me alcanzo empezó su típico ataque de cosquillas que terminó con ambos en el piso.
-Te odio tanto.- comenté mientras caminábamos de regreso a la fogata y sacudía la arena de mi cabello.
-Lastima, yo te quiero.- respondió con simpleza.
Unos minutos más y apagamos la fogata, recogimos nuestras prendas y volvimos al auto.