-------------> En la imagen Minerva<--------------
Melany
No me extraño ni un poco cuando mi madre cumplió su palabra y me dejo sin su apoyo.
— ¿Hola?
—Hola, guapa—Mine respondió el móvil en un tono que fácilmente se podía catalogar como acosador.
— ¿Pasas por mí?
Ahora que no tenía auto tendría que atenerme a mi amiga para que me llevara y me trajera a todos lados. ¿Por qué? Porque no podía vivir ateniéndome a que mi hermana o mi madre decidan volverse buenas samaritanas y me ayuden. Eso no pasaría ni en un millón de años, creo que antes me muero que eso pase.
—Está bien linda, paso por ti.
Apenas ayer había llegado del hospital y si ya necesitaba salir corriendo de esta casa de mierda. Me cambien y salí de mi habitación con paso lento pero firme, aun dolía todo mi cuerpo pero eso no sería impedimento para mí, de hecho nada lo ha sido para mí en ningún momento de mi vida.
Cuando entre en la cocina mi mamá me ignore totalmente, bueno era de esperarse no es como si fuera a preguntar si estaba bien o no. Toda mi vida había sido consciente de que no estaba muy interesada en mi vida, pero justo ahora me lo demostraba más una y otra vez.
—Buenos días—Dije por educación sin recibir respuesta por lo cual me encogí de hombros y tome un poco de juego del refrigerado ese sería mi gran desayuno. Se suponía que debía comer bien por los medicamentos que estaba tomando, pero parecía que hasta en eso tenía que preocuparme yo sola.
Escuche el claxon de un auto, por supuesto que era mi mejor amiga, ella no me fallaría. A pesar de todo consideraba a Mine mi hermana, ella me había apoyado en momentos difíciles de mi vida, me había apoyado mucho más que mi propia hermana o hasta que mi propia madre. Salí de casa y sonreí a ver a mi amiga, quería acelerar un poco el paso, pero estaba segura que de hacerlo me lastimaría.
—Hola Mine—sonreí ya cuando estaba parada frente al auto de ella.
—¿Que te paso?—Rio mientras me veía de pies a cabeza y volvía a reír. Sé que mi aspecto era una mierda pero que mi amiga se riera de mi me lo confinaba con creces.
—Casi muero—Dije mientras me subía al auto. Era un escarabajo color rojo, la verdad es que me sorprendía como no era rosa, mi amiga era esa típica chica que veías y decías que era la réplica de una Barbie, ya saben rubia de ojos azules y labial rosa.
Muchas veces me sorprendía como Minerva y yo habíamos terminado siendo grandes amiga. Minerva Rooks es la chica que tiene todo fácil y sencillo y no tiene que batallar por nada en esta vida, bueno al ser hija única esa es la ventaja que tienes ante los demás en esta vida.
—¿Cuando?—Esta vez su voz denotaba preocupación y si esa era mi amiga.
—Antier estrelle el auto contra no sé qué—Hice una mueca ante lo mal que sonaba eso—Mi madre dice que fue un árbol, en realidad ni siquiera vi como quedo mi auto.
—Dios, creí que lo decías jugando ¿Estas bien?—La cara de horror de mi amiga me decía que estaba realmente preocupada.
—Si.... Debería estar descansando en casa pero sabemos que en mi casa es imposible—No fue tan difícil como creí subirme al auto, pero apenas lo hice me relaje, realmente esto estaba mucho mejor que quedarme en casa.
—Amiga sabes que cuentas conmigo ¿Verdad?
—Claro, eres la única persona que no me odia.
—Sabes que no es verdad.
—Claro que lo es, mi mama me odia desde que papa nos dejó.
—Pero...
—Se lo que dirás que no tengo la culpa, que esto que lo otro pero hazle entender a mi mama sobre eso.
Mi padre nos había abandonado cuando mi madre me tuvo, siempre me culpo porque papá la dejara pero realmente no sabía cuál había sido la verdadera razón.
Yo siempre decía que eran coincidencias de la vida que pasara justo después de mi nacimiento, porque ellos ya compartían a una hija, no era mi culpa. Era algo que yo debía recordarme.
—Bien, es mejor que descanses vamos a mi casa de seguro mis padres se fueron a trabajar, lo necesitas.
—Te acepto porque me siento fatal—Cerré los ojos y solo me concentre en el viaje.
Era increíble como mi mejor amiga se preocupaba por mi mejor que mi familia. Era una situación terrible si me preguntaban, por el simple hecho de que se supone que el vínculo más fuerte que tienes es con tu hermana y tu madre, buen al menos en mi caso no era así.
Cuando llegue a casa lo primero que hizo mi mama fue tirarme la cuenta de hospital en la cara, bueno eso me lo esperaba desde que dijo que yo tendría que pagar mis propias cosas.
—Tú cuenta Melany—Dijo mi madre para volver a la cocina, cuando vi la cuenta suspire.
No había ninguna forma de que pudiera pagar esto con mis ahorros, no es que fueran muchos en realidad. Literalmente me iba a quedar sin nada de valor pero no planeaba dejar que esa deuda se quedara allí y creciera.
Definitivamente no era divertido estar sola en este mundo.
—¿Mine?—Llamen a mi amiga de nuevo, sé que me acababa de dejar de nuevo en casa por haber pasado todo el día en su casa o bueno gran parte de el y aquí estaba yo de nuevo molestando.
—¿Dime?
—¿Vienes por mí? necesito hacer unas cosas—Suspire, porque a pesar de todo odiaba molestar a mi mejor amiga-Sé que me acabas de dejar pero de verdad necesito este favor.
—Claro loca voy por ti.
—Gracias, Mine. Te debo una.
Cuando mi mejor amiga me vi con la caja abrió sus ojos sorprendida antes de acercarse a mí.
—¿Te mudas?
—No—Negué con la cabeza mientras Mine se acercaba a ayudarme con la caja.
Y si señores por esto adoraba a esta chica más que a nadie en este planeta.
—Lo más que te puedo dar son 300 por todo.
—¿300 es muy poco?
—Lo tomas o lo dejas—suspire, había estado luchando con el señor por más de media hora, al menos había logrado que me diera quinientos al principio solo eran trecientos y sabía que podía conseguir más pero no quería tentar más mi suerte.
—Está bien.
—¿Estás loca?—Chillo Mine sabiendo lo mismo que yo.
—Espere—Dije mientras me quitaba la cadena que mi abuela me había regalado—¿Cuánto por esta?
—Confirmado perdiste la cabeza—Mine sabía lo que significaba esa cadena para mí y por ello es que sabía lo que realmente estaba haciendo.
—Es hermosa—dijo mirándola con un pequeño brillo en sus ojos, sabía lo que realmente valía esa cadena.
—150 es muy antigua y muy pocas es su especie.
—Está bien.
—¿No puedo creer lo que acabas de hacer?—Mine hablo mientras conducía, sabía que estaba más que decepcionada, pero necesitaba conseguir todo el dinero que fuera posible.
—Tengo que pagar el hospital.
—Pero tu mamá debió hacerlo, la herencia que te dejo tu abuela debió de tomar dinero de ahí.
—Ya no hay dinero—Cerré los ojos, toda esta situación era una mierda.
—¿Qué? ¿Porque?
—¿Cómo crees que pago el colegio de mi hermana?
—En serio eso es un abuso, ese dinero era tuyo.
—Pero soy menor de edad y no puedo manejar mi dinero hasta los veintiuno bueno que dinero ya no tengo nada—La situación no era justa, pero era la ley.
A veces quería pensar que todo esto era un mal chiste, que un día iba a despertar y todo iba a ser perfecto y nada de esto habría pasado.